Cultura y censura en los sesenta

 

Jorge Jofre(*)

 

El arte y la cultura desbordados

 

Ni siquiera el golpe de estado de junio de 1966, que terminó con el gobierno de Illía, había producido un quiebre tan grande en nuestra cultura. Sin restarle importancia a las personalidades del mundo de la intelectualidad que se opusieron al gobierno de facto del Gral. Onganía; sin retacear ni obviar las “purgas” que se realizaron en nuestras universidades, es que podemos sin embargo decir que fundamentalmente en Buenos Aires todo pareció continuar en una aparente clima de indiferencia donde el “hipismo” y los artistas del Di Tella eran los reyes de la circunstancia; bajo la mirada de estos interpretes, la cultura, parecía evolucionar sobre una realidad social a la que no cuestionaba ni se oponía... era el momento del “happening”, ese parecía ser el acontecimiento fundamental. En agosto de 1966 hasta un periodista de la célebre Revista “Gente” se expresa acerca de una llamativa proliferación de los happenings, pero deja entrever también en el artículo el recelo con que el público reaccionaba a tal circunstancia.

Solo en 1968 “Tucumán arde” en Rosario y “Experiencias ´ 68” del Instituto Di Tella, por distintos caminos y con distintos efectos pondrán una nota de atención sobre la cuestión de que el arte y la cultura han respondido a un gobierno dictatorial. Un trabajo, leído por León Ferrari en diciembre de 1968 durante un encuentro realizado en la SAAP ( Sociedad Argentina de Artistas Plásticos) hace énfasis en una parte de la proclama de “ Tucumán arde” la cual expresa: “…Arte es todo lo que moviliza y agita. Arte es lo que niega radicalmente este modo de vida y dice: hagamos algo para cambiarlo.”[1] Dejando a un lado las peculiaridades del pensamiento de Ferrari, el texto sirve para dejar en evidencia un foco de reacción desde lo cultural hacia la dictadura; un pensamiento que no converge en absoluto con el pensamiento de las fuerzas armadas. Mas adelante, en el trabajo, el artista plástico agregará: “Tucumán arde fue un certero cañonazo que prácticamente acabó con lo que quedaba de la vanguardia del Di Tella…”.[2]

En “Tucumán arde”, hubo y eso no presenta duda alguna, una acción colectiva tendiente a criticar la realidad socio-política imperante en la provincia de Tucumán con el cierre de ingenios azucareros. Pero, no solo la cuestión era establecer duras críticas sino también una sólida protesta política acompañando en un “mano a mano” a la CGT de los Argentinos.

Tal vez, “Tucumán arde” o la reacción de los artistas del Di Tella (destruyendo las obras de de Experiencias ´68 en la calle Florida), indican que se necesitó tiempo para salir de la “anestesia” de un duro golpe de estado.

Todo daba la sensación de que se habían perdido los límites de contención entre distintos campos de la cultura; entre el arte y la política o entre el periodismo y la literatura. Tanto fue así que, a comienzos de los sesenta y con Rodolfo Walsh el borde que separaba lo estrictamente literario de la nota periodística pareció difuminarse y le permitió al escritor transitar ambos territorios indistintamente.

Dos años antes del golpe militar de 1966, Walsh publica la segunda edición completa de “Operación masacre y el expediente Livraga”, una obra crítica que profundiza sobre los fusilamientos del 9 de junio de 1955 en la localidad de José León Suárez de los que se resistieron al gobierno de la autodenominada Revolución Libertadora.

Casi se podría establecer, con “Operación masacre” una especie de paralelismo con “A sangre fría” de Truman Capote (publicada en 1965), pero, de todos modos, ambos textos no revisten la misma intencionalidad. Mientras Capote se concentra en los claroscuros de un delincuente compulsivo, Rodolfo Walsh, se preocupa en establecer la verdad de un hecho. “Operación masacre” no es sin duda, un texto panfletario o un “pastiche”; es un texto donde se han desbordado los límites entre lo literario y lo periodístico pero con total y excepcional coherencia.

La obra es por otro lado, un notable prólogo a la “Carta de un escritor a la Junta Militar”, terminada el 24 de marzo de 1977, pocas horas antes de ser emboscado por un grupo de tareas de la ESMA[3] la “carta” es la culminación de una obra literaria imbricada con lo político.

Por la misma época en que Rodolfo Walsh escribía su “Operación Masacre”, Ricardo Mejía, un ecuatoriano que dirigía la RCA Víctor de Argentina, promovía a un grupo de cantantes denominados como “la nueva ola” y los llevaba a la televisión. Era la época en que el “twist”, llegado del extranjero, influiría en los compositores jóvenes de Argentina “consolidando el movimiento musical”[4]. Era el momento en que solistas masculinos o femeninos interpretaban tanto temas vinculados al “twist” como al género melódico… “La novia” cantada por el chileno Antonio Prieto, vendió 750.000 placas.

También dentro del ámbito de la música, en el segundo tramo de los sesenta, se comenzó a perfilar el luego llamado “rock nacional” que si bien venía gestándose desde los comienzos de la década sólo cobró cuerpo a fines de la misma. Los músicos del rock no contaban, como “los de la nueva ola”, con la protección de las grandes empresas discográficas. La difusión de tal música se cifraba fundamentalmente en presentaciones en vivo. La Cueva (Pueyrredón 1723) fue hasta su cierre en 1966, uno de los lugares obligados para músicos y cantantes que se habían dejado subyugar por ritmos provenientes del jazz, el folk norteamericano y el rock anglosajón. En 1967, el rosarino Litto Nebbia, grabó formando parte de “Los Gatos” el primer disco de rock en castellano “La balsa” vendió más de 200.000 copias[5] y el rock nacional tenía armado su destino.

 

Crónica de una censura

 

Los primeros años sesenta constituyen el tiempo del gobierno de Arturo Frondizi y sus amigos “desarrollistas”; de la transición de José María Guido al mandato de Illia; los últimos sesenta se someten a los embates del “onganiato”. “Los primeros años sesenta son una prolongación de tendencias surgidas en los últimos cincuenta y los últimos sesenta preanuncian a los setenta “.[6] Idea que no debe tomarse como la lograda arquitectura de un juego de palabras, sino con la convicción de que es real; de que los años sesenta se pueden separar en dos ciclos ciertamente bastante definidos, de los cuales el primero (pese a lo que arrastra de los cincuenta) se permite otorgar ciertas “licencias” al arte y a la cultura, mientras que el segundo se debate, sobre todo hacia el final de la década, con el fantasma de la dictadura y la censura. Sin duda alguna, que esta segunda etapa es una especie de preludio a las duras prohibiciones de la “época del proceso”.

Cabe dejar en claro, que tanto para la mayoría de los que conformaban el gobierno de Onganía en esa segunda parte de los sesenta, como para los de la etapa del “ proceso” en los setenta: los profesores y estudiantes universitarios; los intelectuales argentinos que escribían u opinaban en los medios; los pintores comprometidos con lo social; los poetas reflexivos o los compositores de música progresiva nacional eran potenciales enemigos. las dos formas básicas de contener a tal antagonista era mediante la represión y la censura.

El 23 de julio de 1966, el Consejo Superior de la Facultad de Ciencias Exactas decidió no abandonar la institución educativa; el gobierno de facto, mediante la Guardia de Infantería, logró desalojar el edificio y reprimió con dureza. Los hechos, aunque con menor intensidad, se repitieron durante la misma noche en otras facultades. La llamada “noche de los bastones largos” trajo aparejada la renuncia posterior de 1373 docentes, muchos de los cuales continuarán sus carreras en el exterior”[7]; la represión a gran escala había comenzado.

Casi dos años después, el 22 de mayo de 1968, se procede a la clausura de “los baños” del artista Roberto Plate; una construcción que incluida en una muestra (“Experiencias ´68”; Instituto Di Tella) simulaba baños públicos. La obra en cuestión (sin la propuesta expresa de su creador) había conducido al público a realizar grafittis, algunos de los cuales aludían a la figura de Onganía… ello solo bastó para determinar las fajas de clausura y una custodia policial dentro del propio ámbito de “Experiencias ´68”. El resto ya casi forma parte del folclore de nuestro anecdotario: los demás artistas intervinientes en la muestra, sacaron al día siguiente de la clausura de “los baños”, sus obras a la calle Florida, en señal de protesta, y las destruyeron….a la represión de “la noche de los bastones largos “se agregaba ahora la censura.

“Di Tella. La sangre llega al río”[8], tituló una nota la revista “Primera Plana”, unos días antes de la clausura de la obra de Plate. Fue un anuncio premonitorio de los hechos de “Experiencias ´68”. Un eslabón más de la cadena de artículos periodísticos de “Primera Plana” que llevaron al medio a ser en 1969 víctima de la censura; a sufrir su cierre definitivo por parte del gobierno.

Pero, para ese tiempo, la censura ya había ganado la calle y se había extendido “a las costumbres de la gente”[9] …formaba parte de una especie de plaga que tendría su corolario en los setenta.

 

Bibliografía.

 

AGUIRRE, Javier; ROVETA, Mariana; TIJMAN, Alejandra, Diccionario del rock argentino, Musimundo, Bs. As., 2005.

AGUIRRE, Osvaldo, “La noche de los bastones largos. 1966: El asalto a la universidad pública”, EN: Todo es Historia, Nº. 469, Bs. As., Agosto 2006.

ARIAS GONZALEZ, Oscar L, “Los últimos días de Rodolfo Walsh”, EN: Todo es Historia, Nº 416, Bs. As., Marzo 2002.

BARROS, Diego F., “Una revista de los ´ 60. Primera plana para la cultura”, EN: Todo es Historia, Nº 406, Bs. As.. Mayo 2001.

FERRARI, León, Prosa política, Siglo veintiuno editores, Bs. As., 2005.

JIMENEZ, Andrés E, “La nueva ola y la explosión del mercado discográfico”, EN: Todo es Historia, Nº 421, Bs. As., Agosto 2002.

KING, John, El Di Tella y el desarrollo cultural argentino en la década del sesenta (Prefacio de Tomás Eloy Martínez), Instituto Torcuato Di Tella, Bs. As., 2007.

LONGONI, René, “Los jóvenes desarrollistas”, EN: Todo es Historia, Nº 466, Bs. As., Mayo 2006.

MASSOTA, Oscar, Revolución en el arte. Pop-art, happenings y arte de los medios en la década del sesenta, Edhasa, Bs. As., 2004.

PADIN, Clemente, “En las avanzadas del arte latinoamericano”, EN: Escáner Cultural, WWW. Escaner.cl, Chile, Nº 13, Abril 2001.

RIZZO, Patricia, “Instituto Di Tella. Experiencias ´ 68”, Fundación Proa, Bs. As., 1998.

SEBRELI, Juan José, “Los años sesenta”, EN: Todo es Historia, Nº 280, Bs. As., octubre 1990.

 

 

RESUMEN

 

Cultura y censura en los sesenta

 

Tal vez vale aclarar que es por la década del ´60 (y eso vale tanto para Argentina como para casi todo el resto del mundo), cuando la historia pierde casi en absoluto la linealidad de los hechos; toda forma de cronología se diluye en el intento de establecer una clara periodización; cuando los sucesos parecen acumularse sin lógica alguna y en número creciente.

Aún cuatro décadas después resulta difícil explicar el peculiar fenómeno de una época donde los “happenings” habían alcanzado un protagonismo ilimitado; donde la pintura y la canción moderna parecían liberarse de un pasado acartonado y diferente. Aún hoy se nos muestra como contradictorio el hecho que en una época donde el público y los artistas se toman ciertas libertades sea la misma del golpe de estado del 27 de junio de 1966, un claro anticipo de épocas de gobiernos de facto, y de los primeros grandes pasos de la censura.

 

Palabras clave: Cultura – Desborde – Censura – Arte – Literatura - Rock nacional

 

 

ABSTRACT

 

 

Perhaps we should clarify that it is by the sixties (not only in Argentina but the rest of the World), when history loses almost everything of the lineality of facts; Any kind of chronology vanishes at the attempt of establishing a clear periodization; when the events seem to pile up in an increasing number and without any logic.

Even four decades earlier it results hard to explain the peculiar phenomenon of an era where the “happenings” had reached an unlimited protagonism; where the painting and modern songs seemed to be breaking free from a rusty and different past. Even today it looks to us as a contradictory issue the fact that the times when the audience and the artists were indulging themselves to certain freedoms were the same as those when the June 27th,1966 coup d’etat took place, a clear clue to “de facto” government times and the first stages in censorship.

 

Key words: Culture – Outburst – Censorship – Art – Literatura - National Rock

 

Recibido: 30/04/08

Aceptado: 01/07/08

Versión final: 27/07/08

 

 

Notas



(*) Licenciado en Artes con Orientación en Enseñanza de las Artes (USAM). Docente en Escuela Municipal de Artes Visuales de San Miguel y Escuela Municipal de Música “Julián Aguirre”. E-mail: jofrejorge2000@yahoo.com.ar

[1] FERRARI, León, Prosa política, Siglo veintiuno editores, Bs. As., 2005, p. 36.

[2] Ibídem, p.36.

[3] ARIAS GONZALEZ, Oscar L, “Los últimos días de Rodolfo Walsh”, EN: Todo es Historia, Nº 416, Bs. As., Marzo 2002. p. 22.

[4] JIMENEZ, Andrés E, “La nueva ola y la explosión del mercado discográfico”, EN: Todo es Historia, Nº 421, Bs. As., Agosto 2002, p.12.

[5] AGUIRRE, Javier; ROVETA, Mariana; TIJMAN, Alejandra, Diccionario del rock argentino, Musimundo, Bs. As., 2005. p. 228.

[6] SEBRELI, Juan José, “Los años sesenta”, EN: Todo es Historia, Nº 280, Bs. As., octubre 1990, p. 90.

[7] AGUIRRE, Osvaldo, “La noche de los bastones largos. 1966: El asalto a la universidad pública”, EN: Todo es Historia, Nº. 469, Bs. As., Agosto 2006, p. 15.

[8] RIZZO, Patricia, “Instituto Di Tella. Experiencias ´68”, Fundación Proa, Buenos Aires, 1998, p. 64. Tomado de “Di Tella; La sangre llega al río”, EN: Primera Plana, Nº 282, Bs. As., 21 de mayo de 1968, p. 32.

[9] PADIN, Clemente, “En las avanzadas del arte latinoamericano”, EN: Escáner Cultural, WWW. Escaner.cl, Chile, Nº 13, Abril 2001.