REVISTA DE
LIBROS
ARICÓ, José M.; Marx
y América Latina, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2010, 304 pp.
A pesar de la enorme producción existente referida al
análisis de la obra de Marx, en sus múltiples dimensiones de la economía, la
filosofía, la historia, la sociología o la política, la temática aún sigue
siendo un campo fértil para la indagación. Ahora bien, todos aquellos que, en
América Latina, se referenciaron en la tradición teórico-política habilitada
por el gran pensador alemán experimentaron desde siempre una incomodidad por
ciertas observaciones que éste plasmó respecto a la región. Más aún,
advirtieron que esta última quedaba como una realidad soslayada o menospreciada
en las primeras configuraciones del materialismo histórico. Si bien las
consideraciones acerca del continente fueron asistemáticas, alcanzaron, no
obstante, a expresarse en una cantidad de apuntes y artículos periodísticos.
Entre ellos estuvieron el muy negativo perfil sobre la figura del libertador
Simón Bolívar y el que de algún modo justificó la invasión norteamericana de
México hacia 1848.
Varios de esos textos de Marx parecen hacer gala de un
desinterés o falta de comprensión hacia procesos de enorme trascendencia
histórica ocurridos en la primera mitad de siglo XIX, como lo fueron el de la
independencia de las antiguas colonias iberoamericanas y la construcción de los
nuevos Estados nacionales. En escritos posteriores de Marx y Engels hubo un
cambio evidente de muchos de sus puntos de vista sobre las geografías extraeuropeas, sobre todo, incorporándose la dimensión de
la explotación colonial e imperial, y reconociéndose la multiplicidad del
movimiento emancipatorio. A partir de estas
consideraciones, surgen dos preguntas inevitables: ¿cómo
entender la pobre visión sobre América Latina que se desprende de algunos
textos marxianos que efectivamente existieron?; ¿ella permite explicar las
dificultades de su recepción e inicial despliegue en el continente?
Uno de los que formuló estos interrogantes e intentó
responderlos con mayor ahínco y creatividad fue el intelectual socialista
cordobés José Aricó. Ese abordaje cobró vida en un texto: Marx y América Latina. Publicado primeramente en Perú en 1980 y
luego en México y Argentina en los años siguientes, el libro estuvo bastante
tiempo agotado en sus versiones originales. Acaba de ser reeditado en nuestro
país, manteniendo la presentación hecha por el intelectual peruano Carlos
Franco y agregando un sólido estudio preliminar del historiador argentino
Horacio Crespo. La obra continúa representando una meritoria contribución al
estudio de Marx en una temática que cuenta con otros aportes: desde las
antiguas compilaciones hechas por Pedro Scaron hasta
las consideraciones de reconocidos intelectuales como Adolfo Sánchez Vázquez,
Michael Löwy y Enrique Dussel,
pasando por los más recientes estudios de Néstor Kohan
y Arturo Chavola.
¿Puede leerse Marx
y América Latina como una obra aislada o desconectada del resto de la
producción y de las vicisitudes teórico-políticas de su autor? Sin duda que no.
Cuando emprendió la labor de estas páginas, Aricó expresaba una militancia de
más de treinta años en la izquierda político-intelectual, desplegada desde una
formación autodidacta y con una precoz actuación en el Partido Comunista. En
1963 había sido expulsado de esa fuerza, tras el impulso que éste hiciera de Pasado y Presente, una revista de la
nueva izquierda sesentista nutrida de concepciones gramscianas y guevaristas. Luego, la empresa intelectual de
Aricó se canalizó en el mundo editorial, en donde proyectó la traducción y
prologado de muchos textos clásicos y contemporáneos del marxismo, lo que se
expresó en su dirección de los “Cuadernos de Pasado y Presente” y en la
fundación de la editorial Siglo XXI en la Argentina. Fue en el exilio mexicano
donde Aricó elaboró la mayoría de su obra publicada. Se propuso un ambicioso
trabajo sobre el secular desarrollo de la izquierda latinoamericana, procurando
desentrañar las particularidades de la difusión del socialismo en el continente
(diagramada como la historia de un desencuentro), y el vínculo que aquí se
constituyó con la experiencia de la II y la III Internacional.
Junto al libro que aquí comentamos, hacia aquellos
años Aricó escribió lo que luego fueron Mariátegui
y los orígenes del marxismo latinoamericano y La hipótesis de Justo. Su última obra, La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en
América Latina (1988) fue redactada ya en Argentina, cuando el autor había
completado el pasaje teórico-político esbozado al final de su exilio: de un marxismo
clásico articulado en torno a un horizonte revolucionario a un ideario de
izquierda moderada en sintonía con un proyecto de raíz socialdemócrata. Antes
de este último viraje, con la trayectoria que acabamos de reseñar, fue que
Aricó propuso en su libro hoy reeditado una serie de pistas para entender la
subestimación que se trasluce en ciertos textos de Marx sobre América Latina.
Aricó justificó su cometido como parte de un desafío
por contrastar la validez del cuerpo teórico marxista en su indagación de las
sociedades no típicamente burguesas. Desbarató el recurrente señalamiento del
eurocentrismo positivista y cientificista que habría afectado al pensador
alemán, más propio de la tradición socialdemócrata erigida en su nombre y
acorde a la caricaturización levantada por liberales y nacional-populistas.
Todo ello olvidaría que Marx, antes o después de sus escritos sobre el área,
escribió muchos otros referidos a Irlanda, España, Rusia, China o Turquía, en
donde pudo escapar a las miradas canonizadas por el “marxismo oficial” y logró
ofrecer una serie de análisis complejos acerca del proceso de universalización
capitalista, desigual y no unilineal, a cuyo análisis reclamaba incorporar las
situaciones coloniales y dependientes.
Sobre la geografía específicamente latinoamericana,
Aricó identificó en el fundador del socialismo científico, antes que un
impedimento teórico, una prejuiciosa actitud política hegelianizante,
que lo habría conducido a readquirir la noción de “pueblos sin historia”,
mediante la cual las sociedades de esta zona tendían a ser consideradas como
inmaduras, prolongaciones o repeticiones del camino europeo, de una
interioridad inaprehensible dada la gelatinosidad de
su tejido social, en suma, incapaces de participar autónomamente del devenir
histórico. Bajo la sombra de Hegel, Marx habría leído los procesos
independentistas como una realidad dominada por el Estado frente a la sociedad
civil o, de otro modo, como la potenciación autoritaria sin contrapartida de la
reacción europea y el bonapartismo dictatorial, tal como se refleja en su
retrato de Bolívar de 1857-1858. Las formaciones nacionales eran visualizadas
como puras construcciones estatales sobre un vacío institucional y la total
ausencia de una voluntad popular.
En verdad, este descubrimiento de la revitalización de
ciertas categorías de matriz hegelianas en Marx que, tras ser abandonadas por
él, habrían vuelto a germinar en su mirada sobre Latinoamérica, no puede
olvidarse que ya había sido anticipado por otros autores, aunque es cierto que
posiblemente ninguno como el intelectual cordobés haya sacado tantas
conclusiones de ello. Sobre todo, para abastecer una reflexión incisiva acerca
del significado y la autonomía de lo político en la obra marxiana.
Algunas conclusiones muy generales. El valor de ésta y
de otras obras de Aricó puede ser todavía rescatado en su aspecto metodológico.
Por su indagación no dogmática del marxismo, que reafirmaba la necesidad de la
constante puesta a prueba de sus formulaciones, al tiempo que se pronunciaba a
favor de la recomposición teórica y política del mismo y del combate por el
socialismo (al menos, hasta el momento de redactar estas páginas, pues luego
esto sufrió una significativa mutación). Y por su enfoque, que retomó viejos y
nuevos aportes en las ciencias sociales, en especial, contribuyendo a expandir
el campo de la historia intelectual. Nos referimos a su propuesta de lectura
contextual de los escritos, más allá del mero ejercicio filológico. Quizás,
Aricó no aportó sustantivamente al examen de las prácticas, las luchas o las
formas de organización del movimiento obrero y socialista, pero su análisis de
las ideas marxistas situado en su precisa temporalidad y exacta espacialidad
(encontrando sus fuentes, conexiones o derivas), expresa una inestimable
contribución del autor a la investigación de la historia de las izquierdas en
América Latina.
Por Hernán Camarero
(CONICET-UBA; hercamarero@gmail.com)
COSSE, Isabella; Pareja, sexualidad y familia en los años sesenta, Buenos Aires, Siglo XXI, 2010, 257
páginas.
El libro de Isabella Cosse
Pareja, sexualidad y familia en los años
sesenta se inscribe en la corriente de los estudios de género e
historiografía de la familia, donde se le otorga y reconoce al ámbito doméstico
un papel activo en el cambio histórico. Este trabajo constituye un aporte que
nos permite develar por medio de las conductas cotidianas comportamientos
sociales normativos y apreciar sus rupturas y continuidades en épocas de cambio
social. El trabajo se circunscribe al modelo de domesticidad (p. 13) que se
articula especialmente en Buenos Aires y se identifica con la clase media en
ascenso.
A lo largo de cuatro capítulos la autora desarrolla diferentes
temáticas, tales como las normas sociales del noviazgo, la sexualidad
prematrimonial y sus diferentes concepciones, el matrimonio como institución
social y los modelos de maternidad y paternidad en la historia reciente. El
principal interrogante de la obra son los cuestionamientos a los valores
familiares en una época que -para la autora- se caracterizó por tener profundas
transformaciones políticas, sociales y culturales. Este proceso comienza en los
años 50, cuando la autora describe las pautas familiares de dicha década; los
60 son definidos en la obra como una época donde se produce un trastocamiento de los valores reinantes, es decir cuando
“se amalgamó lo nuevo y lo viejo” y caracteriza como discreta la revolución
cultural que se vive en los 60. Cosse fundamenta
dicha afirmación en que si bien estas nuevas connotaciones afectaron las
prácticas cotidianas de las relaciones entre varones y mujeres y entre padres e
hijos, por otra parte, “reafirmaron la importancia de la nuclearidad,
la pauta heterosexual y la estabilidad de la pareja como marco ideal para la
crianza de los hijos.”(p. 19)
Cosse hace un interesante cruce con la categoría de clase en cada una de sus
conclusiones, lo cual puede verse a lo largo del libro. A su vez, la
elaboración en clave generacional es de gran riqueza para el trabajo. La autora
rescata que los cambios que se producen en la década del sesenta (la píldora
anticonceptiva, las comunidades hippies, las consignas del Mayo
francés) atraviesan sobre todo a la juventud y la colocan en rebeldía con
respecto a los mandatos familiares. Por lo tanto los
jóvenes se transformarán en los principales actores en este escenario de
quiebres y elaborarán distintas formas de contestación. De esta manera, ellos
marcarán una ruptura con la supuesta normalidad social reinante que signó la
vida de sus padres. A su vez, la autora aclara que va a analizar los cambios de
esta juventud, cómo se constituye la pareja y la formación de la familia,
cuestiones claves a esa edad e hitos de la edad adulta. Por lo tanto, establece
que estudiará los marcos sociales de lo que sería considerado correcto, lo cual
está determinado por el tiempo histórico.
Las fuentes utilizadas para el trabajo fueron revistas de época,
programas radiofónicos, comedias televisivas, manuales de sexología y crianza,
estadísticas, ensayos y memorias. Cosse admite haber
recurrido a la historia oral y haberse acercado al período por medio de la voz
de los y las protagonistas aunque parecería no ser la
fuente principal. Si bien la autora hace un pormenorizado estudio del período a
través de las fuentes seleccionadas, pudimos notar que los testimonios de las
protagonistas no adquieren relevancia en el análisis del trabajo. El
acercamiento a estas testimoniantes en tanto mujeres
podría haber permitido registrar historias de vida íntegras e ingresar en el
ámbito de lo privado, aspecto que no aparece reflejado en las fuentes
convencionales y que sólo proporciona la historia oral. Esto le hubiese
permitido a la autora ingresar en el campo de la experiencia diaria, en el cual
todas compartimos el hecho de ser mujeres y reaccionamos como tales.
En cada capítulo, la autora hace deslizar el tema en cuestión a lo
largo de casi tres décadas, es decir, de
Sin embargo, es ahí donde notamos el primer nudo problemático del
trabajo. Cosse sostiene que determinadas
persistencias como la pauta heterosexual, las desigualdades de género y la
importancia otorgada a la sexualidad unida a la afectividad nos darían indicio
de una revolución discreta en los
Al hablar de parejas, tratará un estilo de pareja específico: la pareja
militante. Al analizar el tema Cosse sitúa este
episodio a principios de los años 70, y aquí hay un problema de orden
histórico. La militancia revolucionaria data de la década del 60, es entonces
cuando comienzan a ocurrir los primeros intentos guerrilleros en nuestro país,
más asociados al foco rural copiado del modelo cubano (Uturuncos, Taco Ralo,
Ejército Guerrillero del Pueblo, El grupo Bengochea).
Si bien la participación femenina en estos primeros intentos era escasa y
estuvo marcada por fuertes diferencias sexistas -asociadas al ideario
guevarista- no puede negarse su presencia. A su vez, cuando la autora relata
las vías de ingreso de las mujeres a la militancia revolucionaria, sólo
menciona aquella como “pareja de” y coloca de este modo a las mujeres en un
lugar de subordinación no reconociéndolas como sujetos activos independientes y
con desarrollo político propio por fuera de su vida amorosa. Por último, se
omite citar material pertinente al tema, trabajos pioneros que si bien no se
encuadran en la perspectiva de género, abrieron camino e instalaron el tema de
las mujeres militantes.
En el último capítulo Cosse trabaja con los
discursos de los expertos en psicología y de los medios de comunicación sobre
la maternidad y la paternidad entre los años 1950 y 1975. Su hipótesis es que
en los sesenta hubo una reconfiguración y reafirmación del mandato maternal que
hizo crecer las tensiones entre los deberes maternales y el trabajo femenino extradoméstico. En consecuencia, en la década del 60 la
maternidad con dedicación plena se había convertido en un tema polémico puesto
que comenzaban a aparecer incompatibilidades entre la realización personal y la
maternidad. La autora sostiene que incluso para comienzos de los ‘70 el
consenso social colocaba a la maternidad en el centro de la condición femenina,
haciéndolo extensivo a la izquierda revolucionaria -peronista y no peronista-
puesto que para ella estas experiencias habrían politizado el mandato materno.
En este sentido señala que el PRT-ERP tomo ejemplo la mujer vietnamita y
consideraba que los hijos eran el futuro de la revolución, mientras que la
Agrupación Evita promovió el modelo cubano, es decir, creó instituciones para
el cuidado de los hijos (p. 176).
Coincidimos en que la maternidad en las organizaciones revolucionarias setentistas muchas veces fue usada con fines políticos o
las mismas mujeres recurrieron a estrategias de socialización de la maternidad
para sortear las desigualdades de género que se le planteaban con los
compañeros varones. Sin embargo, consideramos que estas estrategias nos están
mostrando cuestiones aún más complejas. En primer lugar, el hecho de considerar
la maternidad como parte de la vida militante fue algo propio de un discurso de
época. En segundo lugar, el analizar el mandato materno en las organizaciones
armadas y las relaciones intergenéricas para el
cuidado de los hijos redefiniría el ámbito de lo doméstico y nos permitiría ver
las múltiples relaciones de poder que se entrecruzan en la familia. Es decir,
ver en profundidad las estrategias femeninas para entenderlas como grupo
subordinado, estudiar las estrategias de resistencia y la relación entre los
sexos. Por otra parte, sería enriquecedor analizar e indagar sobre si estos
nuevos comportamientos sociales y culturales de los 60 tuvieron repercusión en
el ámbito de la militancia revolucionaria. Incluso, investigar si esto les
habría permitido a las mujeres asumir otra postura con respecto al poder o si estas
nuevas pautas culturales de las militantes (como bregar por una socialización
en la crianza y la participación de las mujeres en frentes armados) fue
producto de la práctica cotidiana o de la incidencia de cambios culturales sesentistas.
Por medio de la
obra de Isabella Cosse
pudimos entender que los comportamientos sociales y los roles genéricos en la
década del 60 y 70 estaban en transición. Consideramos -al igual que la autora-
que esta es una década clave, de profundos cambios donde se produce una
amalgama entre lo nuevo y lo viejo que dará origen a nuevas prácticas en el
ámbito doméstico y que tendrá repercusión sobre la actitud que adoptarán las
mujeres en sus actividades públicas. Por ende, este cambio de comportamientos
sociales modificará a las mujeres, desde lo personal, lo político y lo
colectivo, constituyendo una nueva identidad relacionada con los códigos
culturales de su tiempo y su sociedad.
Cabe aclarar que una lectura en clave genérica de la historia reciente nos
proporciona la posibilidad de incidir sobre esa memoria social que está en
plena construcción, con la finalidad que grupos sociales -en este caso las
mujeres- puedan redefinir sus identidades personales y políticas, individuales
y colectivas. En consecuencia,
una revisión
crítica de los años 60 y 70 comienza a ser proporcionada por los estudios de
género y la historiografía de familia, la cual nos permite enriquecer la
comprensión del período, abriendo nuevos interrogantes y nuevas
interpretaciones sobre cuestiones que parecían ya resueltas. De esta manera, se
complejizará el conocimiento de nuestro pasado mostrándonos las experiencias de
mujeres y varones en toda su diversidad y de una manera mucho más real.
Por Paola Martínez
(UNLu; fioriopaola@hotmail.com)
BASUALDO, Eduardo; Sistema
político y modelo de acumulación. Tres ensayos sobre la argentina actual,
Cara o Ceca, Buenos Aires, 2011, 220 p.
Este libro está integrado por tres ensayos, los primeros dos son
trabajos publicados en años anteriores, aunque con agregados y correcciones que
refuerzan el contenido de los mismos, y el tercero es un trabajo inédito. Sin
embargo, el cuerpo conceptual que cada uno utiliza es similar, y los ejes
temáticos correspondientes a cada uno de los ensayos los articulan de manera
común. El primer escrito es parte de un estudio realizado por el autor dentro
un grupo de trabajo de CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales)
sobre los sectores dominantes en América Latina, entre los años 2005 y 2010. El
segundo ensayo fue publicado por
El propósito de cada uno de estos trabajos es aprehender la naturaleza
de los procesos analizados, y saber diferenciarlos de los hechos
circunstanciales. En este sentido, según el autor, se pretende plasmar la
metodología de Antonio Gramsci: “En el estudio de una
estructura hay que distinguir los movimientos orgánicos (relativamente
permanentes) de los movimientos que se pueden llamar de coyuntura (y se
presentan como ocasionales, inmediatos, casi accidentales)”.
En el primer ensayo, “La autonomía relativa de la economía argentina
durante la hegemonía neoliberal a nivel internacional”, el autor comienza su
análisis desde fines de 1970 cuando se impulsó dicha hegemonía internacional,
hasta la crisis que la pone en jaque en Argentina, en el año 2002. Este trabajo
da cuenta que el neoliberalismo no es una reproducción del mismo proceso a
nivel mundial, sino que tiene sus diferencias -flexibilidad del neoliberalismo-
en los países dependientes, y toma como caso paradigmático a
El segundo ensayo, “Modelo de acumulación y sistema político en
El último ensayo, “La pugna social para definir el tipo de hegemonía
política y un nuevo patrón de acumulación de capital (de
Por Gerónimo Aguilar
(UNR; geronimoaguilar4@gmail.com)
POJASI, Alejandro Ubaldo; Cabildos y Revoluciones. 1809 Chuquisaca y
La Paz 1810. Buenos Aires y Salta del Tucumán, Hanne
Editorial, Salta, 2010, 200 pp.
Este libro trata de unir las
ideas y propósitos de las revoluciones altoperuanas
de 1809 con el pronunciamiento de mayo de 1810 en Buenos Aires y la primera
adhesión a la misma del Cabildo de Salta del Tucumán. La obra se compone de
seis capítulos, conclusiones, y apéndice documental y está prologado por Mario Passo.
El texto se inicia con
relatos históricos que refieren al medio geográfico y el eje político. La
creación del Virreinato del Perú que comprendía dos grandes regiones, la de
Lima del Bajo Perú y la provincias del Sur llamadas Alto Perú, “Lima y Buenos Aires nacen opuestas y antagónicas
en los márgenes de los dos océanos; Pacífico y Atlántico”, señala el autor.
Al hacer referencia a las
revoluciones de Chuquisaca, La Paz y Buenos Aires, describe la primera llamada
ciudad de La Plata que se asentaba en el ejido geográfico de Charcas, cuyo
segundo nombre fue Chuquisaca, hoy rebautizada Sucre en homenaje a quien le
diera la libertad a Bolivia. Esta ciudad está ubicada a casi
En la Villa de la Plata funcionó por Cédula Real, dictada en Valladolid
en 1559, la Audiencia de Charcas, como tribunal de justicia, con asistencia de
los Oidores y en 1609 se fundó el Arzobispado de La Plata. Los jesuitas además
crearon a Universidad en 1624 y desde 1776 la Academia Carolina. Los estudios
de derecho fueron tan prestigiosos que acudían a estudiar personas todo el
mundo. En esta Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier
estudiaron los hombres que participaron en la revoluciones como Mariano Moreno,
Juan José Paso, Juan José Castelli, Bernardo Monteagudo, Narciso Laprida, José
Mariano Serrano, José Manuel Mercado, José Ignacio Gorriti, muchos diputados de
Buenos Aires, Tucumán, Salta, Jujuy, entre otras localidades. Según el autor
esta casa de estudios alcanzó rango, honor y prestigio como la de Salamanca en
Europa.
El capítulo II se refiere a los antecedentes y causas revolucionarias
desde el S. XVIII al XIX, con las primeras resistencias indígenas como las de
los Diaguitas con Juan Calchaquí que levantó a su pueblo en la intendencia de
Salta del Tucumán a partir de 1536 por varias décadas, para frenar la entrada
de Diego de Almagro al territorio, y los levantamientos de los Comuneros en
Asunción del Paraguay en 1721.
Señala además como otras causas a la revolución de las Colonias
Norteamericanas de 1776, el levantamiento de Tupac
Amaru de 1780-1781, la revolución industrial, la revolución francesa de 1789,
las invasiones inglesas de 1806 y 1807 en el Río de la Plata y la invasión
napoleónica a España de 1808. Marcando que las ideas que se generaron en los
intelectuales de América darán como resultado los movimientos del Alto Perú y
Buenos Aires.
El tercer apartado trata la revolución en la Audiencia de Charcas
planteando que también hubo situaciones anteriores de agitaciones desde 1782 y
1785 entre criollos, mestizos y peninsulares que marcaron el clima de clamor
para conseguir nuevos mercados, y la aparición de pasquines subversivos. En
1809, el enviado de la Junta de Sevilla, José Manuel Goyeneche trajo a
Chuquisaca pliegos desde Brasil en los cuales se ofrecía establecer el
protectorado de Carlota Joaquina (hermana de Fernando VII) y el esposo el
príncipe regente Juan VI. El emisario contó con el apoyo del gobernador. El 25
de mayo Pizarro fue informado de la insurrección de la Audiencia y sus aliados
y ordenó el arresto de todos los rebeldes.
El autor trata este tema dando cuenta de las opiniones de varios
autores como Antonio Díaz Villamil, Valentín Abecia
Valdivieso y Charles Arnade. Este último en su
Dramática insurgencia de Bolivia, relata que el arresto de Zudañez
y los gritos que profirió mientras lo conducían “ciudadanos me llevan en
arresto para ahorcarme” impulsó al populacho a salir a las calles. Para
Charles Arnade ese fue el inicio de la revolución de
1809.
El capítulo IV da cuenta del fracaso de este estallido, y la decisión
de un grupo de vecinos de la Paz, encabezados por un gran grupo de criollos,
que resolvieron lanzarse a la revuelta el día 16 de julio cuando se celebraba
la tradicional fiesta y procesión de la Virgen del Carmen. El 24 de julio se
formó una Junta Tuitiva del Gobierno de la Ciudad compuesta de quince miembros
encabezados por Pedro Domingo Murillo, que fue a la vez Jefe de Armas. Los
miembros de la Junta emitieron una proclama, cuya autenticidad está
cuestionada, según los autores. Sobre Murillo existen entre los investigadores
grandes adversarios, a la par que defensores. Sin embargo, quien más ha
investigado sobre su figura es Arturo Costa de la Torre quien destaca sus
grandes condiciones de líder del movimiento y un relato pormenorizado de las
condiciones en que sufrió la cárcel junto a otros rebeldes y luego la sentencia
a muerte que le dictaron.
Este capítulo aborda la trama desde que llegó José Manuel Goyeneche del
Bajo Perú con un gran ejército a La Paz para reprimir el movimiento y que
terminó con las vidas de los miembros de la Junta.
La sección V aborda la discusión sobre la revolución en 1810 y los
Cabildos abiertos en Buenos Aires haciendo énfasis en que en las proclamas
siempre aparecía el espíritu de mayo de 1809 del Alto Perú. Los
pronunciamientos del pueblo chuquisaqueño y del paceño alentarán la rebelión en
las Provincias Unidas, y la destitución del Virrey Cisneros tienen que ver con
las órdenes de ejecución hacia los líderes de La Paz.
El autor destaca la cruel represión de Murillo y los suyos y como caló
hondo en el corazón de los porteños que decidieron debatir en cabildo abierto.
La votación por la cesación del virrey fue de 164 votos, en contra 61 y no
votaron 26 de los presentes. El resultado fue la conformación de la Primera
Junta, con Cornelio Saavedra como Presidente. Se procedió a tomar juramento a
todos los miembros. Llegaban a Buenos Aires los ecos del triunfo de los
revolucionarios de Quito, que al mismo tiempo se rebelaban contra el poder
español.
Este libro va mostrando en reiteradas oportunidades, acerca de los
temas que aborda, las diversas opiniones de autores argentinos y bolivianos
como Vicente Fidel López, Guillermo Elordi, Emilio Corbiere, Susana Simián de
Molinas, Rodolfo Puiggrós, Teresa Cadena de Essling, Ricardo Callet Bois, el
Coronel Emilio Bidondo, Miguel Solá,
Manuel Lizondo Borda, Elías Vacaflor
Dorakis, Jorge Enrique Deniri,
Edgar Acevedo, Ricardo Levene y Raúl Bazán. Con sus
puntos de vista Alejandro Pojasi va presentando los
distintos análisis históricos que revelan la práctica historiografía de la
temática.
El capítulo VI va mostrando las adhesiones de los Cabildos principales
y subalternos a la causa porteña. El 19 de junio de 1810 el autor lo toma como
el día más importante para la revolución, ya que el pronunciamiento de total
apoyo llega desde el Cabildo de Salta del Tucumán, mientras el ejército español
estaba muy cerca comandado por el General Nieto en Cotagaita. El Gobernador,
aún español, cuando se entera ordena la prisión del Alcalde, el Síndico
Procurador y los abogados y la de los capitulares. Uno de ellos escapa y llega
en 8 días a Buenos Aires con la proclama de adhesión a la Junta, quien
destituye al anterior Gobernador y nombra a Feliciano Chiclana en ese mismo
cargo y también como Intendente. Otros Cabildos del interior van haciendo
llegar la adhesión a Buenos Aires, entre otros el de Corrientes y el de Jujuy.
Siguiendo este análisis el autor asevera que el triunfo de Suipacha, en
Tupiza fue alcanzable debido a que las tropas patrias cochabambinas dieron una
dura derrota en Aroma a los españoles, “asegurando una geografía estratégica”.
El aporte significativo del libro son los argumentos que demuestran que
todas las situaciones separatistas para con el poder español, se han dado desde
el interior de las provincias del virreinato, contrariamente a como lo expresan
numerosos autores, que toman como centro el puerto de Buenos Aires.
Para Pojasi la historia de Bolivia y
Argentina estuvo centrada en la unidad de ambos países durante la lucha
emancipadora de 1809-1810 que se reflejan en la primera versión del Himno
Nacional Argentino de Vicente López y Planes (párrafo que hoy no se canta)
“Se conmueven del Inca las tumbas
y en sus huesos revive el ardor
lo que ve renovado en sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor”.
Como último apartado del libro se incluye un Anexo sobre Genealogía y
descendencia de los integrantes de la Primera Junta de Mayo.
El autor con esta obra presentada en el Año del Bicentenario, trata de
rescatar a la revolución de Chuquisaca, justo un año antes, como sentenciadora
del 25 de mayo de 1810, último día virreinal para esta región.
Por Alejandra
Leporini
(ISP Nº 3;
aleporini@hotmail.com)
KAPLÁN, Marta, Judíos en
Formosa. Una historia centenaria (1909-2009), Subsecretaría de Cultura de
la Provincia de Formosa, Formosa, Colección Cultura N° 8, 2009, 396 pp.
El libro de Marta Kaplán es el resultado de
un exhaustivo trabajo de búsqueda, recopilación y selección de fuentes con la
finalidad de brindar un aporte a la construcción de la identidad cultural
formoseña, conformada históricamente por una gran variedad de grupos sociales y
étnicos, valorando constantemente el legado de la comunidad judía. Su historia
personal, ligada fuertemente a su origen religioso y étnico, tiene un peso
fundamental a la hora de realizar apreciaciones, ya que por ejemplo, al inicio
de la obra relata los orígenes de su familia y de cómo esta llegó a
establecerse en Formosa, al tiempo que también cuenta cómo otras familias
cercanas a su entorno social se instalan en los distintos pueblos de “la línea”
como expresa la autora, refiriéndose a los inicios de la organización del
espacio geográfico formoseño a principios del siglo XX.
En cuanto a la metodología de trabajo se observa una completa
investigación bibliográfica, así como variadas e interesantes entrevistas
personales a los descendientes directos de quienes integraron la corriente
inmigratoria del siglo XX que arribó a la Argentina, particularmente la judía,
la cual se estableció en Formosa. Podemos afirmar que la autora privilegia la
oralidad para acceder a testimonios de incalculable valor que enriquecen su
estudio. A través de los veinte capítulos, analiza los más variados aspectos
que han caracterizado y marcado la vida cotidiana de la colectividad judía
formoseña, sus penurias, sus sentimientos, sus actividades más destacadas, sus
aportes, su proceso de integración en la sociedad local.
En la primera parte del libro se refiere al grupo étnico judío en
general, el cual ha atravesado diversas y peculiares circunstancias
socio-históricas. Como sabemos el judío históricamente aparece en situación de
inferioridad, amenazado por variadas formas de discriminación. Esto generó
entre ellos distintas estrategias de protección, por ejemplo mediante la vida
cooperativista, desarrollando asimismo una fuerte identidad. Además analiza
cómo los judíos establecen relaciones interétnicas, con inmigrantes de otro
origen, una vez asentados en territorio formoseño. En cuanto a los distintos
grupos étnicos judíos la autora menciona que los dos más conocidos y
mayoritarios son los sefaradíes y los ashkenazíes,
quienes emigraron a la provincia en cuestión, provenientes los primeros
fundamentalmente de Europa Central. Luego Kaplán
elabora un relato histórico acerca de las razones por las cuales el pueblo
judío experimenta la necesidad de abandonar su hogar. Aquí hace un análisis de
situación en cuanto al contexto histórico-político de Europa Central, su atraso
tecnológico y económico de principios del siglo XX, la explotación de los
campesinos, las persecuciones político-religiosas, entre otras dificultades por
las cuales tuvieron que atravesar y que los impulsaron a emigrar.
En cuanto a las actividades económicas que practicaban los judíos
inmigrantes la autora menciona en primer lugar al comercio (labor al que se
dedicaba su padre), ya que algunos instalaban su propio negocio y otros se
convertían en vendedores ambulantes, indicando de este modo que no todos
corrieron la misma suerte. Hasta 1930 hablamos de la época de proliferación del
comercio, mientras que desde esa década hasta 1950 estamos en presencia del
período algodonero que produjo una nueva oleada inmigratoria. Kaplán ilustra el trabajo de los judíos a través de los
testimonios de formoseños que recuerdan las actividades de sus padres y
abuelos, también mediante la publicidad de la época, documentos comerciales,
fotografías, entre otros.
Kaplán también dedica varios capítulos al análisis del aspecto cultural,
social y religioso, describiendo las particularidades de las tres instituciones
fundamentales en la vida de todo judío: escuela, sinagoga y cementerio.
Asimismo, brinda una minuciosa descripción de costumbres, rituales, creencias religiosas,
cancioneros populares y mitos, además de analizar el tiempo libre y eventos
tales como bodas, bailes, carnavales y reuniones familiares, juegos,
celebraciones y acontecimientos religiosos (bautismo, día del perdón), todo
ello basado fundamentalmente en el testimonio oral. Particularmente ofrece
algunos capítulos a la reconstrucción de la vida cotidiana de la familia judía
destacando el rol de la mujer dentro de ella, quien además de encargarse de las
tareas domésticas y crianza de hijos, trabajaba atendiendo negocios mientras el
hombre trabajaba en fábricas o actividades relacionadas al campo. También
encontramos destacada información y testimonios acerca del desarrollo de la
ciencia por parte de los judíos, médicos, docentes (la mayoría, mujeres),
artistas, políticos, entre otros, todas situaciones avaladas por el recuerdo de
familiares. Por supuesto que además dedica un capítulo a la discriminación y
racismo en Argentina, del cual los judíos fueron víctimas. A través del relato
de casos particulares, se expresan dolorosas vivencias de un grupo étnico.
Para finalizar, es notorio destacar la férrea identidad del grupo judío
formoseño. La cotidianeidad fue compleja, pero finalmente lograron integrarse a
la sociedad local. Tal es así que la autora indagó y escribió sobre aspectos
que aparecen invisibles a simple vista: el dolor, los amores, la miseria, el
abandono, la historia de las mujeres, las relaciones humanas, la
discriminación. Como contribución general, Kaplán se
propuso rescatar la memoria del pasado, tal vez olvidado por falta de
transmisión o por simples silencios. Su obra constituye un destacado aporte a
la construcción de la identidad regional, caracterizada por su rigor
científico, su pasión por la investigación y su aporte a la historia argentina.
Por Carina Luna (ISP Nº 3; carinaluna26@homail.com) y
María de los Angeles Serra (ISP Nº 3; mdlaserra@hotmail.com)
TORRE, Claudia, El otro desierto
de la nación argentina. Antología de narrativa expedicionaria, Editorial Universidad de Quilmes,
Bernal, 2011, pp. 387.
Las narraciones sobre el desierto argentino en el siglo XIX “como una
caja de resonancias” han dejado una estela de sonidos discordantes y ásperos
que pudieron borrar la fascinación de lo humano. En la antología El otro desierto de
Precisamente, en el estudio preliminar, la autora nos introduce en esa
geografía exterior y su
conceptualización a partir de
Si bien los relatos expedicionarios se extienden desde el siglo XVI y
alcanzan su particular impresión a lo largo del diecinueve, los textos
escogidos por Torre están vinculados específicamente a
Las
fuentes que componen la antología están integradas en
cuatro
apartados: “La previa”, “La imaginación del
desierto”, “En viaje” y “Melancolía
castrense de la frontera.” En la primera parte Torres
reúne algunas páginas del
político y escritor chileno Santiago Arcos, en cuyos apuntes
examina la cuestión de Indios desde dos
perspectivas interrelacionadas: como límite y modo de dominación; continúan
escritos de Álvaro Barros, militar que se atribuye el conocimiento histórico y
los estudios prácticos para realizar un análisis crítico sobre la situación
imperante; siguen observaciones de viaje que en calidad de científico efectúa
el especialista en límites Francisco Moreno y finaliza con notas de las
excursiones realizadas a la Patagonia austral por el militar y explorador Ramón
Lista.
El segundo punto, “La imaginación del desierto”, se centra en
documentos oficiales de Estanislao Zeballos y Julio
Argentino Roca. Los datos históricos y las indagaciones científicas sobre la
cuestión de fronteras que realiza el político rosarino, al igual que los escritos
de los autores anteriormente señalados, constituyen el marco informativo
utilizado por los integrantes de la expedición y al mismo tiempo contribuyen a
construir “la necesidad del acontecimiento.” Por tal motivo, Zeballos pone los originales a disposición del gobierno
considerando que “los altos intereses de
Seguidamente, Torre propone diversas narraciones escritas por los
hombres que participan en el acontecimiento y dan cuenta de la cotidianeidad de
sus experiencias. La empírica de los sujetos históricos, entre ellos Julio A.
Roca, Eduardo Racedo, Eduardo Gutiérrez, Conrado
Villegas, le otorga a los relatos la “veracidad” de los hechos del aquí y
ahora, y legitiman el “gran paso adelante” en la historia del país.
La antología culmina con cuatro relatos autobiográficos escritos con
posterioridad. Los autores, Ignacio Fotheringham,
José Daza, Guillermo Pechmann y Manuel Prado,
muestran claramente como hombres de campaña, que no pueden dejar de recordar
las marcas de su experiencia y conservan en la escritura la conquista pretérita.
En definitiva, Torre pone a disposición del lector un valiosísimo corpus testimonial compuesto por cartas,
apuntes y diarios de viajes, estudios topográficos, crónicas, proyectos de ley,
órdenes del día en campaña, informes, conferencias. Incorpora además, una breve
selección de fotografías tomadas por especialistas que integraron
La investigadora se refiere a las apreciaciones a posteriori de
Por Liliana Díaz
(UNR- CESOR- ISHIR; lilianaaliciadiaz@hotmail.com)
MAN, Ronen;
Rosario en el Centenario. Movilizaciones
sociales, conflictividad, ciudadanía política y opinión pública en torno a 1910,
Rosario, Quinta Pata y Camino Ediciones, Año 2011, 118 pp.
Rosario
en el Centenario… constituye una investigación que revisa a partir del
análisis de la prensa rosarina, principalmente desde el diario
A partir de la utilización
de la prensa como recurso principal para el análisis, lo que pretende el autor
es estudiar cómo ciertos actores sociales de poder caracterizaban a los grupos
subalternos locales, supuestos generadores de esta cuestión social, para ver
cómo configuraban en sus lectores imaginarios consensuados y opiniones públicas
compartidas.
Abordando comparativamente
desde la historia sociocultural e intentando cruces con la antropología
cultural, el trabajo busca ingresar en la visión construida por el decano de la
prensa argentina ante diferentes tipos de movimientos sociales que constituían
una expresión de la cuestión social local.
El autor desde un comienzo,
declara su intención de estudiar la historia en la ciudad de Rosario, utilizando a esta como un lugar en el cual
realizar su trabajo de campo pero siempre buscando responder a preguntas macro,
generales, de modo de desligarse de hacer una historia particular al entender
el concepto de región como una categoría flexible creada por el propio
investigador y susceptible de ser redefinida constantemente.
El libro se estructura en
tres capítulos, coincidentes con diferentes movilizaciones sociales que se
sucedieron en la ciudad durante el período en cuestión, la de los
contribuyentes de febrero de 1909, pronunciamiento social y obrero de 1º de
mayo de 1909-1910, y el levantamiento social patriótico del 25 de mayo
1909-1910; puesto que al visualizarse como instantes que han cuestionado la
normalidad del funcionamiento de la urbe, requerían una interpretación e
intervención desde la prensa.
En el primer capítulo,
retoma la movilización de los contribuyentes, la cual inicia con claros
reclamos económicos pero terminará con cuestionamientos hacia el régimen
político, hechos en los cuales
Es interesante destacar en
este punto, que para esta época muchos investigadores (Eujanian
y Román; Bonaudo; Mauro) plantean que se vive un
momento de transición desde una prensa de características facciosas hacia una
prensa de opinión más moderna, la cual dependía de la generación de sus propios
ingresos mediante las publicidades y clasificados, creando de este modo,
indefectiblemente una legitimación para su discurso ante la sociedad. En este
sentido, el autor detecta la persistencia de ciertos elementos de la prensa
facciosa en el diario rosarino, puesto que en este caso, privilegia una actitud
de intervención política en su accionar sobre su rol de informador independiente,
objetivo y sin ninguna filiación política, aunque sus verdaderas intenciones
siempre fueron disimuladas, precisamente, bajo un discurso de objetividad y de
representación de la voluntad general. En este capítulo, Man
sostiene que aquella actitud favorable expresada por el diario en momentos de
la huelga de contribuyentes, será puesta en contradicción frente a otras formas
de movilización social ocurridas en esta época.
El segundo capítulo, está
destinado a analizar el modo en que la prensa local reflejó el movimiento
obrero del 1º de mayo de 1909 y 1910; poniendo en evidencia que los sucesos del
1º de mayo rosarino, encabezados por la masa obrera de la ciudad, fueron
constantemente opacados en todo su potencial movilizador por parte del periódico;
mostrando una imagen de civilidad y ordenamiento en pos de la construcción de
una visión idealizada de la ciudadanía rosarina. Por otro lado, destacará que
la prensa realiza una operación de distanciamiento entre las dos principales
corrientes del movimiento obrero, viendo con buenos ojos todas las
manifestaciones del socialismo, y por otro, caracterizando al anarquismo como
un mal foráneo y ajeno a la realidad argentina que debía ser controlado y
reprimido, buscando generar de este modo un clima de aceptación de estos
preceptos por parte de sus lectores.
Al mismo tiempo, utiliza
como punto de comparación los hechos ocurridos en Buenos Aires para este mismo
período, marcando con ello una importante diferenciación en la caracterización
y la lectura que el diario hace de los sucesos porteños, frente a la huelga que
inician los gremios de rodados por el aumento de impuestos y los mayores
controles que le querían imponer, pero en este caso,
Asimismo remarca que, en el
momento en el que el movimiento obrero rosarino se solidariza con los
trabajadores de Capital Federal mediante el llamado a huelga general, desde el
diario constantemente se busca desestimar la posibilidad de movilización de los
trabajadores. Relacionado con esto, desde sus columnas se vierten opiniones
respecto de la inmigración constatando que había dos tipos de inmigrantes que
llegaban al país, aquellos que venían a colaborar en el crecimiento del mismo,
y por otro lado, aquellos que traían ideas y conflictos ajenos a la realidad
nacional.
En cambio el 1º de mayo de
1910, presenta modificaciones importantes en el tratamiento que hace
Continuando la línea argumentativa
del capítulo anterior en tercer apartado, afirma que las movilizaciones obreras
de mayo estaban estrechamente ligadas a la conformación del movimiento
patriótico argentino que se desarrollará por el Centenario. Momento en el cual,
la élite en general percibe que el enfrentamiento de clase contra el
proletariado hacía necesario el fortalecimiento de la conciencia nacional y
patriótica. Poniendo en el tapete una batalla simbólica entre las clases, que
necesariamente debía ser exteriorizada en los imaginarios sociales, saliendo
masivamente a las calles para poner en regla a los intereses foráneos que
amenazaban a la patria.
Así, la prensa en general y
el diario
La perspectiva de este autor
nos permite ingresar a una realidad rosarina que no era ajena a las cuestiones
sociales que afectaban a la sociedad argentina en general. Revelando cómo la
clase dominante y los medios de información locales se constituyeron en pilares
que buscaron reducir las “amenazas” que podrían poner en peligro su hegemonía,
creando para ello un modelo de ciudad ideal, ante la opinión pública en
general, constituyendo un mecanismo para el control social.
Por Natalia D. Alarcón
(UNR;
natalia_alarcon_85@hotmail.com)
MATA, Sara y PALERMO, Zulma (comps.); Travesía discursiva: representaciones identitarias en Salta (siglos XVIII-XXI), Prohistoria, Rosario, 2011, 207 pp.
“Travesía”, “itinerarios”, “recorridos”… términos citados a lo largo
del libro y que operan como metáforas de su contenido: reflexiones acerca de
los modos, tiempos, criterios con que los sujetos sociales de Salta
construyeron sus identidades en un período de larga duración.
Ocho artículos, más presentación y epílogo de las compiladoras, en una
conjunción de diversas disciplinas, parten desde el presente global en una
mirada retrospectiva e indagan en la influencia que sobre la subjetividad
personal y las identidades colectivas tienen pertenencia étnica, notabiliar, estamental, creencias religiosas, participación
político-militar, y representaciones culturales –literarias y estéticas- entre
otros rasgos. Desde el último siglo de la colonia, pasando por los movimientos
revolucionarios, hasta los cambios en configuraciones políticas provinciales y
nacional de la historia reciente, los factores mencionados constituyeron no
una, sino diversas identidades hasta nuestro presente.
Los autores, sin embargo destacan que no hay un sólo “nosotros” salteño
identitario, y además, que pese a los cambios en más
de dos siglos, pervive aún una estructura de poder. Reconociendo esto,
precisamente, se adopta como decisión del conjunto, una postura decolonial, apoyada en la producción intelectual de Edward
Said.
Sara Mata, “Movilización rural y guerra de independencia. Salta 1810-
La identificación “patriótica”, es abordada por Marcelo Marchioni, “La formación de la provincia de Salta. Entre la
integración territorial y la construcción político-identitaria
(1820-1830)”, procurando la significación de discursos vinculados a la
territorialidad capitular, provincial, argentina. En tal sentido, la última
aparece en los textos trabajados sólo esporádicamente en la década estudiada
por el autor; el “nosotros” provincial es muy difuso, y más bien es el más
cercano, el de los pueblos, el que aparecería con mayor fuerza. Predomina,
entonces, el concepto de soberanía fragmentada, tradicional, valorando el poder
igualitario de “los pueblos” en lugar de una soberanía de carácter unificada,
condición aquélla común a otros espacios de Hispanoamérica.
Los autores de Travesía
discursiva: representaciones identitarias en Salta relativizan
las identidades que las élites ilustradas consagraron en sus escritos, y en
cambio descubren otras en un fino trabajo de investigación, por ejemplo las
generadas por devociones marianas o visualizadas en el patrimonio literario y
musical local.
A juicio de los autores de este libro, la ilustración criolla continuó,
más que rompió, el orden colonial. Así lo considera Zulma Palermo, quien
reconoce diversos grados de violencia: económica, política, simbólica y
epistémica. La literatura de tiempos del Centenario y posterior a éste –considerada
como la documentación de este artículo- contribuyó a configurar un imaginario
social, que a nivel individual moldea “subjetividades” concepto preferido por
Palermo al de “identidades”: “Consolidación del imaginario local en la
escritura de Bernardo Frías”. Fueron aquellos escritores, historiadores,
ensayistas, parte de la “gente decente”, culta, a la cual se remitían, siendo
uno de sus rasgos la “limpieza de sangre”, característica que los alejaba de la
taxonomía ejemplificadora de las castas. Bernardo Frías fue un emblemático
autor seleccionado además por Telma Chaile y Mercedes Quiñonez en su contribución a esta
compilación “Memoria e Historia. Representaciones del pasado en Salta, fines
del siglo XIX y principios del siglo XX”.
Las convicciones religiosas de aquellos ilustrados les permitieron
explicar las tradiciones y milagros de héroes y santos, perfilando
explicaciones según sus intereses o los de sus pares contemporáneos,
incluyéndose entre ellos a los obispos. Chaile y
Quiñonez advierten que no sólo quedó en los textos una sociedad partida por
condición socioeconómica, sino también por ideología: el mismo grupo social
“decente” se distribuyó en sus oraciones: una virgen “realista” protegía las
armas del Rey, tanto como otra revolucionaria, a las fuerzas patriotas. Pero es
la cristiana la verdadera religión a la hora de diferenciarla
-descalificándolas- de las idolatrías de indios y castas. Así, la estamentalidad colonial surge nuevamente en la historia
local de siglo XX, considerada un orden natural de la sociedad. Efectivamente,
Frías buscó –benévolamente- reconciliar las facciones de notables
homogeneizándolas en la letra, lo que no pasó efectivamente en las acciones.
Una perspectiva original de rescate de memoria es la tomada por
Gabriela Caretta e Isabel Zacca
“Itinerarios de un cuerpo. Los segundos funerales de Guemes
en el proceso de construcción de memorias”, al indagar en los significados
atribuidos el traslado de los restos de Guemes desde
el Chamical donde había sido asesinado, a la catedral
de la ciudad. Además de los acontecimientos ligados a esta acción, las autoras
interrogan periódicos y materiales epistolares y literarios acerca del jefe
militar: aspectos biográficos, circunstancias de su muerte, funerales,
entierros. Más allá de esto, las autoras interpretan hechos y discursos sobre
el eje-intento politizador o despolitizador
de la figura heroica de Guemes y de su presencia
local, regional, nacional.
En la sintonía de Chaile y Quiñonez, Silvia
Castillo, “Nación y regionalismo en la narrativa salteña, 1932-
La música de cantores populares de reconocimiento nacional y la poesía
que la alimentó constituye el universo documental trabajado por Irene Noemí
López: “Historia e identidad en las letras del folklore moderno en Salta”. Gustavo
“Cuchi” Leguizamón, José Juan Botelli, Manuel
Castilla, José Ríos, Jaime Dávalos, son los autores que desfilan en la
selección. El cancionero incorpora hechos históricos con aporte valorativo de
diferente carácter. Así, no se encuentra una identidad homogénea: tanto hablan
del Chacho Peñaloza como de Felipe Varela, y se proyectan en diferentes
direcciones geográficas, el sur o a los Andes. Pese a la diversidad, la autora
afirma –en desacuerdo- que ese cancionero se presenta hoy como la “salteñidad”.
Otro repositorio para el rescate de memorias e identidades en esta
compilación es la producción teatral –tanto de textos como de su realización
escénica: “Entre dos centenarios”. Si bien la selección es de siglo XX, remite
a una larga duración que arranca en la colonia. Como se explicó respecto a las
canciones, las obras evocan, según las autoras, Graciela Balestrino
y Marcela Sosa, una polifonía de imaginarios en torno a temporalidades que van
desde la expedición al Chaco Gualamba en 1774,
pasando por las guerras de la independencia, el nacionalismo, el peronismo, la
dictadura y la recuperación democrática.
Si nos preguntamos acerca de la búsqueda que hacen las autoras de la
compilación, podemos reconocer que procuran resistir a los modelos
historiográficos culturales heredados. En efecto, desenmascaran una ficcional salteñidad, construida por la elite a su imagen; visualizan
una pretendida filiación de las familias patricias con la Patria, en graciosa
explicación por ellas mismas; denuncian la manipulación de la figura de Guemes: ora anarquista, ora hombre de orden; revelan las
intencionalidades del mercado turístico actual, -local-global- objetivo con el
que se manipula el -negado hasta hace muy poco- pasado originario. Todo ello
con la intención de –en sus palabras- contribuir a recuperar memorias
silenciadas.
Por Teresa Suárez
(UNL - JEHPSF; tsuarez@fibertel.com.ar)
TARRAGÓ, Griselda; De la orilla
del mar a la vera del río: migrantes y comerciantes genoveses en el Plata y el
Paraná (1820-1860), Prohistoria, Rosario, 2011,
pp. 240, ISBN 978-987-1304-65-3
Este libro es producto de la investigación que la autora realizó para
acceder al grado de doctora en Historia en la Universidad de Milán, Italia. La
propuesta resulta meritoria ya que continúa y profundiza el análisis sobre la
temprana corriente migratoria italiana realizada en las investigaciones de los
historiadores José Carlos Chiaramonte y Fernando
Devoto.
En la introducción la historiadora presenta un panorama sobre la
problemática de la inmigración y las estrategias necesarias para su estudio
durante los siglos XIX y XX. Expone las diferentes visiones historiográficas
comenzando con las propuestas pioneras de los años 60 del siglo XX con la obra
de Gino Germani, luego los cambios en los 70 con un
enfoque estructuralista hasta las propuestas más recientes de antropólogos y
demógrafos australianos que introducen el concepto de cadenas migratorias. La
pregunta clave que le permitirá a la autora definir el objeto de estudio es
¿qué se entiende por inmigrante?, ¿siempre significó lo mismo? Por lo tanto el
trabajo tendrá una mirada compleja de la migración teniendo en cuenta los
procesos históricos a los que impactaran pero también de los que además serán
parte.
El libro contiene cuatro capítulos. El primero “Argentina e Italia
antes del Estado-nación” está dedicado a la presentación de los dos espacios,
tanto el de salida como el de recepción. El común denominador de éstos es la
ausencia del Estado nación tanto en el Río de la Plata como en la península
itálica. Así recapitula la historia de la casa de Saboya, de la región de la
Liguria, del puerto de Génova y de las luchas por la unidad italiana. Para
luego enfocarse en el largo proceso de conflictos armados inaugurados en el Río
de la Plata a partir de la Revolución de Mayo de 1810. Muestra los cambios
políticos y sociales generados hasta 1853, año de la sanción de la
Constitución, aunque recién en 1862 la unidad del Estado Nacional Argentino
quedará conformada. El segundo capítulo “Marinos genoveses en el Plata. In tempo di guerra, piúburgie
che terra” detalla la migración temprana -durante
la primera mitad del siglo XIX- de las diferentes regiones de la península
itálica que se afincaron en el Río de la Plata. La característica de esta etapa
es el arribo de individuos de manera aislada. Además eran de buena posición
económica y especialmente profesionales. Desde 1835 las autoridades italianos
comenzaron las tratativas con los gobiernos para nombrar un representante en el
Plata. Los genoveses se instalaron en el Barrio de La Boca, allí habitaban
carpinteros, calafateros, herreros, madereros,
veleros, cordeleros, mercaderes, pulperos, hojalateros, sastres, zapateros,
etc. Los sardos se dedicaban a las labores en las quintas. En general este
flujo inicial de individuos trabajó en el tránsito comercial fluvial, como
marineros, dueños de embarcaciones y pequeños comerciantes. En el capítulo III
“No hay mal que dure cien años. Santa
Fe y el Litoral de los Ríos entre 1810 y
El capítulo IV “Genoveses en la Pampa
Gringa ,1840-
Desde una perspectiva más estrictamente metodológica es preciso
subrayar la capacidad de la autora para manejarse con las fuentes, así como el
análisis artesanal que le permitió seguir la “pista del nombre” trabajando como
un detective, por lo que resulta una elaboración de orfebre. Muestra una gran
pericia para presentar los tiempos y los ritmos de la historia que está
escribiendo. Nos brinda un estudio con una estrategia analítica microanalítica para comprender los vínculos familiares, el
parentesco, las relaciones de solidaridad que permitieron la circulación de
bienes y servicios, abordando la complejidad social desde la categoría de red.
Por otra parte, resulta un texto de una escritura ágil que hace amena la
lectura.
Cierra el libro un interesante apéndice documental donde se encuentran
transcriptos: en el Anexo I, el Censo de italianos de Rosario de1855 y en el
Anexo II, el Registro de embarcaciones y pasajeros desde el puerto de Génova
con destino Buenos Aires y Montevideo 1823-1842 perteneciente al Archivo di Stato di Torino, que fueron complementados en la
investigación por el relevamiento de una cuantiosa documentación guardada en
los Magistrato di Sanitá;
Archivo General de la Nación, Buenos Aires; Archivo General de la Provincia de
Santa Fe; Magistrato di Sanitá;
Archivio di Génova Italia; Fondo Consolati
Nazionali; Museo Histórico Provincial Julio Marc;
Archivo del Colegio de Escribanos; Archivo Eudoro Carrasco Rosario.
Para quienes les interesan los temas relativos a la historia de la
inmigración rioplatense, éste será un libro de lectura ineludible y lo será
también por su novedosa interpretación que permitirá profundizar matices
teóricos diferentes.
(UNR, vbidut@yahoo.com.ar)
[1] PLOTKIN, Mariano, Mañana es San Perón. Propaganda, rituales políticos y educación en el
régimen peronista (1946-1955), EDUNTREF, Caseros, 1993.