Una historia sobre las luchas del movimiento estudiantil de la UON – UTN. El caso de la Facultad Regional Avellaneda
(1955-1963)
Mariana Facio(*)
Resumen
Este trabajo, que abarca el período
desde 1955 hasta 1963, se centra en la indagación sobre la significación social
que ha tenido la creación de la Universidad Obrera Nacional (UON) para los que fueron sus primeros estudiantes, aquellos que
ante el derrocamiento del presidente que había impulsado su
creación, Juan
Domingo Perón, se organizaron para defenderla y preservarla e impulsaron el
inicio de un proceso de jerarquización, expresado en la creación de la Universidad
Tecnológica Nacional (UTN).
Ante
la ausencia de fuentes secundarias que analicen el tema, la reconstrucción
histórica del período abordado ha sido realizada a partir de los archivos
personales y las memorias de los protagonistas, ex alumnos de la Facultad
Regional Avellaneda (FRA). En
este análisis nos encontramos con una agrupación de estudiantes con
características particulares, que la distinguen de otras que experimentaron el
proceso de radicalización política característico de esos años. Este estudio
buscará ser un aporte de nuevos datos sobre la historia de los movimientos
estudiantiles de la década de 1960.
Palabras clave: universidad; peronismo; movimiento
estudiantil; jerarquización educativa.
A story about the struggles of the student movement of
the UON – UTN. The case of the Facultad Regional Avellaneda (1955-1963)
Abstract
This research, which covers the period from 1955 to
1963, focuses on the research on the social significance that the creation of
the Universidad Obrera Nacional (National University for Workers (UON for its
acronym in Spanish) had for its first students who, after the overthrow of the
government of Juan Domingo Peron, mentor of said University, got organized to
defend and preserve the University and prompted the beginning of a
hierarchization process which resulted in the foundation of the Universidad
Tecnológica Nacional (National Technological University (UTN for its acronym in
Spanish). In the absence of secondary sources to analyze the issue, the
historical reconstruction of the period involved was made using personal files
and through the memory of those who staged the facts mentioned in the Facultad
Regional Avellaneda (School for Avellaneda Region (FRA for its acronym in
Spanish). We found a group of students with particular features which differ
from those who experienced the process of political radicalization so
characteristic of those years. The purpose of this study is to provide new data
about the history of the Argentine student movements of the 1960s.
Key Words: university; peronism; student movement;
educational hierarchization.
Una historia sobre las luchas del movimiento
estudiantil de la UON – UTN. El caso de la Facultad Regional Avellaneda
(1955-1963)
Introducción
Este
trabajo, que abarca el período desde 1955 hasta 1963, indaga sobre la
significación social que ha tenido la creación de la Universidad Obrera
Nacional (UON) para los que fueron sus primeros estudiantes, aquellos que
ante el derrocamiento del presidente Juan Domingo Perón, se organizaron para
defenderla y preservarla impulsando el inicio de un proceso de jerarquización
que se manifestó en la creación de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).
La hipótesis que guió este estudio se refiere a la
impronta de promoción social que expresó la educación técnica superior del
peronismo, coherente con su planificación política, que fuera coartada en 1955.
Su defensa impulsó la organización y movilización de la comunidad estudiantil
de la UON con la finalidad de evitar su cierre y conseguir su resignificaciòn
en la propuesta tecnocrática que dio inicio legal a la UTN.
El interés de examinar este tema habla de nuestro intento por seguir preguntándonos
sobre la controvertida existencia de la UON a través de la utilización fuentes
informativas poco utilizadas en estudios sobre esta institución, como lo son
los testimonios orales. Estos nos acercaron al tema desde la dimensión
socio-cultural a través de un estudio de caso, Facultad Regional Avellaneda
(FRA). La inclusión de entrevistas realizadas a los que participaron
activamente de la defensa de su casa de estudios, nos permitió rescatar su
sentir y vivir cotidiano e indagar sobre el potencial democratizador de esta
universidad.
La
utilización de esta forma de abordar el desarrollo de la educación técnica
superior implementada por el peronismo, tiene la finalidad de ir más allá de
las miradas que han dominado el campo de la historia sobre este tema, presente
en trabajos históricos más recientes.[1] Asimismo,
intentamos profundizar en el análisis de una organización estudiantil con
características particulares. Su estudio aporta nuevos datos sobre la historia
de los movimientos estudiantiles de la década de 1960, como los relacionados a
su principal motivación para participar de la política universitaria, que no
fue otra que la consolidación y jerarquización de su casa de estudios.
La educación universitaria reorganizada por el proceso de
desperonización
La firme intención de la sedicente Revolución Libertadora
de hacer desaparecer lo que representaba el peronismo, impactó en todo el orden
institucional como también en el sistema de educación universitaria sobre el
cual se proyectó un programa de desestructuración que eliminó la mayoría de las
condiciones que lo habían caracterizado durante la década pasada.[2]
Entre septiembre y octubre de 1955, durante la gestión en la cartera de
educación del católico y conservador Dr. Atilio Dell´Oro Maini, quien diseñó la
nueva legislación que rigió la vida universitaria en aquella etapa inicial, las
universidades nacionales fueron intervenidas y se derogaron las leyes que
habían orientado la educación superior durante el peronismo. Además, se
estableció que la reorganización de dichas casas de estudios la realizarían los
interventores elegidos. A ellos se les concedió la facultad de designar
profesores interinos y de cesantear a los vinculados con el gobierno depuesto,
atribuciones que, en muchos casos, fueron ejercidas de forma arbitraria en medio
de un clima de violencia política que expresó el revanchismo antiperonista.[3]
Luego de un breve lapso se dictó el Decreto–Ley 6.403/55
que determinó una nueva organización de la educación universitaria con una
marcada impronta de los objetivos de la coalición liberal – católica. Este
decreto estableció un grado de autonomía que nunca antes habían experimentado
las universidades nacionales sobre la elección de autoridades, la
administración de su patrimonio, la estructura de sus planes de estudio, la
organización de sus gobiernos, y el establecimiento del plantel docente, aunque
respetando la imposición de desvincular a los profesores considerados peronistas
y/o comunistas. Esta normativa también posibilitó transformar el sistema
universitario tradicional al permitir la creación de universidades privadas
mediante su artículo 28.[4] El
mismo facultaba, a las llamadas universidades libres, a entregar títulos
profesionales habilitantes sin la inspección del Estado, afirmando el principio
de autarquía que caracterizaba al mencionado decreto.
El mencionado artículo 28 disgustó a la mayoría de las
organizaciones estudiantiles universitarias identificadas con los principios de la Reforma de
1918. Mediante masivas manifestaciones callejeras, expresaron su desacuerdo y
pidieron la renuncia del ministro Dell’Oro Maini, al que acusaban de haberlo
impulsado por su estrecho vínculo con los sectores clericales. La
nueva legislación, no solo rompía con el tradicional laicismo reformista y la
gratuidad de la enseñanza, sino que además, terminaba con el control sobre los
graduados que el Estado ejercía desde su creación a fines del siglo XIX.[5]
Esta propuesta educativa se expresó en la educación
técnica, dejando de lado el impulso democratizador que le había señalado el
peronismo. El
respaldo que el gobierno de facto le había otorgado a las universidades
tradicionales, mediante la autonomía determinada por el Decreto – Ley 6.403/55, fue acompañado por políticas de desfinanciamiento,
y desestructuración destinadas a la UON.
Si bien la ofensiva gubernamental sobre dicha universidad avanzaba, la
misma no lo hacía en un terreno yermo. Por el contrario, se enfrentaba con un
estudiantado movilizado en la defensa de su institución. Estudiar su accionar,
durante el período analizado, puede acercarnos a responder nuestros
interrogantes sobre la perduración de la UON a pesar de la implementación del
mencionado proceso de desperonización en la educación superior.
La organización del movimiento
estudiantil de la UON
Luego del levantamiento del toque de queda dispuesto por
el gobierno militar, los alumnos que impulsaron la ocupación del edificio de la
Facultad Regional Buenos Aires, donde también se encontraba el Rectorado; el 28
de septiembre de 1955 crearon una nueva organización a la que llamaron Junta
Provisional de Alumnos de la Regional Buenos Aires. La misma se hizo cargo de
la institución hasta el 17 de octubre, día en que asumieron sus funciones las
nuevas autoridades.[6] Las
primeras funciones que debieron asumir los estudiantes fueron las referidas a
la gestión de la universidad, comenzada inmediatamente después de la reunión
mantenida con el Ministro de Educación, la que provocó la reanudación de las
clases.
Al comienzo, la relación con el nuevo gobierno no fue
sencilla. Los estudiantes debieron enfrentarse a los militares para llevar
adelante sus acciones de autodefensa, como sucediera en medio de una de las
tantas asambleas convocadas por la Junta, cuando les fueron colocados dos
tanques Sherman frente a la entrada del Rectorado, con la intención de evacuar
el edificio en cinco minutos.[7]
En todo el país, el ambiente universitario había
comenzado a convulsionarse a consecuencia de los cambios dispuestos por la
gestión militar en la educación superior. Los alumnos de la UON se organizaron
para detener la desaparición de su casa de estudios, tarea que había sido
asignada al nuevo Rector – Interventor, el Ing. Gabriel Meoli. Este profesional de reconocida
trayectoria docente en la Universidad de Buenos Aires (UBA), asumiría
sus nuevas funciones el
17 de octubre de 1955, en medio de un gran dispositivo de seguridad
implementado en la Capital Federal para reprimir cualquier manifestación
pública.
Las nuevas autoridades demandaron colaboración a los estudiantes, con la promesa de
no suspender el dictado de las clases. Pero, el contexto de ilegalidad política
hizo que los alumnos intuyeran que el futuro de la universidad comenzaba a
peligrar. La búsqueda
de desvirtuación de su proyecto original comenzó con la desvinculación del
movimiento obrero de una institución que
había sido planificada por el peronismo pensando en los trabajadores, y
continuó con la implementación de políticas destinadas al desfinanciamiento de
la estructura educativa que dependía de la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional (CNAOP)[8]
provocando, por ejemplo, la clausura de varias escuelas-fábricas.
Las
primeras medidas que tomo el Rector–Interventor fueron el nombramiento de
nuevos Decanos en las sedes de la UON y, luego de finalizado el período lectivo
de 1955, el llamado a concurso general de todas las cátedras.[9]
Pero, a pesar de lo implementado, el Ing. Meoli renuncia a la
imposición de cierre de la UON. Luego de entender, en el ejercicio de sus funciones,
que la lucha de los estudiantes era justa, decide acompañarlos en
sus acciones proponiendo algunas modificaciones al proyecto original de la
mencionada institución universitaria. Por ejemplo, el cambio de su nombre, que la
emanciparía de su identificación con el gobierno peronista, fue una disposición
que compartieron la mayoría de los integrantes del movimiento estudiantil por
entender que conservarlo amenazaba la continuidad de su funcionamiento.
Ante la asunción de las nuevas autoridades, los
estudiantes de todas las sedes fundaron la Junta Provisional de Alumnos de la
Universidad en la Asamblea General del día 3 de febrero de 1956, que fue
integrada por dos representantes de cada regional. En ella, los alumnos
acordaron sumar al cambio de nombre de la universidad, la de autonomía,
modificación de la titulación final de Ingeniero de Fábrica, y profundización
de los planes de estudio para que la preparación impartida por la UON fuera
considerada, por el campo académico, de primera categoría.[10]
Así se llevaron adelante las primeras acciones públicas
del estudiantado, que el Ing. Aristeguieta Urgoiti recordaba de la siguiente
manera: “…se hicieron famosas las
“pegatinas” que efectuamos, al extremo de que en a una entrevista que tuvimos
con un veterano político, nos preguntó que quienes estaban detrás de nosotros,
y al contestarle que nadie, … no lo creyó, alegando que hacía falta mucha
experiencia y medios para realizarla…”[11]
Fue por aquel entonces cuando aparecieron en las pintadas
el nombre de UTN. Según el relato del Ing. Torres “los alumnos fueron casi los
únicos que se movilizaron, de no haber sido por ellos no habría Universidad.
Los docentes… muy pocos nos acompañaron y los políticos no acompañaban por la
proscripción. ¡Hasta Alfredo Palacios se negó a acompañarnos!...”[12]
La campaña publicitaria organizada por los alumnos de la
UON había tomado estado nacional y provoco el efecto esperado en un escenario
político convulsionado por la cuestión de la enseñanza universitaria. El
Ministro de Educación accedió a recibir a las autoridades de la CNAOP y de la
Universidad, pero en la audiencia les informó que por la proyectada
reorganización de la enseñanza técnica en el país, la CNAOP desaparecería y la
UON pasaría a ser controlada por la Dirección General de Educación Técnica
(DGET), incluyendo el traspaso de las facultades regionales a la órbita de las
universidades nacionales.[13]
Las movilizaciones del reformismo en oposición a la
llamada educación libre provocaron la renuncia del Dr. Dell´Oro Maini, quien
sería remplazado por el Dr. Carlos
Adrogué en el mes de mayo de 1956. Frente a esta nueva
situación, los alumnos resolvieron convocar a una Asamblea Nacional de
Estudiantes para organizar la continuidad de las acciones del movimiento
estudiantil. Una de ellas fue declarar una huelga que se desarrolló el 3 de
agosto de 1956. Junto con esta medida, decidieron recorrer las escuelas
industriales explicando las consecuencias que para estas instituciones
provocaría la falta de resolución de los militares sobre el funcionamiento de
su casa de estudios, las que motivaron que estudiantes se plegaran a la huelga,
en solidaridad con la lucha de los alumnos de la universidad.[14]
Durante el mismo mes de agosto de 1956 el gobierno
dispuso la creación de la Comisión de Estudio, la que fuera
integrada por instituciones de firme orientación antiperonista, como organizaciones corporativas profesionales y
empresariales; y el ala reformista y humanista de la comunidad universitaria. Los
mencionados integrantes expresaron su respaldo al gobierno ejerciendo la
función de ”estudiar la problemática general de la enseñanza técnica, y en
particular, sobre los títulos que expedirá la llamada Universidad Obrera
Nacional, de acuerdo con los pedidos de los alumnos de esos establecimientos
que actualmente se encuentran en huelga”[15]
Como las movilizaciones de los estudiantes de la UON
habían sido desarrolladas a nivel nacional, puede considerarse que sus efectos
convencieron a los militares a tratar de solucionar el conflicto con la
creación de la Comisión evitando así una nueva situación de inestabilidad
política, como la causada por las protestas organizadas por los reformistas.
Pero, los alumnos desconfiaron de la idoneidad de algunos de sus miembros. Si
bien, habían sido convocadas las autoridades de la universidad, que
en muchos temas compartían las inquietudes del estudiantado[16],
el antiperonismo de varios de sus integrantes determinaría sus resoluciones,
sin que lograran considerar la singularidad del sistema de educación
implementado en la UON.
La FRA y su protagonismo en el
movimiento estudiantil de la UON
La
FRA[17]
también sufrió las transformaciones académicas establecidas por los militares. Como en el resto de las sedes, las mismas
comenzaron con la intervención de la Facultad y el nombramiento de nuevas
autoridades. El Ing. Zappalorto fue el primer Decano Interventor
designado de inmediato por el gobierno de facto. En 1956 asume como nuevo
Interventor el Ing. Faustino Villamayor con desempeño hasta el año 1960.
Los alumnos recibieron al Interventor con desconfianza.
Aunque, como había sucedido con el nombramiento de las máximas autoridades de
la UON, el nuevo decano cambió sus iniciales impresiones sobre la institución
cuando comprobó que la propuesta educativa que los alumnos defendían era
valiosa y necesaria para capacitar la mano de obra que requerían las industrias
de la época. Sobre las autoridades de la universidad, el Ing. Alfonso Silva
recuerda: “… Zappalorto traía instrucciones precisas de cerrar la facultad,
como tenían instrucciones precisas todos los decanos de bajar la cortina… Pero
nosotros lo enamoramos… lo enamoramos de manera tal, que cuando nosotros teníamos
que salir a hacer manifestaciones en defensa de la Universidad, traíamos
diarios con un esténcil y un soplete, sobre el diario… pintábamos con pintura
resaltante carteles que decían: qué es la Universidad tecnológica, para que
sirve, yo que sé… y el señor Zappalorto nos cebaba mate; así que fíjese como
cambió la cosa, o sea, en realidad, nos enamoramos, unos de los otros; yo con
Zappalorto tenía una amistad hasta el día que murió, muy fuerte. Bien, se hace
cargo, manejó la casa menos de un año, y entonces el primer decano creo que fue
el ingeniero Faustino Villamayor…”[18]
La intención de cierre de la universidad que perseguía la
gestión militar hizo que los alumnos de la FRA se sumaran a las acciones de la
Junta Provisional de Alumnos de la Universidad. El Ing.
Leis, reconocido por
los entrevistados como unos de los principales protagonistas del movimiento
estudiantil de la Regional, explica cómo organizaron la agrupación estudiantil:
“…como toda organización nacida de la inexperiencia, se fue dando de un modo
natural, con esfuerzo y a los tropiezos, ya que debe tenerse en cuenta que
todos los estudiantes trabajaban en industrias–requisito básico entonces- con
horarios de trabajo a veces extensos. Según recuerdo, fue siempre el amigo
Caminada quien se ocupó de las finanzas del Centro de Estudiantes, con los
aportes de cada estudiante y en el caso de FUT, con los de los centros de
estudiantes. Nunca se recibieron contribuciones ajenas al ámbito estudiantil…”[19]
La
continuidad en estas acciones contribuyó al convencimiento de las autoridades a
atender sus reclamos. Al respecto, el
Ing. Leis recuerda: “… Nuestras movilizaciones fueron siempre muy correctas.
Introdujimos prácticas de otras épocas anteriores, por ejemplo los hombres
sándwiches, prueba a la que no todos se sometían, o simular discusiones en la
calle Florida, para que los peatones se acercaran y al ver a tipos exasperados
enfrentados con distintas posiciones, se fueran enterando de nuestra lucha.
Todo fue pacífico…”[20]
En el marco del debate sobre
el Decreto 6403/55, se movilizaron para exigir que la mencionada normativa
incluyera a su casa de estudios. Haciendo alusión a uno de los puntos que
establecía el principio de autonomía, un gobierno con la inclusión de la
representación estudiantil; los alumnos y las nuevas autoridades comenzaron a
proyectar cambios institucionales por entender que los mismos jerarquizarían a
la universidad en el campo de la Ingeniería. Jerarquización que se fundamentó
en la negación de sus opositores a considerarla una institución universitaria por entender que no brindaba una
formación integral.
A partir de
1956 se introdujeron los primeros cambios en los planes de
estudio de las carreras
que la CNAOP había dispuesto que se dictaran en la FRA, atendiendo
las necesidades económicas del partido de Avellaneda.[21] Estos cambios, fueron expresados en
un proyecto de ley que alumnos y autoridades comenzaron a conformar por pedido
del gobierno militar. En 1957, la estructura académica de la FRA también fue
modificada. Se organizó en departamentos que comenzaron a agrupar a las
cátedras según la especialidad y afinidad y a diseñar y actualizar el perfil de
las carreras. Si bien las transformaciones académicas llevadas a cabo, y las
noticias sobre el futuro incierto de la universidad pudieron condicionar su
existencia; la Regional siguió siendo elegida para el estudio de carreras
técnicas superiores.
Respecto
del campo político del centro de estudiantes, para el Ing. Jakimczyk, los reclamos tenían una particularidad, “los tres claustros estaban de
acuerdo para defender la Universidad, a diferencia de la Regional Buenos Aires,
donde el claustro de profesores no acompañó porque había estudiantes de
izquierda…”[22] Si
bien una gran parte de sus integrantes se encontraban
politizados, no practicaban una política partidaria definida, así lo relata el
Ing. López, “Los 1956 alumnos que poblaban las nueve facultades regionales,
hicieron un bloque libre de banderías. Se unieron para defender la
Universidad”.[23]
Pero, sí lo hacía una minoría que tenía vinculación a partidos con
representación nacional, según las expresiones del Ing. Francic; …”nos habían acusado de que todos
éramos una manga de peronistas… y si, lo éramos”[24]
Estas controversias entre los
alumnos movilizados sobre la práctica política también pueden rastrearse en la
memoria sobre el inicio de su lucha tras la nueva sigla UTN. Algunos
entrevistados sostenían que debían desvincular a la Universidad del gobierno
peronista que la había creado, para defender su continuidad en un contexto
político adverso. Su defensa
significaba enfrentarse a un gobierno dispuesto a la persecución, proscripción
y represión de los que consideraba sus opositores. Sobre este tema, el Ing.
López destaca las acciones del movimiento estudiantil de la FRA, “Nuestra gesta considero fue superior a la
llamada Reforma de 1918, que tuvo mucha prensa. Allí no se cerraba una
Universidad por un gobierno de facto, no había riesgo de vida, ni se perdían
años de estudio… No tuvimos mártires por milagro”. Sin embargo, para otros, la designación dada en el momento de su
creación “era de raíz demagógica y no evidenciaba la calidad del estudiantado
ni las finalidades de la universidad.”[25]
Estos relatos nos permiten
conocer otra mirada sobre la denuncia de sus opositores respecto del supuesto
plan de peronización que encerraba la creación de la UON. El mismo parecía no
haber arraigado en la FRA.[26]
Sin embargo, luego del golpe de estado de 1955, los militares utilizaron las
distintas alusiones a Perón, a Eva Perón y a los principios del justicialismo
manifestados en la Universidad, para justificar su intento de clausura.
Más
allá del contexto político adverso, el movimiento estudiantil de la Regional
fue protagonista de las acciones emprendidas por la Junta Provisional de
Alumnos, demostrada por la intervención de sus miembros en la
reunión que les concediera el Gral. Aramburu. El 5 de setiembre de 1956 dicho
mandatario, luego de numerosas solicitudes, accedió a recibir a los
representantes del movimiento estudiantil. Los alumnos organizaron una asamblea
los días previos, para instruir a los que se entrevistaran con el Presidente,
entre ellos los alumnos de la FRA Antonio Martínez e Israel Mahler, este
último, además designado miembro informante. Sobre el desarrollo de la reunión,
los participantes destacaron el interés que demostró el Gral. Aramburu sobre la
explicación dada por el Sr. Mahler a propósito del funcionamiento de la
Universidad y la situación por la que estaba atravesando: “…luego
de tomar un café con Aristeguieta, me contó que llegó a verlo a Aramburu y el
señor que les indicaba el protocolo les comentó sobre
una luz roja que marcaría el fin de la audiencia… y la luz comenzó a prenderse
y apagarse y Aramburu les dijo: - ¡No se va nadie de acá! ¡Quiero terminar con
este tema de la Universidad!…”[27]
Aquel inicial interés del Presidente, al finalizar la
reunión se convirtió en una propuesta de negociación. Con la condición del
levantamiento de la huelga que mantenían los alumnos de la UON, el Gral.
Aramburu propuso un plazo de dos meses para la decisión de la Comisión de
Estudio. La concreción de esta entrevista fue vivida por el movimiento
estudiantil como un logro importante, al considerar que a partir de sus
acciones habían conseguido la mencionada audiencia.
Luego de cumplido el plazo de dos meses que le fuera
establecido a la Comisión de Estudios, se expidió por la eliminación de la UON,
decisión que fue efectuada de forma irregular, debido a los mecanismos
administrativos que eligieron utilizar sus integrantes.[28] Para informarlos sobre la
mencionada resolución, sus alumnos fueron convocados nuevamente por la
Secretaría de la Presidencia de la Nación, asistiendo solo Aristeguieta
Urgoiti, de la FRBA y Martínez, de la FRA. Durante la reunión, los estudiantes
expresaron su fuerte rechazo a la medida, utilizando un tono elevado de voz que
motivó, para sorpresa de ellos, su interrupción por el mismo Presidente. El
Ing. Aristegueta Urgoiti, recuerda el episodio: “Estando en este trance tan
delicado y nada grato, se abre la puerta que había en un rincón del despacho y
aparece… el Gral. Aramburu… preguntando: ¿Qué pasa aquí? La sorpresa fue
grande, pero reaccionando le dije que había sido citado a esa Secretaría, para
notificarme de la disolución de la Universidad Tecnológica Nacional y como
representante del Estudiantado, protestaba. En ese mismo instante ordenó que se
me pusiera en contacto con el Capitán del Ejército Sr. Nogue, el cual recibiría
instrucciones al respecto.”[29]
El Gral. Aramburu ordenó, al mencionado funcionario, que
solicitara a los alumnos un detallado informe sobre el funcionamiento de la
universidad y las particularidades de la lucha estudiantil. Según el Ing. Jakimczyk, a los pocos días
se entregó el informe y a partir del análisis del mismo por el Presidente “la
cosa cambió… no cerraron porque Aristeguieta vendió muy bien la mercadería… era
gente de muy buen nivel, en el área laboral eran gerentes, proyectistas. No
eran alumnos del montón…”[30]
Luego
de las acciones del movimiento estudiantil de la UON, en un escenario político
cada vez más convulsionado, puede considerarse que la gestión
militar reconoció la importancia del funcionamiento de la Universidad para
afrontar los requerimientos de capacitación de las industrias de la época. Sin
embargo, en el gobierno iban apareciendo desencuentros que modificarían sus
propios planes. Al finalizar el año 1957, la gestión militar convocaba a
elecciones legislativas y presidenciales. Para entonces, los alumnos de las
primeras camadas estaban prontos a recibirse, sin una resolución definitiva
sobre el futuro de su universidad.
Nuevos
desafíos: el desarrollismo y su propuesta de enseñanza universitaria
Los
alumnos movilizados de la UON no dejaron de protagonizar las acciones que, durante el gobierno de la Revolución
Libertadora, le habían permitido lograr la continuidad de su universidad, y
además, una buena inscripción en los cursos de los años sucesivos. Con la
llegada de la apertura electoral, esperaban que el reconocimiento de su casa de
estudios les fuera dado por leyes constitucionales. Luego del triunfo de la
Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) en febrero de 1958, una comisión de
alumnos solicitó entrevistarse con el Ministro de Educación en funciones, el
Dr. Mac Kay, con la intención de enterarlo acerca de la marcha de la
Universidad, haciéndole entrega del proyecto de Ley, al que llamaron de
normalización. En la reunión, el Ministro manifestó su intención de apoyar la
propuesta de los alumnos. Así, en
pleno desarrollo del debate generado por la llamada educación libre, los
alumnos lograron ponerse en contacto con el senador ucrista Aníbal J. Dávila,
Presidente de la Comisión de Enseñanza de la Cámara de Senadores, a quien le
hicieron entrega de su proyecto de ley. Este senador, luego de evaluar y hacer
algunas modificaciones a la propuesta, se encargó de despacharla al Poder Ejecutivo.
El
28 de agosto de 1958, por la Cámara de Senadores se recibe en el Congreso
Nacional el anteproyecto de la ley modificatoria de la 13.229/48, normativa que
había dado origen a la UON. Nuevamente, las acciones del movimiento estudiantil
daban sus frutos: el
anteproyecto que había llegado al Parlamento estaba basado en el que habían
redactado en forma conjunta las organizaciones estudiantiles, nucleadas en
torno a la recién creada Federación Universitaria Tecnológica (FUT), y las
autoridades de la universidad.[31]
Pero, el debate sobre el mencionado Artículo 28 demoraba el tratamiento del
proyecto.
Los
alumnos continuaron su accionar entrevistando a senadores y diputados para
presentarles su propuesta educativa descubriendo que, para muchos legisladores,
la UON era desconocida. Así recuerda esos sucesos el Ing. Jakimczyk “estuve con algunos diputados y llevaba la historia, porque
era necesaria. Los legisladores, la mayoría, la desconocían. Hubo que
instruirlos…”[32]
Según el ingeniero, las mencionadas reuniones con los diputados les permitió
lograr el apoyo de la mayoría. Pero, si se examina el escenario político y
económico del momento, el respaldo de los legisladores pudo haber surgido de la necesidad de formar
técnicos para la industria en crecimiento. En cuanto al bloque ucrista, la
voluntad de apoyar al Poder Ejecutivo en su reforma educativa universitaria,
sería una de las razones a tomar en cuenta si se considera que la misma había
provocado gran número de detractores.[33]
El 28
de septiembre el Senado trató el polémico artículo 28 que fue aprobado sin
mucho debate. Luego, los Senadores pusieron en discusión los veintiún artículos
del proyecto de ley de la UON, el que también fue aprobado rápidamente, con los
cambios sugeridos por el senador Dávila.[34]
Aunque este logro de los estudiantes ocupó poca atención de los medios
gráficos, dedicados a la sanción de la ley sobre universidades libres, tratado
durante la misma jornada, ese día quedó en el recuerdo de la FUT. El Ing. Leis,
primer secretario de actas de la mencionada institución, recuerda que a pesar de haber logrado junto a sus compañeros el reconocimiento de
algunas de las reivindicaciones, sus vivencias en el recinto parlamentario le
provocaron una profunda desilusión, como a muchos otros estudiantes
universitarios de la época “también sentí la decepción de quienes, habiendo
sido firmantes de la Reforma de 1918, capitulaban sus principios en aras de la
"disciplina partidaria"”. Y continúa su relato recordando “cursaba cuarto año y
dejé los estudios por un período de cuatro años, tal vez decepcionado con el
resultado parlamentario de la reglamentación del artículo 28 y otros problemas
personales.”[35]
Esta
dualidad del frondicismo de impulsar simultáneamente la enseñanza libre y la
continuidad de una institución como la UON, que había sido pensada por el
peronismo para atender las demandas de promoción social de los sectores
trabajadores, produjo contrariedad en ciertos miembros de la comunidad
universitaria tecnológica. El manifiesto respaldo del gobierno a la enseñanza
libre, más allá de los mencionados fines políticos que perseguía, respondió a
su lectura economicista sobre la educación. El cumplimiento de este objetivo
pedagógico se aproximaba a la propuesta presentada por el movimiento
estudiantil. Las modificaciones que le habían realizado al proyecto original de
la UON la emancipaba de su identificación con el
gobierno peronista, y su modelo educativo democratizador.
Aunque
los entrevistados señalan que existía acuerdo entre el alumnado en la
organización de acciones para conseguir el reconocimiento de la Universidad,
estas hoy son interpretadas mediante diversas posiciones políticas. El Dr.
Bernardo Dolber, quien representó al reformismo
universitario en el Centro de Estudiantes de la FRBA, relata que: “…era un título de segunda… había una restricción para entrar al Colegio
Argentino de Ingenieros… esta situación motivó el cambio de nombre, el cambio
de planes de estudio… ¿Si fue positivo o negativo? Según como ideológicamente
se lo mire. Lo importante era salir a trabajar… Ni bien, ni mal. Era importante
no ser discriminado y terminar la carrera. Las empresas miraban con
desconfianza, la UON era la Universidad peronista…”[36]
Pero,
para el Ing. Torres, desde su militancia peronista, este proceso de
restructuración de la universidad fue consecuencia de presiones políticas, las
que además provocaron que se fuera desvinculando de sus objetivos pedagógicos
originales. Para dicho Ingeniero hubo cambios en “porque los apretaban. Había
necesidad de muestras de jerarquización de las autoridades, en respuesta a las
medidas gubernamentales... Los cambios sí acercan la Universidad a la UBA, pero
la UBA también se va a acercar a la UTN.”[37]
La lucha por la legalización: La creación de la UTN
Los
tres claustros de la universidad se mantuvieron unidos para realizar acciones
tendientes a conseguir que el proyecto fuera tratado en la Cámara de Diputados.
Pero, además, para contrarrestar la oposición que, desde la aprobación del
proyecto de ley en el Senado de la Nación, manifestaron distintas corporaciones
profesionales. A pesar de las mencionadas resistencias, en septiembre de 1959
la Comisión de Enseñanza de Diputados aprobó su proyecto de ley y comenzó a ser
tratado el 9 de octubre de ese período legislativo. Comparando los debates que
posibilitaron la creación de la UON en 1948, donde el bloque radical se
opusiera firmemente a su creación por considerar que solo sería destinada a
formar profesionales especializados en la industria nacional; en las
discusiones parlamentarias acerca del proyecto ucrista de la UTN se mostró
mayormente a favor de la institución a través de las dos vertientes en que se
había dividido el partido: UCRI Intransigente y UCR del Pueblo. Fueron pocos
los diputados radicales que recordaron aquella concepción universalista, que en
los debates parlamentarios que dieron origen a la UON en 1948, consideraron
como característica necesaria de todas las instituciones de estudios
superiores.
La
razón de la existencia de muy pocas voces que discreparan en alguna cuestión
con el bloque de la UCRI, fue la permanencia durante la presidencia de Frondizi
de la proscripción política del peronismo. Así, pudo destacar en sus discursos
que su propuesta recomendaba modificar ”el criterio clasista que tiene el
artículo 10 de la ley originaria 13.229, y por el cual fue impugnada su
designación de Universidad Obrera por nuestra diputación del año 1948.”[38]
Este cambio fundamental no consideró el fin democratizador que había contenido
la educación técnica del peronismo. Esta característica distintiva de la
institución fue duramente cuestionada, expresando el prejuicio social establecido sobre
la UON y sus estudiantes, principalmente por la injerencia de la dirigencia obrera desde su
momento fundacional. El gobierno comenzaba a analizar la incidencia de la educación sobre el desarrollo
económico, y a considerar a la
educación técnica como una estrategia para la modernización, en contraposición
a la educación humanística, atribuida a la impartida por las instituciones
tradicionales.
Luego
de ser tratado por ambas cámaras, el proyecto se aprobó el 14 de octubre de
1959 legalizando el cambio de nombre de UON por el de UTN, su autonomía y el
equiparamiento con las demás universidades del país. Estos cambios manifestaron
la ruptura con la educación técnica ideada por peronismo, aunque el gobierno
siguió necesitando de las estructuras de la CNAOP y la DGET para dar inicial
funcionamiento a su propuesta educativa. Los titulares de algunos matutinos
porteños que habían seguido las instancias de la aprobación del proyecto de ley
en el Parlamento anunciaron la noticia como la creación de una nueva
institución universitaria, sin mencionar vinculación alguna con la UON.[39]
La organización institucional de
la UTN
La Ley 14.855/59 encomendó la formación de profesionales
en el ámbito de la tecnología con una preparación humanística y cultural que
los habilitara para desempeñarse como directivos en la industria y la sociedad,
luego de su desvinculación de la de la CNAOP, y su unión al Consejo Nacional de
Educación Técnica. Esta Ley también aclaraba la formación de una nueva
organización institucional, tarea a realizar por el Consejo Superior de la UTN.
Este organismo gobernó provisoriamente la institución hasta que se dictó el
Estatuto Universitario, y estuvo integrado por el Rector, el Vicerrector, los
Decanos y tres delegados de cada uno de los claustros de la mencionada
universidad.
En la realización de estas nuevas funciones, las nuevas
autoridades cumplían con los objetivos de su comunidad, deseosa de consolidar
la UTN y adecuarla a las pautas educativas vigentes a nivel nacional. Los
cambios que impulsaron remarcaron la prioridad de los fines institucionales,
superando las funciones sociales y educativas del programa educativo de la UON.
Sin embargo, su nueva estructura interna y los cambios curriculares, hicieron
que siguiera siendo considerada la opción más adecuada por los jóvenes que
trabajaban.
El mantenimiento de su turno vespertino justificaba la
elección, como la de aquellos que habían optado por la UON e integraron los
primeros cursos que dictaron a partir de 1953, y a fines de 1959 terminaron sus
carreras siendo los protagonistas de la Primera Colación de Grado de la UTN, el
8 de julio de 1960. Por ser el primero de los actos académicos de esta índole
que realizaba la Universidad, el Consejo resolvió entregar ese mismo día, 309
títulos a los egresados de varias especialidades de todas las regionales. Se
celebró en el Aula Magna de la Facultad Regional Buenos Aires; lugar que había
sido testigo de la inauguración de la UON a cargo del presidente Perón el 17 de
marzo de 1953 y de varias asambleas de la Junta Provisional de Alumnos en donde
se debatieron las acciones para defender a la Universidad.
Si bien la celebración de este acto consagró una etapa de
cuatro años de lucha del estudiantado, la transformación institucional que se
requería para su adecuación al sistema universitario vigente se realizó
mediante la elaboración del Estatuto Universitario. El Consejo comenzó a
estudiar su proyecto durante su novena reunión, realizada el día 8 de octubre
de 1960.[40] En
sus puntos más relevantes, su contenido fue un fiel reflejo de lo establecido
por la Ley 14855/59. Determinó la reestructuración del gobierno de la
universidad reconociendo la participación de profesores, graduados y
estudiantes y la realización de Asambleas y Consejos que se organizarían como
lo hacían el resto de las universidades nacionales. Su composición
institucional conservó el carácter federal de la UON mediante sus facultades
regionales. A ellas les confirió la libertad para reglamentar su
funcionamiento, elegir autoridades y establecer planes de estudio y programas
acordes con las propuestas de jerarquización que impulsaron los estudiantes de
la Universidad.[41]
Luego de nueve reuniones se acordaron las fechas para
convocar la Asamblea Universitaria. La misma se reunió en 1962 y aprobó los 13
títulos del Estatuto. Estuvo compuesta por el Dr. Salellas, que la presidió
ejerciendo su puesto de Vicerrector a cargo del Rectorado, el Dr. Vissio,
Secretario General de la UTN y funcionarios de todas las Facultades Regionales.[42]
Esta normativa entró en vigencia en marzo de 1963, y habilitó las elecciones
para el nuevo Consejo Universitario (HCSU) y para distintas autoridades de la
universidad y sus facultades regionales.[43]
El proceso de transformación que inició la UTN tuvo como
fin lograr su jerarquización institucional, persiguiendo neutralizar las
dificultades que sus opositores le impusieron, mediante la resignación de la
esencia de lo que significó la UON para el proyecto educativo peronista, en lo
referido a su contenido curricular y a su nombre. Las desigualdades en relación al presupuesto percibido
por la UTN, que problematizaba su funcionamiento, demostraron que la total
equiparación con las instituciones nacionales, a pesar de la legislación que
estaba en vigencia, no se cumplía. Este contexto dio origen a una nueva etapa
en su lucha el movimiento estudiantil por la defensa de su casa de estudios.
El movimiento estudiantil de la FRA y sus “historias
celestes”[44]
La nueva estructura del gobierno de la UTN reconoció la
participación de todos los claustros. El movimiento estudiantil tecnológico se
organizó a nivel nacional en la mencionada FUT. Los alumnos de la FRA
participaron activamente de las acciones que en ella se acordaron y por esta
razón se les otorgo la función de elegir las primeras autoridades de la
Federación dentro de su organización estudiantil. La dirección fue asumida por
J. Leis; A. Barala fue elegido Secretario, O. Pereyra, Secretario de Actas, y
H. Caminada, Secretario de Hacienda[45], quienes condujeron las asambleas donde el estudiantado
debatió sobre el proyecto de creación del Estatuto Universitario que
reorganizaría su casa de estudios.
Si
bien estos hechos son trascendentes para la historia de la Regional, la
realización del Primer Acto de Colación de Grado de la FRA significó para
nuestros entrevistados, el inicio del ansiado reconocimiento institucional que
habían perseguido desde sus primeras movilizaciones. El mismo se realizó el 10
de agosto de 1962, en el Teatro Municipal Roma, con la asistencia de las
máximas autoridades de la Universidad y de la Regional, quienes entregaron los
diplomas a los consejeros, profesores titulares y a los 15 egresados de los
cursos lectivos de 1960, 1961 y 1962.[46]
A
partir de la nueva organización tripartita del gobierno de la UTN, el
Centro de Estudiantes de la Regional fue dirigido por la llamada Lista Celeste.
Según los entrevistados, la misma fue creada por Humberto Szpak con el objetivo
de oponerse a la politización que algunos estudiantes deseaban introducir en el
Centro y en el Consejo Directivo. Según el recuerdo del El Ing. Tortorici “Todos tienen que
tener ideología, pero dentro de la Universidad… se va a estudiar. Sí ideas
políticas, pero, pero que no se interrumpan las clases…”[47] A nuestro
entender, consideramos que esta decisión de los integrantes del centro de la
FRA, se explica a través del convencimiento de que su universidad, poco
prestigiosa y consolidada, requería de la constante organización de acciones
que tuvieran el fin de jerarquizarla.
En
la búsqueda de comprender el campo político del movimiento estudiantil de la
FRA la comparación con el alumnado tecnológico de la FIUBA nos permitió
acercarnos a algunas explicaciones sobre la negativa de los dirigentes
estudiantiles a vincular las estructuras partidarias de nivel nacional al
Centro de Estudiantes. Según
los datos recogidos por el tradicional trabajo de Juan O. Inglese, sobre una
encuesta realizada a fines del año 1964 que buscó analizar el comportamiento de
estudiantes y dirigentes de la FIUBA, los dirigentes, en su mayoría de la
mencionada agrupación conocida como La
línea Recta (CEI “LLR”), reconocían que no todos los sectores sociales podían
tener acceso a la universidad, y que la causa de esa limitación provenía,
principalmente, de la existencia de una estructura económico-social injusta.[48]
A diferencia del resto del estudiantado, se definían ideológicamente de
izquierda, posición que no era atribuible a la extracción social, sino al
conocimiento de los problemas sociales que desde el movimiento estudiantil
alcanzaron a percibir. El 90% de ellos simpatizaban con algún partido político;
y en cuanto a las acciones que emprendían, se relacionaban con el principal
objetivo de alcanzar el tipo de universidad que había sido propuesta por la
Reforma del año 1918.[49]
Si
bien, sobre esta etapa de la regional no se poseen datos estadísticos de este
tipo, los relatos de sus ex alumnos describen a su estudiantado con diferentes
motivaciones para participar de la política universitaria, determinadas por el
escaso tiempo que tenían para practicarlas siendo trabajadores y, a su vez,
jefes de hogar. El Ing. Waitoller así lo explica: “En ese entonces todos
trabajábamos y la mayoría eran casados y con hijos. Nadie quería perder el
tiempo ni las oportunidades.”[50] A
las reuniones del Centro de Estudiantes el Ing. Tortorici las recuerda de la
siguiente manera: “Yo tenía 20 años… estaba casado, me casé a los 19 años. Me
ayudaba mi mujer en las reuniones que hacíamos en la casa en Sarandí, y las
esposas hacían la comida. Nuestras reuniones no tenían que ver con la diversión,
sino para ver que hacíamos en la Universidad…”[51]
La
agrupación Celeste impulsó acciones como la
consolidación de las especialidades en la FRA, importante por la cercanía a
domicilios y lugares de trabajo de su estudiantado. Según el relato del Ing.
Tortorici “Durante esos años, nos la pasamos luchando para que ninguno
dejara de estudiar, ya que si éramos menos de cinco, nos pasaban a la Sede de
Medrano de la Regional Buenos Aires.”[52] La descripción
de estas acciones de la dirigencia estudiantil de la FRA, distaban de ser las vinculadas al
“entrenamiento de los futuros cuadros partidarios”.[53] En
comparación con los objetivos de las tareas mencionadas del CEI “LLR”, sus relatos describen a
los estudiantes de la FRA preocupados por estudiar en una institución que, a pesar de la normativa vigente,
todavía no era reconocida por el campo de la Ingeniería.
En
la FRA existía el acuerdo de todos los claustros de trabajar para su
consolidación institucional. En otras universidades tradicionales, los
proyectos renovadores impulsados por el frondizismo comenzaron a verse
limitados por la fragmentación que generó la radicalización política de una
parte importante de sus integrantes. La misma se profundizó con la Revolución
Cubana que introdujo en el ámbito universitario el acuerdo sobre las soluciones
revolucionarias. Ya no se creía que los problemas sociales de la Argentina
podían ser solucionados a partir de la aplicación de políticas desarrollistas.
En ese contexto, en la universidad que había sido pensada como un agente de
transformación social, el problema más evidente fue la imposibilidad de separar
la esfera política de la académica provocando el mencionado límite al proyecto
renovador iniciado en 1955. Muchos comenzaron a cuestionarlo por cientificista.
Principalmente, los estudiantes dudaron de que la ciencia pudiera contribuir a
transformar la realidad social y así fue como sus dirigentes vincularon las
instituciones universitarias al proceso de cambios revolucionarios que se
promovían en la época.[54]
El
Ing. Waittoler recuerda que el mismo escenario político no provocó la
fragmentación interna de la agrupación Celeste: “Allí estábamos todos juntos:
católicos y judíos, peronistas, radicales, socialistas y demo progresistas.
Teníamos serias diferencias a nivel personal pero nos respetábamos mucho y eso
permitía la pluralidad de ideologías. Imagínense las discusiones por el bloqueo
a Cuba, las reacciones por la guerra de los 6 días, el asesinato de Kennedy, …
la muerte del Papa Juan XXIII, Vietnam, los Beatles, Woodstock, etc. El mito
del Che aún no estaba popularizado… En pocos años nos cambiaron todo, de una
vida sobria y bucólica a una sociedad dinámica e irrespetuosa. Estos cambios
motivaban al estudiantado y eran caldo de encarnecidas discusiones. En cierta
manera nos segmentaban pero solo en conceptos extracurriculares. Puertas
adentro, aún con posturas diferentes, el consenso era unánime: Buscar la
excelencia para nuestra Facultad…”[55]
Para
nuestros entrevistados la consolidación de la Universidad comenzó con la
obtención de conquistas que habían sido objeto de sus movilizaciones. Por
ejemplo, el momento en que lograron la aprobación de uno de sus proyectos más
ambiciosos, la donación de los terrenos del Parque de Villa Domínico, que
actualmente ocupa el campus de la Facultad.[56] Esa
importante adjudicación significó, para muchos de ellos, la etapa del
reconocimiento de la UTN por el campo de la Ingeniería.
A modo
de conclusión
En esta investigación fue central el análisis sobre
la significación social que ha tenido la creación de la UON para sus
estudiantes. A través del análisis de las vivencias de los que fueron sus
estudiantes en la FRA, hemos comprendido que la misma ha motivado la
conformación de las particularidades del movimiento estudiantil que ellos
integraron, sin tener experiencia política, con el fin de conseguir la
continuidad de su casa de estudios tras el golpe de estado de 1955.
Lo interesante de haber analizado los recuerdos de
varios de sus estudiantes, vinculados a una institución identificada con la
propuesta educativa del peronismo, fue descubrir
su inmersión en un proceso político distinto al que vivenciaron
los trabajadores férreamente identificados con este movimiento político, lo que
nos ha permitido cuestionar aquellas posiciones historiográficas que describen
a la educación superior del peronismo como un medio más de propaganda política,
con un importante componente represivo y manipulador.[57]
La lucha de estos estudiantes se centró en la
defensa de su casa de estudios. Ante el miedo de no ver concretados los deseos
de obtener un título universitario, entendieron que parte de la permanencia de
la Universidad dependía de anular su identificación con el peronismo. Sólo de
esa forma creyeron que podrían iniciar un proceso de cambios que la
jerarquizaría ante la mirada del campo de la Ingeniería. Este fue el propósito
que diseñó las estrategias de lucha de estos estudiantes, las que posibilitaron
su acercamiento a los miembros de la sedicente
Revolución Libertadora, a quienes convencieron de lo importancia que podría
tener la UON en una nueva etapa de crecimiento industrial.
En relación a sus acciones
realizadas durante la gestión de gobierno del Dr. Frondizi, no lograron
concretar la equiparación legal de su casa de estudios con el resto de las
universidades nacionales. Esta situación determinó que sus motivaciones para
realizar políticas universitarias, fueran distintas del resto de
los estudiantes del país, los que habían comenzado a transitar, durante la
misma etapa, un proceso de radicalización política que los llevó a
involucrarse, desde la universidad, con las problemáticas sociales y políticas
que se proyectaban en el ámbito nacional e internacional.
El análisis de las memorias de
los ex estudiantes de la FRA nos brindó la posibilidad de comprender la
importancia que tuvo para ellos el haber sido parte de esta
propuesta educativa, a la que resignifican respecto
al discurso peronista y al de su oposición y rememoran junto a sus logros
profesionales, los que consideran la razón del acceso a mejores condiciones de
trabajo y de vida. Son estos recuerdos los que nos acercaron al entendimiento
de su lucha para que la UON trascendiera de su consideración discriminatoria,
impuesta por el campo de la Ingeniería, como la “universidad de los
trabajadores”. Pero, además, a sus deseos de verla alejada del conflicto político
peronismo/antiperonismo y reconocida como una de las
instituciones más prestigiosas de la educación técnica superior de nuestro
país.
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Revista de la Universidad Obrera Nacional, CNAOP, Buenos Aires, 1953 – 1955. Año I – III, Nº 1 a 13.
Testimonios orales
Entrevista realizada al Dr.
Bernardo Dolber el día 28/03/2011.
Entrevista realizada al Ing.
Fernando Francic el día 20/04/2011.
Entrevista realizada al Ing.
Ángel Torres el día 23/04/2011.
Entrevistas realizadas al Ing.
José López los días 11/05/2012, 13/6/2012, 10/08/2012 25/8/2012.
Entrevista
realizada al Ing. Alberto Pastirik el día 18/6/2012.
Entrevista
realizada al Ing. José Tortorici el día 26/6/2012.
Entrevista realizada al Ing. Roberto Waitoller el 4/7/2012.
Entrevista
realizada al Ing. Eduardo Jakimczyk el día 23/7/2012.
Entrevistas realizadas al Ing.
Juan Leis los día 30/08/2012, 19/2/2013 y 4/7/2013.
Entrevista realizada al Ing.
Alfonso Manuel Silva por la Regional Avellaneda de la Universidad Tecnológica
Nacional, en Agosto de 2000. (En línea) http://fra.cvg.utn.edu.ar/login/index.php (consulta: 2 de noviembre de 2012).
Recibido: 30/09/2016
Aprobado: 11/11/2016
Versión Final: 24/01/2017
(*) Doctoranda en Ciencias Sociales y Magister en Ciencias Sociales del Trabajo (Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires-UBA). Profesora de Enseñanza Media y Superior en Historia (Facultad de Filosofía y Letras. UBA). Docente en las carreras de Gestión Social y de las Organizaciones (Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo), de Relaciones del Trabajo (Facultad de Ciencias Sociales. UBA), Ciclo Básico Común (UBA), Licenciatura en Sociología y Licenciatura en Comunicación (Universidad de Ciencias Sociales y Empresariales-UCES). E-mail: mariana_facio@yahoo.com.ar
[1] En el ámbito universitario tradicional se estableció un consenso sobre la educación superior durante el peronismo. Luego del golpe de estado 1955, solo fueron consideradas las experiencias relatadas por los opositores, las que formalizaron un significado de los acontecimientos. Estas visiones pueden percibirse en investigaciones más recientes, como por ejemplo: TORRE, J. C. y PASTORIZA, E.; “La democratización del bienestar”. En TORRE, J. C. (Dir.); Los años peronistas (1943 – 1955), en Nueva Historia Argentina, Volumen 8, Buenos Aires, Sudamericana, 2002. PLOTKIN, M.; Mañana es San Perón - Propaganda, rituales políticos y educación en el régimen peronista (1946-1955), Buenos Aires, Ariel, 1993. REIN, R. y SITMAN, R.; El primer peronismo. De regreso a los comienzos, Lumiere, Buenos Aires, 2005, entre otros.
[2] El sistema de capacitación técnica universitaria que organizó el peronismo dependió de la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional (CNAOP) y estaba compuesto por tres ciclos: el básico, de tres años de cursada en las Escuelas Fábrica y de Aprendizaje, las Escuelas de Medio Turno y las de Capacitación Obrera; el técnico, de cuatro años de duración, de donde se egresaba Técnico de fábrica; y un último que se reconoció como universitario. La UON, fue creada el 26 de agosto de 1948 por Ley 13.229 y su funcionamiento fue reglamentado por decreto del Poder Ejecutivo del 7 de octubre de 1952. Sus fines académicos se llevaron a cabo en las Facultades Obreras Regionales, las que fueron diseñadas para extenderse por todo el país considerando las necesidades de la producción industrial y la estructura económica de cada región donde se proyectó su ubicación. Esta característica federal de la institución fue novedosa y reparó la centralización y homogeneización del sistema educativo argentino imperante. Las primeras sedes que iniciaron sus actividades en 1953 fueron las de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosario y Santa Fe. Le siguieron las de Bahía Blanca, La Plata (fundada con el nombre Eva Perón), Tucumán, inauguradas en 1954 y la FRA, en 1955. Como en todas las universidades nacionales, según lo dictaminado por el Decreto 6401/50, la educación impartida en la UON era gratuita, el horario de cursada era vespertino, de 19 a 23 horas, cómodo para quienes trabajaban en turno completo, el del taller experimental era los sábados en el horario de 14:30 a 17:30. No había posibilidad de alumnos libres, y se exigía un 75% de asistencia. Todas las carreras tenían proyectado un ciclo universitario de 5 años, donde las materias técnicas se complementaban con conocimientos sociopolíticos. En su finalidad de formar profesionales, la UON se propuso terminar con el prejuicio que existía en el campo de la Ingeniería, el que entendía que sólo los conocimientos universales que brindara una institución de educación técnica superior, podrían legitimar la calidad de sus egresados. Los ingenieros recibidos en la UON, con la práctica de sus conocimientos en el campo laboral, comenzaron a cuestionar la imagen de la universidad como ámbito de formación cultural, científica y profesional a la vez.
[3] CEBALLOS, C.; Los estudiantes universitarios y la política (1955-1970), Buenos Aires, CEAL, 1985, p. 15.
[4] BUCHBINDER, P.; Historia de las Universidades Argentinas, Sudamericana, Buenos Aires, 2010, p. 176.
[5] CALIFA, J.; Laica o Libre. Mayo de 1956: primer episodio, Ponencia presentada II Jornadas de Estudio y Reflexión sobre el Movimiento Estudiantil Argentino y Latinoamericano”, Septiembre de 2008, Departamento de Humanidades (UNS), p. 4.
[6] FUT; “Reseña histórica de la Federación Universitaria Tecnológica (F.U.T.) y su importancia como entidad federativa”, en: Boletín de la Federación Universitaria Tecnológica, Año I, Nº 1, 1963.
[7] ARISTEGUIETA URGOITI, F.; U.T.N., mi colaboración, Buenos Aires, Dunken, 1999, p. 31. El Ing. Aristeguieta Urgoiti fue un importante protagonista de los hechos relacionados con la defensa de la UON. De nacionalidad español, había llegado al país en 1939 exiliado por la Guerra Civil Española debido a su militancia anarquista.
[8] La CNAOP fue creada a partir del Decreto 14.530/44. Organizó un sistema de educación técnica orientado a la formación de mano de obra calificada, dejando sentado también la viabilidad del cumplimiento de objetivos sociales como la reglamentación del trabajo de menores y la gratuidad de la educación universitaria.
[9] Las primeras sedes de la UON que iniciaron sus actividades fueron las de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosario y Santa Fe en 1953. Le siguieron las de Bahía Blanca, La Plata (fundada con el nombre “Eva Perón”) y Tucumán, inauguradas en 1954.
[10] FUT, “Reseña…”; op. cit.
[11] ARISTEGUIETA URGOITI, F.; U.T.N., op. cit., p. 36.
[12] El Ing. Ángel
Torres es militante peronista. Su primer título de ingeniero en la especialidad
Mecánica, lo obtuvo en la FRA de la UTN. Fue miembro del Centro de Estudiantes
de dicha filial durante la década de 1960. Actualmente integra el Claustro de
Graduados de la Facultad. Entrevista realizada el día
[13] La DGET se fundó, paralelamente, a la creación de la CNAOP, dependía del Ministerio de Educación y agrupó a las existentes Escuelas Industriales de la Nación, de Agronomía, las Profesionales de Mujeres y las de Artes y Oficios. Luego de varios decretos modificatorios unificó sus planes de estudio, pasando a llamarlas “Escuelas Técnicas de la Nación”. Este sistema puede ser entendido como opuesto al coordinado por la CNAOP, ya que, en los objetivos de la DGET, no se mencionaban finalidades sociales.
[14] ARISTEGUIETA URGOITI, F.; UTN…, op. cit., p. 56.
[15] “Serán estudiados problemas de la enseñanza técnica”. Diario La Prensa. Buenos Aires, 01/07/1956
[16] Como representantes de la UON, la Comisión la integraron el Ing. Meoli, rector; el Ing. Pedro Berdoy, vicerrector; el Ing. Brunella, decano de la Regional La Plata; y el Ing. Luis Zappalorto, decano de la FRA.
[17] La FRA comenzó a funcionar 5 de mayo de 1955 en el mismo edificio que ocupaba la Escuela Primaria Provincial Nº 1 “Nicolás Avellaneda”, sita en la Av. Mitre 730 (ex Presidente Perón) de esa localidad. Fue dirigida, hasta octubre de 1955, por el Sr. Víctor Giordano.
[18] El Ing. Alfonso Silva fue uno de los primeros egresados de la Regional. Entrevista realizada por la FRA de la UTN en Agosto de 2000. (En línea) http://fra.cvg.utn.edu.ar/login/index.php (consulta: 2 de noviembre de 2012).
[19] El Ing. Juan Leis es hijo de inmigrantes, de padre y madre gallegos, quienes lo incentivaron para seguir la carrera universitaria. Ingresó a la FRA buscando la manera de compatibilizar el estudio con su trabajo como técnico de un taller ferroviario. Fue un importante delegado de la Federación Universitaria Tecnológica (FUT) en representación de la FRA. Entrevista realizada al Ing. Leis el día 30/08/2012.
[20] Ibídem. Cuando el Ing. Leis recuerda al “hombres sándwiches” hace referencia a una pauta publicitaria que se utilizaba en la época y que consistía en una persona portando anuncios sobre su cuerpo a partir de la utilización de dos carteles, uno frontal y otro dorsal, unidos por correas.
[21] En todas las especialidades, se eliminaron asignaturas como “Sindicalismo Justicialista y Legislación Obrera” y “Legislación del Trabajo”, y comenzaron a dictarse nuevas materias como “Inglés Técnico” y “Temas Culturales”, sin agregar más horas de cursada semanal a las 24 del plan original. MOLLIS, M.; “La historia de la Universidad Obrera Nacional: una universidad para hombres y mujeres que trabajan”, en Realidad Económica, Nº 99, Buenos Aires, 1991, p. 100.
[22] El Ing. E. Jakimczyk se recibió de ingeniero mecánico en el año 1962, en la FRA de la recién conformada UTN. Fue parte del movimiento estudiantil de la Universidad. También integró la FUT y en el año 1959, el Honorable Consejo Superior Universitario de la UTN como consejero por los estudiantes. Entrevista realizada el día 23/7/2012.
[23] El Ing. José López ingresó a la UON - FRA en el momento de su fundación, en marzo de 1955. Fue su primer egresado. El día 30 de noviembre de 1959, obtuvo el título de Ing. en Industrias Químicas. Participó activamente de la defensa de la UON como miembro del Centro de Estudiantes de la FRA. Luego fue docente titular y secretario técnico de dicha sede. Hoy integra el Claustro de Graduados en el Consejo Directivo de la Facultad. Entrevistas realizadas los días 11/05/2012, 13/6/2012 y 25/08/2012.
[24] El Ing. Francic se recibió de ingeniero electricista en la FRA. Además, ocupó cargos de importancia en la FRA como el de jefe de Laboratorio en el Dpto. de Electrotecnia y el de Física y secretario académico de la sede en los períodos 1975-1976 y 1985 -1989. Entrevista realizada el día 20/04/2011.Citado en NUÑEZ, A. y FACIO, M.; UON – UTN…, op. cit..
[25] FUT; “Reseña…”, op. cit..
[26] El Calendario y Plan de Trabajo de la Universidad para el año 1955, en su Forma III, punto B, determinaba: “Diariamente tres (3) minutos antes de iniciar las clases, se ejecutará la marcha “Los Muchachos Peronistas”, en: “Información Universitaria.Calendario y Plan de Trabajo para 1955”; en: Revista de la Universidad Obrera Nacional. CNAOP. Año III. Nº 13. Junio – Julio de 1955, p. 36.
[27] Entrevista realizada al Ing. Ángel Torres el día 25/1/2013.
[28] NÁPOLI, F.; Política Educativa y Organización Académica en el período fundacional de la Universidad Tecnológica Nacional (1948-1962), Ediciones CEIT, Buenos Aires, 2004, p. 126.
[29] ARISTEGUIETA URGOITI, F.; UTN…, op. cit., p. 80.
[30] Entrevista realizada al Ing. Eduardo Jakimczyk el día 23/7/2012.
[31] FUT; “Reseña…”, op. cit..
[32] Entrevista realizada al Ing. Eduardo Jakimczyk el día 23/7/2012.
[33] El Artículo 28 permitía la creación de universidades privadas y su facultad para otorgar títulos profesionales habilitantes, sin la inspección del Estado. Esta resolución provocó los enfrentamientos entre los llamados “laicos” y “libres” y la oposición de gran parte de quienes fueran el electorado del frondizismo, los universitarios. El proyecto educativo del gobierno expresaba la discusión que había surgido en la época sobre la capacidad técnica que tenían los profesionales recibidos de las universidades tradicionales, como también, los avances que se habían logrado en investigación a través de estas instituciones. Para la óptica oficial, las universidades privadas formarían el personal técnico especializado que requería la industria del país, subsanando las carencias de la universidad pública. Para profundizar sobre el tema analizar CASAS, N.; Frondizi: Una historia de política y soledad, Buenos Aires, Ediciones La Bastilla, 1973 y SMULOVITZ, C.; Oposición y gobierno: los años de Frondizi/1, Buenos Aires, CEAL, 1988, entre otros.
[34] Algunas de las modificaciones hechas al proyecto se refirieron a la inclusión de una representación de graduados en el consejo de la referida universidad a la sustitución del término autonomía por el de autarquía, y al sistema de administración patrimonial. GONZALES, H.; Cambios, Adaptación y Anticipación. Una Década de Gestión en la Facultad Regional Avellaneda (1990 – 2000), Tesis de Maestría, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad Nacional de Mar del Plata, Maestría en Gestión Universitaria.
[35] Entrevista realizada al Ing. Juan Leis (2012).
[36] El Dr. Bernardo Dolber se recibió de ingeniero en la Regional Buenos Aires. Además, fue presidente del Centro de Estudiantes, y consejero por la Facultad en la década de 1960. Entrevista realizada el día 28/03/2011. Citado en NUÑEZ, A. y FACIO, M.; UON – UTN…, op. cit..
[37] Entrevista realizada al Ing. Ángel Torres.
[38] Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados, Año 1959, Buenos Aires. Imprenta del Congreso, p. 3957.
[39] “Quedó sancionada la creación de la Universidad Tecnológica”. Diario La Prensa, 15 de octubre de 1959. Citado en GONZALES, H.; Cambios, Adaptación y Anticipación..., op. cit..
[40] Según la Ley 14.855, en su Artículo VI, el Consejo de la Universidad debía prepara el proyecto de estatuto que constituiría el ordenamiento legal de la institución. ARISTEGUIETA URGOITI, F.; UTN…, op. cit., p. 174.
[41] A los contenidos científicos y técnicos se agregaron otros de carácter ético y cultural, buscando asemejar los planes de estudio a los de las universidades tradicionales. Por este motivo, la duración de las carreras, que eran de 5 años, se prolongó a 6.
[42] NÁPOLI, F.; Política Educativa…, op. cit., p. 137.
[43] ARISTEGUIETA URGOITI, F.; UTN…, op. cit., p. 175.
[44] El Ing. Waitoller tituló los recuerdos sobre su experiencia en el Centro de Estudiantes de la FRA como las “historias celestes”; en alusión a la Lista Celeste, agrupación que integró junto a otros entrevistados. Se recibió de Ingeniero en Construcciones Mecánicas en la UTN – FRA en 1966. Desde su 4º año de carrera fue consejero suplente en el Consejo Directivo de la Facultad. Entrevista realizada al Ing. Roberto Waitoller, 4/7/2012.
[45] ARISTEGUIETA URGOITI, F.; UTN…, op. cit., pp. 132 y ss.
[46] Esta información fue brindada por el Ing. López, que participó de la ceremonia en carácter de Secretario Técnico de la FRA. Sobre el número de egresados el ingeniero afirma que eran 15, corrigiendo el número de 22 que fuera informado por la prensa local. Entrevista realiza al Ing. José López.
[47] El Ing. Tortorici ingresó a la carrera de Ingeniería Eléctrica en la UTN – FRA en 1961. integrando la Lista Celeste fue presidente del Centro de Estudiantes y, luego, consejero estudiantil en 1964. En 1965 formó parte de la Comisión de Presupuesto que estuvo en el Congreso de la Nación y consiguió la aprobación de la Ley que permitió la donación a la FRA de los terrenos que hoy ocupa la sede de Villa Dominico. Se graduó en 1966 alejándose de la política universitaria. Luego de más de 30 años de trabajo en relación de dependencia en 2005 fundó su propia empresa, Ideas Eléctricas S.A. Entrevista realizada al Ing. José Tortorici, 26/6/2012.
[48] Este reconocimiento también lo hace la propia UBA, mediante la actualización del censo de 1959 demostraba que el acceso a la cultura superior se tornó prácticamente imposible para los sectores trabajadores. INGLESE, J.; “Comportamiento de Estudiantes y Dirigentes”. En INGLESE, J. y YEGROS DORIA, C.; Universidad y Estudiantes, Ediciones Libera, Buenos Aires, 1965, p. 22.
[49] Los objetivos del Centro que menciona el autor, se relacionan con el reformismo que ha caracterizado a esta agrupación. En la década de 1950 también fue integrada por grupos humanistas. Estos dos sectores se enfrentaron duramente durante los debates sobre la “educación laica o educación libre”. Ibídem, p. 31.
[50] Entrevista realizada al Ing. Roberto Waitoller, 4/7/2012.
[51] Entrevista realizada al Ing. José Tortorici, 26/6/2012.
[52] Ibídem.
[53] INGLESE, J.; “Comportamiento…”, op. cit., p. 45.
[54] BUCHBINDER, P.; Historia de las Universidades…, op. cit., pp. 184 y ss.
[55] Entrevista realizada al Ing. Roberto Waitoller, 4/7/2012.
[56] Desde la década de 1960, el aumento de la matriculación de la FRA provocó la necesidad de un nuevo espacio. Para tales fines, fueron donados los terrenos ubicados en la intersección de las Avenidas Mitre y Ramón Franco en la localidad de Villa Domínico, donde se comenzó a construir el nuevo campus de la mencionada sede. Recién a principios de la década de 1970 comenzaron a dictarse los nuevos cursos y a funcionar los laboratorios. Hoy en día, es donde se cursan las carreras de grado y, el sitio donde fuera originalmente fundada la FRA, funciona como sede administrativa, dictándose en él las carreras de postgrado.
[57] En esta posición historiográfica se ubican trabajos como los siguientes: HALPERIN DONGHI, T.; Historia de la Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Eudeba, 1962. PLOTKIN, M.; Mañana es San Perón - Propaganda, rituales políticos y educación en el régimen peronista (1946-1955). Buenos Aires, Ariel, 1993.