“Entre el hielo y el
fuego”. Hechos armados en la industria pesquera marplatense durante la década
del 70´
Gonzalo Julian Yurkievich(*)
(UNMdP;
gonzaloyurkievich@yahoo.com.ar)
1. Aquellos tiempos violentos
Ideas, creencias y representaciones estimulan, a través de
configuraciones imaginarias que responden a variables temporales y espaciales
definidas, las acciones de los seres humanos. De esta forma, debemos penetrar
en el rico movimiento de ideas que se dio en
Tres acciones puntuales cometidas en contra de la patronal
pesquera en la ciudad de Mar del Plata nos sumergen dentro del problemático
mundo de la lucha revolucionaria de aquellos años. Acciones en las cuales
aparecía entreverada la necesidad de mejorar las condiciones materiales
inmediatas de los obreros de la rama con la búsqueda de cambios sistémicos y
radicales. Dentro de esta actividad existieron obreros, que envueltos en el
clima revolucionario de la época se militarizaron y militantes de
organizaciones armadas que observando el fervor presente en las luchas obreras
del pescado consideraron la necesidad de participar en la misma como obreros
constituyéndose rápidamente como delegados de planta.
Proponemos en este trabajo un recorrido por aquel
turbulento 1974, observando el contexto económico, sindical y político en el
cual se dieron los hechos, analizando la retórica de las organizaciones,
identificando relaciones entre la dinámica de las organizaciones gremiales y la
de las organizaciones político-militares, analizando el rol que jugó la ideología formal[5] del
peronismo dentro de las plantas y observando el aislamiento en el cual quedaron
los delegados cuando fueron retirados de la industria, por decisión de las
organizaciones, durante 1974 para pasar a operar desde la clandestinidad en el
plano netamente militar.
Hoy nos encontramos con algunos sobrevivientes de aquella
función de gala, heroica y salvaje; son ellos quienes nos expresan sus motivos,
sus ideas y sus imaginarios. Las fuentes gráficas no bastan por si solas, deben
ser ayudadas por el testimonio de los sobrevivientes. Ambos, testimonio y
fuentes, vivencias y sucesos, son insumos necesarios para construir un corpus
interpretativo válido. Utilizamos solo los nombres de pila de estos personajes
para así reservar su identidad, una identidad que sin negarse a sí misma no
logra despegarse del miedo que generaron en ella, la persecución, la tortura y
la desaparición de los compañeros de militancia.
2- El marco histórico
2.1 “Los años de
oro” de la industria pesquera marplatense
Mar del Plata no solo cuenta con una gran variedad de
especies costeras sino que además, por su ubicación,
se constituye en centro de migración de la merluza (Merlucius hubbsi). A partir de la década de 1960, la
industria pesquera nacional, hasta entonces vinculada a especies costeras como
la anchoíta, la caballa y el magrú, reorientó sus
funciones en pos de surtir de pescado congelado al mercado internacional ante
el inminente agotamiento de varios caladeros tradicionales. El gran valor
energético y proteico de la merluza fue detectado por los países pobres en
carnes rojas y alimentación basada en carnes blancas (Japón, Hungría, la ex
URSS, Bulgaria, España, Italia, entre otros). De esta forma comenzó un ciclo de
transferencia del “esfuerzo de pesca”[6] desde los caladeros
centrales hacia los caladeros periféricos. Las embarcaciones de altura,
obsoletas ya en sus mares, fueron trasladadas hacia nuevos países productores
de la periferia como
Entre 1960 y 1974 se firmaron cuatro convenios colectivos
de trabajo. Ninguno de ellos representó un cambio significativo en las
condiciones laborales[9]. Debido al
carácter estacional de las especies y a las fluctuaciones en las exportaciones
las firmas mantenían con sus trabajadores una relación flexible, no
estableciéndose por ley un salario mínimo garantizado en caso de faltar pescado
para procesar (garantía horaria). Este último punto constituirá una de las más
importantes consignas de lucha en el periodo siguiente.
2.2 Preámbulo del
conflicto
Hacia principios de 1974, la coyuntura macroeconómica
nacional, propiciada por la crisis económica internacional desatada en las
postrimerías del estado de bienestar, generó una disminución drástica de las
exportaciones. El cierre de algunas plantas y la disminución en la utilización
de mano de obra en las empresas que habían hecho punta y se habían desarrollado
con la exportación, en especial las del grupo Ventura y las de los empresarios
Greco, Rodríguez Dopaso y Dos Santos Laranjeiras, propició las condiciones para la acción obrera
organizada. La lucha emanó de la necesidad de que la patronal sostuviera y se
hiciera cargo de sus trabajadores cuando no se pescaba o se interrumpía la
producción.[10] La
consigna obrera clamaba por la garantía horaria, el aguinaldo, las vacaciones
pagas, el seguro médico y los incentivos familiares, entre otras
reivindicaciones, ya alcanzadas entonces por ramas productivas más
tradicionales. El Sindicato de Obreros de
Existía, como podemos observar, un antagonismo entre el
sector de trabajadores más radicalizados y el SOIP, a quien se asociaba con los
intereses de la patronal pesquera. El sindicato, mientras tanto, era franco en
su ofensiva contra las posturas clasistas dentro del gremio.
Los delegados de las listas opositoras participaban de las
asambleas realizadas en el sindicato pero siempre en
un marco hostil y sin la compañía de las bases obreras que sustentaban su
liderazgo dentro de las plantas. La referencia a la posibilidad constante y
frecuente de la violencia expresada a través de las armas o los golpes de puño
se repite en la memoria de quienes participaron de estos eventos.
Jorge nos cuenta: “Yo
llegaba a la puerta y miraba si entraba o no y mis compañeros de la fábrica se
quedaban todos afuera. Adentro no sabías si te iban a cagar a tiros o cargar a
trompadas”[14].
Zenón, ex obrero del pescado y ex militante del Partido
Comunista Marxista Leninista (PCML) relata que: “la que señalaba a los compañeros era la burocracia sindical. Había
reuniones de los milicos, la burocracia y la patronal. Vos ibas a una fábrica a
pedir aumento y levantaban un teléfono y te alzaban”[15].
Existe, en este punto, un universo de análisis complejo ya
que si bien la lucha tiene en vistas la mejora de las condiciones laborales y
la consecución de un convenio colectivo de trabajo, el cual de hecho se
conseguirá a mediados del año 75, existe un claro antagonismo en el cual se
construye al enemigo de clase, encarnado en la figura del empresario, asociado
a un sindicato corrupto y burocratizado, dotado de sus propios grupos de choque
y amparado por el Estado quien pone a su servicio sus propias fuerzas
coercitivas. Es aquí donde los objetivos de los manifestantes muestran un
comportamiento pendular entre la necesidad de mejorar sus condiciones
inmediatas de existencia y la búsqueda de un cambio sistémico radical y
revolucionario. Creemos que no se puede dividir exhaustivamente el universo en
este punto, sino más bien buscar una instantánea matizada en la cual se
conjugan ambas metas como inspiradoras de la lucha librada. Es importante
remarcar que es en este contexto que aparecieron las organizaciones gremiales
de carácter clasista que buscaban disputar la hegemonía saravista.
Adela, obrera del pescado, ex militante del Peronismo de Base (PB) y de la
organización gremial “1º de Mayo”, nos cuenta al respecto: “Nosotros logramos que la 1º de Mayo tenga
una inserción en la fábrica, tomamos las reivindicaciones justas y por eso
prendieron en la gente. Las reivindicaciones tenían que ver con lo que luego se
logró en el convenio del año
Estas organizaciones, aunque no llegaron a disputar en
aquellos años las elecciones del sindicato, fueron inspiradoras, sin duda, de
las expresiones radicalizadas que comenzaron a germinar dentro de la actividad
en aquel momento. Los partidos de la “Nueva Izquierda” lograron una inserción
significativa dentro la industria pesquera durante los primeros años de la
década del 70´, introduciendo miembros de sus filas en la industria. Muchos de
éstos eran cuadros políticos que rápidamente se convertían en delegados de
planta. Fue, sin embargo, matizada esta penetración por la fuerte impronta del
peronismo dentro de la rama. La semántica del movimiento político mayoritario
de la época no habría permitido un despliegue franco y fluido del discurso
revolucionario, inclinando en ocasiones el fiel de la balanza hacía las arenas
de la conciliación y la lucha reivindicativa. Sin embargo, los sectores más
extremos del movimiento peronista traspasaron la muralla dentro de las plantas
logrando sus delegados una prolífica tarea. El PRT-ERP, sin haber logrado una
inserción tan manifiesta había, sin embargo, introducido sus fichas en la
partida, y se decidió a jugar a todo o nada luego de retirar a sus cuadros de
las fábricas hacia principios de 1974.
Este marco efervescente cobró su mayor dimensión a través
de las acciones que narraremos a continuación.
3. Los acciones armadas
Las tres acciones que observaremos a continuación
constituyen los hechos más relevantes del accionar de las organizaciones
político-revolucionarias en la actividad industrial pesquera marplatense.
Existieron otras acciones aisladas pero ninguna de la
trascendencia de éstas tres las cuales pusieron de manifiesto el accionar de
las organizaciones en una rama económica cuya propia dinámica organizativa
promueve la generación de conflictos en torno a las condiciones y ritmo de
trabajo así como a la remuneración del mismo tanto en tierra como en el mar.
3.1 El secuestro de
Francisco Ventura
El primer hecho importante ocurrió el 8 de enero de 1974
cuando fue secuestrado de la puerta de su casa, en el barrio Parque Playa
Grande, el acaudalado empresario pesquero Francisco “Paco” Ventura. El
operativo fue llevado a cabo por tres hombres y dos mujeres que emplearon una
pick up Ford F-100 celeste, modelo 1970, equipada con una cúpula con acceso en
la parte trasera. El operativo, según relata el diario “
De larga trayectoria en la actividad pesquera marplatense,
Ventura había ascendido posiciones durante la década previa al hecho hasta ser
considerado en ese momento el número uno dentro del empresariado pesquero de
Mar del Plata y del sur del país.
Su nombre figuraba asociado a numerosas empresas del ramo,
entre ellas: “Dársena”, planta industrializadora de conservas de pescado,
iniciada por el desaparecido progenitor de Ventura; “Polo Sur”, planta de frío
y congelado de merluza y “Ventura Sociedad en Comandita por Acciones”, la cual
contaba con 23 buques pesqueros de altura de diverso tipo y capacidad, siendo
considerada en aquel momento la firma más poderosa del sector en cuanto a la
capacidad de extracción de su flota. El gran poderío de las empresas Ventura
comenzó a revelarse a partir de 1965, extendiéndose posteriormente hacia Puerto
Madryn en donde forjó durante los 70´ otra de las
empresas del emporio: “Ventura Sociedad Anónima”. Ésta pronto se constituyó en
una de las firmas más prósperas de la actividad pesquera en el sur del país. Se
calculaba que las empresas de las que participaba Francisco Ventura daban
trabajo a unas 2000 personas solamente en la zona portuaria de Mar del Plata.
Una importante flota de camiones integrada por modernas unidades, equipadas
específicamente para el tránsito de pescado, completaba la estructura
empresarial.[18]
El día viernes 11 de enero el diario “
El sábado 12 de enero “
Adela, desde sus recuerdos, opina al respecto: “A Ventura casi nadie lo quería, todos le
teníamos bronca en el puerto porque tenía un imperio y negreaba a la gente. Las
manifestaciones de apoyo no eran espontáneas. Los trabajadores llegaban a la
planta y los subían a los micros para ir a la municipalidad, y les pagaban el
día”[21].
No nos interesa develar la veracidad o no de las manifestaciones
de apoyo a Francisco Ventura sino remarcar que existieron múltiples
manifestaciones de apoyo al empresario a través de la prensa escrita las cuales
enaltecían su figura, elemento que no se condice con los recuerdos de los
militantes de la época quienes consideran que existió una coacción hacia los
trabajadores para que esto sucediera, intentándose, así, elevar la imagen del
empresario y desprestigiar las acciones pretendidamente revolucionarias.
El domingo 13 de enero “
El martes 15 de enero “
Es decir que para el matutino no existían rasgos en el
poderoso secuestrado que justificaran que una organización político-militar lo
pudiera hacer blanco de sus objetivos en el marco de la lucha abierta que se
libraba en esos años en la argentina. Desde esta interpretación, el hecho de
ser el mayor empresario pesquero del país lo tornaba apetecible para
delincuentes comunes, protegiéndolo, sus virtudes y el cariño de sus obreros,
de la amenaza de ser secuestrado por injustificadas motivaciones políticas.
El miércoles 16 de enero la cámara de armadores, de la cual
Ventura era vicepresidente, dio una conferencia de prensa. En ésta se destacó a
Ventura como un “infatigable defensor de
todo lo auténtico e indudablemente argentino”, quien prefirió siempre “la conducta que más convenía al país, aun
con desprecio de los beneficios de su propia empresa”. Luego se destacaron
“las exteriorizaciones espontáneas de sus
obreros y empleados” con motivo del secuestro como “suficientemente emotivas”. En otro pasaje de la conferencia se hizo
referencia al “espectro de violencias que
estamos viviendo en el cual este tipo de atentado y su reiterada utilización
como sistema, con distintos objetivos, merece nuestro repudio y es clamor de
inquietud por parte de la ciudadanía la cual ve crecientemente amenazada su
seguridad y las normas básicas de respeto y dignidad que deben constituir
nuestro estilo de vida”.[24]
Edgardo, ex filetero y ex
militante del Peronismo de Base (PB) y de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) nos
relata: “Ventura era el mayor empresario
de la época, tenía un emporio. Cuando lo secuestran los laburantes sienten una
especie de satisfacción, de revancha. Después el sindicato y la Triple A
empiezan a apretar, los delegados pasan a la clandestinidad y ahí los que
quedan trabajando empiezan a sentirse desprotegidos… ahí aparece el miedo en la
gente”.[25]
La investigación continuó en silencio durante los
siguientes días y la prensa comercial local interrumpió el fluido diario de
información relacionado con el tema, con excepción de pequeños recuadros en los
que solo se expresaba la falta de novedades con respecto al secuestro del
empresario.
Finalmente el día 30 de enero, por la noche, Francisco
Ventura fue liberado por sus captores luego de 23 días de cautiverio, previo
pago de un rescate de 335 millones de pesos. Las Fuerzas Armadas Peronistas
(FAP) se adjudicaron el secuestro. Según relata el diario “
El impuesto de
335.000.000 de pesos cobrado a Ventura está puesto al servicio de la organización
que desde las bases, los trabajadores peronistas estamos construyendo.
Construir nuestra organización nos plantea exigencias y no podemos cubrirlas
solo con nuestro esfuerzo militante… los trabajadores aprendimos a expropiar el
dinero de los explotadores, dinero que nos pertenece y que usaremos para
combatirlos”.
Con respecto a este punto Edgardo, comenta: “Había necesidad del campo nacional y popular
de cambiar el sistema y estábamos convencidos de que la auto-financiación era
fundamental”[28].
La operación se manejó con una clave que se descifraba con
un diccionario. Se pidió el dinero en una bolsa de cobre para que no pusieran
ningún rastreador.
El comunicado de las FAP proseguía acusando a Ventura de: “comprometer la producción con Bunge y Born a cambio de préstamos, entregar la quinta parte de la
pesca sin elaborar a firmas monopólicas brasileras, y participar en fábricas
clandestinas de elaboración de pescado donde, aparte de no pagar ningún
impuesto, explotan a los compañeros que no reciben ningún beneficio social.”
El comunicado concluía: “El camino
de la patria liberada. El camino de la patria socialista solo la podemos
construir los trabajadores. Las FAP dirigen hoy su esfuerzo a aportar desde las
bases, en la continuidad del enfrentamiento armado contra los enemigos de
clase. Caiga quien caiga y cueste lo que cueste, venceremos!!!”[29].
Solo unos meses después de la liberación, el día 12 de Agosto, el
comando "Eva Perón" de las FAP colocó explosivos en la casa de
Ventura. El sábado anterior un grupo de empleados de la fábrica “Polo Sur”
había abandonado una huelga de hambre que había llevado adelante durante varios
días. Otros dos explosivos detonaron aquella noche, además del ya mencionado.
Uno de ellos, a cargo del comando “Ortega Peña” de las FAP, en la casa del
empresario Adolfo Luís López, quien era titular de las plantas San Francisco y
San Andrés, en las cuales se había producido un conflicto dos semanas antes
inspirado, según declaraciones difundidas oportunamente, en la “falta de
trabajo”. López era, además, directivo del Club Aldosivi[30].
El otro explosivo, a cargo del comando “Felipe Vallese”
de las FAP detonó en la casa del gerente de Ribazón SA, firma cuyas naves no
habían iniciado, al momento del atentado, sus campañas pesqueras anuales.[31]
Ambos empresarios tenían negocios en común con las firmas de Ventura.
El emporio Ventura se declararía en quiebra en el año 1991,
encabezando una serie de quiebras de empresas pesqueras fuertemente endeudadas
con el estado. Esta situación dejaría a miles de trabajadores en la calle los
cuales serían en los siguientes años reinsertados en el circuito laboral en
forma precarizada a través de cooperativas de trabajo.
El secuestro del mayor empresario pesquero de la época es
interpretado por los obreros militantes del pescado (que miran desde el
presente) como una epopeya que marcó el inició de un extenso ciclo de lucha que
acabó con la firma del convenio colectivo del trabajo del año 1975. Para otros
(obreros y analistas, también desde el presente), es observado, como un delito
común, perpetrado por el demonio armado engendrado en la guerrilla
revolucionaria de los 70´, la cual sufrió, en el periodo inmediato, la extensa
furia de un estado aleccionador. No nos interesa sentar aquí una postura al
respecto sino matizar ambas apreciaciones. Debemos entender que los objetivos
de este secuestro difieren de los objetivos de un delito común en la motivación
que lo desencadena. No es solamente la necesidad de dinero para la organización
el que impulsa a las FAP a cometer la acción sino la voluntad de generar un
hecho político, en el marco de una rama productiva en la cual los obreros no
habían avanzado aún como si lo habían hecho en otras ramas productivas
tradicionales. Ventura encabezaba a la burguesía pesquera que se había gestado
con la aparición de la gran planta de fileteado. Ventura como victimario de una
clase obrera atrasada fue víctima de las motivaciones de un sector que creía
que el cambio era inminente y que aquellos “grandes explotadores” del momento
debían, por un lado constituirse como ejemplos y por otro financiar el proceso
de transformación. Dejando de lado las teorías que se inclinan hacia una u otra
concepción totalizante, sería interesante analizar en posteriores estudios los
por qué de la derrota del campo popular portuario interpretando los errores
cometidos y las fortalezas de los contrincantes. Será más fructífero analizar
las falencias que las virtudes de los movimientos armados en pos de descubrir
los motivos de su aplastante derrota posterior y construir así un marco desde
el cual analizar aquellas acciones que en la práctica tuvieron, a pesar de
ciertos logros coyunturales, efectos y consecuencias diametralmente opuestas a
lo fines que perseguían.
Observemos ahora otro caso.
3.2 Aquellos
poderosos barcos griegos
El Mikinai y el Gnossos eran dos barcos congeladores-factoría[32] griegos
que bajo bandera argentina a cargo de
El día lunes 8 de octubre de 1974 una bomba estalló a bordo
del Mikinai, amarrado junto al Gnossos
a la altura de los sectores 9 y 10 del muelle de ultramar del Puerto de Mar del
Plata. Unos días más tarde el Mikinai se hundió como
producto de la explosión. Durante el atentado, un maquinista de origen
correntino resultó herido.
Ninguna organización se adjudicó explícitamente el hecho
pero versiones extraoficiales remarcan que miembros de las FAP y Montoneros
habrían actuado en conjunto. Edgardo nos cuenta: “Todos estaban avisados de que iba a explotar un “caño”, nos habían
dicho que no fuéramos al puerto porque ese día le tocaba al Mikinai;
estábamos todos en la costanera mirando como explotaba”.
Según el diario “
Repasemos ahora los hechos relacionados al asesinato, a
manos del Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP), del acaudalado empresario
pesquero Antonio Dos Santos Laranjeiras.
3.3 El asesinato de
Antonio Dos Santos Larangeira
Hacia mediados
de aquel turbulento 1974, el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP), quien
consideraba hasta ese momento a la ciudad de Mar del Plata como un lugar de
reclutamiento periférico y pertrechamiento para el
accionar en otras ciudades y quien no contaba ya con cuadros dentro de la
industria, habiendo pasado todos ellos a la clandestinidad, decidió
intensificar sus acciones en la zona portuaria y en algunos barrios de la
periferia de Mar del Plata en los cuales vivían trabajadores del pescado.[33]
Roque, ex filetero y militante de la organización nos
cuenta: “En Mar del Plata había dos
frentes de lucha importantes, las canteras de Batán y el Puerto, la
organización entendía que el puerto era un foco de conflicto y que había que
actuar ahí”[34].
Una de las
primeras acciones importantes ocurrió el día 7 de junio cuando un comando de la
organización repartió volantes y realizó una arenga a la salida de una fábrica
de pescado. Luego, el 5 de julio, en las inmediaciones de Talcahuano y la calle
47, los ocupantes de un Ford Falcón negro arrojaron volantes que daban cuenta
del copamiento de la localidad tucumana de Acheral,
primera acción llevada a cabo por la unidad del monte “Compañía Ramón Rosa
Jiménez” realizada el 30 de mayo de 1974. La siguiente acción ocurrió el día 29
de julio de 1974, cuando se colocaron dos banderas del ERP en la zona
portuaria: una en Ortiz de Zárate y Alejandro Korn y otra en las calles 12 de
Octubre y Cerrito. Ambas banderas estaban acompañadas de cajas que simulaban
ser artefactos explosivos[35].
De esta forma se impedía que los símbolos revolucionarios fueran retirados por
otro que no sea parte del escuadrón anti-bombas de la policía, permitiéndoles
permanecer más tiempo e incluso adquiriendo mayor relevancia mediática.[36]
El 26 de agosto tres militantes del ERP fueron detenidos frente a una fábrica
mientras repartían volantes. El 9 de septiembre cinco hombres y tres mujeres
irrumpieron, sin mostrar armas, en la escuela Nº 42 del Barrio Puerto para
repartir útiles y zapatillas además de un volante de la organización para los
350 alumnos del turno tarde. Antes de irse izaron una bandera del ERP.[37]
La situación en el puerto, en el marco de la crisis que enfrentaba la
actividad, era candente. Los despidos eran constantes y los empresarios que
tenían varias plantas cerraban algunas, reduciendo su personal efectivo. El 25
de septiembre, el ERP hizo explotar un artefacto en la delegación local del
Ministerio de Trabajo, acusando al mismo de ser cómplice de la explotación
empresarial en el puerto. Una semana después la organización tomó la planta “
El día 13 de
enero el principal órgano de difusión del ERP, “Estrella Roja”, reservó dos
páginas para la acción de mayor envergadura que la organización llevó a cabo en
Mar del Plata. La nota se tituló “El ERP
cumple sus promesas”, en el encabezado se explicaban los motivos del
asesinato de la siguiente forma: “Por
largos años la clase obrera del pescado vio postergados sus anhelos y reclamos
frente a la prepotencia patronal, amparados ayer por la policía y el Ministerio
de Trabajo de
Observamos en
este volante que la organización justifica el asesinato del empresario en
función de haber éste y su socio desoído la vos del ERP quien ya les había
advertido que de no reabrir las plantas cerradas y de no reincorporar a los
trabajadores cesanteados serían ejecutados. Es decir que la organización, en
este caso, se coloca como administradora de justicia ante un empresariado
“explotador” amparado por un “estado represor”. Estas motivaciones de la
organización, de transformarse en juez y parte, de situarse por encima de
instituciones diseñadas “al servicio de la burguesía”, de conservar en estado
puro su ideología, fueron quizás los rasgos que más le valieron la
desaprobación de parte de la ciudadanía y por ende la oclusión y el
debilitamiento que los condujo a la derrota en su ambición de establecer un
“Gobierno Revolucionario Obrero Popular”.
Los explotadores escucharon la advertencia del ERP, no para cesar en sus
prácticas empresariales sino para vincularse más estrechamente a sus
estructuras corporativas, las cuales fogueaban lentamente la dictadura que se
avecinaba.
El 28 de Diciembre,
Un año después
de estos hechos fue firmado, en julio de 1975, el Convenio Colectivo de Trabajo
161/75. El mismo consideraba derechos de los trabajadores de la industria del filet y la conserva inéditos hasta entonces[46].
Este hecho sucedió en el marco de una serie de concesiones otorgadas por el
gobierno de Isabel a la clase obrera con posterioridad al “Rodrigazo” en pos de
apaciguar los ánimos enfervorizados de los trabajadores argentinos, a sabiendas
de que la jerarquía militar se encontraba agazapada, esperando el momento
oportuno para dar su golpe, el cual sería legitimado por el deseo de orden de
gran parte de los sectores medios de la sociedad. Esta situación no permite
determinar el grado exacto de influencia de la lucha gremial y política-militar
en la consecución del convenio, el cual, paradójicamente, permaneció vigente en
los siguientes años debido al pleno empleo alcanzado por la actividad durante
un ciclo expansivo que duró hasta fines de los 70´.[47] Sería recién la política
pesquera menemista la encargada de flexibilizar nuevamente el empleo dentro de
la rama a través de la creación del sistema de cooperativas de trabajo[48].
A partir de
principios de 1974 las listas negras, se hicieron moneda corriente dentro de la
actividad pesquera. Algunos militantes permanecieron dentro de la actividad en
forma clandestina aunque las organizaciones continuaron con su política de “sacar los cuadros de las fábricas”. El
PRT-ERP fue la primera organización que encaró este proceso hacia fines de 1973
y principios de 1974, las FAP y JTP-Montoneros siguieron la misma línea durante
1974. Esta situación dejó a las organizaciones muy alejadas de la masa obrera.
Jorge opina al
respecto: “Las acciones pasaron a ser muy
aisladas al conjunto de la gente… la masa nunca dejó de ser peronista. Si tenés un tipo que es buen delegado de fábrica y lo sacas de
la fábrica ese tipo quedó aislado, puede haber sido el mejor delegado del mundo
pero la gente ya no lo identifica, dejó de ser delegado y entra otro funcional
a la burocracia. El error fue sacar a los delegados de las plantas y mandarlos
a la lucha. El tema era como masificabas esa lucha, sino la masificabas por mas
que tuvieras el mejor argumento estabas perdido. Los montos y el PB se metieron
más en la masa. Los perros[49] eran mas duros, mas
puros”.
Muchos trabajadores, incluidos en listas
negras, empujados por la necesidad, continuaron trabajando clandestinamente en
el filet con documentos falsos. Muchos de ellos
engrosan el grupo de 32 desaparecidos comprobados hasta el momento dentro de la
industria pesquera marplatense.[50]
Los sobrevivientes de aquella tragedia buscan hoy recuperar su identidad e
identificar a sus compañeros faltantes. Lo hacen a través de la participación
en la organización Memoria Portuaria y de la declaratoria en los Juicios por la
Verdad. También aparecen presentes, algunos de ellos, en los conflictos
pesqueros ocurridos en los últimos años.
Expondremos antes de concluir algunas reflexiones ensayadas
desde el presente por algunos de estos “sobrevivientes”.
4- Los imaginarios
Dejaremos que hablen y que por sí mismos construyan el hilo
narrador de este último apartado.
Zenón: -Nosotros peleábamos todos por un cambio radical y
no por una mejora salarial, había una clase obrera que venía en ascenso, que
venía del Cordobazo, sabíamos que había que tomar el poder.
Jorge: -En
Zenón: -Nosotros queríamos cambiar el sistema como Agustín
Tosco, Atilio López y Gregorio Flores.
Jorge: -Había discusiones ideológicas, pero con compañeros
de otras tendencias pasamos momentos muy difíciles y eso nos permitió estar
unidos.
Edgardo: -Los enemigos eran claros: la patronal y la
burocracia sindical.
Zenón -Cada uno tiene su historia, pero todos caminábamos
para el mismo lado, sabíamos quienes eran los burócratas y quienes eran los
compañeros. Cuando tuvimos que hacer acciones siempre fue a favor de la clase
trabajadora y del pueblo.
Jorge: -Yo fui al pescado por militancia. Nosotros pensamos
que si había cambios iba a estallar el pescado, había mucho trabajo y la gente
no quería trabajar más como lo hacía.
Zenón: -Ahora luchan por el puesto de trabajo. Antes era
otro el problema. Había pleno empleo, veíamos que el recurso se iba a agotar y
que íbamos a tener que meter más horas de laburo para ganar lo mismo.
Edgardo: -Nuestros caídos van a renacer desde el subsuelo
de la patria.
Hay algo que la derecha no tiene: ni poetas ni mártires.
Nosotros tenemos poetas que les cantan a nuestros muertos.
Estos pasajes con la voz de los ex militantes ilustran las
ideas de la época teñidas por el paso del tiempo y por la selectividad de la
memoria. Decidimos incluirlos en este trabajo a modo de ilustración. Son
protagonistas sobrevivientes de este pasaje de la historia portuaria
marplatense y es este hecho el que da valor a su testimonio, aunque éste esté
manchado por la subjetividad y el filtro emocional del tiempo y el recuerdo. Acertados
o errados construyeron su existencia en un período en el cual los ideales
revolucionarios estaban presentes. Pasaron por la cárcel y la tortura y hoy sus
voces siguen vivas permitiéndonos interpretar hechos que también forman parte
de nuestra historia.
5- A modo de interpretación
La retrospectiva espacio-temporal nos sitúa a principios de
los años 70´. La política y la economía mundial se veían sacudidas. El modelo
de acumulación fordista llegaba a sus postrimerías
enfrentando una profunda crisis de sobre-producción potenciada por el aumento
del costo energético. Los EE.UU desarrollaban estrategias para mantener su
hegemonía continental y combatir los focos que iban encendiéndose en la región.
El denominador común de estas expresiones insurgentes era el de ser nacionales
y populares.[51] Esta
revuelta política y cultural impactaba en
Mar del Plata no era considerada estratégica por las
organizaciones armadas. El escaso movimiento de masas permitía observar que la
ciudad era concebida como un lugar de reclutamiento periférico y pertrechamiento para el accionar en otras ciudades.[57] Sin
embargo, dentro de la estructura productiva local, la actividad pesquera
aparecía como caldo propicio para el fermento del conflicto y la organización
obrera. Los trabajadores de la rama enfrentaban hacia principios del año 1974
un receso en la operatoria provocado por una drástica disminución de las
exportaciones. El trabajo a destajo y la inexistencia de un sueldo mínimo garantizado
provocaban que la mengua en el procesamiento generara una disminución de las
labores y de los ingresos. En este marco, los paros, las movilizaciones y las
tomas de planta eran frecuentes desde finales de 1973. El sindicato conducido
por Abdul Saravia respondía a la ortodoxia del movimiento peronista resultando
funcional a los intereses empresarios. Los delegados opositores no encontraban
las vías institucionales a través de las cuales canalizar las demandas de sus
bases. La masa trabajadora del pescado tenía profundas raíces peronistas lo que
determinó que el PB-FAP,
Por fuera del peronismo actuaba un amplio espectro de
organizaciones “clasistas”, las cuales en mayor o menor medida insertaban
delegados en las plantas buscando cercenar el poder de los delegados
oficialistas. Existía una estrecha relación de cooperación entre estas
organizaciones y la izquierda del peronismo, llegando incluso a desarrollarse
acciones en conjunto. Era el puerto el ojo del conflicto obrero en Mar del Plata
y era mejorar la existencia obrera a través de dos vías no excluyentes sino
coexistentes y con distintos plazos de concreción, el objetivo común de las
organizaciones. La obtención de la garantía horario era un objetivo de corto
plazo; la redistribución de la renta pesquera, a través de un cambio radical de
las relaciones sociales, aparecía en el difuso horizonte de los militantes como
un objetivo de máxima. Ambos móviles conducían a la lucha gremial y a la acción
político-militar de aquellos años. Es difícil establecer el límite de estos dos
campos de acción que en muchos casos son indisolubles. Las organizaciones
armadas contaban con delegados emanados de sus brazos sindicales. Los delegados
participaban de las acciones al tiempo que iban pasando a la clandestinidad y
abandonando las fábricas. Este hecho iba aislando a los cuadros y generando un
distanciamiento de las bases.
El secuestro de Ventura nos muestra dos objetivos del
PB-FAP, quien no había retirado aún sus cuadros de las fábricas. Por un lado,
la necesidad de financiamiento de la organización a través del cobro del
“impuesto revolucionario”, por otro, el intento de amedrentar al mayor
empresario pesquero de la época poniendo en evidencia la existencia de la
expresión armada como forma de defensa de los intereses obreros. Es curiosa, en
este caso, la expresión de ciertos trabajadores clamando, a través de los
medios, por la salvaguarda del bienestar del patrón, enaltecido como “hombre de bien, perseverante y trabajador”.
Existen testimonios, sin embargo, que dan cuenta de la falsedad y manipulación
de estas expresiones de apoyo y del repudio que sentía la mayoría de los
obreros por el poderoso empresario. Los cuadros del PB-FAP pasaron, sin
embargo, rápidamente a la clandestinidad luego del episodio, dejando a los
obreros librados a la conducción de delegados menos combativos y más imbuidos
de la lógica formal del movimiento.
La lucha, de todos modos, no se detuvo por este hecho, pero siguió los cauces
sindicales, debiendo Sarabia adaptarse a los deseos de una masa que no estaba
dispuesta a resignar la necesidad de mejorar sus condiciones laborales.
El hundimiento del Mikinai tiene
un carácter político-simbólico ya que intenta combatir lo que luego será ley
durante la década del 90´: la operatoria de los depredadores congeladores
factoría ahorradores de mano de obra en tierra. Ninguna organización se
adjudicó el hecho, el cual permanece en la memoria de la rama como una acción
de veraz reivindicación de soberanía.
El asesinato de Dos Santos Larangeiras
a manos del PRT-ERP resultó de una escalada de violencia ocurrida durante el
periodo más crítico de la actividad y más álgido de la lucha de aquel 1974. La
acción se llevó a cabo cuando esta organización ya no tenía trabajadores en las
fábricas. Representó, a decir de la organización, un aleccionamiento para los
empresarios “explotadores” que
desoían “la voz del pueblo” y la
advertencia de “su brazo armado”. Es
probable que esta acción no haya obtenido entre los obreros el grado de
aceptación con el que contaron las dos acciones anteriores. El hecho generó,
además, un repudio generalizado en la opinión pública local. La organización
primero había pasado a la clandestinidad, luego llevó adelante su ofensiva y
finalmente quedó aislada del conjunto de los obreros.
Las acciones llevadas a cabo durante 1974 marcaron a la
actividad y generaron un distanciamiento entre la esfera gremial y la
político-revolucionaria en la pesca. A partir de enero del 1975 muchos
delegados de planta que nunca habían integrado los brazos armados de sus
organizaciones también debieron abandonar la industria. Quienes no lo hicieron
quedaron atrapados en la trampa montada a partir de 1976 entre el empresariado
pesquero y las fuerzas represivas del estado dictatorial.
Todos estos hechos permanecen en la memoria portuaria.
Representan hitos simbólicos y expresiones locales del proceso más amplio de
lucha armada en la Argentina. Fueron sucedidos por un periodo expansivo de la
actividad que coincidió con los tiempos de dictadura y durante el cual
desaparecieron muchos de los protagonistas.
La memoria portuaria está viva, rememorando, buscando los
restos de los caídos, no renegando del pasado pero entendiendo que hoy, a pesar
de la lucha desangrante de aquellos años, las mismas
injusticias siguen vivas dentro de la actividad pesquera marplatense. Hoy el
cambio radical y sistémico ya no aparece en el imaginario de los obreros,
quienes trabajando precariamente y sin relación de dependencia con las firmas
solo aspiran a regresar a las condiciones establecidas por el Convenio
Colectivo de Trabajo 161/75. Convenio que resultara, entre otros factores, de
la batalla librada durante aquellos años violentos.
RESUMEN
“Entre el hielo y el
fuego”. Hechos armados en la industria pesquera marplatense durante la década
del 70´
Tres hechos armados, cometidos en contra de la patronal
pesquera marplatense en el año 1974, nos sumergen dentro del problemático mundo
de la lucha revolucionaria de aquellos años. Realizamos, en este trabajo, un
recorrido por aquel turbulento año, observando el contexto económico, sindical
y político en el cual se dieron las acciones, analizando la retórica de las
organizaciones, identificando relaciones entre la dinámica de las
organizaciones gremiales y la de las organizaciones político-militares,
analizando el rol que jugó la ideología formal del peronismo entre los obreros
y observando el aislamiento en el cual quedaron los delegados de planta,
militantes de organizaciones armadas, cuando, por decisión de éstas, fueron
retirados de la industria y pasados a la clandestinidad entre principios y
fines de 1974. Diarios comerciales, comunicados de las organizaciones, archivos
de inteligencia y la voz de sobrevivientes dan forma al relato.
Palabras clave: Industria pesquera - lucha gremial
- hechos armados
ABSTRACT
“Between ice and
fire”. Armed urban conflicts in the fishing industry in Mar del Plata during
the 1970s
Three armed urban
conflicts against some managers of the fishing industry in Mar del Plata in
1974 illustrate the hectic world of revolutionary struggles in those years. In
this article we explore the events occurred in that troubled year. In doing so,
we look at the situation of the unions and the economic and political context;
analyse the rhetoric of the workers’ organisations; identify the links between
the dynamics of union organisations and the contemporaneous political and
military organisations; analyse the role played by the formal ideology of
Peronism amongst the workers; and point at the isolation to which union
delegates in factories – who were themselves activists of armed organisations –
were condemned when they were retired from the factories and forced to clandestinidad
(secret political activity) during 1974. Newspapers, union briefings,
intelligence archives and the voice of some survivors shape this story.
Key words: Fishing industry - struggles - urban armed conflicts
Recibido:
01/10/2011
Aprobado:
22/03/2012
Versión final:
07/07/2012
Notas
(*) Licenciado en Geografía, Doctor en Historia de la
Facultad de Humanidades de la UNMdP y docente de las
carreras de Historia y Sociología de la Facultad de Humanidades de la
Universidad Nacional de Mar del Plata. E-mail: gonzaloyurkievich@yahoo.com.ar
[1] TERÁN Oscar, “La década del 70´: La violencia de las ideas”; en: Lucha Armada, Ejercitar la memoria
editores, Bs. As., 2006, Nº 5, p. 20.
[2] CALVEIRO Pilar, “Antiguos y nuevos sentidos de
la política y la violencia”; en: Lucha
Armada, Ejercitar la memoria editores, Bs. As., 2005, Año 1, Nº 4, p. 10.
[3] TORTTI, María Cristina, “Protesta Social y
Nueva Izquierda en
[4] CALVEIRO, Pilar, Política y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los años 70´,
Norma, Bs. As., 2005, p.41.
[5] JAMES, Daniel, Resistencia e integración, Siglo XXI, Bs. As., 2010.
[6] Capacidad de bodega, potencia de motores,
instrumentos de captura, etc.
[7] BERTOLOTTI, M. I.; ERRAZTI E; PAGANI, A., “El
sector pesquero del PGP”; en: Mar del
Plata productiva: Diagnóstico elementos para una propuesta de desarrollo local.
Centro de Investigaciones Económicas; Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales; Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata, 2002.
[8] Ibidem.
[9] Los intereses obreros estuvieron representados
en un primer momento por el Sindicato de Obreros de
[10] PRADAS, Mario, Un acercamiento a la problemática pesquera marplatense. El
mensajero, Mar del Plata, 2005.
[11] Abdul Saravia dirigió el SOIP entre 1966 y el
año de su muerte en 1997. Estaba muy asociado a la ortodoxia sindical
peronista. Estuvo preso durante la dictadura en Puerto Belgrano en donde
compartió un camarote con Lorenzo Miguel y Carlos Menem. Con este último
desarrolló una relación de amistad debido, entre otras cosas, al origen
sirio-libanés de ambos. Durante la década del 90´, Saravia fue reiteradamente
acusado de ser funcional al proceso de desafiliación del gremio y
flexibilización de la mano de obra encarado por la rama a partir de 1991.
[12] El abanico opositor a la dirigencia del gremio
encaraba una postura clasista y reivindicativa. El mismo estaba compuesto por
organizaciones que contaban, en su mayoría, con delegados en las plantas
pesqueras. Entre las organizaciones más importantes se encontraban:
[13] Entrevista realizada a Jorge (ex militante de
la Agrupación 1º de Mayo y aun militante del Partido Comunista Revolucionario (PCR)
y delegado de la empresa MIA durante 1974) el día 11 de septiembre de 2010.
[14] Segunda entrevista realizada a Jorge, el día
martes 22 de febrero de 2011.
[15] Entrevista realizada a Zenon
(ex filetero de la empresa MIA, ex militante de la
Agrupación Bordó y del Partido Comunista Marxista Leninista (PCML)), el día 12
de septiembre de 2010.
[16] Entrevista realizada a Adela, (ex filetera de La centolla y ex militante del Peronismo de
Base (PB) y de la Agrupación 1º de Mayo) el día 15 de septiembre de 2010.
[17] La
Capital, miércoles 9 de enero de 1974.
[18] La
Capital, jueves 10 de enero de 1974.
[19] La Capital,
viernes 11 de enero de 1974.
[20] La
Capital, sábado 12 de enero de 1974.
[21] Segunda entrevista realizada a Adela, el día
26 de febrero de 2011.
[22] La
Capital, domingo 13 de enero de 1974.
[23] La
Capital, martes 15 de enero de 1974.
[24] La
Capital, jueves 17 de enero de 1974.
[25] Segunda entrevista realizada a Edgardo, (ex filetero de diversas empresas, entre ellas Galeote y La
Centolla y ex militante del PB y de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP)), el
día 19 de febrero de 2011.
[26] La
Capital, viernes 1º de febrero de 1974.
[27] Archivo
del Servicio de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Bs. As. (SIPBA),
legajo 1345. Folio 237.
[28] Primera entrevista realizada a Edgardo, el día
13 de septiembre de 2010.
[29] Archivo
SIPBA, legajo 1345, folios 238 y 239.
[30] Tradicional club del puerto de Mar del Plata asociado con la identidad portuaria y muy vinculado al empresariado pesquero.
[31] La
Capital, 13 de agosto de 1974.
[32] Los barcos congeladores factoría son aquellos
que cuentan con la posibilidad de procesar y congelar a bordo la materia prima
pescada. De esta forma, el pescado llega a tierra procesado y envasado, listo
para ser transferido a buques mercantes y exportado. Los primeros barcos de
este tipo ingresaron al caladero durante los años 70´, pero fue recién durante
la década del 90´, en el marco de los Convenios en Materia Pesquera celebrados
con la Comunidad Económica Europea en 1994, que se masificó la operatoria de
los mismos en el mar argentino. Otro problema asociado a estos barcos, además
de restar posibilidad de empleo al puerto local, es su gran potencia y
capacidad de bodega lo cual los dota de un gran poder depredatorio.
La crisis de sobre-pesca que estalló en el año 1997 debe sus causas a la
irrestricta operatoria de estos buques durante el periodo 1994-1997.
[33] CARRA, Juan, “A vencer o morir en Mar del
Plata”; en: Lucha
Armada, Ejercitar la memoria editores, Bs. As., 2008, año 4, Nº 11, p.
56.
[34] Entrevista realizada a Roque (ex filetero de la empresa Galeote, ex militante del Partido
Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y del Ejercito Revolucionario del
Pueblo (ERP)) el día 19 de septiembre de 2010.
[35] Archivo
DIPBA, legajo 1872.
[36] CARRÁ, Juan, op. cit., p. 57.
[37] Archivo
DIPBA, Legajo 2052, folio 54 al 57.
[38] Lucha
Armada, Ejercitar la memoria editores, Bs. As., 2008, año 4, Nº 11, p. 58.
[39] La
Capital, 10 de octubre de 1974.
[40] La
Capital, 14 de octubre de 1974.
[41] La
Capital, 16 de octubre de 1974.
[42] Lucha
Armada, Ejercitar la memoria editores, Bs. As., 2008, año 4, Nº 11, p. 58.
[43] La
Capital, 15 de diciembre de 1974.
[44] Estrella Roja, 13 de enero de 1974. Citado en: CARRA, Juan, op. cit..
[45] La
Capital, 29 de diciembre de 1974.
[46] Entre las reivindicaciones contenidas en el
convenio podemos destacar, el seguro médico, el salario familiar, las
vacaciones pagas, las licencias con goce de sueldo, el plus por antigüedad, la
presencia de cuerpos de delegados y la garantía horaria. Este último es el
punto más álgido ya que debido a la estacionalidad de la actividad los
trabajadores permanecen ociosos durante extensos períodos del año.
[47] Entre 1975 y 1979 la capacidad de congelamiento
aumento un 166 %, la de mantenimiento en cámaras, un 197 % y las capturas,
153,25 %. Las exportaciones a valor de dólar crecieron en cuatro años en más de
un 1000 %, pasando de 19.405.000 dólares en el año
[48] Durante el año 1991 se produjo una ola de
quiebras en el puerto local. Muchos empresarios tradicionales muy endeudados
con el estado desde los años 60´ salieron del ruedo dejando un saldo de varios
miles de obreros en la calle. Solo los empresarios más dinámicos de la rama
lograron sobrevivir y lo hicieron en estrecha relación al capital extranjero el
cual entró al país desde los años 80´ radicándose principalmente en
[49] Se denomina en la jerga militante como
“perros” a los miembros del PRT.
[50] Cabe destacar en este punto que la mayoría de
los desaparecidos del puerto eran obreros, muchos de ellos ex delegados de
planta.
[51] CALVEIRO, Pilar, op. cit., p.20.
[52] TORTTI, María Cristina, op. cit., p. 220.
[53] CALVEIRO, Pilar, op. cit., p. 38.
[54] TERÁN Oscar, “La década del 70´…”; op. cit., p. 27.
[55] MARÍN, Juan Carlos, Los hechos armados,
[56] GILLIESPIE, Richard, Los soldados de Perón, Grijalbo, Bs. As., 1987, p. 192.
[57] CARRÁ, Juan, op. cit., p. 61.