Formación
y desafíos en el profesorado: área de Ciencias Sociales
Berta Wexler(*) y Graciela Sosa(**)
Introducción
Este
artículo forma parte del proyecto de investigación que fuera aprobado de
acuerdo con la Resolución Ministerial Nº 0907/01, Anexo III, Disposición N°
05/02- D.P.E.S., P.D.,P. y D.C., con el Dictamen N° 13-1-02-27. El mismo
pretendió instalar una instancia reflexiva en la construcción del perfil del
egresado de las Carreras de Profesorado de Historia, Geografía y Ciencias
Sociales que se estuvo graduando en el Instituto Superior de Profesorado Nº 3
“Eduardo Laferriere” de Villa Constitución,
Departamento Constitución, Provincia de Santa Fe.
La
inquietud devino de una preocupación creciente de los profesores de estas
carreras, a partir de la etapa de transformación del sistema educativo con la
sanción de la Ley Federal de Educación. El compromiso asumido desde la
Educación Superior instala un espacio para repensar la realidad académica de
las Ciencias Sociales explicitando aquellas cuestiones que hacen al interjuego de las representaciones, en cuanto a la
formación de grado, para contribuir al diálogo institucional en la construcción
de su oferta educativa.
Si bien los Institutos Superiores tienen las mayores responsabilidades
en la organización de las condiciones formativas al ofrecer planes y programas
de estudios en las diversas carreras como un constructo en el que se apoya la
formación de grado, las propias estrategias de crecimiento profesional requieren
acciones institucionales de investigación que articulen las exigencias de la
sociedad en cuanto a conocimiento con las transformaciones y reorganizaciones
de la práctica que operan en consecuencia.
Hemos pretendido comprender los cambios en
los perfiles docentes que se desprenden de diferentes etapas en la formación de
grado en el Instituto desde su fundación, contextualizar la exploración y
situar la acción en los escenarios naturales para contribuir a la toma de
decisiones institucionales.
En las interpretaciones posibles encontramos que los
perfiles docentes resultarían ser históricos y que las representaciones de la
propia carrera también contribuirían a configurarlos.
Teniendo en cuenta que la sociedad requiere y
demanda reflexiones y acciones acerca de la formación del docente a partir de
los cambios operados en las ciencias, en la didáctica y en las políticas
educativas, nos ha interesado desarrollar un proceso de indagación en torno del
gran interrogante planteado como problema que gira en torno de cuáles son los
perfiles docentes que actualmente se desempeñan en las aulas santafesinas y de
las jurisdicciones limítrofes que se constituyen en área de influencia del
Instituto.
Algunas
consideraciones previas
“Por osado que sea investigar
lo desconocido mucho más lo que es inquirir lo conocido” Kaspar
Reconocemos a la formación docente desde los
inicios del Profesorado Nº 3, como el objeto de estudio, entendiéndola como
espacio de construcción histórica de saberes pedagógicos y disciplinares con un
determinado impacto en el ejercicio profesional. La exploración de dicho
continente de significaciones tiene la pretensión de aportar al debate y a la
construcción de nuevas bases dentro de la Institución, para abandonar la
vulnerabilidad en la que pudieran estar los actuales egresados de estas carreras
frente a los cambios y transformaciones. Entonces, al entender a la
investigación como una estrategia de cambio, pensamos podría aportar insumos
para las decisiones institucionales en los períodos posteriores.
Existen pocas investigaciones y trabajos
realizados en torno del tema seleccionado respecto de la formación docente en
estos profesorados en el período que va desde 1960 al 2000.
Centramos
nuestra atención en el espacio curricular porque es allí donde se construyen,
y/o reconstruyen, se producen y/o reproducen los diferentes modos de enseñar
las Ciencias Sociales que van a tener determinado impacto en el sistema
educativo provincial (Región VI) e interjurisdiccional
(San Nicolás, Provincia. de Buenos Aires), el nivel
Polimodal y E.G.B.3, en las siguientes instituciones educativas: Instituto Nº 3, Escuelas del Departamento
Constitución, Escuelas de la Región VI e Instituciones de la Provincia de
Buenos Aires ( San Nicolás y Ramallo).
Hemos
realizado interrogaciones que cuentan con la perspectiva de los participantes,
sobre los fenómenos relacionados con la formación docente desde el
funcionamiento de las carreras mencionadas desde 1964 hasta el año 2000.
Buscamos sacar a la luz los cambios en el período mencionado, revisando sus
orígenes, sus intenciones y contradicciones. Estas indagaciones estuvieron pensadas
para desarrollarlas metodológicamente desde la captación de la complejidad,
desde una metodología etnográfica, con los aportes de la hermenéutica
comunicativa de Habermas, que le asigna a la
interpretación un contexto entretejido por tres elementos: a) normas y valores,
b) objetos y estados de cosas y c) vivencias intencionales, que nos ayudó a “explicitar la significación “dada “ a las objetivaciones
que únicamente pueden comprenderse como procesos de comunicación”.[1]
Estado actual de los problemas
Nuestras preocupaciones giraron en torno de las
siguientes preguntas centrales que
visualizamos como aproximaciones de sentido y que provocan las divergentes
lecturas que pudieron hacerse a partir de ellas:
¿Qué
modelos de formación profesional se han venido dando entre la fundación de
estos profesorados y la actualidad?
¿Qué
dimensiones de la formación docente están presentes en los egresados de estas
carreras del Instituto?
¿Qué
problemas de la práctica permiten elaborar una aproximación teórica cuya
comprensión mejore y logre un aumento del conocimiento para tomar nuevas
decisiones curriculares y de capacitación en la institución?
Hemos trabajado
los ejes de análisis tratando de establecer regularidades en torno de
concepciones, valoraciones, percepciones y prácticas. Todos
los datos recogidos y los procesos metodológicos de análisis y acercamiento interpretativo
han contribuido a profundizar y/ o descubrir nuevas aristas de trabajo.
Los
aportes del Análisis del Discurso permitieron la contrastación necesaria para
descubrir qué dicen las diferentes voces de los actores implicados en las
cuestiones a investigar: el discurso oficial comprendido entre el 64 y el 2000,
el discurso de los egresados y el discurso institucional plasmado en el P.E.I y
en los planes de estudio que existieron antes de la utilización de este
instrumento. Los aportes bibliográficos de las Ciencias de la Educación nos
permitieron centrar nuestras observaciones en el campo disciplinar y didáctico.
En este cruce de discursos buscábamos encontrar algunas respuestas que
nos llevaran a interpretar los fenómenos que allí ocurrían. Los ejes que se abordaron en la formación del Profesorado
tienen relación con la construcción de los diferentes perfiles, a saber:
a)
Un espacio de direcciones emergentes, cuyo
contenido se centra en aquellas cuestiones que emergen de la población
consultada,
b)
Un espacio con historia, en
el que se distinguen diferentes configuraciones de los perfiles en la formación
de los Profesores de Historia y Ciencias Sociales de acuerdo con los diferentes
periodos históricos –educativos:
El foco de interés
se centró en un problema curricular que tiene consecuencia directa en las
prácticas profesionales de nuestros egresados. Las voces que faltan, las de los
profesores actuales de la carrera, constituyen otro universo de significaciones
que no forman parte de éste y consideramos que puede ser objeto de otras
investigaciones.
La información
obtenida nos llevó por un análisis de diferentes tipos de producciones, hecho
que enriqueció nuestra mirada y nos mantuvo alerta permanentemente.
Población.
La población involucrada, tomando en cuenta los años de egreso, la
antigüedad docente, el lugar de procedencia y otros aspectos corresponde a tres
décadas: 1970,1980,1990.En las indagaciones pudimos visualizar otras
características: a) que todos se encuentran ejerciendo su profesión como
docentes en el área de Ciencias Sociales y pertenecen a instituciones de
E.G.B.3 y Polimodal, de diferentes zonas de la ciudad y de ciudades vecinas de
la Región VI de la Provincia de Santa Fe y escuelas públicas y privadas de la Provincia
de Buenos Aires, b) que las escuelas en que trabajan tienen diferentes
modalidades y se desempeñan en asignaturas como: Historia y Geografía, Ciencias
Sociales, Formación Ética y Ciudadana. Frente a esta situación, nos preguntamos
a qué se enfrentan estos profesores egresados y cuáles son los desafíos
actuales que debe asumir con ellos la Institución que concretó su titulación.
“La formación del profesorado es una de las
piedras angulares imprescindibles de cualquier intento de renovación del
sistema educativo con decididas y claras proyecciones sobre la calidad de la
enseñanza”[2]
Es
evidente que el Profesorado es reconocido como espacio de cambio educativo,
fundamentalmente por la posibilidad de observarse en él las direcciones emergentes
de los aprendizajes de las competencias profesionales para la docencia a lo
largo de los diferentes períodos desde su fundación. En el caso que nos ocupa,
las carreras de Profesorado de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, objeto
de nuestra exploración son de las más antiguas del Instituto Nº 3 de Villa
Constitución, Provincia de Santa Fe; podríamos decir que casi nacieron con él.
Entonces, ya sus egresados pueblan las aulas de las diferentes escuelas de la
zona y de los alrededores de la Prov. de Buenos Aires.
Nuevas
aproximaciones y lecturas ofrecieron otras cuestiones que se relacionaban con
el problema en tratamiento. Lourdes Montero[3]
citando a Toulmin plantea la indisociabilidad
del campo disciplinar con las posibilidades de influencia en la práctica
profesional como las dos caras de una misma moneda, que bien pueden verse en
esta problemática. En tal sentido, aparecen como dos modos diferentes de
concepción: como disciplina, con una tradición comunal de procedimientos y
técnicas para abordar problemas teóricos o como una profesión, con un conjunto
organizado de instituciones, roles y hombres cuya tarea es aplicar o mejorar
esos procedimientos o técnicas. La misma autora incluye, en el mismo libro, dentro
de la formación del profesorado, tres fenómenos supuestamente globales: el
aumento de la demanda social de formación y desarrollo profesional del
profesorado, el derecho de profesores a su continuo desarrollo para desempeñar
su profesión y aumentar la calidad de su trabajo y un mayor compromiso de las
instituciones de formación de grado con la investigación.
El espacio
de formación del profesorado se entendió como espacio histórico y eso permitió
pensar en algunas cuestiones que nuestros egresados deben enfrentar en su tarea
diaria: cómo mantener la indisociabilidad del campo
disciplinar, la sutil tensión entre la disciplina y la profesión cuando su
formación de grado se ha inclinado hacia la primera, cómo atender a la demanda
de formación posterior a la formación de grado, sobretodo porque, en la
actualidad, cada vez más se abandona la idea de que la formación termina cuando
termina la formación de grado que ofrece el instituto y cómo hacer valer el
derecho de un continuo desarrollo y cómo, en consecuencia, aumentar la calidad
de su trabajo, demandando propuestas de capacitación y perfeccionamiento que
reúnan algunas condiciones básicas: la calidad, la actualización de los
contenidos disciplinares y pedagógicos y la gratuidad.
Un campo
interesante de exploración resultó ser las preocupaciones de los egresados por
las dificultades que encontraban a la hora de cursar su carrera. En un primer
grupo, se reconocieron dificultades de tipo personal, familiar y de trabajo; y
en un segundo grupo, la exigencia considerada como de alto nivel. En el primer
caso, es importante el desarrollo de estrategias para evitar el desgranamiento
que lleva a la deserción y, en el segundo, resultaría importante investigar el
interior de la carrera para saber cuál de los polos ha sido desatendido por la
formación de grado.
Los
egresados de la década del `70 coincidieron en su mayoría en reconocer un
modelo academicista; los de la década del `80 reconocen diferentes modelos:
clásico, tradicional, y centrado en el saber disciplinar – desligado del saber
práctico – pedagógico, en acotado número de asignaturas: crítico, algunos de
los de la década del `90 también observaron un modelo crítico. Nos parece
importante destacar que estos reconocimientos recogidos de ninguna manera
pretenden ser generalizaciones, sino que se entienden como representaciones de la muestra. La heterogeneidad de paradigmas que aparecieron nos condujo a
plantearnos algunos interrogantes:
¿Cómo
hacen frente a la explosión de conocimientos y habilidades demandados por la
sociedad moderna?
¿Cómo
motivan a sus alumnos en el estudio de las realidades sociales, especialmente
en estos tiempos de desempleo y violencia social?
¿Cómo
enseñan a procesar la información, si se considera la competencia entre las
fuentes informales de información y los valores, especialmente en los medios de
comunicación de masas?
¿Cómo
introducen las nuevas tecnologías en la escuela?
¿Cómo
abren la escuela a la comunidad inmediata y al mundo exterior desde sus
prácticas áulicas y/o institucionales?
No
pretendimos contestarlas, sin embargo, algunas cuestiones implicadas en las
problemáticas que aparecen en las voces de los egresados de las carreras de
Historia, Geografía y Ciencias Sociales acerca de qué conocimientos,
habilidades, valores y actitudes se busca y cuáles son los procesos y los
recursos para su adquisición en sus propuestas de grado.
Encontramos
presente como una constante: “la problemática de la enseñanza de las disciplinas
especializadas y su difícil diálogo con la formación pedagógica”.[4]
Ha sido difícil evitar contradicciones entre los dichos de los egresados; por
un lado, reconocen como importantes asignaturas que se inscriben en el polo de
la actualización teórica, pero cuando plantean necesidades o proponen
tratamiento de determinadas problemáticas, se inclinan por el polo de la acción
pedagógica.
Este punto
de conflicto marca dos concepciones en la formación docente que se encuentran
presentes en las prácticas cotidianas de las instituciones y que merecen ser
explicitadas por la importancia que ellas revisten. También es cierto que los
institutos fueron creados en nuestro país para privilegiar la formación
pedagógica y fortalecer la categoría profesional de los docentes. Teniendo en
cuenta ese mandato fundacional al que hacíamos referencia, entendemos que el planteo
bipolar de la cuestión resulta insuficiente: es necesario conciliar
actualización teórica con la reflexión sobre las prácticas de enseñanza de las
Ciencias Sociales y las prácticas de aprendizajes de los sujetos que aprenden,
incluyendo en este grupo a los egresados quienes completan o pretenden
completar su formación.
En tal
sentido, resultan esclarecedoras las palabras de María Cristina Davini:”Aunque el currículum
de la enseñanza básica o secundaria prescriba las materias que deben ser
enseñadas, les cabe a los docentes un proceso de ponderación y organización del
conocimiento en las aulas. En consecuencia, este conocimiento no puede
representar para maestros y profesores una cuestión opaca. Ello impone al
currículum de la formación inicial y al perfeccionamiento un importante
desafío: no sólo deben incluir niveles significativos de información
especializada, sino que también deben permitir a los estudiantes la comprensión
de sus problemática, postulados teóricos competitivos y contextualización en
las redes de interés de las comunidades científicas. Entendiendo que el
desarrollo de la ciencia no es neutro, esta comprensión le permitiría al
docente tomar decisiones epistemológicas congruentes con los propósitos
educativos que persigue” [5]
En
relación con lo anteriormente desarrollado, es interesante observar que las
omisiones reconocidas giran en torno de: la evaluación, contenidos de formación
ética y ciudadana, la investigación educativa, la didáctica de las Ciencias
Sociales, mayor profundización en los contenidos de las diferentes materias, la
formación pedagógica, las estrategias metodológicas focalizadas en la
comprensión de textos, procesamiento de la información y técnicas de estudio.
Las
preocupaciones en torno de la formación docente y sus omisiones han podido
sacar a la luz estas cuestiones tácitas que forman parte del universo cultural
de estos sujetos. Creemos que cualquier propuesta que surja para su formación
desde la institución tendría que encaminarse a una reestructuración de aquellos
modos pensar, percibir y accionar la práctica docente en la enseñanza de las
Ciencias Sociales. Los aspectos a focalizar en la formación de profesores
deberían organizarse alrededor de tres ejes: la actualización y profundización
de los contenidos, las prácticas docentes y las estrategias de intervención
docente para el procesamiento de la información.
Al
contrastar las omisiones con las necesidades; podemos inferir que, de aquellos
componentes reconocidos por Imberón[6]
en la formación del Profesorado, es el psicopedagógico el que se encuentra
devaluado. Sería importante tener en cuenta este dato en la configuración del
modo de entender la profesión de enseñar; ya que desde el discurso se busca
preparar un profesional que, al asumir conocimientos teóricos de la
especialidad, también lo haga con los prácticos y tecnológicos de las ciencias
de la educación para el ejercicio docente. Se trataría también de dotar al
profesor de cierta profundización dentro de otros saberes, tales como el “saber
comunicarse” que le permitiría aumentar y profundizar su universo
comunicacional con la clase y con otros actores institucionales y, dentro de
él, el “saber expresarse” como elemento valioso para crear los vínculos
necesarios en las diferentes situaciones didácticas.
Los materiales de estudio utilizados en la
formación de grado (libros y
fotocopias) dan cuenta de una
concepción academicista centrada fundamentalmente en el lenguaje escrito. Esto
permitiría debatir sobre las siguientes cuestiones:
¿Cómo
enfrenta este profesor formado en una cultura académica centrada en el libro
los aprendizajes de sus alumnos, sujetos sometidos a lenguajes diferentes como
el video y la informática?
¿Qué limitaciones
conceptuales debe enfrentar en cuanto a la comprensión lectora y a la
producción de textos orales y escritos?
¿Qué
desafíos didácticos debe sortear este profesor frente a la producción de
materiales didácticos y a la dinámica diseñada para enseñanza de las Ciencias
Sociales?
La tensión
producida entre los materiales de base fundamentalmente lingüística y aquellos
que se basan en otros lenguajes determinan las prácticas docentes en uno u otro
polo. En realidad, creemos que este aspecto merece una indagación especial
porque, siendo el área de las Ciencias Sociales un espacio donde la búsqueda de
soluciones, el reconocimiento de fuentes de información y la interpretación de
situaciones se configuran a partir de buenos procesos de comprensión; es por
eso que, entendemos que explorar los procedimientos propuestos a los alumnos
representan, hasta el momento, lo oculto u ausente.
Las
visiones recogidas permiten registrar que la tensión entre las teorías y la
práctica subyace en la formación docente del profesorado, otorgándole un estilo
particular de acuerdo con las diferentes épocas y los marcos teóricos.
Podríamos pensar que la evolución en las prácticas pedagógicas indica una
situación inicial desde una “racionalidad técnica” en la que se supone que los
problemas de la práctica se resuelven a partir de la aplicación de la teoría
sistemática, preferentemente basada en investigaciones[7]
con intentos aislados hacia otro polo que contempla cada vez más el estudio, la
reflexión, la discusión, la experimentación.
Coincidimos
con María Cristina Davini cuando dice: ”... todo enfoque y prácticas pedagógicas
enseñan no sólo por lo que dicen que enseñan sino aún mucho más por lo que no
dicen, por lo que ocultan o desconocen y, al fin, por lo que instauran en la
misma práctica, como estilo de interacción entre los sujetos, entre ellos y el
conocimiento, y entre todos ellos y el contexto social. Pero dentro de esta
lógica, los problemas no se restringen a las materias pedagógicas. La enseñanza
del “conocimiento teórico” de las disciplinas específicas arroja rasgos
tendenciales que representan similares obstáculos.”[8]
Un punto
de vital importancia lo constituye el hecho de que el estudiante egresa y “se enfrenta con la práctica laboral con
escasas conexiones entre las investigaciones sistemáticas y los procesos reales
que tiene que enfrentar en el aula o en la escuela”.[9]
En este sentido, la necesidad de conformar una pedagogía específica que incluya
la reflexión sobre la práctica se transforma en uno de los nudos emergentes que
permitiría que se indague acerca de las dimensiones involucradas en el problema
y que se detecten problemas que emergen de las prácticas con vistas a un
potencial desempeño práctico, como así también la adecuación de las acciones a
contextos y sujetos concretos.
Algunas ideas
que nos parecen importantes a la hora de pensar en la formación docente se
relacionan con conocimientos que le permitan elaborar estrategias de enseñanza,
con técnicas de autoformación, optimismo pedagógico, fuerte interés por comprender
los problemas derivados de las relaciones educativas y capacidades
comunicativas.
Coincidimos
con Imberón cuando expresa: “En la formación permanente será imprescindible conocer la forma de
adaptación a uno u otro tipo de alumno, individualmente considerados y también
como grupo en el marco de una clase determinada. En este nivel, la información
de que dispone y la formación del profesor han de relacionarse con la
didáctica, la psicología del niño y del adolescente, en materia de psicología
social y de interpsicología. (…) La formación
permanente debería conceder a estos aspectos una importancia equivalente a la
que se reconoce el conocimiento sobre los contenidos o las estrategias
metodológicas.” [10]
Entendemos
que ha de ser de vital importancia el desarrollo de las cuatro capacidades de
acción útiles para el profesor: ser capaz de observar y diagnosticar todo lo
que sucede a su alrededor, de observar a los alumnos, de saber comunicarse y
ser capaz de servirse de su propio cuerpo.[11]
Podríamos
concluir este apartado citando lo que significa para Hoyle[12] la profesionalización, que puede identificarse con
desarrollo profesional:” …el proceso por
el que los profesores adquieren el conocimiento y las habilidades esenciales
para una buena práctica profesional en cada etapa de su carrera docente.”
Una
mirada hacia la historia...
Uno de los aspectos esenciales se
refiere a la construcción de los perfiles de los Profesores de Historia y
Ciencias Sociales, razón por la cual no podemos soslayar un recorrido histórico
de estas carreras en el Instituto Nº 3 de Villa Constitución. Si bien el
análisis de esta situación llevaría a una profundización en los procesos de la
historia de la educación argentina, nosotros preferimos centrarnos en algunos
aspectos de esta problemática para poder construir aquellas competencias
profesionales a partir de la formación docente de esta carrera.
La formación de profesores desde
principios de siglo en nuestro país estuvo a cargo de las universidades y los
Institutos No universitarios, tanto en el orden público como privado para
atender a las necesidades de escuelas en el Nivel Medio de carácter Nacional,
Normal, Comercial y el Técnico, a partir de 1950, con la creación de esa
modalidad.
Los profesorados en los Institutos
Terciarios, de acuerdo con los planes de estudio, fueron casi todos de
formación general, con materias de carácter humanista y escasa formación
pedagógica. Las materias disciplinares desligarían el saber con la práctica,
con una fuerte carga normalista: lo pedagógico está planificado al finalizar la
carrera.
Dentro del área que exploramos, se trata
de estudiar la actividad de la enseñanza y la formación específica. En general,
la mayoría de las carreras que se fueron articulando en los profesorados
argentinos estuvieron atravesadas por la cuestión profesional, de formadores y quedaron
como desafíos políticos muy fuertes. Si bien las provincias son parte de las
políticas nacionales, desde principios del siglo XX, los profesorados fueron
disciplinares, se unieron por puntos de contacto o en áreas y volvieron a la
disciplina a partir del siglo XXI. Lamentablemente nuestro sistema educativo no tiene continuidad a
lo largo del tiempo, las experiencias y cambios son copias de modelos europeos
o modas que dejan de tener vigencia a cada nuevo gobierno.
En el
contexto social de la escolarización también se reconocen diferentes etapas, a
saber:
·
la etapa fundacional y de gobiernos
civiles,
·
el proceso de la dictadura militar,
·
la etapa de transición hacia la
democracia,
·
el período democrático propiamente dicho,
·
el de “transformación educativa”
En el
primer período, con el objeto de organizar en forma armónica e integral la
política educativa, el Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE), elaboró un Plan
de Desarrollo Nacional para el período fundacional de nuestro Instituto. En
particular para la Enseñanza Superior el objetivo fue incrementarla del 10% al
11% y orientar a los jóvenes a estudiar nuevas carreras, distintas a las
tradicionales.
En el marco de la política desarrollista
del gobierno de Arturo Frondizi, aparece la Educación Superior No Universitaria
en la Provincia de Santa Fe ya que las Escuelas Normales gestionaron su
creación. De acuerdo a los aportes realizados en el trabajo del Proyecto
Educativo Institucional (PEI. ISP N° 3), sabemos que en el año 1959, por la Ley
4910 estas escuelas fueron reorganizadas en cada cabecera de departamentos, con
concursos para titularizar el personal, plantas escolares, horarios de doble
turno, etc. La política educativa provincial extendió la obligatoriedad de la
enseñanza al Ciclo Básico y se ampliaron las escuelas junto con el presupuesto para
las mismas.
Los Institutos del Profesorado aparecen
durante la presidencia del Dr. Humberto Illia con el
objetivo de corresponder a las demandas crecientes de educación a Nivel Medio y
Superior. En el año 1964, se crea el Instituto Superior del Profesorado de
Villa Constitución; así lo decía el texto fundacional:
“Decreto Nº 00427. SANTA FE, 24 de Enero de
1964. VISTO el expediente Nº 12427 del Ministerio de Educación y Cultura,
mediante el cual el director de la Escuela Normal de Villa Constitución Señor
José Hugo Goicoechea, propicia la creación en esa ciudad de un Instituto de
Profesorado Básico; y CONSIDERANDO: que se concretaría una justa aspiración de
la población al dar a los alumnos de escuelas normales e Institutos de
enseñanza secundaria, la oportunidad de adquirir estudios superiores; Que el
mencionado Instituto absorbería también a alumnos de las localidades vecinas,
como San Nicolás de los Arroyos, Alcorta, Arroyo Seco y Santa Teresa: Por ello
y de conformidad con lo solicitado por el Consejo General de Educación, EL
GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DECRETA:
...
ARTÍCULO 2º) Créase un Instituto de Profesorado Básico en la ciudad de Villa
Constitución
Firman el Gobernador de la Provincia de
Santa Fe, Dr. Aldo Tessio y el Ministro de la cartera
de Educación el Profesor Arribillaga, se fundaron
además los Institutos de Venado Tuerto, Coronda, Reconquista, Rafaela, Cañada
de Gómez, Casilda y Santa Fe.[13]
Este
nuevo modelo de Educación Superior concebía a la escuela como una herramienta o
instrumento cuya función era la de aportar elementos acordes al nuevo orden
social. “Se trataba, entonces, de tecnificar la
enseñanza sobre la base de esta racionalidad, con economía de esfuerzos y
eficiencia en el proceso y los productos. En función de este modelo, el
profesor es visto esencialmente como un técnico. Su labor consistiría en ‘bajar
a la práctica’, de manera simplificada, el currículum prescrito alrededor de objetivos
de conducta y medición de rendimientos.”[14]
Actualmente el Profesorado depende de la
Dirección de Enseñanza Superior del Ministerio de Educación y Cultura de la
Provincia de Santa Fe. Su funcionamiento se rige por el Decreto Nº 198/86, que
reglamentó orgánicamente sus actividades y, cuando se resolvió nominar a todos
los establecimientos educativos provinciales, se propuso el de “Eduardo Lafferriere”, para rendirle un homenaje a quien fuera
profesor, renombrado matemático, autor de obras de su especialidad, fundador y
primer director de la Escuela Normal de Villa Constitución, a partir de 1917.
El 20 de mayo de 1982 el Ministro de Educación de la Provincia de Santa Fe, Dr.
Eduardo Emilio Sutter Schneider presidió el acto de
imposición de dicho nombre. (Resolución Ministerial Nº 185 del 17 de Marzo de
1982)
Por Decreto Nº 2374 del 25 de Marzo de
1964 se cambió la denominación del mismo pasando a ser Instituto Superior de
Profesorado. Las carreras que comenzaron a funcionar fueron:
Matemática, Física y Cosmografía,
Ciencias Naturales, Castellano y Literatura e Historia y Geografía
En 1967, egresaron
los primeros profesores en las disciplinas establecidas como programa, con el
Título de Profesor de Enseñanza Media (Secundaria, Normal y Especial); la creación del Profesorado había sido algo significativo
para el Departamento Constitución y su área de influencia (Proyecto
Educativo.PEI-2003).
En este
marco comenzó el crecimiento de una Institución que marcaría historia en el
ámbito del sur santafesino, y se desarrollaron diferentes planes en el área de
Ciencias Sociales y la Historia, que más adelante señalamos, hasta que otra
política de carácter autoritario cambiara la situación general en todo el país.
En el
segundo período, al irrumpir en el gobierno la dictadura militar, es posible
reconocer que los objetivos de la Política Educativa estaban en consonancia con
los fines que proclamaron las Fuerzas Armadas: reestructurar el Estado y transformar los fundamentos de la
sociedad argentina bajo un proceso de autoritarismo
político y marcada represión a la expansión del pensamiento crítico. La
crisis en el contexto argentino y la inestabilidad política provocaron la ruptura de los circuitos de
reproducción ideológica. Se
cerraron los mecanismos de participación social en el sistema educativo
provocando expulsiones y exclusiones
de determinados actores. El control
militar directo de los proyectos educativos cristalizaron y garantizaron la
verticalización del sistema administrativo, transfiriendo
la lógica burocrática al ámbito escolar a través de reglamentaciones y acciones
formalmente prescriptas.
El tercer
período se reconoce entre los años 85 y 88 como el de transición, en el que el sistema educativo se configuró en torno
de revertir prácticas autoritarias y crear clima de participación democrática,
con un rol burocrático estatal de
carácter infraestructural, representado por los funcionarios políticos, que vigilaban el cumplimiento de los objetivos formales. Se buscó la expansión cuantitativa del nivel medio y
la eficiencia basada en el logro de una baja tasa de deserción. El énfasis puesto en el ejercicio
democrático, a través de centros de estudiantes, talleres de docentes, etc., y
en la apertura de la escuela a la comunidad, hizo que se prestara más atención a la “forma” que al “contenido
educativo”, produciendo un desequilibrio entre ambos y desconociéndolos como unidad indisoluble.
El cuarto
período, nominado como democrático propiamente dicho, normalizó la mayoría de casas
de estudio de Nivel Superior, reincorporando a los profesores y directivos expulsados
del sistema, y reconociendo nuevamente los estatutos docentes, los Consejos
Académicos y Deliberativos de las instituciones donde participaban todos los
estamentos de la Comunidad Educativa. Puso en marcha además el “II Congreso
Pedagógico” con la participación de todos los niveles de enseñanza,
estudiantes, padres, etc..
El último
período coincide con la Reforma del Estado, la Transformación Educativa que, en este campo, se había estructurado
alrededor de dos líneas de acción: a) la transferencia a las jurisdicciones
provinciales de todos los servicios nacionales de educación considerando esto
como algo que permitiría la democratización del sistema y b) la aplicación de
la Ley Federal de Educación.
Esta etapa, se la describe solamente ya que no es objeto de nuestro estudio
donde el análisis llega hasta el año 2000, momento en que se está aplicando el Plan
de Profesorado de Historia N° 830/ 86, en la Provincia de Santa Fe.
Durante
los períodos mencionados anteriormente funcionaron:
El Profesorado de Historia y Geografía, desde 1964, en la Provincia de Santa Fe, el primero que se
implementaría en nuestra institución dentro de los que estamos estudiando,
manifestando importantes déficits en el desarrollo de las competencias docentes
y una desarticulación entre una formación de carácter disciplinar y una enseñanza
de contenidos en áreas. La apertura se
produjo el 13/04/64 con una duración de 4 años.
El Plan de la carrera de Historia y Geografía marcó un aporte general que contribuyó al
enriquecimiento personal de los alumnos, asociado a la concepción positivista y
organizado en el conocimiento de las
historias generales, regionales y las geografías específicas. Durante cuatro
años de estudio, se compartió, junto a los idiomas extranjeros, el área
pedagógica- didáctica que se cursaba al finalizar la carrera. Metodología y
Práctica de la enseñanza con crítica pedagógica hizo hincapié en la conducción
y planificación del aprendizaje. Funcionó
hasta 1973 y el motivo de cierre fue la disminución de la demanda.
El Profesorado de Escuela Intermedia en área de Ciencias
Sociales, desde 1970 hasta 1973. Fue un cambio propuesto para la enseñanza que rápidamente
se suprimió y pocas promociones accedieron a él. Se dictaron contenidos básicos
de Ciencias Sociales, ya que se había acortado la brecha entre la escuela
primaria y la secundaria para que los alumnos al finalizar se inserten en el
mundo del trabajo. Se preparó a los docentes con núcleos de materias afines y
correlativas, intentando realizar un cambio en la educación y aún en el régimen
económico e industrial de la Nación. La legislación
de Educación Secundaria, que abarca dos dimensiones:
la teórica y la profesional – técnica que pretenden dar aptitudes prácticas, ya
que la propia escuela intermedia serviría para contener a los adolescentes con
el fin de que no abandonen la escuela y se inserten en el mundo del trabajo. La
nueva organización de la enseñanza modificó la formación en los profesorados y
acortó los términos en ambos sistemas: Medio y Superior. Como sostiene
Ángel Díaz Barriga, “… La cuestión
curricular forma parte de una pedagogía que busca establecer nuevas relaciones
entre la institución educativa y el desarrollo industrial”[15]
El Profesorado de Complementación de Enseñanza Intermedia a
Media, desde 1973,
y a los fines de lograr la equivalencia de los profesorados por no existir más
la Escuela Intermedia, estableció un plan de estudios con materias
cuatrimestrales. Con el cursado en Primer Cuatrimestre de cuatro asignaturas y
Metodología y Práctica de la Enseñanza (Anual), el alumno obtuvo el Título
Complementario para dar clases en el Ciclo Básico y, con el cursado en el
Segundo Cuatrimestre de las otras cuatro, el de Profesor de Nivel Medio. No era
el sistema más idóneo, pero favoreció la distribución de las tareas; dado el
gran número de materias que debían cubrir, esta experiencia permitió saldar la
deuda con los egresados preparados para el Nivel Intermedio.
El
plan del gobierno peronista, en este
caso, tiene que ver con el replanteamiento curricular para modernizar la
educación, en la que se le asignaron nuevos lugares a la escuela y en
particular a la Historia, las Ciencias Sociales y el Estudio de la Realidad Social del
país. Estos nuevos lugares tuvieron que ver con la práctica cotidiana en donde
se le asignaron nuevos espacios en el currículo. Existieron numerosas disputas
teóricas sobre la concepción curricular.
El
Profesorado de Historia, desde 1981
hasta 1985, apuntó a la Historia como ciencia social cuyo objeto de estudio
principal eran los aspectos económicos, socio-políticos y materias de formación
general con un carácter humanista. Las asignaturas de la especialidad trataban
de formar docentes productores de conocimiento. El saber pedagógico se
planificaba para los últimos años de la carrera y la didáctica apuntaba a la
adquisición de hábitos o habilidades para la planificación, conducción y
evaluación de los aprendizajes. Tenía una fuerte impronta normalista, con una preparación de los
docentes para la enseñanza secundaria. La carrera estaba basada en las
historias tradicionales: europea, americana y argentina, con ausencia de
planteos epistemológicos sobre la disciplina y sobre la metodología de la
investigación. Este Plan de Estudios de cuatro años tuvo varias
promociones hasta que se le incorporó medio año más para egresar. Cabe
consignar que los Planes de la Jurisdicción Nacional continuaban siendo de
cuatro.
A partir de 1980, la reformulación curricular trató de “superar las
dificultades propias de las concepciones acerca del conocimiento sostenidas en
la etapa fundacional de la formación docente” (Davini,
1995:37) en el ámbito nacional y provincial. Una de ellas fue el Nuevo Diseño
Curricular para la formación de profesores de Historia que entró en vigencia en
el año 1986 con el Plan de Estudios de la carrera de Historia N° 830 y que tuvo
vigencia hasta el año 2000.
Este cambio resignificó “el papel y la concepción del conocimiento que
dejó de ser enciclopédico, como nueva experiencia trató de adaptarse a la
cambiante realidad social para comprenderla y transformarla. En los finales del
siglo XX las políticas implementadas en los institutos terciarios hacen
indispensable un docente como profesional. Y en esa profesionalización el
docente y los alumnos producen currículo, con creatividad e investigación”.[16]
La
reforma para el Plan del Profesorado de Historia, en el año 1986, modificó la
formación docente y todas las carreras de la
provincia comenzaron con la interdisciplinariedad, organizada en talleres y núcleos.
La experiencia innovadora articuló la propuesta con la integración de la teoría
y la práctica en la interrelación escuela-comunidad. El informe elaborado para
el PEI del Departamento de Historia de nuestro Instituto dice:
“La interdisciplinariedad apunta
a superar la fragmentación del saber, la atomización, los comportamientos
estancos entre las disciplinas, la especialización parcializadora
para que no encontremos como resultado un hombre dividido, incapaz de
reconocerse en su totalidad y que es necesario reconstruir toda visión del
hombre en su conjunto integrante. Además, la interdisciplina
implica una convergencia de investigación y de no abandono de la especificidad
disciplinar ya que esta misma interdisciplinariedad exige el dominio de la especialidad
para poder compartir sin invadir. Se pretende a través de esta construcción
interdisciplinar favorecer el conocimiento de la realidad social construyendo
explicaciones provisorias e hipótesis factibles de ser confrontadas. La
propuesta es la de problematizar la realidad social a partir de ejes
vertebradotes teniendo en cuenta las categorías de análisis y los conceptos
estructurantes. La interdisciplinariedad fomenta actitudes abiertas, flexibles,
solidarias democráticas y críticas.”[17]
Desde la creación del Instituto
funcionaron hasta la actualidad las carreras mencionadas, salvo un período de
seis años en que no se dictaron por falta de matrícula (1976 a 1981). No nos resulta
extraño la ausencia de estas carreras, ya que ese período coincide con la época
en que gobernaba la dictadura militar en la República Argentina con un proyecto
educativo fuertemente tradicionalista y con una concepción occidental y
cristiana; el autoritarismo primaba en el Estado Argentino y en todos los
órdenes de la educación.
Respecto a las carreras de Historia y Ciencias
Sociales, tuvieron mecanismos de control muy fuertes, como la detención y
desaparición de docentes que molestaran al régimen, hasta del manejo de
bibliografía en los programas de estudio, controles de clases y sanciones
disciplinarias hacia los directivos que no cumplieran con lo ordenado por las
autoridades. El régimen de control se ejercía de una manera muy estricta a
través de los supervisores, que hasta llegaban a las instituciones en misión de
escuchar las clases y detectar los llamados inconvenientes al sistema con
directivas expresas aprobadas por la Junta Militar cuyo órgano de ejecución era
el Servicio de Inteligencia del Estado.
Se pusieron en vigencia formas de terrorismo de
Estado a través de cartillas, fichas de admisión al servicio educativo que se
realizaban por triplicado consignando los empleos de los últimos diez años del
agente junto con la identificación de cuatro personas responsables para avalar
dicha admisión.
Cabe recordar que los Profesorados de la Provincia de Santa Fe,
adhiriendo a la Ley Federal de Educación, y en el marco de la Reforma
Educativa, desde el 2001 puso en vigencia un nuevo Plan
de estudios que volvió a 4 años de duración y continúa hasta la fecha, cuyo
contenido no ha sido objeto de nuestro estudio.
En los planes que tuvieron vigencia en el Instituto durante el período
estudiado, podemos observar una fuerte tendencia de formación academicista que
configura el perfil histórico del egresado. Este perfil es el que caracteriza a
un profesor que debe dominar lo conceptual para poder abordar la investigación
histórica. Los egresados se identifican con la disciplina más que con la
formación pedagógico- didáctica.
Sin embargo, el anhelo es llegar a tener, frente a la
diversidad de situaciones que se le presentan hoy en las aulas, competencias
que le permitan establecer todas las relaciones necesarias entre lo que fue su
formación pedagógica, especializada y orientada con las demandas actuales de
los alumnos para mejorar su calidad como docentes.
Conclusiones
El universo de significaciones explorado permite reconocer cuestiones
interesantes en lo que hace al desarrollo profesional de nuestros egresados
para que en los debates institucionales se traten y se construyan propuestas
renovadas y renovadoras.
Los diferentes discursos han permitido dilucidar algunas permanencias,
tales como: la necesidad de continuar la formación en el espacio institucional
del Profesorado, la valoración de una formación permanente, la posibilidad de
profundizar en problemáticas relacionadas con lo disciplinar y lo pedagógico,
la oportunidad de realizar procesos de capacitación y perfeccionamiento en la zona
de residencia o de trabajo.
El Instituto Superior Nº 3 conmemoró sus cuatro décadas de trabajo en
el año 2004, con una permanencia a lo largo de TREINTA y CUATRO AÑOS, lo que da
sentido y relevancia al aporte realizado a la educación santafesina en la
formación de profesores del área de las Ciencias Sociales.
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RESUMEN
Formación
y desafíos en el profesorado: área de Ciencias Sociales
Este
trabajo intenta encontrar algunas respuestas a los interrogantes que giran en torno de
la formación de los egresados del Profesorado en Ciencias Sociales e Historia
del Instituto Superior de Profesorado Nº 3 de Villa Constitución, Provincia de
Santa Fe. Esta aproximación pretende revelar algunas percepciones que tienen
los docentes de estas carreras en cuanto a su propia formación. Las
permanencias y las rupturas producidas en los discursos de los diferentes
actores, desde 1960 hasta el año 2000 en este instituto, ofrecen un espacio
complejo, pero a la vez, interesante de explorar. El proceso de producción de
conocimiento está focalizado en la indagación de concepciones, procesos y
prácticas que subyacen a las acciones educativas de la formación de grado.
Palabras clave: formación docente – perfil – contexto
histórico
ABSTRACT
Training
and Challenges in Teaching School: Social Sciences Area
This paper attempts to find some
answers to the questions raised on the education of the graduates of the Social
Sciences and History Training College careers, at Instituto
Superior de Profesorado Nº 3, Villa Constitución, Santa Fe province. This approach pretends to
reveal some insights that the teachers of these careers have about their own
training. The permanence and breaks produced in the discourse of the different
participants since 1960 up to the year 2000 at this Institute offer a complex
but, at the same time, interesting area to be explored. The production process
of knowledge is focused on the inquiry of conceptions, processes and practices
which lie behind the educational actions in the degree training.
Key
words:
teachers training – profile – historical context.
Notas
(*) Berta Wexler. Master en la
Problemática del género y Profesora Especializada de Historia. Instituto
Superior de Profesorado Nº 3. Villa Constitución. e-mail: berjorgi@hotmail.com
(**) Graciela Sosa. Profesora de Castellano, Literatura y Latín,
Investigadora en Lengua y Literatura Españolas y Profesora en Lengua y
Literatura Españolas (España). Instituto Superior Profesorado Nº 3. Villa
Constitución. e-mail: graciesosa@intercom.com.ar
[1] VASILACHIS
DE GIALDINO, Irene; Métodos Cualitativos
I: Los problemas teórico-epistemológicos, Buenos Aires, Centro Editor de
América Latina. 1993.
[2] GIMENO SACRISTÁN, J. "La formación del
profesorado de universidad. Las escuelas universitarias de formación del
profesorado de E.G.B.", EN: Revista
de Educación, 269,7 7-99 (1982ª)
[3] MONTERO, L. La construcción del conocimiento profesional docente. Rosario: Homo
Sapiens, 2002.
[4] DAVINI, M., La formación docente en cuestión: política y pedagogía. Buenos
Aires: Paidós, 1995.
[5] Ibidem.
[6] IMBERÓN, F., La formación del profesorado. Barcelona/Buenos Aires. Paidós. 1994.
[7] En DAVINI, M.; La formación docente..., op. cit.
[8] Ibidem.
[9] Ibidem.
[10] IMBERÓN, F., op. cit.
[11] Ibidem.
[12] Citado en MONTERO, L. op. cit.
[13] “La fundación del ISP 3 se enmarca en un
contexto de transformación de la formación docente a nivel nacional, cuyo signo
fundamental es el carácter de “estudio terciario” que se le da a la misma. Se prolonga la cantidad de años de carrera de
quienes aspiran a convertirse en maestros de nivel inicial y/o primario. El
título, a partir de ese momento, no se obtendría al finalizar el nivel medio,
sino con dos años y medio más de estudios específicamente pedagógicos”. Proyecto
Educativo Institucional. PEI - ISP N° 3
[14] DAVINI, M., op. cit. p. 37. Citado en el Proyecto Educativo Institucional (PEI
2003)
[15] DÍAZ BARRIGA, Angel Ensayos sobre la problemática curricular. México. Trillas.1997. p. 15.
[16] DAVINI,
M.; op. cit. p. 37. Citado en Proyecto Educativo Institucional (PEI
2003).
[17] Texto del Informe 99 Departamento de Historia
para el PEI.