Mujeres, relaciones de género y lucha contra el colonialismo: la revuelta Mau Mau en Kenia.

 

Mirta Noemí Pieroni[1]

 

En esta breve nota se pasa revista a una de las revueltas más famosas y polémicas de la historia africana del siglo XX: la de los mau mau en el territorio de la actual Kenia. Entonces, se confunden la guerra civil entre africanos, la guerra de liberación contra el colonialismo inglés y un sinnúmero de otros conflictos subyacentes cuyo desarrollo simultáneo se oculta ante la magnitud de aquellos. Tal es el caso de la decisiva participación de las mujeres africanas en la revuelta y su posterior repliegue a la esfera de lo doméstico, una vez finalizada la guerra.

Entre 1949 y 1960, aproximadamente, tiene lugar en el territorio que hoy conocemos como Kenia - una colonia británica, entonces- una revuelta de la población africana, los “juramentados” mau mau - tal como los ingleses denominan a los insurgentes- principalmente de la etnia gikuyu, contra, en apariencia, otras etnias africanas. Sin embargo, los británicos reprimen ferozmente a los mau mau, y aunque aún se discuten los auténticos motivos y objetivos de los iniciadores de la revuelta, lo cierto es que, a pesar, de la derrota militar de los africanos, los británicos aceptan como inevitable la independencia de Kenia -1962-. Uno de los líderes del movimiento mau mau, el intelectual Jomo Kenyatta, desde aquel año y hasta 1978 -fecha en que fallece- preside el país. Precisamente, uno de sus textos Al pie del monte Kenia1, es una valiosa fuente de información que se utiliza en este artículo.

La actuación de las mujeres africanas en estas luchas es controversial e implica romper con las normas que rigen las relaciones entre los géneros de los gikuyu. Sin embargo, el siguiente dato revela, por sí mismo, la importancia y calidad de aquella intervención: la derrota del movimiento mau mau se produce cuando los hombres combatientes gikuyu quedan en la selva aislados de la ayuda de las mujeres.

A pesar de todo, como veremos, la participación de las mujeres en la guerra, en tareas que no son tradicionales afectan profundamente a ambos sexos y para comprenderlo es preciso que nos acerquemos a las relaciones tradicionales entre hombres y mujeres gikuyu antes de la colonización europea.

 

Las relaciones entre los géneros antes de la colonización británica

Si bien, la autoridad y la posesión de bienes socialmente significativos están en manos de los hombres antes de la llegada de los europeos, ambos sexos tienen claramente fijadas sus esferas de acción y son respetados por ello. Así, el ámbito de las mujeres es el doméstico: la casa, los hijos y los cultivos de subsistencia -de los que se alimenta toda la familia-. Su función principal es la reproducción, a punto tal que ser llamada “madre” es un título honorífico. Los hombres, en cambio, se encargan de las actividades que otorgan prestigio social: la caza, el pastoreo y la guerra.

Entre los gikuyu, en tiempos de guerra o de paz, las tareas y los comportamientos se asignan según el sexo y la edad, cuestiones que encuentran su justificación en la tradición oral, que sirve también como normativa. Diversos mitos y tabúes se prescribe el lugar de subordinación que ocupan en la sociedad, las mujeres respecto de los hombres y los jóvenes respecto de los ancianos.

Las relaciones de género adquieren un alto valor simbólico, tanto en el nivel individual como en el social, pues se entrelazan con la identidad colectiva. Así, según el testimonio de Kenyatta, las circuncisiones femeninas y masculinas -prácticas comunes entre los gikuyu-, identifican a los esposos como pertenecientes a ese pueblo, y el hombre que se casa con una mujer no circuncidada es un hombre destribalizado.

Cuando el mismo autor se refiere al matrimonio, dice que se basa en el amor y en la gratificación entre el hombre y la mujer, quienes, no sólo adquieren derecho a mantener relaciones sexuales, sino que esos actos son vistos como “productivos”, pues deben producir niños que otorgan al matrimonio, una posición social más alta que si no los poseyeran. Sin embargo, los matrimonios que surgen durante la revuelta de los mau mau, son el producto de irregulares intercambios sexuales, prohibidos en tiempos de guerra, y que no tienen por objetivo la procreación, así, desde sus orígenes carecen de legitimidad. Otra cuestión que legitima los casamientos es el pago de la dote. Para llegar al día de la boda, una pareja debe pasar por varias etapas o estadios. En los últimos, el novio vuelve a la casa de la novia con la dote, compuesta principalmente de ganado lanar y caprino. Recién entonces se conviene el contrato matrimonial y se reúnen los clanes, antes del día de la boda. Al parecer, para los jóvenes mau mau, aún inmersos en una guerra se debería haber respetado esta sucesión de ceremonias, pues son el matrimonio mismo, por lo tanto las uniones surgidas durante los años de lucha son anuladas cuando retorna la paz.

 

La situación de las mujeres durante la dominación británica

Como consecuencia de la dominación colonial británica, se desencadenan numerosos procesos que afectan la vida material y espiritual de los hombres y mujeres gikuyu. Además de la confiscación de tierras en beneficio de los blancos y del hacinamiento de las etnias africanas en los exiguos terrenos de las “reservas”, los gikuyu, se ven afectados por los principios que rigen la economía capitalista, introducida por los europeos. La moneda, nuevo símbolo de prestigio y riqueza, permite o crea la ilusión, en los africanos de comprar objetos de valor y pagar las tasas impuestas por los británicos. Hombres y mujeres acceden de manera diferente al dinero. Los esposos en general, además de emplearse como mano de obra barata con los europeos, reducen las áreas de cultivo de subsistencia de las esposas, en beneficio de los nuevos cultivos comerciales como el maíz, cuya venta proporciona dinero a los hombres, pero disminuye el alimento que gratuitamente producen las mujeres del grupo doméstico. Así, no es difícil deducir que quedan a las mujeres pocas ocasiones de obtener dinero, salvo emplearse con los blancos, vender vegetales en los mercados callejeros de Nairobi, o simplemente prostituirse, alternativas que se desarrollan fuera de las reservas. La educación es otro elemento que introduce cambios y afecta particularmente las prácticas tradicionales. Habitualmente se imparte en escuelas misionales y, si bien, brindan mejores oportunidades a los africanos para insertarse en la nueva formación económico social, sólo una ínfima minoría, accede a la escolarización, en general varones. De todos modos, las nociones que allí se imparten -acordes a la moral victoriana inglesa- refuerzan la imagen tradicional de la mujer sometida a los hombres.

 

La revuelta de los mau mau

Así, en el seno de la sociedad africana, el proceso de conquista y colonización, también, crea rivalidades y contra­dicciones de intereses, pues da lugar a la aparición de una minoritaria burguesía negra - “europeos negros” como se los llama despectivamente- de origen rural, administrativo o de fuerzas de seguridad que disfrutan de privilegios frente a las paupérrimas mayorías. Los luo, pueblo numéricamente minoritario en la región, son los beneficiados colaboradores de la administración colonial, odiados por la empobrecida mayoría gikuyu. Estas diferencias, constituyen algunos de los factores que influyen para que, en la revuelta, los luo fueran víctimas de los principales atentados mau mau. Sin embargo, los ataques a los blancos desencadenan la condena mundial contra los “juramentados” y una represión feroz que cuesta muchas vidas africanas (alrededor de 13.500 entre civiles y mau mau), frente a 92 blancos muertos, contabilizando civiles y militares.

El movimiento se inicia alrededor de 1949 y desde 1956 comienza a declinar, dándolo, el gobierno colonial británico, por finalizado en 1960. De todos modos, el temor cunde entre los europeos y muchos de ellos, preocupados por su seguridad, abandonan África.

 

La incorporación de las mujeres a la revuelta mau mau

Las mujeres se incorporan a las luchas cuando la oficialidad joven mau mau se percata de que pueden atraerlas a su causa devolviéndoles el estatus honorífico perdido ante los cambios sociales ocasionados por la colo­nización europea. Les ofrecen ser miembros de un movimiento polí­tico, desempeñarse como guerreras, espías o proveedoras de comida. Así, ante la ausencia de los hombres, controlan los medios de producción. Madres, esposas y hermanas ayudan a organizar el suministro de co­midas de los combatientes en montes y selvas. También son obligadas a en­rolarse en las labores comunales como la construcción de puestos de guardia, y trincheras en los bordes de la selva. Por consiguiente, en la guerra desempeñan tanto papeles tradicionales -cocinar, limpiar, aca­rrear- como no convencionales espionaje, seducción de los enemigos-.

Esta diversidad de roles de las mujeres les hace temer, de acuerdo a viejos tabúes, la pérdida de su fertilidad y origina polémicas entre la dirigencia masculina del movimiento: ésta decide que el papel fundamental de las mujeres es la procreación, pues ellas serán las madres del futuro por el que están luchando.

A medida que discurren los años de luchas, los bri­tánicos van comprendiendo las estrategias mau mau, por eso encarcelan a las mujeres que participan en el movimiento, bombardean los campamentos en donde se refugian, y en 1954 reúnen a las poblaciones africanas dispersas en villas, para separar a los insurgentes de sus proveedores (las mujeres). Esto, unido a la desigualdad de fuerzas combatientes y al disenso en la coman­dancia aceleran el final de la lucha.

Se muestra, así, la eficiencia y la capacidad irremplazable de las mujeres en su tradicional tarea de abastecedo­ras de comida, no sólo del grupo doméstico en la paz, sino tam­bién en la guerra y en las insurrecciones preindependientes, cosa que no ignoran los colonialistas.

Las características de la lucha de los mau mau contrasta con las tradiciones en materia de guerra de los gikuyu. En el pasado, los raides armados no tienen otro fin que tomar el ganado del enemigo, y por su propia naturaleza estos encuentros armados no duran más que algunos días, contrastando con los años durante los que se prolongan las luchas de los mau mau. En la tradición oral, la guerra es considerada una actividad típicamente masculina y cuando se hace referencia a las mujeres es para indicar que ellas no deben ser asesinadas -tabú que no respetan los británicos- salvo que sea inevitable, porque de lo contrario graves desgracias caerán sobre el guerrero que las mate. Este hecho contrasta con el deber de cada guerrero de matar por lo menos un enemigo varón en cada raid. Obviamente, se trata aquí de preservar a las mujeres por una cuestión reproductiva y productiva.

Además, según la tradición, las comidas de los guerreros deben ser cocinadas por madres y esposas, no por muchachas solteras como ocurre entre los mau mau, quienes a causa de la prolongada guerra no respetan las normas que rigen la relaciones entre los géneros, hecho que provocan angustias y debates entre los “juramentados”. Si bien, es indudable que los dirigentes de los mau mau desean mantener las nor­mas tradicionales, el hecho de que las uniones sexuales, declaradas legalmente matrimonios desde las disposiciones mau mau de 1954, sean considerados desnaturalizados por los propios contrayentes, y muchos queden sin efecto al finalizar la guerra, porque en ellos no se había cumplido con la exigencia de pago y discu­sión de dotes, demuestra hasta qué punto las relaciones de género están regidas por profundas, y al parecer masivas convicciones.

 

Las mujeres de Kenia, desde la revuelta de los mau mau hasta la actualidad

Entre 1949 y 1960, mujeres y hombres en la actual Kenia se encuentran afectados tanto por los usos y costumbres en materia de relaciones de género, como por la suerte del sector social al que pertenecen, y explotados bajo la excusa de la raza. Si bien, mujeres y hombres sufren juntos los vaivenes políticos de su entorno, la costumbre les impone acciones diferentes. Así, a los varones, invariablemente, se les adjudica la tarea de hacer la guerra, y aunque las mujeres puedan participar, su función principal es mantener las instituciones y la reproducción material de la vida.

Después de la independencia, en nombre de las tradiciones, a las mujeres les es negado el acceso a tierra, en un país con mayoría de la población viviendo en el medio rural y con un 18% de los hogares encabezados por mujeres. Recién en la década pasada, las mujeres acceden legalmente a la propiedad de la tierra, sin embargo, la costumbre sigue primando sobre la ley. En este contexto, las mujeres y sus hijos son los pobres entre los pobres.

A pesar de todo, especialmente en el ámbito urbano organizaciones de mujeres de Kenia se movilizan para demandar mayor participación en la vida del país, aunque los resultados todavía no las beneficien.

Por último, el análisis de las relaciones de género en diversos contextos temporo espaciales permiten establecer comparaciones y hallar notables coinci­dencias. Así, se verifica que ante hechos de excepción como extensas guerras que determinan la ausencia de la mayoría de la población masculina, las mujeres tanto de las naciones afroargentinas de Buenos Aires, durante la primera mitad del siglo XIX, como las partícipes de la revuelta de los mau mau en Kenia, entre 1949 y 1958, o las argelinas durante los años de guerra contra el colonialismo francés pueden asumir con éxito, además de sus tareas habituales, las de los hombres, y desempeñar roles no tradicionales en la sociedad2. Sin embargo, con la finalización de las guerras se restablecen las antiguas relaciones de género, invalidando las conquistas de las mujeres en esos períodos excepcionales.

 

Bibliografía

AMSELLE y M'BOKOLO. Au coeur de l'ethnie. París, 1985.

ANÓNIMO. "Looters, bankrupts and the beggening bowl: our plundered economy" en Race & Class. Vol. XXIV. N° 3. 1983. p. 267- 269.

ANÓNIMO. "Mau mau after thirty years". Race & Class. Vol. XXIV. Nº 3. 1983. p. 259-261.

ANÓNIMO."Foreword". Race & Class. Vol. XXIV. N° 3. 1983.

ANYANG'NYONG'O, P. "The Development of a Middle Peasantry in Nyanza" en Review of African Political Economy. N° 20. 1981. p. 108-120.

BAYNHAM, Simon. "The Kenyan economy: an overview". Africa Insight. Vol. 19 n° 4. 1989.

BERMAN, Bruce y LONDSDALE, John. Unhappy Valley Conflict in Kenya & Africa. Londres, 1992. 2 vols.

BERNARDI, Bernardo. "Old Kikuyu Religion Igongona and Mambura: Sacrifice and Sex. Re-reading Kenyatta's ethnography". Africa, XLVIII. N° 2. Junio 1993.

BESSIS, S. "La gran perdedora. Mujer rural en Africa". Mundo negro. 1992.

DAVISON, Jean. Agriculture Women and Land. The African Experience. Boulder, 1988.

KENYATTA, Jomo. Facing Mount Kenya. The Tribal Life of the Gikuyu. Londres, 1961.

VELA, María Elena. La rebelión de los Mau mau. Bs. As., 1971.

 

Notas



[1] Profesora y Licenciada en Historia. Instituto Superior del Profesorado Nº 3. Docente en Institutos de Educación Superior y Media.

2 KENYATA, Jomo; Facing Mount Kenya. The Tribal Life of the Gikuyu, Londres 1961, passim.

3 También durante las luchas por la independencia en el Alto Perú se registran casos similares. Véase: WEXLER de MOLINAS, Berta; “Heroínas como expresión de un colectivo: Alto Perú 1809–1826”. Inédito.