Puerto en llamas: crónicas de organización y lucha en el puerto de Mar del Plata, 1927-1932

 

 

Agustín Nieto(*)

 

 

Resumen

 

La historiografía obrera argentina se ha ocupado de historiar el acontecer obrero en zonas centrales de nuestro país como lo son las provincias del litoral y de la región pampeana, con particular énfasis en lo ocurrido en la ciudad de Buenos Aires, por ser sede de las organizaciones madre del conglomerado sindical argentino y por ser el epicentro político del país. De esta forma una mirada que cultivó el apego a lo importante y central terminó por invisibilizar experiencias situadas en el pago chico y en fracciones obreras no hegemónicas. Una hegemonía que muchas veces se refiere con exclusividad a una pretendida dimensión político-organizativa nacional. Por medio de una crónica sobre el ciclo huelguístico de 1927-1932 escrutamos las particularidades que en aquel contexto presentaron las experiencias de organización y lucha obrera en la ciudad de Mar del Plata.

 

Palabras Claves: Clase obrera; Estiba; Puerto; Huelgas; Mar del Plata.

 

 

 

Port in flames: chronicles of organisation and struggle in the port of Mar del Plata, 1927-1932

 

 

Abstract

 

Argentinean working-class historiography has analyzed the events of the working class in the center of our country as in the provinces of litoral and the pampeana region. This has been carried out by giving especial emphasis to the events in the city of Buenos Aires since it is the epicenter of the organizations and the political epicenter of the country. Therefore, a perspective which has valued important and central aspects has resulted in disregarding experiences taking place in the small town and in non-hegemonic working-class factions; a hegemony which is usually referring exclusively to a political-organizational dimension. Through a chronicle about the strike cycle of 1927-1932, we have looked into the particularities that such context presented in the experiences of organization and working-class struggle in the port of Mar del Plata.

 

Keywords: Working class; Stevedoring; Port; Strikes; Mar del Plata.

 


 

Puerto en llamas: crónicas de organización y lucha en el puerto de Mar del Plata, 1927-1932[1]

 

Introducción

 

El puerto de Mar del Plata es una terminal portuaria tardía que quiso competir con otras terminales exportadoras del sudeste bonaerense, pero no lo logró (Nieto, 2018). Desde su inauguración, se perfiló como puerto pesquero, el principal del país (Mateo, 2015). Sin embargo, entre fines de la década de 1920 y mediados de la década siguiente, tuvo un papel, aunque menor, como puerto exportador de cereales. Durante el período inmediatamente precedente, entre mediados de la década de 1910 y mediados de la década de 1920, el grueso del proletariado portuario estaba dedicado a las obras de construcción del puerto. Fue recién durante el último bienio de la década del veinte que se conformó un colectivo proletario dedicado a las tareas específicas de carga y descarga portuaria. Comparado con los colectivos obreros de los puertos de Rosario y Buenos Aires, el puñado de 250 estibadorxs que trabajaron en el puerto de Mar del Plata durante aquellos años era muy reducido.

Pese a no haber sido un puerto estratégico en el concierto de puertos exportadores y a no haber congregado a miles de estibadorxs, estxs últimxs lograron poner en pie una aguerrida organización obrera, protagonista de un intenso ciclo huelguístico que implicó al conjunto de los puertos del país. Asimismo, más allá de ser la organización menos numerosa de los puertos del sudeste bonaerense, jugó un rol organizativo regional con intervenciones en los puertos de Quequén (Necochea) e Ing. White (Bahía Blanca), así como en otras localidades cercanas (Nieto, 2019).

Durante aquellos años el abanico de demandas y reivindicaciones del gremio de estibadorxs portuarixs fue amplio y común al grueso de las demandas en otros puertos del país. Los vaivenes de los procesos de lucha hicieron que esas demandas se reactualizaran en cada nuevo resurgir de la organización obrera. Uno de los reclamos más acicateados por el activismo fue la abolición del trabajo a destajo. Otro, el pago de los “cuartos de día”.[2] También se buscaba limitar la cantidad de horas extras en los puertos. Lograron imponer el trabajo “al tranco” (paso normal), en contraposición al trabajo “al trote”, a efectos de evitar el desgaste extraordinario de energías que implicaba realizarlo a velocidades “anormales”. Las pilas de bolsas no debían superar las 18 o 20 bolsas de altura y cada bolsa no debía superar los 70 kilos. Buscaron prohibir el “bolseo”, es decir que las bolsas debían ser “pulseadas” entre dos individuos para echarlas luego sobre el hombro de quien realizaba la estiba. También lucharon por el control del mercado de fuerza de trabajo (contratación de estibadorxs sindicalizadxs) y los turnos de trabajos. En el marco de esta demanda aparece, con una gran centralidad, el pedido de abolición de la “libreta policial”, un reclamo trasversal al conjunto de las organizaciones portuarias dirigidas por el anarquismo de la Federación Obrera Regional Argentina (en adelante, FORA).[3]

En las siguientes páginas se busca presentar un racimo de crónicas sobre los eventos que configuraron el ciclo huelguístico de 1927-1932. La intención es escrutar las particularidades que en aquel contexto presentaron las experiencias de organización y lucha obrera en uno de los puertos exportadores más pequeños del país. Este rasgo es importante porque en la historiografía, nacional e internacional, sobre el mundo laboral de la estiba nunca se puso el acento en los puertos pequeños (Fanduzzi, 2011; Voss & Linden, 2003). Hace más de dos décadas, Lex Heerma van Voss y Marcel van der Linden señalaron que esta era una de las vacancias más significativas ([1999] 2003) en los estudios sobre el mundo laboral prontuario. Por otra parte, el protagonismo de la corriente anarco-comunista en el gremio abre una ventana para explorar prácticas y lenguajes de clase que el sentido común historiográfico creía desterrados para ese entonces (Nieto, 2010, 2016a).

 

Anarquistas en los puertos argentinos: un ciclo de luchas por el control del mercado de fuerza de trabajo y mejores condiciones laborales y salariales

 

Como adelantamos, la corriente sindical que protagonizó e impulsó distintos procesos de organización y lucha portuaria fue el anarco-comunismo forista. Este solo dato ya es significativo porque evidencia que era una corriente activa que estuvo lejos de extinguirse hacia 1910 como se postula en algunos trabajos canónicos sobre el anarquismo argentino (Nieto, 2010; Suriano, 2001). Pues, veamos cómo se sucedieron algunos de los hechos más significativos del período.

Luego de ser el foco de una fuerte alza represiva en todo el territorio nacional entre fines de la década del diez y mediados de la década del veinte (Bilsky, 1984; Iñigo Carrera, 2015), la militancia anarquista buscó reorganizarse desde los lugares de trabajo. Unos de estos lugares, donde siempre tuvieron una arraigada influencia, fueron los puertos marítimos y fluviales. Juntos a distintas campañas, como por ejemplo las organizadas en torno a las figuras de Simón Radowitzky y Sacco y Vanzetti (Anapios, 2011), hacia fines de 1927 se produjeron las primeras huelgas portuarias contra un decreto presidencial que obligaba a lxs portuarixs a prontuariarse[4] para conseguir una libreta o carnet que lxs habilitaba para presentarse a trabajar en los muelles. Pero el epicentro de la conflictividad portuaria estuvo en mayo de 1928 y fue protagonizada por el proletariado portuario de Rosario (Videla & Menotti, 2013). Desde aquel momento hasta el golpe septembrino de 1930, que instauro la dictadura de José Félix Uriburu, el proceso de organización y lucha en los principales puertos del país fue intenso. Pero entre fines de 1930 y principios de 1932 el proceso represivo se intensificó hasta niveles que eran aún desconocidos. Durante ese año y medio el activismo sindical anarquista desarrolló una resistencia subrepticia.

El cambio de mando de Uriburu a Justo en la presidencia, junto al levantamiento del estado de sitio, habilitó hacia comienzos de 1932 la reactivación obrera en sus lugares de trabajo, la estiba portuaria no fue la excepción. El activismo obrero en los puertos del país se lanzó a una campaña de reorganización en pro de la recuperación de las conquistas perdidas, así como también a la búsqueda de mayor coordinación y unidad obrera. Nuevamente, una de las corrientes más activas fue el anarquismo forista, cuyos militantes se lanzaron a la lucha por el control del mercado de fuerza de trabajo, el reconocimiento de la organización sindical en los puertos, la abolición del “carnet policial” y la vigencia del reglamento de trabajo. Estas iniciativas aguzaron la intolerancia oficial frente a las tendencias más “extremistas” del movimiento obrero. El gobierno promovió la actuación represiva policial y parapolicial, así como la creación o consolidación de sindicatos dirigidos por sindicalistas moderadxs ligadxs a la CGT (Calvagno, 2013). En las páginas de la prensa libertaria se recalaba el proceso de reactivación con un sentido performativo: “El movimiento obrero revolucionario resurge animado por hondos deseos de realizaciones reivindicadoras. En ciudades y pueblos los trabajadores reorganizan sus cuadros y plantean al patronato luchas que adquieren características de una rebelión contra el sistema social imperante”.[5]

Sin embargo, estas iniciativas no solo iban a encontrar la resistencia tenaz y violenta del gobierno, sino que también tuvieron que enfrentarse a un enemigo mucho más testarudo e irreflexivo: la desocupación creciente. Y esto en un marco global de transformaciones de los procesos de trabajo vía introducción forzada de innovaciones tecnológicas en el proceso de trabajo y la logística portuaria, como la modernización de los muelles y la progresiva construcción y puesta en funcionamiento de elevadores de granos en los mulles de carga.

Pese a todo, el proceso de reorganización se desenvolvió en todo el sistema portuario argentino, aunque con tiempos y rasgos distintivos en cada uno de los puertos que lo integraban. Las primeras dos huelgas portuarias se declararon en Mar del Palta y Necochea. Tiempo después se sumaron los puertos de Rosario, Buenos Aires, Villa Constitución, Diamante, Bahía Blanca, entre otros. El elemento desencadenante y aglutinante del movimiento huelguístico fue el intento de imposición de la “libreta de trabajo” por parte de las autoridades gubernamentales y estatales. Como veremos, el ensayo no era novedoso, pues se pretendió instrumentar la libreta de trabajo en los años 1927/28 y subsiguientes.[6]

Según el activismo forista, esta intromisión avasalladora del estado en las relaciones entre lxs trabajadorxs y lxs patronxs y en los asuntos sindicales era una ofensa a la dignidad de lxs estibadorxs, de “la gran familia de la estiba, obrera y anarquista”. Entendían que esa avanzada estatal-patronal buscaba controlar el mercado de trabajo y “erradicar” a los “elementos rebeldes” del gremio portuario. Y solo se contrataría a lxs trabajadorxs de “espíritu apocado, […] incapaces de hacer valer su derecho frente al capataz, contratista o burgués”. De esta forma se retrotraería la situación “a los peores tiempos de la liga, al predominio de la arbitrariedad y de la coima, a los salarios de hambre”.[7]

La reorganización sindical implicó todo un proceso asambleario, en el marco del cual se realizaron reuniones, conferencias, mítines. Así sucedió en Buenos Aires, donde, entre otros puntos, discutieron qué actitud debían asumir frente a la exigencia de la libreta de control policial. Asimismo, se discutieron las disposiciones generales del nuevo pliego de condiciones a ser presentado, las condiciones del reglamento de trabajo, la necesidad de un proceso unitario entre las filas obreras del puerto que derivase en la conformación de “una sola organización en todo el puerto”. Dentro de su repertorio organizacional también listaba la encuesta obrera.[8] Por ejemplo, en la ciudad de Rosario, la Sociedad de Obreros del Puerto realizó una serie de conferencias y asambleas en “pro de la reorganización de ese gremio” y contra “la libreta policíaco-patronal”.[9] Fue así que el proceso re-organizativo cundió por todos los rincones del sistema portuario argentino, aunque no siempre dando los resultados esperados por sus impulsorxs.

 

“Aquel maldito carnet policial”: una breve genealogía

 

El 12 septiembre de 1927 el gobierno nacional decretó el uso obligatorio de la libreta o carnet para estibadorxs en todos los puertos del país. El decreto obligaba a la inscripción y registro de las personas que desarrollaban actividades en jurisdicción de la autoridad marítima y comprendía a todo individuo, que, en tierra o a bordo, se dedicase a las siguientes actividades: pescadores, boteros, maestros de ribera, calafates, capataces estibadores, serenos de buques, estibadores, mozos de cordel y tripulantes. Lxs tripulantes podían ser “capitanes de ultramar, capitanes de cabotaje, pilotos, pilotines, baqueanos, prácticos, patrones, maquinistas, conductores de máquinas y motores, radio-telegrafistas, marineros, foguistas, carboneros, auxiliares y aprendices marineros”. Los requisitos generales exigidos eran la identidad personal, el certificado de antecedentes policiales, el domicilio real, las fotografías, la libreta correspondiente y la presentación anual del certificado de buena conducta, “a fin de constatar que durante el año anterior no registraron detenciones por atentados o delitos contra la propiedad”. Si ese había sido el caso, se procedía al secuestro de la libreta y la eliminación del nombre del individuo del registro de trabajadorxs habilitadxs para trabajar en el puerto.[10]

Esta medida gubernamental abrió y anudó múltiples procesos conflictivos que persistieron a lo largo de, al menos, un sexenio. En primer lugar, significó un intento de control estatal de la población laboral portuaria y de ese segmento del mercado de fuerza de trabajo. En segundo lugar, era una herramienta propicia para el armado de listas negras por parte de la patronal y las autoridades portuarias. En tercer lugar, fue un capítulo del siempre incompleto proceso secular de formación del estado capitalista.[11]

En este último sentido, en la oposición obrera al carnet policial reverberaban las luchas contra el avance de las técnicas y tecnologías estatales de identificación que estaban siendo desarrolladas e implementadas desde las últimas dos décadas del siglo XIX: dactiloscopía, antropometría, fotografía, pensadas para la lucha contra el crimen (García Ferrari, 2007). La resistencia obrera a la individualización y la prontuarización nació junto al proceso de proletarización y se imbrica de forma conflictiva e inestable. Una primera experiencia de resistencia obrera se produjo en vísperas del siglo XX, contra el retrato obligatorio de identificación en la libreta de cocheros en 1899. Lxs obrerxs lo consideraban algo humillante, “una marca peor que el fuego”, por ese motivo iniciaron una huelga de rechazo. “La disposición del intendente forzosamente tenía que levantar una protesta viril de cuantos componen un gremio que, si bien lo constituyen personas modestas, al fin son hombres celosos de su dignidad”.[12]

El gremio de cocherxs buscaba reestablecer su honra ya que con la “odiosa libreta de conchabas” habían sido equiparadxs con los “residuos sociales”. La huelga duró algunos días, pero fue derrotada. La libreta se impuso y dio curso a la pretensión estatal de registrar y acumular datos sobre la identidad individual. Otras tecnologías que terminaron por imponerse un tiempo más tarde fueron la cédula de identidad (1900) y la libreta de enrolamiento (1911), entre otras. Todas estas iniciativas requerían prontuariar al postulante. Quince años más tarde, allende las cordilleras, lxs obrerxs a jornal de la empresa ferrocarrilera del estado chileno iniciaron una protesta obrera conocida como “huelga del mono”. La huelga fue una reacción a un Decreto Ministerial de abril de 1913 que obligaba a lxs obrerxs a retratarse (Sepúlveda Godoy, 2014).

Para mediados de la década de 1920, según sostiene Mercedes García Ferrari, “se había recorrido un largo camino en el cual el documento, con el consiguiente ingreso de los datos personales en un archivo estatal, había dejado de ser un estigma para transformarse en un símbolo de pertenencia” (2007, p. 101). Sin dudas, esto fue así para un segmento de la población civil, pero no fue así para otro conjunto no despreciable de la población, entre los que listan el proletariado portuario. En este sentido, el avance generalizado de las técnicas y las tecnologías aplicadas por el estado para la identificación de la población civil no fue ni acumulativo ni lineal, su costado integrador convivía con su faz estigmatizante. La lucha decidida contra “el carnet policial” así lo evidencia.

 

Luchas obreras en Mar del Plata

 

Al igual que había ocurrido en el resto del país, entre fines de la década del diez y mediados de la década siguiente, la represión se ciñó sobre todo el movimiento anarquista. El evento que desató la represión fue la reacción gubernamental contra la huelga general decretada por la Federación Obrera Local de Mar del Plata (en adelante, FOL) en solidaridad con lxs obrerxs de la ciudad de Buenos Aires, hecho que se conoce como “Semana Trágica”. La ciudad fue ocupada por los marinos del acorazado San Martín quienes fueron apoyados por grupos de civiles armados denominados ‘guardias blancas’. Hubo decenas de detenciones. Fue así como la conflictividad obrera amainó durante un quinquenio (Dorado, González y Spadari, 2013).

Hacia mediados de la década de 1920 se reorganizó la FOL y se desarrollaron dos conflictos de relativa importancia: la huelga de albañiles y la huelga de carpinterxs, ambas tuvieron un desenlace negativo para lxs trabajadorxs. Luego de estas dos derrotas se producen procesos de reorganización y algunos conflictos de menor trascendencia. Después de dos años de relativa calma se produjo un nuevo conflicto prolongado e intenso que terminó en un triunfo obrero. Nos referimos a la huelga de albañiles de 1929. Al calor de este triunfo obrero hubo un proceso de reactivación sindical general que duró hasta el golpe de 1930.

Luego del impase, la FOL se reorganizó y aglutinó a 9 gremios. Estos gremios emprendieron, de conjunto, más de una decena de huelgas generales en solidaridad. Según sus palabras, los animaba “una fe inquebrantable en reconquistar las mejoras perdidas”.[13] A lo largo de todos esos años, lxs obrerxs de la estiba pasaron por distas instancias de organización y lucha, como ahora veremos.

 

Primeros pasos del movimiento obrero en el nuevo puerto de Mar del Plata

 

En 1927 lxs estibadores no tenía aún una organización específica, el conjunto de lxs trabajadorxs portuarixs se habían reagrupado en un Sindicato de Oficios Varios del Puerto (SOVP). Y este proceso de reorganización obrera y militante implicó distintas iniciativas. Una forma en que se reactivó la militancia en la ciudad y en el puerto fue la campaña nacional por la libertad de Simón Radowitzky. Actos públicos, conferencias, veladas, etc., se realizaban en el marco de esa campaña. Uno de estos actos se llevó a cabo el domingo 2 de octubre. En la reseña se decía que hubo un regular número de concurrentes tanto en la plaza Rocha como en el puerto. Según la crónica, la zona portuaria poseía una característica particular, “propia de las pequeñas poblaciones en donde las ocupaciones y la industria a la cual cada obrero está sujeto”, permite a cada integrante de la comunidad portuaria el contacto cotidiano con lxs demás.[14] Días más tarde, ante una concurrencia “bastante regular de público”, el SOVP realizó una nueva conferencia en el puerto, también por la libertad de Simón Radowitzky. Uno de los disertantes habló de la necesidad de “organizarse cada cual en sus respectivas sociedades de resistencia”.[15]

Ya iniciado el año 1928 se ponen en pie de guerra lxs portuarixs del todo el país contra el carnet policial.[16] Sin embargo, el puerto de Mar del Plata, si bien había sido habilitado en parte, todavía estaba en construcción, y sus trabajadorxs se organizaban en una entidad de oficios varios, aunque con preeminencia de trabajadores de la empresa portuaria.[17] Hay que tener en cuenta que las exportaciones de cereales comenzaron en el año 1929. Durante los años anteriores el grueso del movimiento portuario fue de cabotaje. El gráfico de abajo evidencia el impacto de la huelga de 1932 en el movimiento de vapores de ultramar.

 

Cuadro 1

 

 

El domingo 15 de enero de 1928 se realizó una nueva conferencia en el puerto por la libertad de Simón Radowitzky. El dirigente forista Mattaro en su intervención resaltó la situación “inhumana” en que trabajan lxs obrerxs de la empresa constructora del puerto, la que hacía objeto de “toda clase de vejámenes” a lxs trabajadorxs que estaban a su servicio en “el feudo”. Se les hacía trabajar como “bestias” a cambio de un “salario de hambre”, se los tenía “completamente aniquilados física y moralmente”, y, con cualquier pretexto, eran “castigados” con el despido inmediato. Ante esta situación, Mattaro afirmó que “llegará aún más adelante la osadía y la prepotencia de estos explotadores, si es que los trabajadores no se deciden de una vez por todas a salir de ese cobarde y suicida silencio y formar su sindicato y poner freno a la avaricia criminal de los patrones”.[18] Cosa que ocurrió meses más tarde en la estiba y, luego, en otras actividades.

Después de las derrotas de cocherxs y picapedrerxs y de una mala temporada veraniega, apareció en la prensa anarquista un análisis de la situación organizativa en Mar del Plata. En la nota se sostenía que los gremios de albañiles, picapedrerxs, trabajadorxs del campo y obrerxs del puerto contaban aun con una cantidad de afiliadxs que oscilaba entre 20 y 70 cada uno. Asimismo, se hacía mención a las dos bibliotecas que los gremios de la FOL gestionaban “con buen surtido de libros y un pequeño escenario en el local de obreros del puerto”. Por otra parte, se refirieron al grupo filodramático ‘Alborada’, que hacía tiempo no se reunía.[19] La biblioteca y el teatro eran dos figuras destacadas en el repertorio de la cultura obrera de izquierda, con particular énfasis en el movimiento libertario (Dolabani, 2018; Quiroga, 2003).

Durante el mes de abril se realizaron dos nuevas conferencias en el puerto por la libertad de Simón Radowitzky.[20] En la segunda conferencia realizada el domingo 22 de abril, una de las disertaciones presentaba el siguiente título: “Quienes somos y qué queremos los anarquistas”. La pregunta fue respondida del siguiente modo:

 

los anarquistas no son los hombres que la literatura burguesa pinta en sus páginas, con una bomba en una mano, un revólver en la otra y cuchillo en la boca, sino que son hombres que odian la violencia y que, si la usan alguna vez, es cuando la violencia de los de arriba se hace insoportable…[21]

 

Esta disertación no solo disputaba el lugar de la violencia en el anarquismo en contraposición a la prensa comercial del momento, también era una disputa interna del movimiento libertario que detentaba un largo linaje (Anapios, 2013; Echezarreta, 2015), y reactualizada en el marco del creciente accionar de “anarquistas expropiadores” (Bayer, 1975; Carrera, 2014; Trujillo, 2005).

Luego de esta última conferencia, el SOVP comenzó a organizar el acto del 1º de Mayo. Según sus organizadorxs, el acto fue un éxito de convocatoria.[22] Quienes disertaron hablaron de las luchas sociales y las campañas por Sacco y Vanzetti y Simón Radowitzky, también hicieron mención al significado del 1º de Mayo:

 

…esa fecha no es día de fiesta de los trabajadores, como dicen los políticos de todos los matices, sino todo lo contrario, el 1º de mayo es un día de duelo y de protesta por las víctimas de la reacción capitalista, que supieron morir defendiendo el ideal anarquista.[23]

 

Nuevamente, esta disertación intenta definir el sentido del 1º de Mayo en la tradición ácrata en contraposición con la definición que defendían “los políticos de todos los matices”, pero sobre todo intentaba disputar ese sentido en el seno de la masa laboriosa. En el calendario obrero habían comenzado a convivir, no sin tensiones, las efemérides que implicaban lucha, y las que implicaban festejos. En este sentido, lo dicho por el orador se conecta con la disputa cultural por los usos del tiempo libre en las familias obreras (Mases, 2006; Nieto, 2016b).

De aquí en más, los eventos por la liberad de Radowitzky se intensificaron en todo el territorio nacional. El proceso desembocó en una huelga general nacional. Para ese entonces el puerto de Mar del Plata contaba con una organización específica de estibadorxs. Por ejemplo, el martes 6 de noviembre a las 17 horas, el nuevo gremio de estibadorxs y el SOVP realizaron un mitin en pro de la libertad de Simón Radowitzky en la zona portuaria. El evento tuvo una nutrida concurrencia.[24] Unos días más tarde, el domingo 11 de noviembre a las 10 de la mañana, aquellas dos organizaciones de trabajadorxs portuarixs, como antesala de la huelga general nacional convocada por la FORA, realizaron un nuevo mitin en pro de la libertad de Simón Radowitzky en la zona portuaria. También en esta ocasión la concurrencia fue nutrida, y preludió la alta adhesión que tendría la huelga en la ciudad balnearia.[25] Finalmente, en el marco de las actividades pro libertad de Simón Radowitzky, la organización de estibadorxs organizó un evento con velada teatral y conferencia en el Cine del Pueblo. Se representó la obra “Madre Tierra”, de Berruti y “varias compañeritas” recitaron poesía. La conferencia estuvo a cargo de un militante de la FOL.[26] Veamos ahora cómo fue el proceso de formación de la nueva entidad obrera del puerto de Mar del Plata.

Permítaseme una breve digresión antes de iniciar un nuevo apartado. En el proceso de reconstrucción de los distintos momentos de activación obrera en el nuevo puerto detecté un evento singular. Durante el mes de mayo se ventiló en la prensa anarquista una rencilla entre militantes de la SOVP y de la biblioteca “Tierra y Libertad” que dio lugar a la expulsión de un militante ácrata de ambas entidades libertarias.[27] Este evento y a los anteriormente descriptos[28] permiten hacernos una idea, por un lado, del peso de la biblioteca y del teatro en el mundo sindical ácrata. Un peso que, como veremos, mantendrá durante los años subsiguientes. Por otro lado, muestra los lazos fuertes pero tensos entre las dos primeras y los sindicatos. Finalmente, nos deja entrever las vivencias y pasiones de la militancia ácrata a ras del suelo.

 

La formación de la Sociedad de Resistencia de Estibadores Unidos y la huelga de 1928

 

Como pudimos ver en las distintas intervenciones de lxs activistas ácratas, la intención de organizar a lxs trabajadorxs de la estiba emergió junto con la propia actividad portuaria de carga y descarga, y al calor de un proceso de reorganización de alcance nacional impulsado por la FORA. Pero fue recién hacia mediados de 1928 que la idea fue tomando fuerza entre lxs trabajadorxs. Lxs estibadorxs que se encontraban afiliadxs al SOVP se conformaron como grupo impulsor de la Sociedad de Resistencia del gremio de la estiba y comenzaron a correr la voz en el puerto. Días más tarde lanzaron una invitación que circuló en el puerto y en la prensa anarquista:

 

Se invita a todos los compañeros estibadores del puerto a la asamblea a realizarse el domingo 22 a las 9 horas en el local de la Biblioteca P. Tierra y Libertad. Compañeros: Es hora de que ocupemos el lugar que nos corresponde frente a nuestros explotadores. Os esperamos, puse a todos como un solo hombre, socios y no socios.[29]

 

La convocatoria dio sus frutos y aquel domingo de octubre quedó constituida la organización por el voto unánime de un “crecido número” de asambleístas.

Entre otras cosas, la asamblea resolvió adoptar provisoriamente el nombre de Sociedad de Resistencia Estibadores Unidos Autónomos (en adelante, SREU), “hasta tanto la mayoría de los obreros estibadores, en magna asamblea, determinen cuál ha de ser su orientación finalista”. En el mismo comunicado que daba a conocer su formación, la sociedad declaró que su razón de ser era “conseguir el mejoramiento económico, moral e intelectual de sus asociados y coadyuvar a la obra de emancipación de los hijos del trabajo”. La comisión provisoria quedó constituida por un secretario, Felipe López, un tesorero, Ángel Suárez, y tres vocales, José Palomba, Juan Molina y Pedro Olguín. La sede de la novel organización funcionaba en el local de la Biblioteca Tierra y Libertad, del Puerto Mar del Plata, los días jueves a las 18 horas y domingos, a las 9 horas, a los efectos de dar curso a “las demandas de mejoramiento e injusticias que en el trabajo se cometen con los trabajadores”. En otra parte del comunicado se solicitaba a las organizaciones afines que enviaran “toda clase de material de propaganda que tienda a la capacitación de los trabajadores en su aspiración hacia la libertad”.[30] La nota termina con un llamado a la acción en favor de las reivindicaciones obreras del sector:

 

La organización ha surgido a la vida y sólo espera que todos aporten su voluntad y capacidad, para que pronto se halle en condiciones de plasmar en realidad la aspiración unánime por nuestro mejoramiento económico y de respeto a la dignidad proletaria. ¡Viva la organización obrera![31]

 

Una de las primeras actividades que impulsó la SREU fue una conferencia en la zona portuaria, frente a la farmacia Oceánica. La convocatoria terminaba con esta exhortación: “Esperamos que todos los compañeros concurran como un solo hombre sin recelo de que los vean los capataces y contratistas”.[32] Emergen así los riesgos que implicaba la participación de lxs trabajadorxs en asuntos gremiales. Sin embargo, el escollo fue salvado y la concurrencia fue numerosa. Según las crónicas, aquel domingo 19, poco antes de la hora anunciada se veían por los alrededores algunos grupos de trabajadorxs que esperaban la iniciación del acto. La conferencia arrancó a la hora acordada (15 hs.) con una exposición sobre “los valores morales y materiales que reporta la organización” y sobre el poco valor de las palabras de “ciertos individuos que se ocupan con calumnias de desprestigiar los valores de la organización y que luego aceptan y se benefician con las mejoras obtenidas por el proletariado organizado”.

Un segundo orador denunció “detalladamente los abusos cometidos en todos los trabajos de aquí, donde capataces y patrones maltratan a sus operarios valiéndose de la debilidad de los trabajadores por la falta de una fuerte organización que ponga una valla a la avaricia de los capitalistas”. La crónica sobre el evento cierra con una evaluación de la concurrencia:

 

Pudimos constatar en este acto una concurrencia numerosa, como sucede pocas veces en esta localidad; entre ella vimos con agrado varias mujeres y niños, lo que quiere decir que se van interesando por nuestras cosas, y que pronto nos pondremos al nivel de los demás trabajadores de las zonas portuarias.[33]

 

Días más tarde, en una nueva asamblea, la SREU abandonó la autonomía y se adhirió a la FORA.

Ante de seguir, detengámonos brevemente en la imagen de las mujeres y niños, que le cronista haya considerado que es un indicador de que el proceso va bien nos permite imaginar que eran presencias esperadas y para nada fuera de lo común. La clase se forjaba al calor de la comunidad portuaria de las familias obreras. En particular, es interesante notar como una atribuida masculinización del trabajo portuario silenció e invisibilizó a las mujeres, niñas y adultas, de las comunidades laborales portuarias (Nieto, 2021). Sigamos ahora con la crónica. El logro organizativo de la militancia anarquista en el gremio de la estiba se vivió como una gran victoria, así lo hace notar la pluma de Geo Liber en La Protesta que aquí extractamos:

 

El ejemplo de Luisa Lallana tiene la rara virtud de ensombrecer la palabra… Puerto de Mar del Plata. Gentes que viven muriendo entre el fragor de la lucha por el pan. Lugar donde se posa el hambre y el trabajo en una absurda amalgama. Tantas fueron las tropelías que contra los humildes se cometieron, que el deseo de ser hombres se posesionó de sus habitantes. Si fueron las palabras las que indujeron a corporizar sus íntimas aspiraciones, fue el ejemplo lo que determinó lo que ardientemente esperábamos. […] En efecto: el sindicato de Estibadores formado por un puñado de hombres que se dieron a esa tarea desde hace poco más de un mes, recoge en su seno, en la actualidad, a más de un centenar de trabajadores. Su fuente originaria radica más que en el aguijón en carnes propias, en las manifestaciones últimas de Rosario.[34]

La SREU y su primera huelga de la estiba

 

Una vez constituida y adherida a la FORA, aunque aún con poco recorrido, la SREU hizo efectiva su primera declaración de huelga. El domingo 7 de octubre la Federación Obrera Marítima (en adelante, FOM) comenzó un movimiento huelguístico contra la compañía Mihanovich. En solidaridad con la medida de lucha de la FOM, la novel SREU votó en asamblea apoyar moral y materialmente a lxs trabajadorxs marítimxs “por creer que una causa tan justa y noble como es esta huelga necesita el apoyo de los trabajadores organizados y conscientes”. La solidaridad consistía en no cargar ni descargar nada que tuviese que ver con la “despótica” empresa. La comunicación termina con una exhortación a no dejarse “embaucar por los charlatanes”. También llamaba ocupar el puesto dignificante en esta lucha contra “el poderoso capitalista”, ya no amilanarse si algún “inconsciente pueda traicionar esta causa yendo a trabajar”. Asimismo, el comunicado advertía que ante la traición “esta organización tomará las medidas que son usuales”.[35]

La coyuntura también fue leída como propicia para presentar el primer pliego de condiciones a la patronal. Fue así que la misma asamblea que decretó la solidaridad votó la presentación de un pliego que estaba constituido por 11 ítems:

1.               Reconocimiento de la sociedad.

2.               No tomar represalias contra ningún obrero huelguista.

3.               Admisión de un delegado por barco.

4.               Jornada máxima de 8 horas diarias con jornal simple de $ 8.

5.               Los días feriados: jornal doble ($ 16).

6.               La jornada nocturna (de19 a 23 y de 24 a 4): jornal doble ($ 16).

7.               La hora de las 23 hasta las 24: $ 8.

8.               La hora desde las 11 hasta las 13 y desde las 17 hasta las 19: $ 4.

9.               Si el trabajo dura menos de 4 horas se cobrará medio jornal, $ 4 de día, $                       8 de noche.

10.            No podrá ningún patrón despedir un obrero sin causa justificada.

11.            No se permitirá trabajo a destajo, en carga o descarga.[36]

Después del plazo de 24 horas se pasó a retirar el pliego por cada una de las patronales, algunos estaban firmados, otros no. Al cabo de unos pocos días el gremio consiguió que todos firmaran el pliego de condiciones, menos la compañía Mihanovich, “por estar en conflicto con todos los obreros organizados de la república”.[37] El viernes 12 de octubre la SREU lanzó un manifiesto explicando las causas que determinaron la huelga solidaria. Ese día, a las 7:40 de la mañana, atracó en el puerto de Mar del Plata el buque Paranagua, propiedad de Mihanovich. Varixs activistas de la SREU recorrieron la dársena y constataron que el barco se descargaba con “personal adventicio”. A las 11 horas lxs activistas esperaron “a los traidores” para explicarles el motivo de la huelga y “el triste papel que desempeñaban traicionando a un movimiento tan justo”.

Lxs rompehuelgas, “tan faltos de dignidad”, intentaron sacar armas y provocaron así un enfrentamiento con lxs activistas. Intervino la policía y detuvo a dos huelguistas que fueron liberados unas horas más tarde. La SREU convocó a una reunión extraordinaria a las 15 horas, para tratar “la actitud que se tomaría en adelante frente a los hechos que vienen provocando los elementos que sirven de instrumento a la compañía”. Según decían, “estos individuos” habían traicionado todas las luchas y “sólo trabaja[ban] cuando hay huelga, sirviendo así a la burguesía, para hacer fracasar los conflictos de los trabajadores”. Hasta ese momento lxs huelguistas se habían mantenido firmes contra la Mihanovich, y no mostraban ninguna predisposición a “traicionar a sus hermanos de miseria y de dolor”.[38]

Sin embargo, como veremos más adelante, esta situación iba a cambiar. A las 15 horas lxs huelguistas que llenaban el local de la SREU redactaron un manifiesto para dar a conocer al pueblo “las arbitrariedades de la policía local y la provocación de los individuos que traicionan el movimiento”. El cronista de la reunión notó algo que quiso destacar, un cambio en “el semblante de los habitantes de este pueblo, que por espacio de varios años permaneció sumido en un letargo y hoy se despierta agitado por la fiebre del hambre y de la miseria”.[39] El domingo 14 de octubre se llevó a cabo una nueva asamblea para analizar el estado de la huelga y reafirmar la posición del gremio ante lxs rompehuelgas. Se destacó que hubo “crumiros”, pero en número reducido. “De antemano sabíamos que estos elementos, matones, liguistas y compadritos, se prestarían a tan bajo papel, pues desde que se fundó la sociedad se han venido distinguiendo por su fobia a la organización y así sucedió”. Por todo lo sucedido, la asamblea resolvió que “el más grande repudio de nuestra parte sea el premio a su traición”.[40]

La huelga solidaria se prolongó por semanas y se entrecruzó con la huelga general por la libertad de Simón Radowitzky, en cuya gesta lxs obrerxs portuarixs tuvieron un destacado papel.[41] Hacia fin de año la SREU publicó un balance del movimiento. La huelga con la Mihanovich continuaba por su negativa a reconocer el pliego de condiciones y, según decía el comunicado:

 

…sin que hasta ahora tenga un vislumbre de arreglo a pesar de la buena voluntad y valentía de los compañeros que están haciendo todo lo que pueden para hacer doblegar a este pulpo voraz, enemigo irreconciliable de los trabajadores, pero parece que este Mar del Plata está plagado de mal elemento, dado que a este puerto hacía tiempo que no se dejaba sentir la fuerza de una organización, se han refugiado todos los traidores, todos los carneros, que los compañeros han desalojado de otros puertos, como ese tal Luna, hombre de negra historia, instrumento incondicional de la empresa, que hasta se dice que en la Capital baleó a un obrero organizado, para defender a sus explotadores predilectos. A este lo secundan algunos otros en la innoble tarea de recolectar de donde pueden crumiros, que traicionen nuestro hermoso movimiento. Al principio de la huelga el trabajo de carga y descarga lo hacían anormalmente, por el poco número de carneros de que disponían; pero ahora tienen más rebaño, merced a las actividades desplegadas por estos malhechores, por estos judas mal intencionados que venden la causa de sus hermanos y la suya propia.[42]

 

Dada esta situación, la SREU apeló en su llamado público a la solidaridad de lxs trabajadorxs de todos los puertos del país donde operasen barcos de la Mihanovich, “pues con nuestra acción moral y solidaria arma, eficaz y potente, hemos de poner barrera a las embestidas que periódicamente intentan darnos”. También apelaron a la solidaridad de la FOM que se estaba mostrando un tanto indiferente ante el conflicto, pues era un enemigo común, como había quedado en evidencia durante la última huelga declarada por la FOM a la Mihanovich. En este sentido, les recordaron que la SREU abandonó solidariamente el trabajo en los barcos de esta empresa hasta que la empresa arreglase con la FOM. Por todo esto, la SREU creía que era un deber de “todos los trabajadores sin ninguna distinción” prestar su acción solidaria para luchar contra “los traidores”, que habían encontrado en el puerto de Mar del Plata un campo propicio para sus “desgraciados designios” bajo el amparo de capitalistas y “representantes del orden”.[43]

Días más tarde, el grupo más activo de la SREU publicó un nuevo comunicado, esta vez dirigido a “los perezosos” de la organización obrera.

 

Llama la atención -arranca el comunicado- el sueño profundo que ha envuelto a una parte de los obreros estibadores de esta localidad […] se apoderó de la mayor parte de los militantes esa maldita enfermedad que se llama pereza; factor y madre de todos los prejuicios de la organización.[44]

 

Ante esta situación, los esfuerzos “desesperados” del grupo más activo no dan resultado, los llamados reiterados a asambleas y a reuniones fracasan por “falta de número”. Por otra parte, el número de crumiros, que al principio era reducido, siguió creciendo. Por la rapidez con que se multiplican -decía el comunicado-, no estaba lejos el día en que el número de los crumiros superase al número de obrerxs federadxs. Cómo empezarían entonces a revertir esta situación, se preguntaban. Con compromiso militante, respondieron. Con la realización de las reuniones siempre en “nuestro local” para tratar los temas acuciantes y dar lugar a la “sociedad de hermanos, en la comunidad anarquista; iguales en derechos y deberes”. Y advertían: “No esperéis trabajadores que unos pocos formen la felicidad de todos, porque en tal caso no cumpliríais con el deber de hombre noble, pensante y consciente”.[45]

Semanas más tarde, gracias a la solidaridad de distintos gremios portuarios del país, lxs huelguistas en asamblea dieron por finalizada la huelga. La empresa Mihanovich aceptó el pliego de condiciones presentado en octubre de 1928. Desde aquel momento, lxs obrerxs que ocupasen los barcos de Mihanovich debían ser integrantes de la SREU de la FORA. Esta situación puso en aprietos al conjunto de rompehuelgas que trabajaron para la Mihanovich, quienes fueron “como tropilla de guanacos corridos por el puma” a que la SREU les diera el carnet para trabajar en el puerto. “El ingreso de los animalitos a nuestras filas” y otros temas se trataron en una asamblea del gremio.

Ante una concurrencia numerosa, el primer orador de la asamblea “condena a los políticos que con promesas falsas emboban a sus oyentes y que creído en ellos se mantienen sordos al llamado de los trabajadores organizados y no comprenden que su propaganda rastrera tiene por objeto llegar a ser laucha del presupuesto nacional”. Otro orador expone los factores peligrosos para el avance de la organización y puntualiza sobre la táctica de reclutamiento de crumiros por parte de la Liga Patriótica y “la propaganda rastrera de los diarios mercantilistas” que la acompaña. Un tercer orador se dirigió a quienes habían oficiado de rompehuelgas y los conminó a que defiendan ante la asamblea su actitud hacia la huelga: “los crumiros no encontraron frases para rebatir la verdad”. Durante el tramo final de la asamblea, que duró tres horas y media, se notó, dice el cronista, que “el crumiraje” se mostraba arrepentido de su falta. De hecho, lxs rompehuelgas presentes prometieron ante la asamblea que “no serán más traidores y harán en lo sucesivo causa común con los federados”. Luego de hecha la promesa, la asamblea acordó otorgar carnets a lxs rompehuelgas “a medida que se vean en nuestras filas” y excluir “para siempre algunos elementos rastreros, liguistas y perversos que hay entre los borreguitos de referencia”.[46]

Vale la pena detenernos un momento en la presencia de rompehuelgas en los conflictos obreros. Esta es una constante desde los inicios del movimiento obrero. Sin embargo, en los puertos aparece con mayor fuerza, razón por la cual juega un rol central en las comunidades portuarias y en los procesos de organización y lucha (Nieto, 2020). La mayor presencia de rompehuelgas en la actividad de la estiba portuaria durante aquellos años obedece a distintas razones: 1) la condición de ‘eventualidad’ de quienes trabajan en la actividad; 2) la disponibilidad de brazos producto de la desocupación creciente; 3) la relativa cercanía entre los barrios populosos y los puertos; 4) el poder de lobby de las principales firmas portuarias; 5) las crecientes disputas entre organizaciones sindicales alternativas; 6) la relativa poca calificación que requerían algunas labores portuarias; 7) el lugar estratégico de la actividad en una economía de fuerte perfil exportador; 8) cierta propensión a la huelga del colectivo laboral de la estiba. En los apartados subsiguientes veremos, entre otros aspectos, en qué medida lxs rompehuelgas, como figura y como sujetos, jugaron un rol destacado en el ciclo huelguístico bajo análisis y en el propio proceso de formación y neoformación de esta comunidad obrera portuaria.

 

Los movimientos huelguísticos del bienio 1929-1930

 

El 19 de octubre de 1929, a un año de su primera huelga, la SREU entró en conflicto con el agente marítimo de la Compañía Calamari (Atilio Arpe). El motivo fue que ese día aquel “burgués prepotente” desconoció el compromiso adquirido y rechazó al delegado sindical, quien cumplía ese rol desde la fundación de la SREU. Esta situación se produjo como respuesta a un petitorio que la organización obrera había enviado a la empresa, en la cual se hacían “algunos reclamos de carácter económico” y se le avisaba que los lienzos de lana no se descargarían si excedían el peso de 70 kilos, con 5 kilos de margen por si alguno se pasaba. Esta nota fue enviada porque Arpe acostumbraba a que se descargaran lienzos de 100 a 140 kilos. Ya notificado insistió en su tesitura y el delegado se opuso, razón por la cual lo desconoció y se inició el conflicto. Lxs trabajadorxs respondieron de inmediato con la huelga parcial (solo contra Atilio Arpe), que fue unánime y total hasta el 23 de octubre. Aquel día llegó al puerto el vapor Ciudad de Necochea, que inició sus tareas con “media docena de traidores”. Esto fue posible porque el gremio de marineros aceptó trabajar con “carneros”. El comunicado enviado por la SREU a la prensa anarquista finaliza con una arenga dirigida a todxs lxs trabajadorxs portuarixs:

 

Los portuarios de Mar del Plata están a pie de lucha contra el representante de Calamari, despótico burgués, contra él y sus carneros se dirige la acción altiva y viril de esta organización que no tardará en doblegar el empecinamiento torpe del burgués Arpe. ¡Viva la huelga![47]

 

Como vimos, declarada la huelga parcial, Arpe no perdió tiempo y recurrió a la sub prefectura indicando los nombres de lxs activistas para que fueran apresados, una táctica ya conocida.[48] Esta situación, “las vejaciones de que se hacía objeto a los estibadores y más de una paliza, determinaron a éstos a recurrir al recurso extremo de la huelga general, defendiendo su libertad y sus derechos”.[49] En otro comunicado de prensa la SREU manifestó que no consentiría “los denigrantes atropellos actuales con que una policía lacayuna hiere nuestra dignidad de hombres y productores”. Según se denuncia en el comunicado, “los capataces […] no dejan a nadie en la aduana para que pueda ganar un pedazo de pan para sus hijos”, pero se ocupaban de cuidar “muy bien a tres individuos que están carnereando en lo del tal Arpe, tres carneros con patente, por cuanto en todos los conflictos han carnereado y nunca han venido a nuestro seno a engrosar las filas de los trabajadores honrados”. Los cuidan acompañándolos a salir de los límites de la aduana. Esta era la prueba “más rotunda de las rufianadas de la policía de la subprefectura local”. Nuevamente, el comunicado de la SREU termina con una exhortación: “Trabajadores de la estiba: firmes en la lucha hasta conseguir el triunfo. Que ningún hombre de pañuelo y chiripá deserte de las filas. ¡Viva la huelga! ¡Viva la FORA!”.[50]

Ya declarada la huelga general, la SREU envió una nota a todos los contratistas y agentes marítimos en la cual se les informaba que para volver al trabajo tenían que poner en libertad a todos los detenidos, retirar la policía marítima de las planchadas del trabajo, y expulsar del puerto al “personal adventicio” que trabaja con Arpe. La nota no fue respondida en el plazo estipulado y las condiciones de vigilancia en el puerto se endurecieron. En los muelles y sus alrededores regía un virtual estado de sitio, pues “la cosacada” recorría el barrio portuario día y noche y apresaba activistas. La policía alegaba que lxs huelguistas detenían los tranvías “revólver en mano para sacar carneros”. La nota culminaba con un alegato sobre las demandas: “lo que pedimos es justo y humano, y hemos de vencer por encima de todo”.[51]

A los ocho días de huelga general en el puerto contra Arpe, la “intromisión de la policía marítima” y por la “cesación de la brutalidad policial, la libertad de los presos y la exclusión de los carneros”, lxs huelguistas vieron “ampliamente” satisfechas sus demandas, “la reacción debió inclinar la cabeza ante la unanimidad y pujanza del movimiento sostenido por los obreros estibadores, sin ninguna vacilación. Una vez más la bandera de guerra de la FORA fue impuesta al capitalismo y al Estado”.[52] “Hoy volvemos triunfantes al trabajo, demostrando lo que puede la fuerza organizada y dando una lección de hechos. Cuando los obreros están dispuestos a triunfar, ocupan el lugar que les corresponde contra la resistencia patronal, y sus esfuerzos se ven coronados por el éxito”.[53] Así terminaba el breve comunicado dado a publicidad por la SREU. En los días subsiguientes, junto a las sociedades de Oficios Varios y Camioneros Unidos, el gremio de la estiba se ocupó de impulsar una “Comisión Pro Gira” de propaganda y reorganización por el sudeste bonaerense “que abarque a todos los gremios de los pueblos y estaciones comprendidos en la vía férrea” que iba desde Mar del Plata hasta Bahía Blanca. En un comunicado sostenían que la gira era “de todo punto de vista necesaria” e invitaba a “los camaradas interesados por la suerte del pueblo sometido a regímenes feudales” a que se sumaran a la iniciativa.[54] La difusión de esta iniciativa, que fue reproducida cotidianamente en las páginas de La Protesta, se vio interrumpida por una nueva huelga.

El 19 de noviembre, a un mes de iniciado el conflicto con Arpe y a pocos días de su resolución, se produjo un nuevo conflicto en el puerto, esta vez entre la SREU y la empresa naviera Mihanovich, que “ha provocado a los trabajadores organizados”.[55] El conflicto se produjo porque el vapor Oeste de la Mihanovich contrató, con la anuencia de la tripulación y la FOM, personal para la estiba que no estaba enrolado en las filas de la SREU. Según los planteos de lxs dirigentxs de la SREU, ese proceder fue parte de una maniobra patronal para debilitar a la Sociedad que consistió en la formación de una nueva organización con lxs rompehuelgas expulsadxs de la SREU. Se referían al Sindicato de Estibadores, Peones y Anexos, autónomo (en adelante, SEPA), dirigido “por elementos perversos y carneros puestos al margen de E. Unidos, para mayor desvergüenza, capitaneados por un caudillo radical irigoyenista [Carlos Bordegaray]”. Un día después el conflicto se extendió a otros contratistas debido a que los vapores Carlitos (Ángel Fulcos) y Norberto (Morteo) contrataron personal perteneciente al SEPA. En el comunicado de la SREU hizo circular se criticaba la actitud de la FOM en contraposición al comportamiento de los gremios foristas: “…sin esperar el pedido de solidaridad se lanzaron a la lucha para hacer triunfar a esos mismos de la Marítima que hoy nos traicionan tan miserablemente”.[56]

El SEPA reunía entre 70 y 80 rompehuelgas, “chusma de comité y de avería”. Esta táctica patronal -dicen- no lxs sorprendía, “pues bien sabemos con qué bueyes aramos”. Entendían que era el resultado de la conjunción de “la maldad, la avaricia y la sed de sangre del chacal capitalista” y “la estupidez, la ignorancia y el espíritu borreguil de estos pobres instrumentos embrutecidos por el alcohol, el juego y la borrachera política”. Lo que sí “sorprendió y llenó de dolor” fue la actitud de la FOM. Para ese momento la SREU estaba en conflicto con las tres firmas. En un comunicado que denunciaba el accionar de la patronal y la FOM, se exhortaba a lxs estibadorxs a no dejarse “vender por un pedazo de asado que el ‘señor’ Bordegaray les dará dentro de 12 días que llegan las elecciones”.[57]

En la última semana de noviembre triunfan lxs estibadorxs de la SREU gracias al apoyo solidario de la FOM, que decidió trabajar solo con personal de la SREU. El Consejo de la FOM tomó esta determinación después de analizar las pruebas presentadas por el delegado de la SREU. Esas pruebas mostraban que lxs estibadorxs del SEPA eran “los traidores” de la huelga solidaria con la FOM de octubre de 1928. Esta situación selló la suerte del conflicto y le dio el triunfo a lxs estibadorxs foristas.[58] En un balance publicado tiempo después se sostenía y reivindicaba que el pliego de condiciones había sido impuesto a la patronal “mediante luchas y sacrificios”, así fue como “humanizaron el trabajo” y conquistando “mejoras morales, a los que, por imposición de este maldito régimen, se nutren de nuestra sangre”.[59]

En estas dos huelgas reaparecen con mayor fuerza la figura de lxs rompehuelgas y su organización, así como el papel que juegan los lazos solidarios en la suerte de los procesos conflictivos protagonizados por lxs estibadorxs. Esos lazos solidarios conllevaron un proceso inestable pero persistente articulación horizontal (entre los distintos gremios de la ciudad, de la FOL y autónomos) y vertical (entre el gremio local y las federaciones provinciales y nacionales) y de alcances diversos en términos organizacionales y espaciales.

 

La huelga de 1930

 

A los pocos días de haber triunfado en la huelga contra la Mihanovich se abrió un nuevo conflicto.[60] Fue en el transcurso de la primera semana de febrero (el martes 4), el gremio de la estiba declaró una huelga general como consecuencia de las provocaciones patronales, de las autoridades marítimas y de un grupo de estibadorxs acaudilladxs por políticxs irigoyenistas.[61] Por su parte, la FOM (adherida a la USA) autorizó trabajar con lxs estibadorxs afiliadxs al SEPA, sindicato apuntalado por la patronal. En un manifiesto, lxs huelguistas fundamentaron que la huelga fue una respuesta “digna a las provocaciones del capitalismo, que se ha creído fuerte apoyándose en la F. O. Marítima y en un grupo de rompehuelgas profesionales ex liguistas, acaudillado por el político radical Bordegaray”. Teniendo en cuenta que hacía pocos meses la SREU había triunfado en dos huelgas generales, lxs huelguistas se preguntaban a qué obedecía el conflicto si hacía solo dos meses que “el capitalismo sufrió una derrota terminante que demostró que la conciencia y capacidad combativa de los trabajadores no habría de permitir provocaciones que pusieran en peligro las conquistas de la organización”. Era posible que se sintieran con fuerzas para abatir a la organización que “por dos veces consecutivas se impuso victoriosa a la coalición patronal-policiaco-liguista”. La patronal encontró una oportunidad para intentarlo en los vestigios ex liguistas agrupados en sindicato y apoyados, esta vez, por la FOM. Dice el comunicado:

 

En Mar del Plata, como en todos los puertos, quedaron los residuos de esta institución, matones de profesión, gentes de sentimientos bajos y soeces, en los cuales el capitalismo ha continuado apoyándose para desplazar a la organización, que significa un dique opuesto a sus abusos y prepotencias. […] Después de la última huelga en aquel puerto, el capitalismo adquirió el compromiso de no ocupar a gente de esta calaña en las faenas de carga y descarga. […] Hace algún tiempo concibieron éstos la feliz idea de organizarse en “Sociedad de resistencia”, con el amparo de la policía marítima y bajo la dirección del caudillo radical […] El conflicto actual encuentra su origen en esta situación que el capitalismo aprovecha para destruir el odiado control sindical, que les obliga a refrenar sus ímpetus y respetar al trabajador en su función de productor.[62]

 

La provocación comenzó por el vapor Norberto y se hizo extensiva a los de la firma Mihanovich y Calamari, quienes tomaron rompehuelgas y desconocieron a la SREU de la FORA. Hasta ese momento no había novedad en la situación. Sin embargo, la FOM telegrafió ordenando a lxs tripulantes que trabajasen con el personal del SEPA, y de esta forma oficializó “el crumiraje apoyando a los elementos rompehuelgas y crumiros contra los cuales luchó ayer, para afianzar la propia organización. Usistas y capitalistas, en una común maniobra indecente y grosera, se encuentran impelidos por propósitos distintos”. Para los segundos era una necesidad romper el control sindical que ejercía la SREU. Para los usistas la cuestión era imponerse a las organizaciones forista del modo que sea: “¿Qué importa entonces secundar el plan capitalista?”. Pero todas estas maniobras y más, no bastarían -decía el manifiesto- para contener al movimiento revolucionarlo, “porque sus raíces son hondas y se basan en necesidades reales de la masa productora. Si la USA se presta a secundar la causa de la reacción, allá ella. Dejémosla que se deslice por la senda fatal que conduce a la muerte definitiva”.[63]

A los pocos días de declarada la huelga general portuaria, la Sociedad de Resistencia Camioneros Unidos reunida en asamblea resolvió declarar la huelga solidaria contra la patronal portuaria: “pues el valor de la organización se demuestra cuando ésta se vuelca en apoyo mutuo de los explotados. Que ningún camionero entre en el Puerto mientras dure el movimiento ¡Guerra a los traidores de la organización obrera!”.[64]

Cerca de cumplirse la primera semana de huelga, la Comisión hizo circular un llamamiento a los trabajadorxs de la estiba: “hombres de chiripá y al­pargatas, todos los esquilmados y veja­dos por este régimen de oprobiosa ex­plotación, […], a todos os llamamos para que no os dejéis enga­ñar aceptando trabajo para el puerto”. El comunicado llamaba, a quienes por “ignorancia” estaban “traicionando” la lucha, de­sertad, a abandonar el papel “miserable” que estaban desempeñando: “no os hagáis acree­dores a que el mundo del trabajo, y has­ta vuestros propios hijos os señale con el índice, de traidores. Dejad solos a esos cuatro o cinco que os engañan y viven de la traición y para la traición, están con su papel, y por tal llevarán su merecido”.[65]

Cumplidas las dos semanas de huelga, lxs trabajadorxs de la SREU publicaron un balance en el cual decían entender “la madeja que urdió la patronal para derrumbar el sindicato”. Según el comunicado, la patronal había creído que varios de lxs estibadorxs federadxs se iban a pasar a la “sociedad patronal” y que de este modo normalizarían el trabajo en los muelles. “Pero les fracasó el plan a los reaccionarios, y el trabajo escaso que hacen tienen que ser con gente que todo les gusta trabajar”. No hubo ninguna deserción en las filas de lxs huelguistas durante los 14 días que llevaba el conflicto. Todos los días se realizaban asambleas muy concurridas, lo que era entendido como una muestra de entusiasmo y decisión. En una de las últimas asambleas participó un delegado de Obreros del Puerto de Buenos Aires, quien expuso cuales eran las tácticas de lucha que practicaban lxs trabajadorxs en los muelles capitalinos “para combatir a los mismos enemigos que se manifiestan en esta localidad”.

Además de las asambleas, la mañana del domingo 16 febrero la SREU organizó un mitin de protesta “contra la intransigencia patronal”, el cual estuvo “bastante concurrido”. Uno de los oradores fue el delegado de la capital, quien historió “las hazañas criminosas” de la Liga Patriótica Argentina, “hoy convertida en la Sociedad de Diques y Dársenas”, reconocida por la FOM. Por su parte, el último orador puso de relieve en el cierre del mitin que no debían ser solo lxs trabajadorxs federadxs quienes se interesasen por la pronta solución del conflicto, “también el comercio de esta localidad, que se mantiene sólo y exclusivamente con los jornales de estos trabajadores manuales que con su esfuerzo muscular forman el bienestar y las riquezas existentes en esta población”. Si las familias obreras “pasan hambre […] el comercio no podrá multiplicar sus ganancias”. En conclusión, según el orador, era necesario que “los obreros y el pueblo en general” supiera que el responsable principal de la prolongación del conflicto y sus consecuencias era el agente Atilio Arpe, “cabecilla y jefe de los reaccionarios de este puerto”.[66]

Cumplidos los 20 días, la huelga general se parcializó, ya que la mayoría de las firmas patronales aceptaron los términos del acuerdo, salvo dos: Morteo y Catuogno y Cía. (agente de Bunge y Born). En la asamblea realizada por lxs estibadorxs en huelga se acordó la reanudación de las tareas a partir de la mañana del martes 25 de febrero. Por lo demás, como quedaban dos patrones “dispuestos a llevar la guerra a Estibadores, de nuestra parte estamos dispuestos a continuar la lucha hasta donde ellos quieran”.[67] Una semana más tarde el conflicto quedó resuelto a favor de lxs trabajadorxs. Y esto fue así porque el “último burgués reacio que […] se vio precisado, ante el círculo de la solidaridad que amenazaba estrangularlo a aceptar las condiciones anteriores al conflicto”.[68]

De esta forma terminó la última de las tres huelgas que en el transcurso de cuatro meses tuvo que disputar la novel SREU ante “los tercos agentes navieros”, quienes tuvieron que “reconocer por la fuerza la justicia que asiste a los obreros portuarios en la defensa de las conquistas realizadas”.[69] Lxs estibadorxs de la SREU eran conscientes de que el triunfo fue posible por la practica solidaria de otros gremios. Fue gracias a esa solidaridad “amplia e inteligentemente empleada” que se logró vencer a “la coalición mixta político-patronal y carneril”.[70] Sin embargo, el golpe septembrino de 1930 daría por tierra con las conquistas económicas y la fortaleza organizacional conseguidas por lxs trabajadorxs de la estiba y de todas las otras actividades. La SREU se aletargó y dejó de tener presencia pública, solo quedó en pie el núcleo militante más activo, pero sin capacidad accionar. Al igual que pasó en el puerto de Buenos Aires, en Mar del Plata se aplicó la “libreta policial” vía el control del puerto por parte de la policía marítima. Así el golpe abrió un impase en el ciclo huelguístico que fue clausurado a los 18 meses, en mazo de 1932, con un nuevo, prolongado e intenso movimiento huelguístico que se hizo eco de los agravios acumulados. [71]

 

La “huelga salvaje” de 1932[72]

 

En 1932 la SREU se refundó en el Sindicato de Estibadores Unidos del Puerto de Mar del Plata adherido a la FOL[73] (en adelante, SEUP) y llevó adelante un movimiento huelguístico que duró 80 días. Este movimiento se inició el miércoles 9 de marzo y se levantó el domingo 29 de mayo. Sin embargo, el conflicto prosiguió por varios meses más en forma de boicot contra el contratista local de la cerealera Bunge y Born. Aquel miércoles el SEUP declaró la huelga general contra el control marítimo. Esa mañana los efectivos de la subprefectura marítima impidieron el ingreso al puerto de quienes no portaban la “libreta de trabajo”, quienes sí portaban la libreta hicieron abandono de las labores en solidaridad con el primer grupo. Minutos más tarde, en la sede del SEUP el proletariado portuario improvisó una asamblea para ratificar el paro.[74] El día siguiente, jueves 10 de marzo, el SEUP presentó un pliego que fue confeccionado en la asamblea realizada ese mismo día. El sindicato dio un plazo de 24 horas para que la patronal de una respuesta. El pliego estaba constituido por 19 ítems:

1)               Reconocimiento de la sociedad.

2)               Quedaba prohibido tomar represalias contra lxs huelguistas.

3)               Admisión de unx delegadx con potestad para nombrar unx delegadx por                        turno, antes de formar el personal.

4)               Jornada máxima de ocho horas diarias.

5)               Jornal mínimo de $ 8 los días hábiles y de $ 9 para quien estiba.

6)               Los días feriados debían ser pagados a razón de $ 16 (jornal doble).                               Media noche desde las 19 hasta las 23 horas y desde las 24 hasta las 4                               horas.

7)               La hora de las 23 hasta las 24 $ 8, por considerarse la hora de descanso.

8)               Las horas de las 11 hasta las 13 y de las 17 hasta las 19, a $ 4.

9)               Iniciada la jornada se cobraba medio jornal, $ 4 de día y $ 8 de noche.

10)            No podía haber despidos sin causa justificada.

11)            No se permitía el trabajo a destajo.

12)            Las pilas serían levantadas por lona.

13)            Quedaba prohibido palear bajo el corte.

14)            El trabajo se realizaba al paso natural.

15)            No podrán ser más de seis (6) lxs hombreadorxs para cada estibadorx.

16)            Quedaba prohibido el muro y el medio muro, y era obligatorio pulsear                           entre dos individuos la bolsa.

17)            Lxs obrerxs que trabajan en bodega, en cereal a granel con pala, el                                sueldo mínimo será de 11 pesos, y debían ser munidos de su                                             correspondiente careta para contrarrestar los efectos del polvo.

18)            Las lingadas debían ser como máximo de 12 bolsas.

19)            Los pilotes tendrán de altura, en regla general, 20 de alto.[75]

Cumplidas las 24 horas no hubo respuesta por parte de la patronal y la huelga continuó. Según la crónica libertaria la adhesión fue “absoluta”, se confiaba “en el pronto y decisivo triunfo que eche por tierra la pretensión estatal de ingerencia [sic] en las cuestiones del trabajo, medida que, naturalmente, va dirigida contra las organizaciones y militantes de la revolución”.[76] Asimismo, el sindicato publicó un manifiesto de protesta contra la dictadura y reclamó el retorno de los deportados del “Chaco”. La respuesta policial-patronal no se hizo esperar. A pocas horas de iniciado el paro, la policía detuvo a dos huelguistas. Por su parte, la patronal en menos de 48 horas “habían recolectado media docena de traidores, vagos de profesión y con ínfulas de mandones, armándolos hasta los dientes y con carta blanca, los que con todos estos requisitos de ‘honradez’ empezaron a obrar”.[77]

 

De pacífica a huelga salvaje y boicot

 

Al igual que durante los dos días previos en el barrio puerto, el viernes 11 por la tarde en torno al local del SEUP, en las esquinas y en las calles, se habían formado grupos de huelguistas que comentaban y discutían distintos aspectos del movimiento. Estaban quienes se mostraban optimistas y quienes expresaban sus reparos. Dentro del primer grupo se encontraba el núcleo más numeroso de quienes no contaban con la “libreta de trabajo”, también de quienes militaban en las filas del anarco-comunismo. El núcleo más nutrido del segundo grupo estaba compuesto por quienes sí contaban con la “libreta de trabajo” y no tenían una militancia orgánica en la FORA Vº Congreso. Por momentos el intercambio de opiniones tomaba un cariz encendido, pero los ánimos se serenaban luego de la intervención y mediación de quienes presentaban un perfil más componedor. Esa tarde los desacuerdos existentes quedaron en un segundo plano por el accionar de un grupo de rompehuelgas.[78]

Un núcleo de huelguistas fue provocado y atacado a balazos por “elementos patronales”. Tres obreros fueron alcanzados por las balas, dos de ellos estaban en grave estado. Patricio López fue herido de bala en la región pectoral derecha con sección de la médula, y su estado era grave. Alfredo Salinas fue herido de bala en la región ilíaca lado derecho, y su estado era de carácter reservado. Juan Barón fue herido de bala en el mentón, pero no era de gravedad. Los dos primeros fueron trasladados al hospital y el último fue atendido en la Asistencia Pública.

Uno de los agresores fue detenido por la policía, se llamaba Argentino Martínez, identificado como integrante de la Legión Cívica Argentina y, años antes, de la Liga Patriótica Argentina. A los pocos días fue detenido Andrés Galera, un activista del SEUP, por haber respondido a los balazos del grupo de crumiros con su arma de fuego. El ataque, “cobarde como alevoso, causó indignación” en toda la localidad. Ante los hechos, lxs estibadorxs elaboraron un manifiesto publicado el 12 de marzo:

 

…esta sociedad ha sido provocada por parte de la autoritaria Prefectura marítima, imponiendo la presentación de un documento como la libreta […] y hemos respondido ante tamaña injusticia como uno solo y con esta virilidad nos mantendremos […]. Nuestro conflicto con la autoridad y con los patrones se desarrollaba en perfectas condiciones de paz, creyendo que por ese camino solamente llegaremos a un triunfo completo en breve plazo cuando un sujeto criminal puesto a disposición de los patrones o de la policía (individuo de Comité) nos sorprendió con su actitud […], cuando al regresar de traicionar el movimiento cruzaba por entre un número de obreros no menor de 60 […], haciendo alarde de proeza y desafiando en tono de mofa; cuando un compañero quiso llamarlo a razones éste se puso a resguardo, hiriendo a nuestro compañero a balazos como contestación pegándole uno de ellos en el suelo y volviendo el arma al grupo hirió a dos más. Compañeros: […] Calmemos nuestros ánimos para reflexionar […]. Insistimos pues camaradas en estrechar nuestras filas y a colocarse en la vacante que hayan dejado los compañeros heridos. ¡Viva la Huelga General del Gremio de Estibadores Unidos! Asambleas todos los días a las 8 horas.[79]

 

Por su parte, La Capital presentó el hecho como un enfrentamiento entre estibadorxs con y sin libreta. El supuesto es inverosímil debido al hecho de que la huelga se inició por parte de quienes tenían libreta en solidaridad con quienes no la tenía y habían sido impedidos de trabajar, como de mala gana informó el diario el día 11 de marzo:

 

…se ha producido una suspensión unánime de trabajo a consecuencia de hechos que realmente no dan la razón a éstos […] El paro del que nos ocupamos ha tenido su origen en una medida de la Subprefectura Marítima, que […] solicitó a los obreros ocupados en el puerto la presentación de la ‘libreta de trabajo’. A causa de que muchos de ellos no la poseen, lo que determinó a los empleados de la subprefectura a hacerles abandonar el trabajo, hasta tanto se munieran [sic] de la misma, todos los demás resolvieron, por solidaridad, no continuar en sus tareas […] y resolvieron mantenerse en su actitud exigiendo […] la abolición de la ‘libreta de trabajo’.[80]

 

El domingo 13 a las 11hs. falleció Patricio López, quien se desempeñaba como secretario general del gremio de estibadorxs. El lunes 14 se llevó a cabo una huelga general local de solidaridad con el movimiento de protesta de lxs estibadorxs. La FOL declaró la huelga general “en son de protesta por los hechos ocurridos en el puerto”. Ese mismo día se llevó a cabo un mitin en el teatro, la FOL solicitó el permiso policial, pero fue negado, por lo cual se realizó a salón cerrado. El acto estaba anunciado para las 17, pero antes de esa hora el salón estaba colmado de trabajadorxs “deseosos de sentir nuestra voz, por tanto tiempo amordazada por la dictadura uriburista”. Según estimaciones de lxs organizadorxs, la concurrencia alcanzó las 2.000 personas. Durante el acto hicieron uso de la palabra Felipe Prieto, Argüello, el delegado del puerto de Buenos Aires. Entre los tópicos abordados destacaron la lucha portuaria, el problema de la desocupación, el reclamo de las 6 horas de trabajo, el flagelo de las dictaduras, el incremento de los presos políticos. El acto terminó pasadas las 19 horas, momento en el cual activistas de la FOL distribuyeron un volante que convocaba a la manifestación de duelo del día siguiente.[81]

El cuerpo fue velado en el local de la FOL, donde la “afluencia de público duró hasta altas horas de la noche”. El sepelio se llevó a cabo el martes 15, sus compañerxs habían acordado “llevar a pulso el cadáver hasta la última morada […] a pesar de la larga distancia”. El cortejo se inició a las 15:45, en medio de una concentración de miles de trabajadorxs, “el gran público que a esa hora había, era imposible calcularlo”. Antes de iniciar el traslado, su compañero Felipe Prieto levantó una tribuna y en una intervención corta explicó que las autoridades locales les habían recomendado “cultura”, “cosa ésta que está demás, pedirnos a nosotros”. El delegado llegado de Buenos Aires también hizo uso de la palabra, iniciándose después el cortejo que transitó las calles céntricas de la ciudad. Por espacio de cinco horas la ciudad quedó sin coches porque fueron detrás del cortejo, para traer a toda la gente de vuelta, debido a lo distante que quedaba el cementerio de la Loma. Antes de dar sepultura al cadáver, el delegado de lxs portuarixs de Buenos Aires “levantó tribuna” y en su discurso recordó a “Luisa Lallana, a Galván, a Romero, a García, a Améndola, y a López, que iba a ser enterrado, todos caídos en sus heroicas luchas libradas en los puertos del país”. También sostuvo que era necesario que la muerte no los amilane, que ningún portuario tenía que volver al trabajo hasta no ver vencida la imposición de la libreta. Cierra su discurso dando vivas a la FORA y a la libertad de los pueblos. Según narró el cronista libertario Luis Grotadaura, el orador:

 

…fustigó con acertadas palabras a todos los enemigos de la clase trabajadora, tanto los de arriba como los de abajo… Exhorta a los trabajadores a engrosar las filas de los sindicatos para que unidos y hermanados todos podamos arrancarle al capitalismo mejoras morales y materiales, terminando la conferencia con un ¡Viva la anarquía![82]

 

El diario socialista local también destacó la masividad de la manifestación obrera: “Una enorme masa de pueblo, a pie, marchó en compacta columna detrás del féretro”.[83]

Imagen 1

 

Fuente: “…una verdadera muchedumbre se volcó en masa en la manifestación de duelo”. El Obrero del Puerto, nº 1, 27/03/1932, p. 2.

 

El jueves 17 de marzo La Capital publicó una editorial con un fuerte tono crítico hacia el paro de lxs obrerxs portuarixs. “Nuestro puerto, que recién empieza a trabajar con vapores de ultramar, y que por lo tanto no es conocido en Europa, sufrirá las consecuencias de todas sus dificultades y con ello los propios trabajadores que emplean sus energías en él”.[84] Ese mismo jueves el diario publicó una solicitada firmada por los contratistas portuarios Catuogno y Cía., Atilio Arpe, Domingo Noviello y Juan Inda, dirigida a lxs huelguistas:

 

Que el paro no ha sido motivado por desavenencia alguna habida entre contratistas y obreros, por cuanto en todo momento se han mantenido las condiciones de trabajo y jornal establecidas desde hace más de tres años, en todos los Puertos de la República, a pesar de que la mayoría de los gremios han sufrido fuertes reducciones en sus jornales y modificaciones en las condiciones de trabajo debido a la actual crisis que atraviesa el país. Que dado lo manifestado y no teniendo los contratistas nada que tratar con las nuevas organizaciones que puedan formar los obreros portuarios, NO HAY NINGÚN MOTIVO PARA QUE CONTINUE EL PARO ACTUAL.[85]

 

Al día siguiente los mismos contratistas firmaron una segunda solicitada, esta vez en respuesta a una nota publicada por el diario socialista local El Trabajo:

 

Deseamos dejar constancia por medio de estas líneas de que nada tenemos que ver ni tratar con el sindicato obrero y que tampoco tenemos intenciones de aceptar pliegos de condiciones alguno. Declaramos sí, que no tenemos ningún conflicto ni diferencia alguna con los obreros portuarios y que no hay razón alguna para que no vuelvan al trabajo debiendo al propio tiempo manifestar que, de continuar el actual movimiento, nos veremos en la obligación de arbitrar los medios para que se reanude el trabajo en el Puerto local.[86]

 

Ese mismo día, el vespertino El Trabajo respondió a los contratistas con una breve nota desmintiendo que hayan faltado a la verdad en la forma de extractar la nota enviada por los contratistas.[87] Efectivamente, la nota en cuestión era un extractado de la solicitada de lxs contratistas con el agregado de un título que afirmaba la existencia de un conflicto entre estos y lxs estibadorxs. Este entredicho es interesante por uno de los contratistas firmantes tenía ligazón con el Partido Socialista, organización política que editaba el diario El Trabajo en la ciudad. Años ante ya había sucedido un evento similar que finalizó con la desvinculación partidaria del empresario de la construcción Juan Fava (Dorado et al., 2013). El clivaje clasista tensionaba las identidades y lealtades partidarias. Días más tarde, el viernes 18 y el sábado 19, la policía llevó a cabo una razia nocturna en el barrio puerto, cuyo saldo fue la detención temporal de decenas de mujeres obreras. La crónica anarquista describió en los siguientes términos la referida redada policial:

 

…se extendió una red de fuerzas policiales dispuestas estas a no respetar lo más humanamente respetable, que son los niños, obligando con amenazas propias en los mazorqueros con sable en mano el lecho a las cuidadoras de sus hijitos, habiendo entre esas madres quien tenía, tres u cinco criaturitas, y algunas de ellas de cuatro meses […] tuvieron que ser abandonados hasta las tres de la mañana, mejor dicho, hasta que se les antojó a los representantes del ‘orden’ permitirles volver a sus hogares, quienes al llegar vieron a sus hijitos atendidos por los sublimes y buenos vecinos…[88]

 

Además de la represión lisa y llana, otras tácticas policial-patronales fueron usadas. Entre ellas listaban los comunicados de prensa donde los contratistas desestimaban que hubiera paro en el puerto, la circulación de noticias donde se “informaba” que las firmas Bunge y Born y Dreyfus estaban reclutando rompehuelgas en Buenos Aires. En una nota aparecida en un diario local se insistían en que dichas firmas estaban dispuestas, de no solucionarse de inmediato el conflicto, a enviar personal desde Buenos Aires “por el tren diurno del domingo próximo. A tal efecto, habrían solicitado y obtenido del F. C. Sud, cuatro coches a su exclusiva disposición para el viaje de dichos obreros hasta esa ciudad [Mar del Plata]”.[89]

Si bien los cuatro coches nunca llegaron, pues las firmas cerealeras buscaban desmoralizar a lxs huelguistas con falsas noticias, el reclutamiento local de rompehuelgas fue utilizado. El uso de rompehuelgas se desprende de notas breves aparecidas en los diarios locales, como por ejemplo esta nota publicada en La Capital: “Algunos cargadores, para cumplir sus compromisos, han echado mano a algún personal adventicio, reclutado fuera de las filas gremiales, donde la solidaridad no ha sido quebrantada en lo más mínimo”.[90] Otra táctica utilizada por la patronal portuaria fue la recorrida por los hogares de las familias portuarias con el fin de “informales” que muchxs de lxs estibadorxs en huelga ya se encontraban trabajando normalmente en el puerto. Como prueba de dicha situación les mostraban un listado con los nombres de lxs estibadorxs que se encontraban trabajando en el puerto. Un cronista de La Protesta describió de este modo estas tácticas patronales:

 

Una de las maniobras puestas en práctica por los patrones, es la de ir de casa en casa de algunos huelguistas, presentándole una larga lista de nombres tomados al azar y antojadizamente, diciéndoles que todos esos obreros anotados en la lista son los que están trabajando o que va a ir a trabajar, tratando de seducir de esa manera a los obreros. También se han dado a la tarea de propalar falsas noticias como esta, por ejemplo: que en breve llegará a esta localidad un cargamento de varios vagones lleno de carneros, procedentes de Buenos Aires. Pero hete aquí que no llega nunca; estos procedimientos no engañan a nadie y menos a los que estamos acostumbrados a estas luchas gremiales; esas patrañas que los capitalistas difunden para desmoralizar a los obreros, no les surte los efectos por ellos deseados, por ser ellas gastadas y viejas, tan viejas como las propias huelgas.[91]

 

A pocos días de iniciado el conflicto, la Sociedad de Camioneros Unidos declaró la huelga en solidaridad con lxs estibadorxs y en un comunicado desmintieron que el movimiento huelguístico estuviera languideciendo, además criticaron a sus homónimos de las localidades vecinas:

 

A nosotros, después de lo expuesto, no nos queda más que recriminar la actitud que asumen varios camioneros de Balcarce y Mar Chiquita, haciéndose cómplices con las compañías navieras que propagan a los cuatro vientos que no existe tal movimiento, que son unos pocos los que piden esas cosas exageradas y que nadie les hace caso, que el puerto funciona normalmente. ¿Y si es así, por que tanto despliegue de fuerza armada que no permite el libre funcionamiento y el tránsito por la zona portuaria? ¿Por qué quieren influir en el ánimo de los huelguistas con noticias en los diarios de que van a traer un tren con obreros de Buenos Aires, si es que trabajan normalmente? La huelga decretada por los obreros del puerto de Mar del Plata exigiendo la total abolición del carnet de control policial, requisito que los trabajadores consideran atentatorio y afrentoso para su dignidad humana, se mantiene con el entusiasmo y la persistencia del primer momento. Estas circunstancias le aseguran un seguro y pronto triunfo.[92]

 

En la madrugada del domingo 3 de abril se produjo un tiroteo en el barrio Las Avenidas (zona puerto), como resultado murió una niña de 8 años. La víctima era una de lxs ocho hijxs de Francisco Lazzo, uno de lxs rompehuelgas portuarixs. Los disparos que impactaron en la morada fueron nueve y se efectuaron desde un maizal próximo por armas de calibre 38 y 32. La morada era una casilla de chapa con una habitación en donde dormían lxs diez integrantes de la familia, Francisco Lazzo, su esposa y sus ocho hijxs.[93]

 

La casilla es de pobre aspecto y no se diferencia en mucho de las que son comunes en la población pobre del barrio del puerto. Está compuesta de una cocina y un dormitorio… Algunos de ellos duermen en humildes camitas y otros en colchones tirados en el suelo… [alumbrados por] la escasa luz que daba la vela de una palmatoria”.[94]

 

Más allá de la atribución de culpas y del tono melodramático de la crónica periodística, el contenido de la nota, en particular el pasaje que reprodujimos, nos permite hacernos una idea aproximada de las condiciones de vida de las familias obreras del puerto, zona que distaba de ser un área urbanizada.

La prensa comercial local presentó el hecho como producto del accionar de lxs huelguistas, puntualizó en sus ‘agitadores y cabecillas’ y presentó al rompehuelgas como un obrero que “no ha hecho causa común con ellos para evitar el hambre de sus hijos. […] Actualmente se ocupa como estibador en el puerto, aprovechando una buena oferta que se le hizo para ello en virtud de la huelga”.[95] La actitud de Lazzo concitó un gran malestar entre lxs huelguistas, motivo por el cual Lazzo y otros rompehuelgas fueron amenazados. Sin ninguna prueba, el lunes fueron detenidos siete dirigentes anarquistas de la estiba: Salvador Salinas, Juan Puyola, Telésforo Trejo, Francisco Bertelo, Amado Mangado, Matías Bertelo, Manuel Pagora. El martes detuvieron a cuatro más. Ante estos sucesos, la prensa anarquista desmintió que el hecho haya sido producto del accionar de militantes ácratas y denunció las detenciones y torturas sufridas por los activistas apresados.[96]

Como consecuencia de la reacción policial a la balacera del puerto, el domingo 3 de abril, cuando lxs trabajadorxs portuarixs se disponían a realizar una asamblea “cayó la perrada y arreó para la comisaría” a 40 trabajadorxs de la estiba, entre quienes se encontraban el secretario, el tesorero y toda la comisión, aunque “pretendieron llevar a los 200 que estábamos esperando la reunión”. No lo consiguieron porque lxs organizadorxs “pegaron el grito” convocando a lxs asistentes a continuar con la asamblea en el local de la FOL sito “en la localidad de Mar del Plata”. Ante la convocatoria “los camaradas” buscaron camiones para “trasladarse del Puerto a Mar del Plata”. De lxs 40 trabajadorxs apresadxs, 10 quedaron en libertad, a lxs 30 restantes lxs están “martirizando inquisitorialmente”. En un comunicado publicado en la prensa ácrata lxs trabajadorxs de la estiba advirtieron que ante la violencia sufrida no se quedarían con los brazos cruzados:

 

Guerra a la Guerra. Ya que nos desafían con la violencia, carneros, policías y las sabandijas Cerealistas, Agentes Marítimos y capataces, nosotros contestamos [con] violencia, ya que así es el dilema en que nos han colocado los fascistas marplatenses. Los trabajadores son tiroteados en los locales obreros, en sus casas, en el camino, o donde quiera que se encuentra un obrero portuario. Estamos en plena ley marcial y frente a la misma debemos defendernos.[97]

 

Por su parte, la FOL publicó un manifiesto contra la represión policial y convocó a una huelga general en solidaridad con el SEUP para el jueves 7 de abril. Participaron de la huelga los gremios de “panaderos, albañiles, cocheros, chauffeurs, obreros del afirmado, camioneros y otros”.[98] Finalmente, la huelga general que había sido decretada por tiempo indeterminado logró liberar a los presos en solo 24 horas, “por falta de mérito”. Lxs liberadxs denunciaron fuertes castigos corporales y malos tratos.[99] Ese mismo día, a minutos de la medianoche, estalló una bomba en la residencia de Antonio Gates, encargado en Mar del Plata de la firma Bunge y Born.[100] La casa está ubicada en la intersección de las calles 3 de Febrero y Jujuy, a pocas cuadras de las playas céntricas de la ciudad. La bomba explotó en una de las ventanas que da a la calle Jujuy y produjo “grandes destrozos”, dañó las ventanas, las puertas, la cornisa, las paredes y el mobiliario de la habitación. También causó daños en las propiedades contiguas, una de ellas era la de Carmelo Catuogno.[101] En la madrugada del 9 de abril la policía detuvo a Manuel Mateo Oviedo y la prensa consideró que su perfil cerraba como sospechoso del atentado:

 

…a medida que se tienen datos del detenido, sobre sus medios de vida y su actuación desde que llegara a Mar del Plata, más se llega a la conclusión que muy bien se puede estar en presencia del criminal, que por otra parte puede resultar uno de los tantos vagabundos de ideas extraviadas, tan comunes en estos tiempos de desocupados, a la fuerza y por inclinación… […] detuvo cerca del puerto a un sujeto que desde el primer momento se les hizo sospechoso. Vestía pobremente, tenía aspecto de ‘linyera’, y marchaba con una bolsa vacía al hombro. […] Mateo Oviedo está relacionado con los últimos movimientos obreros registrados en la ciudad, lo cual agrava su situación…[102]

 

Por su parte, lxs huelguistas consideran que la bomba fue otra artimaña de la patronal para legitimar la represión y quitarle legitimidad al movimiento de protesta.[103] Ese mismo día, La Capital publicó una nota editorial titulada “El conflicto obrero del puerto no se inspira en un deseo de mejora económica”. Después de presentar las bondades de la medida gubernamental concluye del siguiente modo: “…el carnet de identidad no constituye un motivo serio como para originar una huelga. Sus disposiciones solo alcanzan a los elementos que hayan cometido atentados o delitos contra la propiedad y que tengan cuentas pendientes con la justicia, o sea a los que constituyen un peligro para la paz social”.[104]

Según manifestaron algunos cargadores al periódico capitalino La Prensa, el trabajo en los muelles tendía a normalizarse, “pues han vuelto a sus tareas aproximadamente 150 hombres de los que se oponían a cumplir con el requisito exigido”. Además, se esperaba que en los días siguientes se contase con todo el personal necesario: “Los estibadores que trabajaron hoy [sábado 9 de abril] estaban ocupados en la carga de cereales para los barcos de ultramar ‘Mainapox’, ‘Agis Mar’ y ‘Atedattic’ y de cabotaje ‘Australia’”.[105] En contraposición a lo sostenido en la nota de La Prensa, la huelga seguía sin mayores inconvenientes y sin grandes deserciones. Lxs rompehuelgas trabajaban, pero en un número bastante menor que el estimado por La Prensa.

En un panfleto dirigido “al pueblo en general y a los trabajadores en particular”, el 13 de abril de 1932 el SEUP informaba sobre el boicot a la firma Catuogno & Cía. así como sobre los productos que ella representaba y comercializaba. No comprarlos ni trabajarlos encomendaba principalmente a los gremios de la construcción y del transporte (Camiones y Chauffeurs), pues comercializaba pinturas y materiales para pintar, nafta, repuestos de camiones, así como camiones y automóviles marca Buick. Según se informaba en las páginas de los periódicos libertarios, los efectos del boicot se estaban haciendo sentir: “La firma Catuogno y Cía. está sintiendo los efectos del bloqueo declarado por los gremios de Mar del Plata”.[106] También la represión policial se seguía haciendo sentir incrementándose el número de detenidos y “apaleados”,[107] asimismo se denunció la desaparición del estibador Manuel Mateo Oviedo, quien había sido detenido el 9 de abril. Durante esos días La Capital publicó una serie de editoriales contra la huelga de estibadorxs y contra las huelgas general de la FOL. Asimismo, publicó dos solicitadas enviadas por Catuogno y Cía., que tenían la misma tónica.

El domingo 17 de abril entre las 15 y las 16 horas se realizó una asamblea mixta de camionerxs y estibadorxs en el local de la FOL. Finalizada la asamblea dos camiones partieron rumbo al puerto con lxs huelguistas que allí se domiciliaban. Después de bajarse se dividieron en grupos y mientras se estaban dirigiendo a sus hogares, fueron atacados por agentes del escuadrón que, al grito de “disuélvanse hijo de puta”, “gallegos de mierda”, “los vamos a disolver a tiros”, atropellaron con sus caballos e hicieron disparos con el fin de disolver a uno de los grupos de aproximadamente una docena de huelguistas que marchaban tranquilxs rumbo a sus casas. Éstxs respondieron “a la criminal provocación” con sus armas. Esa noche la policía allanó varios domicilios y detuvo a 25 huelguistas, de los cuales 15 quedaron demorados y fueron brutalmente castigadxs.[108] Dos días más tarde, en la madrugada del martes 19 de abril estalló una bomba en el local de la FOL, según la crónica de La Capital la bomba estaba dentro del local: “la bomba la tenían allí reservada quién sabe para quién y que de pronto estalló; pero esto no solo basta insinuarlo, sino que hay que probarlo”.[109]

A la 1:20 horas de la madrugada del miércoles 20 de abril se produjo un tiroteo entre un agente de policía y un grupo de cuatro sujetos no identificados. El policía se encontraba custodiando la casa del “comerciante” Argentino Martínez, a quien lxs huelguistas habían amenazado de muerte por ser el autor material del asesinato de Patricio López y haber herido a otros dos obreros. A los pocos días de ese crimen, el juez absolvió a Martínez y lo puso en libertad. Por esta razón la policía custodiaba su domicilio. El tiroteo se produjo cuando el grupo de cuatro individuos se acercó al domicilio y divisó al agente. Al verlo hicieron dos disparos y se retiraron.[110]

En una nota publicada el 24 de abril lxs huelguistas denunciaron la reacción imperante, la persecución cotidiana a lxs huelguistas y las amenazas a sus familiares, mujeres y niñxs. Por otra parte, la policía imposibilitó que realizaran asambleas en el Cine del puerto vía amenazas a su propietario. “Hemos cambiado de local y la policía se acercó a su propietario intimándolo para que no nos permitiera realizar la asamblea, pero se encontraron con la resistencia de este que dijo que en su local mandaba él; los esbirros policiales amenazaron con atacar a balazos al local, pero a pesar de todo la asamblea se realizó”.[111] Días más tarde, lxs huelguistas denunciaron que “el puerto está en estado de sitio”, no podían ingresar a la zona portuaria si no llevaban un permiso de la subprefectura, cuando se aproximaban eran registradxs. El barrio estaba patrullado constantemente por efectivos de policía armados con fusiles.

Ese mismo día, martes 26 de abril, se realizó una “gran velada teatral” organizada por el cuadro filodramático Orientación dirigido por Francisco Osvaldo Cárpena. El programa incluía dos cuadros de la pieza cómica “El príncipe de la fiaca” de Juan Villarba y la obra “Ganarás el pan…” de Vicente Retta y Emilio Paredes recitado por el niño Sosa y por la señorita T. Acosta. La recaudación de las entradas (mayores $1, menores $ 0,50) fue a total beneficio de la familia de Patricio López, el secretario del SEUP asesinado por Argentino Martínez de la Legión Cívica Argentina.[112]

En un manifiesto hecho circular por el SEUP se denunciaba que en el conflicto habían tomado parte activa “todos los más bajos personajes del hampa politiqueril” que pagaban para que se persiga “a los obreros portuarios y demás trabajadores conscientes”. El saldo era “tres decenas de detenidos en las comisarías locales” desde hacía 15 días atrás. Sin embargo, esos medios no lograron “destrabar el movimiento, por cuanto los claros son ocupados por otros nuevos camaradas”. Por su parte, el bloqueo declarado a Catuogno y Cía. “le está haciendo mella. Las cosas van tomando un cariz más favorable…”.[113] Finalmente, el 3 de mayo liberaron a 29 de los 30 detenidos, solo quedó preso Andrés Galera.[114] Según una nota posterior, desde este momento se dejó de perseguir y apresar huelguistas.[115] Sin embargo, con el correr de las semanas y la prolongación de conflicto después del fracaso de las tratativas de arreglo, la reacción policial volvió a ser moneda corriente en el puerto y la ciudad.

 

Las tratativas y su fracaso: de casi todo a nada

 

Durante los primeros días de mayo el SEUP denunció la creación de un sindicato de rompehuelgas: “un escribiente de policía y un señorón reclutaron los contados crumiros que traicionan el paro y fundaron la ‘Sociedad de estibadores, Anexos y Peones’ [con secretaría en Independencia y Falucho]”.[116] Este “pseudo sindicato” convocó mediante un volante a una asamblea del gremio para el domingo 1º de mayo. Además, esta “sociedad patronal” envió un delegado a Buenos Aires y otro a Bahía Blanca.[117] También se había creado un “sindicato patronal” de camionerxs. Ante esto hechos el SEUP decidió enviar a un delegado a Buenos Aires para realizar gestiones tendientes a procurar la solidaridad de las organizaciones pactantes “para así doblegar la intransigencia de los tiburones del cereal y navieros”.

En la asamblea del miércoles 4 de mayo se estudiaron algunos aspectos de la resistencia capitalista y se buscó la forma de romperla y obtener el triunfo de la huelga. Además, se resolvió enviar a los sindicatos pactantes los datos referentes a vapores y firmas en conflicto con el SEUP para que las organizaciones capitalinas puedan ejercer su presión solidaria, “bloqueándoles y obligándolas, así por la fuerza, a deponer sus tercos caprichos antiobreros”.[118]

Según un manifiesto circulado por el SEUP, con la creación del “pseudo sindicato” se estaba produciendo el fenómeno de la unidad de acción y de solidaridad “política-patronal-policial-periodística”. Frente a esta “coalición burguesa”, se estaba produciendo “la concentración de las fuerzas de defensa y de ataque de los trabajadores de la FOL y de los sindicatos autónomos”. Con esa correlación de fuerzas era difícil “pronosticar quienes vencerán a quienes. …procuraremos apurar la batalla y abrir brecha en las filas del enemigo común, para que la victoria sea del proletariado”.[119]

El viernes 6 de mayo Catuogno viajó a Buenos Aires para hacer consultas a “otros capitalistas y hacerse aconsejar y ver si efectivamente ya no se aplica la librera” en los puertos bonaerenses e intentar un acuerdo con el SEUP.[120] El viaje de Catuogno fue leído como el comienzo del triunfo. Ese fin de semana, sábado 7 y domingo 8, de desarrollaron asambleas obreras en la cuales se escucharon y debatieron los informes que enviaba la delegación que viajó a Buenos Aires para reunirse con Catuogno.[121]

En un manifiesto dirigido “a los que trabajan”, el SEUP decía saber que “hubo un puñado de hombres que, perteneciendo a esta sociedad, después de haber cumplido 20, 30, 40 días de huelga retornaron al trabajo”. Consideraban que esos trabajadores eran “compañeros” que comprendieron su error y solicitaron ser readmitidos, “haciendo causa común otra vez con los sostenedores de la huelga”. En asamblea, el gremio acordó “acoger a los 35 hombres que no quieren seguir siendo traidores de una causa noble, ni tampoco se resignaron a ser instrumento de los capitalistas”. Era sabido -decía el manifiesto- que había más trabajadorxs que no hacían huelga, que seguían trabajando:

 

A esos trabajadores que ignoran […] el conflicto, a los que vienen de otras localidades, a todos, en fin, esta sociedad los concita a la huelga, a que hagan abandono de los lugares que antes ocupaban los huelguistas. A los que trabajan les decimos: Plegaos a la huelga, colocaos en el lugar de los trabajadores organizados y conscientes y todos juntos pelearemos contra el enemigo común y le sabremos arrebatar lo que aspiramos. Al pueblo entero [le] pedimos nos acompañe con su simpatía…[122]

 

Aquel fin de semana también viajó a Buenos Aires el contratista Inda. A partir del lunes 9 las expectativas de solución eran mayores. De lo tratado en la gerencia de Bunge y Born se sabe que la libreta de control no se exigirá temporariamente. Logrado este punto, quedaba solo tratar el pliego de condiciones, en particular el punto referente al “crumiraje”.[123] Las negociaciones continuaron hasta el fin de semana siguiente. El sábado 14 hubo una reunión paritaria y el lunes 16 otra. En ninguna de las dos se llegó a un arreglo, las contrapropuestas patronales fueron desestimadas en las asambleas de trabajadorxs. Así las cosas, el SEUP prosiguió el movimiento huelguístico acompañado moralmente por todas las organizaciones de la FOL y autónomas y materialmente por el gremio de camionerxs, que siguió con su huelga solidaria. La huelga se estaba desarrollando en forma pacífica. Lxs huelguistas confiaban en que la única forma de doblegar la voluntad patronal era con la solidaridad material de las organizaciones pactantes de transporte y trasbordo del puerto de Buenos Aires.[124]

Al cumplirse 70 días de huelga, el activismo libertario publicó un balance del movimiento de protesta. Primero destacaron la unanimidad del movimiento huelguístico, el cual recién a los 40 días de iniciado conoció las primeras deserciones. Cumplidos los 70 días, de los 240 estibadorxs huelguistas, 200 continuaban en huelga. Luego el balance comenzaba a evidenciar ciertos desacuerdos en las filas libertarias, particularmente entre los delegados de Buenos Aires enviados a Mar del Plata y el activismo libertario local. Los primeros consideraban que los dirigentes anarquistas locales no estaban tomando las mejores decisiones ni instrumentando las más convenientes tácticas para lograr el triunfo obrero. Refiriéndose a lxs huelguistas y sus dirigentes, criticaron la violencia física contra lxs carnerxs, pues puede “matarse y apalearse carneros, que no será mucha molestia para el amo, conseguirlos de nuevo”. Asimismo, criticaron que no se los molestase cuando estxs carnerxs se paseaban por todas partes, frecuentando cafés y boliches, andando “como cualquier veraneante. Nadie los molesta. Ni siquiera, …, les llaman carneros…”. Criticaron el uso indiscriminado de la ‘huelga general revolucionaria’, decían que “a huelga general, tanto local como regional, debía ser “un arma a emplear en los últimos extremos…”. La alternativa que propusieron fue el sabotaje y el boicot, y la “acción directa, en todas y cualquier forma”, el uso de “miguelitos”[125] y el destrozo de los camiones que no se plegaban a la huelga.[126]

Durante la última semana de mayo el conflicto parecía entrar en una senda de arreglo obrero-patronal, pero no fue así. El sostenimiento de la huelga portuaria, junto con la solidaridad de los gremios locales adheridos a la FOL y el apoyo recibido por parte de los gremios pactantes de la FORA (Buenos Aires) llevó a la patronal a aceptar una mesa de negociación con lxs huelguistas. La patronal insistió en que aceptaba la mayor parte de los puntos del petitorio obrero, salvo uno: “volver al trabajo junto con los que hoy están traicionando…”. Esta contra propuesta patronal fue discutida en asamblea y rechazada, “por creerla humillante y vergonzosa”. La propuesta obrera contemplaba como punto nodal que la patronal les diera “la ribera libre del elemento que traiciona y que nosotros admitiríamos en nuestro a todo aquel que así lo desease”.[127]

Como dijimos, de todos los ítems del pliego de condiciones solo uno no era aceptado por Catuogno: la cesantía de todos los rompehuelgas. Dirigiéndose al comité de huelga, Catuogno les dijo textualmente: “Yo, como ustedes ven, tengo deuda con esa gente, ellos me han servido. ¿Qué pretexto les pongo ahora para echarlos? Ellos me dicen –los carneros- que yo en nada me perjudico, por lo tanto que no tengo derecho a echarlos”.[128] Posteriormente, Catuogno se volvió a reunir en Buenos Aires con Damonte y Prioli, representantes del gremio de estibadores de aquel puerto. A su vuelta se entrevistó con representantes de lxs huelguistas y les informó sobre la propuesta arribada en la capital. La propuesta patronal fue la siguiente:

1.               Abolición de la libreta en todo el puerto de Mar del Plata

2.               Reconocimiento del delegado de la organización uno por galpón o vapor.

3.               Respeto del Pliego de Condiciones, y la organización.

4.               El capataz podía llamar libremente al personal.

5.               El personal que había traicionado el movimiento, no sería motivo de represalias por parte de lxs huelguistas, como también Catuogno se comprometía a no tomarla con lxs obrerxs.[129]

La asamblea rechazó los últimos dos puntos e hizo una contrapropuesta. En una nueva reunión Catuogno aceptó que todo el personal fuera federado. “…como hay dos sociedades hoy, una de los carneros y la otra de los viejos organizados, el patrón se compromete reconocer la nuestra, pero que corría por cuenta nuestra organizar el personal…”. En la nueva asamblea se rechazó la propuesta de Catuogno y se nombró una nueva comisión para que insista en “TODO O NADA”. Llegados a este punto, Catuogno dejó de reunirse con lxs representantes del SEUP y buscó contratar rompehuelgas.

 

La parcialización de la huelga

 

El 29 de mayo, a 80 días de iniciada la huelga, la asamblea del gremio de estibadorxs resolvió parcializar la huelga. El conflicto seguía solo contra la firma Catuogno: “no traicionéis a estibadores, no consumáis nada de la firma Catuogno y Cía. Guerra a todos sus productos. ¡Sed solidarios!”.[130] El gremio entendió que la parcialización era consecuencia de no haber alcanzado sus aspiraciones frente a las firmas cerealistas y contratistas y a las autoridades portuarias: imponer un pliego de condiciones y abolir el carnet policial: “A pesar de no haber alcanzado nuestras aspiraciones, se mantiene con todo vigor el espíritu de lucha, dispuestos a una próxima revancha en que impondremos nuestras aspiraciones frente a la prepotencia burguesa y estatal”.[131]

Una vez parcializado, el conflicto con la firma Catuogno se prosiguió por varios meses más. Hacia mediados de octubre y hacia fines de noviembre de 1932, el SEUP publicó dos manifiestos en los cuales denunciaba al Sindicato de Estibadores, Peones y Anexos adherido a la CGT. En el primero se sostenía que los cerealistas habían resuelto organizar bajo el rótulo de ‘Sociedad Obrera de Portuarios y Oficios Varios’ adherida a la CGT, “al elemento de la ‘Legión’”. Por otra parte, daba a conocer que en la Comisión Directiva la forma Argentino Martínez, “un matón que es encargado del comité radical del puerto, hoy pasado a los conservadores con todos sus bagajes”, y “el famoso Antía” quien había oficiado de “delator en el asunto Ray”. También listaban otros elementos actualmente “empeñados en romper la huelga que sostienen los obreros del Afirmado”.[132] En el segundo manifiesto se insistía en la caracterización del Sindicato de Estibadores, Peones y Anexos adherido a la CGT como un comité conservador compuesto por “caudillos a sueldo”, “alcahuetes de la policía” y “camaleones”.[133]

Unos días más tarde la FOL publicó un comunicado ratificando el boicot a la firma Catuogno en solidaridad con el gremio de la estiba. En el mismo periódico se denunciaba la represión de la que eran objeto lxs trabajadorxs que militaban en las filas de la FOL. Uno de ellos era Agustín López, estibador portuario. Según la crónica, Agustín fue detenido en varias oportunidades por su participación en la huelga portuaria. Su última detención se había producido el 18 de noviembre.[134] Hacia diciembre de 1932 el boicot a Catuogno continuaba y se entrelazaba con los conflictos de los gremios de la construcción y panaderxs.[135]

Como se puede ver, las notas sobre el conflicto con la firma Catuogno se hicieron cada vez más espaciadas en la prensa anarquista hasta desaparecer sin una referencia concreta sobre su finalización. Es probable que al promediar los 8 meses de prolongación el conflicto se haya diluido por desgaste. El boicot había comenzado a perder efectividad y el ritmo portuario se había restablecido casi por completo. El balance sobre el proceso huelguístico parece haber sido uno para el grupo de activistas del SEUP y otro para un grupo nutrido de obrerxs portuarixs. La contrapropuesta patronal fue evaluada positivamente este último grupo, en sintonía con el sentir los dirigentes de lxs portuarixs de Buenos Aires, y esto decidió la suerte del conflicto. Finalmente, la levantada represiva hacia la segunda mitad de 1932 implicó un nuevo contexto para la militancia ácrata y cerró el ciclo huelguístico iniciado en 1927.

 

Notas finales

 

A lo largo de estas páginas hemos presentado las crónicas de los procesos de organización y lucha protagonizados por lxs estibadorxs agrupadxs bajo las banderas de una organización forista. Las crónicas abarcan un ciclo huelguístico que, con un interregno represivo, se extendió entre fines de 1927 y fines de 1932 y que implicó desde el surgimiento de una novel organización obrera en un también novel puerto, hasta la huelga de 1932, la más larga e intensa del ciclo. Todo esto en el puerto de Mar del Plata, un puerto de construcción tardía y de importancia menor en la constelación de puertos exportadores. Asimismo, estas crónicas representan una aproximación a movimientos huelguísticos dirigidos por anarquistas de la FORA que lograron romper la cotidianidad laboral de uno de los puertos del sudeste bonaerense. Aún queda mucho por investigar, la escasa relevancia de un puerto cerealero que en el ocaso del auge exportador se estaba transformando en puerto pesquero. También es relevante la visibilización que las crónicas habilitan sobre las tramas locales de las firmas trasnacionales más importante de la actividad y sus lazos con la política y lxs políticxs de la localidad.

Por otra parte, deja entrever las intrigas entre los tres partidos mayoritarios en la ciudad de Mar del Plata: conservadores, radicales y socialistas. Otros aspectos a destacar son las condiciones de vida y sociabilidad de las clases populares, la dinámica de las distintas corrientes ideológicas en el seno de la clase obrera, entre otros tópicos. Una problemática a seguir es la referida a las tensiones y rupturas de relaciones sociales que un conflicto de esta magnitud provocó en una localidad en la que todxs se conocen. Por esto decimos que esta aproximación pone en escena una multiplicidad de aristas para comenzar a tirar del hilo de la madeja a desenredar.

La presencia protagónica de activistas anarquista de la FORA V° Congreso abre nuevos interrogantes sobre el decurso de dicha corriente en las postrimerías de la argentina centenaria. Sus prácticas y discursos están muy distantes del manual del buen anarco-comunista. Su activación ambivalente en los entresijos de un estado tan inconcluso como omnipresente habilita una lectura revisionista de aquel manual. Los permisos que solicitaban a la policía, la misma que los apresaba y en el mismo momento en que lo hacía, así como el uso de la legalidad burguesa y sus fueros, y el pedido de reconocimiento de la entidad gremial como antes del golpe del ’30, disparan nuevos interrogantes. Importa hacer notar que el “todo o nada” forista apareció de forma muy marcada en la última huelga, sí, pero no como un mandato divino para estxs anarquistas de carne y hueso que culminaron un proceso de lucha con penas y con glorias. El “todo o nada” fue parte de la discusión al interior del forismo, entre quienes eran de representantes de la entidad portuaria de capital y quienes eran dirigentes locales. Fue el criterio este último grupo el que se impuso. Sus alianzas coyunturales con dueños de camiones y dueños de comercios también nos interpelan en búsqueda de miradas menos monolíticas y acabadas. También lo hace su arraigo territorial y barrial desde una identidad fuertemente obrera, aunque no antagónica con la popular.

La proliferación de eventos en los cuales se usaron armas (de fuego y blancas) permite acercarnos a las formas de la violencia en los procesos de confrontación social, en particular en aquellos en los que intervenían las corrientes ideológicas reivindicadoras de la violencia desde abajo como respuesta a la violencia desde arriba. Ese es el caso del activismo forista. Sin embargo, el uso de armas se muestra extendido al conjunto de las fuerzas políticas, más allá de su discurso público reivindique o no la violencia. Por otra parte, la reivindicación teórica que hacía el forismo sobre el uso de la violencia entraba en tensión cuando debía ser puesta en contexto, y más aún cuando ese contexto implicaba la muerte de una niña inocente. Por un lado, se reivindicaba al Simón Radowitzky y por otro se criticaba a lxs asesinxs anónimxs que, sin intención, asesinaron a la hija de 8 años del rompehuelgas Lazzo.

De todos los elementos que jugaron un rol en la formación y sostenimiento de la organización forista en la estiba, la solidaridad fue uno de los más importantes. De hecho, la SREU entra en la escena pública de la lucha de clases con una huelga en solidaridad con lxs trabajadorxs marítimxs de la FOM en octubre de 1928 y sale triunfante en sus reivindicaciones en enero de 1929 gracias a la solidaridad prestada por otras organizaciones. El pacto solidario implicaba la reciprocidad, el apoyo mutuo. Y su ruptura desencadenaba conflictos intergremiales de consideración, como ocurrió entre la SREU y la FOM. Podemos afirmar con un alto grado de certeza que la solidaridad local y regional era imprescindible para definir la suerte del conflicto a favor de lxs trabajadorxs. El activismo forista lo entendía como un elemento vital del sindicalismo de tendencia revolucionaria.

La constatación de la presencia cotidiana de mujeres en las comunidades portuarias, en los procesos de organización y lucha y como sujeto de represión estatal, llaman la atención sobre su constante silenciamiento e invisibilización en la historiografía. La fuerte creencia sobre la masculinización de las labores portuarias, que pasa por alto varias actividades laborales desarrolladas por mujeres en la zona portuaria. En este sentido, es un menester urgente hurgar entre los vestigios de aquellos pasados para intentar reponer su agencia, sentires y voces, que son también parte constitutiva del constante hacerse y deshacerse clase de lxs trabajadorxs portuarixs.

Finalmente, queremos dedicar estas últimas líneas a destacar el descentramiento de los puertos importantes. En general, los puertos de Rosario y Buenos Aires concitan mayor interés historiográfico, por eso posar la mirada sobre un puerto exportador poco relevante (un puerto pequeño) es ya un logro y permite avanzar sobre un territorio aún desconocido. Asimismo, habilitó un acercamiento más detallado a los lazos y las lógicas comunitarias, en una comunidad portuaria que era entendida “por propios y extraños” como algo distinto a la ciudad de Mar del Plata y que la elite marplatense entendía como su lado oscuro, la antítesis de la villa turística. En este sentido, el barrio Puerto como comunidad, gracias a su formación tardía y a su tamaño, nos permitió abarcar el proceso de formación de clase, de una fracción, de lxs trabajadorxs de la estiba desde su origen hasta su primera crisis de neoformación. Este mismo proceso nos habilitó una ventana a unas formas de cultura obrera y de lenguajes de clase que estaban en vísperas de su gran transformación, pero sobre todas las cosas nos permitió acercarnos a procesos y experiencia formativas intermitentes, discontinuas, sin la linealidad artificial que le otorgan las siglas que comenzarían a ganar perennidad gracias a las manos visibles e integradoras de la figuración estatal.

 

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Fuentes

 

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Periódicos

 

La Capital, Mar del Plata.

La Vanguardia, Buenos Aires.

La Antorcha, Buenos Aires.

El Trabajo, Mar del Plata.

La Protesta, Buenos Aires.

La Prensa, Buenos Aires.

El Obrero del Puerto, Buenos Aires.

 

 

Recepción: 31/10/2021

Evaluado: 18/11/2021

Versión Final: 02/11/2021

 



(*) Doctor en Historia (Universidad Nacional de Mar del Plata. UNMdP). Investigador Adjunto (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. CONICET). Co-director del Grupo de Estudios Sociales Marítimos (GESMar – UNMdP). Coordinador del Seminario de Investigación Sobre el Movimiento de la Sociedad (SISMOS) y miembro responsable del Observatorio de Problemáticas Pesqueras (OPP), Argentina. E-mail: agustin.nieto77@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4467-873X

[1] Agradezco a lxs evaluadores por las sugerencia y observaciones que ayudaron a mejorar el artículo.

[2] La frase refiere a un cuarto de la jornada laboral, por ejemplo, dos horas en una jornada de ocho horas.

[3] Para una aproximación a la configuración laboral en el puerto de Mar del Plata véase Nieto (2018).

[4] Lxs trabajadorxs debían inscribirse en un registro policial para conseguir un carnet de buena conducta y poder ingresar al puerto.

[5] La Antorcha, Buenos Aires, 22/04/1932, p. 6.

[6] La Vanguardia, Buenos Aires, 15/03/1932, p. 5.

[7] La Protesta, Buenos Aires, 04/03/1932, p. 3.

[8] La Antorcha, Buenos Aires, 22/04/1932, p. 3.

[9] La Protesta, Buenos Aires, 15/03/1932, p. 3.

[10] La Capital, Mar del Plata, 09/04/1932, p. 1.

[11] Según la tesis con mayor consenso, la formación del estado nacional argentino se data en 1880 (Oszlak, 2004). Sin embargo, sería un error considerar que esa formación concluyó aquel año. El estado, en tanto forma de organización de las clases dominantes, es una configuración abierta y en constante transformación. Y los equilibrios que crean la ilusión de un período de estabilidad son intrínsecamente inestables como consecuencia del carácter antagónico de las relaciones sociales que dan sustento a la sociedad burguesa.

[12] La Vanguardia, Buenos Aires, 15/04/1899, p. 2.

[13] La Protesta, Buenos Aires, 09/03/1932, p. 1.

[14] La Protesta, Buenos Aires, 09/10/1927, p. 3.

[15] La Protesta, Buenos Aires, 27/11/1927, p. 3.

[16] La Protesta, Buenos Aires, 04/01/1928, p. 3.

[17] La Protesta, Buenos Aires, 27/01/1928, p. 3.

[18] La Protesta, Buenos Aires, 27/01/1928, p. 3.

[19] La Protesta, Buenos Aires, 24/03/1928, p. 4.

[20] La Protesta, Buenos Aires, 18/04/1928, p. 3.

[21] La Protesta, Buenos Aires, 22/04/1928, p. 3.

[22] La Protesta, Buenos Aires, 16/05/1928, p. 3.

[23] La Protesta, Buenos Aires, 19/05/1928, p. 3.

[24] La Protesta, Buenos Aires, 10/11/1928, p. 4.

[25] La Protesta, Buenos Aires, 18/11/1928, p. 3.

[26] La Protesta, Buenos Aires, 22/11/1928, p. 4.

[27] La Protesta, Buenos Aires, 29/05/1928, p. 4.

[28] Actos por el 1º de Mayo, veladas teatrales, conferencias, mitines, etc.

[29] La Protesta, Buenos Aires, 20/07/1928, p. 4.

[30] Este pedido se reiteró en varias oportunidades (La Protesta, Buenos Aires, 18/08/1928, p. 4).

[31] La Protesta, Buenos Aires, 24/07/1928, p. 4.

[32] La Protesta, Buenos Aires, 19/08/1928, p. 4.

[33] La Protesta, Buenos Aires, 24/08/1928, p. 3.

[34] La Protesta, Buenos Aires, 28/09/1928, p. 2.

[35] La Protesta, Buenos Aires, 14/10/1928, p. 3.

[36] La Protesta, Buenos Aires, 27/10/1928, p. 3.

[37] La Protesta, Buenos Aires, 27/10/1928, p. 3.

[38] La Protesta, Buenos Aires, 16/10/1928, p. 3.

[39] La Protesta, Buenos Aires, 16/10/1928, p. 3.

[40] La Protesta, Buenos Aires, 19/10/1928, pp. 3-4.

[41] La Protesta, Buenos Aires, 21/11/1928, p. 4.

[42] La Protesta, Buenos Aires, 23/12/1928, p. 3.

[43] La Protesta, Buenos Aires, 23/12/1928, p. 3.

[44] La Protesta, Buenos Aires, 28/12/1928, p. 3.

[45] La Protesta, Buenos Aires, 28/12/1928, p. 3.

[46] La Protesta, Buenos Aires, 30/01/1929, p. 4.

[47] La Protesta, Buenos Aires, 25/10/1929, p. 3.

[48] La Protesta, Buenos Aires, 31/10/1929, p. 4.

[49] La Protesta, Buenos Aires, 02/11/1929, p. 3.

[50] La Protesta, Buenos Aires, 30/10/1929, p. 3.

[51] La Protesta, Buenos Aires, 31/10/1929, p. 4.

[52] La Protesta, Buenos Aires, 06/11/1929, p. 3.

[53] La Protesta, Buenos Aires, 07/11/1929, p. 4.

[54] La Protesta, Buenos Aires, 07/11/1929, p. 4.

[55] La Protesta, Buenos Aires, 21/11/1929, p. 3.

[56] La Protesta, Buenos Aires, 23/11/1929, p. 4.

[57] La Protesta, Buenos Aires, 26/11/1929, p. 3.

[58] La Protesta, Buenos Aires, 01/12/1929, p. 4.

[59] La Protesta, Buenos Aires, 08/02/1930, p. 3.

[60] La Protesta, Buenos Aires, 08/02/1930, p. 3.

[61] La Protesta, Buenos Aires, 05/02/1930, p. 2.

[62] La Protesta, Buenos Aires, 07/02/1930, p. 3.

[63] Esta situación no era una especificidad del puerto de Mar del Plata, estaba pasando en los muelles de los principales puertos del país (La Protesta, 07/02/1930, p. 3).

[64] La Protesta, Buenos Aires, 09/02/1930, p. 4.

[65] La Protesta, Buenos Aires, 11/02/1930, p. 4.

[66] La Protesta, Buenos Aires, 19/02/1930, p. 4.

[67] La Protesta, Buenos Aires, 28/02/1930, p. 3.

[68] La Protesta, Buenos Aires, 09/03/1930, p. 1.

[69] La Protesta, Buenos Aires, 11/03/1930, p. 3.

[70] La Protesta, Buenos Aires, 12/03/1930, p. 3.

[71] La Protesta, Buenos Aires, 19/03/1932, p. 3.

[72] Para este apartado nos basamos en Nieto (2018).

[73] En ese momento, la FOL agrupa a 9 sindicatos: estibadorxs, camionerxs, panaderxs, cocherxs, picapedrerxs, albañiles, obrerxs del afirmado, de lavaderos y talleres de planchado, mosaístas.

[74] La Capital, Mar del Plata, 11/03/1932, p. 3.

[75] La Protesta, Buenos Aires, 07/05/1932, p. 2.

[76] La Protesta, Buenos Aires, 12/03/1932, p. 1.

[77] La Protesta, Buenos Aires, 22/04/1932, p. 4.

[78] La Prensa, Buenos Aires, 12/03/1932, p. 3.

[79] La Protesta, Buenos Aires, 15/03/1932, p. 3.

[80] La Capital, Mar del Plata, 11/03/1932, p. 3.

[81] La Protesta, Buenos Aires, 19/03/1932, p. 3.

[82] El Obrero del Puerto, Buenos Aires, 27/03/1932, p. 4.

[83] El Trabajo, Mar del Plata, 15/03/1932, p. 5.

[84] La Capital, Mar del Plata, 17/03/1932, p. 1.

[85] La Capital, Mar del Plata, 17/03/1932, p. 7. Las mayúsculas pertenecen a la nota original.

[86] La Capital, Mar del Plata, 18/03/1932, p. 1.

[87] El Trabajo, Mar del Plata, 18/03/1932, p. 4.

[88] El Obrero del Puerto, Buenos Aires, 27/03/1932, p. 3.

[89] La Capital, Mar del Plata, 23/03/1932, p. 4.

[90] La Capital, Mar del Plata, 31/03/1932, p. 3.

[91] La Protesta, Buenos Aires, 01/04/1932, p. 3.

[92] La Protesta, Buenos Aires, 30/03/1932, p. 3.

[93] Antonio (14), Francisca (12), Francisco (11), Antonia (8), Juan (7), José (5), María Dolores (4), Natividad (1).

[94] La Capital, Mar del Plata, 05/04/1932, p. 3.

[95] La Capital, Mar del Plata, 05/04/1932, p. 3.

[96] La Protesta, Buenos Aires, 22/04/1932, p. 3.

[97] La Protesta, Buenos Aires, 08/04/1932, p. 3.

[98] La Capital, Mar del Plata, 08/04/1932, p. 3.

[99] La Capital, Mar del Plata, 09/04/1932, p. 3.

[100] La Capital, Mar del Plata, 09/04/1932, p. 3.

[101] La Capital, Mar del Plata, 09/04/1932, p. 3.

[102] La Capital, Mar del Plata, 12/04/1932, p. 3.

[103] La Protesta, Buenos Aires, 22/04/1932, p. 3.

[104] La Capital, Mar del Plata, 09/04/1932, p. 1.

[105] La Prensa, Buenos Aires, 10/04/1932, p. 3.

[106] La Antorcha, Buenos Aires, 13/05/1932, p. 6.

[107] La Antorcha, Buenos Aires, 29/04/1932, p. 6.

[108] La Protesta, Buenos Aires, 22/04/1932, p. 3.

[109] La Capital, Mar del Plata, 19/04/1932, p. 3.

[110] La Capital, Mar del Plata, 21/04/1932, p. 3.

[111] La Protesta, Buenos Aires, 24/04/1932, p. 3.

[112] La Protesta, Buenos Aires, 26/04/1932, p. 3.

[113] La Protesta, Buenos Aires, 30/04/1932, p. 1.

[114] La Protesta, Buenos Aires, 05/05/1932, p. 3.

[115] La Protesta, Buenos Aires, 17/05/1932, p. 3.

[116] La Protesta, Buenos Aires, 07/05/1932, p. 3.

[117] La Protesta, Buenos Aires, 07/05/1932, p. 3.

[118] La Protesta, Buenos Aires, 08/05/1932, p. 3.

[119] La Protesta, Buenos Aires, 10/05/1932, p. 3.

[120] La Protesta, Buenos Aires, 12/05/1932, p. 3.

[121] La Protesta, Buenos Aires, 13/05/1932, p. 3.

[122] La Protesta, Buenos Aires, 19/05/1932, p. 3.

[123] La Protesta, Buenos Aires, 17/05/1932, p. 3.

[124] La Protesta, Buenos Aires, 22/05/1932, p. 3.

[125] Es un tetraedro de metal formado por puntas metálicas afiladas. Al dejarla caer al suelo, una de las puntas siempre apunta hacia arriba, mientras las otras puntas forman la base. Se esparcen sobre las calles para pinchar los neumáticos de los vehículos.

[126] El Obrero del Puerto, Buenos Aires, junio de 1932, p. 3.

[127] La Protesta, Buenos Aires, 27/05/1932, p. 7.

[128] El Obrero del Puerto, Buenos Aires, junio de 1932, p. 3.

[129] El Obrero del Puerto, Buenos Aires, junio de 1932, p. 3.

[130] La Protesta, Buenos Aires, 11/06/1932, p. 3.

[131] La Protesta, Buenos Aires, 11/06/1932, p. 3.

[132] La Protesta, Buenos Aires, 15/10/1932, p. 7.

[133] La Protesta, Buenos Aires, 26/11/1932, p. 3.

[134] La Protesta, Buenos Aires, 26/11/1932, p. 3.

[135] La Protesta, Buenos Aires, 30/11/1932, p. 7.