De leales a conjurados. Una expresión de la derecha
nacionalista-católica de 1955 en Río Cuarto
Griselda Pécora(*)
(UNRC;
gpecora@hum.unrc.edu.ar)
En producciones anteriores, se ha concluído que la insurrección
planificada y desplegada por un grupo de militares y civiles el 2 de septiembre
de 1955 en Río Cuarto, fue el primer paso fallido de la revolución
“Libertadora” del día 16. Sin embargo, no sería un paso en falso, ya que fue
comandado por un General sin mando de tropas, de filiación peronista reconocida,
a partir de una decisión casi autónoma y no bien calificada por sus pares, con
un grupo de militares conjurados y adhesiones de civiles, laicos y religiosos y
de gran base en sectores sociales altos y medios, que asestó el golpe final al
segundo gobierno constitucional de Perón.
Su estallido frustrado modificó la estructura conspirativa que se armaba
en Capital Federal. La acción de los “Comandos civiles” capitalinos y los que
se formaron en las pequeñas ciudades del interior como Río Cuarto marcaron diferencias
en su organización pero cumplieron idénticas funciones de represión y
persecusión política e ideológica de ciudadanos, dirigentes partidarios y
destrucción de elementos de orden simbólico vinculados al peronismo.
Este trabajo se propone una somera aproximación a la subjetividad de un
personaje histórico como expresión local del nacionalismo católico. En este sentido, se consideraran el
discurso y la acción del Gral. Dalmiro Videla Balaguer, cabeza del movimiento
rebelde, respaldado decididamente tanto por la jerarquía eclesiástica como por
sectores civiles laicos. Para ello, se han seleccionado dos documentos que
evidencian vivamente la vigencia ideológica de la corriente mencionada y que
corresponden a momentos cercanos en tiempo y como producto del avance y del
triunfo después de las fuerzas opositoras a Perón. También en este trabajo, se
han recuperado fragmentos de una publicación anterior sobre el ´55 a la luz
ahora de este enfoque, pero prescindiendo de los detalles y extensas
descripciones de lo acontecido por aquellos días.
Las lecturas que podrían iluminar acerca de la subjetividad de personajes
como el que aquí se presenta, no han sido abundantes aún teniendo en cuenta la
enorme producción que ha promovido el peronismo
como objeto de estudio e interpretaciones diversas. Valga entonces como
brevísimo aporte para producciones posteriores.
Septiembre de 1955.
Recuperando las voces de los protagonistas locales
Desde comienzos del año 1954 el General Dalmiro Videla Balaguer[1] se instala como
Comandante de
Gral. Menéndez en el mismo año. Su
trayectoria no dejaba dudas de profesionalismo y vocación militar. Pero hacia
1955 había contado con el tiempo y la información suficiente como para conocer
la gran jurisdicción que comprendía su comandancia: cinco provincias, Córdoba,
San Luis, San Juan, Mendoza,
“En aquella época
hice en
Entre sus camaradas contaba con la colaboración del Cnel. Juan Bautista
Picca, el Mayor Jorge Fernández Funes, los Tenientes Raúl P. Picasso y Carlos
Carabba y otros subalternos. Cercano a ellos y a cargo del entonces Regimiento
de Infantería 14, el Cnel. Arístides Ruibal. Estos hombres serían protagonistas
activos en el desencadenamiento del 2 de septiembre.
En la noche del 31 de agosto, luego de escuchar el discurso del Presidente
Perón, el Gral. Videla Balaguer reúne a los mencionados en la sede de
“(...) No estoy de
acuerdo con los conceptos vertidos en el mismo, por cuanto el Dictador ha
asumido la suma del Poder Público, conculcando todas las libertades, ha
permitido la quema de la bandera y de los templos, violando
Así lo hicieron un suboficial y un Tte. Cnel. retirado, de los cuales se
podría nombrar al primero, Suboficial Mayor Alfredo Mauvecin -auxiliar de la
sección Movilización- quien habría de comunicar la insurrección inminente a las
autoridades nacionales y sería considerado después como infidente y perseguido
durante meses por los comandos civiles locales producida ya
Mientras tanto, en Buenos Aires, las líneas golpistas -diversas y
heterogéneas-, con Lonardi excluido y Aramburu a la cabeza de la gran
conspiración –aunque negara ser parte de movimiento alguno-, anticipaban la
“gesta” contando con la colaboración expresa del Cnel. Arturo Ossorio Arana,
encargado de asegurar el levantamiento de la guarnición cordobesa. Por esos
días, Ossorio Arana viaja a Río Cuarto, atendiendo también a rumores de que
Videla Balaguer conspiraba solo y podía lanzarse a una aventura sin medir las
consecuencias que esto tendría para la planeada revolución. El viaje
clandestino de Ossorio Arana a Río Cuarto, tiene destino en la madrugada del 2
en la casa de Videla Balaguer y después se le brindaría protección y hospedaje
en el domicilio del Sr. Alberto Fernández. Allí comunicó que la revolución se
postergaba para el 16 de septiembre, debido a que con el frustrado retiro del Presidente y los hechos posteriores
todas las guarniciones permanecían acuarteladas, sin posibilidad de maniobrar
ni establecer contactos fluidos entre sí. No obstante, parecía haberse decidido
la acción futura de levantarse desde Río Cuarto ya que el mismo Ossorio Arana
afirmaría: “Lo más grave, es que
Videla se negaba a subordinarse al comando de Aramburu.”[4]
De allí en más, regresó a
“Está bien claro
que por aquel entonces el jefe de la proyectada revolución era el General
Aramburu y que Lonardi se había unido al movimiento luego de la negativa de
Aramburu, por invitación de Ossorio Arana, con la misión parcial y específica
de comandar las fuerzas revolucionarias de Córdoba”.[5]
De hecho ante el acomodamiento de estos cuadros de conducción, las
acciones prematuras no tendrían éxito, pero forzarían a acelerar los pasos
finales.
En la noche del 2, Videla Balaguer, Carabba, Funes, Picasso y Picca -los
cinco militares- y dos civiles, Felipe Humaran y Alejandro Iglesias, que conduce
un automóvil para los prófugos, pasan por distintos lugares de la provincia, se
refugian en alguna que otra estancia cercana a Río Cuarto y parten nuevamente
con rumbo a la casona de los Humaran en un lugar de San Luis, el paraje “
“El que el Comando
de represión a cargo del Gral. Sosa Molina se estableciese en Río IV muestra la
importancia que el gobierno peronista y sus servicios dieron al movimiento
iniciado el día 2 de septiembre de 1955.”[6] Se podría
agregar que se estaba en alerta de la posibilidad de un movimiento sedicioso de
mayores dimensiones.
Primer momento:
Al amparo de la vieja estancia y la soledad serrana, los prófugos
comentaron y analizaron durante varias horas los contactos en San Luis y las
posibles formas de que el Gral. Videla Balaguer pudiera huir hasta Córdoba,
aguardando el momento de incorporarse al anunciado estallido del 16. Luego de
la cena, se redactó la segunda proclama revolucionaria, ya que la primera había
sido enviada a Córdoba y no se cuenta con tal testimonio. De tono firmemente
militar, con dejos de inspiración mesiánica y religiosa, el Gral. Videla
Balaguer expresó:
“En el puesto de
Comando, en algún lugar de
1.- El movimiento
no está vencido: el Comando sigue trabajando libre y activamente, burlando
todas las medidas de Perón.
2.-
3.- Dios y
4.- Perón sabe que
su gobierno tiene sus días contados; por eso grita y amenaza con cobardía
rayana en la locura, que no intimida a la gente decente y bien nacida.
5.- Cuando el
padre de la familia pierde el juicio, los hijos que tienen dignidad y sentido
común, aunque lo quieran, no pueden permitir que les siga mandando.
6.- La limpia y
heroica tradición argentina patriótica, y Dios y
7.- El honor, el
valor y la tradición gloriosa del uniforme de San Martín y de Belgrano están en
juego.
El mundo está
pendiente de nosotros.
Arriba los
corazones, Que
8.- La bandera
sacrosanta de
Firma
El General en Jefe
del Comando Argentino de recuperación patriótica y moral. (en lápiz) DIFUNDA Y
HAGA COPIAS.”[7]
Según la versión de los entrevistados y protagonistas de estas jornadas,
Al parecer, Videla Balaguer había establecido amistad con el cura de
En la capital cordobesa, le asignaron ponerse al mando del llamado
“Comando de defensa” de la ciudad, que contaba con diversos efectivos. Sin
embargo el relato que hace Marta Lonardi de los momentos previos denota
nuevamente un tono algo peyorativo del oficial. “Otra misión significativa fue
el RESCATE del Gral. Videla Balaguer, que estaba rodeado por las fuerzas
policiales en casa de Tristán Castellanos con un grupo de civiles a los que
hacía prestar juramento de lealtad a
Allí se
encontraban los que habían salido de Río Cuarto el día 2. No había dudas cuánto
molestaba a los cuadros militares porteños el antecedente político inmediato de
“Videlita” -así lo llamaba Perón- signo que haría atribuirle epítetos tales
como “frailón”, o “traidor” en el peor de los casos. De todos modos,
Perón mismo decía: “El gobierno estaba en perfecto conocimiento de las
conspiraciones, pero prefirió guiarse por la palabra de los mismos militares y
de sus seguridades de que podía contar ciegamente con las tropas (...) No
quisimos pensar en lo peor y nos equivocamos.” Años más tarde, en diálogo con
Enrique Pavón Pereira dijo refiriéndose a Videla Balaguer, Bengoa, Aramburu y
otros: “¿Acaso de ellos se podía aguardar una traición aleve? (...) La verdad
es que los generales no querían pelear. Hubiesen ido a la guerra con tal de no
pelear.”[11]
Segundo
momento:
El
regreso ‘triunfal’ de Videla Balaguer a la ciudad
El
27 de septiembre de 1955 asumió
El
arribo del Interventor Federal de
El
Te Deum fue oficiado por Monseñor
Leopoldo Buteler en el templo catedralicio, allí el
prelado no ahorró lisonjas para con el visitante: “Podéis dar gracia al
Altísimo por haberos elegido para realizar esa cruzada heroica que ha devuelto
la paz a las conciencias, la libertad para el pueblo y el respeto a la dignidad
humana.” Y mirando al héroe “evocó a Salomón que para regir los destinos de
Israel, pedía al Señor que le diese prudencia, sabiduría, discreción y tacto”,[14] “En un gran acto público será
homenajeado hoy el Dr. M. A. Zavala Ortiz”:[15]
El
sábado 1 de octubre de 1955 frente a
Luego
de hacer una invocación a la paz, se refirió a sus deseos de que Río Cuarto
fuera motivo de su primer salida de la sede del gobierno, destacando luego la
acción de los civiles de Río Cuarto en la gesta revolucionaria y dedicó sus
elogios a la juventud heroica, pidiendo luego un minuto de silencio en homenaje
a los caídos en la lucha. Después de elogiar la parte activa que la mujer
argentina tuvo a su cargo en la revolución, el general Videla Balaguer expresó:
(…) “No abrigamos sentimientos personales, ni odios ni venganzas, ni
resquemores para quienes, equivocados, no nos acompañaron; por eso hemos dicho
que no hay vencedores ni vencidos. Pero, en cambio, tendrán que rendir cuentas
los que hayan delinquido, los que hayan hecho traición a sus propias pregonadas
convicciones, a los que burlaron de
(…) “La revolución no fue hecha
para los oligarcas ni para nadie, ni contra los trabajadores, sino para librar
a la patria de un régimen que causó tanto daño a
Videla
Balaguer, justificando su paso de leal
a conjurado y la fenecida lealtad al
Presidente dijo: “Yo también creí en él cuando lo suponía poseedor de las
virtudes sanmartinianas; pero, sus abusos de gobierno, sus persecuciones a los
más sagrado de la dignidad del hombre y a los derechos de la libertad del
pueblo; cuando quiso arrasar las tradiciones democráticas y cristianas que
siempre han caracterizado al pueblo argentino; ante tal convencimiento era
obligatorio encender la revolución que habría de abatir al régimen nefasto, sin
reparar en sacrificios, ni en los de la propia carrera, ni el de la propia
vida.”(…)
(…) “La tarea que hemos emprendido,
de reconstrucción y de reordenamiento, no es fácil, pero si todos ponemos el
hombro, sin distinciones de ninguna clase, hemos de salvar todos los escollos y
afirmar una nueva era de paz, de progreso y de felicidad para todos.”[16]
Aproximación a la subjetividad del personaje
Es
claro, a la luz de los dos documentos presentados, la influencia basal del
pensamiento conservador y la corriente nacionalista católica proveniente de la
década de 1930, con posicionamiento favorable a la institucionalidad
republicana, el acatamiento de
No
obstante, Videla Balaguer era un militar de Ejército y en él primó esta última
visión de la política. Su subjetividad acerca del papel que tomó en la
conjuración del 2 de septiembre, su actuación en Córdoba como jefe de los
comandos civiles y luego siendo designado Interventor General de
Es
probable que además haya albergado la expectativa de encabezar y dirigir
personalmente finalmente una revolución que a las claras se insinuaba desde
largo tiempo atrás, pero no acertaba con un liderazgo definitivo ya que los
generales que conspiraban pertenecían a líneas divergentes (Lonardi,
Aramburu, otros…) y no había acuerdo de las coordenadas de tiempo y espacio del
estallido. Algunos autores como Capellupo[18]
califican como un pronunciamiento individual el de Videla Balaguer y afirma que
su intención fue armar una revuelta propia en la guarnición Río Cuarto.
De
acuerdo con lo expresado por María Estela Spinelli[19],
la corriente golpista que comandó Lonardi (concepción
a la que se aproxima Videla Balaguer) con su definición nacionalista católica,
fracasó ampliamente porque no colmó las ambiciones de quienes pretendían un
espacio político protagónico en la transición. Lonardi
y sus seguidores nacionalistas, juzgaron a Perón más por la ruptura con
Por
otra parte, Walter[20]
describe cómo los nacionalistas se sintieron convocados a partir del golpe de
1943 y se acercaron al peronismo. Esta relación cercana y ambivalente llegó a
su fin entre 1954 y 1955, por la primacía que adquirió la quebrada relación con
La
exposición de estos documentos predispone a seguir indagando más profundamente
sobre los sujetos que no quedaron sólo en el discurso mesiánico de la oposición
al peronismo y a su líder, mucho más si se trata de comprender que estas voces
desconocidas por la historia “porteña” enriquecen notablemente el conocimiento
de ideas y representaciones sociales que operaron en la política de otras
décadas y a la vez que se resignifican en el devenir de la historia argentina.
RESUMEN
De leales a conjurados. Una expresión de la derecha nacionalista-católica de
1955 en Río Cuarto
Este trabajo se propone una somera
aproximación a la subjetividad de un personaje histórico como expresión local
del nacionalismo católico. En este sentido, se consideraran el discurso y la acción del Gral. Dalmiro Videla Balaguer, cabeza
del movimiento rebelde, respaldado decididamente tanto por la jerarquía
eclesiástica como por sectores civiles laicos. Para ello, se han seleccionado
dos documentos de 1955, en el marco de la autodenominada Revolución
Libertadora, a saber: la “Proclama Revolucionaria” y el Discurso del 1 de
octubre- que evidencian vivamente la vigencia ideológica de la corriente
mencionada como producto del avance y del triunfo después de las fuerzas
opositoras a Perón.Es claro, a la luz de los dos documentos presentados,
la influencia basal del pensamiento conservador y la corriente nacionalista
católica proveniente de la década de 1930. Las
lecturas acerca de la subjetividad de personajes como el que aquí se presenta
-aún no terminada-, pueden brindar aportes a la enorme producción que ha
promovido el peronismo como objeto de
estudio e interpretaciones diversas.
Palabras clave: peronismo - revolución
libertadora - nacionalismo – proclama
ABSTRACT
From loyal conspirators. An expression of
the nationalist right-Catholic, 1955 in Rio Cuarto
This paper proposes a rough
approximation to the subjectivity of an historical character as a local
expression of catholic nationalism. In this regard, we will consider the speech
and action of General Dalmiro Videla Balaguer, head of the rebel movement,
strongly supported both by the church hierarchy as secular civilian sectors. To
do this, we have selected two documents from 1955, as part of the selfnamed
Liberating Revolution, namely: the "Revolutionary Proclamation" and
the Discourse on October 1, which vividly demonstrate the validity of the
current ideological mentioned as a result of progress and triumph after
opposition forces Perón. Clearly, in light of the two papers, the basal
influence of conservative thought and the catholic nationalist movement from
the 1930s. Readings about the subjectivity of characters as presented here -yet
unfinished-, can provide constributions to the huge production that has
promoted Peronism as an object of study and different interpretations.
Key words: peronism - liberating revolution - nationalism -
proclamation
Recibido: 01/03/2013
Evaluado: 23/05/13
Versión final: 12/07/13
Notas
(*) Profesora y
Licenciada en Historia. Magister en Ciencias Sociales, docente e investigadora
en Universidad Nacional de Río Cuarto.
[1] Dalmiro
Félix Videla Balaguer (San Juan, 1905-199?) Trayectoria militar: Se inició en
la carrera militar, ingresando en el año 1922 a la academia. En 1937 es
ascendido a capitán. En 1941 fue agregado militar en Ecuador. Al año siguiente,
integró la comisión de observadores militares en las disputas fronterizas entre
Ecuador y Perú. Es ascendido a teniente coronel en 1945, y en 1949, a coronel.
Entre 1948-1949 fue jefe del Regimiento de Patricios, estando a cargo, luego,
de la preparación militar en el Liceo Militar “General San Martín”. Fue
agregado militar en Perú (1952-1953). Con el grado de general de brigada fue
comandante del Comando de la 4ta. Región Militar entre 1954-1955. Interventor
federal: En 1955, el presidente de facto Eduardo Lonardi
lo designó interventor federal de la provincia de Córdoba, tomándole juramento
el día 21 de septiembre. En noviembre de ese año, Lonardi
renuncia, y las nuevas autoridades nombraron como interventor a Medardo
Gallardo Valdéz. Posteriormente, se desempeñó como
embajador argentino en Italia hasta 1960, año en que pasó a retiro.
[2] Correspondencia
personal a la autora del Gral. (r) Dalmiro Videla Balaguer. 26 de septiembre de 1989, p. 8.
[3] Gral. Videla Balaguer, En: Todo es historia, N° 166. Bs. As., p. 45.
[4] LONARDI, Marta; Mi
padre y
[5] Ibídem, p. 52.
[6] Correspondencia
personal a la autora del Gral. (r) Dalmiro Videla Balaguer. 26 de septiembre de 1989, p. 12..
[7] Proclama revolucionaria del 4 de
septiembre de 1955. Copia facilitada (en 1988) por Comandos civiles de
la ciudad de Río Cuarto.
[8] Entrevista a los Sres. Felipe Humaran y Alejandro Iglesias. 4 de marzo de
1989.
[9] CAPELLUPO
Rafael M.; 1955. “Revolución” en Córdoba. Crónica de una cruzada cívico militar
polémica, El Emporio Ediciones,
Córdoba, 2005, p. 117 y ss.
[10] LONARDI,
M.; op. cit., p. 85.
[11] CHÁVEZ, Fermín; Perón
y el Peronismo en
[12] Lucas
Dardo Espinosa Arribillaga (1901-1975). Fue profesor
de Historia en
[13] El Pueblo, 1 de octubre de 1955, p. 2.
[14] El Pueblo, 2 de octubre de 1955, p. 2.
[15] El Pueblo, miércoles 5 de octubre de 1955, p. 2.
[16] La Calle, 3 de octubre de 1955, p.2.
[17] RUIZ
MORENO, Isidoro;
[18] CAPELLUPO,
Rafael M.; op. cit..
[19] SPINELLI,
María Estela; Los Vencedores Vencidos.
El antiperonismo y la “Revolución Libertadora”, Biblos, Bs.
As., 2005.
[20] WALTER,
Richard J.; “La derecha y los peronistas, 1943-1955”. En: ROCK, David; MC GEE
DEUTSCH, Sandra y otros; La derecha
argentina. Nacionalistas, Neoliberales, Militares y Clericales, Javier
Vergara, Bs. As., 2001.