Rueda: Un análisis de los
intereses que movieron a la fundación del pueblo en 1895
Elisabet Pieretti (*)
Resumen
El presente trabajo tiene como espacio de análisis una
pequeña localidad del sudeste santafesino, Rueda. El objetivo más acotado de
este trabajo es analizar los intereses y la impronta económico-social que la
fundación y formación del pueblo trajo para la familia fundadora y para la
región circundante. En un sentido más amplio intentamos enmarcar este proceso
en un contexto nacional donde nuestro país buscaba su lugar dentro de la
división internacional del trabajo como productora de materias primas,
ganaderas y agrícolas.
Palabras clave: Rueda; pueblos agrícolas, colonización
santafesina.
Rueda: An analysis of the interests that set in motion
the foundation of the town in 1895
Abstract
The following analysis has at its core a small town in
south-eastern Santa Fe: Rueda. Our objective is essentially to analyze the
interests and the socio-economical mark which the foundation and development of
the town brought upon the founding family and the surrounding region. In a
broad sense, we have tried to place this process within a national context
where our country was trying to fit in the international division of labor as a
raw material producer, mainly of livestock and other agricultural goods.
Keywords: Rueda; agricultural villages, colonization
of Santa Fe
Rueda: Un análisis de los intereses que movieron a la
fundación del pueblo en 1895[1]
Introducción
En este trabajo nos
proponemos abordar algunos interrogantes vinculados a la fundación del pueblo
Rueda en 1895 aunque siguiendo algunas derivaciones de su desarrollo hasta
1911. Rueda se ubica al sur de la Provincia de Santa Fe, en el actual
Departamento Constitución, a aproximadamente 33 km de Cepeda, 14 km de Pavón,
15 km del Oratorio Morante y a 17 km de la cabecera del Departamento, Villa
Constitución. Ubicado dentro del llamado durante el periodo colonial y buena
parte del siglo XIX “Pago de los Arroyos”, sus alrededores también fueron
escenario privilegiado de las guerras civiles de siglo XIX.
Fuente: Santa Fe: el paisaje y los
hombres, Editorial Biblioteca. Departamento de Publicaciones de la
Biblioteca Popular C.C. Vigil, Rosario, 1971, p. 448
Ahora bien, el objetivo más
acotado de este trabajo es analizar los intereses y la impronta
económico-social que la fundación del pueblo trajo para la familia fundadora y
para la región. En un sentido más amplio intentamos enmarcar este proceso en un
contexto nacional donde nuestro país buscaba su lugar dentro de la división
internacional del trabajo como productora de materias primas, ganaderas y
agrícolas. En principio sostenemos que la fundación del pueblo se vio
favorecida por la coyuntura del país, pero en realidad respondió puntualmente a
una hábil estrategia llevada a cabo por miembros de la familia Rueda en pos de
maximizar las ventajas económicas que traería un pueblo erigido en sus tierras,
particularmente aprovechando la existencia del ferrocarril de la empresa Gran
Sud de Santa Fe y Córdoba que pasó por allí en 1890 beneficiando a la región.
Para esta investigación
hemos utilizado como principal fuente la recopilación que ha hecho de testimonios
orales, reseñas y datos el Sr. Norberto Lalli, fundador en 1995 y director del
Museo Histórico Ferroviario “Escribano Alfredo Rueda”, quien también fuera
Secretario Comunal de Rueda y se ha dedicado a la intensa labor de investigar
por cuenta propia la historia del pueblo de Rueda y la región; complementada
con varias entrevistas que oportunamente le realizamos a los efectos de aclarar
todos los interrogantes que surgieron con el correr del presente trabajo. Por
otra parte, utilizamos planos de la actual zona urbana y del Distrito Rueda en
su totalidad, a fin de facilitarnos la ubicación de la región objeto de nuestro
estudio así como sus cambios y particiones a través del tiempo; con este mismo
fin también utilizamos datos extraídos de las mediciones realizadas por el
agrimensor R. Krause para el Ferrocarril Central Argentino en 1875 que se
encuentra en el Archivo de Gobierno de Santa Fe; Tomo 42, legajo Nº 15/1875.
También nos hemos servido de
los padrones del censo provincial de 1887 que se encuentran en los archivos del
Centro de Estudios Históricos e Información Parque España (CEHIPE) de la ciudad
de Rosario. Igualmente fue de provecho la obra de Adolfo Roque Fernández
“Prontuario informativo de la Provincia de Santa Fe, República Argentina” de
1896 que contiene un relevamiento de información acerca de pueblos, colonias y
puertos de la provincia, extraído del testimonio y los aportes de los vecinos
de las localidades que aparecen en dicho prontuario.
Por otra parte, la
investigación alrededor del problema puntual aquí planteado es casi
inexistente, por lo tanto el aporte más significativo para la presente ha sido
el trabajo del Sr. Norberto Lalli.[2] Dicho
trabajo contiene las primeras referencias históricas del paraje donde se
asentara el pueblo Rueda. Allí figuran los nombres de los primeros hacendados y
los principales comerciantes. Además destacamos una reseña histórica de la
región desde 1805 hasta 1936, pasando por una breve reseña de la Batalla de
Pavón producida en 1861 en los campos pertenecientes a la estancia “Los
Naranjos”, y por la aparición del ferrocarril en la historia de la región en
1888.[3] En sus
páginas hallamos también relatos sobre la primera escuela del pueblo, la
primera Iglesia, el Club Social y Deportivo, etc. basados generalmente en los
testimonios de vecinos del lugar.[4]
En un nivel más general,
encontramos diversas obras que nos hablan de la colonización de la provincia y
obras que puntualizan sobre la creación de colonias en distintos puntos del
país y de Santa Fe. En este sentido haremos aquí referencia al libro de
Ezequiel Gallo, “La Pampa Gringa” [5] sobre
la colonización agrícola de la provincia entre 1870 y 1895. Este documentado
trabajo presenta los éxitos y fracasos de los colonizadores y agricultores, el
origen de los propietarios terratenientes, las vicisitudes de los extranjeros
en la nueva realidad y su participación en los hechos políticos. Existen en la
citada obra registros catastrales, censos, análisis y una amplia bibliografía
que han sido de suma utilidad para la presente investigación.
Además podemos mencionar la
obra de Marta Bonaudo, “La organización productiva y política del territorio
provincial (1852-1912)”[6]. Aquí,
la historiadora profundiza en los avatares de la colonización agrícola de la
provincia, la privatización de las tierras públicas, el papel de las empresas
colonizadoras y los roles de empresarios, colonos y arrendatarios. Otro libro
del que podemos hacer mención es el escrito por Miguel Ángel De Marco y otros
“Historia de Santa Fe”,[7] en sus
páginas encontraremos referencias de la colonización de la provincia durante
los siglo XVIII y XIX, los focos de esa colonización, el contexto nacional y la
graficación de datos estadísticos que tornan más elocuentes los valores
numéricos y facilitan la comprensión de su significado. También el artículo de
Marta Bonaudo y Élida Sonzogni, “Viejas y nuevas fracciones burguesas en la
construcción del espacio regional pampeano”[8] que sin tratar el problema
que aquí nos ocupa, ha sido útil en el sentido del tratamiento que da al tema
de la colonización agrícola entre Caseros y la década de 1890.
Algunas consideraciones
útiles para el análisis de una realidad local
Consideramos importante
hacer mención desde que lugar nos posicionamos al hablar en reiteradas
ocasiones del concepto de “región” a lo largo de esta investigación. En este
sentido, remitimos a Daniel Campi[9], quien
define a la región como una construcción histórica, forjada por los hombres en
el tiempo y que, por lo tanto, no podía ser tratada sino históricamente. Agrega
además que “las regiones no son entidades dadas por la naturaleza, con lindes
precisos e inamovibles y que no están definidas por los límites y fronteras
estatales, aunque éstos constituyen elementos muy importantes a considerar a la
hora de definir sus estructuras y su funcionamiento. Las regiones son, desde
nuestra perspectiva de historiadores, espacios humanizados singulares, que son
modificados y se reestructuran, precisamente, a través de la actividad humana”.
También siguiendo a Daniel Campi, acordamos que “la perspectiva regional no
consiste en historizar un espacio al que le atribuimos la condición de región
por su conformación étnica, la lengua, la religiosidad, la idiosincrasia de su
población, “la historia”, en definitiva. Por el contrario, es necesario
trabajar sobre su historicidad, referirse a las diversas coyunturas que le
dieron origen como sistema, que modificaron su rol en la totalidad, su
dimensión, sus diversas estructuras, en resumen, detectar cuáles fueron las
claves de su desarrollo y transformaciones”.
En el caso de nuestro
análisis, geográficamente el pueblo de Rueda se encuentra ubicado en el sur de
la provincia de Santa Fe, bañados los límites del distrito por los Arroyos
Pavón y Del Medio, siendo además este último el límite entre las provincias de
Santa Fe y Buenos Aires. Desde Villa Constitución, cabecera del Departamento
Constitución, Rueda se encuentra aproximadamente 17 Km. hacia el sur por la
Ruta Provincial 90. Desde el punto de vista territorial, recortamos el espacio
a estudiar en torno a los campos que desde 1805, propiedad de los Padres
Mercedarios, han cambiado su fisonomía y nombre producto de sucesivas ventas y
herencias, pasando a ser en 1895 la zona conocida como “Los Naranjos” propiedad
del Dr. Pedro Rueda, en los campos que fueran denominados de la “Cañada Rica”,
donde desde 1890 pasaba el ferrocarril de la Compañía Gran Sud de Santa Fe en
su tramo Villa Constitución – Venado Tuerto y sobre el que se asentaba el
Apeadero Km. 17, hasta que en 1902 los herederos de este marcaron dieciséis
manzanas de ese territorio donde comenzó a desarrollarse el Pueblo Rueda con
dicho nombre.
Por otra parte, otro de los
términos que utilizaremos aquí es “colonización” que constituye parte vital de
esta investigación. Si bien podemos referirnos a varias etapas de colonización
de nuestro país y de la región y diferentes características que hicieron al
proceso en distintos puntos de la provincia de Santa Fe, hablaremos del
concepto en el sentido que lo hace Marta Bonaudo quien sostiene que “la
colonización supuso un tipo de organización social en que se articulaban la
propiedad de la tierra y el trabajo familiar con un fin agrícola. Como proyecto
compartido por el Estado y los grandes propietarios, ella representó para los
primeros un modo operativo de inserción en el mercado mundial y para los segundos
–subdividiendo y vendiendo sus propias tierras -formas alternativas de ganancia
y un potencial acrecentamiento de sus rentas”.[10] Rescatamos esta acepción en
función de lo que aquí entendemos que sucedió en el Pueblo Rueda y lo que se
adecua mejor a los objetivos de la presente investigación.
Como desarrollamos más
adelante, se trató en el caso de este pueblo de una colonización de tipo
privada en la que poco tuvo que ver el Estado ni las grandes empresas
colonizadoras que por aquella época organizaban la incorporación de inmigrantes
a las colonias recién formadas. Con respecto a estas últimas podemos decir que
podían ser extranjeras o nacionales, podían recibir tierras fiscales o
comprarlas a muy bajo precio, a través de un contrato con el Estado, para luego
parcelarla y venderla o arrendarla a los colonos. En este sentido, decimos que
se dio en el caso estudiado una colonización de tipo privada, porque Pedro
Rueda, propietario de esos terrenos que hoy conforman el pueblo, dividió parte
de su propiedad e intentó una colonia agrícola sin arreglos aparentes con el
gobierno. Por otra parte, otro rasgo característico es tampoco plantearon los
Rueda una política de atracción al inmigrante. Como veremos, si bien, estos se
radicaron y compraron parcelas en lo que luego se constituyó como el pueblo de
Rueda, los protagonistas de este pueblo fueron, en general, criollos y en el
caso de la familia propietaria de los terrenos, oriundos de Santiago del
Estero. Es por esto que si bien la inmigración venía de la mano de la
colonización, no es este estrictamente el caso de Rueda. En este sentido, cabe
destacar que el pueblo nació en el último período de colonización agrícola y no
en su apogeo y que colonización no es para nosotros sinónimo de inmigración.
Ahora bien, otro concepto
que nos interesa dejar expreso es el de “colonia”, en este sentido entendemos
que una colonia surge de la partición de un terreno (estatal o privado) por
parte de una empresa colonizadora, el Estado o un empresario privado, de la
manera en que detallaremos más adelante en esta investigación y atraían hacia
esas parcelas a los inmigrantes y locales que quisieran trabajarla, pagando por
esa parcela con parte de su producción al cabo de unos años si eran los
bastante afortunados. También podemos hablar de colonias italianas, alemanas,
etc.; las colonias exclusivas de una nacionalidad, fueron fomentadas por lo
general por empresas colonizadoras cuyos titulares y/o socios fueran
originarios de esos países. Pero en este trabajo, nos referiremos a las
colonias del primer caso.
Relacionado con el concepto
de colonia, usaremos el concepto de “empresario” para referirnos a aquél
hacendado o propietario que habiendo adquirido terrenos estatales exclusivos
para la colonización o parcelando sus propias tierras, las utilizó para atraer
colonos y arrendatarios, instalando allí su propio almacén, cobrando aranceles
por las parcelas, constituyendo a la colonia como su empresa.
Un panorama del contexto
nacional
La Constitución de 1853,
orientada por la Constitución de EE.UU y las “Bases y puntos de partida para la
organización política de la República Argentina” de Alberdi, claramente
estableció las líneas directrices tanto de la organización estatal como del
modelo de desarrollo que serán el resultado de un conflictivo proceso.
En
principio, los conflictos entre la Confederación y Buenos Aires se mantuvieron
todos estos años. Buenos Aires crecía y la Confederación luchaba por
organizarse como Estado. En ese contexto, comenzó la fundación de colonias
agrícolas a cargo de empresarios como Aarón Castellanos, así surgieron
Esperanza, San Carlos y las demás. Los cereales comenzaron a producirse a mayor
escala pero de manera lenta.
La
guerra económica entre Buenos Aires y la Confederación estalló abiertamente en
1859 en la Batalla de Cepeda, muy cerca del espacio puntual que aquí no ocupa.
Buenos Aires, con Mitre a la cabeza fue derrotada y obligada a firmar el “Pacto
de San José de Flores” por el cual se unió a la Confederación y aceptó la
Constitución de 1853. Pero los conflictos no cesaron allí y en 1861, los
ejércitos volvieron a enfrentarse en Pavón, otra vez en una zona aledaña a la
que es objeto de nuestro estudio. De allí, el general triunfante, Mitre, asumió
la presidencia del país.
Entre la batalla de Pavón y
1880 tenemos un período clave en la organización del país, las presidencias de
Mitre, Sarmiento y Avellaneda, a pesar de sus diferencias dieron a la Argentina
los rasgos que la caracterizaron en las próximas décadas. Llegados a este punto
enmarcaremos precisamente el proceso aquí estudiado dentro del contexto de
ideas que había comenzado con la presidencia de Roca, los inicios de la llamada
“Generación del `80” y la creencia en el progreso indefinido.
La Argentina de esos años
comenzaba a ser un país moderno con todas las condiciones para protagonizar un
rápido crecimiento económico y cultural. Recomenzó entonces nuevamente el
fomento a la inmigración; el lema de Alberdi, “Gobernar es poblar”, de casi
treinta años antes, tomaba cuerpo y fuerza en el contexto de la Argentina que
se insertaba al mundo. Por otra parte, continuó además la prolongación de las
líneas ferroviarias dominadas por el capital extranjero. De esta manera se
consolidó así por esos años la Argentina agroexportadora.
Hacia 1890 se produjo una
importante crisis después de unos años en que la prosperidad llevó a la
especulación. El estado se desprendió entonces de sus bienes, de las tierras
públicas y los ferrocarriles. La euforia de los años `80 fue mermando, se
comenzaron a percibir sentimientos de fracaso y comenzó un retorno al campo.
Tras la retracción que había sufrido la inmigración en 1890, esta fue
estimulada nuevamente bajo la presidencia de Luis Sáenz Peña (1892-1895). De
allí en más, la solidez del comercio exterior fue en aumento y cuando se
realizó el segundo censo nacional, el destino de tanto del modelo como de sus
principales variables y estaba definido.
La región inmersa en el
contexto provincial del siglo XIX. La fundación de Rueda
En
cuanto a la Provincia de Santa Fe podemos decir junto con Ezequiel Gallo que
“fue una de las provincias argentinas que más sufrió como consecuencia de las
guerras civiles.”[11]
Afirmamos esto en el marco de la situación que describimos en el capítulo
anterior. Desde los tiempos coloniales Santa Fe había sido asolada por los
grupos indígenas que controlaban gran parte del territorio, sin embargo el
puerto santafesino se constituyó en el paso obligado para los productos
provenientes de Paraguay. En el período independiente, su situación geográfica
le ocasionó oportunidades y desventuras. Al límite con Buenos Aires, se vio
directamente afectada por las decisiones que esta tomaba y en el medio de las
guerras civiles que se desataron luego de la caída del Directorio. Cabe aclarar
que después de la secesión de Buenos Aires, Rosario se convirtió en el puerto
principal de la Confederación, esto benefició a la región que aquí estudiamos y
fomentó la explotación agrícola y el comercio en tierras donde se había
practicado mayormente la ganadería, sobre todo teniendo en cuenta que las
tierras que hoy constituyen el Departamento Constitución son de las más ricas
de la provincia. Desde los tiempos de la Confederación, a través de la
colonización, produjo un avance en cuanto a la producción agraria, dejando un
poco de lado la ganadería que había sido la principal explotación en los
tiempos de la colonia. Los grandes ganaderos terratenientes parcelaron entonces
sus latifundios o los vendieron a empresas colonizadoras. Es importante
destacar que a pesar de que es el sur de Santa Fe (los actuales departamentos
de Rosario, Constitución y General López) la zona de suelo más fértil y rica en
materias orgánicas, las primeras colonias se establecieron alrededor de la
capital de la provincia, puesto que se creía erróneamente que estas eran las
zonas más ricas. El cambio de una economía básicamente ganadera a una cerealera
incidió en el surgimiento de docenas de pequeños pueblos rurales, al tiempo que
hizo evidente que en esta transformación de la provincia, específicamente desde
la Confederación Argentina, tuvieron gran influencia los inmigrantes y también
el desarrollo de los ferrocarriles, como medio de transporte y comunicación,
jugó un rol protagonista en este proceso.
El actual Distrito Rueda y la
formación del pueblo
Trasladándonos a la región
de lo que hoy conocemos como distrito Rueda, es importante considerar que esta
zona pertenecía a los Padres Mercedarios a través de una merced otorgada por la
Corona española, aunque éstos residían en la capital provincial en el actual edificio
del Archivo Histórico Provincial. En 1805 los Padres Mercedarios vendieron esos
campos llamados entonces “Campos del Oratorio de la Merced” a Isidoro
Fernández. En ese entonces, ya existía allí un pequeño caserío.
En 1817 esos terrenos
pasaron a ser propiedad de Francisco Miguel de Ugarte, y se constituyeron en
parte de la conocida merced de Ugarte de la que también formó parte la actual
ciudad de Villa Constitución. Cabe aclarar, que este terreno comenzó a
parcelarse de manera irregular a causa de la falta de documentos o títulos de
propiedad de Ugarte.[12]
El extenso terreno se fue dividiendo siguiendo la línea de herencia de sus
compradores y a través de las ventas.
Más tarde en 1856, la zona
denominada Cañada Rica-Arroyo del Medio Abajo pasó a manos del Dr. Domingo
Palacios.[13]
Luego de la muerte de este y en 1880 de la de su esposa, los terrenos pasaron a
ser propiedad de los hijos del matrimonio. Seis años más tarde, todos ellos
excepto Urbana Palacios de Magán, vendieron sus terrenos al Dr. Pedro Rueda.
En 1888, la esposa de Pedro
Rueda, Rosario Palacios, vendió a Don Cristóbal Woodgate, representante del
entonces Ferrocarril Gran Sud de Santa Fe, un terreno de su propiedad, que era
el denominado “Campo de la Cañada Rica” y luego su esposo, vendió al Sr. Woodgate
un terreno que le pertenecía. Consideramos detenernos aquí brevemente para
recordar que estamos hablando de los últimos años expansivos del ferrocarril
que había empezado en los `60.
Mucho podríamos decir de
las empresas de ferrocarriles del momento pero recordemos sólo que las líneas
que atraviesan en la actualidad el pueblo de Rueda y los alrededores
pertenecieron al Ferrocarril Gran Sud de Santa Fe. También debemos tener en
cuenta que la ley que había sido sancionada en 1862 por el Congreso Nacional
reconoció la cesión a las empresas de los terrenos para vías y estaciones.
Luego esta ley fue modificada y el gobierno concedió a las empresas
ferrocarrileras además diecisiete metros y medio de terreno a cada lado del
camino en toda su extensión. Esto es importante en el proceso que aquí
estudiamos. Veamos, el Ferrocarril compensaba a los propietarios de los campos
por donde iba a pasar, pero estos estaban obligados a venderle, de lo contrario
esas tierras se le expropiaban por ley. Es por esto que fuese de su agrado o no
Pedro Rueda se vio en la obligación de venderle al ferrocarril parte de su
tierra.
En 1891 se instaló el
Apeadero Km. 17 en los campos pertenecientes a Urbana Magán de Achábal
Rodríguez, por ser aquel el lugar donde ya existía un caserío que había erigido
alrededor del Oratorio de la Merced. Recordemos que Urbana Magán era hija de
Urbana Palacios de Magán[14]
y nieta de Domingo Palacios, que había heredado de su madre aquel terreno que
esta se había negado a vender a Pedro Rueda, es decir, a su cuñado.
Posterior a la instalación
del Apeadero del ferrocarril, nació la primera escuela primaria, aunque no se
sabe exactamente la fecha. También se instaló allí una pulpería en la que
funcionaba la estafeta postal, ambas a cargo de Emilio Borro, comerciante
inmigrante.
Ese mismo año de 1891,
Pedro Rueda inició un juicio al ferrocarril, en la persona de Cristóbal
Woodgate, administrador de la empresa ferrocarrilera, por “daños y perjuicios a
sus campos de inmejorables pasturas y abundantes aguadas”. Nos atrevemos aquí a
sostener que Pedro Rueda, en un principio sostuvo la idea del progreso que el
ferrocarril traería a sus tierras y por esto gestó la idea de una colonia
agrícola. Pero luego su idea se frustró al percatarse de que la población se
radicaba a los alrededores del Apeadero en los campos de su sobrina.
Volviendo al problema que
motivó la presente investigación y al hecho de que Pedro Rueda intentase
organizar una colonia agrícola, diremos que al respecto de la colonización
agrícola Ezequiel Gallo expone claramente el proceso que en general se dio en
la provincia. Resumiendo lo que expone en su obra “La Pampa Gringa” podemos
mencionar que hacia 1883 todavía predominaban en la provincia las grandes
propiedades, aunque eran distintas las características del norte, centro y sur
de Santa Fe. La tierra que unos años antes se le había ganado al indio se
concentró en pocas manos. Sin embargo, también es cierto que muchas de estas
grandes propiedades habían empezado a dividirse y comenzaron a surgir así las
colonias agrícolas.
Este proceso se agudizó
entre 1883 y 1895. Las colonias agrícolas habían ocupado extensas zonas antes
dedicadas a la ganadería. Cómo decíamos, en 1892 tuvo lugar el primer intento
por parte de un Rueda de organizar una colonia agrícola que no prosperó
demasiado a pesar de que ya existía en las cercanías el Apeadero, un caserío y
el ferrocarril pasaba por allí.
El proceso de colonización
pasó por diferentes etapas desde sus comienzos hasta aproximadamente 1895 que
no detallaremos aquí, sólo haremos mención de algunos puntos clave. Recordemos
que a nivel nacional en 1890 hubo una crisis, ésta repercutió en el optimismo y
la fe en el progreso indefinido, que había sido uno de los pilares de la
Generación de los `80, afectando a las empresas colonizadoras y a los
empresarios privados. Sumado a esto el precio internacional del trigo había
bajado. Esta situación desalentó a muchos colonos y empresarios.
Por lo general, el
empresario que subdividía un terreno y arrendaba o vendía una porción, se
beneficiaba con la diferencia que hacía con la reventa. Gabriel Carrasco lo
explica así: “En Santa Fe la colonización se opera de este modo: cualquier
poseedor de unas leguas, pone un aviso diciendo que tal pedazo de terreno (cuyo
plano publica y fija en las esquinas) es colonia y la ofrece a quienes quieran
poblarla. Se presenta un colono, que no tiene más que sus dos brazos y el buen
deseo de trabajar, llega a aquel pedazo de campo y el colonizador le entrega
una parcela de tierras diciéndole: dentro de cuatro años me pagarás su valor
por cuartas partes anuales. En ese mismo terreno el colonizador ha puesto una
casa de comercio, donde se encuentra todo lo necesario, que fía al colono
durante el primer año. Así, durante el primer año el colono consigue pagar la
cuarta parte del valor de la tierra y al año siguiente lo mismo.” [15]
En el presente caso, el
proceso es todavía más complejo, Pedro Rueda, había acuñado su propia moneda,
con la que pagaba a los colonos parte de la cosecha, claro que esa moneda, sólo
tenía valor dentro de los límites de su tierra, donde el colono debía comprar
todo lo que necesitaba, en el almacén de su propiedad.[16]
El hecho creemos es relevante en el sentido que ya está muy avanzado el proceso de extensión de las relaciones
capitalista en el campo, y por tanto es particularmente significativo que en
medio de la pampa gringa se usaran mecanismo que se suponían más propios de
áreas con menos desarrollo como las del norte santafesino dominadas por la
presencia de empresas monopólicas como La Forestal. Para completar el cuadro es
necesario indicar que Pedro Rueda
también era de profesión abogado y residía en Buenos Aires, alternando largas
estadías en sus campos, oficiando entonces de hacendado semiausentista.
Por otra parte, es
importante recordar también que el extremo sur de la provincia fue el último en
ser colonizado y sólo hacia fines de la década del `80 este proceso adquirió
mayor importancia. En los departamentos que forman parte del sur de Santa Fe
era General López y Constitución se practicaba mayormente la ganadería, sólo
fue posible la expansión de la agricultura cuando el ferrocarril y la
inmigración llegaron a estas tierras y entonces muchos propietarios se
dedicaron al cultivo de cereales que se desarrolló en combinación con la
ganadería. Exactamente los campos de Rueda se destinaban al cultivo del maíz,
lino, cebada, alfalfa y avena, aunque en su mayoría estaban ocupados por los
dos primeros.
En 1895, el Dr. Pedro
Rueda, inscribió los títulos de los campos que le pertenecían, denominados en
su conjunto de “De la Cañada Rica”, como “Los Naranjos”, unificando de esta
manera las diversas denominaciones asignadas a través de los tiempos a esos
terrenos. Posteriormente ese nombre sería tomado por el caserío radicado dentro
de sus límites.[17]
Poco después, en 1898, la Estación Provisoria Apeadero Km. 17 cambió de nombre
por el de Estación Raquel, a pedido del administrador general del Ferrocarril
Gran Sud de Santa Fe y Córdoba.
En 1900, falleció en Buenos
Aires, Pedro Rueda y se inició la sucesión de sus tierras, que pasaron a manos
de sus hijos: Eduardo, Horacio, Arturo, Inés, Sara, Pedro y Zaira Raquel. Ahora
bien, en 1902, los herederos de Pedro Rueda cancelaron el juicio que su extinto
padre inició en 1891 contra el ferrocarril y el cual se hallaba todavía sin
resolver. Además de anular el juicio, le ofrecieron al ferrocarril un terreno
de seis hectáreas con la condición de que la empresa ferrocarrilera trasladara
el entonces Apeadero Km. 17- Estación Raquel, 600 metros hacia el sur.[18]
La oferta fue aceptada por
el ferrocarril, en 1903 la Estación Raquel se trasladó al Km. 17,5 abandonando
entonces los campos de Urbana Magán de Achával Rodríguez y pasando a instalarse
en los campos de los Rueda. Alrededor de la nueva Estación, que llevó el Nº 2245,
se parcelan dieciséis manzanas, ocho a cada lado de la vía, diagramadas por el
agrimensor Domingo Marezca el año anterior. Cabe aclarar que las manzanas en
cuestión llevaban la inicial de cada uno de los herederos Rueda, perteneciendo
dos a cada uno de ellos y por ende llevando la inicial mayúscula y una prima (
por ejemplo H y H’ por Horacio Rueda).
En 1908 comienzan a
radicarse los primeros vecinos que compraron parcelas en las manzanas trazadas
para ese fin. Horacio Rueda vendió ese año a Santiago Saumench, dos lotes del
terreno de su propiedad, ubicados en la manzana H, en el pueblo trazado dentro
de la “Estancia Los Naranjos”.[19]
En 1911, Alfredo Rueda,
representando a los vecinos del pueblo, elevó una solicitud al Sr. Director
General de Correos y Telégrafos, por la cual, solicitó el cambio de la Estafeta
Raquel por “Rueda” ya que la existencia de dos oficinas de correos denominadas
“Raquel” ocasionaba perdidas de correspondencia. Además solicitó al Ministro de
Obras Públicas el cambio de nombre de Estación Raquel por Estación Rueda,
unificando así los nombres de la estafeta postal, la estación del ferrocarril y
el nombre del floreciente Pueblo Rueda. Así en 1911, el paraje dejó de ser
“Pueblo Rueda, Estación Raquel” para pasar a ser definitivamente Pueblo Rueda
con la estación del mismo nombre.
Comenzó así el período de
expansión del Pueblo, que nació trazado dentro de los límites de la Estancia
Los Naranjos, de la mano de criollos e inmigrantes en su mayoría españoles e
italianos.
No existiendo ningún Acta
Fundacional, la Comisión Comunal junto con la Comisión Pro-Centenario de Rueda
consideraron como fecha de fundación el 8 de junio de 1895, día en que Pedro
Rueda inscribió los campos que eran de su propiedad como “Los Naranjos”. Los
trámites para el registro catastral del pueblo, se realizaron recién en 1968.
Conclusión
La presente investigación,
ha intentado constituirse en un aporte a la historia de nuestra región, en un
esfuerzo por mantener viva la memoria de una época que hace eco en el presente
del pueblo de Rueda.
Como vimos el llamado Pago
de los Arroyos, lugar privilegiado de la Pampa Húmeda, fue un escenario
importantísimo donde se decidió gran parte de la suerte de la organización
nacional y como hemos mencionado en las páginas de este trabajo, luego de 1852,
se integró de un modo específico en los procesos de la llamada colonización que
dieron un perfil definido a la provincia de Santa Fe a nivel nacional, y a las
tierras que más tarde se trasformaron en el Distrito de Rueda, como así también
a toda la región del Departamento Constitución.
Acerca del principal
problema que dio origen a este trabajo podemos afirmar que, el contexto de la
época favoreció la colonización agrícola de la provincia, y por este motivo
Pedro Rueda organizó una pequeña colonia agrícola aunque sin demasiado éxito o
por lo menos relativo.
La fundación del pueblo
estuvo estrictamente articulada con las motivaciones económicas de la familia
Rueda, cabe aclarar que otros pueblos y colonias también las tuvieron, pero
Rueda presenta una particularidad. En principio es su carácter ciertamente
tardío en un contexto regional donde si bien no es parte de la etapa
fundacional de proceso de colonización ya había iniciado su expansión una
década atrás, y por otra parte, la persistencia de alguna disputa familiar que
habría entorpecido la iniciativa empresarial al no lograr la articulación plena
con el ferrocarril.
Ahora bien, recordemos que
en 1892, Pedro Rueda había intentado la formación de una colonia agrícola
dentro de sus tierras, sin demasiado éxito, pero de todas maneras había allí
algunos pobladores. Por otra parte, desde el año anterior había sido habilitado
el ferrocarril que cruzaba sus tierras pero cuya provisoria estación en el Km.
17, se ubicó en los campos de Urbana Magán, su sobrina, que había heredado de
su madre aquella tierra que Urbana Palacios de Magán no le había vendido años
antes. Como también hemos mencionado, alrededor del Apeadero Km. 17 comenzaron
a radicarse pobladores, un almacén y escuela. De esto se deriva, que la pequeña
colonia agrícola de Pedro Rueda y la proveeduría que este tenía en sus tierras
para los colonos, a quienes recordemos pagaba con su propia moneda, podía tener
dificultades de competencia y complementaridad. Entre otras cosas, dilucidamos
que por ello Pedro Rueda inició el juicio al ferrocarril.
Ahora bien al morir Pedro
Rueda e iniciarse la sucesión de sus campos, sus herederos vieron una excelente
oportunidad de superar aquellas dificultades, cancelando el juicio que su padre
tenía pendiente con el ferrocarril desde 1891 y ofreciéndole además los
terrenos para una nueva estación ferroviaria, por supuesto dentro de lo que era
su propiedad.
Resulta evidente comprender
la conveniencia de tal propuesta para el ferrocarril (y por supuesto para los
Rueda), recordemos que estamos hablando de 1902, ya la fiebre del progreso
indefinido venía mermando desde fines de la década anterior.
Tenemos entonces, que la
construcción de la nueva Estación Raquel y a su alrededor la diagramación de
las manzanas pertenecientes a los herederos de Pedro Rueda (que estos fueron
vendiendo y que habrían de dar forma a la nueva población), trajeron consigo un
beneficio económico inmediato a los integrantes de la familia Rueda.
Asimismo, con el pueblo en
crecimiento, la región se benefició con un nuevo centro de comercio y
productores agrarios aportando dinamismo al viejo territorio del Pago de los
Arroyos, beneficiado por la cercanía de otros polos comerciales y puertos, a
saber, Rosario, Villa Constitución y San Nicolás de los Arroyos, en la vecina
provincia de Buenos Aires.
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MINISTERIO DE GOBIERNO; I Congreso de
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Páginas Web
Recibido:
30/09/2016
Evaluado:
28/11/2016
Versión
final: 13/12/2016
(*) Profesora en Historia. Egresada del Instituto Superior del Profesorado Nº 3. E-mail: empieretti@gmail.com
[1] El presente trabajo es producto de una reelaboración del trabajo presentado para aprobar el Seminario de Historia Regional del cuarto año de la carrera de Historia del Instituto Superior del Profesorado Nº 3: Eduardo Laferriere,
[2] LALLI, Norberto; Primeras referencias de Rueda; 1995. Mimeo.
[3] Las reseñas a las que hemos hecho referencia están documentadas y las fuentes expresas claramente, a saber, Archivo General de Tribunales Provinciales (Rosario), Centro de Estudios Históricos Ferrocarriles Argentinos (Buenos Aires), Servicio de Catastro e Información Territorial de Santa Fe (Rosario), Archivo General de la Nación (Buenos Aires), Archivo del Colegio de Escribanos de Rosario (Rosario), Biblioteca del Ministerio del Interior de la Nación (Buenos Aires), Registro Nacional de la Propiedad (Rosario), Museo Histórico Provincial (Rosario), Archivos originales Onabe (Buenos Aires), copia archivos M. H. F. E. A. R. (Rueda).
[4] Existen además numerosos trabajos de tipo amateur sobre colonias y pueblos de nuestra provincia, pero de los que no nos ocuparemos en esta investigación, por no responder precisamente a los fines de la misma. Cfr. PROVINCIA DE SANTA FE. MINISTERIO DE GOBIERNO; I Congreso de Historia de los Pueblos de la Provincia de Santa Fe, Santa Fe, 1985.
[5] GALLO, Ezequiel; La Pampa Gringa, Sudamericana, Buenos Aires, 1984.
[6] BONAUDO, Marta; “La organización productiva y política del territorial (1853-1912)”. En: BONAUDO, Marta; Nueva Historia de Santa Fe Tomo VI, Prohistoria, Rosario, 2006.
[7] DE MARCO, Miguel Ángel; DE MARCO, Miguel Ángel (h); PASQUALI, Patricia y TICA, Patricia; Historia de Santa Fe, Librería Apis, Rosario, 1992.
[8] BONAUDO, Marta y SONZOGNI, Élida, “Viejas y nuevas fracciones burguesas en la construcción del espacio regional pampeano”Editado en Revista de Historia 7; Neuquén; Facultad de Humanidades; Departamento de Historia; UNComahue; Noviembre 1997.
[9] CAMPI, Daniel; “Historia Regional ¿Por qué?” En: FERNÁNDEZ, Sandra y DALLA CORTE, Gabriela (compiladoras); Lugares para la Historia. Espacio, historia regional e historia local en los estudios contemporáneos; UNR editora, Rosario, 2001.
[10] BONAUDO, Marta; “La organización productiva y política del territorial (1853-1912)”. En: BONAUDO, Marta; Nueva Historia de Santa Fe Tomo VI, Prohistoria, Rosario, 2006; Pág. 44-45.
[11] GALLO, Ezequiel; La Pampa Gringa, Sudamericana, Buenos Aires, 1984.
[12] Informe del agrimensor R. Krause realizado para el Ferrocarril Central Argentino en 1875. Archivo de Gobierno de Santa Fe. Tomo 42. legajo Nº 15/1875.
[13] Cabe aclarar que entre 1817 en que el terreno era propiedad de Isidoro Fernández y 1856 en que pasaron a manos del Dr. Domingo Palacios, el predio tuvo otros propietarios que no mencionamos aquí por no extendernos demasiado en las sucesiones que harían perder de vista nuestro problema. Sugerimos para mayor detalle de las ventas de estas tierras la lectura del trabajo del Sr. Norberto Lalli que ya hemos citado en esta investigación. Además no queremos dejar de hacer mención, sólo como dato, al hecho de que en 1861, la Batalla de Pavón, se produjo en los campos que eran propiedad de Domingo Palacios.
[14] Tengamos en cuenta que Urbana Palacios de Magán era hermana de Rosario Palacios, la esposa de Pedro Rueda.
[15] CARRASCO, Gabriel; “La Provincia de Santa Fe y el territorio del Chaco”. Conferencia ante el Instituto Geográfico Argentino, abril de 1887. En: Nueva Enciclopedia de Santa Fe; Tomo I; Sudamérica, Santa Fe, 1992, p. 252.
[16] Como comprobación de este dato se hallan tres de estas monedas en el Museo Histórico Ferroviario: “Escribano Alfredo Rueda”, sito en el Pueblo Rueda en el edificio de la antigua estación de ferrocarril. Los ejemplares presentan en una de sus caras su valor comercial y en la otra la efigie de Pedro Rueda.
[17] Esta información se encuentran en el Registro de la Propiedad de la ciudad de Rosario, donde se hallan los antiguos títulos de propiedad de los Campos de la Cañada Rica.
[18] Archivo General de Tribunales Provinciales; Rosario; Asiento Nº 4696; Folio 72; Tomo IV. Agradecemos al Sr. Norberto Lalli quien nos diera acceso a las copias de la fuente.
[19] Las ventas de los terrenos en los que se radicaron los primeros vecinos del Pueblo Rueda se hallan en los archivos del Colegio de Escribanos de la ciudad de Rosario y otros en los archivos del Colegio de Escribanos de Buenos Aires, en los protocolos que de los escribanos que intervinieron en la confección de las escrituras correspondientes. Agradecemos al Sr. Norberto Lalli quien nos diera acceso a las copias de las fuentes.