REVISTA DE LIBROS
TORRE, Claudia, El otro desierto
de la nación argentina. Antología de narrativa expedicionaria, Bernal, Argentina, Editorial
Universidad de Quilmes, 2011, 387 pp.
Las narraciones sobre el desierto argentino en el siglo XIX “como una
caja de resonancias” han dejado una estela de sonidos discordantes y ásperos
que pudieron borrar la fascinación de lo humano. En la antología El otro desierto de
Precisamente, en el estudio preliminar, la autora nos introduce en esa
geografía exterior y su
conceptualización a partir de
Si bien los relatos expedicionarios se extienden desde el siglo XVI y
alcanzan su particular impresión a lo largo del diecinueve, los textos
escogidos por Torre están vinculados específicamente a
Las
fuentes que componen la antología están integradas en
cuatro
apartados: “La previa”, “La imaginación del
desierto”, “En viaje” y “Melancolía
castrense de la frontera.” En la primera parte Torres
reúne algunas páginas del
político y escritor chileno Santiago Arcos, en cuyos apuntes
examina la cuestión de Indios desde dos
perspectivas interrelacionadas: como límite y modo de dominación; continúan
escritos de Álvaro Barros, militar que se atribuye el conocimiento histórico y
los estudios prácticos para realizar un análisis crítico sobre la situación
imperante; siguen observaciones de viaje que en calidad de científico efectúa el
especialista en límites Francisco Moreno y finaliza con notas de las
excursiones realizadas a la patagonia austral por el militar
y explorador Ramón Lista.
El segundo punto, “La imaginación del desierto”, se centra en documentos
oficiales de Estanislao Zeballos y Julio Argentino
Roca. Los datos históricos y las indagaciones científicas sobre la cuestión de fronteras
que realiza el político rosarino, al igual que los escritos de los autores anteriormente
señalados, constituyen el marco informativo utilizado por los integrantes de la
expedición y al mismo tiempo contribuyen a construir “la necesidad del acontecimiento.”
Por tal motivo, Zeballos pone los originales a
disposición del gobierno considerando que “los altos intereses de
Seguidamente, Torre propone diversas narraciones escritas por los
hombres que participan en el acontecimiento y dan cuenta de la cotidianeidad de
sus experiencias. La empírica de los sujetos históricos, entre ellos Julio A.
Roca, Eduardo Racedo, Eduardo Gutiérrez, Conrado
Villegas, le otorga a los relatos la “veracidad” de los hechos del aquí y
ahora, y legitiman el “gran paso adelante” en la historia del país.
La antología culmina con cuatro relatos autobiográficos escritos con
posterioridad. Los autores, Ignacio Fotheringham,
José Daza, Guillermo Pechmann y Manuel Prado, muestran
claramente como hombres de campaña, que no pueden dejar de recordar las marcas de
su experiencia y conservan en la escritura la conquista pretérita.
En definitiva, Torre pone a disposición del lector un valiosísimo corpus testimonial compuesto por cartas,
apuntes y diarios de viajes, estudios topográficos, crónicas, proyectos de ley,
órdenes del día en campaña, informes, conferencias. Incorpora además, una breve
selección de fotografías tomadas por especialistas que integraron
La investigadora se refiere a las apreciaciones a posteriori de
Por Liliana Díaz
(UNR; ladz12@hotmail.com )
MAURO,
Diego y LICHTMAJER, Leandro (compiladores), Los costos de la política. Del Centenario al primer peronismo,
Imago Mundi, Buenos Aires, 2014, 130 pp.
¿Cómo
se financia la política? Esta pregunta dispara, invariablemente, todos los
prejuicios negativos a los que una hegemonía “anti-política” nos tiene
acostumbrados. Al encontrarnos con la palabra “costo” podemos suponer,
momentáneamente olvidando el trabajo de historiador, una carga onerosa e inútil
para la sociedad, llevada a cabo por individuos más o menos inescrupulosos cuya
profesionalización conlleva, en definitiva, el “vivir de los demás” cínicamente
titulado como “vivir de la política”. Ambas definiciones se mezclan hasta confundirse
y se trasladan a los ámbitos donde el político profesional accede, siendo una
grieta propicia dónde el desprestigio de la política puede hacer mella en las
instituciones estatales “ellos, los políticos, frente a nosotros, los
trabajadores honestos”.
Lisandro
Gallucci explora, en el primer capítulo, los
acalorados debates acerca del “costo de la autonomía” durante el período de
1907 a 1930 en el territorio nacional de La Pampa una vez alcanzado el piso
constitucional para la provincialización. El problema percibido fue la amenaza
de que el crecimiento burocrático se convierta en “coto de caza” de políticos
advenedizos y venales aumentando así los recursos necesarios para mantener la
administración y amenazando finalmente el crecimiento económico que este
territorio disfrutaba. La economía mediatizada por la política da argumentos a
unos y otros sobre la conveniencia de elevar el territorio a estatus
provincial, pero la negativa visión sobre la “politiquería parásita del
progreso” melló finalmente los argumentos autonomistas. El artículo de Gallucci nos da una muestra de la enorme complejidad de los
procesos políticos en los territorios nacionales muchas veces vistos como
“víctimas” de la política de los gobiernos nacionales que les habrían negado su
derecho a la provincialización por intereses espurios ajenos a los actores
habitantes del territorio.
Diego
Mauro nos lleva a focalizar en un aspecto menos evidente, pero no por ello
menos influyente, de la financiación de los partidos. Las “tramas subterráneas”
de financiamiento que se forman en ese gris espacio de semi-legalidad
donde interactúan las estructuras celulares de los partidos con la sociedad,
estudiadas por el autor para Santa Fe en la década de 1920. Las exigencias de
la política de masas y ciertas “demandas” non sanctas de la sociedad de masas,
coinciden en uno de los aspectos más frecuentemente usados para denostar a la
política de partidos tanto en aquella época como en la actual. Esta no es solo
costosa e ineficiente, sino también inmoral. Juego, prostitución, curanderismo,
multas legales e ilegales que, en connivencia con la policía (elemento esencial
en las tramas), iban a parar a las arcas políticas. Una legalidad “gris” que
otorgaba discrecionalidad a la policía y al partido que la controlara permitía
un aceitado mecanismo en el cual las tramas clandestinas de financiación
crecían al compás de la extensión capilar de los partidos en la sociedad civil.
María
José Valdez estudia los mecanismos de financiamiento de la UCR en el momento de
mayor estrés de sus estructuras y recursos, las campañas electorales.
Centrándose en los comicios de 1928 y 1930 en la ciudad de Buenos Aires la
autora describe el impacto que el cambio tecnológico y de las estructuras
socio-económicas y políticas tiene en la asignación de recursos para las
campañas electorales. El crecimiento del “costo de la política” es absorbido
más fácilmente por el partido que se encuentra en mejor posición para hacer uso
de los recursos estatales, pero también aquel que mayores y más eficientes
redes logra tender con los distintos ámbitos de la sociedad donde “recaudar”
los recursos necesarios por vías legales o pertenecientes a esa “zona gris” que
permitía la discrecionalidad en el funcionamiento de las instituciones
administrativas y represivas.
Adriana
Kingard nos lleva al contexto del Jujuy entre 1930 y
1946 para estudiar la compleja relación entre recursos materiales y simbólicos
en la “producción” del sufragio. Alejándose un poco de cierto anclaje
“estructural” en la relación entre costo y necesidad de financiación, la autora
incluye los recursos electorales intangibles que produce la relación
“carismática” entre el caudillo yrigoyenista local,
Miguel Aníbal Tanco, y el electorado jujeño. Si la
“máquina” conservadora en los ’30 concentraba todas las ventajas materiales del
control estatal y del apoyo de la oligarquía económica provincial encontraba,
sin embargo, su límite en la identificación de amplios sectores con un
liderazgo que representaba los deseos de cambio social y que equilibraba, a
nivel electoral, la enorme disparidad de recursos para la “financiación” de la
política.
Leandro
Lichtmajer estudia los vaivenes en las vías de
financiamiento de la UCR en Tucumán durante el primer peronismo. El caso
tucumano aparece como un sistema de partido “profesional-electoral” ad hoc por
su inserción en una estructura corporativa simplificada por la presencia de un
sector socioeconómico de importancia excluyente, el de los empresarios
azucareros que, junto al Estado, componen la “fuente vertebral de recursos”
para el financiamiento de la política provincial. Esto condenaba a los partidos
(en este caso la UCR) a medrar en la precariedad material a menos que se
aseguraran el apoyo de los industriales o reconstruyeran otras vías de
financiamiento. Aun cuando esta última opción es la elegida por la UCR luego de
la debacle electoral de 1946 y la posterior hegemonía peronista, la disparidad
de recursos disponibles muestra límites estrictos para el partido que no tiene
acceso a los recursos del Estado y la benevolencia de la oligarquía económica.
Finalmente,
Carolina Barry se centra en el Partido Peronista Femenino, siendo este un
objeto diferente de estudio a los anteriores por su “originalidad” de ser un
partido creado expresamente desde el Estado con una estructura e incluso una
base electoral inexistente hasta ese momento, las mujeres, y con un centro
carismático indiscutible. En este caso la trama de financiamiento está
indisolublemente ligada al Estado y a las corporaciones que crecieron al calor
del proceso de consolidación del peronismo en él. La complejización
burocrática y la extensión capilar del PPF llevó la marca de esta creación
“desde arriba” y de su centralización carismática en su corta duración como
apéndice político del aparato estatal.
Los
autores incluidos en el libro compilado por Mauro y Lichtmajer
no contestan las preguntas del comienzo en forma directa, pero hacen quizás
algo más valioso: nos dan algunas herramientas para entrar al momento institutivo de las marcas “negativas” de la política, de
cómo estas “particularidades” aparecidas o expandidas por la consolidación de
una sociedad y democracia de masas en la primera mitad del siglo XX, se
registraron e inflaron simbólicamente hasta convertirse en una de sus
“esencias”. Una senda que, además de ser productiva en el ámbito del saber
profesional de la historia, sin dudas es también políticamente deseable
desandar para no caer tan fácilmente el discurso negativo de “lo que cuesta la
política”.
Por Hernán Uliana
(UNR; hernanuliana@hotmail.com)
DE MARCO; Miguel Ángel (h). Ciudad
Puerto, Universidad y Desarrollo Regional, Rosario, 1919-1968. CEHDRE,
Rosario, 2013, 542 pp.
Ciudad Puerto, Universidad y Desarrollo Regional, Rosario, 1919-1968,
constituye una investigación sobre la dinámica económica de uno de los
complejos portuarios mas importantes de la República
Argentina y América del Sur, una región pujante con los mejores recursos
universitarios a partir de 1968, año en que se crea la Universidad Nacional de
Rosario.
“La hipótesis de este autor se aleja del estudio de la formalidad
burocrática, para centrarse con valentía en el conjunto de relaciones sociales
que están en juego. No es casual la determinación del autor de que una ciudad
portuaria como Rosario requería la formación de su sociedad de la mano de una
Universidad propia que acompañase la transformación de Rosario en metrópolis”, subraya
Gabriela Dalla-Corte Caballero de la Universidad de Barcelona, en el prólogo.
El libro tiene una introducción realizada por el propio autor, se estructura en
cinco partes, con numerosos capítulos en cada una de ellas y un epílogo.
La Primera Parte trata de la dimensión estratégico-económica y cultural
de las ciudades puertos y los espacios del conocimiento. Su primer capítulo:
“La ciudad puerto regional y sus potencialidades integradoras” destaca fundamentos
historiográficos sobre la historia regional y tomando conceptos de Nidia Areces
afirma que en una ciudad puerto, la política sobre puertos y vías navegables
interviene e influye implícita y explícitamente en el conjunto de sus
relaciones sociales de la amplia región de incumbencia. La ciudad de Rosario
organizó su espacio con “administración privada” dentro la región, diferente al
de Santa Fe que fue de concentración “administrativa estatal”. Los puertos
fluviales de la Cuenca del Plata configuraron los procesos históricos de sus
regiones y configuraron la economía, la política y la concentración del poder
en la Argentina. Se pregunta sobre la neutralidad historiográfica y alude a la construcción
de la identidad portuaria y los circuitos comunicantes de la región
interprovincial del Gran Rosario hasta el presente.
En ese marco se inserta la región universitaria, ya que el capítulo dos
aborda sobre el perfil universitario, progresismo y conservadurismo. La Reforma
Universitaria de 1918 y la creación de la Universidad Nacional del Litoral en
1919, las de otras regiones del país y la apertura para 1920 de las principales
facultades rosarinas. El autor plantea que la “Ciudad puerto y la Universidad
compartieron su condición de espacios ordenadores de las relaciones regionales,
motorizando el arte, la cultura, la innovación y la interacción de recursos
para el desarrollo regional”. Rosario y Santa Fe como dos perfiles
universitarios distintos, en la óptica de los promotores de la Ley de
Universidad (1917-1919). Rosario progresista, como la célebre ciudad de los
médicos y Santa Fe conservadora con abogados de alcurnia, asistirán a la
creación de la Universidad del Litoral.
En el capítulo tres se hace un análisis de los puertos de Buenos Aires
y Rosario como perspectivas comparadas y el debate entre el proteccionismo y el
librecambio. Una firma francesa a fines del siglo XIX se hizo cargo del puerto
y del libre comercio de Rosario. Este complejo portuario fue explotado por
capitales extranjeros, hegemonizado por capitales privados. La ciudad creció a
un ritmo acelerado desde fines del siglo XIX y principios del XX y el puerto
permitió a muchas familias de la elite vinculadas con la importación que
introdujeran a la ciudad valiosas obras de arte.
El capítulo siguiente se refiere a la construcción de la identidad
portuaria ya que “la dirigencia rosarina situó la actividad del puerto como
barómetro de la prosperidad o el atraso de la “urbe”, y este indicador fue
asimismo empleado en los primeros estudios del pasado local”. La
nacionalización del puerto en 1942 lo libró de los concesionarios franceses,
pero al formar parte de las políticas del Estado lo sujetó a los avatares de la
historia institucional Argentina, según el autor. Además da cuenta de la
renovación historiográfica en la primera mitad del siglo XX.
Según De Marco, el puerto se convirtió en el motor del desarrollo
nacional, emporio mercantil. Muestra los circuitos comunicantes de la región interprovincial
del Gran Rosario, la jerarquía universitaria de la ciudad, la matriz
agroexportadora del puerto. Destaca la creación de las facultades dependientes
del Universidad Nacional del Litoral, el entrelazamiento social y educativo de
las ciudades y la creación de la Escuela Superior de Comercio de Rosario. Al
igual que la Bolsa de Comercio, la Federación Gremial de Comercio e Industria y
otras instituciones como el Centro de Almaceneros. El nuevo entramado para esta
región lo da el pavimento con el cordón industrial y Santa Fe, al igual que el
camino carretero Buenos Aires Córdoba.
Esta dinámica portuaria incidió en la creación de las facultades
rosarinas de la Universidad Nacional del Litoral y la circulación del
conocimiento, conformando un polo regional de innovación científica, con un
número importantísimo de alumnos en las Facultades de Ciencias Médicas,
Farmacia y Ramos menores, la de Matemáticas Físico Químicas y Naturales
Aplicadas a la Industria, y la de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas.
Pasa revista a los primeros quince años de existencia de esta facultad regional
y la conformación del estudiantado de la FACECYP y la consolidación de sus
institutos de investigación como núcleo cultural académico de la ciudad puerto
más importante del interior del país.
Continuando los argumentos considera a los políticos fundadores de
cátedras y de líneas de investigación, alternativas para el país y el mundo de
la primera posguerra. A partir de la edición de Seminarios de la FACECYP
aparecen los primeros estudios sobre la realidad social y económica de la
ciudad puerto interprovincial de Rosario, segunda ciudad de la República y
emporio mercantil de Sudamérica junto al primer doctorado en Diplomacia del Sur
del Continente. Muchos de los economistas que planificaron la economía nacional
de la segunda mitad del siglo XX, se formaron en la FACECYP. Las facultades
rosarinas también preparan nuevos técnicos en materia de transportes e
instrucción vial.
El autor del libro detalla crónicas que demuestran como el puerto de
Rosario, a partir de 1939, perdió su posición de principal puerto exportador de
cereales del país y, a partir de la nacionalización en 1942, la concepción
centralista fiscalizadora. Para 1952 la actividad portuaria continuó
disminuyendo como consecuencia de la segunda guerra mundial, “la falta de
suficientes obras de calado, de reparación y ampliación de instalaciones y la
concentración administrativa bancaria y cambiaria en Buenos Aires. El puerto de
Rosario tenía el mismo metraje de muelles que el inaugurado cincuenta años
antes…”
El texto hace referencia a la restauración liberal y el imperio de un
nuevo discurso entre 1955 y 1958 que reclamaba reactivar el olvidado puerto de
Rosario en la voz de la prensa, asociaciones e instituciones profesionales
intermedias, Club de Leones y la FACECYP bajo el lema: “Rosarinos, recuperad
Rosario”.
La perspectiva del autor nos permite conocer la creación del Consejo
Federal de Inversiones, “una estrategia de desarrollo nacional confeccionada
por universitarios rosarinos”, con la finalidad de reivindicación federalista.
Además pasa revista a catedráticos y funcionarios del desarrollismo rosarino.
Para finalizar el Epílogo marca el crecimiento de la ciudad de Rosario,
las localidades del gran Cordón Industrial y los vaivenes de la política
portuaria y universitaria en los años siguientes hasta llegar a la restauración
de la democracia en 1983, ocupando el primer lugar en las exportaciones de
granos y subproductos. Sin embargo, De Marco remarca que hacia fines de esa
década el puerto de Rosario compartió parte de su relevancia como centro
exportador a favor del complejo de terminales agro exportadoras de Puerto San
Martín-San Lorenzo.
Los interesados en la historia regional encontrarán en este libro una
valiosa interpretación sobre las últimas décadas, el incremento de la
exportación de cereales del complejo portuario de Rosario y su relación con la
expansión de la oferta universitaria como desafío de los nuevos tiempos.
Este libro contribuye al estudio de la dinámica económica de las
ciudades puertos y su incidencia en las identidades y la formación de sus
recursos universitarios.
Alejandra Leporini
(ISP Nº3; alejandraleporini@gmail.com)
GUARDIA, Sara Beatriz. Primer Congreso Internacional. Las mujeres en los procesos de
Independencia de América Latina. Lima, Perú. Sara Beatriz Guardia Edición,
CEMHAL, UNESCO, USMP, 2014. 495 pp.
Sara Beatriz Guardia hace la presentación del
libro señalando que es el resultado de siete años de intenso trabajo. Cuando en
2007 el Centro de Estudios la Mujer en la Historia de América Latina, CEMHAL,
convocó a la realización del IV Simposio Internacional las Mujeres en la
Independencia de América Latina, la realización del mismo, dejó la tarea
pendiente de continuar las investigaciones, después de dos meses de consultas
se conformó la Comisión del Bicentenario, Mujer e Independencia en América
Latina que con el objetivo de lograr un adecuado trabajo de investigación
implementó catorce grupos de estudio.
Fue así que se convocó al Primer Congreso
Internacional en Lima los días 21, 22 y 23 de agosto del 2013 con el auspicio
de la UNESCO Guatemala y la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y
Psicología de la Universidad de San Martín de Porres.
Sara Beatriz Guardia expone los numerosos
libros que se presentaron en el Congreso que concluyó con la Declaración de Lima.
Mujer e Independencia que se transcribe a continuación de la
presentación fue traducida a varios idiomas, contiene numerosas firmas de
investigadoras e investigadores de prestigiosas Universidades de América Latina
y el resto del mundo ...el marco del Bicentenario de la lucha contra el
sistema colonial, ha impulsado el reconocimiento de la participación de las
mujeres en los procesos de Independencia y obliga a repensar nuestra historia
en aras del fortalecimiento, transformación y logro de democracias paritarias y
sin desigualdades.(...)
Actualmente la historia de las mujeres en las
independencias, se encuentran en un momento de reflexión crítica para entender,
investigar, teorizar y avanzar en el conocimiento y reconocimiento de la mujer
como sujeto histórico múltiple y diverso”.
El libro se inicia con dos Conferencias Magistrales, la primera de
Edgar Montiel de UNESCO: La historia silenciada de la mujer en la independencia
de América que ubica el concepto de independencia dentro de los principios que
conforman la modernidad política, la noción de independencia nacional y la
importancia que tiene en nuestra época visibilizar a las mujeres en el relato
histórico.
La segunda conferencia fue desarrollada por Sara Beatriz Guardia del
Centro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina, CEMHAL y la
Universidad de San Martín de Porres, Perú sobre exclusión y género. Las mujeres
en la Independencia del Perú, quien al referirse al tema plantea que “la
constante en el proceso de Independencia de América Latina es la exclusión de
género y etnia; los excluidos de la libertad son las mujeres, los indios, los
negros. Exclusión que continúa doscientos años después de la independencia”. Describe
las insurrecciones de Tupac Amaru y Micaela Bastidas,
sobre otras cacicas y caudillas y señala que “el
estudio de la participación de las mujeres en la independencia tiene
necesariamente que incluir un movimiento paralelo que comprenda la ideología de
la exclusión” para que no sea borrada ni minimizada la participación de las
mujeres en el proceso emancipador.
Interesa mencionar las cuarenta ponencias que tiene el libro,
escribitas por investigadoras de numerosos países: Lucía Provencio
y María del Carmen Simón Palmer de España; Natividad Gutiérrez Chong, Ana
Serrano Galvis, Adriana Sáenz Baladez y Ludivina Cantú Ortiz de México; Mirla Alcibíades, Edda O. Samudio y Magdalena
Valdivieso Ide de Venezuela; Adelia
Miglievich-Ribeiro, María Lourdes Silva, Lía Faría, Losandro Antonio Tedeschi Claudia Luna, Ana Paula Medicci,
Cristina Luna, Regina Simón da Silva, Adriane Raquel Santane de Lima, Joao Colares da Mota Neto, Leonardo
Nolasco Silva y Vittorio lo Bianco de Brasil; Carmen Gloria Soto Gutiérrez,
Joyce Andrea Contreras Villalobos, Damaris Elizabeth Landeros Tiznado, Cathereen Colttes Illescas, y María T. Aedo Fuentes de Chile; Carlos H.
Hurtado Ames, Claudia Rosas Lauro, Sofía Pachas Maceda
y Diana Miloslavich Túpac de Perú; Gabriela Gresores, Beatriz Bruce, Mari Alfredo Rocabado,
Marcela Vilela, Adriana Micale,
Berta Wexler , Ana Fanchín,
Patricia N. Sánchez y Lucía Lionetti de Argentina;
Mary G. Berg, Fanny Arango –Keeth,
Vanesa Miseres y Ana García Chichester
de Estados Unidos; Rocío del Águila de Canadá; Cintia Ines
Agosti Australia; Catherine Davies de Inglaterra y Susana Regazzoni
de Italia.
Los distintos capítulos del
libro se refieren a los diálogos
con las historiografías, la construcción discursiva de género y la participación
de las mujeres en los procesos independentistas. También se describen los
espacios de reflexión, salones, tertulias, prensa y discurso literario, las
alegorías y representaciones de las mujeres en el teatro, la pintura y la
iconografía de la independencia.
Este texto nos permite hacer un balance de la historiografía oficial
que idealizó próceres masculinos, sin contar con la presencia femenina, y -en
general- todos los trabajos plantean cambiar esas construcciones del pasado que
no hicieron más que justificar posiciones políticas e ideológicas con rasgos de
inferioridad en el papel que cumplieron las mujeres latinoamericanas en la
independencia.
Las cuestiones abordadas abordan
las representaciones de las mujeres en la literatura, imaginarios de las mujeres
en la guerra, creencias populares creadas por los hombres que reflejan
distintas etapas del pensamiento, la ideología y el poder. Determinando
diferentes contextos de significación en cada proceso histórico. El último
capítulo nos muestra estudios sobre la educación femenina, la cultura,
identidad y perspectiva.
Esta variedad de trabajos nos
presentan en conjunto una contribución para recuperar memorias silenciadas. De
esta manera este libro constituye una obra fundamental para la reflexión y un
aporte para nuevas investigaciones que busquen respuestas sobre la presencia de
las mujeres en el Siglo XIX, mujeres que después de la independencia quedaron
aisladas del poder político en los nacientes Estados de América Latina.
Por Berta Wexler
(CEIM-UNR; bertawexler@yahoo.com.ar)