Oficio, memoria y lealtad.
Elementos constitutivos de la
identidad fraternal durante la huelga
ferroviaria de 1961
Luisina Agostini[1]
(CESIL – UNL; luisinaagostini@gmail.com)
Primeras consideraciones
La historia de las luchas del movimiento obrero ferroviario
argentino estuvo jalonada por grandes huelgas durante el siglo XX. Los
conflictos de 1912 y 1917, tuvieron que ver con diferentes demandas y
repertorios de acción de los trabajadores ferroviarios en un contexto donde el
sistema ferroviario era administrado por empresas extranjeras y los
ferroviarios pedían la regulación de su trabajo como también mejoras
salariales.
El proceso de nacionalización de los ferrocarriles,
realizado durante el Peronismo no significó la ausencia de conflictos obreros.
Las grandes huelgas de 1950/51 tuvieron que ver con demandas salariales que los
afiliados ferroviarios reclamaban al gobierno peronista, y también con las
diferencias entre las bases y la dirigencia sindical frente al liderazgo y
organización de los reclamos, en un contexto de peronización
de las instituciones, en el que la existencia de conflictos obreros generó
acciones de negociación y represión por parte del gobierno peronista. Durante
el Peronismo crecieron las críticas a las políticas de estatización en tanto
las mismas no se acompañaron de renovación tecnológica y modernización de
equipos férreos.
La “Revolución Libertadora” de 1955 aplicó a partir
del Informe Prebisch[2], diferentes medidas para
atender las debilidades económicas del país que fueron el resultado de las
consideradas erradas políticas peronistas. Una de ellas, tenía que ver con el
crecimiento del déficit de las empresas públicas y dentro de estas, la empresa
ferroviaria se presentaba como improductiva y atrasada. Esta consideración,
tenía estrecha relación con la necesidad de generar el desarrollo automotriz,
en un contexto favorable a la entrada de capitales extranjeros, como una de las
respuestas a la crisis que el período anterior habría generado en el país.
Cuando en 1958 Frondizi asume el ejecutivo nacional
continúa con las políticas inspiradas en la no intervención del Estado de
El conflicto nacional ferroviario de 1961 significó
una larga huelga de 42 días que alteró las rutinas que los sujetos construyeron
en los espacios ligados a ese oficio.El mundo del trabajo ferroviario a lo
largo de la historia se ha caracterizado por generar una articulación particular
entre la persona y el objeto, el obrero y la locomotora, que al decir de Juan
Carlos Cena, serán “carne y uña” en cada uno de los momentos en que den
testimonio de lucha frente a los sucesivos escenarios posibles para la acción.
El gremio de
A partir del análisis del discurso gremial, podemos
rescatar que, la defensa de la
idoneidad del oficio, la reivindicación de un pasado común y la lealtad gremial
serán tres rasgos claves a la hora de reforzar una identidad colectiva,
amenazada en esta situación conflictiva. Estos elementos identitarios
se corresponden con la particularidaddel gremio de maquinistas y foguistas que,
dentro de la rama ferroviaria, era considerado un gremio bien combativo.
Reconocemos la existencia de un proceso histórico de construcción
identitaria fraternal, que diferencia dos interlocutores: por un lado, otros
gremios de la rama ferroviaria y, por otro, a los gobiernos de turno.
Coincidimos con Urcola cuando postula que “Las identidades se construyen “en” y
“durante” la acción comunicativa con los “otros”. Como producto de la
interacción, la identidad se elabora en términos de negociación y
diferenciación con los demás. Estas se construyen en el marco de las relaciones
sociales donde cobran gran importancia las situaciones, procesos y vivencias
como referentes a partirdel cual los sujetos elaboransusestrategias de vida y
despliegan el conocimiento sobre ese mundo de relaciones sobre el que asientan
sus vidas”[3] La socialización
construida en los lugares de trabajo ferroviarios, en tanto escenarios de
construcción identitaria, se visibilizará en discursos y acciones que nos
interesa considerar en este trabajo.
La hipótesis que sostenemos es que
Es necesario aclarar que la huelga que nos ocupa fue llevada a cabo por
Para ello trabajamos con documentos emitidos por la organización
gremial como Comunicados de Prensa, Boletines de Huelga, Parte de los días de
huelga, y con registros de la prensa de los diarios El Litoral y
¿Integración y Desarrollo?
“Mi abuelo, mi padre y yo, los tres fuimos
ferroviariosperopararon los trenes, porque eran deficitarios. No se anduvieron
con vueltas, dejaron todo desierto,el Mitre quedo vacío, y el Belgrano medio
muerto”[4]
Tal como plantean Barroca y Vidal[5],
la huelga nacional ferroviaria de 1961 fue en defensa de los ferrocarriles y no
consistió en un reclamo salarial. Esta afirmación se enmarca en un contexto
signado por una estructura de
oportunidades políticas[6]
favorable para la acción colectiva del movimiento obrero ferroviario. El auge
de las ideas desarrollistas, se contradecía con la defensa e inversión en los
ferrocarriles.
La consigna de integración y desarrollo que en la teoría se
correspondía con los postulados de
El proyecto desarrollista se sostuvo ideológicamente
en nuestro país a través de la figura de Rogelio Frigerio quien, con un equipo
de expertos nucleados en el Centro de Estudios Nacionales, lo difundió a través
de publicaciones científicas y les dio divulgación general a través del
semanario “Qué (sucedió en 7 días)”, que tuvieron que ver con el clima de época
acorde al debate desarrollo/subdesarrollo que atravesó a América Latina hacia
la mitad del siglo XX.
Acordamos con los aportes de
Ortega cuando plantea que durante el gobierno Frondicista
se presentaron diferentes desafíos a resolver “un parque automotor escaso, una red vial poco desarrollada y una red
ferroviaria obsoleta con problemas estructurales y con un déficit que
comprometía notablemente las cuentas públicas”.[8] Con relación a este enfoque,
nos interesan los aportes de López y Waddel[9], cuando consideran que la
etapa económica liderada por Alsogaray en el ministerio de hacienda, colocó el
problema del déficit público como un problema a sanear generando el
endurecimiento de las políticas ferroviarias que se agudizaría con su sucesor
en hacienda Alleman, y el ingeniero Acevedo en Obras
Públicas. Las medidas que generaron la huelga significaron drásticas clausuras
de ramales y despidos.
Cuando el diario
La denominada “Batalla
contra el Riel”[12]explicitó
la posición tomada del gobierno frente al problema ferroviario, esto
correspondió a lo que era considerado por los gremios como una traición, la renuncia de Alsogaray y su equipo técnico,
quienes habían definido la situación de manera que la participación obrera se
pensaba indispensable, sufrió un vuelco cuando nuevos hombres tomaron los
cargos de gobierno, en un contexto de creciente inestabilidad política que acompañaba
al ejecutivo nacional.
Se estableció un diagnóstico negativo de la situación
económica del país, considerándose la huelga la causante del déficit económico
que impactaba sobre toda la nación. Se consideraba que la acción era llevada a
cabo por una dirigencia gremial que atentaba contra la “comunidad nacional” y, no proponía ninguna solución concreta a “un sistema ferroviario anacrónico y en
situación de quebranto” sino que impedía las negociaciones pacíficas entre
las partes mediante sus acciones violentas, y atentaba contra la economía
nacional al perjudicar sus ingresos y ocasionar problemas en las actividades
cotidianas de los usuarios. Por estos motivos es que el gobierno nacional
estableció “el más absoluto respecto a la
libertad de trabajo, comprometiendo al efecto todo el peso de la fuerza
pública. No será tolerada ninguna acción que lesione el patrimonio del Estado o
de los particulares o limite el inalienable derecho a trabajar.”[13]
Las palabras del presidente Frondizi cargaba de
responsabilidad a la movilización gremial como generadora de un enfrentamiento
y obstaculizando el “progreso”, que constituía uno de los pilares del proyecto
económico desarrollista. La amenaza del caos originada por la paralización de
los servicios se consideraba un atentado contra la actividad productora de
Como parte de la postura del gobierno, se otorgaba un fuerte énfasis a
la reducción del trabajo improductivo[16],
esto se aplicaba al trabajo en las empresas estatales, criticando la
burocratización estatal que no generaba el desarrollo y la eficiencia que si
sería prioridad en las empresas privadas. El énfasis en la racionalización se
materializó en la política de reestructuración ferroviaria que priorizaba espacios
ferroviarios ubicados en las regiones centrales del país y desestructuraba
aquellos que se encontraban en el interior. En mayo de 1961 el decreto nacional
número 4061 ordenó el levantamiento de 2300km. de vías férreas, la clausura de
numerosos talleres ferroviarios y la cesantía y jubilación anticipada de casi
10000 trabajadores. Declaró congelado el déficit de explotación de los
ferrocarriles nacionales, estableciendo la necesidad de suprimir aquellos
servicios considerados “antieconómicos” en
pos de racionalizar el trabajo del personal para lograr una eficiente
productividad, estableció también la privatización de servicios considerados
complementarios de la actividad ferroviaria como por
ejemplo, restaurantes, coches comedores y confiterías.
De esta manera, comenzó la huelga por tiempo indeterminado, a partir
del 30 de octubre de 1961, encabezada por los gremios
En el plano sindical primaba una organización jerárquica, en el marco
de la ley de Asociaciones Profesionales. La estructura gremial a nivel nacional
articulaba una férrea organización que para el caso de los ferroviarios y del
gremio que nos interesa,
La semi- democracia frondicista,
se caracterizó por una constante intervención militar a la hora de la toma de
decisiones. El Plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado, cuyo antecedente se
encuentra en
La defensa de la idoneidad del oficio
“Todo
era dolor para el ferroviario. Y para el maquinista un profundo desgarro cuando
veía la muerte de las gloriosas locomotoras a vapor”[21]
Para coartar la medida de fuerza, el gobierno aplicó un plan
requisitorio que se complementó con el llamado a aquellos aficionados y
jubilados que quieran conducir locomotoras para garantizar el servicio de
transporte a la sociedad argentina. Aquellos “que patrióticamente y voluntariamente se ofrezcan a hacerlo, y toda
persona idónea que acuda al mismo afecto ante las autoridades”[22], otorgando altos salarios a quienes no
acompañen el objetivo del movimiento ferroviario y mostrando la bandera
nacional en aquellos vagones que circularan quebrando la medida de fuerza.
A partir de estas acciones es que los documentos gremiales dedicaron
parte de su contenido a advertir a la población sobre los peligros que
ocasionaba la conducción de las máquinas por inexpertos, y sobre el perjuicio
moral que significó, para los fraternales, desafiar su profesionalismo
intrínseco que los diferenciaba de los demás grupos de ferroviarios. “
La medida atentaba contra el elemento que otorgaba la identidad
fraternal por excelencia: la idoneidad deloficio. Reconocimiento que el gremio
en 1912 pidió a las autoridades estatales y empresariales, idoneidad que los
fraternales del
Desde 1887, la conformación del gremio se ocupó de atender a la
educación en oficio, “Una de las mayores aspiraciones de los conductores y
foguistas fue controlar su calificación profesional e incidir en el sistema de
ingreso y ascensos dentro de las empresas. En ese sentido, la
propiaorganización del sector en una sociedad de oficio-
La
huelga de 1917 que fue de carácter nacional y que los fraternales del
En una aclaración por parte
del gremio de un error en una propaganda contra la huelga emitida por el
gobierno se declaró “el dibujante y las
autoridades incurren en un grueso error, ya que es elemental saber que, de
acuerdo al reglamento de señalización vigente en los ferrocarriles, el brazo de
las señales baja indefectiblemente hacia la izquierda y no hacia la derecha,
como figura en los anuncios que financia y respalda el Ministerio de Obras y Servicios
Públicos. Los trabajadores de la conducción ferroviaria, celosos de su
condición profesional, quieren salvar el error minúsculo pero revelador en que
han incurrido las autoridades del transporte (…)”[29]
Se hizo explícita la posición
de
La reivindicación de un pasado común
“(…)
Una vez más –esta oportunidad con mayor volumen- se pone a prueba la fortaleza
de “
La elección de la cita que introduce este apartado, explicita, la
apelación del movimiento a una historia compartido en la búsqueda por legitimar
las acciones del presente. Consideramos que este aspecto funcionó como arco de
continuidad entre el pasado y el presente porque otorgó cohesión al movimiento
y significación moral a su papel en un escenario positivo para su manifestación,
formando parte del “marco para la acción
colectiva” que al decir de Tarrow “no puede leerse como un texto
independientemente de las estrategias y relaciones conflictivas de los
Movimientos Sociales que los difunden en el tiempo y en el espacio”[31]
La apelación a las gloriosas reivindicaciones y acciones como las huelgas de
1912 y 1917,son tomadas como hitos temporales para justificar las acciones del
presente y la experiencia del movimiento que se rastrea desde orígenes lejanos.
La construcción de estos recursos, por la entidad gremial, evidencia un
cierto consenso colectivo para interpelar a una identidad que es concebida como
la “definición compartida e interactiva y
producida por individuos en interacción, concerniente a las orientaciones de su
acción, así como al campo de oportunidades y restricciones en el que tiene
lugar su acción”[32].
La estructura de oportunidades políticas conforma un escenario proclive o no a
una acción colectiva contenciosa por parte de un movimiento social, y uno de
los factores que determina la concreción de la acción lo constituye la
conversión de intereses individuales en colectivos construidos por oposición y
desde la interacción. Para la construcción de esos intereses colectivos es
necesario definirlos a partir de otros determinantes como: el conocimiento
adquirido por la experiencia previa, la circulación de información y la
interacción con los pares.[33]
Toda acción entonces, da cuenta de un“esquema interpretativo” que constituye “marcos para la acción colectiva” que “actúan como dispositivos de acentuación que o bien <<subrayan
y’adornan’ la gravedad y la injusticia de una situación social o redefinen como
injusto o inmoral lo que previamente era considerado desafortunado, aunque tal
vez tolerable>>”[34].
Este esquema interpretativo se compone de la elaboración de lemas que se
convertirán en instrumentos para movilizar el consenso.
Estos elementos que mencionamos los podemos encontrar en
La huelga de 1961 por un lado adquiría una connotación particular al
enfrentarse a un proyecto desarrollista y defender el sistema ferroviario, el
mundo de trabajo ferroviario y la cultura de los rieles
pero también se presentaba como la continuación de largas luchas anteriores,
puntualmente las fuentes refieren a las huelgas de 1912 y 1917. Ambas se
recordaban como heroicas jornadas de lucha en situaciones diferentes pero que
denotaban antecedentes al conflicto de 1961,
“(…) a las generaciones actuales nos toca el ineludible deber de mantener y
acrecentar el acervo común, de la misma manera que lo hicieran los hombres del
12 y del
Suriano analiza el período inicial de conformación de la tradición de
lucha obrera de los ferroviarios y recupera los elementos identitarios
presentes a comienzos del siglo XX en el sindicalismo ferroviario.[37] El alto grado de sindicalización de los
maquinistas y foguistas, su empleo regular y estable debido a la calificación
que requería el ingreso a esta actividad, generaban la conciencia de constituir
un grupo de “elite” con respecto a otros obreros ferroviarios y a otros
gremios. Se destaca la educación de oficio que el sindicato controlaba y
aseguraba el cumplimiento de la reglamentación del oficio, conseguida en 1902.
Una organización con fuerte verticalismo y unidad por sobre las seccionales del
interior reclamaba mejores condiciones de trabajo, jornada de 8 horas, descanso
y aumento salarial. Estas demandas se encuadran en un contexto político de
crisis del régimen oligárquico, y es con respecto a este punto que Suriano
aporta la particularidad de los posicionamientos sobre el bienestar de los
obreros que se debatirían al interior de
La lealtad gremial
“Venceremos.
Esto es tan cierto y tan seguro como la efectividad del paro y como la
monolítica y disciplinada decisión del gremio, cuyos efectivos han demostrado
tener la escuela y las virtudes de los visionarios fundadores de “La
Fraternidad”[38]
Este apartado pretende recuperar la importancia que adquirió la
organización gremial para el sostenimiento del conflicto. Nos proponemos marcar
el significado que
Dijimos en el primer apartado que la organización
gremial se correspondía con
En las instrucciones que se manifestaban en las
Circulares Generales se hacían explícitos los canales de comunicación que se
mantendrían para el sostenimiento de la acción: la distribución de boletines de
huelga en todas las seccionales, la conformación de Comisiones de Emergencia
para realizar tareas informativas y solidarias con los obreros perseguidos y
requisados, la elaboración de Boletines de huelga locales y otros impresos que
deberían remitirse a
Los documentos gremiales otorgaban protagonismo a los considerados
deberes del fraternal, y estos consistían en acompañar las acciones, sostener
el desafío, ayudar a los compañeros perseguidos, acatar las decisiones de la
comisión directiva, leer y difundir los boletines de huelga, como así también
detectar, denunciar ante el gremio y públicamente los nombres y las acciones de
los considerados traidores al movimiento. Así es como
por ejemplo, en los boletines de huelga de la seccional de Laguna Paiva, se
plasmaba periódicamente la “Lista de
Carneros actualizada” compuesta de: los nombres, apellidos, apodos y lugar
de trabajo de aquellos considerados “traidores”,
los cuales eran criticados, atacados verbalmente y ridiculizados por la
debilidad demostrada con el movimiento ferroviario. Eran duras las
denominaciones a estos obreros y a sus familias, por ejemplo: “(…) animales carneros ¿qué tal les va a
ustedes?, por lo que nosotros apreciamos los vemos tranquilos y orgullosos de
la traición que les hicieron a, los hasta ayer sus compañeros. (…) ¡VAYANSE!
Abandonen este pueblo, porque sus honrados habitantes del harán a ustedes una
guerra de zapa y en ella llorarán lágrimas de sangre. Ustedes y sus hijos ya
están marcados a fuego y nada ni nadie olvidará la traición y la mancha
infligida a la clase obrera.”[41]
Como se consideraba que este conflicto afectaba a la nación argentina
en su conjunto es que, también, se reconocían las masivas adhesiones a la
huelga ferroviaria. Los lemas acompañaban las acciones y se utilizaban para dar
cuenta de la unanimidad del movimiento que si bien
representaba a los ferroviarios liderados por el gremio fraternal, también el
movimiento se extendía a las familias de los ferroviarios que, acompañaban al
hombre en su lucha. Resulta interesante el protagonismo que tuvieron las
mujeres de los obreros en significativos acontecimientos locales, por los que
recibieron páginas de reconocimiento en los documentos gremiales. Un caso
puntual lo constituyó la jornada disruptiva en Laguna Paiva, cuando el 11 de
noviembre la llegada de un tren alteró la calma pueblerina. Con gran
espontaneidad muchos habitantes del pueblo, principalmente las mujeres,
obstaculizaron el avance del vehículo y luego incendiaron los vagones,
desatándose un enfrentamiento con la policía. Muchas fueron las repercusiones
del acontecimiento, varias las versiones de los sucesos en esta pequeña
localidad del norte santafesino que, mas allá de la fuerte organización
gremial, dio cuenta de un pueblo identificado con las reivindicaciones
ferroviarias. “Y el pueblo- ferroviarios
o no- salió de sus casas, Hombres, mujeres y niños, de toda edad y condición se
acercaron a las vías para responder con su presencia a la provocación de los
esbirros (…) Mujeres del pueblo, esposas, hijas, hermanas, que desgarraban sus
ropas para hacer antorchas para quemar el tren que osó quebrar el solemne
silencio de la población en huelga. (…)”.[42]
Justamente este reconocimiento femenino que el gremio masculino en su
conjunto realizó a las mujeres de Paiva, se extendió a “la mujer de cada fraternal”, lo cual es significativo si tenemos
en cuenta un universo obrero típicamente masculino. No obstante, el
reconocimiento a la mujer como acompañante de la lucha del esposo y padre, se
debía en parte, a la necesidad de luchar por la fuente de trabajo que era
usualmente única y que, garantizaba la comida diaria de la familia del obrero,
sea o no fraternal.
Para resignificar el acompañamiento femenino se apelaba también a un
pasado de lucha de la familia del ferroviario, se entiende entonces que la
lealtad gremial no solo se debía encontrar en los obreros fraternales
sino que debía extenderse a su familia. “La
mujer fraternal ha acompañado con su presencia física y su fortaleza moral esta
lucha, y la ha alentado conociendo a fondo lo que hemos dicho. (…) creemos que
toda mujer dirá a su fraternal esposo, hijo, o padre, susurrándole al oído en
el amanecer de cada jornada: Sigue adelante sin claudicar,
porque tu caída será nuestra caída, y tu triunfo será nuestro triunfo…!
Porque de esta pasta están hechas las mujeres fraternales; y con ellas a
nuestro lado somos invencibles.”[43]
Con respecto a este aspecto, existen investigaciones que se ocupan de otros
períodos dentro de la lucha ferroviaria y que recuperan la noción de “familia
ferroviaria”. Badaloni, indaga en las prácticas
culturales conformadas en los espacios ferroviarios, y apela a la “familia
ferroviaria” para mostrar el entramado de ceremonias, rutinas y tradiciones
construidas por las empresas ferroviarias, desde fines del siglo XIX, y los
trabajadores, que no sería prioridad del movimiento ferroviario en las época peronistas sino que puede rastrearse en tiempos anteriores.
Dentro de estos intereses es que encontramos significativos los aportes de
Silvana Palermo[44] porque rescata la
militancia de las mujeres durante la gran huelga ferroviaria de 1917 interesada
en sus experiencias e identidades. Las mujeres con sus acciones colectivas
ocuparon lugares públicos insospechados y participaron del movimiento obrero
ferroviario mediante asambleas sindicales, en el control de la adhesión a la
huelga, la propaganda en diferentes espacios ferroviarios (talleres, depósitos,
estaciones, oficinas) interpelando a las mujeres de los ferroviarios en huelga,
a los ferroviarios “Krumiros o traidores”, es decir
conformando una verdadera militancia. La autora postula que las mujeres ferroviarias contribuyeron a
defender su familia, poniendo en juego las representaciones de género de la
época y del contexto socioeconómico y de clase. Considera a las mujeres como
organizadoras de la protesta porque las demandas de la huelga no tuvieron que ver con los
asuntos del trabajo ferroviario solamente, sino con exigencias de un bienestar
que permita a los hombres cumplir con sus responsabilidades como padres de
familia. Los elementos identitarios de los
fraternales no son solo los que se activan en 1961, sino que efectivamente la
historia del movimiento obrero ferroviario no tuvo como protagonista solo a los
hombres por su oficio y sus prácticas, sino que implicó a otros sujetos que se
vieron atravesados de diversa manera por su relación con el ferrocarril, las
mujeres, sin duda, fueron protagonistas claves para sostener el desafío.
Palabras Finales
Consideramos que
La reivindicación de la idoneidad del Oficio, representó el
profesionalismo de los fraternales, denotando una relación simbiótica entre
ellos como obreros cualificados y la máquina ferroviaria. Dando cuenta de laresponsabilidad
de su trabajo, justificando así las acciones de huelga y sus denuncias hacia
los traidores a la causa.
La reivindicación de un pasado común, acompañó el rasgo anterior,
porque reconoció una continuidad histórica fraternal, a partir dehitos
fundantes para legitimar la causa de 1961. También rescata la herencia de los
hombres fraternales como deber gremial. Por eso, es que, el último punto, la
lealtad gremial permite articular los anteriores, en tanto necesidad de
unificar la organización tomando a la identidad como baluarte para desafiar al
oponente.
Quisimos aportar elementos para entender la significación que pueden
tener hoy, en los recuerdos de ex obreros fraternales, las luchas libradas para
defender el oficio y el ferrocarril.
Oficio, memoria y lealtad.
Elementos constitutivos de la identidad fraternal durante la huelga ferroviaria
de 1961
El año 1961 fue una fecha clave en la historia del movimiento obrero
ferroviario nacional. La huelga que llevaron a cabo los trabajadores mostró a
una clase obrera fuerte en pos de defender a los ferrocarriles de las
diferentes estrategias elaboradas por el gobierno desarrollista de Frondizi
para desestructurar el sistema de transporte ferroviario.El
gremio de
Palabras clave: identidad-
ABSTRACT
Trade,
memory and allegiance. Constitutive elements of the brotherly identity during the
railroad strike of 1961
The year 1961 was a key date in
the history of the national railroad labor movement.
The strike that the workpeople carried out showed to a strong working class after
defending to the railroads of the different strategies prepared by the government
desarrollista from Frondizi for desestructurar
the rail transportsystem. The union of The Brotherhood, showed a symbiotic relation
between the worker and its locomotive from the intrinsic elements that shaped the
brotherly railroad identity. From the analysis of the trade union speech, we propose
to explain why: the defense of the suitability of the
office (trade); the claim of a common past; the trade union allegiance, they constituted
three features fix in the plot of collective actions that activated the railroad
subjects in the strike that spread for 42 days. These actions were carried out by
The Brotherhood and the Railroad Union. It obtained also the support of the CGT
and of the ITF (International Federation of the Workers of the Transport). From
a qualitative methodology analyse documents produced by labor
organizations during the development of conflicts and records taken from the daily
Key
words:
Identity–
Recibido: 01/03/2014
Evaluado: 30/05/2014
Versión final: 01/08/2014
Notas
[1] Profesora de Historia
(Universidad Nacional del Litoral) y Maestranda en
Ciencias Sociales y Humanidades (Universidad Nacional de Quilmes). Integrante
del Centro de Estudios Sociales Interdisciplinarios del Litoral, Facultadde
Humanidades y Ciencias de la UNL (CESIL). En la actualidad se desempeña como
Docente de Escuela Preuniversitaria de
[2] En 1949 Raúl Prebisch
redactó para
[3] URCOLA, M “Identidad y población infantil en situación de calle” Una experiencia de
trabajo con niños y adolescentes en contextos sociales de pobreza. En: TEVELLA,
A. M.; URCOLA, M. y DAROS, W. Identidad
colectiva: El caso Rosario desde las perspectivas Sociológica y Filosófica. Rosario,
UNR Editora, 2007, pp.119-162.
[4] Salzano-
Jairo, canción “Ferroviario”.
[5] BARROCA y VIDAL. Centenario de
[6] TARROW, Sydney; El Poder en movimiento. Los movimientos
sociales, la acción colectiva y la política, Alianza, Madrid, 1997.
[7] HALEY, Mark Alan
“El interior en disputa: proyectos de desarrollo y movimientos de protesta en
las regiones extrapampeanas” (cap. IV) En: JAMES, Daniel (dir.);
Violencia, proscripción y autoritarismo
(1955-1976). Nueva Historia Argentina, Tomo IX, Sudamericana, Bs. As., p.
176.
[8] ORTEGA, Fernando “De la modernización a la
racionalización. Políticas adoptadas por Frondizi ante la crisis ferroviaria
(1958-1962)” en: Revista H-industri@; Año 4, N°7, 2010.
[9]LÓPEZ, Mario y
WADELL, J. Jorge E. (comp.) Nueva Historia del Ferrocarril en
[10] Diario
[11] Diario
[12] Diario
[13] Diario El
Litoral, 30 de octubre de 1961, p. 1.
[14] Diario El
Litoral, 6 de noviembre de 1961, p. 1.
[15] Diario El
Litoral, 6 de noviembre de 1961, p. 3.
[16] Término desarrollado en DE SAN ROMÁN, Pablo “Conflicto
político y reforma estructural: La experiencia del Desarrollismo en Argentina
durante la presidencia de Frondizi (1958-1962)”, Documento de trabajo N°6, Universidad de Alcalá. Instituto de
Estudios Latinoamericanos, 2009.
[17] Con respecto al escenario político-sindical
del gobierno frondicista ver: JAMES, Daniel Resistencia e Integración. El Peronismo y
la clase trabajadora Argentina, 1946-1976, Siglo XXI, Bs. As., 2006.
[18] Al respecto ver: CAVAROZZI, Marcelo; Autoritarismo y Democracia (1955-1983);
CEAL, Bs. As., 1983 yARMIDA, Marisa y FILIBERTI,
Beatriz; “Política y sociedad entre 1955 y
[19] Características presentes en Boletín de Huelga
de
[20] Denominacionesexplicitadas por las autoridades
estatales al ofrecer a la prensa las disposiciones oficiales a seguir ante el
conflicto.
[21] BARROCA y VIDAL; op. cit,, p. 136.
[22] Diario El
Litoral, 6 de noviembre de 1961, p. 3.
[23] Comunicado
de Prensa,
[24] Boletín
de Huelga, 10 de noviembre de
1961.
[25] Boletín
de Huelga, 2 de noviembre de
1961.
[26] BADALONI, Laura. Conflicto,
Consenso y Rutina de Trabajo. El caso del Ferrocarril Central Argentino durante
las primeras décadas del siglo XX en Rosario y sus alrededores. Tesina de
Grado, UNR, Rosario, 2006.
[27] BADALONI, L.; op. cit., p. 33.
[28] Boletín
de Huelga, 6 de noviembre de
1961.
[29] Comunicado
de Prensa, 3 de noviembre de
1961.
[30] Comunicado
de Prensa, Comisión Directiva
de
[31] TARROW, S.; op. cit., p. 214.
[32] DOMINGUEZ, María Isabel “Los Movimientos
sociales y la acción juvenil: apuntes para un debate”. En:Revista Electrónica Sociedad y Estado, Brasilia, v. 21 Nº.1, jan/abr. 2006, pp. 67-83.
[33] Al respecto ver GORDILLO, Mónica; “Movimientos
sociales e identidades colectivas: Repensando el ciclo de protesta obrera
cordobés de 1969-
[34] TARROW, S.; op. cit., p. 215.
[35] Boletín de
huelga. Emitido por
[36] Circular
General,
[37] SURIANO, Juan “Estado y conflicto social: el
caso de la huelga de maquinistas ferroviarios de
[38] Boletín
de Huelga, 9 de noviembre de
1961.
[39] Boletín
de Huelga emitido por La
Fraternidad, seccional Laguna Paiva del 24 de noviembre de 1961.
[40] Comunicado
de Prensa, 23 de noviembre de
1961.
[41] Boletín
de Huelga número 5 de La
Fraternidad seccional Laguna Paiva.
[42] Boletín
de Huelga, 18 de noviembre de
1961.
[43] Boletín
de Huelga, 27 de noviembre de
1961.
[44] PALERMO, Silvana “¿Trabajo femenino y protesta
masculina? La participación de las mujeres en la gran huelga ferroviaria de