REVISTA DE LIBROS
ARGIROFFO, Beatriz y SCALONA, Elvira (compiladoras); Educación Sexual Integral y enseñanza de las Ciencias Sociales. Enfoques, sujetos y objetos para su abordaje en la escuela secundaria. Ed. Coad y Amsafe Rosario, Rosario, 2016, 176 pp.
El libro reúne diferentes propuestas teóricas y pedagógicas para trabajar en las aulas de las escuelas secundarias los contenidos de la Educación Sexual Integral (ESI) desde la enseñanza de las Ciencias Sociales. El libro puede leerse de manera independiente constituyendo una posibilidad al lector, tanto experimentado como aficionado, porque permite realizar un recorrido individual, no obligatorio, por el cuerpo del libro, lo que resulta ameno para la lectura. Las autoras disponen de un trabajo teórico profundo para diseñar sus propuestas áulicas y proponen temas y problemas que atraviesan los contenidos de las asignaturas del Área de Ciencias Sociales.
La presentación sugerente de Scalona invita al lector a recorrer las novedosas, sencillas, no por eso poco trasformadoras, actividades que se plantean visibilizar, cuestionar y superar ciertas prácticas de enseñanza arraigadas en algunos docentes que denotan la reproducción de esquemas androcéntricos y “moralmente aceptados”. Encontramos una correspondencia fructífera entre las siguientes afirmaciones vertidas en la Introducción del libro en la que las autoras se posicionan como “docentes militantes en defensa de los derechos humanos” y el desarrollo de sus artículos en los que “bregan por modificar los patrones culturales dominantes de varones y mujeres”. Este libro es concebido como el comienzo de otras intervenciones que los docentes puedan construir para capacitarse como profesionales (Giroux). La iniciativa, que es acompañada por los gremios docentes de la ciudad de Rosario, puede leerse como una apuesta a la articulación entre la investigación y la docencia, muchas veces cuestionada y alejada de su concreción.
Beatriz Argiroffo advierte que pese a la renovación historiográfica de los años 70´ del siglo XX y a la impronta de la categoría de género la escuela quedó al margen, evidencia de esto es el anquilosado tratamiento presente en los manuales de texto que Argiroffo procura analizar. La autora sitúa el concepto de género de Joan Scott como categoría de análisis para repensar las fuentes que se utilizan para trabajar la historia en las aulas, abrirle la puerta a la subjetividad, a la diferencia sexual como campo a partir del cual se articula poder. Considera que en la escuela se incorporan nuevos temas pero aún la centralidad está dada por la política como eje del estudio de la historia, entonces propone una periodización no androcéntrica que recorra nuevos debates, tensiones y conflictos para cuestionar la utilización y naturalización del sexismo.
Pistachi en el capítulo 2 realiza un recorrido histórico por debates y posicionamientos diversos frente al voto femenino. Por eso recupera a las sufragistas como mujeres activas en sus declaraciones y argumentos de lucha frente a un sistema androcéntrico que cuestionaba las capacidades de las mujeres para votar. Los derechos políticos de las mujeres, que son contenidos de las materias como historia, construcción de la ciudadanía y derechos, formación ética y ciudadana, entre otras asignaturas, se ven atravesados por relaciones sociales basadas en diferencias sexuales. La autora propone actividades áulicas con análisis de fuentes históricas que evidencian los roles asignados a las mujeres durante la primera parte del siglo XX y la discusión de la posibilidad de que la mujer tenga otros roles, entre ellos el político.
Flavia Mansilla propone visibilizar a las mujeres trabajadoras de la Argentina Agroeportadora. Pese a las actividades naturalmente asignadas a las mujeres que se basaban en el espacio privado del hogar, las mujeres trabajaban en diferentes oficios en el espacio público pero sin contar con los reconocimientos que tenían los varones. La autora recupera diferentes huelgas donde las mujeres trabajadoras realizaron acciones concretas para conseguir sus demandas y propone un trabajo con fuentes de la prensa femenina anarquista para propender al análisis en el aula a la luz de este recorrido previo.
Argiroffo y Etcharry trabajan sobre la década de 1960 como un momento de quiebre entre un modelo doméstico y los nuevos modos que llegaban de países centrales, los cuales atentaban “la moral y las costumbres” con tono subversivo. Las autoras analizan los discursos de las revistas femeninas de la época, donde las mujeres se presentan como consumidoras pasivas, adonde se reproducen los estereotipos de la cultura patriarcal. La mujer, en un contexto de expansión del consumo de los sectores medios, como “hacedora de un hogar feliz” al acceder a los bienes necesarios para el buen funcionamiento de la casa. Las revistas son fuentes para mostrar que estos espacios de comunicación masiva lejos de generar una imagen de la mujer moderna y libre perpetuaban, con nuevos toques, esquemas ya existentes. El capítulo propone el trabajo con imágenes de publicidades de las revistas para que los alumnos puedan inferir los estereotipos de belleza, el lugar asignado a la mujer en la sociedad de la época, la jerarquía familiar, entre otros aspectos. Interesa la relación de estas publicidades con las actuales, para lo que proponen trabajar con cambios y continuidades e interpelar a los alumnos desde el presente con el análisis de la gráfica actual.
Marianela Scocco selecciona lineamientos de la ESI para, mediante el estudio de caso de la Historia de las Madres de Plaza de Mayo, poder explorar en la ruptura de las ideas dominantes sobre los roles de género, el cuestionamiento al poder patriarcal, las formas de apropiación del espacio público y la resistencia de las mujeres. La autora contextualiza la emergencia del movimiento social e indaga en la condición de mujeres de estas madres problematizando y desnaturalizando su maternidad, socializándola a partir de lo que llama la politización del duelo. Luego del derrotero teórico necesario para contextualizar su propuesta didáctica, la autora confecciona opciones interesantes para abordar el tema en las aulas, con textos propios adaptados al nivel secundario y fragmentos de testimonios (fragmentos de entrevistas y fotos periodísticas) ofrece un abanico de posibilidades para acercar a los alumnos a estas experiencias de lucha.
Ponisio plantea un enfoque interesante para reflexionar sobre los sentidos y significados asignados a la Infancia. Problematiza esta categoría de análisis y la coloca como eje para pensar las expectativas de la sociedad con respecto a niños y niñas, la asignación de roles tempranos que dentro del proceso de socialización tendrán efectos reproductivistas o transformadores de los patrones culturales dominantes. La autora se pregunta ¿cómo experimentaron la infancia esos otros/as excluidos del esquema burgués de dominación? Preocupación que también le interesa trasladar al presente, frente a un discurso neoliberal de “crisis de los valores tradicionales”, que no considera como válido las nuevas prácticas de organización familiar ni a los niños y niñas como sujetos activos de la vida social. Propone actividades sobre las representaciones que se han diseñado históricamente sobre la infancia con soporte de imágenes y textos. Se interesa por generar en las aulas la visibilización de los niños y niñas trabajadores/as y las formas en las que han sido y son criminalizados como menores y pobres, esto posibilita articular pasado y presente a mediante estudios de casos.
Cecilia Molla considera que el trabajo con fuentes históricas es una tarea muchas veces difícil en las escuelas, este capítulo, de acuerdo a la temática que venimos reseñando, ubica a las cartas de mujeres como documentos históricos que permiten acceder a la vida de otras personas desde sus escritos en la vida privada. Pese a los resguardos de este tipo de fuentes, el abordaje de Molla consiste en contextualizar estos documentos en tiempo y espacio y en entramados socialmente diversos. Esto permite también inferir las características de la estructura social en la que trascurrieron las experiencias de estas mujeres. Sugiere consignas con fragmentos de cartas seleccionadas para analizar la vida cotidiana, los conflictos y pasiones amorosas, las percepciones que las mujeres de determinados sectores sociales tenían de su tiempo y también la historia reciente de la Argentina reflejada en las cartas de presas políticas. Estas fuentes recorren distintos tiempos y espacios pudiendo articularse muy bien con los contenidos planificados para la enseñanza de las ciencias sociales en la escuela secundaria.
El trabajo con conceptos que propone Correa permite conocer y discutir los significados de cultura, heterosexualidad, sexualidad, identidad y poder que circulan y definen posturas ideológicas, formando parte de modelos socioculturales de género y cultura como por ejemplo los modelos hegemónicos y las identidades tras y lésbicas. La discusión y pluralidad de estos conceptos será fundamental en las aulas para desentrañar y analizar los parámetros dominantes de nuestra cultura e interpelar a los alumnos a partir de otras formas de identidad y de vida como las experiencias lesbianas y trans.
Podemos decir para concluir que este tipo de propuesta se sostiene en principios democráticos, reconociendo el marco referencial de la educación sexual integral al promover la educación en derechos como una de las estrategias de formación histórica, ciudadana y de promoción de los valores de la vida cotidiana, haciendo de las propuestas pedagógicas puertas de entrada a nuevos abordajes de las ciencias sociales.
Luisina Agostini
Universidad Nacional del Litoral, Argentina
Universidad Nacional de Quilmes, Argentina
(luisinaagostini@gmail.com)