Javier Alejandro Orso(*) y Carlos Alfredo da Silva(**)
(UNR; orsojavier@gmail.com;
UNR – UCA; gadatipe@cablenet.com.ar.)
Introducción
El objetivo del presente artículo es brindar un esquema sobre la
evolución de la noción de integración en América Latina, desde sus orígenes
como región independiente a partir de 1810 y hasta la actualidad, año en el que
se conmemoran los doscientos años de vida soberana y autónoma.
El trabajo no pretende ser exhaustivo respecto del estudio de todas las
propuestas de integración realizadas en los ámbitos políticos y diplomáticos, ni
de los pensamientos en el marco de la historia de las ideas en la región, sino
que procura brindar una breve reseña sobre la noción de la integración regional
en tres momentos principales de la historia de las relaciones internacionales
latinoamericanas: el contexto 1810, representado por la lucha emancipatoria y la
búsqueda del reconocimiento internacional y defensa de los Estados como
entidades independientes y autónomas, el de 1910 en el cual se logra la consolidación
de los Estados nacionales y el comienzo de la inserción internacional y la
defensa de los intereses nacionales respecto de los intentos hegemonistas de
los Estados Unidos; y, finalmente, el entorno de 2010 caracterizado por la
lucha de la región a favor del desarrollo de sus sociedades, la inserción
económica internacional, la gobernabilidad, la democracia y la defensa de los
intereses comunes relacionados con la superación de la situación periférica.
Como conclusión, se propondrán algunas reflexiones finales con carácter
preliminar y con el objetivo de promover e incentivar el diálogo y el debate,
tan necesario en el actual momento cercano a la celebración Bicentenario de las
revoluciones de 1810.
1810: independencia, reconocimiento y defensa
El proceso emancipatorio de América Latina
abarca el período comprendido entre los años 1808-1809, cuando comienzan los
desórdenes en Europa que conllevaron a la caída del Rey español Fernando VII, y
1830, cuando las flamantes naciones americanas son finalmente reconocidas no
sólo por sus pares sino por las principales potencias europeas y los Estados
Unidos. En este contexto surgen las ideas de la integración y unión regional,
fuertemente imbuidas de los sentimientos de independencia. Si bien algunos
historiadores, como John Lynch, sostienen que las ideas de la unión se gestaron
mucho antes que la lucha independentista[1],
los precursores más destacados son contemporáneos del período mencionado. Entre
los más distinguidos pueden citarse a Francisco de Miranda (de Venezuela),
Manuel Torres (Neogranadino), Juan Martínez de Rozas (de Chile) y, por
supuesto, Simón Bolívar, a partir de una prolífica obra literaria.
Las ideas de la integración en América Latina, desde 1810 y a lo largo
del siglo XIX pueden abordarse a partir de dos momentos o procesos históricos
bien definidos.
El primero de ellos, que como se dijo va desde 1808 hasta 1826-1830, se
caracteriza por la vinculación entre la independencia y la unión. Es decir, la
independencia está estrechamente vinculada con la unidad de las naciones que se
estaban independizando. Es en esta ocasión en la cual se destacan los líderes e
intelectuales citados anteriormente. El segundo momento, a partir de los años
de 1830 y hasta 1900 aproximadamente, vincula la integración regional con la
defensa de los intereses nacionales de los Estados que estaban en pleno proceso
de formación, organización y consolidación.
De acuerdo a lo manifestado por Simón Bolívar en sus escritos, las
razones de la unidad hispanoamericana se encuentran en la similitud y
coincidencias existentes en una lengua, religión, orígenes y costumbres comunes,
en las entidades que otrora habían conformado el Imperio español. No obstante,
Bolívar era muy consciente de las dificultades que tal empresa acarreaba:
climas e idiosincrasias diversos, intereses opuestos entre los centros y
periferias de las regiones, caracteres desemejantes, distancias remotas entre
los centros más poblados, extensión territorial, accidentes geográficos
dificultosos para los medios de comunicación y transporte de la época y enormes
espacios vacíos no colonizados, ni explotados y desconocidos. Por tanto, para
Bolívar, muchas veces la idea de la integración terminó siendo más bien una utopía
que un proyecto político.
A diferencia de Bolívar, el trabajo de Francisco de Miranda, que
incluso en el tiempo es anterior al de aquél, tiene otros orígenes. Desde su experiencia
a favor de la independencia de los Estados Unidos, Miranda lanzó en 1790,
veinte años antes del comienzo del proceso emancipatorio,
A pesar de las dificultades y diferencias entre los proyectos y los
procesos, y a instancias del mismo Bolívar, se dieron algunas realizaciones
prácticas en pro de la integración latinoamericana, por ejemplo, con la
creación de
Asimismo,
Sin embargo, el proyecto bolivariano de mayor envergadura se realizó en
1826 con el Congreso de Panamá, al cual asistieron Perú, América Central,
México y Colombia y, como observadores, Gran Bretaña y Holanda. Si bien los
Estados Unidos y el Río de
Entre los objetivos más importantes que se había propuesto el Congreso
merecen citarse: el afianzamiento de la independencia de las nuevas naciones y
una paz firme mediante el reconocimiento por parte de España; la seguridad
tanto en el orden interno como externo y el principio de no intervención; el
reconocimiento de la igualdad jurídica de todos los Estados americanos; la
creación de un congreso general y permanente de plenipotenciarios; la
constitución de un Tratado de Unión, Liga y Confederación (tema que luego se
trataría, como se verá, en los congresos de Lima y Santiago); la intención de
crear un Derecho Internacional Americano para solucionar diferencias y
conflictos que pudieran surgir entre las naciones del continente; la defensa de
la integridad territorial de los países; y la abolición de la esclavitud. Como
puede apreciarse, la noción de integración o unión, en este contexto, está
fuertemente vinculada con la defensa de la independencia.
Finalmente, cabe realizar una mención sobre las causas del fracaso del
proyecto integracionista en el período 1810-1830: las fuerzas heterogéneas tanto
internas como externas de los flamantes Estados; la existencia de estructuras
económicas precapitalistas con ausencia de una burguesía consolidada, la
ausencia de mercados y la existencia de grandes latifundios; y las dificultades
políticas para poder crear grandes entidades integradas en unidades estatales y
territoriales.
El segundo proceso integracionista, a partir de la década de 1830, tuvo
como causas la intromisión de potencias foráneas en el subcontinente
latinoamericano haciendo peligrar la independencia y libertad ganadas en el
período precedente. Algunos casos dables de mencionar son: la guerra entre los
Estados Unidos y México por el territorio de Texas entre 1846 y 1848; las
actividades del filibustero William Walker en América Central, actividades de
exploración, explotación y colonización avaladas silenciosamente por
Washington; los intentos norteamericanos de apoderarse de Cuba, colonia de
España hasta la guerra de 1898; el aumento de la presencia norteamericana en
América Central y el Caribe, y la consiguiente rivalidad con Gran Bretaña por
el dominio de un posible canal interoceánico; el aumento de las presiones
comerciales y financieras de Gran Bretaña; los bloqueos inglés y francés en el
Río de
En este contexto, se organizan tres importantes congresos con la
finalidad, entre otras cosas, de defender al subcontinente hispanoamericano de
la injerencia de potencias extranjeras, y de fortalecer los lazos de unión
entre las repúblicas americanas. Los mismos fueron: Lima, entre 1847 y 1848;
Santiago, en 1856 y nuevamente Lima, entre 1864 y 1865. Los países
participantes de estos Congresos fueron, con algunas alternancias: Bolivia, Chile,
Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua,
Paraguay, Perú y Venezuela. Estos congresos tuvieron como propósito principal la
defensa de la región por medio de los siguientes instrumentos: un Tratado de
Confederación, la constitución de un derecho público americano, un mecanismo
para la resolución de disputas entre los países signatarios, el establecimiento
de un Congreso Normal Americano, la declaración de la prohibición de la enajenación
de territorios americanos por parte de cualquier potencia foránea (prohibición
que incluía no sólo a los países europeos sino también a los Estados Unidos), entre
otros.
Lamentablemente, estos congresos no tuvieron otra existencia más que la
declarativa, ya que ninguna de las medidas fue finalmente proyectada en
políticas concretas. El inconcluso proyecto bolivariano y la ineficacia de los
congresos de mediados de siglo, truncaron la idea de la unión continental tal como
había sido pergeñada y diseñada de acuerdo a los intereses y necesidades del
momento. En este sentido, podemos recordar las palabras del historiador Edmundo
Heredia, quien afirma que la integración en América Latina ha constituido un
proceso que se gestó, pero que no pudo nacer[2].
1910: fortalecimiento de los Estados nacionales, inserción
internacional, conflictos internos y panamericanismo
Hacia principios del siglo XX la noción de integración en el continente
americano estuvo indisolublemente asociada a la idea de panamericanismo, concepto
que tiene su origen a partir de
Es el proceso de expansión de los Estados
Unidos sobre el continente, especialmente sobre América Central y el Caribe, lo
que llevó a este país, a comenzar a actuar como un centro hegemónico, con el
objetivo de nuclear bajo su órbita al resto de las naciones americanas
alejándolas de la influencia europea. El Destino Manifiesto, en su versión
remozada a los entonces intereses norteamericanos, que sustentaba la expansión
del capitalismo más allá de sus fronteras, las políticas sanitarias y
educativas, la promoción de los valores norteamericanos de libertad, democracia
y orden, entre otros, constituía el sustrato ideológico de la propuesta
panamericana. El slogan fue “América para los americanos”.
De la misma manera, a partir del proyecto
panamericanista, puede observarse un cambio en los principios rectores de
La respuesta de los países latinoamericanos
no se hizo esperar, especialmente de Argentina y de Chile en lo concerniente a
la unión aduanera, quienes se manifestaron contrarios a la voluntad
norteamericana, y decretaron el slogan “América para la humanidad”, con el
claro objetivo de continuar vinculados, política, económica e ideológicamente,
a las naciones europeas.
En este sentido, cabe recordar que el
período en el cual se desarrollan estos acontecimientos está marcado, en
América Latina, por el predominio de gobiernos oligárquicos, fuertemente
imbuidos de la cultura europea, y opuestos a toda intervención de los Estados
Unidos en sus asuntos internos. Si bien el tratado de arbitraje obligatorio fue
firmado por once naciones, ninguna de ellas logró ratificarlo y el mismo jamás
pudo entrar en vigor.
Nuevos intentos de los Estados Unidos
continuarían apuntando en la misma dirección establecida en 1889 con las
siguientes conferencias: México entre 1901 y 1902, Rio de Janeiro en 1906 y Buenos
Aires en 1910, en la cual queda instituida
Finalmente, la concreción más cercana que se tuvo del panamericanismo
lo constituyó la creación de
2010: inserción internacional, desarrollo,
democracia e integración
La noción de integración que ha evolucionado desde los años de la
independencia hasta la actualidad ha sufrido numerosas modificaciones, debido
en gran parte a los acontecimientos, necesidades históricas y coyunturas de las
relaciones internacionales latinoamericanas, los vínculos entre los países de
la región y la incidencia de otras potencias, especialmente de los Estados
Unidos. En este sentido, la integración está desgajada del panamericanismo y
adquiere un carácter más autónomo en el siglo XXI, especialmente en América del
Sur, y se da como una respuesta al neoliberalismo de los años noventa. No
obstante, sus antecedentes comenzaron a gestarse durante los años sesenta y
tenían un alcance geográfico más amplio, que abarcaba a todo el subcontinente
latinoamericano, desde México hasta
El primer antecedente en cuestión es
Si bien en los primeros años de funcionamiento el mecanismo favoreció
el aumento del intercambio comercial de saldos exportables entre Argentina,
Brasil y México, a mediados de la década empezó a demostrar algunos déficits.
El acuerdo no tuvo en cuenta las disparidades económicas de algunas naciones
más pequeñas, tuvo un carácter excesivamente comercialista basado en plazos
cortos que no permitían una adaptación concreta por parte de las economías
nacionales a las metas fijadas, existió además falta de voluntad política por
parte de los gobiernos, muchos de los cuales se enfrentaban a serios problemas
de gobernabilidad y la zona de libre comercio nunca logró ser constituida. Los
países andinos que se vieron desplazados del circunstancial aumento del
comercio de principios de la década, crearon, en 1969, el Pacto Andino por
medio del Acuerdo de Cartagena. A diferencia del mecanismo de integración
anterior, el Pacto Andino no propugnaba solamente la creación de una zona de
libre comercio sino también una unión aduanera. Establecía, además, programas
de desarrollo industrial conjuntos en diversas áreas como el sector
agropecuario, energía, transporte y comunicaciones. Por otro lado, con el fin
de favorecer el proceso integracionista, propugnaba la armonización de las
políticas económicas y sectoriales (industria, agricultura, políticas
cambiarias y fiscales). Un aspecto fundamental a considerar residía en el
tratamiento de la inversión extranjera, que a diferencia de otros esquemas de
integración, fomentaba una mayor regulación, igualmente sobre la transferencia
de tecnología, con el fin de favorecer los intereses y necesidades de las
sociedades.
El logro más destacado de los países andinos residió en la conformación
de una estructura política institucional comunitaria separada de la voluntad de
los gobiernos, con caracteres de supranacionalidad, expresada en el Consejo de
Ministros de Relaciones Exteriores y el Parlamento Andino (creados en 1980), el
Convenio Andrés Bello sobre ciencia, educación y cultura (1970), el Convenio
Hipólito Unamune sobre salud (1971), el Convenio Simón Rodríguez sobre trabajo
y condiciones de vida (1973) y el Convenio Celestino Mutis sobre seguridad
alimentaria (1983). Dados todos estos elementos puede afirmarse que el Pacto
Andino, hoy Comunidad Andina de Naciones, constituye un proceso de integración
más acabado, que refuerza los lazos sociales y el desarrollo de los pueblos más
allá de la dimensión económica.
Lamentablemente, diversos factores contribuyeron a un freno de las
políticas integracionistas, tales como la salida de Chile en 1976 (el gobierno
de Pinochet estaba en desacuerdo sobre el tratamiento y regulación de la
inversión extranjera); la crisis económica de los años setenta, que provocó un
fuerte deterioro de los términos del intercambio para los productos de la
región en el comercio internacional; el problema de la deuda; la mayor
vulnerabilidad de la región; el agotamiento del modelo de crecimiento basado en
el Estado, las ascendientes dictaduras militares con una destacada falta de
interés por la integración entre países vecinos propugnando las rivalidades
nacionalistas; y el conflicto limítrofe entre Perú y Ecuador en 1981, que se
repetiría nuevamente en 1995.
Finalmente, y en consonancia con los valores de la época,
Durante los años que van desde 1960 hasta 1980 se gestan en la región
otros mecanismos de integración, de características similares a las que
postulaba
Entre los objetivos más amplios de ALADI pueden mencionarse la creación
de un mercado común en forma gradual, flexible y progresiva, la constitución de
un foro para negociaciones comerciales de carácter bilateral y regional, la
consideración de las disparidades económicas y de desarrollo entre los países
miembros, la coordinación de las variables macroeconómicas y el fortalecimiento
de las economías para que alcancen una mayor inserción económica internacional.
Fruto de los convenios de ALADI, se firman gran cantidad de Acuerdos de
Complementación Económica, uno de los cuales lo constituye el Mercado Común del
Cono Sur (Mercosur) con el Tratado de Asunción de 1991.
El siglo XXI encuentra a la región enfrentada a una fuerte crisis
económica, social y política a partir de la caída del modelo de crecimiento
neoliberal, y los proyectos integracionistas parecen acercarse a los postulados
de
-
La
historia compartida y solidaridad de las naciones latinoamericanas que, desde
la gesta de la independencia, han enfrentado desafíos internos y externos
comunes.
-
Las
potencialidades y aptitudes regionales para fortalecer las capacidades de
negociación y proyección internacionales.
-
La
identidad común que comparte valores comunes tales como la dignidad y derechos
del ser humano, la democracia, la solidaridad, la libertad, la justicia social,
el respeto a la integridad territorial de las naciones, la diversidad y la no
discriminación, la autonomía, la igualdad soberana de los Estados y la solución
pacífica de las controversias internacionales.
-
La
convergencia de intereses políticos, económicos, sociales, culturales y de
seguridad entre todas las naciones de la región.
-
El acceso
a mejores niveles de vida de la población y la promoción del desarrollo, junto
a una conciencia ambiental responsable; y el reconocimiento de las asimetrías
de desarrollo de los países.
-
La
equitativa distribución del ingreso, el acceso a la educación, la cohesión y la
inclusión social, la preservación del medio ambiente y el desarrollo
sostenible.
-
El
desarrollo de las regiones interiores del espacio sudamericano, junto a la
lucha contra la pobreza, el hambre, la generación de empleo, y el acceso a la
salud y educación de todos los habitantes.
-
La
identificación con los valores de la paz y seguridad internacional, la
afirmación del derecho internacional y el multilateralismo democrático.
-
La
afirmación de los sistemas democráticos de gobierno, la participación
ciudadana, la transparencia en la conducción de los asuntos públicos y
privados, y la defensa del estado de derecho.
-
El
fortalecimiento de una identidad propia sudamericana a partir de una
perspectiva subregional, y el fortalecimiento de América Latina y el Caribe,
que le otorgue a la región una mayor gravitación y representación en los foros
internacionales.
Para el logro de estos fines y principios
-
La
concertación y coordinación política y diplomática.
-
La
profundización de la convergencia entre el Mercosur,
-
La
integración física, energética y de comunicaciones en la subregión.
-
La
armonización de políticas que promuevan el desarrollo rural y agroalimentario.
-
La
transferencia de tecnología y de cooperación horizontal en todos los ámbitos de
la ciencia, la educación y la cultura.
-
La
integración entre las empresas y la sociedad civil, teniendo en cuenta la
responsabilidad social empresarial.
Posteriormente, en 2008, se reúnen los Jefes de Estado y de Gobierno de
la región para dar nacimiento formal a
El tratado determina que la normativa de
Dable de destacar es que el Tratado Constitutivo abre la puerta para la
creación de un Parlamento Sudamericano, que tendrá su sede en Cochabamba,
Bolivia. Luego del Parlamento Andino y del proyecto del Parlamento del
Mercosur, es la primera vez que se afirma en el nivel regional la creación de
una entidad legislativa. Por otra parte, el artículo veinte permite la
incorporación de nuevos miembros. Finalmente, el Tratado estipula también un
sistema de solución de diferencias entre los Estados miembros, basado en las
negociaciones directas entre las partes, el sometimiento al Consejo de Delegados
o al Consejo de Ministros.
Para concluir, podemos observar también a comienzos del siglo XXI un
nuevo intento hegemónico por parte de los Estados Unidos hacia la región en los
temas económicos, que se había manifestado por primera vez en
A modo de conclusión
Ha sido el objetivo de este trabajo presentar un breve esquema acerca
de la evolución de la idea de integración en América Latina desde la
independencia y hasta la actualidad. Sostenemos que dicha idea ha tenido diversas
acepciones vinculadas a dos factores: por un lado el contexto regional en las relaciones
entre los países latinoamericanos, y entre éstos y el país hegemón, los Estados
Unidos. Por otro lado, el contexto internacional, en sus aspectos políticos,
económicos, ideológicos y sociales. Por lo tanto, para una simplificación
didáctica de la presentación se han tomado tres momentos que permiten
vislumbrar tres concepciones diferentes de la integración en nuestra América
Latina. En 1810, época del proceso emancipatorio de la región, la idea de la
unión entre los nacientes Estados latinoamericanos, estuvo vinculada con la
independencia y el proceso de lucha, reconocimiento y defensa de la misma.
Hacia principios del siglo XX, la concepción de integración proviene de los
Estados Unidos, en lo que se denominó el panamericanismo, como un intento de
fortalecer los lazos hemisféricos sobre la base del poder e influencia del país
del Norte, proceso fruto de la gran expansión económica y cultural de los
Estados Unidos sobre la región a partir de 1890. Finalmente, en 2010, y
teniendo en cuenta los avances y retrocesos desde los años sesenta hasta el
presente, se observa un contexto difuso respecto del futuro de la región en
materia de integración regional, dado que pueden determinarse dos posibles resultados.
Una visión o posicionamiento de tipo pesimista afirmaría que la idea de
integración, a la luz de la historia de las relaciones internacionales, ha
conformado parte de un proceso errante, inconcluso y cambiante, por su estrecha
vinculación con el contexto coyuntural y epocal de cada momento, y por la
excesiva influencia de los Estados Unidos en las cuestiones tanto domésticas de
las naciones latinoamericanas, como de sus cuestiones regionales comunes.
Asimismo, según lo manifestado por las numerosas declaraciones y acuerdos
firmados, especialmente desde
Por otro lado, observamos un posicionamiento más optimista. Si bien el
ALCA como estructura multilateral ha fracasado a partir de
Sólo la voluntad política de quienes gobiernan a las sociedades, y el
consenso pluralista y democrático emanado de la voluntad popular y la
ciudadanía, permitirán y conllevarán a un genuino proceso de integración
regional basado en valores autónomos de nuestra América Latina.
Bibliografía
BRÁ, Gerardo, “El Congreso Antifictiónico de Panamá y la unidad
latinoamericana”, en Todo es Historia,
No. 205, mayo de 1984.
BOLÍVAR, Simón, Carta de Jamaica (6 de Setiembre de 1815),
Documento 6, Escritos Políticos y Sociales, Fundación Marco Avellaneda, Bs. As.,
2001.
BOLÍVAR, Simón, Discurso de Angostura (15 de Febrero de
1819), Documento 8, Escritos Políticos y Sociales, Fundación Marco
Avellaneda, Bs. As., 2001.
BOLÍVAR, Simón, Convocatoria al Congreso de Panamá (7 de
diciembre de 1824), Documento 15, Escritos Políticos y Sociales, Fundación
Marco Avellaneda, Bs. As., 2001.
BOLÍVAR, Simón, Un pensamiento sobre el Congreso de Panamá
(primeros meses de 1826), Documento 24, Escritos Políticos y Sociales,
Fundación Marco Avellaneda, Bs. As., 2001.
BOLÍVAR, Simón, Una mirada sobre
da
SILVA, Carlos A. y ORSO, Javier, La viabilidad
de
GUERRA VILABOY, Sergio y MALDONADO GALLARDO, Alejo, “Raíces históricas
de la integración latinoamericana”, en Historia
y perspectiva de la integración latinoamericana, Asociación por
HEREDIA, Edmundo, Relaciones
Internacionales Latinoamericanas. 1 Gestación sin Nacimiento, Nuevohacer – GEL,
Bs. As., 2006.
CHIANELLI, Trinidad
Delia, “Cien años de Panamericanismo” en Todo
es Historia, Nº 270, diciembre de
1989.
CONNELL- SMITH, Gordon, El
sistema interamericano, FCE, México, 1971
LYNCH, John, Las revoluciones
hispanoamericanas 1808-1826, Ariel, Barcelona, 1986.
MELLADO, Noemí, “Los modelos ALALC, ALADI y Mercosur”, en Cátedra
Internacional Andrés Bello/Argentina (org.), Integración y Cooperación Atlántico – Pacífico, UNR Editora,
Rosario, abril de 2002.
MONIZ BANDEIRA, Luiz A., Argentina,
Brasil y Estados Unidos. De
ORSO, Javier, “¿ALCA vs. Mercosur? Un hemisferio de incógnitas”, en Revista Contexto, Publicación Bimestral
de Estudios Internacionales de
PERKINS, Dexter, Historia de
RIPPY, Fred, La rivalidad entre los Estados Unidos y Gran Bretaña por
América Latina. 1808-1830, EUDEBA, Bs. As., 1967.
STAHRINGER, Ofelia I., “Los acuerdos de integración Argentina – Brasil y
Argentina – Chile en el marco del MERCOSUR y de un nuevo relacionamiento con EE.UU.”
en La integración latinoamericana en el
actual escenario mundial: de
ZANIN, Gabriela,
“Los nuevos desafíos de la integración latinoamericana: las negociaciones entre
RESUMEN
La Evolución de
Este artículo procura brindar una breve reseña sobre el concepto de
integración en tres momentos históricos de las relaciones internacionales
latinoamericanas: 1810, representado por la lucha emancipatoria
y la búsqueda del reconocimiento internacional y defensa de los Estados como
entidades independientes y autónomas; 1910 cuando ya está lograda la
consolidación de los Estados nacionales, la inserción periférica internacional
y la defensa de los intereses nacionales respecto de los intentos hegemónicos
de los Estados Unidos; y, finalmente, 2010, caracterizado por la lucha de la
región a favor del desarrollo de sus sociedades, la inserción económica
internacional, la gobernabilidad, la democracia y la defensa de los intereses
comunes relacionados con la superación de la situación periférica.
Palabras clave: Integración regional – América Latina – Independencia –
Centenario – Bicentenario
ABSTRACT
The evolution of the Integration in Latin
American. Three historical juncture: 1810, 1910 and 2010
This article attempts to provide a summery of the
concept of regional integration in three historics
moments of Latin American international relations: 1810, caracterized
for the freedom fight and the looking for international recognition and the defense
of States as autonomous and independent entities; 1910, when the consolidation
of national states and the international peripheral insertion are already
achieved, in a context of defense of national interests, regarding the United
States efforts for hegemony; and finally,
Key words: Regional
integration – Latin America – Independence – Centenary - Bicentenary
Recibido: 15/2/10
Aceptado: 18/07/10
Versión final: 16/08/10
Notas
(*) Lic. en Relaciones Internacionales. Doctorando en
Relaciones Internacionales. Docente de
(**) Lic. en Relaciones Internacionales. Docente de
[1] LYNCH, John, Las revoluciones
hispanoamericanas 1808-1826, Ariel, Barcelona, 1986.
[2] HEREDIA, Edmundo, Relaciones Internacionales
Latinoamericanas. 1 Gestación sin Nacimiento, Nuevohacer
– GEL, Bs. As., 2006.
[3] CONNELL- SMITH, Gordon, El sistema interamericano, FCE, México, 1971.
[4] MONIZ BANDEIRA, Luiz
A., Argentina, Brasil y Estados Unidos.
De