REVISTA DE LIBROS

 

 

TCACH, César y RODRÍGUEZ, Celso; Arturo Illia: un sueño breve. El rol del peronismo y de los Estados Unidos en el golpe militar de 1966, Bs. As., Edhasa, 2011, 316 p.

 

La investigación de César Tcach y Celso Rodríguez analiza el recorrido político y partidario que realizó Arturo Illia para alcanzar la presidencia de la Nación Argentina en 1963, su desempeño en el cargo y el rol del peronismo y de los Estados Unidos en el derrocamiento de su gobierno en 1966. A través de un análisis pormenorizado de diversas fuentes escritas y orales -documentos partidarios, archivos y documentos desclasificados por los Estados Unidos, entre lo más destacado-, los autores construyen un relato histórico y un perfil biográfico de su figura. Mediante un uso sistemático de entrevistas a figuras destacadas del período como Andrés Framini, Delia Parodi o Alberto Serú García dan espacio a la historia oral. Este recurso les permite incorporar a la memoria -en tanto experiencia vivida de hechos históricos- como parte de la construcción de su investigación. Los documentos secretos y reservados de la Embajada de los Estados Unidos y de la CIA -que conforman un apartado especial del trabajo-, aportan una singular perspectiva de la mirada extranjera sobre la política local a la cual nos tiene acostumbrados Celso Rodríguez, logran así complejizar aún más el entramado de relaciones establecido entre los partidos políticos, los sindicatos y las Fuerzas Armadas argentinas y sus nexos externos.

Estructurado en cinco capítulos, un apartado de documentos y otro de entrevistas, el trabajo de Tcach y Rodríguez se inicia con el golpe de Estado a Juan Domingo Perón en 1955 y en el cual la Unión Cívica Radical presentara una activa participación como actor central de la Unión Democrática. Un nuevo golpe militar que destituye a Arturo Frondizi en 1962, y deja trunco el proyecto desarrollista de la Unión Cívica Radical Intransigente, en el cual Arturo Illia y sus colaboradores vuelven a tener una incidencia destacada en el golpe, resulta la segunda estación de este itinerario político que afecta la institucionalidad argentina. Los ocho años transcurridos hasta que el candidato de la Unión Cívica Radical del Pueblo logra alcanzar la presidencia de la Nación son abordados en la investigación a partir de dos grandes ejes: el que se relaciona con los conflictos que se suceden en la estructura partidaria de la UCR; y el referido a la reconfiguración de alianzas de este sector, con las Fuerzas Armadas, el peronismo y los sindicatos.

Para los autores, tres son los factores que le permitieron al médico cordobés alcanzar la presidencia de la Nación. En primer lugar, subrayan la alianza entre el radicalismo sabattinista de Córdoba con los balbinistas de Buenos Aires. El segundo factor es el triunfo de la UCR de Córdoba en los comicios de 1962 donde éste resulta electo gobernador. A pesar de que los resultados de la elección fueron anulados, el acto en sí mismo permitió acumular capital político al futuro presidente. Por último, los lazos con las Fuerzas Armadas en los golpes de 1955 y 1962 convertían al candidato de la UCRP en una garantía de los ideales de la Revolución Libertadora.

El nuevo escenario político e institucional le permite en 1963 a la Unión Cívica Radical del Pueblo ganar las elecciones presidenciales más allá del peso alcanzado por los votos en blanco. Arturo Illia resulta el nuevo presidente de la Nación, pero debe asumir su cargo con menos del 25% del electorado a su favor, un fenómeno que para los autores de este libro lo coloca en una posición de relativa debilidad. Tcach y Rodríguez ponen de manifiesto las herramientas con las cuales Arturo Illia administra su poder a través de la caracterización de las prácticas políticas que utiliza, orientadas a la sociedad, al partido y al gobierno. Las lealtades políticas de los ministros que componen su gabinete quienes mayoritariamente pertenecen a las filas del radicalismo cordobés, como Juan Palmero, Miguel Ángel Zavala Ortiz o Eduardo Gamond, completan el análisis político de los autores. Para ellos, ésta es una manifestación de la relación partido/gobierno y del mecanismo clientelar con el que establece prioridades el flamante presidente de la Nación en la distribución de cargos hacia los sectores internos de la UCRP.

La investigación procura abordar el tipo de oposición que debe enfrentar la gestión de Arturo Illia y lo hace desde una interesante lectura crítica de los hechos, al combinar criterios keynesianos de intervención estatal con una redistribución del ingreso y el fomento del mercado interno. Así, su política económica y social proponía una nueva inserción de la Argentina en la división internacional del trabajo. Según Tcach y Rodríguez, dicha orientación fue cuestionada por dos corrientes políticas e intelectuales de gran influencia en esos años: el sector “liberal conservador” -representado por la Unión Industrial Argentina, la Sociedad Rural Argentina y el personal de diplomacia de la Embajada de los Estados Unidos-, y el componente “nacional popular”, articulado en el sindicalismo peronista y respaldado por el frondicismo, los demócratas cristianos y otros sectores de la oposición.

Para los autores, uno de los tres factores determinantes en el derrocamiento del gobierno de Illia en junio de 1966, es el fracaso en el intento por alcanzar un equilibrio con las dos coaliciones opositoras a su gobierno. El segundo factor desestabilizante lo atribuye a las movilizaciones universitarias, al accionar del sindicalismo con su Plan de Lucha y al “Operativo retorno” de Perón que tienen lugar en 1964. El sindicalismo que respondía al líder de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) Augusto Timoteo Vandor, junto con las universidades nacionales, fueron escasamente disciplinados durante esos años y tenían garantizada la seguridad de que no serían reprimidos durante las manifestaciones, sostienen. Por otra parte, el anuncio del regreso de Perón al país en 1964 aunque era inviable, generó expectativas tanto en el arco opositor como en el gobierno. Una situación que los autores colocan como parte de un complejo escenario político.

Ante un peronismo dividido, el retorno de su líder abría la esperanza de reorganización del movimiento. Pero ni el gobierno, ni las Fuerzas Armadas permitieron ese acontecimiento, dicen los autores. Cuando Juan Domingo Perón arribó a Brasil se le informó que no podría ingresar a la Argentina y debió retomar su vuelo en dirección a España. El descontento que generó esta decisión en los sectores peronistas permitió a su dirigencia agudizar las medidas tendientes a la desestabilización institucional ante un radicalismo vulnerable, una derecha antiperonista deslegitimada electoralmente y una pasiva actitud -cuando no cómplice- de las Fuerzas Armadas en este proceso de perturbación institucional. Por otra parte, conviene destacar la escasa participación que el propio Perón otorgara a los políticos del partido justicialista.

El tercer y último elemento que determinó la desestabilización del radicalismo se encontraba en las Fuerzas Armadas, sobre todo en su representante más destacado en la esfera pública, el general Juan Carlos Onganía. En la interpretación de los hechos realizada por los autores, éste gozaba de prestigio y consenso tanto en la coalición “liberal conservadora” como en la “nacional popular”; lo cual permitiría que el 28 de junio de 1966 se llevara a cabo el golpe militar destituyente de Arturo Illia que vuelve a truncar la frágil estabilidad democrática nacional.

El libro de César Tcach y Celso Rodríguez pone el acento en las fragilidades de las alianzas políticas del gobierno de Illia para explicar las causas de su derrocamiento. La tradición intransigente del sabattinismo cordobés tuvo un alto costo político para la Unión Cívica Radical del Pueblo. Aislada y sin el apoyo de las dos grandes coaliciones que podían garantizarle la estabilidad institucional, el golpe de Estado no fue el producto de las tensiones en el plano económico sino de una disconformidad de los sectores dirigentes opositores. La campaña de desprestigio hacia la democracia política pregonada por éstos últimos, legitimó la violencia popular, cuando en realidad la ausencia de hegemonía -diría Guillermo O´ Donnell- es un componente esencial de la política argentina de entonces.

Uno de los mayores aportes realizados por esta investigación al campo de la historia política argentina se encuentra en la capacidad de síntesis explicativa para delinear las alianzas y conflictos al interior del partido radical; de los grupos que ejercieron una oposición efectiva sobre la gestión gubernamental -sindicatos, Iglesia, corporaciones empresarias, rurales e industriales-; y el rol del peronismo y de los Estados Unidos en el derrocamiento del gobierno constitucional de Arturo Illia en 1966, acerca del cual la historiografía ha destinado escaso tratamiento, debate y lectura crítica.

 

Por Maximiliano Ivickas Magallán

(CEAR-UNQ- CONICET;mivickas@gmail.com)

                                                                  

 

 

TrochOn, Yvette; Escenas de la vida cotidiana: Uruguay 1950-1973, sombras sobre el país modelo, Ediciones de la Banda Oriental, 2011, 383 p.

 

La historiadora Yvette Trochon, escribió la obra titulada: “Escenas de la vida cotidiana”, Montevideo, Ediciones de la Banda Oriental, 2011. Ésta editorial viene publicando, desde hace un tiempo, una serie de libros que intentan acercar aspectos de la historia del Uruguay que pocos historiadores han apreciado. En este caso, el tomo tercero fue llamado “Sobras sobre el país modelo” que corresponde al período de 1950- 1973.

La autora nació en Montevideo en 1943, es profesora de historia egresada del Instituto de Profesores Artigas. Durante su carrera docente impartió clases en Enseñanza Secundaria y dentro del mismo instituto donde se formó. Ha publicado una gran cantidad de títulos entre los que se destacan: “Las mercenarias del amor. Prostitución y modernidad en el Uruguay. (1880-1932)” (2003); “Las rutas de Eros. La trata de blancas en el Atlántico Sur. Argentina, Brasil y Uruguay. (1880-1932)” (2006); y “Cosecha de sangre. Crímenes que conmovieron al Uruguay del siglo XX” (2008).

Este libro se lo puede enmarcar historiográficamente dentro de la llamada historia de la vida privada, género que supo introducir en nuestro país el historiador José Pedro Barrán. La vida cotidiana que intenta estudiar Trochon estaría orientada a destacar la forma de vida de aquellas personas “anónimas” que poblaron nuestro país, y que la historia tradicional, más adepta a las estructuras políticas, económicas y sociales, llegó a desestimar. Podemos adelantar, que la extensión de la investigación propuesta no ayudó en nada, ya que se pudo constatar la acumulación de una serie de anécdotas sin el pertinente estudio histórico.

Si bien observamos que los cortes cronológicos en todos los casos son propuestos por los historiadores en forma subjetiva, en esta oportunidad podemos claramente entrever el porqué de la elección. Por un lado tenemos 1950, año de la famosa gesta de Maracaná, donde el Uruguay se mostraba frente al resto del mundo como un pequeño país victorioso, democrático, culto y modélico; de allí se deprendería el famoso epíteto de la Suiza de América”. En cambio, 1973 sería el año marcado por el golpe de Estado de Juan María Bordaberry, el comienzo de la dictadura en un país inmerso en una crisis estructural que mucho le costará enfrentar.

Generalmente se ha afirmado que la década del ´50 estaría signada por la bonanza y el optimismo generalizado, mientras que en la del ´60 se abriría paso la crisis y el enfrentamiento que inundaría todos los aspectos de la vida. Sin embargo, lo que intenta mostrar la historiadora, es que en realidad no existían tales contrastes, para ello propone trabajar los diversos temas de la vida cotidiana como un todo, y no separarlo en décadas. Dice: “esta representación tradicional y hegemónica es menos definida cuando miramos el período desde otro ángulo: el de la vida cotidiana. La aparente homogeneidad interna de ambas décadas, o su tajante separación resulta difusa. Al explorar lo cotidiano se desdibujan sus límites y emerge una fase larga, en la que las transformaciones en la vida diaria se procesan progresivamente, y otra, en las que se aceleran” (p.10).

La autora entiende que, en cambio, se perciben unos “largos cincuenta” que llegarían hasta 1967, año en el que comenzaría otro período que abarcaría hasta el golpe de Estado, llamado “sexenio crítico”, caracterizado por el aumento de la conflictividad en materia política, social y cultural; y modificaciones importantes en la vida diaria que culminarían con el control y reglamentación de la vida cotidiana marcada por el nuevo gobierno de facto.

El libro consta de dos partes, la primera tiene doce capítulos, mientras que la segunda es de tan solo seis. Se incluye, además, en este tomo que contiene 383 páginas, un prólogo escrito por la misma autora, un anexo donde se pasa revista en forma cronológica a los principales hechos de violencia entre 1967 y 1972, y una extensa bibliografía.

En la primera parte, encontramos una detallada descripción del cambio escénico de la ciudad, con la gran cantidad de nuevas construcciones arquitectónicas y monumentales (que al día de hoy pasaron a ser características), los cambios en la iluminación de las calles, los ruidos, los olores de los grandes basurales, los conflictos por la falta de agua, la desarticulación de los barrios, entre otras cosas que no son sometidas a nivel alguno de análisis.

Claro que los problemas experimentados durante los cincuenta, para el lector actual, no parecen estar muy alejados en el tiempo. La autora pretende demostrar que muchas de las expresiones de descontento y tópicos discutidos por la opinión pública, bien podrían representar cuestiones contemporáneas, como es el caso de la gran cantidad de ruidos que la capital generaba con el transporte público, sus frenadas, bocinas, motocicletas con falta de caño de escape y demás dificultades.

Haciendo referencia al subtítulo (“Sombras sobre el país modelo”), en cada uno de los capítulos se van mostrando los avances del país, y a su vez, los conflictos y problemas que se van a desarrollar a finales de los sesenta. Por ejemplo, la historiadora remarca que, durante los “largos cincuenta”, la oferta y demanda de productos de confort para el hogar aumentó radicalmente debido al cambio de producción industrial que los Estados Unidos tuvo que hacer una vez culminada la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y el conflicto en Corea (1950-1953). Sin embargo, mientras las demandas en el sector de los bienes de consumo eran satisfechas, uno de los principales productos de exportación de nuestro país como lo era la carne, escaseó, debido al fuerte desabastecimiento provocado por el Frigorífico Nacional que tenía el monopolio en Montevideo. Las vedas de carne, provocaron largas colas en las carniceras de nuestro país, y se convirtió lentamente en un grave problema estructural, permitiendo la aparición y desarrollo de los mataderos clandestinos.

Existe un muy corto capítulo sobre el universo femenino, donde simplemente se destacan los nuevos cuidados de la belleza inspirados por las revistas femeninas y los programas de radio y televisión. Sin embargo, es extensa la sección sobre el ocio de los uruguayos, donde se popularizan la música rock y el cine que contó con muchos más espectadores, así como el teatro, los deportes (sobre todo el fútbol), entre otros.

Uno de los capítulos más variopinto del libro es el llamado “Catástrofes, miedos y quimeras”, que trata de estudiar los hechos y recelos que marcaron la memoria de las generaciones contemporáneas. Las distintas epidemias de poliomielitis que sacudieron a la población, como a comienzos del siglo XX lo había sido la tuberculosis, se constituyó en uno de los miedos más temidos. Esta enfermedad atacaba a los sectores más jóvenes y los dejaba postrados en sillas de ruedas para el resto de sus vidas. Dentro de las catástrofes más recordadas se mencionan las inundaciones de 1959, donde por más de trece días, durante el mes de abril, no paró de llover, provocando miles de evacuados y grandes pérdidas materiales, así como la reacción del gobierno generando restricciones energéticas que afectaron a todo el país, y también pidiendo donaciones a los habitantes para ayudar a los damnificados.

Interesante es el guiño hacia la actualidad, en el apartado sobre los “infanto-juveniles”, delincuentes menores de edad que supuestamente cometían todo tipo de delitos y a los que la población les temía. Resume Trochon sobre lo que la opinión pública manifestaba que “Cundió el convencimiento de que la colectividad carecía de instrumentos idóneos para rehabilitarlos, mientras algunas personas, urgidas por soluciones inmediatas, reclamaban mayor severidad, reduciendo la edad de imputabilidad. Para algunas personas todo lo que se hiciera era en vano (…) si las cosas seguían como hasta el momento, y en un futuro no muy lejano, los ciudadanos tendrían que pedir préstamos para ir armados como en la época del Far West” (p. 278).

Respecto al llamado “sexenio crítico”, la autora propone centrarse en algunos puntos que entraron en crisis, como la familia, la constante emigración de los habitantes, y un ambiente propicio para el desarrollo de otro tipos de expresiones como la canción de protesta, el resurgimiento del mercado editorial uruguayo y la llamada “revolución sexual”.

Si bien estos años parecen ser los determinantes para comprender el posterior golpe de Estado en el Uruguay, Trochon se queda con breves descripciones y realmente deja el sabor a poco en cada uno de ellos.

En definitiva, si bien el título hace referencia al Uruguay, en realidad, debería cambiársele por el de Montevideo, ya que la mayor parte de las referencias y de los capítulos estuvieron centrados en la capital. Por momentos, más que el análisis de la vida cotidiana, observamos una crónica de hechos y referencias que hacen ágil el texto pero le quitan trascendencia. La simple enumeración de “hechos destacables”, nos aportan únicamente recortes de la realidad que no hacen al planteo teórico percibido en el prólogo del texto. Además, podemos agregar, que la edición no está del todo cuidada ya que presenta varios errores de tipeo durante toda la obra.

En conclusión, el trabajo de Trochon podemos catalogarlo de demasiado ambicioso para la gran cantidad de temas que quiso abordar, así como el corte cronológico extenso al que se dedicó. Lo más interesante puede ser el planteo de la nueva datación que el estudio de la vida cotidiana le permitió visualizar, al problematizar la dicotomía entre la década del 50 y la del 60, como épocas de optimismo y pesimismo, auge y crisis, respectivamente. Pero lo más rico de este hallazgo no se lo pudo capitalizar durante el desarrollo del texto. Sin embargo, deberían alentarse nuevos tipos de trabajos, con enfoques renovadores, que tan necesarios se hacen para nuestra historiografía actual.

 

Por Néstor J. Gutiérrez

(Universidad de Montevideo; prof.ngutierrez@gmail.com)

 

 

 

 

RIBAS, Diana; TOLCACHIER, Fabiana; La california del Sur, de la construcción del nudo ferro-portuario al centenario local (Bahía Blanca, 1884-1928), Bahía Blanca, EdiUNS, Cuaderno Nº 3, 2012, 136 p.

 

La publicación es producto del proyecto de extensión “La historia cultural de Bahía Blanca y la región: elaboración de materiales didácticos con docentes de nivel secundario desde una mirada crítica”, es la tercera que se produce en este marco, siendo los anteriores trabajos referidos a la zona y a uno de los barrios tradicionales de la localidad (Villa Mitre). El objetivo principal es didáctico.

El libro buscar comprender Bahía Blanca por medio de un nuevo relato que re-descubre la ciudad a través de una perspectiva crítica. El rango temporal en el que se centra, va del año 1884 a 1928, desde la llegada de los capitales ingleses (con la creación del puerto comercial de Ingeniero White y el tendido de vías férreas), hasta el festejo del centenario de su fundación en 1928. Este período es uno de los más ricos dentro de la historia local y regional, ya que aquí queda establecido el perfil portuario de la localidad, lo que la transforma en un espacio de rápido crecimiento tanto poblacional como económico y de poder político en el suroeste bonaerense, lo que en cierta medida acaba definiendo su identidad de “ciudad portuaria del sur”.

La publicación se divide en tres partes, las dos primeras están dedicadas al abordaje histórico, y la última consiste en una propuesta de actividades para que los docentes trabajen en el aula.

La primer parte, “La ‘California del sur’”, abarca cuestiones como el imaginario que se crea desde el Estado y el sector social dominante, el que se constituye en relato hegemónico, en el cual Bahía Blanca es vista como “California del Sur”, “Liverpool Argentino” y “New York Sud Americano”. Estas metáforas representan el ingreso de Bahía Blanca en la modernidad, “El nuevo orden económico y la revolución tecnológica constituían la base que brindaba tanto un aspecto positivo, luminosos, de la razón instrumental (…), así como la legitimación de los nuevos parámetros sobre los que se construían las nociones de tiempo, de espacio y de sujeto, es decir, un nuevo modo de vivir (p. 22). Esta transformación está acompañada por la llegada de grandes contingentes de inmigrantes, para los cuales se construyen edificios como el Hotel de Inmigrantes, destinado a albergar a los recién llegados hasta que lograran establecerse. El crecimiento poblacional que experimentó la ciudad entonces, implicó la dinamización del espacio urbano, el surgimiento de nuevas actividades y oficios, junto al establecimiento de diversas fábricas; pero las principales fuentes de trabajo las encontraron en el ferrocarril y el puerto. De este modo dentro del sector urbano, un área que adquirió una identidad claramente portuaria, fue Ingeniero White, allí se asentaron diversas colectividades (españoles, italianos, griegos, croatas, rumanos, entre otros). Sin embargo la colectividad que tuvo poder económico, político y social, aunque su número fuera minoritario, fue la inglesa encabezada por Arthur Coleman, Superintendente Divisional de Tráfico del Ferrocarril Sud, cuyo poder estuvo por encima de las autoridades oficiales nacionales prácticamente hasta la década de 1940. En síntesis, en esta primera parte las autoras indagan y problematizan la conformación de la identidad bahiense en el contexto de consolidación del modelo de acumulación agro-exportador y la afirmación del Estado nacional.

En la segunda parte, “Un centenario cosmopolita”, plantea un acercamiento a la celebración del centenario de la fundación. Para ello se propone una lectura e interpretación del espacio público a través de los monumentos erigidos en honor al aniversario. La ocasión sirvió de marco para que las colectividades más importantes como la inglesa, israelita, libanesa e italiana, dejaran su impronta en distintos espacios de la ciudad, como la plaza Rivadavia y el Parque de Mayo, “La ‘fuente de los ingleses’ y los monumentos de los israelitas, de los italianos y de los libaneses han quedado en el espacio público para dar cuenta de esa ‘segunda fundación’ de la ciudad, que produjo cambios estructurales en su composición y la transformó en una sociedad cosmopolita” (p. 75). En este caso, las autoras buscan exponer la lucha por el espacio público, el porqué de los sitios elegidos y las situaciones que se generaron detrás de cada proyecto escultórico.

En la tercer parte, “Propuesta de actividades”, se presentan tres núcleos temáticos para trabajar en clase. En el primero, “La segunda fundación de Bahía Blanca”, se proponen una serie de ejercicios que buscan interiorizar a los alumnos, y que a su vez reflexionen sobre lo que supuso la llegada del ferrocarril en 1884, para ello se parte de una serie de conceptos como imaginario, razón instrumental y el uso de lo impuesto. El segundo núcleo, “Una cultura de mezcla”, sugiere un acercamiento a la temática inmigratoria y cómo se dio en Bahía Blanca, para ello se toman los monumentos erigidos en el centenario y se propone trabajarlos desde conceptos como las representaciones, la tradición selectiva y la dominación simbólica. Por último, en el tercer núcleo “La calle de los rusos”, la propuesta es realizar un recorrido en el tiempo y el espacio por una de las antiguas arterias exclusivamente comercial de la ciudad, que conectaba la plaza central, Rivadavia, con la estación de trenes del Ferrocarril del Sur. En ella se encontraban negocios propiedad de comerciantes judíos, de allí quedo su nombre. Aquí se plantea una reflexión sobre el patrimonio cultural.

Para finalizar, este libro se transforma en una herramienta útil junto a los que conforman la colección, tanto para los estudiantes y profesores bahienses y de la zona, como también, es una muestra de cómo abordar la historia local desde una perspectiva crítica en el caso de otras ciudades. Asimismo, es un claro puente de interacción entre la universidad y su medio, a través de un programa de extensión.

 

Por María Laura Langhoff

(CEISO; lauris144@yahoo.com.ar)

 

 

 

 

GIRBAL-BLACHA, Noemí; MENDONÇA, Sonia Regina; Corporaciones agrarias y políticas públicas en América Latina, Rosario, Prohistoria, 2013, 252 p.

 

El libro reseñado contiene estudios realizados por investigadores de diferentes países de América Latina, y refieren a la correlación de fuerzas entre corporaciones representativas del agronegocio, el Estado y la globalización. Para alentar la historia comparada los capítulos analizan continuidades y rupturas inherentes a las políticas públicas basadas en el análisis de casos, para demostrar la actuación de esas corporaciones y sus vínculos con el Estado, así como su capacidad para interferir e incidir en la formulación de las políticas agrarias y agrícolas.

El libro compilado por las investigadoras Dra. Noemí Girbal Blacha (Argentina) y la Dra. Sonia Regina de Mendonça (Brasil) se encuentra organizado en tres ejes temáticos, el primero de ellos se inicia con el trabajo de María Silvia Ospital quien analiza el accionar de los grandes bodegueros argentinos, nucleados desde 1905 en el Centro Vitivinícola Nacional -Centro Vitivinícola Argentino a partir de 1934- conformado por grandes productores y fuertes comerciantes de vino. Los representantes de esa elite establecieron -al decir de la autora- su principal entidad gremial en Buenos Aires, cerca del principal mercado consumidor de sus productos y de los centros de decisión económica. Estos empresarios desplegaron un conjunto de estrategias dirigidas a convertirse en los voceros autorizados ante los poderes públicos y en verdaderos agentes de negociación; mientras buscaban asegurarse una posición de poder y prosperidad entre los sectores dominantes de la sociedad argentina de la primera mitad del siglo XX, que la autora destaca y pondera a través de acciones concretas.

En su trabajo sobre la actividad algodonera en la región del Gran Chaco Argentino durante las décadas de 1940 a 1960, Noemí Girbal- Blacha se propone como objetivo caracterizar e interpretar las relaciones corporativas de los más importantes productores, industriales y exportadores de algodón con el Estado, para dar a conocer su injerencia en las políticas públicas y en la ausencia de ellas, así como sus propuestas acerca de la información técnica y el control social en relación con la economía regional algodonera del Nordeste argentino. El recorte temporal se corresponde con la expansión de la actividad algodonera hasta la aparición de la fibra sintética. La característica del territorio chaqueño, en tanto economía agraria regional, representa -para la autora- un espacio marginal respecto del modelo agroexportador y es aquí donde las corporaciones y el Estado establecen sus propias esferas de acción respecto de la producción algodonera, siendo la interrelación un componente decisivo a la hora de analizar las políticas públicas o su ausencia. La vida cotidiana en los márgenes -se afirma- cobra su identidad más allá de confrontación y la denuncia. Son parte de un sinuoso recorrido que indica continuidades y pocos cambios, más allá de los vaivenes propios del entramado de poder, de la política nacional y sus rupturas institucionales desde 1930.

Gustavo Zarrilli analiza las políticas públicas forestales argentinas y el rol de las corporaciones empresariales entre las décadas de 1980 y el 2010. Los antecedentes de la acción estatal en materia de políticas forestales se remontan al año 1948 por medio de la ley 13273, aunque –afirma el autor- se evidencia el desinterés por los temas forestales hasta décadas recientes. El control de esos recursos fue centro de disputa entre el Estado y los grandes intereses corporativos que se sostuvieron más allá de los cambios políticos. Es a partir de 1991 que se van a tomar iniciativas que alteran la configuración institucional como reguladora de ese ámbito. A partir del 2000, las expectativas del sector forestal argentino son promisorias, presentándose en el país variadas vías de desarrollo que apenas están exploradas en comparación con su potencial, basado tanto en los bosques nativos como en los implantados, sin descuidar el accionar vinculado con el ordenamiento y conservación del recurso.

En el primer estudio del segundo eje, se presenta el trabajo de Pedro Casiano Farías sobre el extensionismo rural, la clase dominante y los acuerdos binacionales entre Brasil y Estados Unidos (1958 y 1974). El autor advierte que los acuerdos binacionales de cooperación técnica firmados entre ambos gobiernos, a mediados de la segunda posguerra, fueron respaldados por las entidades patronales rurales brasileñas nucleadas en la Sociedad Nacional de Agricultura con fuerte presencia en el Ministerio de Agricultura; permitiendo implantar en Brasil el extensionismo rural destinado a difundir el uso de la tecnología de punta. Dicho extensionismo se conjugaba con la propuesta norteamericana de crédito rural. En 1956 surge la Asociación Brasileña de Crédito y Asistencia Rural proponiendo el asistencialismo y los intereses del crédito rural para que los pequeños propietarios incrementaran su productividad mediante la incorporación de tecnología, acción que lo distanciaba de la Sociedad Nacional de Agricultura. En este trabajo Casiano Farías registra disputas intra- clase dominante agraria y muestra que la extensión rural en Brasil estuvo atravesada por intereses encontrados entre entidades patronales y grandes imperialistas estadounidenses cuyas consecuencias afectaron en mayor medida al pequeño agricultor.

El trabajo de Sonia Regina de Mendonça: Agronegocio, corporaciones agrarias y políticas estatales de investigación agropecuaria en Brasil 1950- 2002, contribuye a la crítica de la historiografía brasileña especializada en el estudio de las políticas estatales de investigación agropecuaria y analiza –con perspectiva gramsciana- la construcción de hegemonía de las asociaciones, junto al Patronato Agroindustrial Brasilero en las décadas de 1970 a 1990, así como la inserción de los cuadros dirigentes de esas corporaciones junto a la Empresa Brasilera de Investigaciones Agropecuarias (EMBRAPA), creada en 1974 para producir nuevas tecnologías destinadas a los grandes productores agroindustriales y no para los pequeños productores rurales. La autora analiza el accionar de la fundación EMBRAPA en los distintos contextos socio- económicos del Brasil y afirma que la entidad, además de contribuir a la racionalización de las actividades y gastos públicos en investigación agropecuaria, fue un instrumento del proceso de subordinación de la agricultura a la lógica del capital internacional.

Talía Gutiérrez en su artículo sobre las corporaciones agrarias, juventudes y Estado en la Argentina durante el periodo comprendido entre 1960 - 2010, analiza -en perspectiva histórica- las acciones dirigidas a las juventudes rurales, motorizadas por las entidades representativas del agro y en relación con las propuestas estatales, las demandas respectivas, la defensa de los intereses del sector, los temas de discusión y retracción del Estado en algunas etapas. El estudio de la inserción de los sectores juveniles, como parte de la renovación de estas entidades agrarias en sus nexos con el Estado, es el tema central que estudia a través de instituciones como la Federación Agraria Argentina, la Asociación de Cooperativas Argentinas, Confederaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, como así también a la Sociedad Rural Argentina.

El tercer eje se inicia con el artículo de Martha Ruffini quien estudia la Federación de Sociedades Rurales de la Patagonia entre 1938 y 1955. Se trata de una asociación de ganaderos sureños quienes establecieron vínculos con las sociedades adheridas, con el gobierno nacional y con las organizaciones y corporaciones económicas más antiguas como la Sociedad Rural Argentina. En su análisis, la autora no descuida los conflictos y acuerdos con el gobierno y además, pone en evidencia los vínculos de esta Federación con el sector empresarial patagónico, que la llevara a descuidar las demandas de los sectores intermedios de la producción. En este trabajo se pone de manifiesto el alcance del poder estatal, sus intereses y sus estrategias de acción en un caso concreto y para un espacio de los Territorios Nacionales como el patagónico.

En el segundo artículo, Javier Balsa analiza los debates parlamentarios sobre la cuestión agraria durante el primer peronismo 1943- 1955. Centra su estudio en la reforma de la ley de colonización y sus implicancias como parte de las diversas cuestiones vinculadas con la tenencia de la tierra. Hace hincapié en el predominio del agrarismo, que se manifestaba crítico del latifundio y a favor de la reforma agraria. No hubo voces en contrario a las drásticas modificaciones a la ley de colonización que consensuaron las bancadas peronista y radical en la Cámara de Diputados en 1946, e incluso la propia Sociedad Rural Argentina se mostró a favor de una reforma agraria -afirma el autor- aunque procurando redefinirlas en término de sus conveniencias. El giro de la política agraria peronista a partir de 1950 y la “vuelta al campo” se manifiesta en un discurso agrarista más moderado llegando a su mayor retroceso en términos de políticas de colonización con la nueva ley de colonización aprobada a fines de 1954. Una mirada política y corporativa sobre el eje de la economía nacional es la que aquí se propone.

En el último trabajo del eje y del libro, Rafael Barrio de Mendoza analiza los incentivos institucionales para la reelaboración de culturas y racionalidades económicas en la comunidad campesina de Chacán en el Perú. En este contexto -dice- se manifestaron distintos procesos de interacción con el Estado y sus cooperantes, en el marco de proyectos agrarios y sociales de diferente signo político desplegados con la finalidad de lograr cambios en los comportamientos económicos y reformular las jerarquías sociales en el campo, contando con la presencia de un grupo teológico asociado al protestantismo. Son estos los objetos de análisis abordados por el autor. Los incentivos estatales que intentaron modificar el comportamiento económico de los actores económicos sociales; la transferencia de créditos, semillas y tecnologías con el objetivo de formar unidades productivas familiares orientadas al mercado; como así también la reforma agraria en la comunidad de Chacán sustentan su recorrido. A través de este análisis el autor afirma que la racionalidad económica de las familias, junto al mercado, consolidó el objetivo de reproducir ciclos agrícolas más monetarizados, promoviendo la incorporación de parámetros como el ahorro y la inversión en tecnología.

Con los trabajos aquí presentados, el libro pretende sumar aportes originales mediante el estudio de casos específicos, incorporando sus conclusiones e interpretaciones al debate historiográfico enfocado hacia los estudios agrarios y al complejo y heterogéneo mundo rural. El enfoque comparativo surge así al final de la lectura de este libro, que desde ejes comunes analiza y explica realidades nacionales singulares.

 

Por Lisandro Rodríguez

(Becario CONICET- CEAR- UNQ; lisandrodriguez@gmail.com)

 

 

 

 

PEREYRA, Daniel; Del Moncada a Chiapas. Historia de la Lucha Armada en América Latina, Razón y Revolución, Buenos Aires, 2011, 428 p.

 

Las temáticas de la lucha revolucionaria y la violencia política en la América Latina contemporánea despiertan indudablemente un gran interés. Los debates en torno a esas cuestiones se han mantenido a lo largo de más de cinco décadas ofreciendo aportes interesantes desde las ciencias sociales, el ensayo y el campo periodístico; los cuales conviven con polémicas políticas aún no cerradas y de múltiples alcances.

Este libro se introduce en uno de los problemas que, en su momento, ocupó el centro de la escena revolucionaria sub-continental y mundial: el planteo de la lucha armada como método y táctica para el cambio social. En ese sentido el trabajo de Daniel Pereyra merece ser conocido y ponderado. De reconocida trayectoria en la izquierda revolucionaria latinoamericana, Pereyra militó gran parte de su vida en las filas del trotskismo ortodoxo. Desde muy joven ocupó en la Argentina cargos de dirección en el Grupo Obrero Marxista (GOM), el Partido Obrero Revolucionario (POR), Palabra Obrera (PO), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el PRT-El Combatiente o el Grupo Obrero Revolucionario (GOR), para luego exiliarse en Madrid en 1978. Ya en España, siguió militando y se dedicó al periodismo y la investigación, actividades en las que continúa actualmente.

En Del Moncada a Chiapas, Pereyra se ocupa de sostener su principal hipótesis: que la lucha armada ejercida por las masas ha sido una constante en América Latina, desde los primeros movimientos de Tupac Amaru a la actualidad. En esa línea, plantea que existe una larga tradición en ese sentido y una concreta relación entre lucha armada y movilización de masas, en tanto que la primera se insertaría en el marco represivo abierto como consecuencia de los conflictos políticos y sociales generados por la segunda. Ligado a esto, y en contraposición a cierto sentido común historiográfico fuertemente instalado, discute la noción de “copia” del modelo cubano, sin dejar de reconocer su influencia sub-continental pero atendiendo de manera específica a las particularidades y matices de cada “caso nacional”. Contra las interpretaciones que defienden el carácter externo a las masas de las organizaciones armadas de la región, Pereyra se encarga de mostrar la estrecha vinculación que existió en Latinoamérica entre la agitación social y la metodología en cuestión.

El trabajo posee el mérito de presentar de manera minuciosa y exhaustiva, con fuentes y bibliografía originales, la descripción y el análisis de las características principales de los grupos que actuaron en el período en cuestión como así también de sus acciones más relevantes; dando cuenta efectivamente de su variada composición social y discriminando entre sus estrategias militares (guerrilla rural y urbana, milicias, autodefensas campesinas, etc.) y sus programas políticos (socialistas, democráticos, etc.), echando luz sobre la común confusión entre radicalización estratégica y programática que a veces se impone entre los investigadores.

Los textos que componen esta obra fueron elaborados al calor de la reflexión y el balance de Pereyra sobre su propia experiencia militante. Es por ello que el autor no oculta su posición frente a las discusiones sobre las causas que condujeron al surgimiento de las organizaciones armadas, el militarismo y la derrota de las mismas, lo cual enriquece los debates actuales y estimula la controversia. Como bien sostiene Stella Grenat en su estudio introductorio al trabajo que aquí se reseña, la interpretación de Pereyra respecto de las causas que llevaron al surgimiento de los grupos armados presenta el problema de otorgarle un lugar central y definitorio a la opresión ejercida por los Estados Unidos sobre el subcontinente; descuidando en consecuencia los factores internos que influyeron en el caso de cada país, y la responsabilidad que les cabe a las clases dominantes nativas respecto de la degradación y la pauperización social. En ese sentido, al centrar la mirada en la contradicción entre imperialismo y naciones oprimidas, Pereyra tiende a soslayar en su análisis el antagonismo interno de cada país entre burguesía y proletariado y a subsumir a todas las luchas bajo el programa de la liberación nacional. En cuanto al problema del militarismo, el autor sostiene de manera taxativa que ésta ha resultado la causa principal de todas las derrotas sufridas por las organizaciones armadas, sin distinguir matices entre las distintas experiencias nacionales.

Por último, cabe señalar que las páginas del libro, además de ofrecer una detallada reconstrucción histórica y política del debate latinoamericano en general y argentino en particular, transitan por una serie de núcleos problemáticos que estimulan la polémica y hacen de este trabajo un texto de referencia ineludible para quienes pretendan adentrarse en el estudio de las estrategias revolucionarias aplicadas en el pasado reciente de nuestra América Latina.

 

Por Marcelo Summo

(UBA-UNTREF; summomarcelo@yahoo.com.ar)