“Con el hambre aparecieron los fogoneros” La importancia del corte de la ruta 88 en
1997 en el movimiento de trabajadores desocupados en Mar del Plata
Fernando Vissani(*)
(UNMdP; fernandovissani@yahoo.com.ar)
Introducción
Frente a las consecuencias de la profundización en las medidas
neoliberales que venían acentuándose desde comienzos de la década del noventa,
los habitantes de diferentes ciudades del país comenzaron a organizarse y
movilizarse en repudio a los resultados de dichas políticas. La pueblada y los
cortes de rutas organizados por los habitantes de Plaza Huincul y Cutral-Co
(llevados a cabo el 22 de junio de 1996) funcionaron como un disparador de
múltiples experiencias en diferentes localidades del país, que en primera
instancia parecían no tener conexión entre ellas. Sin embargo, compartían una
serie de elementos tanto en cuanto al repertorio de protesta (corte de ruta o “piquete”)
como al eje central de las demandas (exigir la apertura de nuevas fuentes de
trabajo frente al avance de la desocupación y de la pauperización de las
condiciones de vida) que rápidamente llamó la atención de los medios de
comunicación y de los cientistas sociales.
A partir de entonces se inició un ciclo de movilizaciones que tuvo una
primera etapa caracterizada por los levantamientos en el interior (como son los
ejemplos de Cutral-Co, Jujuy, Gral. Moscóni, Tartagal, Corrientes, entre otros)
y una segunda etapa, donde junto a las movilizaciones en estas localidades, se
produjo el desplazamiento del conflicto hacia la provincia de Buenos Aires (a
partir de los cortes en Mar del Plata y en el conurbano bonaerense). La consecuencia inmediata de este ciclo de protesta fue
la emergencia de nuevos actores sociales en la escena del conflicto social: las
organizaciones piqueteras.
En el caso de Mar del Plata, la aparición de los trabajadores
desocupados o “piqueteros” en la escena de la protesta social local se
da en el año
En este sentido, el presente trabajo intenta analizar las
características que tuvieron dichas jornadas y su importancia en el proceso de
emergencia de las organizaciones piqueteras en Mar del Plata. Se busca ver qué
condiciones son las que propiciaron la aparición de este nuevo actor, cuáles
son sus demandas, qué modalidades de lucha utilizan para exigirlas, bajo qué
formas se organizan y qué particularidades tiene el caso de Mar del Plata en
relación a la emergencia del movimiento piquetero en otras localidades.
Nuestra hipótesis de trabajo es que la emergencia de los trabajadores
desocupados como un actor político y social en Mar del Plata es producto de los
cambios en el régimen de acumulación que establecieron un contexto propicio
(altísimos niveles de desocupación y subocupación) para la movilización de los
sectores subalternos, y de la consolidación previa de nuevas redes sociales en
los barrios como mecanismos de defensa frente a los resultados de las políticas
neoliberales. En este sentido, el corte de la ruta 88 fue un evento fundamental en
dicho proceso, no solo desde una perspectiva identitaria o simbólica, sentando
la primera acción colectiva por parte de los trabajadores desocupados (dentro
del ciclo de protestas mencionado anteriormente) sino además material, en tanto
y cuanto los planes obtenidos permitirían consolidar a las primeras
organizaciones piqueteras de la ciudad.
La implementación del modelo
neoliberal y sus consecuencias
estructurales
Si bien a comienzos de la
década del noventa se produjeron cuestionamientos y transformaciones en torno
al modelo económico que debía llevar a cabo el país, las modificaciones en
relación al régimen de acumulación y la instauración del modelo neoliberal
fueron un proceso que tiene su origen décadas antes. La muerte de Perón, la
inestabilidad política y económica, sumado a la escalada de violencia armada,
fueron el escenario propicio para el cuestionamiento al modelo mercado
internista de industrialización por sustitución de importaciones, vigentes
desde los años 30. Primero durante el gobierno de María Estela Martínez de
Perón (1974-1976) donde se anunciaron las primeras medidas de ajuste tendientes
a su modificación, las cuales fracasaron ante la
movilización del movimiento obrero, y luego con el golpe
de estado del 24 de marzo de 1976 cuando se reforzaron las intenciones de
cambiar el modelo económico.
Con el retorno a la democracia, el
gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989) intento reactivar la economía a través de
un plan económico de corte nacional-desarrollista, “Plan Grinspun”
(1984), el cual fracasó y llevó al gobierno a virar en la estrategia económica,
adoptando políticas de ajuste heterodoxas. A partir de
1988 el país entró en un período hiperinflacionario que tiene su momento más
crítico durante 1989. Ese año marcó el final de la experiencia alfonsinista,
luego de perder las elecciones frente al candidato del Partido Justicialista,
Carlos Menem, debió adelantarse la entrega del mandato debido a la
inestabilidad social y política. Además, la crisis tuvo un efecto disciplinador
sobre amplios sectores de la sociedad que permitió sentar la bases para la
difusión de la predica neoliberal como la única solución posible. En diciembre
de 1989 se aprobaron en el congreso dos leyes fundamentales como
Como correlato de estas
reformas se consolidó una nueva matriz social marcada por una alta polarización
entre los sectores dominantes y los sectores subalternos y por la
multiplicación de las desigualdades, proceso que ha devenido en la conformación
de un tipo de sociedad particular: “la sociedad excluyente”. Entre las principales transformaciones sociales que
se produjeron producto de este proceso, se destaca el aumento cada vez mayor
del nivel de desempleo. La desocupación se convirtió en
un problema estructural de la sociedad argentina que en el lapso de una década
paso de un 6% a más de un 14% para el año 2000, según los datos del INDEC.
Además, los altos índices de desocupación modificaron la estructura social como
así también las características de la protesta social, en tanto que el tópico
central alrededor del cual comenzaron a girar la mayoría de los reclamos fue la
falta de trabajo. El desocupado adquirió visibilidad
como un nuevo actor de la conflictividad social que, a diferencia de los
reclamos clásicos del movimiento obrero sindicalizado -mayor nivel de salarios,
mejores condiciones laborales- enfatizó el reclamo en la recuperación del trabajo
como condición básica de subsistencia.
Orígenes del movimiento
piquetero en la Argentina
A partir de 1996 comenzó un
ciclo de movilizaciones en el interior del país, en aquellas zonas donde las
medidas de ajuste y la recesión económica habían desestructurado no sólo los
marcos sociales sino también las economías regionales. Se produjeron los
primeros cortes de rutas acompañados de la movilización de casi la totalidad de
la población de las ciudades, en lugares como Cutral-Co y Plaza Huincul (1996-97),
en Neuquén, y Mosconi y Tartagal (1997), en Salta. En estas localidades, en
donde la economía regional se encontraba sostenida en base a la explotación
petrolera, la privatización de la empresa más importante del país (YPF) dejó a
miles de personas sin trabajo. Así, las puebladas y cortes de ruta o piquetes
realizados en estas localidades lograron poner en la agenda pública la
visibilidad de un actor colectivo, “las multisectoriales”
(compuestas por desocupados, sindicatos, organizaciones políticas, etc.), y la
legitimación de nuevas formas de protesta, el corte de ruta o “piquete”.
Las movilizaciones ocurridas
a continuación en el conurbano bonaerense, Rosario o, el caso que intentamos
analizar en este trabajo, Mar del Plata (todos ellos con aspectos específicos)
responden a otras características. En estos casos, más que las privatizaciones
de empresas estatales o la descentralización administrativa, la aparición de
estos nuevos actores colectivos respondió a experiencias de organización
territorial o barrial previas. En gran medida, esto se
debe a las diferencias existentes en la estructura productiva de cada una de
las localidades. Localidades como Cutral-Co, Plaza Huincul, Mosconi o Tartagal
se conformaron como poblados o ciudades industriales identificadas directamente
con la empresa, que les dio origen, en estos casos YPF. En este tipo de
localidades, denominados “company towns”, los aspectos residenciales que
dieron comienzo al establecimiento poblacional y que modelaron su estructura
estaban ligados a la necesidad de localizar y controlar a la fuerza de trabajo
dentro de un espacio socialmente controlable por la empresa, quien además
ejerció una política de corte paternalista sobre la población conformando de
esta manera una identidad social ligada directamente con el mundo del trabajo. Con lo cual, la privatización de YPF, principal fuente
de trabajo y eje de la identidad social, desencadenó la movilización de amplios
sectores de la sociedad. En cambio, en Mar del Plata, Rosario, Conurbano
Bonaerense y demás lugares donde comenzaron a producirse nuevos cortes de ruta,
las poblaciones se encontraban insertas en estructuras productivas diferentes
con un mercado de trabajo más heterogéneo y las movilizaciones se dieron a raíz
de los cambios en la estructura económica de dichas ciudades y del nivel de
pauperización en las condiciones de vida de las clases subalternas de las
mismas.
Esto no quiere decir que las
reformas estructurales no influyeron en estos procesos, sino que entender la
emergencia del movimiento piquetero exclusivamente ligado a este fenómeno no
permite tener en cuenta otras características del proceso y de los actores
involucrados en él. El movimiento piquetero en
Por lo tanto, tener en
cuenta los cambios estructurales junto a la tradición organizativa previa de
los sujetos que componen a las organizaciones piqueteras nos permite dar cuenta
de las diferencias existente entre dichas organizaciones y de cómo se conformó
el movimiento piquetero como un actor heterogéneo, como un movimiento de
movimientos.
La cuestión piquetera en Mar
del Plata
En el caso de Mar del Plata,
las consecuencias de las reformas estructurales se hicieron visibles desde
comienzos de la década del 90. Dicha ciudad es la cabecera del Partido General
Pueyrredón, situado sobre la costa atlántica a
Consecuencia de las
políticas neoliberales y de las crisis macroeconómicas de los 90, los aportes
de cada uno de estos sectores al Producto Bruto Local disminuyeron
notablemente. Entre 1993 y 1999, el sector terciario disminuyó un 7%, la
industria un 21% y la pesca en un 25% en su etapa extractiva.
La consecuencia directa de este proceso fue el aumento notable en los índices
de desocupación, principalmente entre 1991, cuando ascendían del 6,70 %, y
1995, cuando trepa a un 22,10%, porcentaje que solo fue superado entre octubre
de 2001 (22,80%) y mayo del 2002 (24,60%) (Ver Cuadro I). Junto a los índices
de desocupación crecieron los niveles de subocupación con lo cual para mitad de
la década observamos que un 35% de
Cuadro I: Evolución de las condiciones de trabajo para el Partido de Gral. Pueyrredón |
|||||||
Fecha |
Desocupación (%) |
Empleo (%) |
Actividad (%) |
Inactividad (%) |
Subocupación (%) |
Sub. Demandante (%) |
Sub. No demandante (%) |
Cen.1991 Oct. 95 May.96 Oct.96 May.97 Oct.97 May.98 Oct.98 May.99 Oct.99 May.00 Oct.00 May.01 Oct.01 May.02 Oct.02 |
6.70 22.10 19.80 19.30 19.30 17.00 15.40 12.20 18.10 14.70 14.60 20.80 19.00 22.80 24.60 17.90 |
41.10 33.40 32.10 34.00 37.20 37.50 37.30 36.50 35.10 36.50 37.60 37.40 35.30 35.70 34.40 37.20 |
44.00 42.90 40.10 42.10 46.10 45.20 44.10 41.60 42.90 42.80 44.10 47.20 43.60 46.20 45.70 45.40 |
56.00 57.10 59.90 57.90 54.00 54.80 55.90 58.40 57.10 57.20 55.90 52.80 56.40 53.80 54.30 54.60 |
11.20 9.90 11.70 14.70 14.30 14.00 12.60 14.40 14.80 15.60 14.80 18.80 16.20 17.20 21.50 |
7.80 9.30 9.40 8.70 6.90 11.10 10.40 11.10 11.00 10.70 9.30 11.60 11.70 |
3.90 5.40 4.90 5.30 5.70 3.30 4.40 4.50 3.80 8.10 6.90 5.60 9.70 |
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del INDEC
Además, junto a la
desocupación y subocupación, durante la segunda mitad de los 90, aumentaron
notablemente los niveles de pobreza e indigencia en el ámbito local. Para 1996,
el 23% de la población (casi una cuarta parte de la ciudad) se encuentra por
debajo de la “línea de pobreza”, es decir que perciben ingresos menores
a lo necesario para cubrir una canasta indispensable de bienes y servicios.
En este contexto, se produjo
en junio de 1997 el corte de la ruta 88. Este acontecimiento significó el
primer corte de ruta organizado por desocupados en la provincia de Buenos Aires
y la emergencia de un nuevo actor en la protesta social local: los piqueteros.
El viernes 27 de ese mes, alrededor de 50 vecinos de los barrios Las Heras,
Newbery, Libertad, San Jorge, Parque Palermo y Villa Evita cortaron la ruta
provincial
Mediante esta modalidad de
protesta, el corte de ruta, los desocupados buscaron interpelar al municipio,
en ese momento bajo la gestión del radical Elio Aprile, y a la provincia,
encabezada por el gobernador peronista Eduardo Duhalde. La primera respuesta
que tuvieron, fue la presencia del secretario de Calidad de Vida de la municipalidad,
Marcelo Gabilán, quien prometió gestionar ante la provincia la posibilidad de
incorporar a los desocupados en el Proyecto de Empleo impulsado por ésta. Frente a eso, los manifestantes argumentaron su negativa
en que dicha propuesta no podía ser garantizada por el secretario de calidad de
vida y en que reclamaban trabajo genuino y no asistencialismo. Esta
discriminación entre trabajo genuino y asistencialismo radicaba en la
precariedad de las condiciones laborales del segundo de ellos y además en que
los planes asistenciales, en su gran mayoría, se encontraban controlados por
punteros políticos. Una vez retirado el funcionario,
los manifestantes discutieron en asamblea los pasos a seguir y decidieron
prolongar el corte. Este acontecimiento es importante porque da la pauta de
algunas de las características propias que adoptó en ese momento el movimiento
piquetero en Mar del Plata: la autonomía frente al Estado y los partidos
políticos y la toma de decisiones a través de asambleas como expresión de horizontalidad.
En los días
siguientes fue incrementándose el número de personas que se acercaban al lugar
y se decidió realizar el corte en tres lugares diferentes buscando lograr mayor
visibilidad frente a los medios y elevar las medidas de seguridad ante un
posible desalojo. Se instalaron piquetes a tres kilómetros de la rotonda “El
Gaucho”, en el kilómetro 14.5 y frente a la entrada al camino alternativo a
Estación Chapadmalal. En forma paralela, en otra parte
de la ciudad, se produjo un nuevo corte de ruta, llevado a cabo por los
integrantes de
Los piqueteros que
mantuvieron el corte en la ruta 88 recibieron el apoyo de vecinos y dirigentes
de sociedades de fomento de la zona. En algunos casos
la gente se acercó espontáneamente a brindar su apoyo y colaborar en la acción
colectiva, en otros casos, se acercaron a partir del pedido solidaridad del
grupo promotor que mantenía el corte. En una entrevista
al Diario Página 12, Emilio
Ali,
quien participó en el corte y luego fue referente de una de las primeras
organizaciones piqueteras de la ciudad (Unión de Organizaciones, UVO), comento
al respecto: “Pedíamos planes
Trabajar, alimentos y la eximición del pago de impuestos y electricidad. Todo
lo hicimos caminando, nos juntamos en un descampado donde había un tanque de
agua y ahí definimos qué íbamos a cortar. Me acuerdo de que durante el piquete
hubo días que nevaba, nevaba de verdad, y la gente del campo nos empezó a traer
leña, chocolates, pan y facturas. Aguantamos seis días”
Por su parte, los
fomentistas tuvieron un rol de suma importancia a lo largo de toda la acción
colectiva participando en la mayoría de las negociaciones con las autoridades
municipales o provinciales. Esto se debe a que entre los desocupados y
fomentistas existía un vínculo previo producto del trabajo en conjunto
realizado en los diferentes barrios, ejemplo de esto eran las diferentes
comisiones de desocupados que fueron conformadas alrededor de las sociedades de
fomento de cada barrio. En muchos casos no existía una diferenciación entre
piquetero/fomentista ya que se trataban de personas que si bien habían perdido
su trabajo mantenían una participación activa en las sociedades de fomento. En
este sentido, podríamos destacar tres casos particulares como son el de Emilio
Ali, Héctor Maciel y Ricardo “Chacho”
Berrozpe quienes participaban de las sociedades de fomento de sus barrios y
posteriormente se convirtieron en referentes de las primeras organizaciones de
trabajadores desocupados de la ciudad.
Tras tres días de
movilización, el lunes 30 se produjo un nuevo encuentro con las autoridades
municipales. Esa mañana, primero se reunieron el monseñor José María Arancedo,
el secretario general de la comuna Víctor Fernández, y una veintena de
manifestantes acompañados de dirigentes vecinales, como Luis Zurita y Javier
Woolands entre otros. En dicha reunión, realizada en la sede del Obispado
local, los manifestantes expusieron frente a Arancedo y los representantes del
municipio su situación y se buscó el apoyo del obispo para actuar como mediador
en el conflicto. El obispo Arancedo agradeció la predisposición al diálogo por
parte de los piqueteros y les comentó sobre la inminente puesta en marcha del
Plan Barrios y de la posibilidad de gestionarlo a través de la municipalidad,
Iglesia o entidades de bien público como las sociedades de fomento. Frente a
esto los piqueteros esbozaron que no aceptarían la implementación de estos
planes si no eran administrados por ellos mismos, a partir de las comisiones de
desocupados creadas en cada uno de los barrios que participaban de la acción
colectiva (y de las cuales participaban las respectivas sociedades de fomento),
y si además de contemplar a los jefes de familia no se incluían en ellos a
madres solteras y jóvenes.
Luego de este encuentro con
las autoridades del municipio, los manifestantes se reunieron con el
vicegobernador, Rafael Roma, y le expusieron sus exigencias. El petitorio
presentado por los piqueteros constaba de 9 puntos: 1) reactivación de las
industrias locales (pesca, carne, construcción y otras), 2) aceleración en el
juicio para el cobro de salarios frente a empresas quebradas, 3) creación de un
registro de desocupados por barrio, implementado por servicios sociales
municipales, 4) Inmediata puesta en marcha del Plan Barrios bajo control de las
comisiones de desocupados, 5) subsidios de desempleos para quienes quedaron por
fuera de este plan, 6) eximición de pago de impuesto para los desocupados, 7)
inversión en desagües, cordón-cuneta, agua corriente y cloacas para los
barrios, 8) suspensión a los juicios por desalojo y 9) bolsas de alimentos y
gas envasado para los necesitados. Como puede
observarse, la mayoría de los puntos esbozados en el petitorio respondían a
exigencias de los sectores populares en relación con el proceso de
pauperización de sus condiciones de vida desde mediados de los 70. Es
importante destacar este punto, porque es la principal diferencia con las
experiencias piqueteras previas ocurridas en otras ciudades del interior, donde
las acciones colectivas se produjeron como consecuencia de la pérdida de fuente
de trabajo. En el caso de Mar del Plata, a diferencia de esas experiencias,
vemos que los altísimos índices de desocupación no originaron por si solos
dicha movilización sino que ofrecieron el contexto favorable para que se
expresaran reclamos populares que venían dándose desde años atrás. En el
petitorio podemos observar que junto a la exigencia por trabajo digno
encontramos demandas por inversión en infraestructura en los barrios o frente a
la problemática de una vivienda digna. Vemos como estas demandas se encuentran
en relación directa con el proceso de pauperización de las condiciones de vida
de los sectores subalternos propio de la conformación de una sociedad
excluyente. Pero lo más importante, es que en estos reclamos podemos ver la
configuración de redes sociales que exceden a la cuestión del trabajo y que
tienen un anclaje territorial. El punto en común entre los fomentistas, los
desocupados y el resto de lo manifestantes que actúan en estos primeros cortes
de ruta, es el barrio. Las clases subalternas, cada vez más alejadas del
contexto fabril producto del proceso de desindustrialización y precarización
laboral, comenzaron a organizarse en torno al barrio como una nueva estrategia
frente al vacío dejado por las instituciones y la falta de trabajo.
En suma, el barrio se
convirtió en un espacio donde los sectores subalternos encontraron posibilidades
para comenzar a recomponer el tejido social y reorganizarse con la finalidad de
efectuar demandas e interpelar con éxito al Estado. Por
lo tanto si bien el principal reclamo de las organizaciones piqueteras en Mar
del Plata se originó en la demanda por fuentes de trabajo dignas, podemos
sugerir que la consolidación de esas organizaciones como tales tuvo una base
previa, situada en la experiencia de construcción de redes solidarias en los
barrios.
Siguiendo con el corte de la
ruta 88, los gobiernos municipal y provincial mantuvieron una doble estrategia
frente al conflicto. Por un lado, buscaron deslegitimar la protesta social
denunciando la presencia de “infiltrados” en el corte. En este sentido el
gobernador Eduardo Duhalde criticó la acción de los piqueteros denunciando en
los medios que en el corte de la ruta 88: “se mezclan las necesidades de
algunas personas y por otro lado activistas de partidos que no tienen ninguna
significación electoral y creen que de esta forma pueden atraer voluntades”
En este punto es importante
aclarar que si bien es difícil conocer con exactitud si todos los manifestantes
que comenzaron la acción colectiva tenía o no vínculo con algún partido
político, es indudable que muchos de ellos poseían experiencias de militancia
previas. Sugerimos esto teniendo en cuenta con que facilidad luego de este
corte comienzan a emerger las primeras organizaciones piqueteras, cada una de
ellas con sus particularidades. De hecho al mes siguiente se produjeron nuevos
piquetes, esta vez sobre la ruta nacional 226, realizado por el Movimiento de
Trabajadores Desocupados Teresa Rodríguez (MTR) y en otras partes de la ciudad,
realizados en conjunto por
Por otro lado, ambos
gobiernos (municipal y provincial) buscaron contener el conflicto a través de
la efectivización y puesta en marcha del proyecto Plan Barrios Bonaerense. La
municipalidad ofreció incorporar a quienes participaban en el corte a dicho
plan, propuesta que fue rechazada por los manifestantes, luego de debatirlo en
asamblea, por varios motivos. En primer punto, por su condición temporaria,
cabe recordar los beneficiarios accedían al plan entre 6 mese y tres años. En
segundo punto, se consideró que el monto ofrecido por el plan, entre $200/300
de acuerdo a la labor desempeñada, era escaso y lejano a los $500 de seguro de
desempleo que estaban exigiendo los piqueteros. En último punto, se rechazó la
propuesta por su forma de implementar. Cabe recordar que el listado de
beneficiarios era confeccionado a partir de los informes elevados por
asistentes sociales, manzaneras del Plan Vida, asociaciones vecinales y
sindicatos, lo cual tendía a favorecer la estructura de punteros políticos del
partido justicialista en los barrios.
Después de 5 días de cortes,
las medidas de lucha fueron suspendidas luego de llegar a un acuerdo con las
autoridades municipales. Los 200 manifestantes que componían el piquete
debatieron en asamblea las posibilidades de aceptar la propuesta del municipio
o sostener el corte y enfrentarse a las fuerzas policiales que se habían
acercado al lugar por orden del juez José Antonio Martinelli con la intención
de desalojar de la ruta a los piqueteros. La primera
opción fue la que prevaleció en la asamblea y se decidió firmar una acta
acuerdo entre los piqueteros y el municipio a través de la cual el gobierno
municipal se comprometió, desde las Secretarías de Servicios Sociales y en
conjunto con
En los días posteriores a la
firma del acta acuerdo comenzó una campaña de criminalización del corte. Se
abrió una causa penal contra los manifestantes por entorpecimiento de la
circulación, robo y resistencia a la autoridad, y el juez José Antonio
Martinelli exigió la identificación de las personas que llevaron a cabo la
acción directa. Además se produjeron los primeros
conflictos en cuanto a la efectivización de lo pactado en el acta acuerdo.
Frente al inminente retiro de varios medidores de luz,
A una semana de levantarse
el corte de la ruta 88, tras la firma del acta acuerdo, el miércoles 9 de julio
se produjo un nuevo corte en
En este trabajo, no
pretendemos seguir avanzando en cuanto a otras acciones colectivas ocurridas en
esos días en la ciudad, las cuales fueron varias, pero sí destacar que a partir
del corte de la ruta 88 vemos que el piquete como repertorio de protesta se
desplaza a otras partes de la ciudad dotando de mayor visibilidad la
conflictividad social de esos días. Además, el piquete comienza a ser utilizado
por otros sujetos de la ciudad y en reiteradas ocasiones por la misma razón que
comenzó a utilizarse en Mar del Plata luego de las experiencias en el resto del
interior del país, esto es por su efectividad. No solo por su condición de
desocupados, es que los manifestantes realizan los cortes de ruta (frente a la
imposibilidad de realizar una huelga como repertorio clásico de protesta) sino
por que en ese contexto, el piquete demostró ser el repertorio más efectivo para
la obtención de demandas.
En suma, el corte de la ruta
88 dotó de visibilidad a los desocupados como un nuevo sujeto dentro de la
conflictividad social en Mar del Plata. Además, los planes y las
reivindicaciones obtenidas, permitieron la transformación de las comisiones de
desocupados de los diferentes barrios que participaron de la acción colectiva
en las primeras organizaciones piqueteras de la ciudad. Como señala Héctor
Maciel, quien fuera uno de los principales referentes dentro la sociedad de
fomento del Barrio Libertad y luego de
Creemos importante reconocer
que dichas organizaciones también poseen un origen previo vinculado a la
construcción territorial desarrollada en los barrios durante las últimas
décadas. Sugerimos esto a partir del análisis de los puntos esgrimidos en el
petitorio y de la fuerza que cobraron durante todo el conflicto de la ruta 88
los fomentistas o principales referentes barriales. Además frente al éxito del
piquete, como acción colectiva, comenzó a desplazarse a otros sectores de la
ciudad y a reproducirse con mayor frecuencia, como indican el caso de la
asamblea de trabajadores desocupados en el puerto o los nuevos cortes de ruta
(en la 226 y la 88 nuevamente) ocurridos días después.
A modo de
conclusión
En la mañana del 27
de junio de 1997, Mar del Plata se encontró con la “sorpresa” de que la ruta
provincial 88, que comunica a la ciudad con Batán, se hallaba cortada y el
diario local El Atlántico señalaba que “con el hambre aparecieron los fogoneros
marplatenses” asociando dicha acción a los cortes de
ruta que venían produciéndose en el interior del país. A la altura de la calle
49, sobre dicha ruta, alrededor de 50 vecinos de diferentes barrios periféricos
de la ciudad decidieron realizar un piquete en reclamo de “trabajo, subsidio y
bolsones de comida”. Los vecinos organizados en torno a las
diferentes sociedades de fomento habían conformado comisiones de desocupados
por barrio desde donde comenzaron a discutir cómo realizar la medida de lucha.
Durante los días que duró el corte, la acción colectiva se convirtió en un
atractor social, los manifestantes recibieron el apoyo del gremio de Luz y
Fuerza local, de diferentes fomentistas y fue ampliándose a 200 personas el
número de vecinos que participaban en la misma. En esos días mantuvieron
negociaciones con los diferentes organismos municipales y provinciales y
confeccionaron un petitorio como base de las reivindicaciones exigidas. Luego
de 6 días de cortes, las medidas de lucha fueron suspendidas tras llegar a un
compromiso con las autoridades municipales mediante la firma de un acta acuerdo
que contemplaba: el acceso a los planes Barrios y Trabajar; la entrega de
bolsas de alimentos y gas envasado; la excepción en el pago de impuestos a la
propiedad, tasa de alumbrado, barrido y limpieza; y la gestión por la detención
de las causas judiciales de desalojo.
En un contexto de
altísimos índices de desocupación, subocupación y de pauperización de las
condiciones laborales y de vida de las clases subalternas, producto de las
reformas estructurales de las últimas décadas, los trabajadores desocupados
emergieron como un nuevo sujeto de las luchas sociales junto a los partidos
políticos, sindicatos y demás movimientos sociales.
Cabe destacar que, en Mar del Plata, si bien los trabajadores desocupados
cobraron visibilidad pública como un nuevo actor social y político a partir el
corte de la ruta 88, parte de sus elementos constitutivos eran previos. La
interacción con los fomentistas y referentes barriales era anterior y respondía
al proceso de repliegue hacia el barrio de las clases subalternas. De hecho en
varios casos, los mismos trabajadores desocupados que participaron del corte
poseían una experiencia de militancia barrial y política previa, como son el
ejemplo de Emilio Ali, quien participaba en la sociedad de fomento del barrio
Villa Santa Rita y militaba en el Movimiento Socialista de los Trabajadores
(MST); Héctor Maciel quien militaba en el PCR y se desempeñaba como presidente
de la sociedad de fomento del barrio Libertad; y Ricardo Chacho Berrozpe quien
había tenido una experiencia de militancia política ligada a
Además de dotar de
visibilidad a los trabajadores desocupados y de una experiencia de lucha con la
cual construir su historia e identidad a posterior, la acción colectiva brindo
de recursos materiales con los cuales poder comenzar a conformar las
organizaciones de trabajadores desocupados. Con la firma del acta acuerdo se
prometieron 6000 planes Barrios y Trabajar de los cuales fueron efectivizados
solo 2000, sin embargo la gestión y distribución de los mismos a través de las
comisiones de desocupados permitió que los trabajadores desocupados contaran
con recursos para crear sus propias organizaciones.
En suma, creemos que
el corte de la ruta 88 comenzado en junio de 1997 es de gran importancia para
el análisis del conflicto social en Mar del Plata, ya que señaló la aparición
de un nuevo actor político y social en la ciudad, los trabajadores desocupados
o “piqueteros”, y para el análisis del desarrollo del movimiento piquetero en
RESUMEN
“Con el hambre aparecieron los fogoneros” La importancia del corte de la ruta 88 en 1997
en el movimiento de trabajadores desocupados en Mar del Plata
La pauperización de las condiciones de vida de amplios sectores de la
sociedad junto a los elevados índices de desocupación y subocupación, producto
de las modificaciones en el régimen de acumulación llevadas a cabo desde la
década del setenta e intensificadas durante los noventa, fueron el contexto
propicio para la consolidación de nuevas redes sociales en los barrios y la emergencia de un nuevo actor en la protesta social: los
trabajadores desocupados.
En Mar del Plata, los piqueteros cobran visibilidad pública a partir del
corte de la ruta 88 en junio de 1997. Este trabajo intenta avanzar en las
características que tuvieron dicho evento y su importancia para las futuras
organizaciones piqueteras.
Palabras clave: corte de ruta - trabajadores desocupados - protesta
social
ABSTRACT
"With hunger
came the firemen" The importance of Highway 88 cut in
The impoverishment of the
living conditions of broad sectors of society with high rates of unemployment
and underemployment, resulting from changes in the accumulation regime carried
out since the seventies and intensified during the nineties were the enabling
environment for the consolidation of new social networks in neighborhoods and
the emergence of a new player in social protest: the unemployed workers.
In
Key words: roadblock - unemployed workers - social protest
Recibido: 01/06/2010
Aprobado: 22/08/2010
Versión final: 16/07/2011
Notas
Una versión preliminar de este trabajo, “Piqueteros cortaron
la ruta
(*) Estudiante en Profesorado/Licenciatura en
Historia en
El concepto de ciclo de movilizaciones o protesta ha sido trabajado por
las Teorías de los Movimientos Sociales y
Existen diferentes interpretaciones sobre si las organizaciones
piqueteras, entendidas como parte de un movimiento social más amplio,
representan una novedad o no en el ámbito de la protesta social contemporánea
de
El concepto de subalternalidad fue trabajado desde diversas perspectivas teóricas. En este trabajo tomamos como referencia los aportes de Antonio Gramsci, quien presenta a los grupos subalternos como el sector marginado de la historia o de la sociedad, en oposición al grupo dirigencial formado por las élites que detentan el poder político, económico, ideológico y cultural. ARICÓ, J., La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina, Siglo XXI, Bs. As., 2005.
Conocidas como el “rodrigazo” se intentan implementar una serie de medidas de ajuste basadas en una devaluación del 100% en el tipo de cambio y un aumento en los precios de los servicios públicos que llegó hasta un 200% dependiendo del servicio. RESTIVO y DELLATORRE, El Rodrigazo, 30 años después., Capital intelectual, Bs. As., 2005, p. 21.
Entre el 2 de junio y el 8 de julio de 1975, se produjeron diversas
movilizaciones en los principales centros industriales del país, que
desembocaron en 2 huelgas generales, la primera, durante el 27 de junio, y una
segunda huelga general, durante las jornadas del 7 y 8 de julio, que
imposibilitaron sostener las medidas del plan y provocaron la renuncia de los
ministros Rodrigo y López Rega. COTARELO, María y FERNÁNDEZ, Fabián: “Lucha del
movimiento obrero y crisis de la alianza peronista. Argentina, junio y julio de
1975 y marzo de
En lo inmediato, las medidas
adoptadas por la junta militar buscaron imponer un plan de disciplinamiento
social y de reforma económica. Junto a la persecución y represión
sobre los sectores populares, en especial sobre el movimiento obrero y sus
diversas organizaciones, que ya venía dándose desde los últimos años, se
sistematizó un aparato represivo con la finalidad de eliminar las posibilidades
de cualquier tipo de conflictividad social y el funcionamiento de la economía
se modificó notablemente a partir de dos políticas concretas:
El “Plan Austral” en 1985 y el “Plan Primavera” en 1987, buscaron reactivar la inversión interna y externa, controlar la fuga de capitales, controlar los gastos del estado y el avance de la inflación, lo cual no fue posible en gran medida a la falta de apoyo de los sectores económicos más concentrados.
En este contexto, el discurso de los organismos internacionales de
crédito y los economistas neoliberales locales aparecían como la única vía para
superar la crisis. Tomando como programa el recetario de fórmulas de ajuste del
“consenso de Washington” comienza la última transformación de lo que aún
quedaba del antiguo “Estado de Bienestar” en el país. CASTELLANI, Ana,
“Implementación del modelo neoliberal y restricciones al desarrollo en
Maristella Svampa utiliza este concepto para dar cuenta de un proceso en
el cual “...la doble dinámica de polarización y fragmentación fue moldeando los
contornos más duraderos de un nuevo país, de una sociedad excluyente,
estructurada sobre la base de la cristalización de las desigualdades tanto
económicas como sociales y culturales...”. En: SVAMPA, Maristella,
El efecto de las
privatizaciones de las empresas del Estado producido durante el gobierno de
Carlos Menem fue determinante en esto. En 1985, 243.354 empleados conformaban
el grueso de los trabajadores de las principales empresas estatales (transporte
aéreo, gas, energía, agua, transporte ferroviario, teléfonos y correo), en
comparación, para 1998 este número se había reducido a 75.770, con el agravante
de que más de 100.000 de estos desempleos se habían dado entre 1991 y
CABRAL MARQUES, Daniel A., Las empresas estatales extractiva y la
configuración de identidades sociales ligadas al mundo del trabajo en
SVAMPA, Maristella y Sebastián PEREYRA, Entre la ruta y el barrio: la experiencia de las organizaciones piqueteras, Biblos, Bs. As., 2003, p.15.
Teniendo en cuenta los diferentes modelos de intervención y militancia y
a la relación que se establece entre las dimensiones sindicales, políticas y
territoriales, Svampa y Pereyra proponen tres líneas dentro del movimiento de
desocupados durante su etapa de gestación: la sindical, la
política-partidaria y la territorial. En la lógica sindical
podríamos agrupar a
LANARI, María Estela, Informe Sociolaboral del Partido de General Pueyrredón. Junio 2008, UNMdP, Mar del Plata, 2008.
En relación a la pesca extractiva, debe aclararse que hasta el año 1997 los índices de producción fueron aumentando notablemente. A partir de este año, producto de la sobreexplotación de los recursos comienza la crisis de dicha industria.
El
cuadro fue relaizado a partir de los datos ofrecidos por el INDEC en base a
Tasa de desocupación: Calculada como porcentaje entre la población
desocupada y la población económicamente activa. Tasa de subocupación
horaria: Calculada como porcentaje entre la población subocupada y la
población económicamente activa. Tasa de subocupados demandantes:
Calculada como porcentaje entre la población subocupada demandantes y la
población económicamente activa. Tasa de subocupados no demandantes:
Calculada como porcentaje entre la población subocupada no demandantes y la
población económicamente activa.
HALPERIN WEIRUBD, Leopoldo (dir.), Concentración del ingreso,
precariedad laboral y segmentación social: el caso de Mar del Plata, UNMdP,
Mar del Plata, 1996.
En ese momento la
municipalidad ofreció gestionar frente a la inminente efectivización del Plan
Barrios Bonaerense. Este plan ofrecía a los beneficiarios una estabilidad
laboral transitoria (entre 6 meses y tres años) a cambio de $200/300 (de
acuerdo a la labor) y en contraprestación a 4 o 5 horas de trabajo diarias. Ibid. Además existía, desde 1996, el Plan
Trabajar, el cual consistía en una ocupación transitoria de trabajadores
desocupados, por un mínimo de tres meses y un máximo de seis. Durante ese lapso
el beneficiario debía realizar tareas de interés comunitario (pavimentación de
calles, refacción en escuelas, etc.) a cambio de una ayuda económica no
remunerativa de hasta 200 pesos. OVIEDO, Luis, Una historia del movimiento
piquetero. De las primeras coordinadoras al argentinazo, Rumbos, Bs. As.,
2004, p. 53.
El grado y la forma como se presentan dichas características varía según
la corriente política ideológica adoptada por la organización.
Durante la segunda gestión de Mario Russak al frente de la intendencia de Mar del Plata (1991-1995), luego de varios reclamos, se les garantizó a quienes realizaban cartoneo (y a través de la conformación de cooperativas) la utilización del Predio de Disposición Final de Residuos, más allá de si este fuera administrado por el municipio o un tercero. Desde 1995 con la administración del predio por parte de la empresa IMEPHO se negó el acceso a las cooperativas.
Un grupo promotor, es un grupo de activistas o militantes que a partir de conjugar perseverancia junto con la capacidad de mensurar políticamente los logros y dificultades de la praxis cotidiana, mantiene una presencia activa durante la acción colectiva. CIEZA, Guillermo, Borradores sobre la lucha social y la autonomía, Manuel Suárez Editor, Avellaneda, 2004.
Entrevista realizada en el suplemento NO del Página 12 del 21 de marzo del 2002. Versión electrónica en: www.pagina12.com.ar/diario/.../no/12-137-2002-03-23.html
Emilio Ali fue presidente de la sociedad de fomento del barrio Villa
Santa Rita y posteriormente uno de los referentes de
MERKLEN, Denis, “Le quartier et le barricade. Le local comme lieu de
repli et base du rapport au politique dans la revolte populaire en Argentine”,
en: L´Homme et
STRATTA, Fernando y Marcelo BARRERA, El tizón encendido. Protesta
social, conflicto y territorio en
SPADARI, Oscar, ¿Nuevos o viejos movimientos sociales? La experiencia socio-política de los participantes en los cortes de ruta en Mar del Plata 1997-2001, Tesina de Licenciatura en Historia, UNMdP, inédito.
Para un análisis de la relación entre clientelismo político, sectores populares y Partido Justicialista puede recurrirse a los trabajos de AUYERO, Javier, La política de los pobres. Las prácticas clientelisticas del peronismo, Manantial, Bs. As., 2001. Y LEVITSKI, Steven, La transformación del justicialismo. Del partido sindical al partido clientelista, 1983-1999, Siglo XXI, Bs. As., 2005.
La presencia del Juez Martinelli fue expresada en los medios como
consecuencia de los reclamos de los vecinos de la zona. Pasados los primeros
días del corte comenzaron los intentos de criminalización de la protesta por
parte de los medios periodísticos. Tanto en el diario El Atlántico como
en