La participación femenina en el centro socialista de
Tandil (1929-1946)
Luciano O. Barandiarán(*)
“No existe entonces
un corte, ni menos aún oposición, entre historia local e historia global. Lo
que la experiencia de un individuo, de un grupo, de un espacio permite
aprehender es una modulación particular de la historia global”.
Jacques Revel[1]
Introducción
La participación directa de las mujeres en la política argentina se fortaleció
tras consagrase el sufragio femenino en la segunda mitad de la década de 1940. Uno
de los principales símbolos del cambio que significó la extensión de nuevos
derechos, tanto políticos como civiles y sociales hacia las mujeres, fue Eva
Duarte de Perón, paradigma y síntesis del acceso del género femenino al ámbito
de la política, hasta entonces un ámbito masculino por excelencia.
Sin embargo, las demandas a favor de un mayor protagonismo de las
mujeres en los comicios y otras prácticas políticas no eran novedosas. Los
socialistas (tanto varones como mujeres) se destacaron entre los partidarios de
medidas que favorecieran la intervención femenina. Esa posición se basó en las
ideas que defendía el Partido Socialista (PS), influido por la socialdemocracia
europea, que sostuvo desde fines del siglo XIX el derecho al voto de las mujeres.
En Argentina, fueron ellos los que impusieron desde la constitución del partido
el tema del sufragio femenino en la opinión pública, y tras la erección del PS
en 1896, las organizaciones femeninas obreras aparecieron en Argentina,
impulsadas por las simpatizantes de ese partido.[2]
Incluso la participación de las mujeres en el socialismo porteño y nacional fue
relevante desde sus inicios, ocupando numerosas mujeres cargos partidarios y
políticos (destacándose Alicia Moreau de Justo, Carolina Muzzilli, y Josefina
Marpons, entre otras).[3]
Como se ha mencionado en numerosas ocasiones, a lo largo del siglo XX las
ideas socialistas parecen haber tenido una mayor adhesión en los grandes
centros urbanos, si se considera que sus mayores resultados electorales en la
primera mitad del siglo XX los obtuvo en Capital Federal y Mar del Plata.[4]
Ahora bien, los trabajos que abordan la historia del socialismo fuera de
Capital Federal son escasos,[5]
y entre los temas que desconocemos se encuentra el de la participación de las
mujeres en el socialismo del interior. Por ende, es lógico hacerse algunos
interrogantes: ¿qué aconteció en el resto del país? ¿También en otros lugares
las mujeres que simpatizaron con el socialismo ocuparon espacios relevantes en
los centros partidarios?
En este trabajo proponemos responder esas preguntas pero no desde la
ciudad de Buenos Aires, sino estudiando como fue la participación femenina en
el centro socialista de Tandil entre 1929 y 1946. Creemos que centrar la mirada
en un espacio más acotado, tanto en el tiempo como en el espacio, permitirá
hallar las principales semejanzas y diferencias entre procesos que, a pesar de
sus mismas raíces ideológicas, fueron diferentes por los contextos diversos en
los cuales se concretaron.
El marco:
Tandil
Situada en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, la ciudad de
Tandil cambió de fisonomía tras el arribo del ferrocarril en 1883, hecho que
posibilitó una mayor integración de su producción agrícola y minera a los
mercados nacionales. Desde el punto de vista social implicó la incorporación de
nuevas familias a Tandil, entre otras la de los trabajadores del Ferro Carril
del Sud, que se asentaron en las inmediaciones de su lugar de trabajo.[6]
A partir de su instalación en torno a la estación local de ferrocarril, crearon
uno de los barrios más dinámicos de la ciudad, el “barrio de
A pesar de existir numerosos pueblos y
estaciones ferroviarias en el partido que aglutinaban a la población rural,
esta disminuyó fuertemente durante los últimos decenios de la primera mitad del
siglo XX. Mientras que en 1914 la población total de Tandil era de 34.061
habitantes, en 1947 había crecido a 56.603. En base a estos datos, es posible
considerar que la población urbana hacia los años
El socialismo tandilense
del período de entreguerras
Fue durante el período de anteguerras que
el socialismo a nivel nacional vivió su etapa de mayor esplendor, tanto por el
número de afiliados como por los éxitos electorales obtenidos. Si bien la
historia del PS en Tandil tiene sus propias particularidades, su itinerario no
fue ajeno a lo que aconteció a nivel general, como se verá a continuación.
Hacia 1910 ya existían en la ciudad
grupos socialistas pero actuaban sólo en el plano gremial y cooperativo. La
primera vez que se presentaron electoralmente en Tandil fue en las elecciones
nacionales del 7 de abril de 1912, oportunidad en la que el PS recibió en la
ciudad 48 votos. Antes de la elección, "un grupo de trabajadores se
dirigieron al Comité Ejecutivo del Partido Socialista, solicitándole propaganda
escrita, y distribuyeron con profusión volantes y boletas socialistas".[11] Tras la
elección, esos votantes y otros simpatizantes se reunieron y crearon el
primero de mayo de ese mismo año el centro socialista local.[12]
También en otros lugares del país, como la ciudad cordobesa de Río Cuarto, el
centro socialista se fundó el mismo año, lo que indicaría que los socialistas
estaban confiando en la efectividad de
Entre 1912 y 1946 se concretaron los mayores logros del socialismo
local. Accedieron al Honorable Concejo Deliberante en dos oportunidades, entre
1917 y 1922, y entre 1933 y 1935. En la década de 1930, además, el dirigente local
Juan Nigro fue electo diputado nacional (1932-1934), y senador provincial
(1934-1938).[13] Finalmente, en esos años se
concretó la mayor obra del socialismo, al demandar y crear a través de una amplia
alianza con otros actores sociales y políticos
La base del apoyo del PS se localizaba en tres zonas claramente
delimitadas de Tandil: el barrio sur, el centro y el barrio de la estación de
trenes, siendo este último el sector más poblado por afiliados socialistas. Por
ende, era clara la vinculación de tales afiliados con los oficios ligados a la
empresa “Ferrocarril del Sur”. Eso implicó que la mayoría de los simpatizantes
del PS residieran en ese barrio, y que fueran sobre todo trabajadores urbanos,
especialmente ferroviarios.[15]
Las mujeres en el discurso socialista
Como ya se mencionó, las mujeres ocuparon un rol importante en el
discurso socialista, si bien su sentido no era univoco. Veamos en este apartado
algunos ejemplos.
Hacia 1929, los socialistas argentinos señalaban que “la conciencia
femenina” de las simpatizantes socialistas se había incrementado: ahora
participaban más mujeres en los actos del partido (fueran políticos, artísticos
o educacionales). Mientras que anteriormente sólo asistían pocas afiliadas a
los mítines callejeros, en 1929 asistía una cantidad mayor de mujeres, “que
ponían en todos ellos una interesante nota de entusiasmo”. Eso se había visto
en la celebración del primero de mayo de ese año, ofreciendo las mujeres “un
hermoso espectáculo en la grandiosa manifestación”. Reunidas en grupo o marchando
en las filas junto a los hombres, el informe mencionaba que las mujeres habían
desfilado entusiastas, llevando sus banderas y gallardetes y entonando himnos
obreros. Asimismo, a las agrupaciones del Partido también concurría un gran
número de mujeres, que participaban en las discusiones sobre los asuntos
internos de su organización. Oficialmente, hacia 1929, las afiliadas al Partido
Socialista eran unas 312.[16]
Los proyectos presentados en los ámbitos legislativos para establecer
el sufragio femenino antes de 1947 fueron numerosos, casi todos vinculados al
socialismo. Pareció que eso iba a ser realidad tras el golpe de Estado de 1930,
cuando se trato un proyecto referido a ese tema en
Ese proceso generó diversas críticas desde el socialismo. Para algunos
afiliados, como Nicolás Cuello, esa acción debía ser cuestionada especialmente
por las mujeres afiliadas al PS y a
las agrupaciones femeninas anexas a los centros partidarios, “a fin de que
repercuta en los oídos de los oligarcas de la alta cámara la coherencia de la
fuerza y la capacitación política-social del sexo”.[18]
Iniciando esa acción, era posible que el resto de las mujeres las siguieran y se
movilizarían, a pesar de “la apatía
general de las mujeres para la ostentación inteligente de sus aspiraciones”; y
del hombre que se agremiaba y concurría a los mítines públicos, pero que no
alentaba a su esposa, hermanas e hijas a participar.
Así, pues, no era posible que uno
de los cónyuges participara en las disputas por el mejoramiento del partido, y que
el otro sólo lo hiciera a través de las tertulias. Por eso, Cuello
opinaba que hombres y mujeres debían participar en forma conjunta, capacitándose
de esa forma en la dirección y administración de la futura sociedad ideal,
adonde se llegaría por la cooperación de los sexos. Estaba en contra de la
sumisión de la mujer al hombre, y de la división de los quehaceres (“la mujer
para la casa y el hombre para la calle”). Terminar con ese criterio incumbía al
hombre de ideas, si no quería que su obra fuera destruida posteriormente.[19]
Lo mismo sostenían los socialistas españoles contemporáneos, sin
embargo estos acentuaban más la vinculación entre género y clase. Así, la única
emancipación femenina que les interesaba era la de las trabajadoras, las únicas
mujeres que por su voluntad de clase podían dar un verdadero significado
histórico a la emancipación femenina: “La campesina, la obrera, la compañera
dedicada al trabajo doméstico, la profesional de la enseñanza o de cualquier
otra actividad, a la mujer que vive de su trabajo y verifica una labor útil a
la sociedad, a esa es a la que el Socialismo llama e interroga (…) ¿Adónde va
la mujer?”. Si la respuesta era hacia
A pesar de ese reconocimiento de la participación femenina en la vida
partidaria, más de diez años después la concepción sobre el rol de las mujeres de
algunos socialistas mostraba semejanzas significativas con la noción
tradicional sobre el rol social de la mujer. Así, por ejemplo, al presentar su
proyecto para crear escuelas de enseñanza técnica y profesional en todos los
distritos de la provincia, el político socialista Juan Nigro señaló que el rol
de la mujer en las actividades
sociales era cada vez más trascendental. Coincidiendo hasta allí con las ideas
que sostenía el informe partidario ya mencionado antes, afirmaba que se las
debía dotar de conocimientos y de una cultura apropiada. Pero el objetivo no
era, como podría pensarse considerando el rol que las mujeres tenían en el
discurso socialista formar oradoras, periodistas o políticas, sino hacer de
ellas, “en primer lugar, una excelente dueña de casa y mejor madre de familia
(...) se la prepararía para realizar las diversas y fundamentales tareas del
hogar”.[22] Es posible observar,
entonces, diferentes matices en el discurso partidario en torno a cual era el papel
que las mujeres debían tener en la sociedad contemporánea.
La
identidad barrial y su relación con la vida partidaria
Antes
de observar el lugar de la mujer en el socialismo tandilense, analicemos que
significaba ser socialista en el Tandil de los años
Desde
la creación del centro socialista local se pudo observar que los
afiliados eran vecinos, amigos y/o compañeros de trabajo. También eran
importantes los vínculos
familiares, sobre todo en las instituciones
vinculadas al partido: las redes que las sostenían involucraban a personas
ligadas principalmente por ese tipo de relaciones. Así, entre 1912 y 1933, sobre
un total de 221 afiliados mencionados en el “Registro de Afiliados”, el 27 % agrupaba a 27 familias; y entre 1927 y
1954, de acuerdo al “Libro de Actas del PS”, el mismo porcentaje involucraba a
19 familias.[23]
Si se analizan los enlaces anunciados en el
periódico socialista “Germinal”, muchos de ellos se efectuaron entre familias
de vecinos del barrio de
De esta manera se puede observar que, al igual que el caso marplatense,
en el PS tandilense también este tipo de redes sostuvo a buena parte de la
estructura partidaria. Se trataba de vínculos distintos a los que se podrían
haber establecido entre radicales y conservadores, en tanto estos últimos
dispusieron del aparato estatal para construir otro tipo de redes, mas ligadas
a vínculos clientelísticos.[25]
Lo cierto es que a partir de las vinculaciones basadas en lazos de familia, puede
señalarse que la mujer ocupaba un espacio central en el socialismo tandilense,
al menos en el ámbito privado.
Distinto parece ser el caso cuando se
observan las instituciones y asociaciones públicas, a las cuales los socialistas se vincularon también a través
de lazos vecinales, ideológicos e incluso étnicos. Así, por ejemplo, muchos socialistas (todos hombres), estaban
vinculados a sociedades de socorros mutuos, en especial a
Como ya se señaló, a lo largo de todo el período la importancia del
barrio de
Analizando los vínculos entre el barrio de
Retomando la diferenciación realizada por Leandro Gutiérrez y Luis
Alberto Romero,[28] Luciano de Privitellio
menciona que el pasaje del vecindario (“donde las relaciones cara a cara
existían de hecho”) a la construcción de la idea de barrio (donde las
relaciones adquirían una mayor escala), sólo se comprende “a partir de las instituciones donde se
sostenían estos valores y se los encarnaba en prácticas y rituales sociales
(...) no se trata exclusivamente de las instituciones del barrio sino
que, en un sentido más profundo, son las instituciones que crean y recrean
el barrio”.[29]
En el caso tandilense, se puede hacer una analogía con lo que
ocurría en los suburbios porteños: tanto el Club y Biblioteca Ferrocarril Sud,
La tendencia a integrar asociaciones fue una característica de las
formas de sociabilidad urbana de la época. Desde el punto de vista del partido
político, en este caso del PS, se trataba de una presencia interesada en poner
la identidad barrial a favor de los intereses políticos. A eso contribuía la
continua presencia en las actividades barriales de los máximos referentes
partidarios. Nuevamente al respecto hay que traer a colación la figura de Juan
Nigro y sus múltiples manifestaciones públicas: fue director de la agrupación
teatral “Alborada”, que generalmente se presentaba en el Teatro de
La mayoría de los autores que han estudiado
el fenómeno barrial,[31]
han observado que la vecindad “aplanaba” la heterogeneidad del mundo social,
estrategia que tendía a disminuir el número de conflictos en el interior de la
comunidad barrial y que priorizaba la igualdad entre vecinos. En el mismo
sentido la identidad barrial no negaba a otras, por ejemplo la de clase o aquellas
vinculadas a las profesiones, incorporándolas a todas. Sin embargo también en
ese espacio se conformaron criterios de distinción, los cuales eran otorgados
por la participación en las distintas asociaciones del barrio, “de la aparición en
los periódicos locales –en especial, en la sección sociales- se fue
consolidando un mismo universo de vecinos caracterizados, una especie de
elite barrial que nada tenía que ver con aquellos vecinos caracterizados del
voto limitado por censo”.[32]
En el barrio de
Como ya se mencionó, si bien en los años de entreguerras la tendencia a
formar asociaciones fue una característica de la sociabilidad urbana, no todos
los vecinos colaboraban en las instituciones barriales. En ocasiones esa
indiferencia provocaba reclamos contra los vecinos que no participaban o lo
hacían en asociaciones que la identidad barrial no identificaba como propias.
El mejor ejemplo de la asimilación realizada por los socialistas de la lealtad
partidaria y la identidad barrial lo proporcionan las elecciones nacionales de
noviembre de 1931. Efectivamente, durante los comicios resaltaban las
diferencias que la identidad barrial intentaba disminuir todo el tiempo. En esa
ocasión, “Germinal” informaba las medidas tomadas por los vecinos del barrio de
Para Dora Barrancos, la simpatía con que en los años
Además de las actividades teatrales y las conferencias, en Tandil la esfera cultural del PS involucraba
especialmente a numerosas bibliotecas
populares.[37]
Estas eran los mejores paradigmas de lo que Dora Barrancos denominó el modelo
“normativo edificante” de los socialistas. En el período de entreguerras, la
posesión de una biblioteca, así como la inauguración de la sede social eran los
principales índices de estabilidad y progreso de las instituciones que
impulsaban su formación. Además de la biblioteca partidaria (“Biblioteca
Anacleto Farias”) y de
Las mujeres participaban en las asociaciones barriales, pero en menor
medida comparado con los varones, que eran los que creaban, dirigían y animaban
esas instituciones. Así, por ejemplo, en algunas oportunidades integraron
cooperadoras escolares,[38]
y participaban en los grupos vocacionales de teatro, como la agrupación
“Alborada”.[39] Es decir que compartían con
los hombres espacios como el hogar, las tablas del teatro o las salas de
lectura de las bibliotecas. Ahora bien,
considerando los postulados socialistas sobre la participación de las mujeres
en el ámbito público, es legítimo preguntarse si también en el caso del centro
socialista tandilense predominó la lógica partidaria de intervenir, o una forma
de participación más limitada. Es hora de ver cuantas mujeres se inmiscuyeron
en los asuntos internos del PS en Tandil, y no sólo en sus ámbitos de
sociabilidad (veladas, conferencias, banquetes, etcétera), en las que su
participación pareció ser ilimitada.[40]
Las mujeres en el centro socialista de Tandil
A pesar de las ideas del Partido Socialista a
favor de la participación política de la mujer, y de sus concreciones en el
ámbito porteño, su intervención activa en el centro socialista tandilense parece
haberse limitado a los espacios de sociabilidad: así por
ejemplo, en las fotos que aparecían en “Germinal” de las veladas partidarias la
concurrencia siempre era mixta. Pero su participación en espacios deliberativos (como por ejemplo las asambleas
partidarias) parece haber sido menor.
Si se aborda la lista de afiliados del
período 1927-1954, sólo cinco mujeres (es decir, aproximadamente el 3 por
ciento del total de afiliados del período) ingresaron al partido.[41]
Ese porcentaje es más significativo aún si se considera que sólo Carolina S. de
Griffoni se afilió y se alejó del PS antes de la aparición del peronismo.[42]
El resto de las afiliadas ingresaron tras 1945, pero sólo Ana María Nigro, (una
de las hijas de Juan Nigro, como ya se mencionó), lo hizo para participar
plenamente en la campaña presidencial de 1946; afiliada al partido desde diciembre
de 1945, participó en cinco asambleas partidarias, experiencia que no repitió
ninguna otra mujer. Las restantes afiliadas ingresaron después de esa fecha, y
nunca concurrieron a una asamblea.[43]
El arribo de Ana María a las asambleas partidarias parece haber sido bien recibido
entre sus compañeros varones. En la asamblea donde se aceptó su afiliación,
Leonardo Demarco “expresó algunas
palabras de bienvenida a la nueva afiliada sta. [sic] Ana María Nigro, quién nos acompaña en la asamblea, dice,
y pide a la asamblea un voto de aplauso para esta señorita, quien viene a
darnos una nota de estímulo arrimarse al esfuerzo de los socialistas en los
momentos más difíciles de la ciudadanía argentina, pedido este que fue apoyado
entusiastamente por la asamblea”.[44]
La participación pública de Ana María Nigro fue más notoria al final
del período en análisis. Así, pues, fue ella quién presentó a Alicia Moreau de
Justo en el cierre de la campaña electoral de febrero de 1946. Se trató de un
caso atípico, pues el resto de las mujeres socialistas tandilenses participaba
en el partido pero a través de otros canales. Numerosas agrupaciones
partidarias eventuales colaboraban con las autoridades del centro socialista
local. Algunas de éstas eran efímeras y coyunturales, como las que se
autodenominaban “comisiones de propaganda” o “comisiones electorales”, que se
formaban antes de los comicios y que desaparecían inmediatamente después de
realizarse aquellos. Otras duraban más tiempo, por ejemplo, las que aglutinaban
a los jóvenes y a las mujeres. Así, por ejemplo, algunas afiliadas junto a otras simpatizantes, crearon en mayo
de 1946
El surgimiento de esta rama es algo tardía en relación a la historia
del PS tandilense, aunque eso no implique, como ya se mencionó, que las mujeres
socialistas no participaran a través de otros medios en la vida del partido,
por ejemplo concurriendo a las conferencias y a las representaciones teatrales.
Tal vez la menor participación de las
mujeres en los espacios públicos tandilenses se debió a un rasgo de los
sectores populares provinciales, producto
de la pervivencia de nociones y prácticas ligadas a una sociedad de tipo
tradicional, y no a la presencia de procesos acelerados de integración.[47] No
es raro entonces que la participación femenina en otros espacios públicos, como
las comisiones de las cooperadoras escolares o las bibliotecas populares,[48] haya sido menor en la ciudad de Tandil que
en Capital Federal, a pesar de que concurrían asiduamente y participaban en
esos espacios.
Finalmente, también fueron pocas las veces
que una oradora socialista habló en Tandil, a pesar que entre 1929 y 1946 los
socialistas protagonizaron al menos unas 63 conferencias.[49]
En julio de 1941, Alicia Moreau
de Justo participó en una velada y conferencia de Acción Argentina;[50]
y el 21 de febrero de 1946 hablo en el acto de clausura de la campaña electoral
de 1946, presentándola, como ya se mencionó, Ana María Nigro.[51]
En pocas ocasiones las simpatizantes no
tuvieron vínculos familiares con algún pariente masculino que ya participaba en
el PS. Las mujeres participaron en algunas asociaciones y espacios vinculados
al socialismo tandilense, siendo mayor su participación en los espacios no
vinculados a los ámbitos en los que se decidía la evolución política del
centro, como por ejemplo las asambleas partidarias. La excepción a la regla, porque
concurrió a algunas asambleas partidarias y participó en una conferencia fue Ana
María Nigro, la hija del principal representante socialista en Tandil, Juan
Nigro. Por ende, el interrogante que sugiere esa excepción es hasta que punto
su participación dependió de sugerencias familiares (en este caso paternas),
vecinales, o amicales, entre otras; o a convicciones propias, generadas por el
hecho de haber nacido en el seno de una familia y de un barrio socialista.[52]
Como vemos aquí, las relaciones entre modernidad y tradición también parecen
haber pervivido en un partido político cuya organización fue innovadora con
respecto a las demás fuerzas políticas. Creemos que a la luz de este caso debe
relativizarse el real peso de la participación femenina en el socialismo
argentino, al menos hasta que no sepamos si en el resto del país la
intervención femenina se asemejó a la experiencia porteña o a la tandilense.
Conclusiones
En tanto partido político, en Tandil el PS siempre fue minoritario y
opositor. Nunca tuvo un gran caudal de votos ni llegó a ejercer el poder
ejecutivo local. Los períodos en los que sus hombres arribaron al Concejo
Deliberante fueron breves: 1917-1922 y 1933-1935. En ambas ocasiones, fueron
años en los que la competencia electoral no fue plena, en tanto siempre falto
un partido importante en las elecciones, generalmente el partido más fuerte de
la oposición. Es evidente que en estas ocasiones, en las que los radicales o
los conservadores estaban marginados o se auto-excluían, el PS veía incrementar su caudal de votos
debido en parte a aquellos electores que simpatizaban con el partido marginado
en cada coyuntura.
Como hemos mencionado, entre 1929 y 1946 la participación política
directa de las mujeres en el socialismo tandilense fue escasa, destacándose al
final del período la participación de Ana María Nigro. A diferencia de las
demás afiliadas (las cuales tampoco fueron muchas, como ya se señalo) y
simpatizantes, Ana María acudió a algunas asambleas partidarias, presidió una
agrupación socialista femenina y participó en una conferencia pública. Sin
embargo, sería inexacto decir que las mujeres no participaban en la vida diaria
del centro socialista: a pesar de no votar ni de concurrir a las asambleas o de
no hablar en público, concurrían a las veladas y a las conferencias que daban
los políticos visitantes, así como protagonizaban las obras de teatro, junto a
sus vecinos, hermanos y amigos.
¿Puede explicar aquella concepción tradicional que Nigro y otros
afiliados tenían de la mujer, el rol bastante limitado de ese género en el
interior del socialismo tandilense? ¿Hasta que punto la actuación femenina se
vio limitada por pertenecer a una sociedad más “tradicional” que la porteña?
¿El caso tandilense fue normal o excepcional en el interior bonaerense y en el
resto del país? Como es posible observar, hemos podido dilucidar el tema de la
participación femenina en un centro socialista del interior bonaerense, pero
estamos lejos de cerrar todas las dimensiones involucradas en su desarrollo.
RESUMEN
La participación femenina en el centro socialista de
Tandil (1929-1946)
Este trabajo aborda las características que tuvo la participación
femenina en las actividades socialistas desarrolladas en la ciudad bonaerense
de Tandil entre 1929 y 1946. Como es sabido, la inclusión de mujeres en el
discurso y en las prácticas de ese partido contrastó notablemente con las
prácticas sostenidas por las demás fuerzas políticas argentinas de ese período.
Pero el caso que generalmente se ha analizado es el de Capital Federal, donde
descollaron mujeres como Alicia Moreau de Justo y Carolina Muzzilli. Este
trabajo se pregunta entonces si la intervención femenina, que fue muy activa en
aquel espacio (a través de escritos, agitaciones, ocupando cargos partidarios,
etcétera), también se observa en otros espacios. Para eso, se toma como objeto
de estudio las acciones desarrolladas por las mujeres en el centro socialista
de Tandil en ese período, en el cual el rol de ese partido fue relevante.
Palabras claves: Partido Socialista- Política- Mujeres-
Participación Femenina
ABSTRACT
The feminine
participation in the socialist center of Tandil (1929-1946)
This paper approaches the characteristics that the
feminine participation in the developed socialist activities in the city of
Tandil between 1929 and 1946. As it is known, the inclusion of women in the
speech and the practices of that party contrasted remarkably with the practices
maintained by the other Argentine political forces of that period. But the case
that has been analyzed generally is the one of Federal Capital, where women
like Alicia Moreau de Justo and Carolina Muzzilli stood out. This work is asked
then if the feminine intervention, that was very active in that space (through
writings, agitations, occupying in favor positions, etc), also is observed in
other spaces. For that, object is taken as from study the actions developed by
the women in the socialist center of Tandil in that period, in which the roll
of that party was excellent.
Key
words: Socialist Party- Policy- Women - Feminine Participation
Recibido: 16/03/09
Aceptado: 07/07/09
Versión final: 17/07/09
Notas
(*) Doctor en Historia. Becario Posdoctoral CONICET. CESAL (Centro de
Estudios Sociales de América Latina, Facultad de Ciencias Humanas, UNCPBA),
Unidad Ejecutora en Red ISHIR (Investigaciones Socio-Históricas Regionales), CONICET. E-mail: cleido7@yahoo.com.ar. Agradezco las
sugerencias brindadas por los evaluadores de este artículo.
[1] REVEL, Jacques; “Micro-análisis y construcción
de lo social”, Anuario del IEHS;
Tandil, 1995; Nº 10; p. 135.
[2] BARRANCOS, Dora, “Socialismo y sufragio
femenino. Notas para su historia (1890-1947)”, en CAMARERO, Hernán y HERRERA,
Carlos (comp.), El Partido Socialista en
Argentina. Sociedad, política e ideas a través de un siglo; Prometeo; Bs.
As., 2005; p. 160. Como sostiene esta autora, los anarquistas tardaron más en
hacerlo por los debates surgidos en torno a la organización de sus asociaciones
[3] RODRIGUEZ TARDITI, José; Semblanza de militantes socialistas; Editora
[4] Un análisis detallado de este y de otros
problemas vinculados a la historia del Partido Socialista puede encontrarse en
CAMARERO, Hernán y HERRERA, Carlos (comp.), op. cit., pp. 9-73.
[5] Sin pretender ser exhaustivo, la referencia es
a los siguientes trabajos: LACOSTE, Pablo; El
Socialismo en Mendoza y en
[6] SPINELLI, María y ZEBERIO, Blanca;
“Inmigración y conflicto. Condiciones de vida y anarquismo en Tandil al
comenzar el siglo XX”, en Historia
Regional Bonaerense; UNCPBA-Junta de Estudios Históricos de Tandil, Tandil,
1983, p. 183.
[7] NARIO, Hugo; Tandil Historia Abierta; Ediciones
del Manantial; Tandil, 1996; p. 134.
[8] “Nueva Era”, 12 de marzo de 1930, p. 1.
[9] Datos elaborados en base a los Censos
Nacionales de población de 1914 y 1947. Los datos de Tandil han sido tomados de
los trabajos de PASTOR, Nancy; “Migraciones
internas hacia ciudades intermedias. El caso de Tandil (Provincia de Buenos
Aires) entre 1945 y
[10] PASTOR, Nancy, art. cit., p. 8.
[11] “Germinal”, 1 de mayo de 1937, p. 8.
[12] NARIO, Hugo, op. cit, p. 158.
[13] BARANDIARÁN, Luciano, op. cit.
[14] BARANDIARÁN, Luciano, “Formas de intermediación durante
[15] BARANDIARÁN, Luciano, “Los primeros socialistas de Tandil. Reflexiones en torno a su perfil
global y a sus apelaciones al trabajador rural”, Actas de las IX
Jornadas Interescuelas/ Departamentos de Historia; Córdoba, 2003.
[16]
Partido Socialista; XX Congreso
Ordinario. XXV Congreso Nacional. Informes. Comité Ejecutivo Nacional. Grupo
Parlamentario. Comisión de Prensa; Editorial
[17] BARRANCOS, Dora; “Socialismo y sufragio
femenino…, art. cit., p. 176.
[18] CUELLO, Nicolás; “Acción Femenina”, Revista Socialista; Bs. As., 1933; año III, Nº 34; p.
202.
[19] Ibid.,
p. 204.
[20] “El Socialista”; “¿Hacia donde va la mujer?”, Revista Socialista; Bs. As., 1933; año IV, Nº 41; p.
293.
[21] Ibid.,
p. 297.
[22] NIGRO, Juan; Preparación Profesional de
[23] La operación metodológica aquí utilizada ha
sido aplicada por PASOLINI, Ricardo, “Entre
la evasión y el humanismo. Lecturas, lectores y cultura de los sectores
populares:
[24] Enlaces
reconstruidos en base a la sección “Notas Sociales” del periódico socialista
“Germinal” y de testimonios orales.
[25] DA ORDEN, María Liliana, art. cit., p. 240.
[26] DE PRIVITELLIO, Luciano; Vecinos y
ciudadanos. Política y sociedad en
[27] Ibíd.,
p. 35.
[28] GUTIÉRREZ, Leandro y ROMERO, Luis Alberto; Sectores populares, cultura y política.
Buenos Aires en la entreguerra; Sudamericana; Bs. As., 1995.
[29] DE PRIVITELLIO, Luciano, op. cit., p. 34. Subrayados del autor.
[30] Ibíd.,
p. 81.
[31] Piénsese en trabajos como GRIBAUDI, Mauricio; Itinéraires ouvriers. Espaces et groupes
sociaux à Turín au debut du XX siècle; Éditions de l’École des Hautes
Études en Sciences Sociales; Paris, 1987; GUTIÉRREZ, Leandro y ROMERO, Luis
Alberto, op. cit.; DE PRIVITELLIO, Luciano,
op. cit.; BARRANCOS, Dora, Educación, cultura y trabajadores
(1890-1930); CEAL; Bs. As., 1991,
que han estudiado el fenómeno desde sus problemas particulares de
investigación.
[32] DE PRIVITELLIO, Luciano, op. cit., p. 37, subrayados del autor. De Privitellio hace
referencia al voto censatario, ejercido en las elecciones comunales porteñas
hasta 1917, asociando a esos escasos electores con el término “vecino”.
[33] Ibid.,
p. 38.
[34] “Germinal”, 16 de diciembre de 1931, página 5.
[35] DE PRIVITELLIO, Luciano, op. cit., p. 35.
[36] BARRANCOS, Dora, Educación, cultura y…, op.
cit, p. 115.
[37] Como ya se ha mencionado, la asociación entre
el PS y la expansión de las bibliotecas públicas en los años
[38] En mayo de 1936, “Germinal” mencionaba que se
había formado la comisión de la cooperadora de la escuela Nº 11, contándose
entre los vocales a Encarnación F. de Raggi y María A. Fortunato, ver
“Germinal”, 7 de mayo de 1936, página 1. Dos años después, volvemos a encontrar
mujeres en ese mismo ámbito: una vocal (Leonila Blanco de Chamberlain), una
pro-secretaria (Aurelia S. Ferrari de García), y una revisora de cuentas
(Elvira V. de Vattuone), ver “Germinal”, 12 de mayo de 1938, página 2. La mayor
parte de las mismas tenían familiares que eran afiliados socialistas.
[39] Al celebrar el centro socialista el primero de
mayo de 1934 en el salón de
[40] BARANDIARÁN, Luciano, Sembrando ideas en la piedra…, op. cit.
[41] Se trata de Celina A. de Armesto, Carolina S.
de Griffoni, Ana María Nigro, Celina Almaraz de Nigro y de A. Rodríguez de
Gregorini. Todas estaban vinculadas a
afiliados varones, en tanto eran sus familiares: así, por ejemplo, Ana María
era la hija de Juan Nigro, y Celina Almaraz, su esposa. Ibíd.
[42] Ingresó
en abril de 1934 y renunció en marzo de 1943.
[43] Mientras que Celina A. de Armesto y Celina A.
de Nigro se afiliaron en junio de
[44] Actas del Partido Socialista, 30
de diciembre de 1945, folio 343.
[45] Ana María Nigro era la secretaria general;
Margarita S. de Fernández la tesorera; Celina A. de Nigro era la secretaria de
actas; las vocales eran Adela Romano, Delfina Suffedini, Elfides B. de Plaul,
Ofelia Mariezcurrena y Celina A. de Armesto. El nombre escogido para la agrupación no era azaroso, sino que hacía
referencia a la fallecida esposa del dirigente Nicolás Repetto.
[46] Actas
del Partido Socialista, 16 de junio de 1946, folio 353.
[47] Hipótesis sostenida por PASOLINI, Ricardo, art. cit.
[48] Así, por ejemplo, entre 1928 y 1945 en la
nomina de socios efectivos de
[49] BARANDIARÁN, Luciano, “Los políticos en la calle: las conferencias políticas del PS en Tandil,
1929-
[50] Para un conocimiento mayor de tal organización
remito a BISSO, Andrés; Acción
Argentina. Un antifascismo nacional en tiempos de guerra mundial; Prometeo;
Bs. As., 2005.
[51] BARANDIARÁN, Luciano, Sembrando ideas en la piedra…, op. cit.
[52] Agradezco las sugerencias brindadas sobre este punto particular al profesor Nicolás Iñigo Carrera.