Las giras sindicales
como instrumento
de construcción
del movimiento obrero.
La FORA en Entre
Ríos (1918-1921)
Hernán
M. Díaz[1]
(UBA;
hernandiaz59@gmail.com)
En el presente
texto se tratará de relevar la importancia que tuvieron las giras sindicales de
la Federación Obrera Regional Argentina (IX Congreso) por el interior del país
como una manera de extender la organización
obrera pero, al mismo tiempo, como un fenómeno cultural y a la vez político,
donde se tienden lazos de comunicación entre el centro del país y las
periferias. Estas giras no solamente nos hablarán de la FORA y sus intentos de
expansión: también trataremos de realizar una caracterización social del sector
social al que se dirigieron, quiénes eran, cómo vivían, cuántos se organizaban
alrededor de los delegados en gira, cuál era la mecánica de traslado y de
reunión, de manera de acercarnos a las vivencias cotidianas de los trabajadores
con respecto a estos viajeros. Y aunque nos detendremos específicamente en una
de esas giras, nuestra intención no será realizar una cronología de la misma ni
un análisis político de sus propuestas o sus logros sino, particularmente,
describirla como una metodología de vinculación entre la central sindical
nacional y los trabajadores aislados (en mayor o menor medida) del interior del
país.
Nuestro
eje será el despertar de la organización del movimiento obrero de la provincia
de Entre Ríos en los primeros años de la presidencia de Yrigoyen, ascenso que
se trunca, en gran medida, hacia el año 1921, año en el que se produjeron dos
acciones represivas feroces de la Liga Patriótica Argentina, una en Villaguay y otra en Gualeguaychú.
Entre esas giras, la más larga y documentada es la de Ramón Suárez, de enero a
septiembre de 1920, pero también haremos referencia a otros delegados enviados
por la central obrera.
En
primer lugar haremos una breve introducción para ubicarnos en el período pero,
sobre todo, para registrar aquellos elementos destacados que van a reaparecer
en el curso del trabajo. Luego presentaremos un panorama del conjunto de giras
sindicales que realizó la FORA en estos años y finalmente detallaremos las
características que adoptó la gira realizada por Ramón Suárez.
Situación
de la FORA IX Congreso frente a Yrigoyen
La
Federación Obrera Regional Argentina, desde su IX Congreso de 1915, estaba
orientada fundamentalmente por el sindicalismo revolucionario, y encontraba sus
puntos de apoyo más importantes en las federaciones sindicales de ferroviarios
y de marítimos.
Estas
grandes federaciones no solamente conformaron la columna principal de la nueva
FORA sino que, por añadidura, resultaban sindicatos estratégicos por dos
motivos: por un lado, eran los que transportaban la mayor riqueza que producía
la Argentina: granos y carnes para la exportación, actuando como un conducto
exclusivo cuya paralización implicaba una enorme fuerza de coerción con
respecto a los grupos patronales y el Estado. Por otro lado, su misma acción de
circulación por la mayor parte de las ciudades y los puertos de la Argentina
los convirtieron en un factor de transmisión de ideas obreristas y en una
palanca de apoyo que permitía superar el aislamiento de los trabajadores en los
pequeños poblados.[2]
La
llegada al poder de Yrigoyen planteó un nuevo escenario para la renovada
federación obrera. La consecuencia más importante del cambio de régimen fue la
proliferación de conflictos reivindicativos de los obreros, lo cual generó
también una enorme afluencia de trabajadores a las filas sindicales. Baste como
ejemplo señalar que de 65 organizaciones sindicales presentes en el IX Congreso
de 1915, se pasa a 127 organizaciones en el X Congreso de fines de 1918 y a 535
para el XI Congreso de 1921.[3] La FORA pasa de 2.666
cotizantes por mes en 1915, a 35.726 en 1918 hasta llegar a 68.138 en 1920.[4]
Por
otra parte, el ascenso del radicalismo al gobierno coincide con una profunda
transformación en los agrupamientos políticos vinculados al movimiento obrero.
El anarquismo puro, que tuvo el liderazgo de la Federación Obrera prácticamente
desde sus comienzos hasta 1915, está en franca declinación. La FORA del V
Congreso apenas cuenta con una docena de organizaciones, pero entre ellas están
los estibadores del puerto de varias ciudades, otra pieza clave para el
transporte de mercaderías para la exportación. La Federación Obrera Marítima
(adherida a la FORA del IX Congreso) pretende que todos los estibadores se
inscriban en su entidad, junto al personal de embarque, pero la intransigencia
de los “quintistas” lleva a la división en las
medidas de fuerza.
El
socialismo está con nuevas fuerzas, pues el sufragio universal le ha dado
visibilidad en la política argentina, pero su vínculo con el movimiento obrero
es siempre inestable: comienzan las dificultades con la expulsión de la mayor
parte de su fracción obrera(los sindicalistas revolucionarios) en 1906 y se
continúa con la expulsión de la izquierda del partido en 1917, sector que había
animado el Comité de Propaganda Gremial desde 1912. El socialismo contará en
sus filas todavía con muchos delegados y algunos sindicatos importantes, como
La Fraternidad y municipales, pero su desconfianza hacia los movimientos
huelguísticos y su preferencia por la lucha parlamentaria los pondrán a menudo
a contrapelo de todo el arco político que milita sindicalmente.[5]
De
esa izquierda socialista expulsada en 1917 surgirá el Partido Socialista
Internacional, desde 1920 Partido Comunista. Su crecimiento estará centrado en
la ciudad de Buenos Aires y, en menor medida, en Córdoba, pero ya en el
Congreso de la FORA de 1921 se ganará cinco puestos en el comité central
confederal, lo cual habla también de su prestigio como dirigentes.
Indudablemente, la fuerza del partido dirigido por Penelón
y Ferlini se irá acrecentando en la medida en que se
va manifestando paulatinamente su vínculo con la Rusia soviética.[6]
El
sindicalismo revolucionario, en cambio, vive su hora más destacada. Después de
siete años de combate, logra derrotar al anarquismo en el congreso de 1915, se
sube a la cresta de la ola de protestas obreras que siguieron al advenimiento
del radicalismo y mantiene con Yrigoyen una relación estrecha que los pone casi
como una central sindical oficial, con llegada directa al presidente de la Nación.
El
radicalismo, por su parte, se aprovecha de su vínculo con la dirección de la
FORA del IX Congreso[7]
y tiene una actitud cambiante con respecto a las huelgas de trabajadores:
favorece efectivamente a los obreros en muchos conflictos privados, pero tiende
a mostrarse intransigente y represivo ante los movimientos en organismos del
Estado. Tampoco se puede dejar de señalar que en determinados conflictos de
gran envergadura, como la semana trágica de 1919 o las huelgas patagónicas de
1921, el yrigoyenismo se inclinó finalmente por
apoyar la represión del ejército.[8]
Por
último, debemos nombrar un actor que se va a dedicar a cumplir aquellas tareas
represivas que, según ellos, el gobierno no está dispuesto o no está preparado
para llevar adelante: la Liga Patriótica Argentina. Este agrupamiento
paramilitar será el que justamente cierre el ciclo de ascenso obrero en la
provincia de Entre Ríos.[9]
Las
giras sindicales de la FORA
En
la Memoria y balance que la FORA
presenta para su discusión en el XI Congreso de enero de 1921, queda claro que
las giras sindicales por el interior del país están en el centro de las
preocupaciones de la central sindical. “Las excursiones o giras de propaganda
por el interior del país han sido –todos los federados tuvieron ocasión de
palparlo– uno de los principalísimos factores del progreso que acusa la FORA”.[10]
Por
un lado, en el mismo balance, se hace un detalle de todas las delegaciones
(viajes específicos a una ciudad por un conflicto o por un acto) y las giras
(por diversas ciudades) que se han realizado en los dos últimos años. Por el
otro, se propone una modificación en los estatutos que incluye la creación de
un cuerpo de “propagandistas permanentes” a los que se “les fijará una
remuneración mensual y viático cuando deban trasladarse de un punto a otro”.[11] Hay que deducir entonces
que las giras realizadas hasta este momento no contaban con la aprobación
estatutaria para ser rentadas, y efectivamente no encontramos en los balances
de la FORA o de la FOM erogaciones mensuales en concepto de giras sindicales.
Podemos interpretar que los viajes se realizaban gratuitamente (contando con la
colaboración de los sindicatos ferroviario y marítimo) y que el alojamiento y
alimentación corrían a cuenta de los militantes del pueblo visitado.
Además,
la FORA redactó una circular (la Nº 2 de 1920) dedicada expresamente al
problema de las giras, circular comentada en diferentes publicaciones de la
época pero que lamentablemente no hemos ubicado.
Las
giras más destacadas son las del año 1920, ya que abarcan amplias zonas de la
Argentina y llegan a extenderse hasta los diez meses. Enrique Villacampa
recorre una enorme cantidad de pueblos de Córdoba, San Luis, y Santa Fe, desde
octubre de 1919 hasta comienzos de 1920. Luis Lotito hará una larga gira por el
Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones, a partir de enero de 1920. También a
fines de ese año irán los dirigentes Adán Ibáñez y Santiago Lazzaro
para asistir a los conflictos de La Forestal, en el norte de Santa Fe. Este
mismo Lazzaro irá en enero y febrero de 1921 a la
zona de Río Gallegos, donde ya se está anticipando el conflicto que terminará
en la masacre de fines de ese año. Adán Ibáñez, por su parte, realizará la gira
más extensa temporalmente, entre enero y noviembre de 1920, abarcando pueblos
de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, principalmente. Dejamos para el último
lugar las giras de Ramón Suárez, que analizaremos más en detalle, que abarcaron
toda la zona sur de la provincia de Entre Ríos, y fueron realizadas entre
febrero y julio de 1920 la primera, y en septiembre del mismo año la segunda.
Pero
además de esas giras, consignaremos también algunas otras, de menor importancia
pero significativas por los objetivos o por los militantes que las realizaron.
Sebastián Marotta (secretario general de la FORA) y
Francisco J. García (titular de la Federación Obrera Marítima, FOM) recorren el
Litoral en mayo de 1918. Para la misma época, José Maqueira,
del sindicato de choferes, recorre Cuyo, y Bautista Mansilla, el centro de la
Argentina. En julio de 1918 José Benvenuto se dirige
a Mendoza (foco de una serie de conflictos importantes). Bartolomé Senra Pacheco (subsecretario de la FORA) hará diversos
viajes por el país y visitará varias veces la provincia de Entre Ríos. Daniel Alvaredo, otro dirigente de la FORA, sufrirá más de un año
de prisión entre 1919 y 1920 por acudir en apoyo de los conflictos obreros en
la provincia de Entre Ríos.
Como
corolario señalaremos que la Unión Sindical Argentina, continuadora de la FORA
a partir de 1922, volvió a desplegar su estrategia de giras sindicales por el
interior, aunque en menor escala que las desarrolladas entre 1918 y 1920.
El
movimiento obrero de la provincia de Entre Ríos
La
provincia de Entre Ríos tiene una gran cercanía con los centros neurálgicos de
la economía argentina, pero está separada de las grandes ciudades, como Rosario
y Buenos Aires, por un obstáculo relativamente dificultoso para superar, pues,
haciendo honor a su nombre, está encerrada entre dos grandes ríos: Paraná y
Uruguay. Su gran producción agropecuaria se trasladaba por tren hasta las bocas
de salida (los puertos de Paraná, Diamante, Pueblo Brugo, Concordia, Concepción
del Uruguay, Gualeguaychú y Colón) y de allí en barco
hacia Buenos Aires. La ciudad más austral, Ibicuy, se conectaba con los puertos
de Zárate y de Buenos Aires a través de un ferryboat.
El
ferrocarril provincial (The Entre Rios
Railway Company Limited)
era de propiedad inglesa. Había empezado a operar en 1892 en base a algunos
tendidos previos del ferrocarril provincial, de 612 km. Aumentó su alcance
progresivamente hasta 1915, llegando a los 1.300 km. El Ferrocarril de Entre
Ríos será nacionalizado por el gobierno de Juan D. Perón en 1948.
Según
el censo de 1914,[12]
la provincia cuenta con 425 mil habitantes. Ninguna ciudad entrerriana se
acerca a la importancia de Buenos Aires o incluso de otras ciudades del
interior del país. La capital, Paraná, tiene 36 mil habitantes. Otros poblados
importantes, como Concordia, Gualeguay, Gualeguaychú,
Concepción del Uruguay o Victoria tienen entre 13 mil y 20 mil habitantes
urbanos.
En
los últimos años de la década del 10 en la provincia de Entre Ríos aumentan los
reclamos obreros. En un primer momento se organizan unos pocos núcleos a partir
de la actividad de dos sindicatos viajeros: los ferroviarios y los marítimos.
Los primeros constituyen grupos en Ibicuy y en Basavilbaso,
los marítimos crean grupos de apoyo en Concordia y en Concepción del Uruguay.
Pero con el tiempo se van creando organizaciones en otros puntos importantes de
la provincia. Como afirma uno de los protagonistas de esta organización, oculto
tras el seudónimo Caronte: “Hace un año y medio sólo existían el Sindicato de
Estibadores de Ibicuy y la sección de la Federación Ferroviaria de la misma
localidad. Actualmente tienen próspera vida ocho sindicatos en la ciudad de Gualeguaychú y cuatro en los más importantes pueblos, que
agrupan a los obreros de diferentes oficios y profesiones, desde la estación
Gilbert hasta el puerto de Ibicuy inclusive”.[13]
A
riesgo de fatigar con el detalle, enumeramos los conflictos que tuvieron lugar
en la provincia de Entre Ríos. En el año 1919 hubo huelgas en el Frigorífico Liebig, de Colón; en Gualeguaychú,
huelgas de estibadores, carreros, sastres, costureras, empleados de comercio y
panaderos; los estibadores hicieron huelga en Ibicuy, Concepción del Uruguay,
Curtiembre y Gualeguay. En esta última ciudad también hubo huelga del sindicato
de oficios varios.[14] En 1920, pararon los
estibadores de Crespo,Viale, Urquiza, Victoria,
Ibicuy, Basavilbaso, Urdinarrain,
Concordia y La Paz; los molineros de Crespo y Nogoyá;
los clasificadores de cereal de Curtiembre; los carreros de Victoria, La Paz y Urdinarrain; los obreros rurales de Basavilbaso;
los de luz y fuerza de Paraná; los empleados municipales de Villa Clara; los
panaderos de Diamante y Urdinarrain. En Victoria y
Concordia hubo huelga del sindicato de oficios varios; en Concordia, de
cigarreros y obreros de aguas corrientes; en Gualeguaychú,
de empleados de comercio, y en Gualeguay hubo una huelga general.[15]
La
FORA realizará una tarea de constante apoyo y organización en el movimiento
obrero entrerriano. En distintas oportunidades entre 1918 y 1921 llegarán en su
carácter de enviados por la central obrera Daniel Alvaredo,
E. Mársico, Enrique Villacampa, Luis Lotito, Bartolomé Senra
Pacheco, Ramón Suárez, Francisco J. García, Sebastián Marotta,
Félix Godoy y Edelmiro Bernárdez: prácticamente la totalidad de la dirección
sindical y marítima realizó algún tipo de actividad de propaganda y
proselitismo. La sola presencia de esos dirigentes estimulaba a los
trabajadores a presentar pliegos de reivindicaciones, que generalmente eran
tomadas por los visitantes para mediar ante las autoridades públicas o ante las
patronales. La enorme mayoría de esas pequeñas huelgas llegaron a un triunfo,
aunque fuera parcial. Si bien el sindicato aislado en su pueblo podía parecer
débil, la solidaridad generalizada del resto de los sindicatos, sobre todo de
los ferroviarios y los marítimos, hacía el resto.
Ramón
Suárez y las giras por Entre Ríos
La
ciudad de Gualeguaychú, que cuenta con un pequeño
puerto vinculado al río Uruguay, se transformó en 1919 en uno de los centros de
agitación obrera más importantes de la provincia. Allí se crea una Sociedad de
Resistencia Obrera, adherida a la central sindical nacional, y una docena de
sindicatos. Hacia fines de 1919 se producen varios conflictos gremiales:
tabaqueros, picapedreros y estibadores. Por un incidente menor en la huelga de
estos últimos, son encarcelados ocho activistas, entre ellos Daniel Alvaredo, delegado de la FORA en la ciudad. Ante esa
situación, además de brindarles a todos ellos asistencia jurídica, la FORA le
pide a Ramón Suárez, delegado marítimo que se encontraba en Concepción del
Uruguay, que baje a Gualeguaychú para asesorar y
apoyar los conflictos obreros.
Precisemos
antes de avanzar quién era Ramón Suárez. Nacido en 1894 en Galicia, había
emigrado a Buenos Aires hacia 1912. En 1916 empezó a militar en el Partido
Socialista y pronto entró en contacto con la oposición interna nucleada
alrededor del Comité de Propaganda Gremial. Expulsado este sector a fines de
1917, fundan el Partido Socialista Internacional, siendo Suárez una de sus
principales figuras y candidato ubicuo en las elecciones de 1918, 1920 y 1922.
En este último año, incluso, es votado en primer lugar (por encima de Codovilla, Ghioldi y otros) para
formar parte del comité central del partido (ya con el nombre de Partido
Comunista). Paralelamente, Suárez tiene una destacada actividad sindical en el
Sindicato de Mozos, adherido a la Federación Obrera Marítima. Cumple la tarea
de repostero en la cocina de a bordo, en los viajes de cabotaje a la Patagonia
y en el Litoral. Como parte de la dirección de la FOM es convocado a realizar
la gira por Entre Ríos.[16]
Ramón
Suárez se quedará cinco meses en Gualeguaychú, desde
setiembre de 1919 hasta enero de 1920. Allí encabezará todos los reclamos
sindicales, se entrevistará con diferentes empresarios y con autoridades
municipales, y se convertirá en el alma del renacimiento de la vanguardia
obrera de la zona.
Luego
realiza dos giras por la provincia. La primera va de febrero a julio de 1920 y
abarca una multitud de pueblos y ciudades del sur de la provincia de Entre
Ríos; la segunda es más breve, la realiza hacia el mes de setiembre de 1920, e
incluye un puñado de pueblos agrícolas del centro de la provincia (muchos de
los cuales son colonias judías) y culmina con la creación de una Federación
Obrera Comarcal alrededor de Villa Clara.
El
30 de enero de 1920 Ramón Suárez inicia su periplo, a pedido de la FORA y como
representante de ésta. Así visitará ciudades, poblados, aldeas y rancheríos.
Para dar una idea de la extensión abarcada, hemos reproducido en un mapa
esquemático todos los pueblos que Ramón Suárez visitó en estos ocho meses.
Tenemos
dos fuentes de información de este viaje: por un lado, los informes que Ramón
Suárez envía a la FORA y que son publicados en La Organización Obrera, su órgano central; por el otro, los
informes que otros activistas de esos pueblos envían al mismo periódico.[17] Los informes de Ramón
Suárez son más detallados, pero los otros tienen el valor de mostrarnos más
objetivamente aquello que el mismo protagonista no puede decirnos: su éxito como
organizador y como orador.
No
vamos a pormenorizar cronológicamente la visita a cada uno de los pueblos, sino
que trataremos de destacar sus elementos generales más significativos. En
primer lugar, señalaremos algunos elementos que nos hablan de la gira como cultura política, como una
experiencia significativa tanto para el dirigente como para los militantes de
los diferentes pueblos, en cierto modo hablaremos de las giras como una
experiencia subjetiva, enmarcada en una estructura objetiva, histórica y
política. Luego, analizaremos algunos elementos políticos que se pueden
observar en el marco de la lucha de tendencias que recorre al movimiento obrero
argentino.
Trenes y arengas
Ramón
Suárez aprovecha el tendido de línea ferroviaria de la provincia. Prácticamente
todos los pueblos que visita son estaciones de ferrocarril y el tren es su
medio de transporte casi constante. Una de las escenas que abunda en sus
informes es la despedida del pueblo, donde los gritos de la gente se confunden
con los silbidos del tren en marcha, y nos imaginamos al delegado de la FORA
saludando desde una ventanilla e improvisando un último discurso. Pero también
hace algún trayecto a caballo, cuando va desde Gualeguay hasta Puerto Ruiz y
posiblemente también desde Villa Clara a Capilla. Por último, las localidades
de la costa del río Paraná (Pueblo Brugo, Curtiembre, General Alvear, Paraná y
Rosario) son recorridas en barco, medio de transporte bien conocido por Ramón
Suárez.
Si
algo caracterizó a Ramón Suárez Picallo militando más
tarde en la emigración gallega o en la Segunda República española fue su
capacidad oratoria. En esta gira, con 26 años de edad, el discurso es un
elemento central en su relación con las bases sindicales. En cada pueblo que
visita da conferencias sobre la situación de la clase obrera bajo el
capitalismo, sobre las leyes antiobreras del Estado
argentino, sobre las luchas de los marítimos, contra la Liga Patriótica
Argentina (un elemento central en la propaganda que realiza la FORA en estos
años).
Ramón
Suárez es infatigable: habla dos horas en Ibicuy, una hora en Capilla, una hora
y media en Urdinarrain. En Basavilbaso
hace una maratón de discursos: llega el 22 de febrero, a las 7.30 horas. A las
9.30 ya está dando una conferencia en el local de los ferroviarios. Hace una
historia del gremio y de sus disidencias y aboga por la unidad de la clase
obrera. Al día siguiente, a las 5 de la tarde, da otra conferencia contra las
leyes antisociales. El día 24, a las 9 de la noche, da una tercera conferencia
sobre las luchas obreras en general. Esta situación se repite en todos los pueblos
que pisa.
Dicta
conferencias, improvisa discursos en las plazas, dirige asambleas sindicales
donde se puede: a veces en el local gremial, muchas veces en casas
particulares. Pero es importante destacar los actos en la plaza central del
pueblo: allí se lo verá en Nogoyá, Gualeguay,
Victoria, Pueblo Brugo, Villaguay. Estos actos son
fundamentales desde el punto de vista del proselitismo porque no participan
solamente los asociados, como en las asambleas, o los más interesados, como en
las conferencias en teatros. Los actos en las plazas convocan a cualquier
paseante y las ideas de la central de trabajadores penetran en el conjunto de
la población. En Victoria, por ejemplo, la crónica de un corresponsal habla de
mil personas; en Gualeguay, 1.500 oyentes; en San Salvador, un villorrio, se
realiza una manifestación y conferencia con 400 personas. Siempre debemos
recordar que en esa época no existían micrófonos ni megáfonos: el orador debía
ser escuchado por todos los asistentes a puro pulmón.
En
Capilla, el mismo Ramón Suárez, dirigiéndose al local sindical, ve a algunos
paisanos caminando hacia el pueblo, y al ser interrogados, contestan: “Vamos al
local de la huelga; dicen que hablará allí uno que defiende a los pobres”.
Suárez, el que venía a “defender a los pobres”, habla durante una hora. Los
partícipes de la asamblea son obreros rurales y vienen desde tres leguas de
distancia.
El
carisma y la capacidad discursiva que despliega Ramón Suárez frente a su
auditorio quedan constantemente registrados en las crónicas. Dice el
corresponsal de Urdinarrain: “Durante la estada del
camarada Suárez se hacían todas las noches conferencias de carácter familiar en
el local del sindicato, explicándose en ellas los principios y fines de la
FORA. […] Los compañeros escuchaban con atención las disertaciones de Suárez, que
eran instructivas y claras”.[18]
El
corresponsal de Ibicuy: “Frecuentes aplausos interrumpieron al compañero Suárez
durante el desarrollo de la conferencia y al final se le tributó una prolongada
ovación”.[19]
El
corresponsal de Victoria: “Al terminar, así como en diversos pasajes, el orador
fue calurosamente ovacionado y se vivó a la FORA”.[20] Y en otra charla en el
mismo pueblo: “La plaza principal estaba de bote en bote. El pueblo entero
deseaba escuchar la palabra del delegado obrero. Al aparecer en la tribuna el
camarada Suárez, los vivas se repitieron y los aplausos impidieron oír sus
primeras palabras”.[21]
En
el pequeño pueblo de Curtiembre, otro corresponsal detalla los contenidos y la
forma del discurso de nuestro protagonista: “Habló Suárez extensamente,
haciendo infinidad de consideraciones sobre la organización sindical, la
orientación que debían seguir los obreros para obtener triunfos sobre el
capitalismo y hacerse aptos para conquistar su emancipación. Por la ilustrativa
sencillez y claridad con que habló, se hizo comprender por los numerosos
compañeros que lo escuchaban”.[22]
Paisanos y
paisanas
¿Quiénes
eran y cómo vivían los obreros que iban a escuchar la palabra de Ramón Suárez?
En muchos lugares se trabajaban diez, doce o más horas. En Basavilbaso,
por ejemplo, un pueblo que contaba con cierta tradición de organización
sindical, los obreros de carga y descarga del ferrocarril trabajaban doce horas
por día con un sueldo escaso. “Vivían en carpas de lona en las más horribles
condiciones”, nos cuenta el mismo Suárez.[23]
Curtiembre
es un pequeño pueblo obrero, relata también, “pueblo perdido en las barrancas
del Paraná”, lleno de “ranchos” (con comillas en el original), donde los
delegados de los estibadores controlan todo el trabajo y para quienes las
disposiciones del sindicato “son como el catecismo para los creyentes”.[24]
Para
llegar a Capilla atraviesa una zona agrícola, junto al camarada Silva. Ve las
viviendas de los obreros, “verdaderas conejeras. Son ‘ranchos’ de 1x2, con mal
techo, adornados, a guisa de ventanas, de grandes agujeros”.[25]
Es
interesante la fuerte presencia de mujeres en todo el periplo de la gira por
Entre Ríos. Trabajan en fábricas de tabaco y cigarrillos y en las de hilo
sisal. En Villaguay están organizadas las obreras
tabaqueras. En Gualeguaychú existe una amplia
organización femenina, dirigida por M. Bella de Godoy, y el centro activo se
encuentra en las obreras cigarreras. En el pequeño pueblo de Urquiza, cuenta
Suárez, “se iniciaron los trabajos para asociar a las mujeres, anotándose cerca
de cincuenta”.[26]
Tampoco en los ambientes sindicales falta la presencia femenina más
tradicional: en Victoria, nos cuenta un corresponsal, al terminar una
conferencia varias señoritas obsequian al delegado de la FORA con ramos de
flores.
Hay
pocas referencias a inmigrantes o población extranjera. En el total de la
provincia, alrededor del 17% de la población es inmigrante (mientras que en la
ciudad de Buenos Aires supera el 50%), y de ese porcentaje la mitad son
uruguayos. En el centro y norte de la provincia hay una serie de colonias
judías de origen ruso, y quedan algunas huellas de su presencia en esta gira.
El 7 de setiembre se realiza una manifestación en Villa Clara. Allí Ramón
Suárez escucha vivas a la Federación Rusa y a la III Internacional: es un
“coterráneo de Lenin y Gorki”, nos dice, que confía en que la clase obrera
vencerá con los mismos métodos que en su país de origen.[27]
En
Domínguez, el delegado de los pobladores se apellida Ascensoff,
inmigrante judío de origen ruso, y esto da pie a Suárez para realizar una
actividad entre los colonos. Da una conferencia el 9 de septiembre, a las 10 de
la mañana, y concurren varios centenares, según nos informa el delegado de la
FORA. Suárez concluye de manera optimista: “Dado el despertar del proletariado
del campo, que exige mejoras, los colonos reaccionan también. Al fin se dan
cuenta de que la clase obrera tiene razón y que su camino no debe ser el de
oponerse a las exigencias obreras, sino que, por el contrario, deben mirarlas
con simpatía”.[28]
Y
aunque no se produce en el marco de la gira de Ramón Suárez, no podemos dejar
de señalar que en el acto del 1º de mayo de 1920, realizado en Basavilbaso por la FORA, los oradores son González Barlett y Greyver, este último
“en idioma hebreo”.[29]
Pero
es el mismo Suárez quien se refiere a la cuestión de la inmigración en la
Argentina. En un discurso de dos horas en Urdinarrain,
pronuncia una conferencia sobre la ley de Residencia, sancionada en 1902, que
permite expulsar extranjeros en caso de alteración del orden político. Pero los
conflictos entre burgueses y obreros, dice Suárez, no son obra de extranjeros,
y por eso la aplicación de la Ley de Residencia desde hace 18 años no pudo
detener la organización del proletariado.
La
segunda gira de Ramón Suárez, alrededor de la zona de Villaguay
en el mes de septiembre de 1920, se realiza en plena zona de colonias judías.
Cuando recrudezcan las acciones de matonaje de la
Liga Patriótica, a la violencia antiobrera le añadirán,
como es esperable, la violencia antisemita. El nombrado Ascensoff,
delegado general de la Federación Comarcal de Villaguay,
irá preso a principios del año siguiente, pero al ser puesto en libertad es
atacado por un grupo de la Liga que lo deja “en un estado lamentable”.[30]
Si
hablamos de inmigrantes, no podemos dejar de referirnos a las migraciones
internas por motivos laborales. Ramón Suárez comenta en uno de sus informes que
los estibadores de Gualeguay apoyan a la FORA, y “muchos de ellos trabajaron en
otras partes donde hay instituciones federadas”.[31] Esto es importante,
porque a veces se tiene la idea de que el trabajador del campo o de los
pequeños pueblos es un colectivo inmóvil, desinformado y alejado de la
vitalidad de las capitales, cuando en realidad las mismas migraciones internas
de la Argentina podían coadyuvar a la organización de los trabajadores en todo
el territorio, organización que estaba más impedida por las condiciones propias
del interior que por la desinformación y aislamiento de los obreros.
Como
se puede ver, tanto el traslado de los trabajadores por la tarea desarrollada
(ferroviarios, marítimos) como la propia movilidad del obrero en busca de
posibilidades laborales, son factores que permiten profundizar y extender la
organización obrera. Por otra parte, también abundan en estos informes las
referencias a los trabajadores que escuchan por primera vez la palabra de los
líderes de la central sindical, pero que conocían de las huelgas de las grandes
ciudades por los diarios comerciales: “Los trabajadores de estos lugares nunca
escucharon la palabra de los propagandistas obreros. Ellos saben que en otras
partes los obreros se asocian y hacen huelgas, y consiguen mejoras, y hacen lo
mismo”, dice Ramón Suárez,[32] refiriéndose a Pueblo
Brugo. Sin pretender cuantificarlo, creemos que ésas son las tres vías por las
cuales llegan las noticias de la organización obrera en las capitales: los
dirigentes que llegan, los obreros que emigran en forma temporaria y regresan
con nuevos conocimientos y las noticias que llegan a través de los medios de
comunicación (diarios, cartas).
Organización
¿Cuánta
organización dejaron estas múltiples giras por la provincia de Entre Ríos? ¿Las
múltiples giras y delegaciones realizadas no terminarían siendo quizá otra cosa
que largos actos de oratoria, que entusiasman circunstancialmente, apoyan
reclamos en curso y luego son olvidados por el pueblo trabajador? Para evaluar
esta cuestión y obtener un indicio de la organización lograda, recurrimos a la
cantidad de votos con los que contaba la provincia de Entre Ríos en el XI
Congreso de la FORA, que se realiza en la ciudad de La Plata entre el 29 de
enero y el 5 de febrero de 1921.[33]
Desde
un punto de vista provincial, estarán representadas 32 ciudades y pueblos, por
más de 6.300 afiliados. Vemos que algunas ciudades grandes o con una
organización antigua cuentan con centenares de afiliados: Paraná, Concepción
del Uruguay y Concordia tienen alrededor de 900 asociados. En un segundo grupo
están algunos pueblos importantes que cuentan entre 200 y 400 afiliados: Basavilbaso, Gualeguaychú,
Ibicuy, Victoria. Los pueblos chicos son los que más sorprenden por el grado de
adhesión: Villa Clara tiene 182 afiliados, San Salvador 107, General Alvear 95,
Crespo (“una pequeña aldea”, según Suárez) 78, Pueblo Brugo 53, Urdinarrain 82. Al contrario, algunas ciudades de
importancia y cabeceras de departamento apenas cuentan con organización: Nogoyá, Villaguay, Gualeguay,
Colón, etc.
En
conclusión, pensamos que, al menos para estos años, las giras de la FORA no
fueron un mero desfile oratorio, plagado de buenas intenciones y demagogia pero
sin un correlato efectivo de organización sindical. Al contrario, creemos que
no se descuidaron los aspectos más burocráticos y administrativos y se dejó plantada
una semilla organizativa fuerte que tuvo su incidencia en los sucesos políticos
futuros de la provincia.
Dificultades y
soluciones
Los
dirigentes en gira suelen encontrarse con dificultades políticas que van más
allá de organizar a la gente o, eventualmente, hacer reclamos en nombre de los
trabajadores: a veces las organizaciones sindicales están en manos de
personajes que no coinciden con la línea política nacional.
En
Urdinarrain, por ejemplo, Ramón Suárez encuentra que
el sindicato está en manos de “elementos ajenos a los trabajadores”. No se dice
quiénes son, pero sus intenciones según el dirigente son dos: captar votos y
desviar a los trabajadores de la lucha de clases.[34] Podemos deducir,
entonces, que se trataría de radicales o de gente vinculada a algún caudillo
zonal. Con la ayuda de los compañeros de Ibicuy, esos elementos son desplazados
por medio de asambleas.
En
Gualeguay, el elemento más activo son los estibadores, pero se han retirado del
sindicato acusando a la dirigencia de malversación de fondos. Ramón Suárez
propone crear una comisión investigadora que determina, tras unos días de
análisis, que no hubo problemas de dinero.[35] Finalmente se plantea la
unidad de todos los trabajadores.
En
Diamante,[36]
la organización tiene un secretario “contador y leguleyo”, que es expulsado en
una asamblea convocada por el mismo Ramón Suárez.
Las formas del
boicot
En
Gualeguaychú, uno de los capitalistas más
intransigentes es el cigarrero Rebagliati, que dirige
el Centro Comercial del pueblo, especie de central patronal con la que tienen
que enfrentarse a menudo los sindicatos y los representantes de la FORA. En
julio de 1919, Ramón Suárez interviene en el conflicto de las empleadas (todas
son mujeres), que reclaman ocho horas de trabajo, aumento de salario y
reconocimiento de la organización sindical.
Daniel
Alvaredo, también enviado por la FORA pocos meses
después, afirma que Rebagliati es el más
intransigente de todos los capitalistas: no quiere discutir con la federación
obrera y despidió a muchas trabajadoras. En represalia, se decide el boicot a
sus productos y la creación de un taller de cigarrillos dirigido por las
despedidas, en cuya creación interviene directamente Alvaredo.
“Dicho taller se organizó en la forma
siguiente: Se emitieron 500 bonos reembolsables de 2 pesos cada uno, para
formar el capital. La Sociedad de Resistencia Obrera prestó, con el mismo fin,
366 pesos, y además cedió el local para la instalación del taller. Está
administrado por un directorio, compuesto por siete miembros. Tres pertenecen
al Sindicato Obreras en Tabaco, tres a la S.R. Obrera y uno a la Unión Chauffeur. Está dirigido por una directora y dos asesoras,
nombradas en la asamblea general de las obreras en tabaco. La instalación del
taller ha sido un gran éxito, pues los productos que elabora han desalojado de la
plaza a los de Rebagliatti.”[37]
Como
se puede observar, el boicot al producto del “burgués intransigente” se
combinaba con la creación de un producto propio, generado a partir de una
sociedad por acciones, con préstamo de la sociedad obrera del lugar. No
encontramos otras referencias a esta especie de cooperativa obrera en los
periódicos de los años siguientes.
Otra
resolución que adopta uno de los conflictos obreros es muy significativa. En el
mes de marzo de 1920 se produce una huelga de los obreros de carga y descarga
del ferrocarril provincial, que dependen todos ellos de empresas contratistas,
es decir que se trata de trabajadores tercerizados.
Trabajan 12 horas por día con un sueldo de 75 pesos por mes en invierno y un
poco más en verano (los secretarios de sindicatos ganaban 130 pesos por mes y
Sebastián Marotta, como secretario general de la
FORA, ganaba 200). Los obreros piden 100 pesos, 5 por día para los jornaleros y
ocho horas de trabajo. Los contratistas intentan hacer fracasar la huelga con
los obreros del tren, pero éstos se niegan a cargar o descargar la leña, y la
huelga triunfa. Se consiguen las ocho horas, 100 pesos mensuales, un descanso
semanal y el pase a planta permanente.
El final
Ya
hemos señalado que la Liga Patriótica Argentina era uno de los blancos más
atacados por la FORA en sus materiales escritos, y fue a menudo tema de los
discursos de los delegados en la provincia. Hasta 1921 habían realizado
“pequeños atentados” que no habían llegado a mayores, como amenazar, silbar a
los oradores o apuntarlos con armas (a Bartolomé Senra
Pacheco), sin consecuencias. A medida que crece la organización obrera, los
atentados se van haciendo más sangrientos.
En
Villaguay, a fines de febrero de 1921, un acto obrero
en la plaza central del pueblo es rodeada por los cuatro costados por un grupo
armado de la Liga, liderado por el caudillo de la zona apellidado Montiel, y
dispersa la reunión, apaleando trabajadores ante la mirada cómplice de la
policía. Incluso entran a una imprenta donde se encargaban materiales para los
sindicatos, rompen las máquinas y le pegan a los trabajadores: uno de ellos
pierde un ojo.
Los
sucesos de Villaguay causan una enorme indignación en
la provincia y en el país. Se multiplican los pronunciamientos y los actos de
desagravio en distintos pueblos donde la organización es más fuerte.
El
6 de marzo la Liga realiza una especie de manifestación patriótica en Urdinarrain. No atacan a la Federación, pero amenazan con
impedir el acto del primero de mayo. Según el informe de Enrique Villacampa,[38] apoyan a la Liga el dueño
de la panadería Kusmier, “burgués judío” boicoteado
por la Federación del pueblo, y el presidente de la cooperativa rural, señor Kuvete, “judío extranjero”, además del director del Banco
Nación y otros capitalistas de la zona.
Los
sucesos de Gualeguaychú tuvieron un saldo mucho más
negativo para las fuerzas obreras.[39] El 1 de mayo de 1921 se
celebraría, como es habitual, la jornada de lucha del proletariado. Pero para
esa misma fecha la Liga Patriótica organiza un asado, en las afueras del
pueblo, para conmemorar el 70º aniversario del pronunciamiento de Urquiza
contra Rosas, hecho de gran significación en la provincia pero que jamás la
Liga había recordado. La importancia de la reunión se observa en el hecho de que
participa Manuel Carlés, presidente de la Liga,
llegado desde Buenos Aires en avión. Los oradores, de todas maneras, se olvidan
de Urquiza y sólo llaman a combatir a la FORA, el sindicalismo y las banderas
rojas. El alcohol, según todos los relatos, enardece los ánimos.
A
las 15 horas se realiza el acto de la FORA, y aunque ya ha culminado el
encuentro de la Liga, varios grupos a caballo rodean la plaza central y desde
un automóvil se descargan armas que se instalan en la iglesia y en la casa
contigua del cura. El acto de la FORA, donde hablan Dardo Echazarreta
(por la Federación Obrera Departamental) y Félix Godoy (por la central nacional)
se realiza en medio de la gritería de los liguistas, quienes reclaman que se
saque la bandera roja. Ante la presión y la imposibilidad de hacerse escuchar
por los asistentes, el consejo de la FOD deposita la bandera en la comisaría, con
la intención de recuperarla después del acto, pero eso no hace más que
envalentonar a los atacantes, quienes empiezan a agredir a los trabajadores. Se
produce un enfrentamiento armado, la mayoría se dispersa y una quincena de
miembros de la FORA hace frente a los disparos de wínchester que provienen de
la patota liguista, del campanario de la iglesia y de la casa del cura.
El
resultado es de cuatro muertos (uno de ellos, un sargento de policía), veinte
heridos del acto obrero y cuatro o cinco heridos de la Liga. La actuación de la
policía ha sido en todo momento (según todos los testimonios, pero sobre todo
destacado por el periódico de la FORA) intentar disuadir a los liguistas de
realizar actos violentos, hablando incluso con los dirigentes de esa
agrupación, todos ellos ricos hacendados de la zona, para que no se acerquen al
acto proletario. Un policía muerto de un tiro en la cabeza y otro policía
herido en un hombro son la demostración de esta actitud.
La
solidaridad con Gualeguaychú es inmediata y nacional,
realizándose actos de repudio en diferentes provincias del interior y en muchas
ciudades entrerrianas. En el mismo pueblo se realizará un acto pacífico el
domingo 9 de mayo, donde hablan, entre otros, Enrique Villacampa por la FORA y
Ramón Suárez por la FOM. Al año siguiente se hará un homenaje en el cementerio
del pueblo. Pero la aparente fortaleza inicial va a dar paso rápidamente a un
retroceso del movimiento obrero entrerriano. Los motivos son diversos
(disidencias internas en la FORA, cese temporario de las giras provinciales,
etc.), pero la causa eficiente fue, evidentemente, la represión salvaje de la
Liga, que tomaba en sus manos las tareas que pretendía que hiciera el Estado, y
que éste sí cumplió en otras circunstancias. En ese sentido, la Liga, más que ser
una opositora de Yrigoyen, era un sector de la clase dominante que le marcaba
el ritmo al gobierno y lo obligaba a actuar, ante la amenaza de hacerlo por
mano propia.
La
conclusión política de la FORA fue que el proletariado debía prepararse
militarmente y enfrentar esta represión ilegal, para no desaparecer como
movimiento: “¡A las armas, hermanos! […] Nadie debe carecer de un arma de fuego
al cinto en ninguna demostración obrera, ni debe faltarle un fusil en su hogar
con cientos de tiros. La guerra civil que nos plantea la liga ante la
impotencia de las autoridades, nos impele a adoptar estas medidas salvadoras,
si no queremos seguir siendo inmolados como corderos”.[40] Como se ha visto en Gualeguaychú (y se puede rastrear en toda la literatura de
la época) no faltaban los obreros con “un arma de fuego al cinto” en las
movilizaciones, pero la central sindical está convocando a dar un paso más y
organizar la autodefensa obrera de manera masiva.
Un
elemento importante, que se vincula con la actitud que ya tiene la FORA desde
la asunción de Yrigoyen, es la ausencia de una inculpación al gobierno por los
sucesos. Tanto el gobierno nacional como el gobierno provincial están
completamente ausentes de las reflexiones y de las arengas de la FORA, y
parecen resumirse en la “impotencia de las autoridades” que señala el texto
citado del periódico forista. ¿Impotencia para frenar a la Liga o impotencia
para reprimir ellos mismos a los trabajadores? La FORA lo ve como un elemento
pasivo de la política del momento. En todo caso, reconocen, la Liga tiene su
imperio en la oligarquía, en la iglesia y en la justicia, pero no en el seno de
los gobiernos elegidos.
Algunas
conclusiones
¿Cuál
fue el valor de las giras sindicales, uno de cuyos ejemplos hemos analizado con
más detalle? Las giras no solamente ampliaban la organización de los
trabajadores, también significaban un fenómeno cultural de conexión y de
comunicación de los aislados obreros del interior con las inquietudes de los
trabajadores de las capitales. Frente a la orfandad cultural en que estaba
sumida la clase trabajadora, el delegado actuaba como un transmisor de cultura,
de la nueva cultura que asomaba en el país y que parecía llevarse todo por
delante: la cultura de la organización obrera y la huelga. Las giras eran una
transmisión de experiencias, conocimientos, habilidades y formas de actuar,
pero no solamente en un sentido unívoco del centro a la periferia sino, también,
de la periferia al centro. Los delegados itinerantes comprobaban en terreno las
dificultades materiales, ideológicas y organizativas que tenían los obreros del
interior del país. Por ejemplo, lo hemos visto claramente con el tema de los
colonos judíos: el delegado de la FORA debía adoptar una política con respecto
a la diferenciación entre colonos pobres y capitalistas contratistas,
decidiendo en el terreno actuar en función de un acercamiento entre grupos
migratorios (él mismo un inmigrante) y una distinción entre clases sociales,
aun cuando fueran del mismo grupo étnico.
El
relato de las giras sindicales de la FORA por el interior argentino, y en
particular por la provincia de Entre Ríos, nos muestra un panorama de
entusiasmo, organización y solidaridad obrera, tronchado en forma sangrienta en
1921 por la agresión de la Liga Patriótica Argentina. La presencia fantasmal de
la revolución rusa sobrevuela toda la gira de Suárez analizada, no solamente
porque él milita en el naciente comunismo argentino (además de otras
expresiones en boca de sus “oyentes” o sus seguidores), sino también porque el
entusiasmo organizativo que parece arrastrar a la clase más pobre es impensable
sin esa “gran ilusión” que recorre el mundo después del triunfo de la primera
revolución obrera.
La
presencia del delegado viajero facilita, pero no inventa, los conflictos de los
trabajadores con sus patrones. El grado de explotación al que se somete al
trabajador aislado en los pueblos del interior es enorme, y la FORA no hace más
que traer una palabra de esperanza a una clase desesperada y sin ningún apoyo a
la vista. En palabras de Ramón Suárez:
“Cuando hablamos de la finalidad
emancipadora que perseguimos, cuando les hablamos de un mundo nuevo de amor y
de justicia, elaborado por nosotros mismos, se dibuja en su rostro una
expresión de alegría, propia de los que hasta hace poco desconocían su propio
porvenir. Cuando explicamos la situación a que han llegado los trabajadores
rusos, por ejemplo, y afirmamos que el proletariado del mundo todo debe hacer
lo mismo, sienten la misma impresión de un presidiario condenado a cadena
perpetua, a quien un buen día se le comunica su próxima libertad.”
En
el momento en que se realizan las giras sindicales, nos encontramos con los
dirigentes de la FORA y el proselitismo en un estado virginal, es decir, con
gente que debe ser instruida muchas veces desde las cuestiones más elementales
de la organización obrera. También nos encontramos con dirigentes que
privilegian la seducción, la oratoria, el entusiasmo (Ramón Suárez, Enrique
Villacampa) y aquellos que cumplen un rol más oscuro, casi técnico en el
movimiento obrero, como Bartolomé Senra Pacheco. En
esta época, crear un sindicato significa elegir a sus autoridades, inscribir
burocráticamente a sus nuevos afiliados y firmar las actas. Para convencer,
hacían falta los oradores; para organizar, los administradores. Entre la plaza
del pueblo, donde 400 personas están escuchando entusiastas a un orador hablar
de “redención” del obrero, y el local oscuro donde hay que dar el nombre y la
firma para constituir una organización hay una distancia muy grande. La mayor
virtud de los representantes foristas, en todo caso, consistió en ayudar a dar
ese paso combinando ambas tareas.
RESUMEN
Las
giras sindicales como instrumento de construcción del movimiento obrero. La
FORA en Entre Ríos (1918-1921)
En el texto se analizan las giras
proselitistas realizadas por dirigentes de la FORA durante 1920 por el interior
argentino. El trabajo focaliza en la gira de Ramón Suárez, miembro de la
directiva de la Federación Obrera Marítima, por la provincia de Entre Ríos. El
objetivo es analizar de qué manera las giras se convertían en un fenómeno
cultural de relacionamiento entre el centro nacional y la periferia más o menos
desorganizada y cómo la giras eran un mecanismo de acercamiento subjetivo y
cultural entre trabajadores dispersos por el interior de las provincias. Para
ello, se deja de lado el análisis cronológico o aun político de la gira y se
privilegian los aspectos relacionados con las formas de acercamiento y
vinculación entre dirigentes y pobladores.
Palabras
clave:
FORA - Ramón Suárez - giras sindicales - Entre Ríos - Yrigoyen
ABSTRACT
The union tours as
tool building the labor movement. The FORA in Entre Rios (1918-1921)
The paper seeks to assess the so called
"propaganda tours" made by FORA leaders to Argentine provinces
during the 1920s. It focuses on the tour made by Ramón Suárez, a
member of the Maritime Labor Federation directive board, to the
province of Entre Ríos. The goal of this paper is to analyze how the tour became a
cultural phenomenon that linked the national center
and a more or less disorganized periphery, and helped
to connect, in subjective and cultural terms,
dispersed workers in different provinces. To do
so, it neglects the chronological or even political analyses of
the tours and focuses on the privileged the forms of
engagement and connection between leaders and people.
Key words: FORA -
Ramón Suárez - union tour - Entre Ríos - Yrigoyen
Recibido: 24/02/2014
Evaluado: 20/05/2014
Version final: 01/08/2014
Notas
[1] Licenciado en Letras (Facultad de Filosofía y Letras. Universidad
de Buenos Aires), cursa el Doctorado de Historia en la misma facultad. Docente
de Semiología en el Ciclo Básico Común de la UBA.
[2] DEL CAMPO, Hugo, Sindicalismo y peronismo. Los comienzos de
un vínculo perdurable, CLACSO, Bs. As., 1983, p. 21.
[3] MAROTTA,
Sebastián, El movimiento sindical
argentino. Su génesis y desarrollo, tomo II, Lacio, Bs. As., 1961, pp. 183,
229 y 290.
[4] FORA, Memoria y balance del Consejo Federal al
undécimo congreso (enero 1919-noviembre 1920), Cía. General de Fósforos, Bs.
As., 1920, p. 32.
[5] CAMARERO, Hernán y
HERRERA, Carlos, El Partido Socialista
en Argentina: sociedad, política e ideas a través de un siglo, Prometeo, Bs.
As., 2005.
[6] CAMPIONE, Daniel, El comunismo en Argentina. Sus primeros
pasos, Ediciones del CCC, Bs. As., 2005. CAMARERO, Hernán, A la conquista de la clase obrera. Los
comunistas y el mundo del trabajo en la Argentina, 1920-1935, Siglo
Veintiuno, Bs. As., 2007.
[7] DEL CAMPO, Hugo, ob. cit., p. 22. ROCK, David, El radicalismo argentino. 1890-1930, Amorrortu, Bs. As., 2010.
[8] BILSKY, Edgardo, La Semana Trágica, Centro Editor de
América Latina, Bs. As., 1984.
[9] RAPALO, María
Ester, Patrones y obreros. La ofensiva
de la clase propietaria, 1918-1930, Siglo Veintiuno, Bs. As., 2012.
[10] FORA, Memoria y balance…, p. 35.
[11] Ídem, p. 50.
[12] Tercer Censo Nacional de la República
Argentina. Población, tomo 2, Bs. As., Rosso,
1917.
[13] En La Organización Obrera (órgano de la
FORA), 3 de abril de 1920.
[14] FORA, Memoria y balance…, 1920, pp. 15-16.
[15] FORA, Memoria y balance…, 1920, p. 20.
[16]
Mayores detalles sobre la trayectoria de Ramón Suárez, en DÍAZ, Hernán M. (2008
y 2009). “Introducción”, en Ramón Suárez Picallo, Años de formación política. Selección de
textos, 1916-1931, Bs. As., Alborada, 2008, y DÍAZ, Hernán M., “En torno a
la biografía de Ramón Suárez Picallo”, en AA.VV., Ramón Suárez Picallo.
A voz esquecida do galeguismo,
A Coruña, Comisión Irmáns Suárez Picallo,
2009. Sólo agregaremos que Ramón Suárez se alejó del movimiento obrero
argentino en 1924, después del fracaso de una huelga general marítima que duró
tres meses. Se integró a la colectividad gallega emigrada, actuando como
dirigente en la Federación de Sociedades Gallegas, y en 1931 marchó hacia su
tierra natal, donde fue elegido dos veces diputado a las Cortes, en representación
del nacionalismo de Galicia, junto a Alfonso Castelao.
Tras la guerra civil española emigró a Chile y luego a la Argentina, donde
murió en 1964.
[17] También figuran
algunas pequeñas noticias de Entre Ríos en el periódico La Internacional, órgano del Partido Comunista, firmadas por “El
Corresponsal Viajero” o sin firma.
[18] La Organización Obrera, 21
de febrero de 1920.
[19] Ibídem.
[20] La Organización Obrera, 8 de
mayo de 1920.
[21] Ibídem.
[22] La Organización Obrera, 19
de junio de 1920.
[23] La Organización Obrera, 6 de
marzo de 1920.
[24] La Organización Obrera, 12
de junio de 1920.
[25] La Organización Obrera, 25
de septiembre de 1920.
[26] La Organización Obrera, 25
de septiembre de 1920.
[27] Ibídem.
[28] Ibídem. A pesar del optimismo de Ramón
Suárez con respecto al trabajo entre los colonos, también se registran apoyos
de la colectividad judía a las actuaciones de la Liga Patriótica Argentina. Más
adelante se observará en el relato de los sucesos de Villaguay.
[29] La Organización Obrera, 15
de mayo de 1920.
[30] La Organización Obrera, 26
de febrero de 1921.
[31] La Organización Obrera, 10
de abril de 1920.
[32] La Organización Obrera, 12
de junio de 1920.
[33] La Organización Obrera, 29
de enero de 1921.
[34] La Organización Obrera, 21
de febrero de 1920.
[35] La Organización Obrera, 10
de abril de 1920.
[36] La Organización Obrera, 3 de
julio de 1920.
[37] La Organización Obrera, 13
de septiembre de 1919.
[38] La Organización Obrera, 19
de marzo de 1921.
[39] Seguimos el relato
de los hechos según La Organización
Obrera del 7, 14, y 21 de mayo de 1921. Otros detalles en JORDÁN, Ateo, Cien años de historia en la lucha obrera,
1886-1986, Gualeguaychú, s/f, p. 70; McGEE DEUTSCH, Sandra, Las
derechas. La extrema derecha en la Argentina, el Brasil y Chile, 1890-1939,
Universidad Nacional de Quilmes, Bs. As., 2005, pp. 128-132; RAPALO, María
Ester, ob. cit., pp. 149-153; y
DÍAZ, Hernán M., “Introducción”, ob. cit., pp. 28-29.
[40] La Organización Obrera, 7 de
mayo de 1921.