REVISTA DE LIBROS

 

 

ORTIZ BERGIA, María José [et al.] Procesos amplios, miradas locales: una historia de Córdoba entre 1880 y 1955. Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti”, Córdoba, 2015. 156 pp.

 

El presente volumen reúne trabajos referentes a la historia de la provincia de Córdoba en el periodo comprendido por los años 1880 y 1955. Este libro fue motivado por la preocupación y la demanda del nivel medio y de los institutos de formación docentes en los últimos años. Debido a la evidente falta de materiales específicos que adap­ten el conocimiento científico al escolar y de la carencia de una propuesta bibliográfica para la enseñanza que pueda armonizar con los aportes de la investigación historiográfica y los contenidos contemplados dentro de la materia se ha producido un esfuerzo para subsanar este desajuste con el aporte del trabajo en conjunto de varios autores como María José Ortiz Bergia, Franco D. Reyna, María Belén Portelli y Nicolás D. Moretti. Por otra parte hay que indicar que los distintos trabajos son el resultado de un  proyecto enmarcado en el “Pro­grama de Transferencia de Resultados de la Investigación Pública de la Ciencia” dependiente de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba.

Esta obra se presenta como una síntesis sobre la historia de la provincia entre finales del siglo XIX y la pri­mera mitad del XX, que pretende superar el relato histórico de los abordajes tradicionales del pasado nacional, centrados, en su mayoría, en la trayectoria de Buenos Aires. Ya que según entienden estos autores “esa propensión a generalizar conclusiones desde y sobre Buenos Aires a todo el territorio argentino es una ope­ración empobrecedora de la realidad pretérita del país” (p. 8). Por lo que proponen abarcar los núcleos problemáticos centrales de la trayectoria cordobesa sin perder de vista la vinculación con la escala nacional e internacional. Para ello, adoptan la multicausalidad y la complejidad como enfoque analítico en el estudio de los hechos históricos, teniendo presentes distintas dimensiones de la vida social, económica, cultural y política. La estructura del libro es en capítulos que están organizados a partir de divisiones temporales que intentan captar las coyunturas críticas de transformaciones económicas y políticas en la historia cordobesa en el período abarcado. A nivel general, la obra aborda dos ejes existentes en los diseños curriculares de la materia “Historia de Córdoba en el siglo XX” del profesorado en Historia de la provincia de Córdoba. Por un lado, trata el conservadurismo y modernización, junto a la Córdoba reformista y por otra parte, a la Córdoba y la Nación. Combinando el abordaje de cada etapa con núcleos problemáticos trans­versales, como la conformación y las modificaciones en la estructuración del Estado intervencionista; las trasformaciones en la sociedad cordobesa, junto a la construcción democrática, teniendo presentes sus tensiones y crisis; el desarrollo del modelo agroex­portador, sus crisis y el despegue del proceso de industrialización por sustitución de importaciones. En referencia a ello, cabe mencionar que al final del libro se encuentra un comentario bibliográfico para brindar al lector un panorama de los trabajos más significativos en las diversas áreas de análisis tratadas en la publicación.

El primer capítulo “Un proyecto modernizador y excluyente en el giro de siglo (1880-1912)” trata sobre la modernización cordobesa como resultado, principalmente, de la participación de la provincia en el modelo agroexportador. Esta intervención propicio el desarrollo de una serie de transformaciones tales como un significativo aumento demográfico, mejoras de los medios de comunicación, intensificación del comercio y el pro­greso de la producción industrial. Como resultados de estos procesos, la estructura del tra­bajo se hizo más compleja y heterogénea, con el surgimiento de nuevas ocupaciones y niveles de calificación. La diversificación y complejización de la sociedad local dio lugar a la emergencia de nuevos mecanismos de participación y formas de acción colectiva en la esfera pública, frente a la presencia de un Estado liberal de tinte conservador y restrictivo, renuente a intervenir en el plano social. La misma ciudad de Córdoba fue testigo de la trasformación de la época, se promovieron diversas obras públicas. Al mismo tiempo, puso en evidencia la cuestión social, reflejado en problemas tales como pobreza o las enfermedades infecciosas. En los espacios rurales también se multiplicaron los desajustes sociales. La respuesta del Estado liberal cordobés fue canalizar gran parte de la asistencia social a través del ámbito privado, reduciendo su papel a brindar financiación a las asociaciones de beneficencia a través de subven­ciones y subsidios. Conjuntamente, los problemas de la modernización estaban estrechamente re­lacionados con las precarias condiciones de trabajo de la época. Estas circunstancias desembocaron en una progresiva conformación de organizaciones obreras. Las primeras fueron las asociaciones mutuales, que sumado al arribo de los inmigran­tes de ultramar comenzaron a difundirse nuevas ideas políticas: socialistas, anarquistas y sindicalistas. El estado progresivamente respondió a las nuevas condiciones, promulgando leyes laborables.

Otros temas que aborda este apartado son la fuerte injerencia de la Iglesia católica local en contra del laicismo, la inestabilidad del PAN en la provincia y la sociedad civil diversificando sus canales de participación en la esfera pública y estructurando diversos mecanismos para la provisión de bienes sociales y culturales.

El segundo capítulo “Emergencia y crisis de la democracia liberal (1912-1930)” aborda el complejo proceso de la reforma elec­toral que impulsó la transformación del sistema político y la am­pliación de la ciudadanía política, que como consecuencia dio paso a una profunda crisis de la política liberal y del sistema representativo. El avance de la democratización también alcanzó al mundo de la cultura, a partir del creciente activismo estudiantil que puso en marcha la Reforma Universitaria. Para dar cuenta de ese proceso, los autores se refieren a la democracia en Córdoba con la sanción de la ley Sáenz Peña y la reforma de la Constitución provincial de 1923. Durante este período, el territorio cordobés se caracterizó por la ausencia de intervenciones nacionales y la alternancia en el gobierno de demócratas y radicales por me­dio de las elecciones realizadas en los periodos establecidos cons­titucionalmente.

El siguiente apartado denominado “Coyunturas críticas y la construcción de un Estado interventor (1930-1943)” menciona una particularidad sobre los fenómenos que en la provincia aparecen en la década del 30 aunque que se hacen más nítidos en el periodo siguiente, diferenciándolo de lo que ocurre a nivel nacional. En los años treinta, la vida política cor­dobesa fue convulsionada a raíz del encolumnamiento de la población tras banderas político-ideológicas fuertemente polariza­das como el comunismo, sumado a la consolidación del radi­calismo intransigente, la movilización del catolicismo bajo el haz del integrismo y la conflictividad generada por las organizaciones nacionalistas de derecha. La crisis económica del 1929 ocasionó im­portantes transformaciones en las relaciones sociales y económicas que favorecieron una reorientación del eje económico del país desde el modelo agroexportador hacia el mer­cado interno y la industrialización. En Córdoba, este proceso de industrialización incipiente afectó principalmente a la ciudad capital y a un número escaso de ciudades de mayor desarrollo agropecuario localizadas en el sur y este cordobés. El Estado cordobés careció de una política activa de promoción industrial y los cambios introducidos en la orientación económica de la provincia fueron de la iniciativa privada. Acompañando este desarrollo, se produjeron cambios ligados a la conformación de un mercado de consumo masivo, migraciones internas y urbanización que modifi­caron las expectativas sociales, las formas de participación pública de hombres y mujeres y los rasgos de la vida urbana y rural. También se destaca otra particularidad de la provincia, su vida política singular con la vigencia de la competencia electoral en la “década infame”, donde la dinámica política de esos años fue atravesada por divisiones que implicaron antagonismos entre liberales y corporativistas, laicistas y clericales, republicanos y fran­quistas, aliadófilos y neutralistas. En este escenario, se destacó el sabattinismo cordobés emban­derado tras la defensa del federalismo como una manera de luchar por los fueros provinciales y también competir con los gobiernos nacionales. Al mismo tiempo que, el movimiento obrero vivió un periodo de expansión, organización y movilización como resultado de diver­sos factores ligados a la expansión de las oportunidades de em­pleo en el sector manufacturero, la prédica de las organizaciones de izquierda entre los trabajadores urbanos y rurales y el aumento de la intervención estatal en las relaciones laborales, por lo que aumentó el número de gremios y sindicatos. La intervención estatal, también, se manifestó en lo social con la ampliación de los servicios sanitarios de dependencia provincial. Otros fenómenos que crecieron en este lapso de tiempo fueron el asociacionismo y la sociabilidad, así nacieron centenares de cooperativas a la largo y ancho de la provincia.

El último capítulo “La sociedad de masas y los cimientos de la provincia industrial (1943-1955)” se hace alusión al golpe militar y a como la emergencia del peronismo rompió con el tradicional bipartidismo cordobés. En esos años, la participación política aumento considerablemente entorno al peronismo, lo que se manifestó en sus victo­rias electorales y en los actos multitudinarios, cuyo corolario fueron las visitas que realizaron Eva Perón y Juan Domingo Perón a la provincia. Al mismo tiempo que la adhesión a peronismo se reflejó en la masividad del fenómeno de las Unida­des Básicas (UB) femeninas, gremiales y masculinas dispersas por todos los barrios y pueblos del interior; fenómeno que también se observó en el movimiento obrero con el paso de la izquierda al peronismo.

En los años cuarenta, el rol fabril de la provincia fue principalmente militar. En lo que respecta la producción agrícola, a partir de los gobiernos peronistas, las políticas agropecuarias generaron incentivos negativos para la producción agríco­la más tradicional. La nacionalización del comercio internacional, por medio del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), permitió al gobierno nacional pagarle a los productores agropecuarios precios menores que los que obtenían en el mercado internacional, destinando la diferencia a la promoción industrial. Además, la agricultura se vio afectada por el incremento de los costos salariales, lo que llevó a la aplicación del Estatuto de Peón de Campo (1944). Otras transformaciones, fueron la acentuada urbanización y la pérdida de peso poblacional de las áreas rurales. Al mismo tiempo, que se destaca en este capítulo, la participación de las mujeres en la escena de la Córdoba peronista, rescatando su rol en el ámbito laboral y político.

Cerrando este periodo, los compiladores reflejan la situación de antagonismos políticos y el golpe de Estado. Destacan que desde el oficialismo se implementaron medidas obstruccionistas a la acción de los partidos opositores acompañado del con­trol de la prensa. Sin embargo, los intentos por “peronizar” la sociedad y la resistencia al nuevo lu­gar público ocupado por los trabajadores comenzaron a aglutinar a los opositores en contra del gobierno. El 16 de septiembre, a través de un golpe de Estado, Lonardi comenzó a ejercer el poder desde Córdoba, a la que declaró capital provisional de la República.

Por último, los autores realizan una crítica sobre la historiografía cordobesa, donde destacan las escasas investigaciones que analizan los cambios sociales producidos durante los años de la posguerra y, en especial, en lo que respecta a la vida en el interior provincial. Sin embargo, a nivel general, la producción historiográfica cordo­besa dedicada a examinar el período abordado en esta obra, es amplia. No obstante, el resultado fue motivado por la necesidad de ofrecer una descripción sintética de la producción historiográfica cordobesa que permita abordar los ejes existentes en los diseños curriculares y superar el relato histórico de los abordajes tradicionales del pasado nacional que desconocen las particularidades del proceso de la provincia.

 

Dahyana Nahir López

Centro de Investigaciones Históricas [CIH]

Universidad Nacional de Río Cuarto [UNRC]

licdahyanal@gmail.com

 

 

 

 

PERDÍA, Roberto y SILVA, Ricardo; Trienio en rojo y negro. La Semana Trágica, las huelgas de la Patagonia, la lucha de los trabajadores de La Forestal y los anarquistas, Planeta, Buenos Aires, 2017, 472 pp.

 

En “Trienio en rojo y negro” se desarrollan detalladamente y a lo largo de cuatro capítulos las primeras luchas generalizadas, de alcance nacional, que con influencia anarquista, quedarán inmortalizadas como la Semana trágica, la Patagonia rebelde y las huelgas de la Forestal, entre 1919 y 1921. Como múltiples ecos del octubre rojo, se inscriben en un contexto mundial signado por distintos levantamientos en la Europa de posguerra, como la insurrección espartaquista en Alemania (1919) o el bienio rojo en Italia (1920-1921).

El primer capítulo describe el impacto que la revolución rusa tuvo en la organización del movimiento obrero local, y la relación de éste con las tácticas empleadas por el presidente Hipólito Yrigoyen ante el ascenso de la conflictividad social. La aplicación de una política “obrerista” tendiente al diálogo y a dar concesiones en materia laboral, irá virando hacia la represión estatal, acompañada por el accionar de grupos para-policiales. Los autores remarcan que Yrigoyen llevó adelante una “ambigua versión de lo popular”, pues aunque la implementación del sufragio universal en 1916 significó un importante cambio político respecto a la hegemonía conservadora, se mantuvo vigente el modelo agro-exportador, ignorando la presión ejercida por la creciente clase media y por el movimiento obrero organizado.

La constitución de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) también impactará en los sucesos analizados, dividiéndose en 1915 en la FORA del V congreso, anarco-comunista, y la FORA del IX congreso, sindicalista y más propensa a la negociación. Asimismo el peso que cobraron las ideas anarquistas a principios de siglo XX es interpretado como una continuación entre las prácticas e imaginarios libertarios presentes en “el gauchaje”, con las “ideas foráneas” traídas por los inmigrantes, organizados para transformar una realidad marcada por la escasa reglamentación laboral y el hacinamiento habitacional.

El capítulo II “Talleres Vasena: La Semana Trágica (enero de 1919)”, basado en trabajos previos de Silva[1], busca evidenciar la imposibilidad del gobierno de enfrentar la prolongación de “una huelga como tantas”, exponiendo sus debilidades y poniendo en jaque su estabilidad durante los acontecimientos en la ciudad de Buenos Aires a principios de 1919.

El conflicto comenzó como un de las huelgas por mejoras laborales en la Casa Vasena -empresa metalúrgica compuesta por capitales nacionales y extranjeros- y fue llevado adelante por la Sociedad de Resistencia Metalúrgicos Unidos desde diciembre de 1918 hasta febrero de 1919. Su desarrollo transcurrió bajo la negativa de la patronal a aceptar el pliego de condiciones redactado por los delegados de los talleres, por la ausencia de intervención gubernamental durante el primer mes de conflicto, y por el rechazo del sindicato a cualquier tipo de mediación, dada su adscripción a la FORA V. No obstante la “Semana Trágica” comenzará con la represión impartida hacia los huelguistas por la policía, los hermanos Vasena y sus rompehuelgas contratados, el 7 de enero de 1919, provocando cinco muertos y decenas de heridos.

A partir de ese momento el gobierno intervendría directamente estableciendo el doble juego aludido: por un lado instar a la conciliación entre las partes, participando el Presidente y sus ministros más cercanos; y por el otro reprimir a los miles de trabajadores que apoyaron la huelga general en honor a los caídos y que acompañaron su cortejo fúnebre por el centro de la ciudad. Yrigoyen se dispuso a interrumpir la lenta marcha que escoltaba los féretros y su posterior sepultura mediante el alistamiento de las tropas de la Segunda División del Ejército, sin previa declaración de estado de sitio. La represión continuó los días posteriores al entierro de las víctimas, participando el ejército de 300 hombres contratados por los Vasena, la policía acuartelada por decreto presidencial y la Liga Patriótica argentina, dejando un saldo aproximado de 700 muertos, entre 2000 y 4000 heridos y 55000 detenidos en todo el país.

Finalmente el sindicato metalúrgico alcanzó la victoria logrando que los empresarios, presionados por el gobierno, concedieran las reivindicaciones propuestas en su pliego; no obstante, la historia culmina con el cierre definitivo de los talleres hacia 1926.

El capítulo III, “Las huelgas de la Patagonia”, relata los acontecimientos situados entre 1920 y 1921 en la provincia de Santa Cruz, abordándose las condiciones de semiesclavitud impuestas a los trabajadores rurales por las tres familias propietarias de la mayoría del territorio provincial. Apoyándose en La Patagonia rebelde de Osvaldo Bayer, analiza las huelgas acontecidas en ese contexto, enfocándose en las estrategias utilizadas por el gobierno nacional para afrontar las problemáticas de un territorio que, intervenido políticamente, terminaría en manos del ejército argentino comandado por el  Teniente Coronel Varela.

En efecto, como corolario de la primera huelga de finales de 1920, que incluyó la toma de estancias y rehenes, el corte de alambrados y la expropiación de caballerizas, alimento y armas, el gobernador designado y Varela firmaron en nombre del estado argentino el pliego de reivindicaciones propuesto por los trabajadores organizados en la Federación Obrera de Santa Cruz, adherente a la central quintista. Sin embargo, el mismo no fue respetado por los patrones de estancia, provocando una nueva huelga general hacia noviembre de 1921, y una respuesta presidencial diametralmente opuesta a la otorgada en la primera instancia: la aplicación de su política represiva bajo una nueva intervención de Varela, acompañada por distintos grupos paramilitares y por una tropa de marinería. Asimismo la actuación de la FORA IX no distó de la propiciada en los sucesos de la Semana Trágica, saboteando la huelga desde sus inicios e incluso, trasladando en los ferrocarriles con personal afiliado a su central a las tropas que luego reprimirían. Así, en enero de 1922 el alzamiento patagónico finalizó, restituyéndose las condiciones de explotación previas a las conquistas adquiridas en la primera huelga general.

Escrito en colaboración con Luciano Andrés Sánchez, el capítulo IV es una contribución original respecto a la organización obrera y a las huelgas contra La Forestal, compañía abocada a la explotación del tanino presente en el quebracho. La abundancia de este árbol en el Chaco santafesino condujo a la empresa a establecerse allí hacia 1914, motivada por las facilidades que el gobierno le otorgaba para la adquisición de territorios, el pago de impuestos, el uso de vías férreas, puertos, correo, etc. En materia laboral eludía todo tipo de reglamentación, entregado como pago vales intercambiables en las tiendas establecidas en sus distintas secciones, poblados precarios habitados por los obreros del tanino y el resto de los trabajadores forestales.

La organización obrera se iniciaría a principios de 1919 con la fundación del “Sindicato de Obreros en Tanino y Anexos”, bajo auspicio de la FORA IX y con delegaciones en todos los poblados, presentando ese año un pliego de condiciones al Directorio de la empresa en Buenos Aires. Su falta de respuesta impulsaría la declaración de una huelga general en diciembre, desarrollando un trabajo exhaustivo de coordinación entre sus cinco delegaciones, aglutinando alrededor de 6000 trabajadores, muchos de ellos pertenecientes a otros sindicatos de la FORA novenaria y que solidariamente apoyaron la medida de fuerza.

La huelga general se extendería hasta enero de 1920, cuando luego de intervenir distintos regimientos enviados por la gobernación, la empresa decide abrir el diálogo, utilizando a un ministro de Gobierno como mediador, para finalmente rubricar un convenio que garantizaba ostensibles mejoras laborales y de habitabilidad. No obstante, éste nunca se puso en práctica, lo que junto una crisis en el mercado internacional de tanino permite interpretar su firma como un ardid de la patronal antes de cerrar sus fábricas, táctica empleada previamente.

Asimismo, los enfrentamientos de la FORA IX con la quintista debilitaron el desarrollo del conflicto, negándose la conducción del sindicato a tomar una medida de confrontación directa como la sugerida por la FORA V, exponiéndose a la ejecución de los planes de la Forestal: lock out, despidos masivos, encarcelación y torturas a obreros y activistas, y la conformación de su propia fuerza de seguridad, la Gendarmería Volante. El cierre escalonado de fábricas y obrajes, garantizado por las fuerzas represivas a disposición de La Forestal, dejaron alrededor de 7000 trabajadores desocupados, debiendo migrar hacia pueblos y ciudades cercanas. Un importante número de obreros fabriles junto a sus familias se replegarán hacia la espesura del monte, permaneciendo allí por más de tres meses, ante el asedio de las fuerzas de seguridad que se encontraban en la zona. Dicho cuadro se completaba con el letargo e inacción de la FORA IX y los intentos fallidos de la FORA V por aunar esfuerzos, desembocando en represión, fusilamientos y muerte.

Finalizando, el protagonismo adquirido por el anarquismo más allá del ámbito urbano y de la población inmigrante, mostraron a lo largo de la presente obra las heterogeneidades de un movimiento obrero que se debatía entre la confrontación directa y la negociación en los conflictos entre capital/trabajo. Es en dicha heterogeneidad donde estriba su mayor contribución, pues la relevancia de las huelgas desarrolladas en ámbitos urbanos es complementada con las de territorios rurales, como las de la Patagonia y La Forestal. Dichos procesos muestran la existencia de una gran masa de trabajadores rurales que, mediante el boicot, las huelgas parciales y generales, y la solidaridad obrera se esmeró por obtener sus conquistas laborales. La escasa puesta en práctica de esas conquistas empero, no constituye objeto de debate para los autores, centrados en ponderar el precedente que los procesos aludidos representaron para las luchas que se sucederían a lo largo del siglo XX.

 

Milagros Dolabani

Universidad Nacional de Mar del Plata

milagros.dola@gmail.com

 

 

 

 

MISERES, Vanesa; Mujeres en tránsito: Viaje, identidad y escritura en Sudamérica (1830-1910). Chapel Hill. North Carolina Studies in the Romance Languages and Literatures. U. N. C. Departament of Romance Studies. 2017, 240 pp.

 

Mujeres en tránsito: Viaje, identidad y escritura en Sudamérica (1830-1910) asume la búsqueda, dentro de acontecimientos surgidos en relatos de viaje, del modo en que se formaron discursivamente las sociedades de América del Sur. Mediante el análisis de crónicas de cuatro mujeres que viajaron hacia y desde Sudamérica en el siglo XIX, explora sobre la restringida atención que ha recibido la escritura femenina dentro de los estudios sobre literatura de viaje, revisando al mismo tiempo, y mediante un imaginario trasnacional particular con el cual se articulan las cuatro viajeras estudiadas, categorías como las de género, clase, modernidad, homogeneidad cultural y otras más, responsables a su vez de sentar las bases de la sociedad decimonónica.

A lo largo de cuatro capítulos el escrito logra desarrollar el tema central que se propone: las mujeres que viajan solas junto a la escritura sobre esos viajes. Mujeres del siglo XIX, período marcado fuertemente por la discusión en torno al rol de las féminas en el marco de la constitución de la figura del ciudadano de las nuevas naciones independientes de Latinoamérica. En contraposición al relato de viaje escrito por autores masculinos, los textos de mujeres escogidos en el presente libro han sido reducidos a modo de producción minúscula dentro de la historia de la literatura de Sudamérica. Las viajeras que componen este estudio: Flora Tristán (1803-1844), Juana Manuela Gorriti (1816-1892), Eduarda Mansilla (1834-1892) y Clorinda Mato de Turner (1852-1909), exigen la reubicación de esta producción dentro del contexto decimonónico para asignar a sus escritos un lugar preponderante en el campo cultural de la época. Cada uno de los cuatro capítulos estará destinado a pensar particularmente en estas viajeras que, circulando por América, Estados Unidos y Europa reflexionarán sobre temas centrales como la nacionalidad, las fronteras regionales y culturales entre los países sudamericanos, las diferencias de estos con Europa y los Estados Unidos, el lugar de Latinoamérica en el mundo moderno y el rol de la mujer en estas discusiones.

Vanesa Miseres escoge a estas mujeres porque puede con ellas representar los cambios que el viaje provoca en las perspectivas y visiones del mundo de cada autora en diferentes momentos claves de la historia del siglo XIX. Asimismo, logra identificar los debates que aparecen en esos comunicados y relacionarlos con los modelos políticos, económicos y culturales que debían adoptar las recientemente formadas naciones del sur de América. De esta manera, dicha elección responde al interés de la autora por mostrar el carácter heterogéneo de la categoría “viajera”; las mujeres estudiadas comparten una verdadera perspectiva de género enfocada en el rol de la mujer en la sociedad decimonónica pero viajando y escribiendo desde diferentes modelos, condicionadas por sus clases sociales, la región geográfica de la cual provienen, el destino de sus viajes, el contexto familiar, histórico y cultural que las atraviesan, entre otros aspectos más.

Leemos entonces en el capítulo uno un texto del año 1838 de la viajera franco-peruana Flora Tristán. Aquí se distinguen valiosas observaciones de la realidad peruana que dan a conocer a las mujeres locales resignificando valores culturales para expresar, contradictoriamente, momentos de libertad respecto de las ataduras patriarcales.

Ya adentrándonos en el segundo capítulo nos encontramos con la producción literaria de una de las autoras más representativas de la escritura femenina del siglo XIX en Sudamérica: Juana Manuela Gorriti. Sus escritos estudiados en el libro representan al viaje con sus miradas propias; las que conectan regiones, historias y voces disímiles para construir una zona patria que trasciende los límites “oficiales” de la nación decimonónica.

Por último, los dos capítulos finales centran su atención en los cambios ideológicos y culturales de finales de siglo XIX y comienzos del XX con el análisis de un escrito del año 1882 de Eduarda Mansilla y otro de 1909 de Clorinda Matto de Turner. Ambas escritoras viajeras coinciden en debatir sobre la identidad cultural sudamericana por fuera de la pertenencia a una nación exclusivamente (en este caso Estados Unidos y Europa) en dos momentos fundamentales para la modernización del continente.

Ordenando el libro con una fundamentada introducción, la serie de capítulos arriba mencionados y unas conclusiones al final del compendio seguidas de la bibliografía utilizada (y acompañada esta última por un detallado índice analítico), la autora presenta al lector un estudio minucioso sobre cuatro mujeres viajeras situadas en la bisagra de los siglos XIX y XX. Estas escritoras son estudiadas bajo los desafíos que deciden enfrentar sobre sus condicionamientos sociales; los que las llevan a establecer diversos vínculos con los debates intelectuales de la sociedad decimonónica. Miseres, a través de un seguimiento cronológico de la emergencia de cada viajera, percibe que a medida en que el contexto sudamericano cambia surge un tipo de mujer que plantea una nueva relación con el viaje, la escritura y la identidad.

El interés de la literata por mostrar otra dimensión del viajar (centrada más en el desplazamiento en sí mismo), que señala la formación de una perspectiva de tipo transnacional, la cual ella va indicando a lo largo de cada capítulo, viene a otorgarle un nuevo significado al estar “en tránsito”. Así, Vanesa Miseres intenta mover el lugar de mujer decimonónica estable, doméstica, objeto de representación fijo de una mirada externa para proponer una mirada basada en el movimiento y la circulación.

El libro amplía y diversifica el campo de conocimiento que ofrece la literatura femenina de viajes; y el lector lo puede identificar claramente gracias a los relatos seleccionados por la escritora, a las damas que decide elegir. Este trabajo propone, entonces, líneas de fuga posibles de romperse y recomenzar en cualquier orden y momento a fin de seguir descubriendo estas conexiones trazadas entre mujeres viajeras desde los inicios de las literaturas nacionales en Sudamérica hasta las obras más recientes, como modo de entendimiento de la transformación de la mujer como agente de cambio en la construcción de las sociedades modernas.[2]

El lector encontrará en el libro un viaje de ida y vuelta hacia el pasado y el presente de la situación de la mujer turista, pudiendo rescatar así la presencia de lo femenino en la tradición literaria y viajera, exhibir luchas y estrategias para que las mujeres puedan insertarse y ser aceptadas en el ámbito de la escritura y del viaje, los cuales las rechazaban y aún hoy siguen resistiéndose a la compleja e igualitaria inclusión.

El libro invita a leer historias de mujeres en tránsito cuyos relatos de viajeras de tradición latinoamericana plantean y reconfiguran el espacio local y el extranjero, de acuerdo al estado en que se encuentra la travesía que cada una de ellas decide emprender. Nos propone a su vez un recorrido adicional en la reformulación trasnacional del vínculo que ocurre entre viaje, identidad y escritura. Y, finalmente, abre aristas para continuar pensando en la recurrencia femenina a la escritura de viajes para construir propuestas ideológicas sobre su entorno y circunstancias particulares: el relato de viaje da lugar a la interacción, discusión y aparición de nuevos hábitos, símbolos, prácticas que construyen la identidad de una sociedad.

 

Agustina Mosso

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

agustina_mosso@hotmail.com

 



[1] SILVA, Ricardo; Días rojos, verano negro. Enero de 1919, la semana trágica en Buenos Aires, Libros de Anarres, Buenos Aires, 2011.

[2] MISERES, Vanesa; “Fémina urbe: ciudades europeas en la escritura de mujeres latinoamericanas”, en: Letras Femeninas, Vol. XXXIX, Nº 1, 2013, p. 25.