El deporte y su utilización política en la región del Nahuel Huapi. 1930-1943 ¿Instrumento de nacionalización?

 

Mariano Chiappe(*)

 

ARK CAICYT: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s24690732/ytqk10mmn

 

 

Resumen

 

El propósito de este artículo es analizar las prácticas deportivas en la región del Nahuel Huapi y sus posibles relaciones con los lineamientos ideológicos - nacionalistas del gobierno conservador que tomó el poder luego del golpe de 1930, desde una perspectiva comparada entre el escenario nacional y el regional, con la intención de identificar en esa trama procesos de nacionalización, politización y construcción de subjetividades. En tal sentido, el trabajo ha indagado y contrastado documentos oficiales a nivel nacional y bibliografía especializada del período, con la prensa local y regional para observar si los mandatos sociales impuestos por los gobiernos nacionales que dominaron la Década Infame tuvieron su correlato en la región del Nahuel Huapi, y su núcleo más importante, San Carlos de Bariloche, observando, para tal fin, el discurso dominante en la prensa local alrededor de las prácticas deportivas de la región.

 

Palabras clave: Utilización Ideológica; Deporte; Nacionalismo; Intencionalidad.

 

 

 

Sports and it's political usage in the Nahuel Huapi region. 1930-1943. Was it an instrument of nationalization?

 

Abstract

 

The aim of this article is to examine sports practices in the Nahuel Huapi region and their potential connections to the ideological and nationalist guidelines of the conservative government that assumed power after the 1930 coup. This will be done comparatively between the national and regional contexts, with the goal of identifying processes of nationalization, politicization, and the construction of subjectivities within this framework. The article examines and compares official documents at the national level, specialized bibliography from the period, and local and regional newspapers to determine whether the social mandates enforced by the national governments during the Infamous Decade were also followed in the Nahuel Huapi region, particularly in its main hub, San Carlos de Bariloche. The research focuses on the prevalent discourse in the local press regarding sports practices in the region.

 

Keywords: Ideological Utilization; Sport; Nationalism; Intentionality.


 

 

El deporte y su utilización política en la región del Nahuel Huapi. 1930-1943 ¿Instrumento de nacionalización?

 

Introducción

 

Debido a que el lector de este artículo no tendría por qué tener conocimiento del proceso histórico de San Carlos de Bariloche y sus alrededores, como así tampoco de su organización política y económica en la primera mitad del siglo XX, hemos decidido, en primera instancia abordar de manera muy sintética una reseña histórica de la región del Nahuel Huapi que pueda servir de anclaje para la comprensión posterior del trabajo. Luego, y en función de haber utilizado como principal fuente de información la prensa local, se incorporó un apartado donde se explicita la manera en que entendemos debe ser abordado el trabajo con este tipo de fuente histórica.[1] El artículo continúa con una sección que pone de manifiesto cuáles fueron los deportes impulsados por el poder central y los que efectivamente adoptó la sociedad civil barilochense, para luego hacer una breve reseña del origen de cada uno de esos deportes en la localidad y finalmente analizar si el gobierno central consiguió imponer su visión ultra nacionalista en la región y el posible rol que pudieron haber tenido las prácticas deportivas en este proceso.

 

Breve reseña histórica de la región del Nahuel Huapi

 

Cualquier investigación histórica debe interpretar los hechos analizados tomando en cuenta el contexto en el que ocurrieron, de lo contrario estaríamos incurriendo en un anacronismo que echaría por tierra todo intento de rigurosidad. Este trabajo se centra en una perspectiva regional, y como tal, la interpretación contextual debe realizarse en ese marco. La Historia Regional tiene como uno de sus propósitos interpelar a la denominada Historia Oficial, entendida como la interpretación de la realidad desde una mirada centralista. Por lo tanto, antes de sumergirnos directamente en el propósito del presente trabajo, y a modo de introducir al lector en la historia de Bariloche, realizaremos una breve aproximación a los vaivenes que transitó la región del Nahuel Huapi previo a su conquista militar y hasta la finalización del período analizado, en un diálogo constante con el contexto nacional.

Laura Méndez (2010) plasmó su tesis doctoral en un libro que relata de manera pormenorizada la historia de San Carlos de Bariloche. Allí se destaca la importancia de los circuitos de intercambio comercial de las comunidades indígenas a ambos lados de la cordillera, anteriores a la conquista de la Patagonia, realidad que es de suma importancia para poder comprender la organización económica y comercial de la región del Nahuel Huapi en las primeras tres décadas del siglo XX. Este espacio regional estuvo dominado, en principio, por la Compañía conocida como la Chile-Argentina (de capitales chileno-alemanes) que detentaban un corredor comercial que incluía a Bariloche, Puerto Mont (Chile) y Hamburgo (Alemania), exportando materia prima e importando productos manufacturados. La hegemonía económica de la Chile Argentina entró en crisis debido a las complicaciones ocasionadas por el inicio de la primera guerra mundial, como así también por factores que influyeron en la desarticulación de los circuitos comerciales vigentes por entonces, como ser la instalación de aduanas, la llegada del ferrocarril a Puerto Montt (que permitió la integración del sur de Chile al valle central), la crisis lanar de principios de la década del 20 y la apertura del Canal de Panamá que modificó las rutas marítimas (Méndez, 2010). Esta situación fue el puntapié inicial para que el gobierno nacional que toma el poder en 1930, luego de diversas circunstancias (que desarrollaremos con posterioridad), decidiera modificar la matriz económica de la región y proyectar a Bariloche como la Suiza Argentina.

La transformación de Bariloche de colonia agrícola-ganadera a centro turístico internacional no fue lineal ni carente de dificultades. Hacia finales de la década de 1910 y durante toda la década de 1920, Bariloche buscó algunas alternativas que intentasen reconfigurar el esquema económico de la ciudad, siendo el empresario Primo Capraro el actor principal durante este intento de transición. Capraro llegó a la región en 1903, y si bien su patrimonio inicial no fue muy alto,

 

desde su instalación en la ciudad de Bariloche, Capraro comenzó a comprar lotes en el radio urbano y en la colonia Agrícola llegando -hacia mitad de la década de 1920- a ser dueño de numerosas propiedades en el Nahuel Huapi, entre ellas, hoteles, embarcaderos y almacenes de ramos generales. En San Carlos de Bariloche instaló una usina, carpintería, herrería y taller mecánico, monopolizando así las actividades de la construcción en la región. A comienzos de los años 20 el aserradero de su propiedad abastecía la madera con la que su empresa constructora levantó prácticamente todas las viviendas del pueblo, las estancias vecinas y los puentes (Méndez, 2010, p. 213).

 

Capraro se convirtió así en el habitante más influyente de la región y gracias a su capacidad económica y vínculos oficiales, fue quien retomó la construcción del tendido ferroviario con la intención de unir definitivamente la ciudad de San Antonio (ubicado sobre el océano Atlántico) con San Carlos de Bariloche, para poder mejorar los vínculos comerciales con Buenos Aires, motivado, entre otras cosas, porque se había hecho acreedor de todos los activos y pasivos que la “Chile-Argentina” poseía en la región.

Pero no todo fue como el empresario hubiera querido, ya que a mediados de la década de 1920 se conformó la Liga Patriótica de Bariloche (desprendimiento natural de la Liga Patriótica Argentina) que al ver la influencia de un extranjero en tierras nacionales comenzó una constante campaña contra Capraro y sus amigos. Ambos bandos emprendieron así una guerra de acusaciones cruzadas que fue escalando en violencia y difamaciones (Méndez, 2010). Independientemente de los esfuerzos de Primo Capraro[2] la situación económica de Bariloche estaba llegando a un momento de inflexión dejando todo preparado para las nuevas políticas que se estaban por imponer en la región.

Tras el golpe de 1930, el nuevo gobierno nacional promocionó la integración territorial impulsando el desarrollo de un mercado nacional a través de un continuo contacto regional para poder complementar la producción y su consumo. Una de las propuestas centrales de esta reactivación estuvo dirigida a la obra pública y dentro de ésta, la construcción de infraestructura y caminos. (Ballent y Gorelik, 2001).

Por otro lado, comenzó a circular un discurso nacionalista que argüía la imposibilidad de generar un verdadero imaginario nacional con la segmentación social que sufría el país y por lo tanto “se hacía necesaria la configuración de un espacio nacional, territorial, cultural y económicamente cohesionado” (Ballent y Gorelik, 2001, p. 149). En este marco, el turismo emerge como uno de los grandes desafíos de la década, desarrollándose tanto un insipiente turismo masivo, favorecido por las transformaciones legislativas como el sábado inglés o las vacaciones pagas (que se sancionaron por primera vez para empleados de comercio en 1934), como el turismo de elite que vio postergado sus viajes a Europa, en principio por la crisis económica y el control de cambios y luego por la agitación bélica generada por la segunda guerra mundial.

Todo este nuevo clima de época generó en Bariloche las condiciones para el desarrollo acelerado del turismo de elite que se vio favorecido, además, gracias a un conjunto de decisiones vinculadas con intervenciones del Estado nacional. El turismo surge entonces como el gran motor económico de la región para lo cual hubo dos hechos fundamentales que vinieron a intervenir en su consolidación: la tan anhelada llegada del tren a Bariloche y la creación de la Dirección de Parques Nacionales, ambos en el año 1934.

La posibilidad de unir Buenos Aires con Bariloche a través de un servicio ferroviario de gran comodidad y rapidez fue la condición imprescindible para el gran aumento del turismo en la zona Nahuel Huapi. Esta nueva realidad estuvo complementada por la creación de la Dirección de Parques Nacionales, responsable de llevar adelante todas las políticas nacionales en la región (no hay que olvidar que Bariloche fue un Territorio Nacional hasta 1958, fecha de su provincialización), y en este marco, tuvo como uno de sus objetivos primordiales convertir a la ciudad en un centro turístico de nivel internacional.

Más allá de las bellezas naturales con las que contaba la región, el Estado nacional la favoreció económicamente debido a que Bariloche era una ciudad de frontera, y la impronta nacionalista y xenófoba del nuevo gobierno había tomado la decisión de fortalecer este tipo de localidades. Esta aseveración puede verse reflejada en el artículo séptimo de la ley de parques promulgada en 1933 que plantea que, “la comisión de Parques Nacionales dependería directamente del ministro de Agricultura y tendría las atribuciones de desarrollar una política de nacionalización en los Parques situados en zonas fronterizas” (Méndez, 2010, p. 239). A su vez, fue el propio Exequiel Bustillo, primer presidente de la nueva entidad, quien afirmaba en su libro El despertar de Bariloche (1999) que,

 

En capítulos anteriores creo haberme referido ya a la importancia que atribuía yo y sigo atribuyendo a las ciudades próximas a la frontera, como focos de irradiación nacional y como centinelas efectivos de una soberanía que, en esa región de cordillera, más que en ninguna otra limítrofe de la República necesitaba ser resguardada (p.196).

 

La compleja trama en la que estaba inmersa San Carlos de Bariloche, siendo una ciudad que limitaba con Chile (país con el que Argentina supo tener constantes conflictos limítrofes), en una época de gobiernos xenófobos y ultra nacionalistas con una nítida intención de favorecer el mercado interno, cerrando las fronteras y con la firme decisión de explotar los recursos naturales de la región, que a su vez se vio favorecido por el clima bélico europeo, terminó por conformar un ensamble de causalidades que dieron origen al Bariloche de la postal.

 

Prensa como fuente documental

 

Como principal fuente documental hemos utilizado una gran cantidad de artículos periodísticos de la prensa local de las décadas de 1930 y 1940 para intentar reconstruir el clima de época, los objetivos perseguidos por los sectores dominantes y su pretendida imposición ideológica hacia la sociedad civil. Para tal fin, y entendiendo que los medios de comunicación son los mediadores entre la realidad y los individuos, nos detendremos a analizar inicialmente el discurso elaborado por la prensa escrita.

Los periódicos suelen ser concebidos como uno de los medios de comunicación masiva y como tales, son también actores políticos, ya que poseen la capacidad de afectar el proceso de toma de decisiones a través de sus publicaciones. Esta capacidad de afectar en cierta forma la perspectiva de la sociedad, se basa, según lo planteado por Borrat (1989) en una serie de decisiones de exclusión, inclusión y jerarquización de los temas abordados que conforman su temario general y los espacios dedicados a la información, opinión y/o publicidad. De esta manera, los anuncios publicitarios combinan sus efectos con los textos periodísticos y cada uno ocupa un lugar y una extensión tal que contribuyen a conformar una determinada visión del mundo.

Todas estas características mencionadas le confieren a la prensa escrita una capacidad de información tal, que muchos historiadores las consideran como una fuente de información privilegiada. Según Hernández Ramos (2017), el periódico tiene un carácter de archivo más elástico y menos discriminatorio que el archivo tradicional, pero no por ello menos inocente o neutral; asimismo, permite aprehender de manera precisa la historia de diferentes sectores sociales que puede verse reflejada en lo que hoy se conoce, como la línea editorial de un diario.

Muchos detractores de la utilización de la prensa escrita como fuente documental afirman que los periódicos otorgan un sesgo ideológico a lo que publican y por tal motivo no pueden ser utilizados como una fuente confiable; si bien acordamos con el planteo realizado sobre la subjetividad de los medios de prensa, la supuesta debilidad referida puede ser utilizada a favor del investigador, si éste sabe realizar las preguntas correctas y separar, como se dice vulgarmente, la paja del trigo; entonces, como es ineludible una inclinación política e ideológica de los periódicos resulta imprescindible saber qué orientación poseen, quiénes son sus dueños y qué intereses defienden.

En función de lo expuesto, realizaremos a continuación una pequeña síntesis de las diferentes fuentes que utilizamos para este trabajo, incorporando la mayor cantidad de datos que hemos podido recolectar en cada caso y explicitando el repositorio visitado.

En el inicio de la década de 1930 comenzó a circular Nahuel Huapi, semanario dirigido por Pedro Ichazo Blanco, titular de la única imprenta del pueblo. En esta primera etapa del periódico, no apareció en ninguna de sus páginas comentario alguno que repruebe el golpe de Estado de 1930 ni críticas a la restricción del partido radical. Esta publicación dejó de circular en 1938 e hizo nuevamente aparición en el año 1943, sin indicar nombre de su director, pero con una frase en la portada y debajo del nombre, que repetía en todos sus números: “con las pupilas puestas en un provenir venturoso, cooperamos a la mejora del presente”. En el año 1947 tuvo que interrumpir su aparición debido a problemas con el papel para la prensa, haciendo responsable al gobierno nacional por la apatía con la que intentaron una solución a este problema, explicitando que no recibían la ayuda correspondiente por no adaptarse a las pautas exigidas desde Buenos Aires. Si bien esto no alcanza para establecer una clara línea editorial del diario, suponemos que su posicionamiento estuvo más ligado a los objetivos planteados por los gobiernos conservadores que a la nueva política impulsada por el peronismo.[3]

Otro periódico relevante para el espacio regional fue La Voz Andina, fundado y dirigido por el joven José Mayer, quien lo tuvo a su cargo desde su número inicial del jueves 21 de abril hasta el 26 de octubre de 1936, cuando su dirección fue asumida por Reinaldo Nardini. Luego, en 1939 fue dirigido por Adrián Arenes de la Puente; durante todo este período, el semanario no se pronunció de manera clara ni a favor ni en contra del proceso político que transitaba el país, pero en sus artículos (como se verá más adelante) se hacía hincapié en la importancia de cuidar y mantener una moral conservadora. A partir de 1945, Salvador Vadacchino fue su dueño, para terminar en manos de Carlos Alfano en el año 1946, de marcada simpatía con el gobierno peronista, lo que quedaba claramente retratado en las noticias que publicaba y en las adjetivaciones que acompañaban todos los actos del gobierno nacional.[4]

Aclarados estos puntos, corresponde ahora analizar las prácticas deportivas en la región del Nahuel Huapi, la intervención del gobierno nacional en su promoción y desarrollo y la participación efectiva de la sociedad civil.

 

Deportes impulsados por el Estado y deportes adoptados por la sociedad

 

Como hemos expresado oportunamente, el centro de interés de este trabajo es analizar si el deporte regional fue utilizado como vehículo de reproducción ideológica y para tal fin, es menester indagar si el Estado central incentivó el desarrollo de ciertas prácticas deportivas para inferir luego si las utilizó con el objetivo de convalidar determinados patrones nacionalistas. Por lo expuesto, en primera instancia es necesario relevar cuáles fueron las prácticas incentivadas desde el gobierno nacional y cuáles efectivamente fueron adoptadas por la sociedad civil, para luego verificar si hubo un correlato entre ellas y si existió una verdadera intencionalidad de utilizarlas con dichos fines.

Bariloche, al ser una ciudad que se encontraba dentro de un Parque Nacional, tuvo ciertas particularidades que hacían un tanto compleja la organización de sus leyes. Era una ciudad autónoma, que se encontraba dentro de un Territorio Nacional, y que además formaba parte del Parque Nacional Nahuel Huapi, con todas las restricciones que esta situación traía aparejada. No es objetivo de este trabajo dirimir de qué manera fueron salvadas estas complejidades, pero sí es pertinente establecer que el gran avance económico de la región fue favorecido, principalmente, por la fuerte inversión en materia de infraestructura que realizó la Dirección de Parques Nacionales, organismo promotor de las ideas del gobierno central.

Dentro de este marco organizativo, consideramos que la mejor manera de inferir qué prácticas deportivas fueron efectivamente impulsadas por el gobierno nacional, es analizar las propuestas que rodeaban el quehacer de la Dirección de Parques Nacionales, ya que su injerencia en la localidad fue la que dominó este período.

Exequiel Bustillo, quien fuera el primer presidente de Parques Nacionales, en su libro El despertar de Bariloche destacaba la importancia de ciertas prácticas deportivas para el desarrollo turístico de la ciudad:

 

Así con su ventaja estacional, que asegura migraciones periódicas, la nieve, la pesca y la caza, para todo país que cuente con una naturaleza y ambiente adecuados, son verdaderos imanes de atracción que cualquier gobierno medianamente organizados y culto no debe descuidar (…). En una buena política que tienda a fomentar el turismo, los deportes deben ser, pues, muy tenidos en cuenta. Porque no sólo contribuyen a la economía nacional, sino que son también verdaderas escuelas de carácter, formativas de una moral sana que tanto necesita la juventud, cada día más perjudicada por el enrarecido y vicioso ambiente de las ciudades. En los parques nacionales, cuya finalidad principal es la de estimular un mayor contacto del hombre con la naturaleza, existe todavía mayor motivo para preocuparse de desarrollar todas esas actividades deportivas que, en su relación con la montaña, ríos y lagos, se adaptan perfectamente a la esencia de su doctrina. (Bustillo, 1999, p. 331).

 

Sumado a la inversión realizada y para incentivar el turismo en la ciudad, la Administración de Parques Nacionales imprimió varios libros y folletos que resaltaban la asombrosa belleza de la región y su potencialidad para la práctica de deportes, tanto de invierno como de verano. Estos librillos contenían fotos con los paisajes imponentes de Bariloche en todas las estaciones del año y de personas realizando los deportes invernales y estivales. Además, contaban con una explicación detallada de cómo llegar desde Buenos Aires a Bariloche, tanto en tren como en automóvil y todas las posibles excursiones que podían realizarse en la región. (Ver imagen 1 y 2)

Imagen 1

Guía del Parque Nacional Nahuel Huapi. Publicación Oficial. 1936-37. Gentileza de Giulietta Piantoni

 

Imagen 2

Guía del Parque Nacional Nahuel Huapi. Publicación Oficial. 1936-37. Gentileza de Giulietta Piantoni.

 

A partir del análisis de la propaganda oficial y de la intención manifestada por el propio Exequiel Bustillo en su libro, queda claro que el Estado nacional apoyó fuertemente la práctica del esquí, el andinismo, la pesca y la caza como forma de progreso turístico de la ciudad. Ahora bien, la intención de los gobiernos no siempre es coincidente con los gustos de la sociedad civil, por lo que cabe preguntarse si esas fueron las prácticas deportivas que adoptaron los habitantes de la localidad. Para comenzar a dilucidar esta incógnita, hemos observado en una gran cantidad de artículos de la prensa local la importancia que se le atribuía a la actividad física. Asimismo, pudimos observar que en los periódicos de la zona se desplegaban una serie de notas que hacían referencia a la práctica de una serie de deportes, comentando además la asistencia del público y la organización de festivales y bailes de camaradería llevados a cabo una vez terminados los partidos. A partir del análisis de estos artículos y teniendo en cuenta la asiduidad con que la prensa se hacía eco de ciertas prácticas, estamos en condiciones de afirmar que en la etapa estudiada, el fútbol, el ciclismo, el tiro y el esquí fueron los deportes que efectivamente despertaron mayor interés en los barilochenses, convirtiéndose así en agentes socializadores por excelencia y conformando, tal como afirman Méndez y Podlubne (2017), espacios de sociabilidad organizados por sectores sociales y procedencia.

 

En los núcleos urbanos de la región se desarrollaron una variedad de prácticas corporales en las que diferentes grupos según lugares de procedencia, se asociaron y organizaron a partir de intereses, experiencias previas y representaciones sociales para realizar actividades físicas y deportivas (p. 312).

 

La senda por la que discurrieron los diferentes deportes, sumado a los sectores sociales que los desarrollaron y la convalidación de patrones morales y estereotipos nacionalistas que se intentaron producir y reproducir, guiarán el análisis en las siguientes páginas.

 

 

Breve génesis de los deportes a analizar

 

El fútbol llegó a la ciudad de la mano de la migración interna, siendo seguramente, una de las primeras prácticas que se desarrollaron en la localidad luego de su fundación en 1902. Los registros consultados dieron cuenta de la existencia del que probablemente haya sido el primer club de Bariloche, Juvenil Obrero, fundado en el año 1915; asimismo, hemos encontrado otras fuentes que mencionaron la existencia del club Independiente en 1929; también fue muy común la conformación de equipos informales, como por ejemplo algunos  pertenecientes a los cuarteles militares o a diferentes secciones de la Dirección de Parques Nacionales; lentamente el fútbol en la localidad se fue extendiendo, creándose una liga local con dos categorías, e incluyendo a varios equipos que disputaban los torneos (Chiappe, 2016).

El esquí había tenido desde inicios del siglo XX, algunas manifestaciones aisladas en tiempo y espacio y hasta entonces no había sido utilizado con fines deportivos o recreacionales, sino como medio de transporte alternativo ante las condiciones que impedían trasladarse por vías normales; en la década de 1930 esta actividad tomaría un cariz diferente al nuclearse en el Club Andino, siendo considerada como una actividad más dentro de las que se realizaban en la montaña, para convertirse a finales de la década del 30 y comienzos de la del 40 en una práctica deportiva y económica para el incentivo del turismo (Chiocconi, 2011).

El ciclismo llegó a Bariloche de la mano de inmigrantes italianos y su práctica lentamente se fue afianzando en la localidad promovida principalmente por las bicicleterías que organizaban carreras, paseos y excursiones; hacia fines de la década del 30 la actividad tuvo en la región un efecto multiplicador, siendo cada vez más los jóvenes que la practicaban, llegando a fundarse el Pedal Club, institución que, a partir de allí, monopolizaría su desarrollo (Podlubne, 2016).

El Tiro Federal Bariloche se fundó en 1915 y fue uno de las tantas asociaciones relacionadas con la portación de armas que proliferaron en la Patagonia, debido al cuatrerismo y la inseguridad reinante; sin mucha actividad durante la década del 20, el Tiro Federal Bariloche inauguró en 1936 su propio local y fue recién dos años después que se consiguió el presupuesto para la construcción de su polígono de tiro y su campo de deportes (Méndez, 2014).

 

¿Nacionalismo en la región?

 

Para examinar si las premisas nacionalistas impulsadas por el gobierno central intentaron imponerse en la región del Nahuel Huapi, analizaremos varios artículos periodísticos de la prensa regional con el objetivo de encontrar en ellos ciertas adjetivaciones que puedan proporcionarnos indicios sobre su intencionalidad. En tal sentido, en la tapa del periódico La Voz Andina, puede leerse debajo de una gran titular que resaltaba los festejos por la inauguración de un stand del Tiro Federal Bariloche a llevarse adelante el 25 de mayo, otro gran titular que rezaba:

 

ARGENTINISMO

¿Qué es argentino? Esta palabra dicha con todo el sentido que merece, significa amor a la patria, cariño por el suelo que nos vio nacer y se debe comparar a la palabra madre que al salir de nuestros labios se afianse [sic] en el corazón y heche [sic] raíces como el árbol milenario las echa en la tierra que le da su nutritiva sabia [sic].

Así que ya sabéis argentinos no permitáis que se os inculquen doctrinas que no estén de acuerdo a la de nuestro hospitalario país y perjudiquen la idiosincracia [sic] o forma de ser, y si os dejáis arrastrar por el sendero opuesto de vuestros ideales dejareis de pertenecer espiritualmente a la casta de aquellos grandes hombres de nuestra independencia que lucharon denodadamente, unos con el cerebro, otros con la espada, para dejar sentado en los anales de nuestra historia el verdadero argentinismo.[5]

 

La nota es más extensa, pero consideramos que lo transcripto alcanza para señalar la visión que en Bariloche se intentaba conformar y que fue asiduamente respaldada por la aparición regular de diferentes artículos que se manifestaban en el mismo sentido. Otro ejemplo de ello puede leerse en la siguiente nota:

Entendemos que una de las cosas que mayor significación representan en todos los órdenes del país reside en el ejercicio racional y patriótico del nacionalismo, pues se descarta que su práctica adecuada y normal es la columna más sólida en que se afirma la grandeza de país.

Debe barrerse por imperio de las leyes argentinas toda manifestación que se halla en pugna con esos conceptos; intensificar en las aulas y en todas las instituciones el conocimiento y respeto de los símbolos nacionales y enraizar cada vez más vigorosamente en el corazón de los nativos y los extranjeros que aquí residen el amor a la Nación, a sus costumbres y a su tradición.[6]

 

Estos artículos (y muchos otros no expuestos en este trabajo), reflejaban con claridad la comunión ideológica establecida entre la prensa local y los planteos nacionalistas esbozados por el gobierno central; ahora bien, resulta pertinente cuestionarnos si esa intencionalidad filtró de la misma manera en los discursos que circulaban en los artículos periodísticos referidos a la práctica deportiva regional. Para comenzar a develar este interrogante, analizaremos el tratamiento que la prensa dio a los deportes más sobresalientes de la región.

En San Carlos de Bariloche, el fútbol se institucionalizó en 1939 debido, entre otros factores, a la gran cantidad de partidos que se realizaban de manera informal y los torneos organizados regularmente por los vecinos (Chiappe, 2016). A través de la prensa hemos podido observar que los dirigentes de la Asociación de foot ball (así se la nombraba en los diarios) solían ser aficionados a su práctica y, en muchos casos, miembros de las comisiones directivas de los clubes. Específicamente en el caso del fútbol no hemos podido establecer el origen de sus primeros dirigentes, por lo que no estamos en condiciones de asegurar ni negar que su participación en la dirección de las instituciones se viera influenciada por su nacionalidad. Más allá de esto, pudimos encontrar algunos artículos que resaltaban la asidua visita de distintos equipos provenientes de Chile para enfrentarse a combinados locales, por lo que inferimos que las posturas xenófobas esgrimidas por el gobierno central, no fueron una problemática en estas circunstancias.

 

Actuará el equipo chileno Osorno nuevamente en esta. Según noticias oficiales, que nos han sido suministradas, por las autoridades del Club Estudiantes Unidos, sus similares del Club Osorno, que aún está fresca su actuación y visita en la afición local, volverá actuar en Bariloche. Esta vez han sido invitados por los pincharatas para que jueguen tres encuentros durante los días 11, 12 y 13 de febrero, en ocasión de celebrarse las fiestas de carnaval.[7]

El artículo citado no solamente informa sobre el encuentro a llevarse a cabo, sino que comenta que ya hubo un encuentro reciente y, de tal manera, podemos entender que estas visitas no fueron algo irregular ni esporádico, sino que por el contrario eran prácticas que se realizaban con cierta asiduidad. De esta manera tenemos dos puntos para ser interpretados. En primer lugar y como ya fue mencionado recientemente, el hecho de realizar estos encuentros echa por tierra cualquier idea de conflictividad entre los habitantes de ambos países; y en segundo lugar, la naturalidad con que la prensa local hace mención de estos partidos, afirma la postura de lo conveniente que resultaban estos desafíos para los involucrados. Podríamos agregar una tercera interpretación al afirmar que no encontramos ninguna noticia en toda la prensa analizada que informase sobre la existencia de alguna escaramuza en este tipo de participaciones.

Siguiendo otra línea argumental, pudimos observar también, que se realizaron todo tipo de encuentros futbolísticos informales entre los habitantes de la ciudad. La prensa informaba sobradamente sobre la organización de amistosos organizados entre diferentes sectores de la sociedad civil, sin hacer ningún tipo de mención a la conformación étnica de los jugadores de cada uno de los equipos y sabemos por varios trabajos historiográficos (Méndez, 2010; Bandieri, Méndez, Piantoni, Pierucci y Morales 2021) que gran parte de los habitantes de la ciudad fueron migrantes provenientes de Chile, algunos europeos y muchos otros chilenos.

A modo de ejemplo de la gran cantidad de participación ciudadana en la práctica del fútbol, se transcriben a continuación algunos artículos de la prensa:

Fútbol en los cuarteles. Próximamente se enfrentarán los cuadros superiores de Solteros contra Casados de los suboficiales del Ejército, disputándose la copa donada gentilmente por la firma Raynoff y Caldart.[8]

El Domingo último se llevó a efecto el partido de foot-ball concertado entre los equipos de la casa San Martín y Cia y Movilidad de Parques Nacionales.[9]

El Domingo pasado se llevó a cabo el match de foot-ball sostenido entre las primeras divisiones de Juvenil Obrero e Independiente, habiéndose impuesto el primero de los nombrados por el score de 3 a 1.[10]

Encuentro de Football. Organizado por un grupo de entusiastas jóvenes empleados de la Dirección de Parques Nacionales, entre las secciones de Intendencia y Movilidad, realizaron un macht [sic] de football que terminó con el triunfo de Intendencia por 4 goles contra 2. Resultado que concuerda con la superioridad demostrada por los jugadores.[11]

 

Existieron muchas más notas de similares características, y en ninguna de ellos se hace mención a la nacionalidad de sus jugadores ni se percibe ningún tipo de interés en pretender utilizar su práctica para la conformación de ciertos patrones nacionalistas.

La práctica del ciclismo en Bariloche tuvo un proceso lento, debido, entre otras cosas, a la falta de bicicletas por el elevado precio de las mismas. Esto se modificó de a poco y gracias a la iniciativa de sus simpatizantes se fue consumando lo que con el tiempo se transformaría en una actividad esencial en la localidad. En referencia al tema Adriana Podlubne (2016) afirma que “hacia fines de la década del 30 e inicios del 40, la actividad ciclística tuvo en la región un efecto multiplicador, siendo cada vez más los jóvenes que la practicaban y se organizaban lazos de unión con el nuevo entorno” (p. 199).

Nuestra propia investigación basada en la prensa regional estuvo en concordancia con lo postulado por Podlubne, demostrando que, efectivamente, fue durante la década del 30 y 40 donde se organizaron una gran variedad de carreras de corta, media y larga distancia tanto con corredores locales como de otras localidades:

 

Los muchachos del pedal no se muestran inactivos y el domingo hicieron disputar una carrera que comprendió una distancia de 22 kilómetros en el circuito de carros, faldeo Cerro Otto, hasta el camino al lago Gutiérrez y de ese a Bariloche por el camino pavimentado. (…) La institución organizadora prepara para una fecha próxima otra competencia en un circuito mayor.[12]

Mañana Domingo 29 se llevará a cabo la Gran Carrera Ciclística ‘Doble Nahuel Huapi’ en la que se disputará por segunda vez el trofeo ‘Benedicto Hubert’. Dicha prueba se largará a las 14 horas frente al Bar Central para cumplir el trayecto de ida y vuelta a Nahuel Huapi sin neutralización.[13]

 

Asimismo, hemos podido observar que el ciclismo, en un principio, estuvo impulsado principalmente por inmigrantes italianos, entre los que se destaca, Leopoldo Baratta, de padre italiano, y que fuera uno de los fundadores del Pedal Club (surgido el 2 de mayo de 1938), entidad que fue pionera en la organización de carreras en la ciudad. La nacionalidad de sus primeros simpatizantes no fue casual, ya que Europa, y más precisamente Francia e Italia, fueron los principales países en donde el ciclismo gozó de la mayor expansión, organizándose allí dos emblemáticas carreras que continúan desarrollándose en nuestros días como son el Tour de France y el Giro d’Italia.

La presencia de dirigentes extranjeros en la asociación queda explícitamente mencionada por Adriana Podlubne (2016) cuando afirmaba que “en esos años, distintos grupos de la comunidad, según los lugares de procedencia que afianzaban lazos de unión con el nuevo entorno, se asociaban y se organizaban en función de gustos y experiencias previas para realizar prácticas físicas” (p.199). En el caso del ciclismo, si bien fue inicialmente impulsado por la comunidad italiana, rápidamente su práctica fue incorporada a toda la población local.

Esta complementariedad en la nacionalidad tanto de sus organizadores como de sus participantes, ubica a la práctica del ciclismo lejos de los planteos nacionalizantes que pretendió infundir el poder central.

El derrotero del esquí en la región estuvo favorecido por la creación del Club Andino Bariloche (fundado en 1931), siendo sus socios fundadores Emilio Frey (argentino, de familia suiza), Juan Javier Neumeyer (argentino, de Santa Fe), Reynaldo Knapp (inglés) y Otto Meiling (alemán). Los intereses que los unían se pueden ver plasmados en el acta constitutiva del club, cuyos objetivos fueron las excursiones en la región andina, la construcción de sendas y refugios de montaña, la conservación de la flora y fauna y la popularización del esquí, entre otros (Chiocconi, 2011). Como vemos en sus socios fundadores, nada haría suponer un desprecio al extranjero. Tal fue la buena predisposición del Club hacia la presencia de visitantes o residentes de otras nacionalidades, que no fueron pocas las veces que se suscitaron enfrentamientos entre la Dirección de Parques Nacionales y el Club Andino Bariloche, porque, mientras que el Estado nacional, a través de Parques Nacionales hacía un fuerte hincapié en una perspectiva nacionalista, al Club Andino no le importaba el origen de sus socios, estimulaba la utilización compartida de los senderos y refugios de montaña y entendía a la cordillera como un lugar de encuentro, más que como una línea divisoria.[14]

De esta manera, mientras las intenciones del gobierno nacional se plasmaban a partir de las políticas de la Dirección de Parques Nacionales y su gran inversión en infraestructura para la ciudad, los habitantes de la localidad que gustaban de la práctica del esquí, en un primer momento, se sintieron más atraídos por la postura impulsada por el Club Andino Bariloche, cuya política fue mucho más cosmopolita e integral que la defendida por Parques Nacionales.

Haciendo una breve interpretación de lo desarrollado hasta el momento, estamos en condiciones de sostener que no hemos encontrado a lo largo de las páginas de todos los periódicos y semanarios locales que estuvimos analizando ninguna referencia entre el esquí, el fútbol y el ciclismo como instrumentos de construcción nacionalista.[15] Este hecho puede ser interpretado de diversas maneras, pero consideramos que esta realidad podría deberse a que Bariloche tuvo desde su fundación una gran cantidad de habitantes extranjeros que, lógicamente, fueron los principales promotores del deporte local y como consecuencia, difícilmente abonarían a un nacionalismo xenófobo.

Diferente podría ser el caso de la práctica de tiro, ya que quizá por estar relacionada a posibles conflictos bélicos que pudiera enfrentar la Argentina con otros países, sí se hizo eco (aunque de manera un tanto contradictoria), de los planteos nacionalistas de los gobiernos de la Década Infame. Si bien el Tiro Federal Bariloche se fundó en 1915, fue recién luego de la construcción de su polígono de tiro en el año 1938, cuando comenzó a retratarse con asiduidad en las páginas de la prensa local. Ejemplo de esto fue un artículo donde se anunciaba su inauguración, se relataba también la organización de un torneo, se establecían las diferentes pruebas que se llevarían a cabo y finalmente se resaltaba que

 

es digno de elogio esta feliz iniciativa del vecindario local, ya que todos conocen los beneficios que reporta a la juventud el ejercicio del Tiro de Fusil, siendo para el mismo pueblo un gran paso de adelanto y de progreso.[16]

 

Una lectura superficial de estas líneas podría hacernos pasar desapercibido un hecho que consideramos central para su análisis. Si prestamos atención, notaremos que el artículo hace referencia a ciertos beneficios que la práctica de tiro aporta a la juventud, pero no explicita esos beneficios; esta omisión nos permitiría inferir la existencia de cierto consenso social sobre lo adecuado que sería desarrollar esta práctica para una buena formación ciudadana. Si bien esta interpretación podría percibirse como un tanto apresurada, nos animamos a realizarla porque, si bien es cierto que los medios de prensa suelen construir parte de la realidad, no es menos verdadero que al retratarla, “se nutren de enunciados previamente construidos, de modo tal que los medios -de cultura mediática- son también construidos por las realidades vigentes y la tradición o tradiciones heredadas [Chillón, 1999:54/55]” (Duplátt, 2017, p. 5); en otras palabras, si el periódico La Voz Andina decidió publicar que la práctica de tiro representaba beneficios para la juventud, fue porque en aquel entonces, esta aseveración era considerada una verdad de suyo. Siguiendo esta lógica, podríamos observar que la práctica de tiro fue la actividad que más se podría emparentar con la intencionalidad nacionalizadora del gobierno central.

Ahora bien, el análisis de los discursos que rodean a la práctica deportiva en la prensa escrita no fue la única manera que tuvimos de analizar la injerencia del Estado nacional en la región del Nahuel Huapi. Otra de las estrategias utilizadas (tal como quedó mencionado en el caso del esquí) fue el análisis de las posibles inversiones que pudieran efectuarse sobre éstas. En tal sentido, es oportuno destacar que con respecto al fútbol y al ciclismo la incidencia económica del Estado nacional en la región fue escasa o nula. Por el contrario, en referencia al desarrollo del tiro, la realidad fue distinta, como puede notarse en la siguiente nota:

 

con júbilo ha sido recibida la noticia en la localidad de que se autoriza al P. E. a invertir la suma de $1.200.000 en las reparaciones y ampliaciones de los polígonos de tiro existentes en los territorios de Río Negro, Santa Cruz, Neuquén, Chubut y Tierra del Fuego.[17]

 

Vemos así, que el Estado nacional se ocupó de financiar la infraestructura necesaria para el desarrollo del tiro, al igual que lo hizo con la práctica del esquí invirtiendo en la construcción de pistas el cerro Catedral y caminos de acceso al mismo (Chiocconi, 2016).

Algunos párrafos atrás, dejamos deslizar la posibilidad de que el discurso nacionalista asociado a la práctica del tiro fuera un tanto contradictorio; hemos afirmado esto motivados por la aparición de algunos artículos que, en principio, podrían ir en dirección contraria al discurso nacionalista hegemónico:

 

Tiro Federal Bariloche. El Tiro Federal Bariloche hace un llamado a los ciudadanos residentes en nuestra localidad, nativos y extranjeros para enrolarse en las filas del viril deporte del tiro al blanco. Es un imperativo patriótico cultivar esta aptitud para mejor servir a nuestra Patria. Hágase ocio [sic] y participe en los torneos que se organizan. La Comisión Directiva.[18]

 

En la publicidad citada, si bien se resaltó parte de la perspectiva patriótica que se buscó alentar, también pudimos observar que el llamado a defender a la nación se hacía a nativos y extranjeros, lo que muy posiblemente estuviese relacionado con la conformación étnica de los habitantes de Bariloche. Publicaciones de esta índole fueron muy comunes en la prensa local, y en todos los casos se utilizaban conceptos relacionados con el engrandecimiento de la nación y el sentir patriótico, pero en ningún caso se desdeñaba al extranjero.

 

Consideraciones finales

 

Comenzaremos estas palabras finales con una reflexión de Bourdieu (1999), afirmando que “la fuerza simbólica, (…) es una forma de poder que se ejerce directamente sobre los cuerpos y de un modo que parece mágico, al margen de cualquier coerción física; pero la magia sólo funciona si se apoya en disposiciones previamente constituidas” (p. 7).Citamos a Bourdieu, para reforzar la idea desplegada durante este trabajo en relación a la centralidad otorgada por nosotros a la influencia de los deportes en la convalidación de determinados patrones ideológicos; en otras palabras, consideramos que todo aquello que se pretenda revalidar o conformar a través de cualquier práctica deportiva, tendrá mayor posibilidad de éxito si, simultáneamente al desarrollo propio de su práctica, se despliega un aparato propagandístico tal, que favorezca el ambiente propicio para su anclaje.

Pues bien, en la zona del Nahuel Huapi, la prensa local y regional (entre otros dispositivos) intentó reproducir, a través de la publicación de una profusa y variada cantidad de artículos, el contexto necesario para que, a partir de este mecanismo de dominación, la práctica de los deportes pudiera ejercer toda su influencia.

Ahora bien, en el caso de las prácticas locales, y más allá de las ideas sostenidas por parte del poder central, no pareció haber existido una mirada xenófoba en el desarrollo del deporte local. Realizamos esta aseveración ya que no hemos encontrado a lo largo de todas las fuentes consultadas ninguna simetría entre el esquí, el fútbol y el ciclismo como instrumentos de construcción nacionalista. Esta realidad podría deberse a que Bariloche tuvo desde su fundación una gran cantidad de habitantes extranjeros que, lógicamente, fueron los principales promotores del deporte local y, en consecuencia, difícilmente comulgasen con el nacionalismo intransigente que caracterizó a la década infame. En relación a la práctica de tiro, quizá por su obvia relación con la defensa de la nación, sí apareció un esbozo de nacionalismo en las publicaciones que lo mencionaban como referencia, aunque con cierta ambigüedad al respecto.

Si bien es cierto que no encontramos ninguna vinculación directa entre las prácticas deportivas y la conformación de nacionalismo, sí podemos afirmar que los enfrentamientos con equipos de otras localidades, como ocurrió principalmente con el fútbol, pero que también tuvo su correlato en el de esquí y el ciclismo, vinieron a afianzar un sentimiento de pertenencia local que fue conformando un “nosotros” barilochense. De esta manera se construían fidelidades que podríamos llamar envolventes, de tal manera que, si se enfrentaban dos clubes locales, primaba la defensa de los colores propios; en cambio si el desafío era con algún combinado de otra localidad, afloraba el orgullo barilochense; y si por algún motivo la disputa se realizaba con un equipo extranjero (lo que no fue muy habitual en esta etapa) entonces sí, primaban los colores de la patria. Solamente desde esta perspectiva, nos animamos a aseverar que el deporte barilochense durante la década infame fue utilizado para afianzar el nacionalismo.

Sumado a los planteos anteriores queremos agregar una nueva perspectiva sobre la identificación social de los deportes que trasciende la discusión sobre el nacionalismo. Luego del análisis realizado, hemos percibido que en el deporte local se conformaron identidades asociadas a la posición socio-económica de sus habitantes. La práctica del esquí fue principalmente desarrollada por personas de clases acomodadas y de las más variadas nacionalidades, sobre todo, alemana y suiza. El ciclismo también tuvo a sus principales dirigentes de origen europeo (mayormente italianos) y sus participantes solían estar vinculados a comerciantes de clase media o media alta de Bariloche. Con respecto a la práctica de tiro, los dirigentes que organizaron sus torneos y muchos de sus simpatizantes pertenecían también a los sectores medios de la localidad, pero fue una institución siempre permeable a cualquier clase social que estuviera dispuesta a defender los ideales de la patria. El fútbol, en cambio, fue mayormente jugado por clases medias y bajas, siendo sus jugadores en su gran mayoría argentinos y chilenos. De esta manera se fue configurando una identificación deporte - sector social, en donde primaban espacios de sociabilidad organizados de manera tal, que resultaba más importante la posición socio-económica, que la nacionalidad de sus practicantes.

 

 

 

Referencias Bibliográficas

 

Ballent, A. y Gorelik, A. (2001). País urbano o país rural: La modernización territorial y su crisis. En Cattaruzza, A. (dir.). Nueva historia Argentina.Crisis económica, avance del Estado e incertidumbre política (1930-19439). Buenos Aires: Sudamericana.

Bandieri, S., Méndez, L., Piantoni, G., Pierucci, L. y Morales, M. (2021). Río Negro. Caminos de la Historia. Río Negro: Pido la Palabra.

Borrat, H. (1989). El periódico, actor del sistema político. Revista Analisi. Cuadernos de Comunicación y Cultura, Nº12. Recuperado de www.raco.cat/index.php/Analisi/article/download/41078/89080

Bourdieu, P. (1999). Meditaciones pascalianas. Barcelona: Anagrama.

Bustillo, E. (1999). El despertar de Bariloche. Buenos Aires: Sudamericana.

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Chiocconi, M. (2016). La trascendencia política del esquí. Una razón de Estado en la Argentina de la primera mitad del siglo XX. En Méndez, L. y Podlubne, A. (dir.). Tiempo de jugar, tiempo de aprender. Educación, Museos y Prácticas Corporales en la Patagonia Norte, 1910-1955. Buenos Aires: Prometeo Libros.

Duplatt, A. (2017). Análisis crítico del discurso periodístico. Entrelineas.  Narrativas. Recuperado de https://www.narrativas.com.ar/analisis-critico-del-discurso-periodistico-entrelineas/

Hernández Ramos, P. (2017). Consideración teórica sobre la prensa como fuente histórica. Recuperado de: https://revistas.ucm.es/index.php/HICS/article/download/57855/52095

Méndez, L. (2010), Estado, frontera y turismo. Historia de San Carlos de Bariloche. Buenos Aires: Prometeo.

Méndez, L. (2014) Moldear el carácter, forjar la nación. El tiro Federal y el escultismo en la Patagonia Norte durante las primeras décadas del siglo XX. En Scharagrodsky, P. (comp.). Miradas médicas sobre la cultura física en Argentina 1880-1970. Buenos Aires: Prometeo.

Méndez, L. y Podlubne, A. (2017). Río Negro mirado desde el oeste. Economía y sociedad de un espacio regional. En Bandieri, S. y Fernández, S. (coord.). La historia argentina en perspectiva local y regional. Nuevas miradas para viejos problemas. Tomo 2. Buenos Aires: Teseo.

Podlubne, A. (2016). Entre ruedas y pedales. Surgimiento de las prácticas ciclísticas en la región del Nahuel Huapi. En Méndez, L. y Podlubne, A. (comp.) Tiempo de jugar, tiempo de aprender. Educación, Museos y Prácticas Corporales en la Patagonia Norte, 1910-195, Buenos Aires: Prometeo Libros.

 

 

Recibido: 11/04/2023

Evaluado: 20/06/2023

Versión Final: 28/07/2023

 



(*) Profesor Adjunto (Universidad Nacional del Comahue). Doctorando en Historia (Universidad Nacional del Comahue). Magister en Ciencias Sociales y Humanidades. Mención en Historia (Universidad Nacional de Quilmes). Profesor en Historia (Universidad Nacional del Comahue). Argentina. Email: marianch@bariloche.com.ar ORCID: https://orcid.org/0009-0003-6879-840X.

[1] En este punto es importante destacar que se tomó al periódico La Voz Andina como la principal fuente analizada para el estudio de esta etapa histórica, debido a que fue la única publicación que circuló durante los años estudiados. Luego de 1943, comenzaron a circular otro tipo de periódicos, pero su utilización hubiera caído por fuera del marco temporal escogido para el presente artículo.  

[2] La campaña de desprestigio sufrida por el empresario sumado a las deudas que el Estado nacional venía acarreando hacía tiempo y la imposibilidad de revertir su situación económica, llevaron a Primo Capraro a la depresión y su posterior suicidio el 4 de octubre de 1932.

 

[3] Consultado en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional, Buenos Aires.

[4] Consultado en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional, Buenos Aires.

[5] La Voz Andina, Bariloche, 19 de abril de 1938.

[6] La Voz Andina, Bariloche, 18 de febrero de 1939.

[7] Nahuel Huapi, Bariloche, 16 de enero de 1943.

[8] La Voz Andina, Bariloche, 19 de mayo de 1938.

[9] La Voz Andina, Bariloche, 5 de agosto de 1939.

[10] La Voz Andina, Bariloche, 10 de agosto de 1938.

[11] La Voz Andina, Bariloche, 9 de septiembre de 1939.

[12] La Voz Andina, Bariloche, 14 de noviembre de 1942.

[13] La Voz Andina, Bariloche, 28 de noviembre de 1942.

[14] Para una mayor información sobre los conflictos entre ambas perspectivas, se recomienda leer a María Chiocconi (2016).

[15] Es interesante destacar que en las primeras décadas de la historia barilochense se llevaban a cabo gran cantidad de fiestas para celebrar fechas patrias, en las que se solían organizar algunos concursos y juegos entre los habitantes. Incluso el 18 de septiembre, fiesta nacional chilena, se desarrollaban grandes campeonatos de fútbol. (Carey y Méndez, 2010, p.8). Mencionamos estos hechos porque nos resultó sugerente que en todas las fuentes trabajadas no haya aparecido ninguna noticia en relación a estos festejos, por lo que inferimos que los diferentes gobiernos de la década infame tomaron como política para la región la eliminación de conmemoraciones extranjeras.

[16] La Voz Andina, Bariloche, 19 de abril de 1938.

[17] La Voz Andina, Bariloche, 6 de octubre de 1938.

[18] La Voz Andina, Bariloche, 1941.