Conformando un nuevo
sindicalismo: el comunismo y las comisiones internas en la construcción, los
metalúrgicos y los textiles entre 1936 y 1943
Diego Ceruso(*)
(UBA; diegoceruso@hotmail.com)
La influencia de los comunistas en el mundo
del trabajo en
El trabajo constituye un aporte al debate
sobre la organización sindical de base del movimiento obrero industrial entre
los años 1936 y 1943 en
El trabajo aporta al estudio de la relación
del movimiento obrero y el comunismo. El principal objetivo es mostrar y
analizar la creación de las estructuras organizacionales de base como
estrategia central de los comunistas en la construcción de un nuevo
sindicalismo. En este sentido, abordaremos el accionar sindical del Partido
Comunista (PC) y las políticas partidarias que impactaron en ese aspecto.
El armado y el funcionamiento de las
comisiones internas en las fábricas han sido valorados por la historiografía
como elementos centrales a la hora de analizar el desempeño del movimiento
obrero industrial durante la segunda mitad del siglo XX argentino. Los estudios
acerca de la organización de los trabajadores en el espacio laboral en
I
De modo general, sólo señalaremos los
trabajos académicos que resultan de mayor relevancia para abordar el análisis
de la organización sindical de base en el mundo del trabajo entre 1936 y 1943 y
su relación con el comunismo. Las influencias empíricas y conceptuales exceden
las menciones historiográficas que realizamos pero la
extensión de estas páginas nos impide hacer referencia a la totalidad de las
mismas. En consecuencia, mencionaremos los estudios más relevantes para encarar
el análisis de la experiencia comunista en el mundo sindical y en la
organización del trabajo de base durante estos años.
Los análisis académicos en relación a la
influencia comunista en el mundo del trabajo, durante este período, reconocen
un punto de partida ineludible en los trabajos del sociólogo Gino Germani.[1]
Este autor, a través de una diferenciación entre una vieja y una nueva clase
obrera, concluía que las fuerzas políticas de izquierda habían sido incapaces
de influir y organizar las nuevas corrientes de trabajadores en el ambiente de
trabajo desde el inicio del proceso de sustitución de importaciones. La vieja
clase obrera estaba compuesta por descendientes de la inmigración europea y, en
opinión de Germani, poseía una experiencia política y laboral que la
posicionaba con mayor propensión a enrolarse en partidos de izquierda. En
contraposición, la nueva clase obrera, compuesta principalmente por migrantes
internos de las diferentes provincias, era presentada como carente de cualquier
tipo de experiencia política y sindical. La falta de experiencia de estos
migrantes internos les impidió adscribir a las ideas de los partidos que
sostenían preceptos de clase. Según Germani, la incapacidad de los partidos
obreros de izquierda de organizar a esta nueva clase trabajadora trajo como
consecuencia una masa disponible susceptible de discursos autoritarios,
paternalistas y populistas, es decir, el peronismo. En consecuencia, en lo que
aquí nos interesa, el comunismo se habría visto impedido de organizar e
influir, política y sindicalmente, al movimiento obrero industrial durante el
período previo a la aparición del peronismo.
El estudio de Miguel Murmis y Juan Carlos
Portantiero contribuyó en desarticular conceptualmente la concepción de viejos
y nuevos obreros, mostrando la interrelación entre ambas categorías y buscando
los puntos de continuidad entre las mismas.[2]
Asimismo, estos autores colaboraron en construir una mirada sobre la década del
treinta que hizo hincapié en la explotación laboral producida como consecuencia
del inicio del proceso de industrialización por sustitución de importaciones.
Dicho ciclo económico abrió un proceso de acumulación capitalista en donde la
ausencia de una política estatal redistributiva generó un contexto de demandas
obreras insatisfechas. El trabajo de Murmis y Portantiero resultó emblemático
por lo novedoso del planteo y por sus aportes conceptuales y metodológicos. La
influencia de su análisis puede rastrearse hasta los estudios más recientes y,
lógicamente, al nuestro. Estos autores iniciaron el recorrido que posibilitó
reflexionar sobre la influencia e inserción del comunismo en el mundo del
trabajo con anterioridad a la aparición del peronismo. El estudio de Murmis y
Portantiero permitió pensar la existencia de una experiencia relevante en la
cual el comunismo había jugado un rol importante a la hora de influir en los
trabajadores durante la segunda mitad de la década del treinta e inicios de los
cuarenta.
José Aricó planteó específicamente la
influencia de la izquierda dentro del movimiento obrero en los años que
antecedieron al surgimiento del peronismo. En uno de sus trabajos, este autor enunció
la relevancia de ciertas corrientes de la izquierda en el armado organizacional
de los sectores obreros durante la década de 1930. En referencia a la
organización sindical de la clase trabajadora durante la década del treinta,
Aricó destacaba “… el peso creciente que tuvieron en este proceso las
organizaciones de izquierda, y en primer lugar los comunistas. Fueron estos
últimos, precisamente, quienes mostraron una capacidad antes inexistente para
construir estructuras sindicales `modernas`”.[3]
El aporte de Aricó radica en, al menos, dos planos del análisis. En primer
lugar, la influencia del comunismo en el mundo del trabajo, a través de la
práctica gremial, se presentaba como un proceso de envergadura. En segundo
lugar, las estructuras sindicales conformadas por los cuadros comunistas
durante la década del treinta presentaban diferencias cualitativas en
comparación a las predominantes hasta el momento. Esta introducción de nuevas
prácticas, más “modernas”, en el ámbito gremial se destacaba en el discurso de
Aricó.
Los estudios de Juan Carlos Torre y Hugo Del
Campo ayudaron a revalorizar el rol de la izquierda en el armado sindical y
laboral del movimiento obrero en los años previos al advenimiento del
peronismo.[4]
Hugo Del Campo señala al comunismo como una de las corrientes de mayor
influencia política y sindical en la clase obrera durante la década de 1930.
Juan Carlos Torre menciona, en sus múltiples trabajos, la influencia obtenida
por los comunistas en los sindicatos industriales previos a la aparición del
peronismo. Asimismo, Torre colaboró en matizar las diferencias entre la nueva y
la vieja clase obrera, mostrando las continuidades existentes entre ellas.
Algunos autores merecen ser destacados por la
especificidad con la cual abordaron la problemática en cuestión. El primero de
ellos es Torcuato Di Tella, quien en sus trabajos dio cuenta del
desenvolvimiento y la intensidad con la cual las corrientes de izquierda se
insertaron en el ámbito sindical.[5]
La mirada general que construyó Di Tella sobre la influencia comunista en los
sindicatos, durante el período previo al peronismo, resulta central, en lo
conceptual y documental, para nuestro estudio. El estudio de este autor sobre
el sindicato textil descubre la presencia comunista en el gremio y presenta el
desarrollo histórico del sindicato mostrándonos detalladamente las
características de la industria, el gremio y el movimiento obrero textil.[6]
La investigación de Celia Durruty merece ser
destacada por su especificidad y su originalidad.[7]
Si bien su estudio posee como eje de análisis a la fundación de
Los trabajos de Hernán Camarero han
demostrado la profunda inserción política y sindical que obtuvo el comunismo,
al interior del movimiento obrero industrial, durante los años previos a la
irrupción del peronismo.[8]
Camarero enfatiza la intención del comunismo de conformar un sindicalismo
industrial moderno y de nuevo tipo, detallando minuciosamente sus
características y desarrollo. El autor resume este nuevo tipo de sindicalismo:
“se apostó a un sindicalismo de masas, más `moderno`, abierto y complejo, en el
que se combinaran diversas funciones (incluso, las del mutualismo, la salud, la
educación y la recreación). Además, eran sindicatos cada vez más dispuestos a
pugnar y a acordar con la patronal y con un Estado que mostraba una nueva
vocación intervencionista. Desde ese entonces, los gremios del PC se volvieron
más pragmáticos y permeables al proceso de institucionalización que iba
signando la relación con el Estado; incluso no dudaron en desarrollar
audazmente una estrategia de presión-negociación sobre los poderes Ejecutivo y
Legislativo en vistas a la obtención de conquistas, a pesar de las trabas que
el DNT [Departamento Nacional del Trabajo]
puso a las tratativas con los sindicatos controlados por el partido”.[9]
Camarero señala que dentro de las estrategias y prácticas impulsadas por los
comunistas se encontraba el trabajo de base en la fábrica. Sobre el trabajo de
los comunistas en el armado de instancias sindicales en los lugares de trabajo,
el autor sostiene: “lo cierto es que la experiencia comunista en el movimiento
obrero dejó huellas, que incluso serían retomadas por el peronismo: fomentó las
actividades de base a nivel de las empresas, preparando el camino para la
generalización de las comisiones de delegados que se extenderían notablemente
en la segunda mitad de los años cuarenta…”.[10]
Es indudable la relevancia que posee para nuestro estudio el proceso mencionado
por Camarero. La intención de nuestro trabajo es advertir que la instalación de
las comisiones internas en los lugares de trabajo ocupó un rol central en el
proyecto comunista de construir un modelo sindical de nuevo tipo en la
industria. Nos proponemos observar el trabajo de base en la fábrica impulsado
por los comunistas a través de la conformación de las comisiones internas y, de
este modo, otorgarle mayor relevancia a este aspecto dentro de las prácticas
impulsadas en la construcción de este nuevo tipo de sindicalismo.
Abordaremos la problemática de las comisiones
internas desde la definición que plantea la autora canadiense Louise Doyon.
Esta autora sostiene que las principales tareas desempeñadas por las comisiones
internas pueden resumirse en tres áreas: el control de la legislación laboral,
la comunicación entre el sindicato y los obreros de fábrica, y la defensa y el
cuidado de los derechos laborales de los trabajadores.[11]
Según Doyon, las comisiones internas y sus funciones fueron introducidas en el
mundo laboral por el modelo sindical peronista.[12]
Nuestro estudio intentará demostrar que el concepto de comisión interna fue
anticipado y prefigurado como modelo organizacional por parte de los sindicatos
influenciados por los comunistas. Doyon sostiene, sobre las instancias
sindicales de base previas al peronismo, que “…la mayoría de los comités
preperonistas no eran parte integrante de la estructura sindical y, de hecho,
muchos fueron creados por la patronal para alentar `una conciencia de comunidad
de intereses` entre el patrón y sus obreros”. Y continuaba: “por último, la
resistencia de los patrones en reconocer oficialmente las comisiones internas
en contraposición con la rápida aceptación de los nuevos sindicatos, puesta en
evidencia por la inmediata negociación de contratos colectivos con dichas
organizaciones, refuerzan el argumento que sostiene que las comisiones no
alcanzaron ningún grado de institucionalización antes de
II
Las condiciones económicas imperantes en el
país y en el mundo durante la década de 1930 posibilitaron un desarrollo de la
industria y el consecuente crecimiento de una clase obrera industrial. La
inserción lograda por el comunismo en algunos gremios durante la década de 1920
y la primera mitad de los treinta posibilitó a esta estructura partidaria
posicionarse favorablemente ante esta coyuntura económica.[14]
La recuperación económica se fue
consolidando hacia mediados de la década de 1930. El crecimiento de la clase
obrera y el descenso de la desocupación se manifestaron como correlatos lógicos
del proceso. En paralelo, las condiciones en las cuales esa clase obrera
desempañaba sus labores distaban de mejorar. El estancamiento de los salarios
reales, la exigua legislación laboral, las extensas jornadas de trabajo y las
malas condiciones laborales estructuraban un contexto de insatisfacción para la
clase obrera. La coyuntura de crecimiento económico y demandas obreras
insatisfechas construyó una situación en la cual los conflictos obreros, y el
aumento de la influencia sindical en los mismos, proliferaron. El comienzo de
La instalación de grandes
plantas industriales adquirió relevancia hacia mediados de la década aunque sin
menospreciar la existencia de medianas y pequeñas industrias y empresas ya
instaladas.[15] La concentración de la clase obrera en los grandes
establecimientos constituyó un terreno propicio en el cual los comunistas
pudieron desarrollar su propuesta de un sindicalismo por rama industrial,
moderno y de nuevo tipo. El crecimiento de un moderno proletariado industrial,
concentrado, generalmente de baja calificación y con escasa organización
conformó un escenario objetivo favorable en el cual el PC pudo desempeñar su
labor sindical. Entre las ramas de mayor crecimiento industrial de la época
debemos destacar el crecimiento operado por las ramas de los textiles y los
metalúrgicos.[16] Ambos sectores lograron posicionarse desde los inicios
del ciclo económico entre las industrias de mayor crecimiento y dinamismo
posibilitando un gran aumento en la cantidad de obreros ocupados. En el caso de
la construcción, el crecimiento del sector se encontró íntimamente ligado al
proceso de recuperación económica, aumento poblacional de
La huelga de la construcción a fines de 1935 y la huelga general de
enero de 1936 provocaron al interior del sindicalismo una redefinición de
objetivos y estrategias debido al impacto que las mismas produjeron en
numerosos gremios. La coyuntura creada por las huelgas proveyó al comunismo del
impulso necesario para producir un salto cualitativo, dentro de los sindicatos
aquí analizados, estructurando nuevas estrategias que modificaron
sustancialmente la dinámica organizacional. Nicolás Iñigo Carrera ha abordado
el período situando su análisis en la huelga general de enero de 1936,
presentando documentos e interpretaciones centrales al momento de reflexionar
acerca de la influencia del comunismo en la clase trabajadora de la época.[18]
Tanto como para conocer la dinámica del sector de la construcción como para
valorar la coyuntura abierta por la huelga, el estudio de Iñigo Carrera resulta
central para nuestro trabajo. En nuestro análisis, haremos referencia a la
coyuntura abierta por ambas huelgas ya que entendemos que el movimiento
huelguístico de los obreros de la construcción tuvo en el proceso una
relevancia central.
III
El caso del gremio de la construcción resulta
emblemático por diversos factores. Fue el primero en estructurar la primera
federación nacional de industria en Argentina,
A partir de 1936, con la conformación de
Desde la finalización misma del conflicto de
fines de 1935 y comienzos de 1936, las instancias organizativas de base en las
obras y en las empresas adquirieron trascendencia como herramientas para
expandir la influencia del gremio y consolidar las estructuras sindicales en la
industria. Durante los meses siguientes, los esfuerzos de los diferentes
sindicatos del gremio de la construcción por crear, expandir y consolidar los
comités de obras, talleres, fábricas y empresas fueron notorios. Los llamados
de los distintos sindicatos de la construcción a sus afiliados a organizarse y
conformar los comités fueron constantes. Las asambleas de personal de numerosas
obras y empresas eran anunciadas por los sindicatos con la intención de
convocar a constituir los comités. El comité de obra se conformaba
paulatinamente como una herramienta organizativa central que asumía la
representatividad obrera en la obra, se constituía como interlocutor frente a
la patronal, enunciaba las reivindicaciones planteadas y vigilaba el
cumplimiento de lo acordado previamente.
En diferentes conflictos que se sucedieron
durante 1936 y comienzos de 1937, se percibe el accionar de los comités de
obras y empresas constituidos. Las tareas que se les asignaban a estos comités
eran variadas: el control del pago de mensualidades, el reparto del periódico
sindical, la vigilancia de las condiciones laborales, el control de seguridad
en las obras, el reparto de carnets sindicales, la coordinación de medidas de
fuerza en conflictos, entre otras. Al respecto una nota del Sindicato de
Albañiles señalaba: “el sindicato hace un llamado a los comités de obra y
empresa para que redoblen su vigilancia y su actividad, no permitiendo, de ese
modo, que la legislación del trabajo vigente y cuyo cumplimiento nos beneficia,
pueda ser violada como lo era con todo descaro cuando los trabajadores del
andamio no poseían la organización que poseen actualmente. (…) Los comités de
obra y empresa deben vigilar para que las empresas cumplan estrictamente con lo
que la legislación obrera establece y al mismo tiempo dar nota de las
violaciones al sindicato a los efectos de hacerles aplicar las multas que las
leyes establecen”.[22]
Las funciones de los comités obreros se fueron incrementando conforme avanzaba la
consolidación del sindicato.
Durante los últimos meses de 1937, el
Sindicato de Albañiles encabezó un nuevo conflicto en la rama de la construcción.
En el transcurso de este conflicto los comités de obras y empresas cumplieron
un rol central en la organización de la huelga. Ante la declaración de la
huelga para el día 20 de septiembre, medida que sería pospuesta, el sindicato
de albañiles manifestó a sus afiliados que “los comités de obras y de empresa
deben tomar todas las iniciativas necesarias para conservar la más estrecha
ligazón entre todos los trabajadores de las obras respectivas desde el primer
día de huelga. (…) Los comités de obra y de empresa serán los comités de
huelgas de sus respectivos personales. En este sentido cabe sobre los mismos el
máximo de responsabilidad”.[23]
La conversión de los comités de empresas y obras en comités de huelga durante
el conflicto nos muestra la importancia que los mismos tenían a fines de 1937 y
la multiplicidad de funciones que desempeñaban, al margen del control de la
legislación laboral.
Durante el año 1938,
Una vez constituido el Sindicato Único, se
inició la campaña para la obtención de un Convenio Colectivo que nucleara al
sector. La dirigencia comunista de la construcción advertía la importancia de
los comités obreros de base en la aprobación y cumplimiento de los convenios
colectivos. En el proyecto elevado por el sindicato de la construcción para la
discusión de un convenio colectivo de trabajo se destacaba la intención de
reglamentar la existencia y el funcionamiento de los comités obreros en los
lugares de trabajo para “asegurar la libertad de asociación de los trabajadores
y el reconocimiento de sus organismos gremiales, de los Comités de Obra, de
Empresa, de Taller y de Fábrica, que han demostrado ya su importancia como
factor de progreso social”.[26]
El artículo 23 del proyecto elevado por el sindicato de la construcción para la
discusión y sanción de un convenio colectivo de trabajo establecía las
funciones, áreas de pertinencia, elección y responsabilidades de los comités
obreros y de los delegados sindicales.[27]
La sanción del convenio colectivo buscaba reglamentar e institucionalizar las
prácticas que desempeñaban, de hecho, los comités de obras y empresas. Durante
todo el período analizado, la conducción gremial buscó que tanto la patronal
como el Estado reconocieran formalmente la presencia de los comités de obras y
empresas en los lugares de trabajo. De este modo, entendían, los comités se
encontrarían amparados legalmente y los obreros al resguardo de las represalias
empresariales y estatales.
IV
El Sindicato Obrero de
La coyuntura abierta por las huelgas de fines
de 1935 e inicios de 1936 implicó un intento por evaluar las condiciones
particulares del sector y del sindicato para estructurar nuevas estrategias que
habilitaran una mayor presencia comunista entre los metalúrgicos. La búsqueda
de mayor sindicalización, la organización de las grandes empresas metalúrgicas,
la obtención de beneficios laborales, el mejoramiento de las condiciones de
trabajo, la respuesta al avance de la tecnologización de la producción, el
trabajo de las mujeres y los menores, entre otros, fueron los principales temas
alrededor de los cuales se desenvolvió la problemática sindical de los obreros
metalúrgicos durante el período.
A pesar del crecimiento de la industria
metalúrgica, y si nos concentramos en los aspectos cuantitativos de afiliación,
el SOIM obtuvo pocos avances en lo referente a su organización. En los aspectos
cualitativos, la presencia sindical en las grandes empresas metalúrgicas
representaba un punto débil de la organización y los comunistas eran concientes
de la dificultad que implicaba esta situación para el gremio en general. Uno de
los principales cuadros comunistas al interior del gremio era Muzio Girardi,
quien desde 1941 desempeñó el cargo de secretario general. Bajo la conducción
de Girardi, el SOIM produjo los avances cuantitativos y cualitativos más
relevantes.
Girardi reconocía la escasa presencia gremial
en los grandes establecimientos fabriles y emprendió la tarea de organizar a la
base metalúrgica en la fábrica misma. Girardi advertía la relevancia de
organizar los obreros de las grandes fábricas y planteaba el cambio de rumbo
propuesto para el SOIM. La necesidad de organizar los grandes talleres
metalúrgicos y sindicalizar a los obreros, para conformar estructuras de
representación de base, aparecía como uno de los grandes elementos planteados
por Girardi y, en definitiva, por los comunistas en el sector.[28]
La metalúrgica Klockner se encontraba entre
las empresas más representativas de la industria por su caudal de producción,
por la cantidad de obreros ocupados en la misma y por su influencia, y la de
sus políticas, al interior del sector. Esta representatividad se daba tanto
desde el sector patronal como desde la relevancia que los obreros le otorgaban
a dicha empresa. En Klockner, encontramos los pedidos del sindicato al personal
de dicho establecimiento para que nombrara una comisión interna con el objeto
de solicitar las vacaciones pagas. Los obreros de la fábrica denunciaban la
resistencia patronal a la existencia de organizaciones sindicales y, particularmente,
a la organización en el lugar de trabajo a través de instancias de
representación sindical colectiva. En diciembre de 1941, los obreros de la
empresa Klockner realizaron una asamblea del personal en la cual continuaban
reclamando por la obtención de las vacaciones anuales pagas y, ante el rechazo
empresarial, los trabajadores señalaban: “el personal como prueba de sensatez y
de prudencia resolvió no dar por cerradas las puertas de las negociaciones y
llevar a cabo una nueva gestión por intermedio de una numerosa delegación de
obreros del propio establecimiento, que entrevistará al director del mismo. (…)
También la asamblea del personal nombró 35 delegados más, para reforzar la
comisión interna de los trabajadores de Klockner”.[29]
En esta cita, no sólo se menciona la existencia de la comisión interna del
personal sino que se advierte la centralidad que la misma revestía para los
obreros durante un conflicto. Los obreros, a través de su asamblea,
consideraron importante reforzar con más delegados su comisión interna para
enviar señales de organización y solidez. En la cita anterior, podemos observar
el modo en que los obreros de la fábrica Klockner identificaban que la solidez
de la organización sindical en el lugar de trabajo, en particular la
consolidación de la comisión interna del personal, resultaba clave para el
reclamo obrero.
Durante 1942, los trabajadores de la
industria metalúrgica vivieron inmersos en un conflicto con la patronal que
tuvo marcadas repercusiones al interior del sindicato. Durante el mes de mayo,
La potencialidad y la repercusión de las
políticas impuestas por el SOIM no pueden compararse al proceso de
V
A comienzos de 1936, los comunistas
disolvieron
Durante los años 1937 y 1938, los comunistas
ganaron posiciones al interior del gremio aunque dentro de un predominio
socialista en la estructuración interna del sindicato. La supremacía socialista
se interrumpió en 1939 con la llegada del militante comunista Jorge Michellón a
la secretaría general de
Dentro de la industria textil, la rama de la
seda ocupaba un lugar central en la organización del gremio. El secretario de
dicha rama al interior de
Ducilo, que pertenecía a la rama de la seda,
era uno de los establecimientos textiles más representativos de la industria
textil, en general, y del accionar sindical comunista, en particular. En abril
de 1940, el personal de la empresa Ducilo, a través de su comisión interna y de
algunos dirigentes textiles, elevó a la patronal un pedido de mejoras en las
condiciones de trabajo. La comisión interna de la fábrica denunció que la
empresa pretendía reconocer al sindicato si el mismo se separaba de
Otro ejemplo simbólico es el de la fábrica
Manufactura Algodonera Argentina. La comisión interna de esta empresa fue
nombrada a mediados de 1936 y en diversos conflictos acontecidos durante ese
año y el siguiente se manifestaron descontentos por parte de los obreros frente
a la conducción socialista del sindicato.[38]
El conflicto más importante registrado en esta empresa se produjo a partir del
mes de enero de 1940. Los motivos principales de la huelga fueron el pedido de
aumento de salarios y el mantenimiento de las 6 horas de trabajo por tratarse
de un trabajo insalubre. Durante la huelga, algunos actores como Blondina
Lorenza, obrera integrante de la comisión interna, se destacaron por el rol
dirigente frente al conflicto.[39]
Una vez finalizada la huelga, la empresa se comprometió a no tomar represalias
pero, al tiempo de retornar al trabajo, fueron despedidos algunos obreros,
entre los que se encontraba Blondina Lorenza. Los obreros retomaron el
conflicto e incluyeron dentro de sus demandas la reincorporación de los
despedidos, el reconocimiento de la comisión interna por parte de la empresa y
el cumplimiento de las vacaciones pagas.[40]
Un manifiesto publicado por la comisión interna señalaba: “las reclamaciones
directas o por intermedio de la comisión interna no han sido satisfechas
tampoco, en cambio aumentaban las medidas disciplinarias sin fundamento alguno,
suspensiones, cambios de secciones, revisión de cajones, etc., que creaban un
ambiente insoportable, y no se quiso atender a la delegación que pedía la
reincorporación de los compañeros despedidos. La comisión interna hace por lo
tanto responsable de la situación creada a la dirección del establecimiento y
considera que ésta debe desistir de que siga provocando al personal,
restableciendo las relaciones con la comisión interna; reincorporando a las
compañeras y compañeros despedidos, castigando a los que provocan la enemistad
y la violencia con los obreros y dando satisfacción a las reclamaciones
económicas de las diferentes secciones”.[41]
La representatividad asumida por la comisión interna de la empresa era
evidente. Esa representatividad conllevó en numerosas situaciones la represalia
por parte de la patronal. Las denuncias, suspensiones y despidos para aquellos
obreros que formaban parte de la comisión interna de las fábricas eran
herramientas usuales que caracterizaban el proceder patronal.
En enero de 1941 la asamblea del personal
decidió declarar la huelga frente al despido de 17 obreros entre los cuales se
encontraban integrantes de la comisión interna y delegados de secciones. Una
delegación obrera asistió al Departamento Nacional del Trabajo para intentar
solucionar el conflicto y su titular, Emilio Pellet Lastra, acusó a los
delegados de agitadores y comunistas.[42]
Entre los despedidos se encontraba Francisco Cuenca, secretario de la comisión
interna.[43]
El día 4 de abril, y dada la magnitud que había adquirido el conflicto, una
delegación de obreros de la empresa, en la cual se encontraba Francisco Cuenca,
se entrevistó con el vicepresidente en ejercicio del Poder Ejecutivo Dr. Ramón
Castillo para entregarle un memorial.[44]
Durante el conflicto la policía detuvo a
numerosos obreros. El saldo del conflicto arrojó una organización sindical lo
suficientemente sólida como para sostener una huelga duradera y establecer los
lazos de solidaridad para el sostenimiento de los huelguistas y sus familias.
La comisión interna del personal ocupó un rol central a la hora de estructurar
y coordinar el conflicto. La visibilidad de algunos actores, como la del secretario
de la comisión interna Francisco Cuenca, es sintomática al momento de evaluar
el rol de la institución sindical de base. La presencia de Francisco Cuenca en
los diferentes periódicos ligados al comunismo, como
VI
Nos propusimos abordar una problemática
escasamente analizada por la historiografía: el trabajo de los comunistas en la
organización del sindicalismo de base en el mundo del trabajo. El artículo
pretendió dar cuenta del trabajo de los comunistas en los gremios de la
construcción, los metalúrgicos y los textiles organizando a los obreros en el
lugar de trabajo. Al momento de la irrupción del peronismo, los obreros de
estas ramas poseían una experiencia en la organización gremial que provino de
la práctica sindical al interior de la fábrica. Durante el período en cuestión,
esta experiencia estuvo organizada e impulsada por el comunismo. Esta
experiencia de organización sindical construyó una base firme sobre la cual el
peronismo recreó una dinámica cuantitativamente superior y cualitativamente
diferente.
El surgimiento de una clase obrera industrial
moderna y concentrada, junto con la escasa organización y sindicalización de
los obreros en estas áreas, permitió a los comunistas estructurar y consolidar
las comisiones internas como parte de la conformación de un nuevo modelo
sindical. Algunas de las características que poseía este nuevo modelo gremial
eran: sindicato único por rama industrial, la búsqueda de convenios colectivos,
abarcar nuevas áreas (mutualidad, educación, coberturas, seguros médicos) y la
organización del trabajo de base, entre otros. Dentro de este nuevo repertorio
organizacional habilitado por los comunistas, este trabajo intentó reflejar una
estrategia en particular: las comisiones internas en los lugares de trabajo.
El aporte y la trascendencia de la
experiencia comunista no radican en lo cuantitativo sino en lo cualitativo.
Nuestro trabajo permitió percibir, en tres casos puntuales, el modo en que los
comunistas resultaron exitosos organizando el trabajo de base y, de este modo,
revalorizar la experiencia en el armado de instancias sindicales y organización
de los obreros. Observamos que, en los tres gremios analizados, el contexto
generado por la huelga de la construcción de fines de 1935 y la huelga general
de inicios de 1936 impulsó a los comunistas a desarrollar nuevas estrategias de
organización sindical. En diferentes aspectos, el ejemplo de
Los comités de obras y empresas, en la
construcción, y las comisiones internas textiles y metalúrgicas poseían
diversas funciones. Las comisiones internas ejercieron la representación de los
obreros frente a las empresas y patrones. Ante un conflicto o demanda de los trabajadores,
las comisiones internas ejercían su función de representación ya sea frente a
la patronal como frente al sindicato. También observamos el modo en que estas
comisiones internas eran nombradas por la asamblea del personal y, en muchas
ocasiones, ejecutaban el mandato de dicha asamblea. El control y la vigilancia
de las condiciones laborales y de los convenios colectivos firmados con la
patronal era otra de las funciones de las comisiones internas. En el mismo
sentido, pudimos contemplar el modo en que estos comités obreros elevaron
demandas por incumplimiento de condiciones firmadas o bien nuevos reclamos
tendientes a mejorar las situaciones en las cuales los trabajadores
desempañaban sus labores. Otro elemento común fue la búsqueda de reconocimiento
de las comisiones internas. Estas instancias sindicales de base recurrieron
sistemáticamente al pedido de reconocimiento legal por parte de la patronal y,
en algunas ocasiones, vimos la intención de regular sus tareas en los convenios
colectivos. Los pedidos obreros también fueron recurrentes en solicitar al
Estado el reconocimiento legal para las comisiones internas.
Las conclusiones de nuestro trabajo nos
conducen a disentir con el planteo generalizador de Doyon. Esta autora
planteaba que las comisiones internas en los lugares de trabajo fueron
consecuencia de la instauración de un nuevo modelo sindical impulsado por el
peronismo. En la misma dirección, Doyon caracterizaba a los comités obreros
existentes con anterioridad al peronismo como instancias escasamente
representativas, que cumplían la función de crear intereses comunes entre
patrones y trabajadores y, para ello, fueron creados e impulsados por los
sectores empresarios. Las conclusiones de nuestro trabajo nos obligan a
reflexionar en un sentido diferente. Entendemos que las comisiones internas
fueron instancias sindicales de base impulsadas por los obreros con la
intención de estructurar mecanismos de representación en los lugares de
trabajo. En los momentos de conflicto, estas comisiones internas ejercieron la
representación obrera y dentro de sus acciones no se encontraba la de generar
intereses comunes con la patronal. Las continuas represalias observadas contra
los obreros dan cuenta de la resistencia patronal y estatal a la existencia de
estas instancias sindicales de base. La representación de los intereses obreros
ejercida por las comisiones internas ha sido mostrada durante estas páginas. En
los gremios analizados, entendemos que las comisiones internas impulsadas por
los comunistas ejercieron funciones adjudicadas exclusivamente a las instancias
organizativas de base que se desenvolvieron en el marco del modelo sindical
peronista: representación obrera frente a la patronal, vigilancia en los
lugares de trabajo, control de las condiciones laborales, comunicación con el
sindicato, organización y fomento de la afiliación sindical, entre otras
características observadas. Asimismo, comprobamos que las comisiones internas
no fueron fomentadas por los sectores patronales como mecanismo de manipulación,
tal cual planteaba Doyon. Nuestra investigación nos conduce a matizar el
planteo de Doyon dado que en los gremios y empresas analizadas dimos cuenta de
una realidad diferente. Esto no implica que en otros gremios, o en otras
empresas de las ramas industriales analizadas por nosotros hayan existido
condiciones que corroboren o verifiquen el planteo de la historiadora
canadiense acerca de la creación de instancias de organización de base
impulsadas por la patronal con la intención de manipular los intereses obreros.
Asimismo, la posibilidad de que la estrategia de conformar comisiones internas
en los lugares de trabajo haya sido impulsada por otras corrientes políticas
con inserción sindical, o se haya producido en otras ramas que las analizadas
aquí, debería ser analizada específicamente en futuros trabajos. A pesar de no
ser abordada, nuestro estudio no excluye esa perspectiva.
Nuestro trabajo sólo es representativo de la
dinámica de los sindicatos de la construcción, los textiles y los metalúrgicos
en Capital Federal y el Gran Buenos Aires. La experiencia de estos obreros
representa un aspecto, entre muchos otros, en la constitución de una identidad
obrera durante estos años. La irrupción del peronismo en el mundo sindical no
sucedió sobre terreno arrasado y sobre un movimiento obrero industrial carente
de experiencia organizacional. En los gremios analizados, los comunistas
anticiparon la experiencia de las comisiones internas y proveyeron una herencia
cualitativa y organizacional clave ante el surgimiento del peronismo. Los
aportes en este sentido pueden provenir de futuros trabajos que aborden la
problemática del impacto del peronismo en las fábricas y el modo en que la
herencia brindada por los comunistas influyó en ese sentido.
RESUMEN
Conformando un nuevo sindicalismo: el comunismo y las
comisiones internas en la construcción, los metalúrgicos y los textiles entre
1936 y 1943
El presente artículo posee como objetivo central aportar al debate en
torno a la organización sindical del movimiento obrero industrial entre los
años 1936 y 1943 en
Palabras clave: sindicalismo - comisiones internas -
comunismo
ABSTRACT
Shaping
a new unionism: the communism and the comisiones internas in the construction, the metallurgists and the
textiles between 1936 and 1943
This article intends to contribuye to the debate on the organization of the
industrial working class between 1936 and
Key
words:
union
organization - comisiones internas
- Communism
Recibido: 01/05/10
Aceptado: (01/09/10)
Versión final: 18/10/10
Notas
(*) Universidad de Buenos Aires. Profesor y Licenciado en
Historia recibido en
[1] GERMANI Gino, Política
y sociedad en una época de transición, Paidós, Buenos Aires, 1967 (1962);
GERMANI G., “El surgimiento del
peronismo: el rol de los obreros y de los migrantes internos”, EN: MORA y
ARAUJO Manuel e LLORENTE Ignacio (comps.), El
voto peronista. Ensayos de sociología electoral argentina, Sudamericana,
Buenos Aires, 1980.
[2] MURMIS Miguel y
PORTANTIERO Juan Carlos, Estudios sobre
los orígenes del peronismo. [Edición definitiva], Siglo
Veintiuno, Buenos Aires, 2004 (1971).
[3] ARICÓ José, “Los
comunistas y el movimiento obrero”, EN:
[4] TORRE Juan Carlos,
"Interpretando (una vez más) los orígenes del peronismo", EN: Desarrollo
Económico, febrero-marzo 1989, V. 28, Nº 112, pp. 525-548; TORRE J.
C., La vieja guardia sindical y Perón. Sobre los orígenes del peronismo,
Sudamericana, Buenos Aires, 1990; DEL
CAMPO Hugo, Sindicalismo y peronismo. Los comienzos de
un vínculo perdurable, CLACSO, Buenos Aires, 1983.
[5] DI TELLA Torcuato, Perón y los sindicatos. El
inicio de una relación conflictiva,
Ariel, Buenos Aires, 2003.
[6] DI TELLA T., “
[7] DURRUTY Celia, Clase
obrera y peronismo, Pasado y Presente, Buenos Aires, 1969.
[8] CAMARERO Hernán, Comunismo
y movimiento obrero en
[9] CAMARERO H., Comunismo
y movimiento obrero en
[10] Ibídem, p.
448.
[11] DOYON Louise, Perón
y los trabajadores. Los orígenes del sindicalismo peronista, 1943-1955,
Siglo Veintiuno Editora Iberoamericana, Buenos Aires,
2006, pp. 289-290. (Este libro está basado en su tesis de doctorado defendida
en
[12] Ibídem, “La organización del movimiento sindical peronista, 1946-
[13] Las dos últimas
citas: ídem, p. 211.
[14] CAMARERO H., A la conquista de la clase obrera..., op. cit. El autor nos
muestra el trabajo de las células partidarias de base y su labor en las
fábricas. El trabajo de estas células fabriles resulta central a la hora de
explicar el éxito de los comunistas en organizar a los trabajadores de base.
[15] SCHVARZER Jorge, La
industria que supimos conseguir. Una historia político-social de la industria
argentina, Planeta, Buenos Aires, 1996, pp. 171 y ss.
[16] DÍAZ ALEJANDRO
Carlos F., Ensayos sobre la historia económica argentina, Amorrortu,
Buenos Aires, 1975, p. 220.
[17] IÑIGO CARRERA
Nicolás, La estrategia de la clase obrera, 1936, Ediciones Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires,
2004 (2000), p. 49.
[18] Ibídem.
[19] “La gran huelga. En
las asambleas del Luna Park está el rostro de la huelga”, Spartacus, Año II,
Nº 6, 20/11/35, p. 3.
[20] ISCARO Rubens, Breve
historia de la lucha, organización y unidad de los trabajadores de la
construcción, s/e, Buenos Aires, 1940, p.34.
[21] CHIARANTE Pedro, “El
C. de Empresa y Obra es el arma principal de nuestra organización”, El
Andamio, (“Editado por el Sindicato de Obreros Albañiles, Cemento
Armado y Anexos, adherido a
[22] “Los Comités de
Obras Deben Vigilar el Cumplimiento de
[23] “Los albañiles se
aprestan para hacer efectiva la huelga general del gremio”,
[24] “Activan las tareas
tendientes a crear el Sindicato Único de los obreros de la construcción”,
[25] CABRERA Antonio, “El
S. Único de la construcción debe responder a las necesidades de liberación de
nuestra clase”, Avance, Semanario de los trabajadores, Año I, Nº 33, 26/2/38, p. 2.
[26] ISCARO Rubens, “Los
Contratos Colectivos y el bienestar de la clase obrera”, Orientación, Año IV, Nº 198, 10/4/41, p.
4.
[27] ISCARO R., Por
un convenio colectivo de trabajo en la industria de la construcción, Ediciones del Sindicato Único Obrero de
[28] GIRARDI MUZIO M.,
“La organización obrera en las grandes empresas metalúrgicas”, Orientación,
Año IV, Nº 193, 6/3/41, p.
4.
[29] “
[30] Para un relato
específico de este conflicto: ELISALDE Roberto, “Sindicatos en la etapa preperonista.
De la huelga metalúrgica de
[31] GIRARDI MUZIO M.,
“El Laudo: Triunfo del Gremio, afirma Girardi”,
[32] “Fortalecer Nuestra
Unidad para Impedir las Maniobras Nazifascistas en Klockner”,
[33] “Resoluciones de
[34] “Unión Obrera
Textil”,
[35] “Después del Triunfo
Vuelven al Trabajo el Día Lunes los Trabajadores de
[36] “Violan el Convenio
Firmado por Ellos, los Industriales de
[37] “Procura
[38] “En `
[39] “`Nadie Nos Quitará
el Triunfo`, dice una Linda Obrera”,
[40] “Los Huelguistas de
Cintas y Elásticos Consideran
[41] “Prosiguen Los
conflictos de cintas y elásticos y el de
[42] HOROWITZ Joel, Los
sindicatos, el Estado y el surgimiento de Perón, 1930-1946, Eduntref,
Buenos Aires, 2004 (traducción de su tesis doctoral producida en los años
setenta y ochenta, y publicada en inglés en 1990), p. 214.
[43] “Realizaron una gran
demostración frente a la fábrica”, Avanzada, (“Periódico de los jóvenes,
para los jóvenes”), Año I,
Nº 12, 8/3/41, p. 5; CUENCA Francisco, “Porqué no se Soluciona
[44] “El Vicepresidente
Prometió a los Obreros de