REVISTA DE LIBROS

 

 

 

GUTIÉRREZ, Mirta y CITTERIO, Diego (comps.). Historias breves de Jujuy II. Actores y prácticas de poder en los siglos XIX y XX, Jujuy, Cuadernos del Duente, 2019.

 

Mirta Gutiérrez y Diego Citterio nos proponen adentrarnos en la historia de Jujuy a partir de los trazos que los distintos autores realizan, conformando un cuadro que representa la complejidad y la riqueza del pasado de la Provincia. No es sencilla la misión que se han fijado los compiladores: nada más ni nada menos que la de combinar la pretensión de relatar la historia de Jujuy desde una perspectiva regional con la de interpelar al gran público a partir de un lenguaje y una estructuración narrativa accesible. A su favor tienen una vasta experiencia en la tarea, producto de la labor que ya hace largos años ha asumido el equipo de trabajo de la Unidad de Investigación en Historia Regional (UNIHR). A esto mismo refiere el historiador Ezequiel Adamovsky, quien prologa la obra, al resaltar el rol precursor que en Jujuy ha tenido la UNIHR a la hora de jerarquizar la tarea de divulgación científica. Lo que muchas veces no supera una proyección o una expresión de deseo por parte de la comunidad científica, la UNIHR lo hizo realidad: desde hace ya cuatro años que en las páginas de un diario local se publican los trabajos de los historiadores nucleados en ella, abordando desde múltiples aristas la historia jujeña. Como producto y coronación de aquella experiencia es que este año se publica Historias breves de Jujuy II, que como su nombre lo indica, sucede a la publicación del primer volumen en 2018. La propuesta de la obra consiste en habilitar al lector entradas breves al pasado jujeño de los siglos XIX y XX. Detrás de esa propuesta se presenta sin embargo un importante desafío: ¿Cómo dar cuenta, en unas pocas páginas, de la complejidad de procesos históricos a nivel local que reconocen a su vez, implicaciones regionales e incluso nacionales e internacionales? La forma en la que los autores responden a este reto abreva en un conjunto de estudios de los cuales el historiador hispano-francés François-Xavier Guerra es un referente indiscutido. Nos referimos al estudio de los fenómenos históricos a partir del seguimiento de los actores, ya sean estos individuales o colectivos. De esta forma, una mirada atenta a acontecimientos locales y al accionar de los actores sociales en ellos posibilita recuperar algunos de los nudos centrales de la historia política, económica, social y cultural argentina, al vincular exitosamente una historia de vida con los procesos que se desenvolvían a nivel local, regional y nacional. Si nos preguntamos por la agenda de problemas de la obra, lo que domina es la heterogeneidad. Los autores retoman problemas que recorren el largo espacio de dos siglos y sus inquietudes y enfoques son muy diversos. En esta reseña buscaremos dar cuenta de esa complejidad.

Nos adentramos de esta forma en la primera parte de la obra, titulada Ejercicios de poder y formas de liderazgo. Inicia las contribuciones el artículo titulado “Miguel Sajama, un líder arrendero. El poder de la lucha campesina. Jujuy, 1912–1930”, allí María Silvia Fleitas recupera la larga historia de las luchas campesinas a partir de un actor social y político singular. En la figura de Sajama se cifran tanto las demandas por la tierra en Jujuy como el creciente liderazgo de otro actor central del periodo, el político yrigoyenista Miguel Tanco. Fleitas reconstruye en el tándem Sajama–Tanco la articulación entre las históricas luchas por la tierra en la región andina y la configuración de un liderazgo político fuertemente popular cómo será el de Tanco, ambas dimensiones, centrales para comprender el Jujuy de la primera mitad del siglo XX. En diálogo directo con estos problemas, Mirta Fleitas nos ofrece en “Turbulencias en Jujuy. La rebelión popular del 3 de diciembre de 1929” otra vía de entrada al Jujuy de la época, donde la agitación popular en repudio de la expulsión de “Mano Santa” de Jujuy es fuertemente reprimida por las fuerzas policiales ligadas al orden conservador provincial. La autora percibe en estos sucesos una disputa a nivel simbólico que una mirada no tan atenta dejaría pasar: Vicente Díaz, “Mano Santa”, en su ejercicio de sanación por métodos que se inscriben en tradiciones ajenas a la ciencia occidental moderna –en ese momento fuertemente positivista-, pone en cuestión la autoridad y el poder de la corporación medica jujeña, directamente vinculada al orden político conservador.

En otro artículo nos apartamos por un momento del siglo XX para fijar nuestra mirada en la década de 1880, momento en el cual el Estado-Nación logra finalmente afianzarse como forma de organización política de la mano de la asunción de Julio A. Roca a la Presidencia. En “’El Senador Pérez’, y los hilos del poder político en Jujuy en tiempos de roquismo”, María Teresa Bovi sigue a un actor político que se erige como la “encarnación de una época” (Gutiérrez y Citterio; 2019: 46): Domingo Pérez, quien supo guardar celosamente para sí un lugar central –y por momentos agobiante hasta para sus propios aliados políticos– en la política jujeña, al punto tal que la autora ubica al nacimiento de la Unión Cívica Radical local como reacción al prolongado liderazgo del Senador Pérez en la provincia. De la mano de María Soledad Boto regresamos al siglo XX con su artículo “La era Martijena en la dirección de la empresa siderúrgica Altos Hornos Zapla”. Paradigma de la intervención del Estado en la planeación y el desarrollo económico, los AHZ iniciaron su actividad en 1945 y desde 1947 a 1956 funcionaron bajo la dirección del Coronal Martijena, actor que Boto decide seguir en pos de reconstruir un periodo caracterizado por la preocupación estatal por impulsar la actividad industrial. Es este el momento en el cual las Fuerzas Armadas, fuertemente atravesadas por concepciones nacionalistas, ven en la estimulación a la producción industrial una forma más de defender las fronteras y los intereses nacionales. Martijena es parte de un conjunto de instituciones que representan uno de los intentos más acabados por parte del Estado de intervenir en la economía, incorporando elementos novedosos como son la planificación productiva, nuevas formas de organizar la fuerza de trabajo y la transformación social de los trabajadores.

Instituciones e intermediarios del poder estatal se titula la segunda parte de la compilación, la cual reúne cuatro contribuciones. Los debates que tuvieron lugar en el Congreso de las Provincias Unidas en Tucumán durante 1816 han sido hondamente estudiados por la historiografía argentina, en tanto momento central de la década revolucionara que se inicia en 1810. Sin embargo, lo que ha atraído menos la atención de los historiadores ha sido el complejo proceso mediante el cual fueron mandatados los diputados que representaron a las provincias en el Congreso. A esta tarea se encomienda Dionilda Baldiviezo en “De vecino a funcionario”, los alcaldes de barrio de la ciudad de Jujuy, 1816”, donde los protagonistas de la historia no son ya los diputados sino aquellos que ocuparon un rol central pero oculto en la movilización electoral necesaria para garantizar que la voluntad de los vecinos de Jujuy esté representada en el Congreso: de esta forma, los alcaldes de barrio se volvieron engranajes claves del sostenimiento y difusión de la causa revolucionaria. En “Viva la Santa Federación, mueran los salvajes unitarios”. El régimen rosista, los subdelegados y el gobierno de la Puna Jujeña en la década de 1840”, Cecilia A. Fandos sigue a un actor singular, José de la Quintana, quien asume la dificultosa tarea de asegurar para la Confederación el control sobre territorios estratégicos en la lucha contra las fuerzas unitarias agrupadas en la Coalición del Norte. Facultado por el gobernador para controlar el territorio y asegurar el orden en la Puna, Quintana llegará incluso más lejos, aprovechando la excepcionalidad de la figura de subdelegado para legislar, muchas veces, en favor de demandas populares. Por su parte, Nicolás Hernández Aparicio explora, en “Los administradores del agua en los valles centrales de Jujuy entre los siglos XIX y XX”, las distintas formas a partir de las cuales el poder político ejerció el control y la administración de las aguas en la Provincia. Signada por los disputas de orden jurisdiccional y por la puja de intereses entre regantes y usuarios –entre los cuales encontramos un gran abanico que abarca desde pequeños pobladores hasta grandes explotaciones agropecuarias- , la administración del agua estará concentrada en la figura del Juez de Aguas, heredada del periodo colonial y vigente hasta 1915. Adriana Kindgard cierra la segunda parte de la obra con “Engranajes de poder en los años ’30. Los conchabadores de la industria azucarera y los arrenderos de Yavi”. A través de la recuperación de la figura de Mamerto Zalazar reconstruye la trama de fuertes vinculaciones entre poder político y económico en la Jujuy neoconservadora. Zalazar aparece como el arquetipo del actor que conjuga intereses comerciales –accionando como comerciante y conchabador– con su intervención de la maquinaria electoral, caracterizada por el “fraude patriótico” y la coerción sobre el electorado, lo que le permitió concentrar el voto más no la voluntad popular. El análisis realizado por la autora permite pensar a la figura de Zalazar como representativa de lo que a una mayor escala implicó la fuerte ligazón en el Jujuy de principios de siglo entre el poder político y la presión que sobre éste ejercían los ingenios azucareros.

La tercera y última parte de la obra se titula Materializaciones del poder económico, científico y cultural y reúne tres contribuciones. En la primera de ellas Cecilia A. Fandos y María Teresa Bovi analizan, en “Tres emporios empresariales en Jujuy entre mediados del siglo XIX y primeras décadas del XX. El capital externo en minería, explotación forestal y petróleo”, las características regionales y locales de un proceso que a nivel nacional tuvo como elementos centrales la radicación de capitales extranjeros y la intervención del poder político, factor central para asegurar la rentabilidad de la inversión internacional. Fandos y Bovi nos muestran la cara local de un periodo en el cual la voluntad de modernización se cifraba en la exportación de materias primas estimulada por la aún fuerte demanda internacional. En Jujuy, como en otras partes del país, este proceso irá dando lugar a las lógicas propias del capitalismo como son la creciente concentración y centralización del capital, absorbiendo de esta forma firmas y sociedades que en sus inicios fueron de capitales nacionales. Mirta Fleitas nos propone, en “Jujuy durante el siglo XX. Médicos y curadores populares. Dos poderes en pugna” otra entrada a la disputa entre la corporación médica jujeña y las formas alternativas de sanación, esta vez desde una mirada que atraviesa todo el siglo XX. El poder de la medicina científica jujeña aparece aquí como una dimensión más de aquel impulso modernizador de fines del siglo XIX y principios del XX, cuyas materializaciones económicas, sociales y políticas fueron planteadas en apartados anteriores. Fleitas nos invita a pensar ambas esferas de las prácticas de curación –la científica y la popular– como realidades que antes que dicotómicas son complementarias, sin desatender por ello las disputas de poder y de sentido entre ambas. La última contribución de la obra está a cargo de Gloria C. Quispe y se titula “Dos escritores y dos escrituras en las primeras décadas del siglo XX: Julio Aramburu y Horacio Carrillo”. A partir de la recuperación de estas dos figuras representativas de las Letras en Jujuy, la autora analiza las implicancias que a nivel local tuvo la emergencia en nuestro país de una corriente intelectual nacionalista a principios del siglo XX. Para Quispe, la emergencia de un nacionalismo cultural en tanto reinterpretación del pasado nacional se configura como una reacción ante la hegemonía del pensamiento liberal, el cual aparece ante estos escritores como extranjerizante, urbano y porteñocéntrico. En ese movimiento, las provincias, antes ocultas bajo la imagen que de la Nación se construía desde Buenos Aires, recuperan protagonismo en tanto “reservorios del espíritu nacional” (2019: 115). Jujuy es parte de este proceso y a través de sus escritores reclamará un lugar en esta nueva corriente de pensamiento.

La reciente publicación de la obra aquí reseñada evidencia el trabajo fecundo realizado por el equipo de trabajo del UNIHR en colaboración con el Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Tecnologías y Desarrollo Social de la UNJu. Las múltiples perspectivas a partir de las cuales ha sido abordada la historia de Jujuy revela que las inquietudes de las y los investigadores del UNIHR y del CIITeD son numerosas y que la voluntad de producir conocimiento científico crítico está, para aquellas y aquellos, necesariamente ligada a la tarea de compartir esos conocimientos con la sociedad.

 

 

Camila Entrocassi Varela

Universidad Nacional de Rosario

E-mail: camilaentrocassi@gmail.com

ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8575-6023