Presentación del Dossier

Pensamiento económico y desarrollo: problemas y debates sobre el capitalismo latinoamericano

 

 

Federico Reche(*) y Emilia Ormaechea(*)

 

 

La historia del pensamiento económico de América Latina cuenta con una rica y muy importante tradición de estudios que se han orientado a comprender, desde diversas perspectivas, las especificidades de la región en el marco del sistema capitalista, los condicionamiento que históricamente fueron impuestos sobre los países latinoamericanos, las relaciones de poder y dominación propias de los actores de la región, y cómo esos procesos económicos y políticos configuraron un esquema de acumulación y reproducción social que afectó negativamente la calidad de vida de gran parte de su población.

Particularmente, las discusiones sobre las posibilidades de desarrollo de los países latinoamericanos cobraron especial relevancia académica y política a mediados del siglo XX, en un contexto signado por el fin de la Segunda Guerra Mundial, la consolidación de la hegemonía estadounidense y el nacimiento de la economía del desarrollo. En ese marco de transformaciones geopolíticas y geoeconómicas, América Latina se convirtió en un terreno de importantes discusiones a partir de las cuales se procuraba comprender las particularidades de la región y sus posibilidades de desarrollo. Ello dio lugar a la emergencia de distintas contribuciones críticas y originales, que adquirieron una relevancia regional e internacional muy importante y revitalizaron la tradición del pensamiento económico latinoamericano.

Una de las contribuciones más importantes del pensamiento económico latinoamericano tuvo lugar a partir de la creación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el año 1948, y del nacimiento del estructuralismo latinoamericano. Con base en los aportes iniciales de Raúl Prébisch, el estructuralismo latinoamericano argumentó que el capitalismo era un sistema jerárquico y desigual, conformado por economías centrales y periféricas, y que las características que asumían las estructuras productivas latinoamericanas relegaban a la región a una posición periférica y dependiente en la economía mundial.

Más allá de ofrecer un análisis original para entender los obstáculos que atravesaban las economías latinoamericanas para su desarrollo, las contribuciones de la CEPAL señalaron la importancia de dar continuidad y profundizar a las estrategias de industrialización a los fines de avanzar en un proceso de transformación de las estructuras productivas y lograr superar aquel posicionamiento periférico y dependiente. En este marco, el Estado asumía una importancia central para coordinar el proceso de industrialización. Al mismo tiempo, producto de las especificidades de las economías de la región, dicha estrategia demandaba una escala de articulación regional, a los fines de poder aprovechar las ventajas de producir y comercializar en un mercado regionalmente integrado.

Con el correr de los años, el devenir de los procesos económicos y sociopolíticos fueron influyendo en diversos cambios que se manifestaron tanto en la producción teórica de la CEPAL, como en la emergencia de otras perspectivas analíticas que también cobraron relevancia en la discusión de los procesos económicos y políticos latinoamericanos y en las posibilidades de desarrollo de la región. Por un lado, el análisis de las experiencias de industrialización latinoamericanas dio lugar a un temprano reconocimiento por parte de los autores estructuralistas de que la industrialización no era necesariamente sinónimo de desarrollo, sino que, a pesar de sus importantes resultados en términos de crecimiento económico, no lograba resolver la heterogeneidad estructural y la desigualdad. Por otro lado, los importantes procesos de activación política en la región dieron lugar a un contexto de reflexión acerca del rol que jugaban los actores dominantes y las estructuras de poder propias de América Latina en la recreación de un patrón de acumulación primarizado, periférico y dependiente, que condicionaba las posibilidades de avanzar en una estrategia autónoma de desarrollo. Todo ello dio lugar a un nuevo escenario de producción teórica al interior de la CEPAL durante las décadas del 60 y 70 que se caracterizó por una perspectiva de análisis y reflexión orientada a destacar la importancia de los procesos sociales y políticos para la comprensión tanto de las dificultades que se iban manifestando en las estrategias de industrialización, como de los desafíos que ello representaba para pensar el desarrollo hacia el futuro, incluso en el marco de las importantes transformaciones que el capitalismo comenzaba a experimentar a escala global.

Al mismo tiempo, durante este contexto también emergieron los debates de las teorías de la dependencia. A pesar de ciertas similitudes en los temas de discusión, estos debates representan una perspectiva distinta a las contribuciones propias del estructuralismo latinoamericano, y en cierta medida eran más radicales. Algunas de sus vertientes, influenciadas centralmente por las discusiones marxistas y del imperialismo clásico, adoptaron una postura mucho más crítica acerca de las posibilidades de desarrollo del subdesarrollo, por lo que representaban, en parte, una crítica al optimismo cepalino.

Al igual que el estructuralismo latinoamericano, los debates de la dependencia analizaron el carácter dependiente de las economías latinoamericanas en el sistema capitalista mundial a partir de considerar las modalidades históricas de vinculación con el centro y las relaciones y estructuras de poder internas de las economías subdesarrolladas. Pero, a diferencia de aquel, gran parte de los dependentistas argumentaban que esa dinámica de vinculación interno-externo y las estructuras de poder dominantes de América Latina se constituían en un impedimento para su desarrollo, de manera que la búsqueda por revertir la condición de subdesarrollo era una búsqueda sobre los límites del modo de producción capitalista que obligaba a su superación.

En general, todo el periodo que abarca las décadas de 1950 a 1970 se caracterizó por la presencia de importantes contribuciones, debates e intercambios entre diversos autores y perspectivas que recuperaban el análisis histórico-estructural y revalorizaban la consideración de los factores sociopolíticos para comprender las especificidades de América Latina en la economía capitalista y los obstáculos y/o posibilidades para el desarrollo de la región. Pero este contexto de importante discusión académica y política se vio profundamente afectado por la ofensiva neoliberal que tuvo lugar a escala global, y particularmente en América Latina, a partir de 1970.

El proyecto político neoliberal centró gran parte de sus críticas en los resultados alcanzados con la estrategia de industrialización, que no habían habilitado el desarrollo de América Latina, sino que desembocaron en crisis, endeudamiento, inestabilidad macroeconómica e inflación. En consecuencia, en contraposición a los argumentos que abogaban por la necesaria intervención del Estado en la economía, el neoliberalismo logró imponer un nuevo imaginario de desarrollo asociado al libre mercado, la libertad individual y los mecanismos de libre competencia. Ello se tradujo en diversas estrategias de apertura, desregulación económica y privatizaciones que se constituyeron en el epítome de la globalización y la hegemonía neoliberal. A su vez, apoyado por diversos Golpes de Estado en la región, el neoliberalismo logró desarticular gran parte del pensamiento crítico latinoamericano y su presencia en el terreno académico y político, desplazando el eje de discusión de manera sustantiva hacia el predominio de las lógicas de mercado como estrategia para alcanzar el crecimiento económico, el desarrollo tecnológico y una menor desigualdad social.

Ahora bien, llegando a finales del siglo XX, los resultados alcanzados bajo la denominada hegemonía neoliberal distaron notablemente del discurso promovido durante las décadas anteriores. Lejos de garantizar un patrón de crecimiento económico y modernización sustentado en un patrón de reproducción social más inclusivo, la experiencia neoliberal se tradujo en una importante profundización de la heterogeneidad estructural y la desigualdad en la región. Ello dio lugar a un cuestionamiento generalizado respecto de la idea de poder alcanzar un desarrollo económico y social que permita reducir las históricas desigualdades de América Latina a partir de estrategias individualistas sustentadas en las dinámicas del libre mercado y una intervención estatal limitada y “eficiente”.

Entrando el nuevo siglo, América Latina fue escenario de la decantación de una serie de importantes cuestionamientos a la hegemonía neoliberal que se manifestaron tanto en términos políticos como académicos, revitalizando debates que volvían a adquirir nodal relevancia frente a las estrategias y los problemas que se presentaban en la región. Por un lado, el triunfo de diversos gobiernos denominados progresistas generó un nuevo contexto en el cual el Estado asumió una centralidad muy importante para la promoción del desarrollo y la reducción de las desigualdades económicas y sociales, profundizadas durante la hegemonía neoliberal. Por otro lado, en términos académicos, el devenir novedoso y contradictorio de los procesos sociopolíticos latinoamericanos también renovó el interés y la urgencia en torno al histórico debate dentro de la teoría social sobre la compleja articulación entre lo económico y lo político y las posibilidades de desarrollo.

En este marco, la experiencia reciente de nuestra región ha dado lugar a un vasto conjunto de reflexiones y trabajos que reconocen los problemas históricos de las economías latinoamericanas e interpelan muchas de las preocupaciones que atraviesan el pensamiento económico-político latinoamericano desde sus orígenes, como ser: las características y limitaciones que signan las estructuras productivas de los países; la modalidad específica que asumen las dinámicas de conflictividad bajo esas condiciones; el reconocimiento de los sujetos, identidades y articulaciones originales a las que dieron lugar esos procesos; la posibilidad o imposibilidad de un desarrollo autónomo; las implicancias de esos debates en términos de estrategia política y de diseño de políticas; entre otras cuestiones.

En ese marco de interrogantes, el presente dossier titulado: Pensamiento económico y desarrollo: problemas y debates sobre el capitalismo latinoamericano articula una serie de trabajos que, a partir de aquellas importantes contribuciones que supieron discutirse en la región durante la segunda mitad del siglo XX, procuran recuperar y reproblematizar los procesos económicos y políticos de América Latina a los fines de ofrecer perspectivas de análisis que permitan caracterizar, interpretar y explicar nuestro pasado y nuestro presente, pero también ofrecer herramientas para reflexionar sobre los desafíos a futuro.

El dossier se abre con el trabajo de María Karina Forcinito, titulado: Los programas fundacionales de investigación del estructuralismo y del neo-estructuralismo latinoamericanos: algunas claves explicativas de la deriva intelectual del pensamiento económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe a fines del siglo XX. En él, la autora repara en dos momentos fundamentales de la formulación teórica de la CEPAL para observar en la gestación original del “estructuralismo” y el “neo-estructuralismo” no sólo sus lineamientos centrales en tanto “programas de investigación” y propuestas de políticas de desarrollo, sino también los contextos, influencias intelectuales y posicionamientos en el campo intelectual de la economía.

Centrándose en los aportes de sus principales impulsores, Raúl Prébisch y Fernando Fajnzylber, el artículo describe sintéticamente los núcleos teóricos y de política económica que conformaron el pensamiento estructuralista y neo-estructuralista en sus versiones fundacionales. Así, con el objetivo de revelar y analizar las continuidades y rupturas en el pensamiento cepalino en los últimos años del siglo XX, el trabajo propone algunas hipótesis explicativas de la deriva intelectual que experimentó el pensamiento institucional de la CEPAL durante ese período.

Desde una mirada precisa en relación con estos asuntos, se recuperan los núcleos teóricos y los proyectos de industrialización propuestos para la región a partir de una síntesis de las perspectivas dominantes en el pensamiento económico sobre el desarrollo en cada una de las etapas fundacionales de la programática teórico-política de la CEPAL. Su mérito no radica solo en la reposición analítica sintética que realiza de ambos programas, sino además en la forma en que se reconstruyen los contextos de surgimiento -el mundo de posguerra y el marco de la reestructuración capitalista global bajo el influjo neoliberal-, las influencias y los posicionamientos al interior del campo intelectual de la economía -que reflejan el auge de perspectivas económicas y de política económica contrapuestas-, y en las hipótesis que se esbozan respecto de los cambios y continuidades de ambas programáticas. En este punto, donde las influencias heterodoxas y la oposición a las perspectivas neoclásicas los acercan, los climas de época y el marco de ideas internacionales los alejan, al igual que los balances respecto de las experiencias latinoamericanas de industrialización y las explicaciones sobre el atraso económico de la región. Justamente en el tipo de industrialización que el neo-estructuralismo promueve radica una de las rupturas más importantes. Esta no es sólo resultado de un nuevo balance, sino, como en el artículo se sostiene, de las diversas influencias teóricas, de las intersecciones con las ideas predominantes y los complejos contextos geopolíticos y económicos globales.

En segundo lugar, el artículo de Hugo Ramos, titulado: La relación entre integración regional y desarrollo económico en el pensamiento temprano de la CEPAL, historiza de manera minuciosa el pensamiento económico latinoamericano y la propuesta temprana de la CEPAL respecto de la integración regional y su vinculación con las ideas sobre el desarrollo económico de América Latina. Centrándose en las relaciones con estos -“desarrollo económico” y “América Latina”- el trabajo indaga el concepto de “integración regional” de la CEPAL en sus primeros años hasta la publicación del documento “El Mercado Común Latinoamericano” en el año 1959. El ejercicio busca una deconstrucción de las actuales miradas sobre la integración que pone en primer plano la compresión de la propuesta integracionista de la CEPAL, los términos del debate y los elementos analíticos que la definieron en su contexto. Así, con la preocupación explícita sobre el presente, se busca rescatar un conjunto de reflexiones que, según Ramos, siguen siendo válidas para repensar en el contexto actual las estrategias integracionistas en curso en nuestra región.

La mirada propuesta pone en relación las contribuciones cepalinas con las formulaciones históricas sobre la unidad e integración de América Latina, con los análisis y experiencias de integración regional que experimentó el mundo tanto durante el período de posguerra, como en la etapa de dominancia de las ideas neoliberales en la región. Las categorías que se rastrean y analizan en el trabajo marcan el pulso de un pensamiento vivo y en evolución, en el que las propuestas de integración van desarrollándose a la par de las relativas al desarrollo y la industrialización de los países latinoamericanos, las dificultades que se fueron presentando a medida que avanzaba el proceso histórico, y el resultado del diálogo con el surgimiento y mutación de otras categorías también centrales del pensamiento cepalino originario. A partir de una mirada profunda e historizada de los textos fundamentales del estructuralismo y los documentos de la CEPAL en su primera década, el trabajo advierte los vínculos entre desarrollo, industrialización e integración, y los desplazamientos y matices en la idea de integración regional, entendida como herramienta fundamental para el desarrollo por vía de la industrialización del subcontinente.

Por último, el artículo repara en algunos procesos integracionistas que se inspiraron en el trabajo cepalino, así como en otros experimentados en la región, y problematiza las recuperaciones prácticas que se realizaron, al tiempo que usa los balances de esas experiencias para volver a ponderar las potencialidades y limitaciones de la propuesta integracionista sobre el “mercado común latinoamericano”. Observar desde la programática cepalina las experiencias reales de “integración” y, al mismo tiempo, desde ellas las propuestas estructuralistas, resulta un verdadero acierto metodológico que, preocupado por la comprensión de ambas, no obtura la interpretación desde el “deber ser” de la experiencia histórica respecto de la propuesta para el desarrollo.

También con foco en los debates de los primeros años del estructuralismo latinoamericano, el artículo de Federico Reche y Julieta Almada posa la mirada en las reflexiones que engendraron los problemas y dificultades que experimentaba el proceso de industrialización latinoamericano. El trabajo titulado La crítica del estructuralismo latinoamericano a la industrialización y los orígenes de la “tesis del agotamiento” de la ISI. Un abordaje a partir de lecturas de Prébisch, Tavares y Furtado aborda los orígenes latinoamericanos de la “tesis del agotamiento” de la industrialización por sustitución de importaciones (ISI) en la propia cuna del pensamiento estructuralista. Los autores reparan en el surgimiento de la expresión ISI y las consideraciones sobre su agotamiento que emergieron en tres importantes referentes del estructuralismo latinoamericano, complejizando así los enfoques que atribuyen la “tesis de agotamiento” a las perspectivas críticas del estructuralismo, tanto en los años sesenta y setenta, como al balance del neo-estructuralismo, que habitualmente se pondera por su crítica al modelo de industrialización sustitutiva latinoamericano.

Con la marca del evidente “cambio de época” en que se giró del optimismo al pesimismo respecto de las posibilidades de desarrollo de la región, se intentan distinguir las principales formas y argumentos de quienes, entre mediados de los años ‘50 y fines de los ‘60, asumieron una actitud crítica frente a la ISI, destacando el carácter limitado y conflictivo de este tipo de desarrollo industrial. Así, el trabajo expone el desencanto del propio Prébisch con la industrialización latinoamericana y su idea del agotamiento de las oportunidades de sustituir; insistencia práctica que habría llevado a potenciar una serie de “fallas” que encuentran su origen en las políticas aplicadas por los gobiernos de la región. En la reconstrucción sobre la emergencia y difusión de la “tesis del agotamiento”, Reche y Almada examinan las contribuciones de otros dos importantes referentes del estructuralismo latinoamericano: María Conceição Tavares y Celso Furtado. El trabajo muestra la manera en que la crítica sobre el proceso de industrialización y sus dificultades son el escenario de la emergencia y difusión de la afirmación de su agotamiento, pero también las especificidades que estas asumen en función de las propuestas analíticas e interpretativas de los autores; de manera que, aunque en todas las argumentaciones analizadas aparece la idea de agotamiento, lo hace con distintos significados o dimensiones y como resultado de situaciones históricas diferentes. El esfuerzo por advertir los desplazamientos y diferencias da sus frutos cuando se logra advertir un conjunto de ideas específicas sobre la ISI y su extenuación que luego aparecerán combinadas en otras perspectivas críticas que las han retomado más recientemente. Pero también cuando en el seguimiento que realizan advierten las formas en que estas críticas acompañaron la emergencia de nuevas ideas dentro del estructuralismo, en diálogo con las perspectivas dependentistas en auge en el período. En efecto, su variante más radical termina por afirmar, de la mano de Furtado, que aquello que presenta signos de agotamiento no es solo la industrialización, sino el propio desarrollo latinoamericano.

Luego de estos tres primeros trabajos sobre la CEPAL y el estructuralismo latinoamericano, los artículos de Ayelén Branca y Nicolle García Berti sientan la mirada sobre las Teorías Marxistas de la Dependencia (TMD) que encontraron su surgimiento y auge en las décadas de 1960 y 1970. El primero de estos trabajos, titulado Las Teorías Marxistas de la Dependencia, aportes a los estudios sociales críticos latinoamericanos nos ofrece el resultado de un ejercicio por ubicar a las TMD en la historia del pensamiento social latinoamericano. Otorgarle marco a las producciones teóricas de autores como Ruy Mauro Marini, Vânia Bambirra y Theotônio dos Santos requiere de un reconocimiento de los orígenes teóricos y los contextos históricos de sus producciones desde la dimensión intelectual. Para ello, el artículo presenta el clima de época en que se produce el “descubrimiento de la dependencia” y ordena, a partir de la recuperación de múltiples interpretaciones, las diversas perspectivas dependentistas que emergieron en América Latina. Al mismo tiempo, se marcan los debates teórico-políticos en que se inscriben las posiciones y aportes interpretativos de las TMD.

Para esto, la recuperación de la categoría dependencia, tal y como fue formulada por los autores analizados, constituye una tarea basal. Branca dedica parte de su exposición a recorrer los aportes sobre la dependencia desarrollados por cada uno de los principales representantes teóricos de las TMD, así como a reconocer algunos de los aportes de esta categoría marxista a la historiografía y los estudios sociales de la región. Las lecturas sobre Marini, Bambirra y dos Santos permiten puntualizar sus aportes a la perspectiva que se indaga y a la categoría dependencia, así como reconsiderar la relevancia de un conjunto de categorías en diálogo con aquella, que constituyeron aportes originales y relevantes para la interpretación crítica del capitalismo latinoamericano.

La revisión de estos aportes dependentistas tiene por objeto, en fin, recuperar producciones, reflexiones y herramientas analíticas que permitan superar la hiperespecialización y fragmentación de los programas de investigación que la autora reconoce como predominantes en la academia desde hace algunas décadas. Para esto, la relectura de las TMD ayuda trayendo al presente categorías y herramientas de análisis que otorgan centralidad a la dimensión económico estructural, desde una consideración del capitalismo como proceso global, cuya dinámica conflictiva y contradictoria debe ser analizada socio-históricamente a fin de advertir las especificidades con que se presenta en las diversas formaciones sociales. La mirada dependentista propone, así, un conjunto de definiciones políticas, teóricas y también metodológicas que Branca analiza detalladamente con la meta de recuperar herramientas para formular el problema de la articulación de las dimensiones de análisis y los distintos niveles de abstracción que se conjugan en perspectivas que van desde dinámicas estructurales y globales hacia particularidades históricas y locales.

La lectura de los aportes dependentistas se complementa en este Dossier con el artículo de Nicolle García Berti titulado Teoría Marxista de la Dependencia: reinterpretación y nuevos aportes críticos acerca de la nueva fase de la dependencia latinoamericana. En él se visitan los aportes de numerosos autores que contribuyeron a la renovación y actualización de la perspectiva marxista de la dependencia en busca de comprender la realidad latinoamericana en tiempos de la reestructuración neoliberal que redefinió y profundizó el carácter dependiente de los países de la región. Dirigir la mirada a la experiencia latinoamericana desde los años setenta hasta la actualidad, desde la TMD, implica un desafío por “poner a prueba” el herramental teórico para nuevas experiencias históricas y redefinir la teoría a partir de la reflexión sobre la realidad social latinoamericana. El trabajo expone, así, los aportes de esta perspectiva a la comprensión de las recientes transformaciones económico-políticas desde una recuperación crítica de las producciones intelectuales de un conjunto diverso de autores latinoamericanos, con la intención de evidenciar que la TMD resulta, todavía, un instrumento analítico útil que puede ayudar en la comprensión de la configuración de la dependencia de los países de la región y su rol en la economía mundial capitalista en la contemporaneidad.

En base a una síntesis inicial de las formulaciones dependentistas “clásicas”, en la que se sitúa además a la TMD en los debates teóricos y políticos de la época, García Berti pasa revista a los rescates de los constructos analíticos nodales de la perspectiva con los que numerosos intelectuales buscaron reorganizar la agenda de investigación para analizar la realidad contemporánea de América Latina, marcada por la expansión de la financiarización neoliberal. Entre la “tercera generación” de autores que han realizado sus aportes desde el nuevo siglo, la autora reconoce y destaca los trabajos de Carlos Eduardo Martins, Adrián Sotelo Valencia, Marisa Silva Amaral, Nildo Ouriques y Marcelo Carcanholo, entre otros, quienes, según se afirma, han actualizado los postulados teórico-metodológicos dependentistas apuntalando la vigencia de la dependencia como categoría explicativa. Así, el análisis permite a la autora afirmar que los postulados de la TMD forjados en los sesenta “son lo suficientemente flexibles” y permiten ser revitalizados a partir de la observación de las relaciones de los países latinoamericanos entre sí y con el mundo. En simultáneo, la constatación de la profundización y reconfiguración histórica de la dependencia otorga un soporte central para interpretar y asumir la tarea histórica planteada desde los orígenes: la superación de la condición dependiente de América Latina.

Por su parte, el trabajo de Pedro Giovannetti Moura, titulado Fernando Fajnzylber: del cepalismo tardío al neoestructuralismo latinoamericano, analiza la reformulación del estructuralismo cepalino que comenzó a gestarse en los años ochenta y dio lugar a la emergencia del neo-estructuralismo latinoamericano. En ese sentido, el trabajo combina una reconstrucción de la experiencia, las producciones y los aportes de Fajnzylber para el análisis de los problemas del desarrollo en América Latina, y de sus contribuciones a la conformación de la corriente neoestructuralista que domina el ideario de la CEPAL desde hace tres décadas.

Un verdadero acierto del artículo resulta de una exposición que entreteje los desarrollos teóricos de Fajnzylber y su trayectoria de vida con la evolución de la perspectiva cepalina y las transformaciones económico-políticas e intelectuales que experimentó América Latina en esos años. Así, el trabajo profundiza en lo relativo a las contribuciones teóricas y el posicionamiento en el campo intelectual de la economía que nos proveyó el primer artículo de este Dossier, con una mirada que recupera los antecedentes teóricos e interpretativos de la perspectiva que tiene su documento fundacional en Transformación productiva con equidad, publicado por la CEPAL en 1990.

Giovanetti Moura revisa las reflexiones e interpretaciones del intelectual chileno respecto a la industrialización latinoamericana, el diálogo que produce entre las experiencias de la región con las de los países asiáticos industrializados y las propuestas elaboradas para la formulación del proyecto de una nueva industrialización para América Latina. Su mirada busca poner de relieve tanto los aportes analíticos de Fajnzylber al neoestructuralismo como su propuesta de reorientación económica regional y sus contribuciones al debate sobre el desarrollo. Las preguntas que quedan abiertas son sin duda acicates a reflexiones de un balance aún necesario. En parte, ellos refieren a la interpretación y relevancia del papel de las clases sociales, las relaciones de poder, la naturaleza política del Estado y el carácter históricamente construido de los agentes económicos.

Justamente alguno de estos asuntos son los que se encuentran en el centro de la indagación de Emilia Ormaechea y Ramiro Fernández. El último artículo de este Dossier, titulado Estado y desarrollo en América Latina. En búsqueda del debate perdido en la tradición teórica cepalina reflexiona sobre el abordaje del Estado en la perspectiva de la CEPAL y atiende las redefiniciones que se presentan no solo en el paso del estructuralismo al neo-estructuralismo, sino también los matices y variaciones que se produjeron al interior de esta habitual gran división. En efecto, se realiza un abordaje histórico que combina el seguimiento de los cambios teóricos, las transformaciones históricas relativas al desarrollo en América Latina y los debates que marcaron cada uno de los momentos abordados por los autores.

Desde una perspectiva histórico-intelectual, el trabajo les permite argumentar que el paso del estructuralismo al neoestructuralismo estuvo signado por el desplazamiento de la consideración de las relaciones de poder y conflicto propias del capitalismo y la interrupción de la reflexión en torno a los desafíos de pensar a ellas en relación con los Estados latinoamericanos; debate que había ocupado un lugar fundamental en los años setenta.

A pesar de que el estructuralismo inicialmente no ofreció un abordaje teórico sobre el Estado, los autores argumentan que el proceso de industrialización y sus dificultades, el marco de activación política de América Latina en los sesenta y setenta, así como los debates intelectuales con las nuevas perspectivas críticas que emergieron en la región, fueron el acicate para un nuevo momento de reflexión en el que el Estado y las relaciones de poder fueron ganando centralidad al interior de la mirada cepalina.

Sin embargo, la dimensión conflictual y sociopolítica del capitalismo periférico, así como la problematización del Estado como agente central en los procesos de desarrollo, fueron desplazados en un momento de ruptura y redefinición de los marcos políticos, económicos e intelectuales que pusieron a Latinoamérica bajo la égida neoliberal. Sin dudas, el cambio de clima en América Latina a principios del siglo XXI volvió a otorgar protagonismo teórico y práctico al Estado en relación con el desarrollo. Pero, de todas maneras, el artículo nos muestra que esa recuperación no estuvo acompañada por una consideración del carácter conflictual y sociohistórico que había aportado a comprender el “estructuralismo tardío”. En ese marco, la interpretación que nos ofrecen Ormaechea y Fernández constituye un elemento sumamente relevante para problematizar el rol del Estado en el desarrollo latinoamericano que considere las dinámicas de poder y conflicto que son propias del capitalismo periférico actual.

En conjunto, estos siete trabajos retoman algunos de los principales ejes de discusión que caracterizaron el prolífico debate acerca de las características y los problemas de América Latina para su desarrollo desde mediados del siglo pasado hasta la actualidad. En ese sentido, y de manera articulada, el dossier ofrece un recorrido por la historia del pensamiento económico de la CEPAL en sus diferentes contextos históricos, recuperando las discusiones en torno a la importancia de reconocer las características propias de las economías de la región, las posibilidades de desarrollo a través de la industrialización y la propuesta de integración regional, los contrapuntos con los debates de la dependencia y las reflexiones en torno al Estado a lo largo de esos procesos. En definitiva, con sus particularidades, cada uno de estos trabajos representa una invitación a recuperar el importante legado latinoamericano para reflexionar acerca de los procesos de desarrollo, sus limitaciones y posibilidades, y los requerimientos teóricos necesarios para problematizar esos procesos en vistas a las transformaciones del capitalismo en la actualidad.

 



(*) Licenciado en Historia (Universidad Nacional de Córdoba. UNC), Maestrando en Sociología Económica (Universidad Nacional de San Martín) y Doctorando en Historia (UNC). Becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET) en el Centro de Investigaciones "Maria Saleme de Burnichon" (CONICET/UNC). Argentina. E-mail: federico.reche@unc.edu.ar / rechefederico@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3048-7780

(*) Licenciada en Ciencia Política y Magíster en Ciencias Sociales (Universidad Nacional del Litoral), Doctoranda en Desarrollo Económico (Universidad Nacional de Quilmes). Becaria Doctoral (Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales del Litoral, Universidad Nacional del Litoral / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). Argentina. E-mail: eormaechea@fcjs.unl.edu.ar / emiliaormaechea@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3188-3654