Las giras sindicales como instrumento

de construcción del movimiento obrero.

La FORA en Entre Ríos (1918-1921)

 

Hernán M. Díaz[1]

(UBA; hernandiaz59@gmail.com)

 


En el presente texto se tratará de relevar la importancia que tuvieron las giras sindicales de la Federación Obrera Regional Argentina (IX Congreso) por el interior del país como una manera de extender la
organización obrera pero, al mismo tiempo, como un fenómeno cultural y a la vez político, donde se tienden lazos de comunicación entre el centro del país y las periferias. Estas giras no solamente nos hablarán de la FORA y sus intentos de expansión: también trataremos de realizar una caracterización social del sector social al que se dirigieron, quiénes eran, cómo vivían, cuántos se organizaban alrededor de los delegados en gira, cuál era la mecánica de traslado y de reunión, de manera de acercarnos a las vivencias cotidianas de los trabajadores con respecto a estos viajeros. Y aunque nos detendremos específicamente en una de esas giras, nuestra intención no será realizar una cronología de la misma ni un análisis político de sus propuestas o sus logros sino, particularmente, describirla como una metodología de vinculación entre la central sindical nacional y los trabajadores aislados (en mayor o menor medida) del interior del país.

Nuestro eje será el despertar de la organización del movimiento obrero de la provincia de Entre Ríos en los primeros años de la presidencia de Yrigoyen, ascenso que se trunca, en gran medida, hacia el año 1921, año en el que se produjeron dos acciones represivas feroces de la Liga Patriótica Argentina, una en Villaguay y otra en Gualeguaychú. Entre esas giras, la más larga y documentada es la de Ramón Suárez, de enero a septiembre de 1920, pero también haremos referencia a otros delegados enviados por la central obrera.

En primer lugar haremos una breve introducción para ubicarnos en el período pero, sobre todo, para registrar aquellos elementos destacados que van a reaparecer en el curso del trabajo. Luego presentaremos un panorama del conjunto de giras sindicales que realizó la FORA en estos años y finalmente detallaremos las características que adoptó la gira realizada por Ramón Suárez.

 

Situación de la FORA IX Congreso frente a Yrigoyen

 

La Federación Obrera Regional Argentina, desde su IX Congreso de 1915, estaba orientada fundamentalmente por el sindicalismo revolucionario, y encontraba sus puntos de apoyo más importantes en las federaciones sindicales de ferroviarios y de marítimos.

Estas grandes federaciones no solamente conformaron la columna principal de la nueva FORA sino que, por añadidura, resultaban sindicatos estratégicos por dos motivos: por un lado, eran los que transportaban la mayor riqueza que producía la Argentina: granos y carnes para la exportación, actuando como un conducto exclusivo cuya paralización implicaba una enorme fuerza de coerción con respecto a los grupos patronales y el Estado. Por otro lado, su misma acción de circulación por la mayor parte de las ciudades y los puertos de la Argentina los convirtieron en un factor de transmisión de ideas obreristas y en una palanca de apoyo que permitía superar el aislamiento de los trabajadores en los pequeños poblados.[2]

La llegada al poder de Yrigoyen planteó un nuevo escenario para la renovada federación obrera. La consecuencia más importante del cambio de régimen fue la proliferación de conflictos reivindicativos de los obreros, lo cual generó también una enorme afluencia de trabajadores a las filas sindicales. Baste como ejemplo señalar que de 65 organizaciones sindicales presentes en el IX Congreso de 1915, se pasa a 127 organizaciones en el X Congreso de fines de 1918 y a 535 para el XI Congreso de 1921.[3] La FORA pasa de 2.666 cotizantes por mes en 1915, a 35.726 en 1918 hasta llegar a 68.138 en 1920.[4]

Por otra parte, el ascenso del radicalismo al gobierno coincide con una profunda transformación en los agrupamientos políticos vinculados al movimiento obrero. El anarquismo puro, que tuvo el liderazgo de la Federación Obrera prácticamente desde sus comienzos hasta 1915, está en franca declinación. La FORA del V Congreso apenas cuenta con una docena de organizaciones, pero entre ellas están los estibadores del puerto de varias ciudades, otra pieza clave para el transporte de mercaderías para la exportación. La Federación Obrera Marítima (adherida a la FORA del IX Congreso) pretende que todos los estibadores se inscriban en su entidad, junto al personal de embarque, pero la intransigencia de los “quintistas” lleva a la división en las medidas de fuerza.

El socialismo está con nuevas fuerzas, pues el sufragio universal le ha dado visibilidad en la política argentina, pero su vínculo con el movimiento obrero es siempre inestable: comienzan las dificultades con la expulsión de la mayor parte de su fracción obrera(los sindicalistas revolucionarios) en 1906 y se continúa con la expulsión de la izquierda del partido en 1917, sector que había animado el Comité de Propaganda Gremial desde 1912. El socialismo contará en sus filas todavía con muchos delegados y algunos sindicatos importantes, como La Fraternidad y municipales, pero su desconfianza hacia los movimientos huelguísticos y su preferencia por la lucha parlamentaria los pondrán a menudo a contrapelo de todo el arco político que milita sindicalmente.[5]

De esa izquierda socialista expulsada en 1917 surgirá el Partido Socialista Internacional, desde 1920 Partido Comunista. Su crecimiento estará centrado en la ciudad de Buenos Aires y, en menor medida, en Córdoba, pero ya en el Congreso de la FORA de 1921 se ganará cinco puestos en el comité central confederal, lo cual habla también de su prestigio como dirigentes. Indudablemente, la fuerza del partido dirigido por Penelón y Ferlini se irá acrecentando en la medida en que se va manifestando paulatinamente su vínculo con la Rusia soviética.[6]

El sindicalismo revolucionario, en cambio, vive su hora más destacada. Después de siete años de combate, logra derrotar al anarquismo en el congreso de 1915, se sube a la cresta de la ola de protestas obreras que siguieron al advenimiento del radicalismo y mantiene con Yrigoyen una relación estrecha que los pone casi como una central sindical oficial, con llegada directa al presidente de la Nación.

El radicalismo, por su parte, se aprovecha de su vínculo con la dirección de la FORA del IX Congreso[7] y tiene una actitud cambiante con respecto a las huelgas de trabajadores: favorece efectivamente a los obreros en muchos conflictos privados, pero tiende a mostrarse intransigente y represivo ante los movimientos en organismos del Estado. Tampoco se puede dejar de señalar que en determinados conflictos de gran envergadura, como la semana trágica de 1919 o las huelgas patagónicas de 1921, el yrigoyenismo se inclinó finalmente por apoyar la represión del ejército.[8]

Por último, debemos nombrar un actor que se va a dedicar a cumplir aquellas tareas represivas que, según ellos, el gobierno no está dispuesto o no está preparado para llevar adelante: la Liga Patriótica Argentina. Este agrupamiento paramilitar será el que justamente cierre el ciclo de ascenso obrero en la provincia de Entre Ríos.[9]

 

Las giras sindicales de la FORA

 

En la Memoria y balance que la FORA presenta para su discusión en el XI Congreso de enero de 1921, queda claro que las giras sindicales por el interior del país están en el centro de las preocupaciones de la central sindical. “Las excursiones o giras de propaganda por el interior del país han sido –todos los federados tuvieron ocasión de palparlo– uno de los principalísimos factores del progreso que acusa la FORA”.[10]

Por un lado, en el mismo balance, se hace un detalle de todas las delegaciones (viajes específicos a una ciudad por un conflicto o por un acto) y las giras (por diversas ciudades) que se han realizado en los dos últimos años. Por el otro, se propone una modificación en los estatutos que incluye la creación de un cuerpo de “propagandistas permanentes” a los que se “les fijará una remuneración mensual y viático cuando deban trasladarse de un punto a otro”.[11] Hay que deducir entonces que las giras realizadas hasta este momento no contaban con la aprobación estatutaria para ser rentadas, y efectivamente no encontramos en los balances de la FORA o de la FOM erogaciones mensuales en concepto de giras sindicales. Podemos interpretar que los viajes se realizaban gratuitamente (contando con la colaboración de los sindicatos ferroviario y marítimo) y que el alojamiento y alimentación corrían a cuenta de los militantes del pueblo visitado.

Además, la FORA redactó una circular (la Nº 2 de 1920) dedicada expresamente al problema de las giras, circular comentada en diferentes publicaciones de la época pero que lamentablemente no hemos ubicado.

Las giras más destacadas son las del año 1920, ya que abarcan amplias zonas de la Argentina y llegan a extenderse hasta los diez meses. Enrique Villacampa recorre una enorme cantidad de pueblos de Córdoba, San Luis, y Santa Fe, desde octubre de 1919 hasta comienzos de 1920. Luis Lotito hará una larga gira por el Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones, a partir de enero de 1920. También a fines de ese año irán los dirigentes Adán Ibáñez y Santiago Lazzaro para asistir a los conflictos de La Forestal, en el norte de Santa Fe. Este mismo Lazzaro irá en enero y febrero de 1921 a la zona de Río Gallegos, donde ya se está anticipando el conflicto que terminará en la masacre de fines de ese año. Adán Ibáñez, por su parte, realizará la gira más extensa temporalmente, entre enero y noviembre de 1920, abarcando pueblos de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, principalmente. Dejamos para el último lugar las giras de Ramón Suárez, que analizaremos más en detalle, que abarcaron toda la zona sur de la provincia de Entre Ríos, y fueron realizadas entre febrero y julio de 1920 la primera, y en septiembre del mismo año la segunda.

Pero además de esas giras, consignaremos también algunas otras, de menor importancia pero significativas por los objetivos o por los militantes que las realizaron. Sebastián Marotta (secretario general de la FORA) y Francisco J. García (titular de la Federación Obrera Marítima, FOM) recorren el Litoral en mayo de 1918. Para la misma época, José Maqueira, del sindicato de choferes, recorre Cuyo, y Bautista Mansilla, el centro de la Argentina. En julio de 1918 José Benvenuto se dirige a Mendoza (foco de una serie de conflictos importantes). Bartolomé Senra Pacheco (subsecretario de la FORA) hará diversos viajes por el país y visitará varias veces la provincia de Entre Ríos. Daniel Alvaredo, otro dirigente de la FORA, sufrirá más de un año de prisión entre 1919 y 1920 por acudir en apoyo de los conflictos obreros en la provincia de Entre Ríos.

Como corolario señalaremos que la Unión Sindical Argentina, continuadora de la FORA a partir de 1922, volvió a desplegar su estrategia de giras sindicales por el interior, aunque en menor escala que las desarrolladas entre 1918 y 1920.

 

El movimiento obrero de la provincia de Entre Ríos

 

La provincia de Entre Ríos tiene una gran cercanía con los centros neurálgicos de la economía argentina, pero está separada de las grandes ciudades, como Rosario y Buenos Aires, por un obstáculo relativamente dificultoso para superar, pues, haciendo honor a su nombre, está encerrada entre dos grandes ríos: Paraná y Uruguay. Su gran producción agropecuaria se trasladaba por tren hasta las bocas de salida (los puertos de Paraná, Diamante, Pueblo Brugo, Concordia, Concepción del Uruguay, Gualeguaychú y Colón) y de allí en barco hacia Buenos Aires. La ciudad más austral, Ibicuy, se conectaba con los puertos de Zárate y de Buenos Aires a través de un ferryboat.

El ferrocarril provincial (The Entre Rios Railway Company Limited) era de propiedad inglesa. Había empezado a operar en 1892 en base a algunos tendidos previos del ferrocarril provincial, de 612 km. Aumentó su alcance progresivamente hasta 1915, llegando a los 1.300 km. El Ferrocarril de Entre Ríos será nacionalizado por el gobierno de Juan D. Perón en 1948.

Según el censo de 1914,[12] la provincia cuenta con 425 mil habitantes. Ninguna ciudad entrerriana se acerca a la importancia de Buenos Aires o incluso de otras ciudades del interior del país. La capital, Paraná, tiene 36 mil habitantes. Otros poblados importantes, como Concordia, Gualeguay, Gualeguaychú, Concepción del Uruguay o Victoria tienen entre 13 mil y 20 mil habitantes urbanos.

En los últimos años de la década del 10 en la provincia de Entre Ríos aumentan los reclamos obreros. En un primer momento se organizan unos pocos núcleos a partir de la actividad de dos sindicatos viajeros: los ferroviarios y los marítimos. Los primeros constituyen grupos en Ibicuy y en Basavilbaso, los marítimos crean grupos de apoyo en Concordia y en Concepción del Uruguay. Pero con el tiempo se van creando organizaciones en otros puntos importantes de la provincia. Como afirma uno de los protagonistas de esta organización, oculto tras el seudónimo Caronte: “Hace un año y medio sólo existían el Sindicato de Estibadores de Ibicuy y la sección de la Federación Ferroviaria de la misma localidad. Actualmente tienen próspera vida ocho sindicatos en la ciudad de Gualeguaychú y cuatro en los más importantes pueblos, que agrupan a los obreros de diferentes oficios y profesiones, desde la estación Gilbert hasta el puerto de Ibicuy inclusive”.[13]

A riesgo de fatigar con el detalle, enumeramos los conflictos que tuvieron lugar en la provincia de Entre Ríos. En el año 1919 hubo huelgas en el Frigorífico Liebig, de Colón; en Gualeguaychú, huelgas de estibadores, carreros, sastres, costureras, empleados de comercio y panaderos; los estibadores hicieron huelga en Ibicuy, Concepción del Uruguay, Curtiembre y Gualeguay. En esta última ciudad también hubo huelga del sindicato de oficios varios.[14] En 1920, pararon los estibadores de Crespo,Viale, Urquiza, Victoria, Ibicuy, Basavilbaso, Urdinarrain, Concordia y La Paz; los molineros de Crespo y Nogoyá; los clasificadores de cereal de Curtiembre; los carreros de Victoria, La Paz y Urdinarrain; los obreros rurales de Basavilbaso; los de luz y fuerza de Paraná; los empleados municipales de Villa Clara; los panaderos de Diamante y Urdinarrain. En Victoria y Concordia hubo huelga del sindicato de oficios varios; en Concordia, de cigarreros y obreros de aguas corrientes; en Gualeguaychú, de empleados de comercio, y en Gualeguay hubo una huelga general.[15]

La FORA realizará una tarea de constante apoyo y organización en el movimiento obrero entrerriano. En distintas oportunidades entre 1918 y 1921 llegarán en su carácter de enviados por la central obrera Daniel Alvaredo, E. Mársico, Enrique Villacampa, Luis Lotito, Bartolomé Senra Pacheco, Ramón Suárez, Francisco J. García, Sebastián Marotta, Félix Godoy y Edelmiro Bernárdez: prácticamente la totalidad de la dirección sindical y marítima realizó algún tipo de actividad de propaganda y proselitismo. La sola presencia de esos dirigentes estimulaba a los trabajadores a presentar pliegos de reivindicaciones, que generalmente eran tomadas por los visitantes para mediar ante las autoridades públicas o ante las patronales. La enorme mayoría de esas pequeñas huelgas llegaron a un triunfo, aunque fuera parcial. Si bien el sindicato aislado en su pueblo podía parecer débil, la solidaridad generalizada del resto de los sindicatos, sobre todo de los ferroviarios y los marítimos, hacía el resto.

 

Ramón Suárez y las giras por Entre Ríos

 

La ciudad de Gualeguaychú, que cuenta con un pequeño puerto vinculado al río Uruguay, se transformó en 1919 en uno de los centros de agitación obrera más importantes de la provincia. Allí se crea una Sociedad de Resistencia Obrera, adherida a la central sindical nacional, y una docena de sindicatos. Hacia fines de 1919 se producen varios conflictos gremiales: tabaqueros, picapedreros y estibadores. Por un incidente menor en la huelga de estos últimos, son encarcelados ocho activistas, entre ellos Daniel Alvaredo, delegado de la FORA en la ciudad. Ante esa situación, además de brindarles a todos ellos asistencia jurídica, la FORA le pide a Ramón Suárez, delegado marítimo que se encontraba en Concepción del Uruguay, que baje a Gualeguaychú para asesorar y apoyar los conflictos obreros.

Precisemos antes de avanzar quién era Ramón Suárez. Nacido en 1894 en Galicia, había emigrado a Buenos Aires hacia 1912. En 1916 empezó a militar en el Partido Socialista y pronto entró en contacto con la oposición interna nucleada alrededor del Comité de Propaganda Gremial. Expulsado este sector a fines de 1917, fundan el Partido Socialista Internacional, siendo Suárez una de sus principales figuras y candidato ubicuo en las elecciones de 1918, 1920 y 1922. En este último año, incluso, es votado en primer lugar (por encima de Codovilla, Ghioldi y otros) para formar parte del comité central del partido (ya con el nombre de Partido Comunista). Paralelamente, Suárez tiene una destacada actividad sindical en el Sindicato de Mozos, adherido a la Federación Obrera Marítima. Cumple la tarea de repostero en la cocina de a bordo, en los viajes de cabotaje a la Patagonia y en el Litoral. Como parte de la dirección de la FOM es convocado a realizar la gira por Entre Ríos.[16]

Ramón Suárez se quedará cinco meses en Gualeguaychú, desde setiembre de 1919 hasta enero de 1920. Allí encabezará todos los reclamos sindicales, se entrevistará con diferentes empresarios y con autoridades municipales, y se convertirá en el alma del renacimiento de la vanguardia obrera de la zona.

Luego realiza dos giras por la provincia. La primera va de febrero a julio de 1920 y abarca una multitud de pueblos y ciudades del sur de la provincia de Entre Ríos; la segunda es más breve, la realiza hacia el mes de setiembre de 1920, e incluye un puñado de pueblos agrícolas del centro de la provincia (muchos de los cuales son colonias judías) y culmina con la creación de una Federación Obrera Comarcal alrededor de Villa Clara.

El 30 de enero de 1920 Ramón Suárez inicia su periplo, a pedido de la FORA y como representante de ésta. Así visitará ciudades, poblados, aldeas y rancheríos. Para dar una idea de la extensión abarcada, hemos reproducido en un mapa esquemático todos los pueblos que Ramón Suárez visitó en estos ocho meses.

 

 

 

 

Tenemos dos fuentes de información de este viaje: por un lado, los informes que Ramón Suárez envía a la FORA y que son publicados en La Organización Obrera, su órgano central; por el otro, los informes que otros activistas de esos pueblos envían al mismo periódico.[17] Los informes de Ramón Suárez son más detallados, pero los otros tienen el valor de mostrarnos más objetivamente aquello que el mismo protagonista no puede decirnos: su éxito como organizador y como orador.

No vamos a pormenorizar cronológicamente la visita a cada uno de los pueblos, sino que trataremos de destacar sus elementos generales más significativos. En primer lugar, señalaremos algunos elementos que nos hablan de la gira como cultura política, como una experiencia significativa tanto para el dirigente como para los militantes de los diferentes pueblos, en cierto modo hablaremos de las giras como una experiencia subjetiva, enmarcada en una estructura objetiva, histórica y política. Luego, analizaremos algunos elementos políticos que se pueden observar en el marco de la lucha de tendencias que recorre al movimiento obrero argentino.

 

Trenes y arengas

Ramón Suárez aprovecha el tendido de línea ferroviaria de la provincia. Prácticamente todos los pueblos que visita son estaciones de ferrocarril y el tren es su medio de transporte casi constante. Una de las escenas que abunda en sus informes es la despedida del pueblo, donde los gritos de la gente se confunden con los silbidos del tren en marcha, y nos imaginamos al delegado de la FORA saludando desde una ventanilla e improvisando un último discurso. Pero también hace algún trayecto a caballo, cuando va desde Gualeguay hasta Puerto Ruiz y posiblemente también desde Villa Clara a Capilla. Por último, las localidades de la costa del río Paraná (Pueblo Brugo, Curtiembre, General Alvear, Paraná y Rosario) son recorridas en barco, medio de transporte bien conocido por Ramón Suárez.

Si algo caracterizó a Ramón Suárez Picallo militando más tarde en la emigración gallega o en la Segunda República española fue su capacidad oratoria. En esta gira, con 26 años de edad, el discurso es un elemento central en su relación con las bases sindicales. En cada pueblo que visita da conferencias sobre la situación de la clase obrera bajo el capitalismo, sobre las leyes antiobreras del Estado argentino, sobre las luchas de los marítimos, contra la Liga Patriótica Argentina (un elemento central en la propaganda que realiza la FORA en estos años).

Ramón Suárez es infatigable: habla dos horas en Ibicuy, una hora en Capilla, una hora y media en Urdinarrain. En Basavilbaso hace una maratón de discursos: llega el 22 de febrero, a las 7.30 horas. A las 9.30 ya está dando una conferencia en el local de los ferroviarios. Hace una historia del gremio y de sus disidencias y aboga por la unidad de la clase obrera. Al día siguiente, a las 5 de la tarde, da otra conferencia contra las leyes antisociales. El día 24, a las 9 de la noche, da una tercera conferencia sobre las luchas obreras en general. Esta situación se repite en todos los pueblos que pisa.

Dicta conferencias, improvisa discursos en las plazas, dirige asambleas sindicales donde se puede: a veces en el local gremial, muchas veces en casas particulares. Pero es importante destacar los actos en la plaza central del pueblo: allí se lo verá en Nogoyá, Gualeguay, Victoria, Pueblo Brugo, Villaguay. Estos actos son fundamentales desde el punto de vista del proselitismo porque no participan solamente los asociados, como en las asambleas, o los más interesados, como en las conferencias en teatros. Los actos en las plazas convocan a cualquier paseante y las ideas de la central de trabajadores penetran en el conjunto de la población. En Victoria, por ejemplo, la crónica de un corresponsal habla de mil personas; en Gualeguay, 1.500 oyentes; en San Salvador, un villorrio, se realiza una manifestación y conferencia con 400 personas. Siempre debemos recordar que en esa época no existían micrófonos ni megáfonos: el orador debía ser escuchado por todos los asistentes a puro pulmón.

En Capilla, el mismo Ramón Suárez, dirigiéndose al local sindical, ve a algunos paisanos caminando hacia el pueblo, y al ser interrogados, contestan: “Vamos al local de la huelga; dicen que hablará allí uno que defiende a los pobres”. Suárez, el que venía a “defender a los pobres”, habla durante una hora. Los partícipes de la asamblea son obreros rurales y vienen desde tres leguas de distancia.

El carisma y la capacidad discursiva que despliega Ramón Suárez frente a su auditorio quedan constantemente registrados en las crónicas. Dice el corresponsal de Urdinarrain: “Durante la estada del camarada Suárez se hacían todas las noches conferencias de carácter familiar en el local del sindicato, explicándose en ellas los principios y fines de la FORA. […] Los compañeros escuchaban con atención las disertaciones de Suárez, que eran instructivas y claras”.[18]

El corresponsal de Ibicuy: “Frecuentes aplausos interrumpieron al compañero Suárez durante el desarrollo de la conferencia y al final se le tributó una prolongada ovación”.[19]

El corresponsal de Victoria: “Al terminar, así como en diversos pasajes, el orador fue calurosamente ovacionado y se vivó a la FORA”.[20] Y en otra charla en el mismo pueblo: “La plaza principal estaba de bote en bote. El pueblo entero deseaba escuchar la palabra del delegado obrero. Al aparecer en la tribuna el camarada Suárez, los vivas se repitieron y los aplausos impidieron oír sus primeras palabras”.[21]

En el pequeño pueblo de Curtiembre, otro corresponsal detalla los contenidos y la forma del discurso de nuestro protagonista: “Habló Suárez extensamente, haciendo infinidad de consideraciones sobre la organización sindical, la orientación que debían seguir los obreros para obtener triunfos sobre el capitalismo y hacerse aptos para conquistar su emancipación. Por la ilustrativa sencillez y claridad con que habló, se hizo comprender por los numerosos compañeros que lo escuchaban”.[22]

 

Paisanos y paisanas

¿Quiénes eran y cómo vivían los obreros que iban a escuchar la palabra de Ramón Suárez? En muchos lugares se trabajaban diez, doce o más horas. En Basavilbaso, por ejemplo, un pueblo que contaba con cierta tradición de organización sindical, los obreros de carga y descarga del ferrocarril trabajaban doce horas por día con un sueldo escaso. “Vivían en carpas de lona en las más horribles condiciones”, nos cuenta el mismo Suárez.[23]

Curtiembre es un pequeño pueblo obrero, relata también, “pueblo perdido en las barrancas del Paraná”, lleno de “ranchos” (con comillas en el original), donde los delegados de los estibadores controlan todo el trabajo y para quienes las disposiciones del sindicato “son como el catecismo para los creyentes”.[24]

Para llegar a Capilla atraviesa una zona agrícola, junto al camarada Silva. Ve las viviendas de los obreros, “verdaderas conejeras. Son ‘ranchos’ de 1x2, con mal techo, adornados, a guisa de ventanas, de grandes agujeros”.[25]

Es interesante la fuerte presencia de mujeres en todo el periplo de la gira por Entre Ríos. Trabajan en fábricas de tabaco y cigarrillos y en las de hilo sisal. En Villaguay están organizadas las obreras tabaqueras. En Gualeguaychú existe una amplia organización femenina, dirigida por M. Bella de Godoy, y el centro activo se encuentra en las obreras cigarreras. En el pequeño pueblo de Urquiza, cuenta Suárez, “se iniciaron los trabajos para asociar a las mujeres, anotándose cerca de cincuenta”.[26] Tampoco en los ambientes sindicales falta la presencia femenina más tradicional: en Victoria, nos cuenta un corresponsal, al terminar una conferencia varias señoritas obsequian al delegado de la FORA con ramos de flores.

Hay pocas referencias a inmigrantes o población extranjera. En el total de la provincia, alrededor del 17% de la población es inmigrante (mientras que en la ciudad de Buenos Aires supera el 50%), y de ese porcentaje la mitad son uruguayos. En el centro y norte de la provincia hay una serie de colonias judías de origen ruso, y quedan algunas huellas de su presencia en esta gira. El 7 de setiembre se realiza una manifestación en Villa Clara. Allí Ramón Suárez escucha vivas a la Federación Rusa y a la III Internacional: es un “coterráneo de Lenin y Gorki”, nos dice, que confía en que la clase obrera vencerá con los mismos métodos que en su país de origen.[27]

En Domínguez, el delegado de los pobladores se apellida Ascensoff, inmigrante judío de origen ruso, y esto da pie a Suárez para realizar una actividad entre los colonos. Da una conferencia el 9 de septiembre, a las 10 de la mañana, y concurren varios centenares, según nos informa el delegado de la FORA. Suárez concluye de manera optimista: “Dado el despertar del proletariado del campo, que exige mejoras, los colonos reaccionan también. Al fin se dan cuenta de que la clase obrera tiene razón y que su camino no debe ser el de oponerse a las exigencias obreras, sino que, por el contrario, deben mirarlas con simpatía”.[28]

Y aunque no se produce en el marco de la gira de Ramón Suárez, no podemos dejar de señalar que en el acto del 1º de mayo de 1920, realizado en Basavilbaso por la FORA, los oradores son González Barlett y Greyver, este último “en idioma hebreo”.[29]

Pero es el mismo Suárez quien se refiere a la cuestión de la inmigración en la Argentina. En un discurso de dos horas en Urdinarrain, pronuncia una conferencia sobre la ley de Residencia, sancionada en 1902, que permite expulsar extranjeros en caso de alteración del orden político. Pero los conflictos entre burgueses y obreros, dice Suárez, no son obra de extranjeros, y por eso la aplicación de la Ley de Residencia desde hace 18 años no pudo detener la organización del proletariado.

La segunda gira de Ramón Suárez, alrededor de la zona de Villaguay en el mes de septiembre de 1920, se realiza en plena zona de colonias judías. Cuando recrudezcan las acciones de matonaje de la Liga Patriótica, a la violencia antiobrera le añadirán, como es esperable, la violencia antisemita. El nombrado Ascensoff, delegado general de la Federación Comarcal de Villaguay, irá preso a principios del año siguiente, pero al ser puesto en libertad es atacado por un grupo de la Liga que lo deja “en un estado lamentable”.[30]

Si hablamos de inmigrantes, no podemos dejar de referirnos a las migraciones internas por motivos laborales. Ramón Suárez comenta en uno de sus informes que los estibadores de Gualeguay apoyan a la FORA, y “muchos de ellos trabajaron en otras partes donde hay instituciones federadas”.[31] Esto es importante, porque a veces se tiene la idea de que el trabajador del campo o de los pequeños pueblos es un colectivo inmóvil, desinformado y alejado de la vitalidad de las capitales, cuando en realidad las mismas migraciones internas de la Argentina podían coadyuvar a la organización de los trabajadores en todo el territorio, organización que estaba más impedida por las condiciones propias del interior que por la desinformación y aislamiento de los obreros.

Como se puede ver, tanto el traslado de los trabajadores por la tarea desarrollada (ferroviarios, marítimos) como la propia movilidad del obrero en busca de posibilidades laborales, son factores que permiten profundizar y extender la organización obrera. Por otra parte, también abundan en estos informes las referencias a los trabajadores que escuchan por primera vez la palabra de los líderes de la central sindical, pero que conocían de las huelgas de las grandes ciudades por los diarios comerciales: “Los trabajadores de estos lugares nunca escucharon la palabra de los propagandistas obreros. Ellos saben que en otras partes los obreros se asocian y hacen huelgas, y consiguen mejoras, y hacen lo mismo”, dice Ramón Suárez,[32] refiriéndose a Pueblo Brugo. Sin pretender cuantificarlo, creemos que ésas son las tres vías por las cuales llegan las noticias de la organización obrera en las capitales: los dirigentes que llegan, los obreros que emigran en forma temporaria y regresan con nuevos conocimientos y las noticias que llegan a través de los medios de comunicación (diarios, cartas).

 

Organización

¿Cuánta organización dejaron estas múltiples giras por la provincia de Entre Ríos? ¿Las múltiples giras y delegaciones realizadas no terminarían siendo quizá otra cosa que largos actos de oratoria, que entusiasman circunstancialmente, apoyan reclamos en curso y luego son olvidados por el pueblo trabajador? Para evaluar esta cuestión y obtener un indicio de la organización lograda, recurrimos a la cantidad de votos con los que contaba la provincia de Entre Ríos en el XI Congreso de la FORA, que se realiza en la ciudad de La Plata entre el 29 de enero y el 5 de febrero de 1921.[33]

Desde un punto de vista provincial, estarán representadas 32 ciudades y pueblos, por más de 6.300 afiliados. Vemos que algunas ciudades grandes o con una organización antigua cuentan con centenares de afiliados: Paraná, Concepción del Uruguay y Concordia tienen alrededor de 900 asociados. En un segundo grupo están algunos pueblos importantes que cuentan entre 200 y 400 afiliados: Basavilbaso, Gualeguaychú, Ibicuy, Victoria. Los pueblos chicos son los que más sorprenden por el grado de adhesión: Villa Clara tiene 182 afiliados, San Salvador 107, General Alvear 95, Crespo (“una pequeña aldea”, según Suárez) 78, Pueblo Brugo 53, Urdinarrain 82. Al contrario, algunas ciudades de importancia y cabeceras de departamento apenas cuentan con organización: Nogoyá, Villaguay, Gualeguay, Colón, etc.

En conclusión, pensamos que, al menos para estos años, las giras de la FORA no fueron un mero desfile oratorio, plagado de buenas intenciones y demagogia pero sin un correlato efectivo de organización sindical. Al contrario, creemos que no se descuidaron los aspectos más burocráticos y administrativos y se dejó plantada una semilla organizativa fuerte que tuvo su incidencia en los sucesos políticos futuros de la provincia.

 

Dificultades y soluciones

Los dirigentes en gira suelen encontrarse con dificultades políticas que van más allá de organizar a la gente o, eventualmente, hacer reclamos en nombre de los trabajadores: a veces las organizaciones sindicales están en manos de personajes que no coinciden con la línea política nacional.

En Urdinarrain, por ejemplo, Ramón Suárez encuentra que el sindicato está en manos de “elementos ajenos a los trabajadores”. No se dice quiénes son, pero sus intenciones según el dirigente son dos: captar votos y desviar a los trabajadores de la lucha de clases.[34] Podemos deducir, entonces, que se trataría de radicales o de gente vinculada a algún caudillo zonal. Con la ayuda de los compañeros de Ibicuy, esos elementos son desplazados por medio de asambleas.

En Gualeguay, el elemento más activo son los estibadores, pero se han retirado del sindicato acusando a la dirigencia de malversación de fondos. Ramón Suárez propone crear una comisión investigadora que determina, tras unos días de análisis, que no hubo problemas de dinero.[35] Finalmente se plantea la unidad de todos los trabajadores.

En Diamante,[36] la organización tiene un secretario “contador y leguleyo”, que es expulsado en una asamblea convocada por el mismo Ramón Suárez.

 

Las formas del boicot

En Gualeguaychú, uno de los capitalistas más intransigentes es el cigarrero Rebagliati, que dirige el Centro Comercial del pueblo, especie de central patronal con la que tienen que enfrentarse a menudo los sindicatos y los representantes de la FORA. En julio de 1919, Ramón Suárez interviene en el conflicto de las empleadas (todas son mujeres), que reclaman ocho horas de trabajo, aumento de salario y reconocimiento de la organización sindical.

Daniel Alvaredo, también enviado por la FORA pocos meses después, afirma que Rebagliati es el más intransigente de todos los capitalistas: no quiere discutir con la federación obrera y despidió a muchas trabajadoras. En represalia, se decide el boicot a sus productos y la creación de un taller de cigarrillos dirigido por las despedidas, en cuya creación interviene directamente Alvaredo.

 

“Dicho taller se organizó en la forma siguiente: Se emitieron 500 bonos reembolsables de 2 pesos cada uno, para formar el capital. La Sociedad de Resistencia Obrera prestó, con el mismo fin, 366 pesos, y además cedió el local para la instalación del taller. Está administrado por un directorio, compuesto por siete miembros. Tres pertenecen al Sindicato Obreras en Tabaco, tres a la S.R. Obrera y uno a la Unión Chauffeur. Está dirigido por una directora y dos asesoras, nombradas en la asamblea general de las obreras en tabaco. La instalación del taller ha sido un gran éxito, pues los productos que elabora han desalojado de la plaza a los de Rebagliatti.”[37]

 

Como se puede observar, el boicot al producto del “burgués intransigente” se combinaba con la creación de un producto propio, generado a partir de una sociedad por acciones, con préstamo de la sociedad obrera del lugar. No encontramos otras referencias a esta especie de cooperativa obrera en los periódicos de los años siguientes.

Otra resolución que adopta uno de los conflictos obreros es muy significativa. En el mes de marzo de 1920 se produce una huelga de los obreros de carga y descarga del ferrocarril provincial, que dependen todos ellos de empresas contratistas, es decir que se trata de trabajadores tercerizados. Trabajan 12 horas por día con un sueldo de 75 pesos por mes en invierno y un poco más en verano (los secretarios de sindicatos ganaban 130 pesos por mes y Sebastián Marotta, como secretario general de la FORA, ganaba 200). Los obreros piden 100 pesos, 5 por día para los jornaleros y ocho horas de trabajo. Los contratistas intentan hacer fracasar la huelga con los obreros del tren, pero éstos se niegan a cargar o descargar la leña, y la huelga triunfa. Se consiguen las ocho horas, 100 pesos mensuales, un descanso semanal y el pase a planta permanente.

 

El final

Ya hemos señalado que la Liga Patriótica Argentina era uno de los blancos más atacados por la FORA en sus materiales escritos, y fue a menudo tema de los discursos de los delegados en la provincia. Hasta 1921 habían realizado “pequeños atentados” que no habían llegado a mayores, como amenazar, silbar a los oradores o apuntarlos con armas (a Bartolomé Senra Pacheco), sin consecuencias. A medida que crece la organización obrera, los atentados se van haciendo más sangrientos.

En Villaguay, a fines de febrero de 1921, un acto obrero en la plaza central del pueblo es rodeada por los cuatro costados por un grupo armado de la Liga, liderado por el caudillo de la zona apellidado Montiel, y dispersa la reunión, apaleando trabajadores ante la mirada cómplice de la policía. Incluso entran a una imprenta donde se encargaban materiales para los sindicatos, rompen las máquinas y le pegan a los trabajadores: uno de ellos pierde un ojo.

Los sucesos de Villaguay causan una enorme indignación en la provincia y en el país. Se multiplican los pronunciamientos y los actos de desagravio en distintos pueblos donde la organización es más fuerte.

El 6 de marzo la Liga realiza una especie de manifestación patriótica en Urdinarrain. No atacan a la Federación, pero amenazan con impedir el acto del primero de mayo. Según el informe de Enrique Villacampa,[38] apoyan a la Liga el dueño de la panadería Kusmier, “burgués judío” boicoteado por la Federación del pueblo, y el presidente de la cooperativa rural, señor Kuvete, “judío extranjero”, además del director del Banco Nación y otros capitalistas de la zona.

Los sucesos de Gualeguaychú tuvieron un saldo mucho más negativo para las fuerzas obreras.[39] El 1 de mayo de 1921 se celebraría, como es habitual, la jornada de lucha del proletariado. Pero para esa misma fecha la Liga Patriótica organiza un asado, en las afueras del pueblo, para conmemorar el 70º aniversario del pronunciamiento de Urquiza contra Rosas, hecho de gran significación en la provincia pero que jamás la Liga había recordado. La importancia de la reunión se observa en el hecho de que participa Manuel Carlés, presidente de la Liga, llegado desde Buenos Aires en avión. Los oradores, de todas maneras, se olvidan de Urquiza y sólo llaman a combatir a la FORA, el sindicalismo y las banderas rojas. El alcohol, según todos los relatos, enardece los ánimos.

A las 15 horas se realiza el acto de la FORA, y aunque ya ha culminado el encuentro de la Liga, varios grupos a caballo rodean la plaza central y desde un automóvil se descargan armas que se instalan en la iglesia y en la casa contigua del cura. El acto de la FORA, donde hablan Dardo Echazarreta (por la Federación Obrera Departamental) y Félix Godoy (por la central nacional) se realiza en medio de la gritería de los liguistas, quienes reclaman que se saque la bandera roja. Ante la presión y la imposibilidad de hacerse escuchar por los asistentes, el consejo de la FOD deposita la bandera en la comisaría, con la intención de recuperarla después del acto, pero eso no hace más que envalentonar a los atacantes, quienes empiezan a agredir a los trabajadores. Se produce un enfrentamiento armado, la mayoría se dispersa y una quincena de miembros de la FORA hace frente a los disparos de wínchester que provienen de la patota liguista, del campanario de la iglesia y de la casa del cura.

El resultado es de cuatro muertos (uno de ellos, un sargento de policía), veinte heridos del acto obrero y cuatro o cinco heridos de la Liga. La actuación de la policía ha sido en todo momento (según todos los testimonios, pero sobre todo destacado por el periódico de la FORA) intentar disuadir a los liguistas de realizar actos violentos, hablando incluso con los dirigentes de esa agrupación, todos ellos ricos hacendados de la zona, para que no se acerquen al acto proletario. Un policía muerto de un tiro en la cabeza y otro policía herido en un hombro son la demostración de esta actitud.

La solidaridad con Gualeguaychú es inmediata y nacional, realizándose actos de repudio en diferentes provincias del interior y en muchas ciudades entrerrianas. En el mismo pueblo se realizará un acto pacífico el domingo 9 de mayo, donde hablan, entre otros, Enrique Villacampa por la FORA y Ramón Suárez por la FOM. Al año siguiente se hará un homenaje en el cementerio del pueblo. Pero la aparente fortaleza inicial va a dar paso rápidamente a un retroceso del movimiento obrero entrerriano. Los motivos son diversos (disidencias internas en la FORA, cese temporario de las giras provinciales, etc.), pero la causa eficiente fue, evidentemente, la represión salvaje de la Liga, que tomaba en sus manos las tareas que pretendía que hiciera el Estado, y que éste sí cumplió en otras circunstancias. En ese sentido, la Liga, más que ser una opositora de Yrigoyen, era un sector de la clase dominante que le marcaba el ritmo al gobierno y lo obligaba a actuar, ante la amenaza de hacerlo por mano propia.

La conclusión política de la FORA fue que el proletariado debía prepararse militarmente y enfrentar esta represión ilegal, para no desaparecer como movimiento: “¡A las armas, hermanos! […] Nadie debe carecer de un arma de fuego al cinto en ninguna demostración obrera, ni debe faltarle un fusil en su hogar con cientos de tiros. La guerra civil que nos plantea la liga ante la impotencia de las autoridades, nos impele a adoptar estas medidas salvadoras, si no queremos seguir siendo inmolados como corderos”.[40] Como se ha visto en Gualeguaychú (y se puede rastrear en toda la literatura de la época) no faltaban los obreros con “un arma de fuego al cinto” en las movilizaciones, pero la central sindical está convocando a dar un paso más y organizar la autodefensa obrera de manera masiva.

Un elemento importante, que se vincula con la actitud que ya tiene la FORA desde la asunción de Yrigoyen, es la ausencia de una inculpación al gobierno por los sucesos. Tanto el gobierno nacional como el gobierno provincial están completamente ausentes de las reflexiones y de las arengas de la FORA, y parecen resumirse en la “impotencia de las autoridades” que señala el texto citado del periódico forista. ¿Impotencia para frenar a la Liga o impotencia para reprimir ellos mismos a los trabajadores? La FORA lo ve como un elemento pasivo de la política del momento. En todo caso, reconocen, la Liga tiene su imperio en la oligarquía, en la iglesia y en la justicia, pero no en el seno de los gobiernos elegidos.

 

Algunas conclusiones

 

¿Cuál fue el valor de las giras sindicales, uno de cuyos ejemplos hemos analizado con más detalle? Las giras no solamente ampliaban la organización de los trabajadores, también significaban un fenómeno cultural de conexión y de comunicación de los aislados obreros del interior con las inquietudes de los trabajadores de las capitales. Frente a la orfandad cultural en que estaba sumida la clase trabajadora, el delegado actuaba como un transmisor de cultura, de la nueva cultura que asomaba en el país y que parecía llevarse todo por delante: la cultura de la organización obrera y la huelga. Las giras eran una transmisión de experiencias, conocimientos, habilidades y formas de actuar, pero no solamente en un sentido unívoco del centro a la periferia sino, también, de la periferia al centro. Los delegados itinerantes comprobaban en terreno las dificultades materiales, ideológicas y organizativas que tenían los obreros del interior del país. Por ejemplo, lo hemos visto claramente con el tema de los colonos judíos: el delegado de la FORA debía adoptar una política con respecto a la diferenciación entre colonos pobres y capitalistas contratistas, decidiendo en el terreno actuar en función de un acercamiento entre grupos migratorios (él mismo un inmigrante) y una distinción entre clases sociales, aun cuando fueran del mismo grupo étnico.

El relato de las giras sindicales de la FORA por el interior argentino, y en particular por la provincia de Entre Ríos, nos muestra un panorama de entusiasmo, organización y solidaridad obrera, tronchado en forma sangrienta en 1921 por la agresión de la Liga Patriótica Argentina. La presencia fantasmal de la revolución rusa sobrevuela toda la gira de Suárez analizada, no solamente porque él milita en el naciente comunismo argentino (además de otras expresiones en boca de sus “oyentes” o sus seguidores), sino también porque el entusiasmo organizativo que parece arrastrar a la clase más pobre es impensable sin esa “gran ilusión” que recorre el mundo después del triunfo de la primera revolución obrera.

La presencia del delegado viajero facilita, pero no inventa, los conflictos de los trabajadores con sus patrones. El grado de explotación al que se somete al trabajador aislado en los pueblos del interior es enorme, y la FORA no hace más que traer una palabra de esperanza a una clase desesperada y sin ningún apoyo a la vista. En palabras de Ramón Suárez:

 

“Cuando hablamos de la finalidad emancipadora que perseguimos, cuando les hablamos de un mundo nuevo de amor y de justicia, elaborado por nosotros mismos, se dibuja en su rostro una expresión de alegría, propia de los que hasta hace poco desconocían su propio porvenir. Cuando explicamos la situación a que han llegado los trabajadores rusos, por ejemplo, y afirmamos que el proletariado del mundo todo debe hacer lo mismo, sienten la misma impresión de un presidiario condenado a cadena perpetua, a quien un buen día se le comunica su próxima libertad.”

 

En el momento en que se realizan las giras sindicales, nos encontramos con los dirigentes de la FORA y el proselitismo en un estado virginal, es decir, con gente que debe ser instruida muchas veces desde las cuestiones más elementales de la organización obrera. También nos encontramos con dirigentes que privilegian la seducción, la oratoria, el entusiasmo (Ramón Suárez, Enrique Villacampa) y aquellos que cumplen un rol más oscuro, casi técnico en el movimiento obrero, como Bartolomé Senra Pacheco. En esta época, crear un sindicato significa elegir a sus autoridades, inscribir burocráticamente a sus nuevos afiliados y firmar las actas. Para convencer, hacían falta los oradores; para organizar, los administradores. Entre la plaza del pueblo, donde 400 personas están escuchando entusiastas a un orador hablar de “redención” del obrero, y el local oscuro donde hay que dar el nombre y la firma para constituir una organización hay una distancia muy grande. La mayor virtud de los representantes foristas, en todo caso, consistió en ayudar a dar ese paso combinando ambas tareas.

 

 

RESUMEN

 

Las giras sindicales como instrumento de construcción del movimiento obrero. La FORA en Entre Ríos (1918-1921)

 

En el texto se analizan las giras proselitistas realizadas por dirigentes de la FORA durante 1920 por el interior argentino. El trabajo focaliza en la gira de Ramón Suárez, miembro de la directiva de la Federación Obrera Marítima, por la provincia de Entre Ríos. El objetivo es analizar de qué manera las giras se convertían en un fenómeno cultural de relacionamiento entre el centro nacional y la periferia más o menos desorganizada y cómo la giras eran un mecanismo de acercamiento subjetivo y cultural entre trabajadores dispersos por el interior de las provincias. Para ello, se deja de lado el análisis cronológico o aun político de la gira y se privilegian los aspectos relacionados con las formas de acercamiento y vinculación entre dirigentes y pobladores.

 

Palabras clave: FORA - Ramón Suárez - giras sindicales - Entre Ríos - Yrigoyen

 

 

ABSTRACT

 

The union tours as tool building the labor movement. The FORA in Entre Rios (1918-1921)

 

The paper seeks to assess the so called "propaganda tours" made by FORA leaders to Argentine provinces during the 1920s. It focuses on the tour made by Ramón Suárez, a member of the Maritime Labor Federation directive board, to the province of Entre Ríos. The goal of this paper is to analyze how the tour became a cultural phenomenon that linked the national center and a more or less disorganized periphery, and helped to connect, in subjective and cultural terms, dispersed workers in different provinces. To do so, it neglects the chronological or even political analyses of the tours and focuses on the privileged the forms of engagement and connection between leaders and people.

 

Key words: FORA - Ramón Suárez - union tour - Entre Ríos - Yrigoyen

 

 

Recibido: 24/02/2014

Evaluado: 20/05/2014

Version final: 01/08/2014

 

 

Notas



[1] Licenciado en Letras (Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires), cursa el Doctorado de Historia en la misma facultad. Docente de Semiología en el Ciclo Básico Común de la UBA.

[2] DEL CAMPO, Hugo, Sindicalismo y peronismo. Los comienzos de un vínculo perdurable, CLACSO, Bs. As., 1983, p. 21.

[3] MAROTTA, Sebastián, El movimiento sindical argentino. Su génesis y desarrollo, tomo II, Lacio, Bs. As., 1961, pp. 183, 229 y 290.

[4] FORA, Memoria y balance del Consejo Federal al undécimo congreso (enero 1919-noviembre 1920), Cía. General de Fósforos, Bs. As., 1920, p. 32.

[5] CAMARERO, Hernán y HERRERA, Carlos, El Partido Socialista en Argentina: sociedad, política e ideas a través de un siglo, Prometeo, Bs. As., 2005.

[6] CAMPIONE, Daniel, El comunismo en Argentina. Sus primeros pasos, Ediciones del CCC, Bs. As., 2005. CAMARERO, Hernán, A la conquista de la clase obrera. Los comunistas y el mundo del trabajo en la Argentina, 1920-1935, Siglo Veintiuno, Bs. As., 2007.

[7] DEL CAMPO, Hugo, ob. cit., p. 22. ROCK, David, El radicalismo argentino. 1890-1930, Amorrortu, Bs. As., 2010.

[8] BILSKY, Edgardo, La Semana Trágica, Centro Editor de América Latina, Bs. As., 1984.

[9] RAPALO, María Ester, Patrones y obreros. La ofensiva de la clase propietaria, 1918-1930, Siglo Veintiuno, Bs. As., 2012.

[10] FORA, Memoria y balance…, p. 35.

[11] Ídem, p. 50.

[12] Tercer Censo Nacional de la República Argentina. Población, tomo 2, Bs. As., Rosso, 1917.

[13] En La Organización Obrera (órgano de la FORA), 3 de abril de 1920.

[14] FORA, Memoria y balance…, 1920, pp. 15-16.

[15] FORA, Memoria y balance…, 1920, p. 20.

[16] Mayores detalles sobre la trayectoria de Ramón Suárez, en DÍAZ, Hernán M. (2008 y 2009). “Introducción”, en Ramón Suárez Picallo, Años de formación política. Selección de textos, 1916-1931, Bs. As., Alborada, 2008, y DÍAZ, Hernán M., “En torno a la biografía de Ramón Suárez Picallo”, en AA.VV., Ramón Suárez Picallo. A voz esquecida do galeguismo, A Coruña, Comisión Irmáns Suárez Picallo, 2009. Sólo agregaremos que Ramón Suárez se alejó del movimiento obrero argentino en 1924, después del fracaso de una huelga general marítima que duró tres meses. Se integró a la colectividad gallega emigrada, actuando como dirigente en la Federación de Sociedades Gallegas, y en 1931 marchó hacia su tierra natal, donde fue elegido dos veces diputado a las Cortes, en representación del nacionalismo de Galicia, junto a Alfonso Castelao. Tras la guerra civil española emigró a Chile y luego a la Argentina, donde murió en 1964.

[17] También figuran algunas pequeñas noticias de Entre Ríos en el periódico La Internacional, órgano del Partido Comunista, firmadas por “El Corresponsal Viajero” o sin firma.

[18] La Organización Obrera, 21 de febrero de 1920.

[19] Ibídem.

[20] La Organización Obrera, 8 de mayo de 1920.

[21] Ibídem.

[22] La Organización Obrera, 19 de junio de 1920.

[23] La Organización Obrera, 6 de marzo de 1920.

[24] La Organización Obrera, 12 de junio de 1920.

[25] La Organización Obrera, 25 de septiembre de 1920.

[26] La Organización Obrera, 25 de septiembre de 1920.

[27] Ibídem.

[28] Ibídem. A pesar del optimismo de Ramón Suárez con respecto al trabajo entre los colonos, también se registran apoyos de la colectividad judía a las actuaciones de la Liga Patriótica Argentina. Más adelante se observará en el relato de los sucesos de Villaguay.

[29] La Organización Obrera, 15 de mayo de 1920.

[30] La Organización Obrera, 26 de febrero de 1921.

[31] La Organización Obrera, 10 de abril de 1920.

[32] La Organización Obrera, 12 de junio de 1920.

[33] La Organización Obrera, 29 de enero de 1921.

[34] La Organización Obrera, 21 de febrero de 1920.

[35] La Organización Obrera, 10 de abril de 1920.

[36] La Organización Obrera, 3 de julio de 1920.

[37] La Organización Obrera, 13 de septiembre de 1919.

[38] La Organización Obrera, 19 de marzo de 1921.

[39] Seguimos el relato de los hechos según La Organización Obrera del 7, 14, y 21 de mayo de 1921. Otros detalles en JORDÁN, Ateo, Cien años de historia en la lucha obrera, 1886-1986, Gualeguaychú, s/f, p. 70; McGEE DEUTSCH, Sandra, Las derechas. La extrema derecha en la Argentina, el Brasil y Chile, 1890-1939, Universidad Nacional de Quilmes, Bs. As., 2005, pp. 128-132; RAPALO, María Ester, ob. cit., pp. 149-153; y DÍAZ, Hernán M., “Introducción”, ob. cit., pp. 28-29.

[40] La Organización Obrera, 7 de mayo de 1921.