Nuevos escenarios educativos para la práctica docente del residente del profesorado de historia. Los desafíos del Museo en el proceso de enseñanza y aprendizaje[1]
Natalia D. Alarcón(*)
(UNR, natalia_alarcon_85@hotmail.com)
Los cambios operados en nuestra sociedad en los últimos años, han hecho más complejo el análisis de los factores que influyen en la educación. Esto implica que la escuela debe empezar a aceptar sus límites, y compartir con otras instituciones sociales la función educativa que en épocas anteriores le era propia y que sólo compartía con las familias.
En este artículo presentaremos una propuesta de acuerdo a las necesidades y realidades del mundo de hoy, que concibe a la educación como un proceso complejo que se desarrolla en múltiples espacios, aprovechando el entorno, la ciudad y la diversidad sus acontecimientos.
Desde la cátedra Residencia del Profesorado de Historia del Departamento de Formación Docente, Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario se intenta promover y orientar el proceso de formación de los futuros profesores, propiciando el reconocimiento de espacios educativos plenamente diferenciados de las escuelas y articulados con ellas, al plantearlos como contextos no formales que contribuyen a abrir nuevos campos para el desempeño de la práctica profesional.
En esta propuesta se plantea los desafíos que ofrece el Museo en el proceso enseñanza y aprendizaje a través de experiencias realizadas en Museos de la ciudad de Rosario con alumnos de la cátedra, uniendo investigación histórica y didáctica a fin de establecer una relación cognitiva.
El propósito es reflexionar y evaluar las posibilidades de este espacio educativo, aportar una mirada diferente a través de los bienes patrimoniales que posee el Museo para favorecer la compresión de la Historia y la cultura del ámbito local y comprobar las enormes ventajas de un trabajo interdisciplinario y de colaboración institucional Museo-Universidad.
Las respuestas educativas que necesita la sociedad actual no necesariamente, ni excluyentemente, deben provenir de instituciones formales. Estos nuevos espacios que, como el Museo, cada vez abren más sus puertas con alternativas sumamente atractivas, son tan importantes como aquellas, y una buena complementación de ambos seguramente será una combinación perfecta. Esta posibilidad que ofrecen los museos de complementar la educación formal (áulica) y de contribuir a la formación profesional de los profesores de historia, habla de una concepción de Educación ampliada, entendida como un sistema integrado y abierto, como un proceso continuo y permanente.[2]
Es importante una coherente complementación interinstitucional Museo-Escuela, porque en su accionar, el Museo pone en práctica didácticas de la Historia, y ésta juega un papel muy importante en la formación de los futuros ciudadanos, más aún tratándose de la Historia Local, puesto que ayuda a generarles un sentimiento de compromiso para con su lugar y sus conciudadanos, y a la formación de la identidad individual y colectiva.
La Educación Formal que transcurre en las instituciones escolares, es sistemática y está cronológicamente pautada, en cambio, la Educación No Formal transcurre fuera del aula, pierde sistematicidad pero gana libertad y dinamismo.
Así si bien la educación formal se concreta en los servicios del sistema escolar y presenta objetivos de formación de largo alcance, planes de estudios articulados, estructura graduada, sistema de acreditación con títulos y certificados, personal docente oficialmente habilitado y financiamiento público, privado o mixto, con programas de materias, métodos de enseñanza y aprendizaje sistemático, la educación no formal se concreta en servicios "no escolares" que presentan objetivos que se orientan casi siempre hacia la actualización, ampliación, complementación, especialización, y reciclaje de la formación básica a través de la organización de cursos, cursillos o prácticas de actividades diversas con una acreditación eventual de logros en áreas específicas. Para Mikel Asensio y Elena Pol ésta última ofrece “aprendizajes sin objetivos explícitos y fuera del aula”[3]. Lo que une a ambos procesos educativos es que comparten la tarea de producción y transmisión de conocimientos y que forman parte de igual a igual de la comunidad educativa en sentido amplio. Esta compatibilidad, complementariedad, afinidad, o como queramos llamarla, debe ser aprovechada al máximo para extraerle todo su potencial educativo.
El Museo se convierte en uno de tantos espejos de la ciudad que la muestra como la continuidad de su historia. El Museo nos invita permanentemente a que nos conozcamos a nosotros mismos.
Es un lugar que invita a la representación de las más sencillas vivencias cotidianas del pasado a través de la cultura material, pero va más allá de eso, puesto que también el Museo es generador de conciencia histórica y conciencia de preservación del patrimonio urbano.
En síntesis, el Museo es un aliado de la memoria en la lucha contra el enemigo olvido, un lugar de comunicación, de enseñanza y aprendizaje, una institución al servicio de la sociedad que la alberga a través de su rol social y educativo. ¡Cuánto puede colaborar la Historia en esa misión!!! Por eso desde la cátedra Residencia, nos encargamos de experimentar las distintas maneras en que lo podemos llevar a cabo.
En el Museo los objetos buscan que alguien les devuelva sentido y significación: en eso colabora la investigación científica-histórica. Para que el público los aprehenda hacen falta canales de transmisión: en eso colabora la didáctica de la Historia. Pero además de necesitar recursos didácticos para un mejor aprovechamiento de sus contenidos, el Museo en sí mismo es un recurso didáctico a tener en cuenta, es un espacio alternativo de aprendizaje.
Afortunadamente, hoy, se ha cambiado la concepción de Museo de meros reservorios de bienes patrimoniales de carácter elitista, y se está comenzando a pensar, cómo pueden ser mejor aprovechados por la audiencia o público que los visita (de manera más activa y participativa) y cómo se puede atraer a aquellos sectores que aún no lo conocen.
Ciertamente, el concepto Museo ha sufrido tantos cambios como las sociedades que le han dado abrigo. De una concepción tradicional que ponía el acento en “los objetos”, su conservación y exposición, se ha pasado a otra más utilitaria y didáctica, donde el público puede “comprender” lo que el museo “comunica” a través de sus exposiciones. Del “culto al objeto” pasamos a una labor más comunicativa y de apoyo a la educación[4]. El discurso museológico gana en dinamismo y libertad para acercarse más fructíferamente al visitante. Esto esta generando según Aimini y Busso una “democratización de la cultura” que necesita de nuevas y efectivas “estrategias didácticas” para que los objetos y sus contextos sean comprensibles a todo el público que visita un Museo”.[5]
En síntesis, el Museo es un espacio educativo importantísimo, no sólo para la formación profesional del Residente de Historia y como futuro campo de inserción laboral para los historiadores (por el aporte pedagógico-didáctico que pueden realizar en tanto profesores, pero también como investigadores) sino también como recurso didáctico para la enseñanza escolar y para el acrecentamiento cultural de la sociedad en su conjunto.
El museo como espacio para el aprendizaje. Algunas
consideraciones didácticas
Si a los Museos se les ha exigido un profundo cambio, a la educación y a la escuela hoy se le exige algo más. Ha de ser capaz de ofrecer un marco de tolerancia para asumir la diversidad étnica y cultural de distintos grupos sociales, facilitar la creatividad, establecer estrategias de solución de problemas, pero además debe tener capacidad para facilitar una relación de simbiosis con el medio, incorporando los recursos que éste le brinda.
A partir de las conclusiones elaboradas por los alumnos de la cátedra en la instancia de taller, que se realiza al terminar la práctica en educación no formal, se sostuvo que el Museo es un lugar apto para el aprendizaje, pero ofrece algunas limitaciones que los profesores deben conocer.
Los Museos sintetizan en un reducido espacio una dilatada cronología que se pierde, con frecuencia, en las remotas fronteras de miles de años, culturas y diversos hitos de la evolución de la humanidad. La comprensión resulta, a veces, de difícil aprehensión para el visitante, por lo que siempre en cualquier tipo de exposición, temporal o permanente, se manifiesta una dependencia informativa del objeto respecto al mensaje que se quiere transmitir. A estas limitaciones se añade que, normalmente, los objetos del Museo, alejados y preservados muchos de ellos en vitrinas, aparecen totalmente desconectados y descontextualizados del medio del cual proceden.
Aunque las posibilidades didácticas que el museo ofrece son muchas y variadas, no siempre son bien aprovechadas. A menudo las visitas al Museo se realizan como una actividad extraescolar, y no guardan conexión con la tarea y trabajo del aula. Este tipo de visita puntual merma considerablemente el valor pedagógico que de una buena planificación se hubiera podido extraer. Los alumnos, tras unos minutos de inicial curiosidad en un espacio novedoso y ante unos objetos desconocidos, terminan pronto aburriéndose por incomprensión tanto de los mensajes como de la finalidad de la visita. Aunque los motivos para visitar el museo pueden recaer en el atractivo de algunas de las exposiciones puntuales o actividades que el propio Museo organiza, una visita escolar al museo, que tenga carácter de complementariedad de los contenidos tratados en clase.
Planificar supone conocer previamente el contenido sobre que se va a actuar. Delimitado el objetivo fundamental de la visita, se impone sobre todo, un criterio de selección. Suele suceder que la visita, cuando no se planifica, se hace extensiva a todo el conjunto de objetos exhibidos, lo que conlleva la imposibilidad de abarcar la gran cantidad de cronologías, estilos, culturas, etc. Y nos aleja del propósito didáctico marcado. La selección se hace necesaria porque todo lo que expone el Museo no es relevante para nuestros propósitos, ni adecuado para todas las edades de los alumnos, y porque los criterios esgrimidos por los museólogos no necesariamente tienen que ser coincidentes con los objetivos planteados desde el ámbito educativo.
Es conveniente estructurar y secuenciar las actividades. Antes de hacer la visita, parece indicado suscitar en el alumno una motivación inicial e indagar los conceptos e ideas previas que tenga sobre lo que es objeto de estudio, trabajar los referentes espacio-temporales a los que toda obra está sujeta, indagar algunas de las características de la época, culturas, estilos, modos de vida, que se estudia, etc. Plantear y presentar una situación problemática, cuyos interrogantes lleven al alumno a buscar respuestas en aquellos objetos o medios que pueden estar fuera de los espacios reglados para la enseñanza.
Las experiencias de los alumnos de la cátedra en los museos de
la ciudad de Rosario
Desde la cátedra Residencia del Profesorado de Historia y en colaboración con las funciones del Museo, proyectamos líneas de acción para que los residentes realicen tareas de formación e investigación:
1. Aportar una mirada diferente desde la Historia, a partir de los bienes patrimoniales que posee el Museo para favorecer la comprensión de la Historia reciente, regional y local.
2. Conformar un espacio de interacción y construcción del conocimiento con los integrantes del equipo del Museo para analizar los guiones museológicos.
3. Diseñar un programa educativo acorde con la propuesta del Museos para realizar actividades con el público asistente y con las escuelas.
Esto implica un primer momento de acercamiento a la institución para conocer desde adentro a sus actores y situarse de forma crítica ante la realidad sobre la que se está interviniendo, perspectiva sostenida por la cátedra para la formación de los futuros profesores.
En un segundo momento, los residentes se integran al equipo interdisciplinario del Museo, realizando tareas de investigación, análisis y elaboración de guiones museológicos.
El tercer momento, la puesta en marcha de actividades pedagógicas, visitas guiadas a público en general y escolares, elaboración de material didáctico, atención al público brindando información y folletos explicativos.
En pos de reflejar los desafíos que ofrece el Museo en el proceso de enseñanza y aprendizaje, se reseñarán las experiencias realizadas en la ciudad de Rosario con los alumnos de la cátedra.
El rescate de la Historia local a través de la muestra “El
tranvía, Ayer y Hoy”
En el Museo Histórico Provincial "Dr. Julio Marc", los residentes se encargaron de la reelaboración de un guión preexistente sobre la muestra “El Tranvía, Ayer y Hoy”. Los objetos ya se encontraban montados de acuerdo a un guión más bien cronológico, lo que los residentes hicieron consistió en problematizar la muestra, investigar y darle una vuelta de tuerca para producir un nuevo guión que esta vez sí proporcionara un mayor cúmulo de conocimientos significativos y coherentes más que una ensalada de objetos, fechas, lugares y personas. Los mismos residentes que llevaron adelante el proyecto de investigación, posteriormente lo transmitieron, en visitas guiadas, al público escolar y al público en general.
Particularmente, el trabajo con esta muestra del Tranvía en Rosario, tuvo que ver con el rescate de la Historia Local. Mirar a la ciudad en sus múltiples dimensiones a través de un espejo particular, que en este caso, fue un “modo de transporte”. Un modo de transporte que constituye toda una problemática, pues es mucho más que un simple medio de locomoción. Es embarcarse en la misión de intentar descubrir las peculiaridades locales de una problemática general: sus repercusiones en la urbanidad, la economía, la política, la mentalidad de los rosarinos en diversas épocas, la cultura, las consecuencias ecológicas, su posible retorno, etc.
Recuperar la “Historia Local”, interrogarnos sobre ella, es comenzar a saldar cuentas pendientes que tenemos con nosotros mismos y de esa forma poder construir un presente mejor. Nuestros interrogantes parten de un presente que nos inquieta y que nos mueve a hurgar en los baúles del pasado. Intentamos que la Historia se convierta en un instrumento de comprensión de la sociedad en la que vivimos, de nosotros mismos en definitiva. Para ello es indispensable mirarnos en el espejo del pasado. Hacer inteligibles porciones de él nos ayudará a crecer mejor en el futuro, superándonos, y a entender el porqué de nuestro presente.[6]
Nos hacemos eco de las reflexiones de Diego Armus acerca de que, “entre los historiadores, el mundo urbano aparece como el gran tópico de la historia local y, por otra parte, como uno de los ámbitos, tal vez el más transitado, donde la historia social está buscando desarrollar sus temas”. No quedan dudas de que “para los historiadores sociales la ciudad es el ámbito que permite estudiar cómo nacen, crecen y se modifican las sociedades...”.[7]
Transmitir a través del Museo y sus exposiciones este tipo de cuestiones nos parece valiosísimo, pues vemos como el discurso crítico de la Universidad y de la Historia pueden contribuir a generar en los visitantes (estudiantes y público en general) conciencia ciudadana, conciencia de preservación del patrimonio urbano, conciencia de compromiso para con la ciudad que habitan y conciencia de solidaridad para con los conciudadanos. Coincidimos con el personal del Museo en que, hoy por hoy, las instituciones museísticas pueden contribuir a generar cambios sociales, pueden erigirse en instituciones que propicien la transformación social.
La muestra del tranvía logró unir la cadena temporal pasado-presente-futuro de manera no cronológica sino constructiva y problemáticamente, poniendo en evidencia cómo un modo de transporte puede generar un determinado modo de vivir pero también, cuán responsables somos de ello y cuánto podemos hacer para construir una sociedad mejor.
Enfocar a la ciudad como el ámbito de desarrollo de la sociedad con sus múltiples relaciones sociales, es privilegiar la historia local pero sin perder de vista el universo más amplio a que pertenece. Por el contrario, se contribuye a hacer más inteligible este último.
Todas estas acciones buscan acercar cada vez más al museo y a la escuela, a potenciar el valor educativo del Museo. En definitiva, creo que los que nos mueve en estas experiencias que desarrollamos en los museos, es buscar todas las estrategias posibles para reforzar en los visitantes la capacidad de comprender y de juzgar, el pasado pero también el presente y la realidad local y regional.
La transmisión del pasado reciente a las generaciones nacidas
en democracia: Muestra “El Rosariazo. Revueltas sociales en
1969”. Museo de la Ciudad
Este Museo fue pionero en colaborar con la cátedra, los residentes han participado en diferentes instancias y actividades desarrolladas en él, pero aquella que más los ha convocado desde el comienzo de su participación, ha sido la transposición didáctica de los guiones museográficos al público visitante, así como el desarrollo de investigaciones de temáticas de interés. Es decir, que se han avocado a la tarea de realización de visitas guiadas a público escolar y general, poniendo en juego los contenidos de la muestra, los conocimientos adquiridos propios de la disciplina histórica, las estrategias didácticas adecuadas. Lo que el guía-didáctico de un Museo debe lograr es que el visitante comprenda lo que se exhibe de manera completa y coherente.
Tal como expensa Ernesto Aguirre a cargo del Servicio Educativo del Museo de la Ciudad, “las exposiciones, concentran todos los aspectos que hacen a la razón de ser del Museo, son un medio de comunicación con la comunidad, son el instrumento de exhibición de las colecciones, son modos alternativos de contar historias, son fuente de educación tanto de las ideas que presentan como de los aspectos vinculados a la preservación del patrimonio. Con un formato innovador, las exposiciones relatan crónicas que evidencian la manera en que los conflictos, las contradicciones y disputas que la ciudad genera -como las certezas y realidades- son también parte de la construcción de la memoria urbana. Estos ensayos, trabajados con investigaciones propias y con profesionales especialmente convocados, se convierten luego en las narrativas visuales que invitan a comprender e interpretar los contenidos”.
En el mes de mayo de 2009, y conmemorando los 40 años del Rosariazo, una de las marcas más destacables en la formación de la identidad política y cultural de la ciudad de Rosario, el Museo de la Ciudad presentó la muestra “Rosariazo. Revueltas sociales en 1969”.
La misma comprendía un arco temporal que abarcaba desde 1955 a 1969, aunque no limitándose al Rosariazo en sí, sino incluyendo todos los determinantes políticos, sociales, económicos y culturales que atravesaron esas décadas tanto a nivel nacional como local.
En este caso en particular, los residentes ingresaron en la institución durante el primer cuatrimestre, para desempeñar el rol de guías didácticas, sin embargo, la muestra disparó desde un comienzo el diálogo constante con el público. Los documentos y las imágenes exhibidas en salas hicieron aflorar en los visitantes aquellos hechos de Mayo y Setiembre del ‘69 con una vitalidad pocas veces vista. Debido a esta necesidad, los residentes que desarrollaron tareas de referencia y orientación los fines de semana, se encargaron de oír y plasmar en escritos lo que el público quería expresar, dicha labor fue supervisada desde el Servicio Educativo del museo. El rico material oral fue volcado textualmente, a veces con los giros o expresiones emotivas de quien las contaba, intentando que estos relatos revivieran esos instantes de la forma más fiel posible.
Los testimonios recogidos por los pasantes durante la muestra han sido publicados por el museo para la difusión y preservación de los mismos. Estos testimonios son los relatos de aquellos que vivieron estos sucesos, pero también la fotografía, los objetos, la gráfica, la plástica, la poesía y la literatura en general.
En este caso, los testimonios son utilizados mayormente como símbolos evocadores del pasado, es decir como potenciales activadores de la memoria. Sin embargo es necesario destacar que en algunos otros casos son presentados en su carácter de fuente histórica, para corroborar algunas de las afirmaciones que se realizan.
Es interesante recuperar las impresiones de los alumnos que trabajaron en la muestra a fin de poder comprender la incidencia que tuvo para aquellos que la visitaban:
“Al estar haciendo referencia en sala pude observar las inquietudes que movilizaban a los distintos visitantes. Algunos querían ver de qué se trataba, daban una vuelta general y se iban. Otros, que no conocían mucho de los sucesos que enmarcaban la muestra, se interesaban y hacían preguntas: ¿quiénes eran en ese tiempo las autoridades en el orden nacional, provincial y municipal? ¿Se justificaba la violencia?
También, cabe mencionar que algunas personas comentaron que esperaban ver más objetos que fotografías.
Sin embargo, muy impactante fue escuchar el relato de quienes se acercaron al museo motivados por la remembranza que les producía la temática de la muestra, identificándose como testigos de los diferentes acontecimientos que acaecieron durante el año 1969 o bien como partícipes directos. Sus mirada se perdían en las imágenes expuestas y los recuerdos afloraban en sus labios.” (Natalia Cocciarin, Residencia Historia 2009)
“Mi mente tenía registrada la palabra Rosariazo, pero estaba vacía de significado. Lo relacionaba con otras protestas sociales, como el Cordobazo, hechos acontecidos como el Rodrigazo y no lograba diferenciar una de otras.
En le secundario no me lo enseñaron, ya que los planes de estudio no incluían la historia argentina reciente. Recién en el Profesorado de Historia logré obtener algunas ideas. Sin embargo, en la cátedra de Historia Argentina siglo XX se toma como punto de inflexión al Cordobazo y se profundiza exclusivamente en ese acontecimiento.
Al introducirme en el guión de la muestra pude dimensionar la importancia del Rosariazo y de la participación de los estudiantes en las revueltas que se sucedieron.
La fotografía mural que está presentada en tres dimensiones me generó un gran impacto visual. Además, invita al público a que no sea solo espectador sino que se integre a la muestra.” (Noelia Cuellar, Cátedra Residencia Historia 2009)
La experiencia realizada en el Museo de la Ciudad nos permitió trabajar desde la cátedra uno de los aspectos relevantes en la formación de los Profesores de Historia, es el que refiere a la problemática de la transmisión, aludiendo en este caso concreto a la transmisión del pasado reciente a las generaciones nacidas en democracia. Transmitir el pasado a los jóvenes constituye una de las preocupaciones centrales de personas e instituciones que se ocupan de resguardar y difundir la/s memorias/s de nuestro pasado reciente.
Partiendo de la convicción de que sin transmisión no hay memoria, escuelas, museos y organismos de derechos humanos, entre otros, implementan variadas maneras de incluir a las nuevas generaciones en la cadena de transmisión intergeneracional. Una de las facetas que se debería incluir en la formación de los futuros profesores es entonces la de poner en contacto a los alumnos (futuros docentes) con las políticas de la memoria que ponen en marcha los organismos mencionados. Entendemos por políticas de la memoria a las formas en que los distintos actores sociales ponen en el escenario público sus interpretaciones del pasado.[8] Este acercamiento tiene como objetivo formar a los alumnos como posibles diseñadores o planificadores de las políticas de intervención que diseñan las instituciones arriba mencionadas. Asimismo y colateralmente les permite bucear cómo impactan esas políticas en el ámbito educativo, poniendo en contacto museos y escuelas.
Algunas consideraciones finales
Plantear al Museo como espacio educativo no formal para la formación docente de los futuros profesores de Historia implica una experiencia enriquecedora, ya que permite conjugar en un mismo escenario, los contenidos teóricos adquiridos a lo largo de la carrera, aplicando en estos espacios las nuevas concepciones de la Historia, como la historia local, regional, la historia reciente y la historia oral, desde una perspectiva interdisciplinaria.
Asimismo posibilita a los residentes, llevar a la práctica todas las herramientas didácticas y pedagógicas que poseen, en un contexto diferente al áulico, en pos de organizar los contenidos ofrecidos por el Museo apuntando a la interpretación y compresión de los mismos por parte del visitante.
Tanto el perfil docente como el de investigador de la Carrera de Historia pudieron interactuar sin conflicto en las experiencias que los alumnos han desarrollado en los Museos. Esto hizo posible vislumbrar cuánto puede la investigación enriquecer la docencia en tanto ésta sea capaz de abrirse a nuevas experiencias y nuevos espacios educativos. Cuánto pueden colaborar los espacios de educación no formal en enriquecer los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Bibliografía
ASENSIO Mikel y POL Elena, Nuevos escenarios en educación. Aprendizaje informal sobre el patrimonio, los museos y la ciudad, Aique, Buenos Aires, 2002.
AIMINI, Rosalía y BUSSO, Paula, “Los Museos y las Ciencias Sociales hoy”, en Los Museos y las Ciencias Sociales: en busca de una didáctica compartida, Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe, Santa Fe, 2001.
ARMUS, Diego (comp.), Mundo urbano y cultura popular. Estudios de Historia Social Argentina, Sudamericana, Buenos Aires, 1990.
BANDIERI, Susana, “La posibilidad operativa de la construcción histórica regional o cómo contribuir a una historia nacional más complejizada”, EN: FERNÁNDEZ, Sandra y DALLA CORTE, Gabriela (compiladoras), Lugares para la Historia. Espacio. Historia Regional e Historia Local en los Estudios Contemporáneos, UNR Editora, Rosario, 2001.
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FRANCO, Marina y LEVIN, Florencia (comp.), Historia reciente. Perspectivas y desafíos para un campo en construcción, Paidós, Buenos Aires, 2007.
GARCÍA BLANCO, Ángela, Didáctica del Museo, Editorial de la Torre, Madrid, 1988.
JELIN, Elizabeth, Los trabajos de la memoria, Siglo XXI, Madrid – Buenos Aires, 2002.
LAGOS, Marcelo, "La Historia local y regional en la enseñanza", en Revista Entrepasados, Año IV, N° 11, Buenos Aires, 1996.
SANVISENS MARFULL, Alexandre, "Hacia un concepto de ciudad educadora", en La Ciudad Educadora, I Congreso Internacional de Ciudades Educadoras, Ayuntamiento de Barcelona, Barcelona, 1990.
RESUMEN
Nuevos escenarios educativos para la práctica docente del residente del profesorado de historia. Los desafíos del Museo en el proceso enseñanza y aprendizaje
Los cambios operados en nuestra sociedad en los últimos años, han hecho más complejo el análisis de los factores que influyen en la educación. Esto implica que la escuela debe empezar a aceptar sus límites, y compartir con otras instituciones sociales la función educativa que en épocas anteriores le era propia.
Desde la cátedra Residencia del Profesorado de Historia de la Facultad de Humanidades y Artes de la U .N. R. se intenta orientar el proceso de formación de los futuros profesores, propiciando el reconocimiento de espacios educativos diferenciados de las escuelas pero articulados con ellas, planteándolos como contextos no formales que contribuyen a abrir nuevos campos para el desempeño de la práctica profesional.
En esta propuesta se esbozan los desafíos que ofrece el Museo en el proceso enseñanza y aprendizaje a través de experiencias realizadas en Museos de la ciudad de Rosario con alumnos de la cátedra.
El propósito es reflexionar y evaluar las posibilidades de este espacio educativo, para favorecer la compresión de la Historia y la cultura del ámbito local y comprobar las enormes ventajas de un trabajo interdisciplinario y de colaboración institucional Museo-Universidad.
Palabras clave: Residente de Historia – Museo – Educación No Formal – Historia local
ABSTRACT
New educational scenarios for the teaching practice of the teacher of history trainee. Museum challenges in the teaching and learning process
In the last few years, the different changes that have taken place in our society have made it more complicated to analyse the factors that influence education. This implies that schools must accept their boundaries and start sharing their role in education with other social institutions.
Residencia (Teaching Workshop,) which is a subject in the teacher of history traning college ‘Profesorado de Historia de la Facultad de Humanidades y Artes de la U.N.R’, tries to encourage the educational system in the recognition of differentiated areas of knowledge that should be articulated with the current school curriculum. This is done by introducing them as informal contexts which can open doors for new the teaching practices.
This proposal outlines the challenges offered by the Museum in the teaching and learning process through experiences carried out in the different Museums in Rosario with students of the subject.
The purpose is to reflect on and assess the possibility that this area of knowledge offers so as to ehance the understanding of history and local culture, which will support the enormous advantages that interdisciplinary and institutional collaboration (Museum – University) can offer.
Key words: Teacher of History Trainee – Museum – Informal Education – Local History
Recibido: 01/03/2012
Aprobado: 23/05/2012
Versión final: 24/06/2012
Notas
[1] Este trabajo es una versión de una ponencia presentada en las VII Jornadas de reflexión y socialización del trayecto de la práctica, en el Instituto de Enseñanza Superior N° 28 “Olga Cossettini”, Rosario, 2010; y constituye una pequeña exposición de la labor que viene realizando en el ámbito no formal la Cátedra de Residencia del Profesorado de Historia de la Facultad de Humanidades y Artes, bajo la dirección de las Profesoras Elsie Laurino y Elvira Scalona.
(*) Profesora de Historia (UNR). Conservadora de Museos (Escuela Superior de Museología, Municipalidad de Rosario). Adscripta a la cátedra Residencia del Profesorado de Historia, Departamento de Formación Docente, Facultad de Humanidades y Artes. UNR. E-mail: natalia_alarcon_85@hotmail.com
[2] SANVISENS MARFULL, Alexandre, "Hacia un concepto de ciudad educadora", en La Ciudad educadora, I Congreso Internacional de Ciudades Educadoras, Ayuntamiento de Barcelona, Barcelona, 1990, p. 133.
[3] Asensio, Mikel y Pol, Elena, Nuevos escenarios en educación. Aprendizaje informal sobre el patrimonio, los Museos y la ciudad, Aique, Buenos Aires, 2002, p. 99.
[4] Asensio, Mikel y Pol, Elena, op. cit., p. 101.
[5] AIMINI, Rosalía y BUSSO, Paula, “Los Museos y las Ciencias Sociales hoy”, en Los Museos y las Ciencias Sociales: en busca de una didáctica compartida, Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe, Santa Fe, 2001, p. 3.
[6] Armus también apuesta a que el crecimiento de los estudios urbanos se produzca a partir de las problemas actuales de la ciudad que necesitan de conocer el pasado (mirarnos retrospectivamente) para formular políticas contemporáneas que apuesten a cambios sociales siempre positivos y constructivos. ARMUS, Diego; “Mundo urbano e historia social. A modo de introducción”; EN: Armus, Diego (comp.), Mundo urbano y cultura popular. Estudios de Historia Social Argentina, Sudamericana, Bs. As., 1990., pp. 7-13.
[7] Armus, Diego; op. cit., p. 11.
[8] Ver: JELIN, Elizabet, “Los trabajos de la memoria”, Siglo XXI, Madrid – Buenos Aires, 2002, pp. 39.