REVISTA DE LIBROS

 

 

 

ESCOLAR, Diego; Los indios montoneros. Un desierto rebelde para la nación argentina (Guanacache, siglos XVIII-XX), Prometeo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2021.

 

ARK CAICYT: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s24690732/kg33rj5bt

 

Desde la antropología histórica y con un recorrido de investigación de más de dos décadas, Diego Escolar escribe un libro en el que recorre desde el siglo XVIII hasta el XX el mundo del Pueblo Originario Huarpe, sus historias de lucha por la autonomía en la gestión de sus tierras y el agua, y su presencia en la arena política hasta 1940. Diego Escolar es un antropólogo e investigador del CONICET que ha realizado investigaciones el mundo Huarpe en la región de Cuyo (norte de Mendoza, sur de San Juan y San Luis) desde finales del siglo XX, puntualizando temas vinculados a lo étnico, al estado-nación y a la relación de la sociedad con la naturaleza.

Con el título del libro, los indios montoneros, el autor hace referencia a la existencia de múltiples identidades envueltas en los mismos actores subalternos: los/as huarpes. Estos grupos, según la narrativa oficial estatal, se habían extinguido previo al período independentista; sin embargo, con la investigación del autor se comprueba que sus memorias y luchas continúan vivas hasta hoy en las historias orales de sus descendientes. Indígenas, montoneros, criollos, militares, campesinos, son categorías que se han utilizado para definir a la población que vivía en las lagunas de Guanacache (y alrededores), quienes atravesaron procesos de organización política para defender su existencia. Una de sus acciones políticas fue la de registrar su historia de negociación y defensa por medio de documentos que guardaron durante siglos (como La Merced, el testimonio de Sayanca, entre otros).

El libro está organizado en siete capítulos, una introducción y un epílogo; a su vez se ofrece un apartado con las fuentes y la bibliografía utilizada. En su introducción el autor retoma una de las preguntas más importantes de la actualidad que giran en torno a lo indígena: ¿cómo es posible que los/as indígenas se hayan “extinguido” en el siglo XVIII y XIX y que a finales del siglo XX hayan resurgido identidades y demandas políticas de grupos étnicos que exigen el reconocimiento por parte del Estado-Nación Argentino y también de la sociedad?

La invisibilización de actores indígenas como los huarpes es una de las claves explicativas de Escolar, que se sostuvo por un discurso oficial de negación, de anulación de la identidad indígena por la criolla y de inevitable extinción en pos del desarrollo social de la nación durante los inicios de la construcción estatal. Lo novedoso de la propuesta de Escolar es cómo logra entrecruzar temas que hoy están en auge tanto en los estudios académicos como en las demandas sociales: las luchas por la tierra, la legitimidad/legalidad de la propiedad privada, los impactos socioambientales de las actividades productivas/extractivas, las luchas por desarmar las narrativas nacionales del origen blanco y europeo de la sociedad argentina, las contradicciones entre el desarrollo de proyectos productivos nacionales/internacionales y las autonomías locales, entre otros.

En la introducción de su obra, Escolar argumenta cómo la Historiografía y la Antropología han negado el condimento político e indígena en el análisis de los/as habitantes de la región ya mencionada. Nos introduce en las dificultades para trabajar con fuentes de los archivos nacionales y provinciales que clasificaron a los/as huarpes como criollos y campesinos pero no como indígenas; nos narra las entrevistas que realizó y el archivo familiar que descubrió y que fue guardado por los descendientes de los pobladores del siglo XIX. Este archivo familiar le permitió a Escolar repensar el pasado, revisar categorías identitarias y reconstruir otras miradas sobre el período colonial y el proceso de construcción estatal nacional.

En los dos primeros capítulos del libro se analizan los liderazgos políticos en las tierras indígenas de Cuyo durante el siglo XVIII y principios del siglo XIX (período colonial). Allí se analiza cómo los líderes indígenas locales mediaron, resistieron y articularon con la Real Audiencia de Chile, luego con el Virreinato del Rio de la Plata y los cabildos que fueron creándose con el paso del tiempo. El autor demuestra cómo los intentos de fundación de pueblos y reducciones en Mogna y Valle Fértil fueron resistidos por estos caciques, quienes defendieron los lugares de pastoreo y crianza del ganado, sus tierras y su posición geopolítica en la región. En este sentido, muestra que durante el período colonial existió una vasta articulación política entre los representantes del mundo indígena y las autoridades del estado colonial; estas últimas reconocieron políticamente a los indígenas y la posesión de sus tierras ya que estos servían militarmente para contener la frontera sureña de los indígenas no sometidos.

Los siguientes tres capítulos abordan la etapa independentista y los primeros intentos de construcción y consolidación del Estado-Nación argentino. Parafraseando al autor, el objetivo de los capítulos es reconstruir cómo fue la defensa de los territorios por parte de los ‘pueblos indios’ y cómo se adaptaron al contexto político regional y nacional durante el siglo XIX. Así se identifica una clara continuidad en los liderazgos político-comunitarios, quienes accedieron a cargos civiles tales como alcalde, juez de paz, capitán o sargento de milicias para sostener la autonomía. Otra continuidad que el autor destaca en el mundo indígena huarpe fue la acción de documentar, registrar y archivar toda información importante que diera cuenta de su existencia y resistencia. La región de Cuyo estuvo atravesada por las guerras civiles durante 1850 y 1860; los líderes indígenas se aliaron a las montoneras buscando sostener la autonomía que habían logrado anteriormente. Estos sucesos trastocaron las dinámicas territoriales, transfiriendo tierras de pastores libres a propietarios; sin embargo, los laguneros[1] mantuvieron la autonomía hasta 1870 debido a la vasta red de alianzas construidas, a la experiencia militar y a las complejidades de los territorios que habitaban. Por último, el autor reflexiona acerca de las visiones cruzadas que han existido sobre Santos de Guayama: un líder indígena, montonero, bandolero y caudillo que vivió a mediados y fines del siglo XIX. Si bien en los archivos históricos no se identifica a los actores como indígenas, el autor logra reconocer esa continuidad ya mencionada a partir de las fuentes orales y archivos laguneros recolectados en su trabajo de campo durante la década del ‘90.

Para finalizar este breve recorrido, los últimos dos capítulos retoman y reflexionan sobre las acciones legales realizadas a fines del siglo XIX por parte de los laguneros demostrando su legitimidad para habitar y poseer las tierras de Guanacache (principalmente). Allí se analiza cómo fue el período de lucha de los/as huarpes frente a los gobiernos provinciales, principalmente Mendoza, y nacional en torno a la expropiación de las fuentes vitales de subsistencia: el agua y la tierra. Un elemento muy importante que enlaza ambos capítulos es cómo la narración judicial, estatal e historiográfica negó continuamente la existencia de este pueblo originario, llevando adelante un proceso colonial de expulsión, ‘civilización’ de esta región por medio de inmigrantes europeos y del sistema de irrigación.

En el recorrido realizado por el autor se observan algunas continuidades del devenir histórico que resultan sumamente pertinentes para comprender la categoría de “desierto rebelde” que utiliza en su título. A principios del siglo XX el discurso colonial por parte del estado nacional llevó a mirar el sistema de irrigación como obra de progreso y la llegada de inmigrantes europeos como semillero de civilización para esta región. Los conflictos locales por tierra y agua se multiplicaron; las resistencias se ligaron al acceso al agua y a quién el Estado decidía entregar los permisos de riego. Las consecuencias de las obras y producciones de vid impulsadas en la época fueron la desertificación de la región, teniendo impactos socio ambientales hasta el día de hoy. La negación del Estado a entregar provisión de agua a los/as huarpes sumado a las épocas de sequía de mediados de 1930, produjeron la expropiación final de las tierras a quienes la habían habitado durante siglos.

Concluyendo con este breve recorrido por el libro de Escolar, destacó la impronta del mismo para acercarnos a los conflictos políticos y sociales del pasado desde la visión presente, en la visibilización de las luchas indígenas a lo largo de un período extenso de tiempo. A primera vista, el título del libro es controversial por la categoría de indio empleada; es llamativo que el autor haya decidido esa categoría entendiendo la carga de sentidos que tiene. Lo mismo podría decirse de la categoría desierto. Entiendo que hay un intento por romper discursos que marcaron la historia nacional; un intento por preguntarse por lo no contado, lo ocultado y obturado. Es una apuesta a discutir con las tradiciones políticas, historiográficas y antropológicas que negaron continuamente el carácter político e indígena de la población que habitó la región de Guanacache. Sin embargo, podríamos preguntarnos qué impactos tiene el empleo de categorías como indio o desierto en el título de un libro que busca revisar esas categorías y la manera en que fueron empleados en la narrativa nacional.

 

 

Tatiana Markic

Universidad Nacional del Comahue

Email: markictatiana@gmail.com

ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9306-7885

 

 

 



[1] Esta identificación hace referencia a las personas que han vivido en las lagunas de Guanacache. Lagunas ubicadas al norte de Mendoza, sur de San Luis y sur de San Juan.