Diezmos en la Independencia del Perú. Obispado de Huamanga, 1815-1824
David Quichua Chaico(*)
ARK CAICYT: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s24690732/3up96e0bx
Resumen
Diversas investigaciones sostienen que los diezmos de Huamanga no fueron afectados por la emancipación y muestran incluso una mejoría. Esta investigación trata de responder dicho planteamiento y mediante la revisión de los cuadernos de remate de diezmos de los bienios de 1816-1817, 1818-1819, 1822-1823 y 1824-1825 revisadas en repositorios regionales y nacionales propone una disminución en 1816-1817, un leve incremento para 1822-1823 y una caída en 1824-1825 ocasionado por la rebelión cuzqueña, las sequías, los aportes económicos a las tropas de Álvarez de Arenales, la carencia de las boyadas y la incorporación forzada de los indígenas a las filas de las fuerzas de la corona. Además, los diezmeros por la situación inestable no cumplieron con los pagos correspondientes y predominaron las deudas. En consecuencia, la disminución de las tasas decimales afectó el funcionamiento del colegio Seminario y el hospital Real San Juan de Dios.
Palabras clave: Diezmos; Independencia; Obispado de Huamanga; Colegio San Carlos; Hospital San Juan de Dios.
Tithes in the Independence of Peru. Bishopric of Huamanga, 1815-1824
Abstract
Various investigations maintain that the tithes of Huamanga were not affected by the emancipation and even show an improvement. This research tries to answer this approach and by reviewing the auction notebooks of tithes for the bienniums of 1816-1817, 1818-1819, 1822-1823 and 1824-1825 reviewed in regional and national repositories proposes a decrease in 1816-1817 , a slight increase for 1822-1823 and a fall in 1824-1825 caused by the Cuzco rebellion, the droughts, the economic contributions to the troops of Álvarez de Arenales, the lack of buoys and the forced incorporation of the indigenous people into the ranks of the crown forces. In addition, the tithe holders due to the unstable situation did not comply with the corresponding payments and the debts predominated. Consequently, the decrease in decimal rates affected the operation of the Seminary school and the Real San Juan de Dios hospital.
Key words: Tithes; Independence; Bishopric of Huamanga; San Carlos school; San Juan de Dios Hospital.
Diezmos en la Independencia del Perú. Obispado de Huamanga, 1815-1824
Introducción
El diezmo era uno de los ingresos más importantes del sector eclesiástico ya que era un impuesto que pagaban los productores agropecuarios destinados al comercio o que conducían cultivos considerados comerciales en beneficio de la iglesia (Contreras, 2015, pp. 277-295). Sin embargo, a pesar de su importancia económica hay pocas investigaciones.
Algunos historiadores dirigidos por Pablo Macera desarrollaron estudios sobre el remate de la cobranza de los diezmos y surgieron trabajos para Huamanga (Ayacucho) (Huertas, 1982, pp. 209-235), Arequipa (Huertas y Carnero, 1983), Lima (Carnero y Pinto, 1983) y Cuzco (Huertas y Carnero, 1983). Por un lado, indican que la producción agropecuaria sufrió un decrecimiento desde 1818 y 1822 siendo ocasionada por la intensificación de la lucha independentista.[1] Por otro lado, la recaudación de diezmos en las regiones menos comerciales, entre ellos el obispo de Huamanga “no parecen haber sido afectadas por la emancipación, o muestran incluso una mejoría” (Contreras, 2015, p. 116).
Esta investigación pretende analizar las siguientes cuestiones: ¿Cuál fue la situación de la tasa decimal en los últimos años de la lucha independentista? Y ¿Qué instituciones fueron afectados por la disminución de las rentas decimales? A través de la revisión de los cuadernos de remate de diezmos del obispado de Huamanga de los bienios de 1816-1817, 1818-1819, 1822-1823 y 1824-1825 en el Archivo Regional de Ayacucho (ARAy) y corroborados con documentos del Archivo Arzobispal de Ayacucho (AAAy), el Archivo General de la Nación (AGN) y la Colección Documental de la Independencia del Perú (CDIP) proponemos que hacia la última etapa de la guerra independentista las tasas decimales no atravesaron por una situación de incremento, sino por altibajos, entre una relativa disminución, estabilidad, recuperación y caída, marcada por la guerra, las sequías, pérdida de mano de obra y boyadas que imposibilitaron la actividad agropecuaria. La disminución y las constantes deudas de los diezmos perjudicaron a las instituciones de salud y educación.
En la primera parte presentamos el panorama del obispado de Huamanga y un recuento del proceso independentista en Huamanga y en la segunda parte, analizamos la situación de la tasa decimal y las razones de su disminución. En la última parte, abordamos las instituciones que fueron perjudicadas con la disminución de los diezmos.
Obispado de Huamanga y el proceso de la independencia
El obispado de Huamanga integraba 10 provincias: Huamanga, Huanta, Vilcashuamán, Andahuaylas, Lucanas, Parinacochas, Castrovirreyna, Huancavelica, Angaraes y Tayacaja, extendiéndose por un territorio diverso que se extendía desde las cabezadas de la costa, pasando por la región quechua, las punas altoandinas y llegando hasta la ceja de la selva (véase imagen 1).[2] Una jurisdicción propensa para las diversas actividades económicas en la que la lucha independentista se prolongó aproximadamente desde 1795 hasta 1824 transcurriendo por cuatro etapas.
La primera etapa que comprendió entre 1795 a 1808 se caracterizó por la difusión de pasquines de rechazo y desacatos por parte de los sectores afectados con las reformas borbónicas siendo dirigidos por el abogado y asesor Francisco Pruna Aguilar. Los rebeldes desde el mes de marzo del año 1795 tanto en las calles e instituciones difundieron pasquines y cartas anónimas con “el deseo de concluirle la vida con un golpe sangriento” a las autoridades borbónicas.[3] Huamanga en 1800 experimentó los primeros levantamientos.[4] Igualmente, en 1805, el cobrador de alcabalas, Gerónimo Rojas, en el pueblo de Pacapausa (Parinacochas) terminó apedreado por los hijos de la familia Castañeda e impidieron el cobro de las alcabalas (Quichua, 2019, p. 58). Con la difusión de los pasquines y los primeros alborotos, los afectados con las reformas, aunque aún se levantaron por la independencia, buscaron restablecer sus autonomías y privilegios.
Entre 1808 y 1814 al producirse la invasión de los franceses a España se difundió las ideas liberales. En el último mes de 1812, una copia de la Constitución de Cádiz fue llevada a Huamanga y recibida con una fiesta bien concurrida puesto que restablecía el papel político de los criollos, rechazaba los privilegios tradicionales, finiquitaba las mitas, los repartos, el tributo y retomaba las autonomías locales. Entonces los sectores perjudicados con las reformas borbónicas financiaron el viaje de los diputados de Huamanga a España con el objetivo de dejar sin efecto las reformas (Sala, 2014, pp. 213-286). Las demandas no fueron atendidas, el impuesto de la alcabala siguió cobrando al 6% y los transportistas de aguardiente continuaron pagando el 12.5%. Las autoridades deudoras y sus fiadores al no cumplir con el pago de sus deudas siguieron sufriendo la incautación de sus bienes. Igualmente, los cocaleros de Huanta y Anco que solicitaron cultivar coca sin pagar por las tierras no hallaron una respuesta oportuna.[5] En consecuencia, radicalizaron los actos insurgentes.
La tercera etapa (1814-1820) se distinguió por una insurrección violenta entre 1814 y 1815, como también por la implementación de las contribuciones de guerra en 1818 y 1819 para financiar a las fuerzas de la corona. Desde su arribo a Huamanga en setiembre de 1814, los rebeldes cuzqueños mediante el apoyo de los morochucos (Igue, 2012, pp. 207-228), los indígenas y comerciantes afectados por las reformas ocasionaron saqueos de las tiendas y haciendas (Rojas, 2016, pp. 363-384), las persecuciones más violentas y ejecución de autoridades, como el caso del capitán Vicente de la Moya (Pereyra, 2016, pp. 339-316). Aunque tomaron la ciudad de Huamanga se detuvieron en Huanta. Una vez reorganizada las fuerzas de la corona por el teniente coronel Vicente Gonzáles, el apoyo de los vecinos de Huanta, las autoridades y los indígenas iquichanos, después de cruentas contiendas derrotaron a los rebeldes en marzo de 1815 (Hamnett, 2011, p. 192), quienes en un retornó a Huamanga quitaron la vida de Cosme de Echevarría, subdelegado de Vilcashuamán. De la misma manera, las autoridades del cabildo de Huamanga determinaron diversas contribuciones de guerra. Hacia 1818, los comerciantes de tabacos, bebidas, entre otros empezaron con la respectiva contribución y en 1819, los hacendados de Andahuaylas contribuyeron por la venta de azúcar. Por su parte, los ganaderos de Lucanas, Parinacochas y Vilcashuamán por la comercialización de los ganados. Los indígenas afectados con las referidas contribuciones dejaron de apoyar a las fuerzas de la corona y pasaron a identificarse con los libertarios.
En la última etapa (1820-1824) se produjo la jura de la independencia en Huamanga, la quema de los pueblos rebeldes, los fusilamientos y la batalla de Ayacucho que selló la independencia de América. Los sectores afectados con las destituciones, las alcabalas y las contribuciones de guerra brindaron su apoyo a las fuerzas de Álvarez de Arenales y en noviembre de 1820 declararon la independencia de Huamanga (Roca, 1866, p. 34). Pero tras el retiro de dichas fuerzas, Huamanga fue retomada por las tropas de la corona y restablecieron la administración virreinal. El pueblo de Cangallo por su identificación y apoyo al bando libertario sufrió las peores atrocidades de la guerra y terminó siendo quemado en dos ocasiones, el 2 de diciembre de 1820 y el 17 de diciembre de 1821. De igual manera, en 1822 se consumó el fusilamiento de María Parado de Bellido y Basilio Auqui. Finalmente, el 9 de diciembre de 1824, los 5,780 patriotas derrotaron a los 9,310 realistas, dejando unos 1,400 soldados realistas y 300 patriotas aproximadamente (Pereyra, 2018, p. 331).
La lucha independentista en Huamanga se caracterizó por ser un acontecimiento total. Concebido por surgir como un rechazo a las reformas borbónicas que afectó a la economía, estilos de vida y la autonomía de los grupos de poder local. Conseguido por ser una lucha constante desde 1795 hasta 1824 con la participación de diferentes sectores sociales y concedido por la intervención de las fuerzas de San Martín y Simón Bolívar. Entonces ¿Cuál fue la situación de la tasa decimal en los últimos años de la lucha independentista?
Altibajos diezmales
Sobre los diezmos en los 14 partidos del obispo de Huamanga,[6] Lorenzo Huertas postula los siguientes planteamientos: 1. En el quinquenio de 1823 y 1828 marcado por la guerra independentista y el inicio de la rebelión iquichana los diezmos se incrementaron de 60,870 a 74,340 pesos. 2. En las provincias de Huanta y Huamanga al bajar la producción subieron las tasas decimales. 3. Por su parte, en Chilcas, Parinacochas, Punas, Angaraes, Lucanas, etc. la producción agropecuaria se incrementó (Huertas, 1982, pp. 209-235) (véase tabla 1). Siguiendo las referidas propuestas Carlos Conteras sostiene que los diezmos en Huamanga “no parecen haber sido afectadas por la emancipación, o muestran incluso una mejoría” (Contreras, 2015, p. 116).
Estas hipótesis son erróneas. Como se observa en la tabla 1, en los diezmos del bienio 1814-1815, 1822-1823 y 1828-1829, solo en la provincia de Huanta hubo un aumento de 19,500 pesos en 1814-1815 a 21,725 pesos en 1822-1823. Pero para 1828-1829 disminuyó a 18,120 pesos. En los partidos de Huamanga, Andahuaylas, Tambo, Chilcas y Vilcashuamán los diezmos disminuyeron notablemente. Asimismo, Lorenzo Huertas sin presentar datos completos para los últimos años de guerra independentista sostiene un incremento de los diezmos y al parecer, trata de acomodar a la propuesta de Brooke Larson: “a medida que el tiempo va empeorando, el diezmo aumenta” (Brooke, 1980, pp. 183-214).
Por el contrario, un estudio detallado de los diezmos de la intendencia de Huamanga durante la última etapa de la guerra independentista nos muestra lo siguiente: una disminución en 1816-1817, un leve incremento para 1822-1823 y una caída en 1824-1825, ocasionado por el arribo de la rebelión cuzqueña, las sequías, los aportes económicos a las fuerzas de Álvarez de Arenales, la carencia de las boyadas y la incorporación forzada de los indígenas al bando de la corona. Además, los diezmos atravesaron una difícil situación porque los diezmeros no pagaban por completo los montos establecidos en la mesa capitular.
Los diezmos del bienio de 1814-1815 para 1816-1817 presentan una disminución. En Huanta disminuyó de 19.500 a 18,500 pesos; en Andahuaylas de 10,000 a 9,800 pesos; Tambo de 7,650 a 6,400 pesos; Parinacochas de 4,760 a 4,000 pesos; Lucanas de 2,295 a 1,800 pesos; Castrovirreyna de 4,400 a 3,100 pesos; y Tayacaja de 11,100 a 10,000 pesos. Por su parte, en el partido de Chilcas la tasa decimal se mantuvo en 2,100 pesos y únicamente en Huamanga se incrementó de 11,800 a 12,400 pesos (véase tabla 2).
Las tasas decimales de 1816-1817 disminuyeron y terminaron siendo justificada por los efectos de la rebelión de 1814 y 1815. Según el testimonio de los gruecistas muchos hacendados aún no se habían recuperado de las correrías de los rebeldes entre 1814 y 1815. El capitán Fernando Ybazeta, gruecista de Chilcas por más de 20 años, en 1816 solicitó a las autoridades de la mesa capitular otorgar la suma de 2,000 pesos por la dura situación enfrentada. Dice:
Quando la posesión tan antiquada de 20 años no influera en rigor de ley el derecho del tanto, la reparación de los gravísimos daños, atrasos y perjuicios que dolorosamente se experimentó en la funesta época de la insurrección, tanto en los granos constituidos en la despensa, quanto en las mieses: la evitación de la misma desastre y desolación, obrarían en la compasión de V.S.S. todo el efecto de mi propósito. Bien público y notorio, es que en aquel partido acabaron las tropas así los insurgentes vencidas, como las triunfantes con todos los granos que se hallaban acopiados en la despensa y con toda las mieses que se hallaban en los campos, aquellos en el sustento natural y estas en la manutención de las vestias quedando por tanto constituido en la miseria, casi tocando al borde de la desolación y del exterminio: cuyas verdades consta en uno de los S.S. de la haceduria y cuyas consideraciones propias de la piedad religiosa.[7]
A pesar de las súplicas, las autoridades de la mesa capitular rechazaron el pedido del capitán y el diezmo de Chilcas quedó en manos de Mariano López ya que otorgó la suma de 2,100 pesos y dejó como fianza una casa ubicada a dos cuadras de la plaza mayor de Huamanga avaluada en 4,000 pesos.
Los rebeldes además de pedir alfalfares, granos y ganados en el curso de los valles de Andahuaylas, Huamanga, Huanta y parte de Anco, también destruyeron y saquearon las haciendas en la zona de Cangallo. El hacendado José María Palomino enfatizó:
en la insurrección de 1814 mi hacienda de vacas nombrada Sachabamba, situada en el partido de Cangallo fue el centro de las correrías de los insurgentes y morochucos, quienes por castigar mi inequívoca fidelidad al señor nuestro se robaron casi todo el ganado vacuno y caballar […] de manera que de centenares de vacas y caballada que en ella tenía, apenas recogí después cincuenta y tantas cabezas de ambas especies y las casas todas incendiadas.[8]
A pesar de la disminución de las rentas decimales, los gruecistas incumplieron con los pagos correspondientes. A mediados de 1817, la mayoría de los diezmeros adeudaban sumas significativas: Mariano Zabala del partido Chincheros debía 360 pesos; Juan José Delgadillo de Huancaraylla 52 pesos y 4 reales; José Casaverde de Vilcas 225 pesos; Victorio Espinoza de Guambalpa 290 pesos; Victorio Roxas de Pujas 167 pesos y Bartolomé Sota de Carhuanca 250 pesos; sumando un total de 2,034 pesos con 4 reales.[9]
El accionar de los rebeldes de 1814 y 1815 terminó siendo muy perjudicial para la actividad agropecuaria. Tras la derrota de los rebeldes y la estabilidad, la actividad agropecuaria trató de recuperarse y la tasa decimal del bienio de 1818-1819 muestra un leve incremento en algunos partidos y disminución en otras.[10]
La tasa decimal de la provincia de Andahuaylas se incrementó de 9,800 en 1816-1817 a 12,625 pesos en 1818-1819. En Chilcas de 2,100 a 2,575 pesos y Angaraes de 7,000 a 7,060 pesos. Estos incrementos habrían sido porque los tres partidos no fueron epicentros de la rebelión de 1814 y 1815. Por su parte, en Tambo, Tayacaja y Julcamarca los montos diezmales se mantuvieron. Sin embargo, en Huanta, partido en la que las fuerzas de la corona y los indígenas derrotaron a los rebeldes, las rentas decimales disminuyeron drásticamente de 18,500 a 6,975 pesos (véase tabla 3).
Entre 1820 y 1821, la intendencia de Huamanga volvió atravesar tiempos inestables. Una vez que San Martín y sus tropas se establecieron en la costa, se produjo la campaña de Álvarez de Arenales, quien desde la hacienda Quicamachay pidió al cabildo de Huamanga disponer para su tropa cuatro cuarteles y de los cuales, dos con una capacidad de 500 hombres. Asimismo, víveres para 1,700 hombres.[11] Después de la jura independentista a fines de 1820, Huamanga fue retomada por las fuerzas de los generales de la corona, Ricafort y Carratalá. En dicho contexto la población proporcionó colchones, sábanas y frazadas para el hospital. Pedro Zorraquín donó 600 varas de tocuyo y las señoras de la ciudad elaboraron sábanas y colchones. En diciembre de 1820, las familias acomodadas y autoridades de Huamanga aportaron 22,750 pesos y el 12 de enero de 1821 entregaron 26,700 pesos (Quichua, 2020, pp. 35-64). Por otro lado, los diezmos no se cobraron por la muerte de algunos gruecistas. Por ejemplo, las fuerzas libertarias de Arenales después de su salida de Huamanga y en su paso por los pueblos cometieron actos radicales. En Tayacaja asesinaron al gruecista Domingo Arana. En un reclamo, la viuda María Pimentel indicó: “habiendo sido ocupada la referida isla y demás provincias en el año de 1821 por las tropas insurgentes del caudillo Arenales y precisado mi esposo a fugar de cuyas resultas fue asesinado por los rebeldes”.[12] Frente a ello, indicaba que no había cobrado los diezmos y solicitaba quedar exenta de dicha responsabilidad. Aún más, la crisis económica no solo fue por las contribuciones a las fuerzas, sino también por las sequías. El hacendado de Huamanga y teniente de milicias Justo Flores sostuvo: “en igual forma tengo una haciendita nominada Chocán sin agua ninguna y la de Pampa del Arco arrendada del Marqués de Valdelirios como es notorio y en este año he perdido toda la cosecha por falta de agua y en la presente estación sin arbitrios de poder sembrar”.[13]
A pesar de los aportes y las sequías, la intendencia no volvió a sufrir la incursión de los rebeldes y las autoridades de la mesa capitular considerando la pronta mejora de las actividades agropecuarias trataron de incrementar las tasas decimales del bienio de 1822-1823. La tasa decimal de Tambo de 6,400 pesos en 1818-1819 se incrementó a 7,000 pesos en 1822-1823; la de Julcamarca de 1,800 a 2,120 pesos; Luricocha de 9,900 a 10,900 pesos; Pacaycasa de 2,500 a 2,705 pesos; Cochabamba de 3,475 a 3,525; y Vinchos de 2,625 a 2,720 pesos. Por otro lado, en Andahuaylas disminuyó de 12,625 en 1818-1819 a 9,000 pesos en 1822-1823; en Macachacra de 4,500 a 4,200 pesos; y en Tambillo de 8,225 a 6,775 pesos.[14]
Si bien las autoridades trataron de incrementar los diezmos, pero su cobro se hizo difícil y las deudas se incrementaron. Según la Caja Nacional de Huamanga, el 16 de diciembre de 1822 el ramo de diezmos sumaba una deuda de 6.222 pesos ¾ reales (véase tabla 4).
Del mismo modo, para el año de 1823 los diezmeros de los pueblos del partido de Parinacochas no cumplieron con los pagos respectivos. De un total de 4,560 pesos, se había cobrado 1,369 pesos y 2 reales (véase tabla 5). Desafortunadamente la estabilidad y la recuperación de las actividades agropecuarias fueron efímeros.
Desde mediados del año 1823 e inicios de 1824, las actividades agropecuarias nuevamente decayeron y los diezmeros pidieron rebajas puesto que la guerra venía deteriorando todo. José Santillán al no hallar un candidato al diezmo de Tayacaja por la “situación decadente y haberse consumido los ganados”, ofreció otorgar la suma de 4,000 pesos.[15] Las autoridades a pesar de la pobreza y decadencia de las actividades productivas suplicaron que incremente 200 pesos. Santillán admitió y al poner por fianza su hacienda cañaveral Altobamba obtuvo el diezmo de Tayacaja. Juan Santiago Carrasco indicó que hace cuatro años que venía poseyendo los diezmos de Pacaycasa en precios exorbitantes era imposible seguir pagando “por la poca cosecha” y por ser “el año muy contrario con las secas”.[16] Igualmente, Ignacio Montoya “a pesar de las actuales calamidades, … críticas y tristes circunstancias que ofrece el tiempo” ofreció 1,000 pesos por el diezmo de Lucanas y 2,000 pesos por Parinacochas. Sin embargo, a pesar de sus súplicas solo pudo obtener la de Parinacochas con la suma de 2,200 pesos y el diezmo de Lucanas pasó a la administración de Pedro José Bendezú por 1,600 pesos.[17] En el norte de la intendencia, el diezmero de Luricocha, Pedro Zorraquín sostuvo que, por las circunstancias de la guerra, “están todos los pueblos en total deterioro, consumidos los ganados por los exércitos de la nación”.[18]
El remate de diezmos del bienio de 1824-1825 demuestra la mayor caída de la época y la disminución más duras se observa en Andahuaylas en la que bajó de 12,625 pesos en 1818-1819 a 6,650 pesos en 1824-1825 y Tayacaja de 10,000 a 4,200 pesos. Incluso en el partido de Castrovirreyna para el bienal de 1824-1825 no hubo postores y se dejó de cobrar los diezmos (véase tabla 6).
En esta última etapa, las razones principales de la caída de las actividades agropecuarias fueron la pérdida constante de las boyadas y la carencia de mano de obra por las levas. Fernando Vivanco diezmero de Tambillo indicó:
que hace muchos bienios que corro con la gruesa de diezmos del partido de Tambillo y cómo está en tránsito indispensable de las tropas nacionales se halla en sumo atraso y deterioro con muchas haciendas sin sembrar por falta de gente y boyadas, sin ganado alguno por haberse recogido para nuestro exército, tanto para la villa de Huanta como para esta capital...[19]
Se hizo usual que los militares dispongan de los ganados de las haciendas y estancias de los españoles y mestizos, como también de los pueblos indígenas. Mariano de la Rosa integrante de las fuerzas libertarias desde Chuschi informaba a sus superiores que había ordenado a los indígenas que contribuyesen con 500 reses, pero aún no le entregaban ninguno por estar en fiesta e indicaba que era un pueblo realista. En el sitio de Challcacucho pidió 100 reses y en el pueblo de Mayoc 50 ganados. Igualmente, a los habitantes del pueblo de Canchacancha ordenó entregar 20 reses, 4 fanegas de cebada, papas y cancha.[20] Al finalizar la carta indicó que “hoy día se han esparcido toda esta comunidad por ganado lo que hayga” y confirmaba que pronto enviaría 100 reses.[21] Asimismo, desde 1823 las fuerzas de la corona incorporaron a los indígenas a sus filas mediante las levas, un mecanismo forzoso que dejó sin mano de obra a las haciendas perjudicando las actividades productivas en general. En la batalla de Ayacucho del 9 de diciembre de 1824, un segmento significativo de los 9,310 realistas estaba compuesto de prisioneros, reclutas e indígenas levados y en palabras de Gerónimo de Valdés, el ejército del virrey no tenía en sus filas más de 500 europeos por lo que era necesario tenerlo encerrados hasta el momento de la contienda para que no desertasen (Martínez, 2018, pág. 162).
Por lo tanto, los planteamientos de Huertas (1982) y Contreras (2015) sobre el incremento de los diezmos y que la guerra de la independencia no afectó, no tienen sustento debido que el único partido que evidencia un posible incremento en el bienio de 1822-1823 fue en Huanta (21,725 pesos) pero para el año 1824 disminuyó drásticamente a la suma de 6.800 pesos. Contrariamente, Los diezmos desde 1814 a 1821 demuestra una disminución generalizada, con un pequeño incremento del bienio de 1822-1823 y una dura caída antes de la batalla de Ayacucho de 1824 (véase tabla 7). Además, en los años más duros de la guerra, los montos diezmales determinados quedaron en el papel porque cada bienio no se cobraba por completo y las deudas se hicieron imposibles de centralizar.
Los últimos años de la independentista significó una guerra de desgaste y deterioro de las actividades productivas, la economía y las instituciones. ¿Qué sectores o instituciones fueron afectados por la disminución de las rentas decimales?
Abandono de la educación y la salud
Los ingresos provenientes de los diezmos además de beneficiar a las autoridades eclesiásticas, también permitían el funcionamiento del Colegio Seminario San Carlos y el Hospital Real de San Juan de Dios.[22] Con la disminución de los diezmos y el incremento de las deudas, se perjudicó la salud y la educación.
Según los licitadores de los diezmos, en 1815 para el hospital San Juan de Dios determinaron la suma de 3,342 pesos 1 ¼ reales. Sin embargo, se hizo imposible centralizar la suma completa ya que los gruecistas no pagaban y justificaban por los efectos de la rebelión cuzqueña. Los diezmeros de Atos y Punas, don José Alcaide Monge y Francisco de Roxas adeudaba 727 pesos y 4 reales, que en realidad era una deuda que arrastraba desde el tercio de navidad de 1813 y el tercio de San Juan de 1814. Los diezmeros de Julcamarca, Vicente Roxas y Mariano Calderón debían 295 pesos con 7 ½ reales y, Juan de Lara, diezmero de Vilcas 250 pesos. Ambas sumaban 1,273 pesos con 3 ½ reales. De igual manera, por el tercio de navidad de 1814 adeudaban un total de 1,322 pesos con 4 reales.[23]
Hacia 1818, el Hospital Real obtuvo 3,085 pesos y 2 ¼ reales procedente de los siguientes diezmeros: 542 pesos y 6 ¼ reales del diezmero de Parinacochas, Mariano Quiroga; 500 pesos del diezmero de Anco, Rafael Heredia; 1,000 pesos del gruecista de Las Punas, José Gálvez; del diezmero de Castrovirreyna, Juan Clímaco Rojas la suma de 366 pesos y ¾ reales; de los diezmeros de Huamanga, Domingo Núñez y Fernando Vivanco 276 pesos y ¾ reales; y 400 pesos de José Ruiz Ochoa, gruecista de Julcamarca.
Igualmente, el Real Colegio Seminario de San Carlos por la primera parte del bienio de 1818-1819 dispuso 1,165 pesos y el año 1822, la suma total de 752 pesos con 5 ½ reales, para el cual, el diezmero de Cochabamba Justo Flores tenía la responsabilidad de entregar 509 pesos con 7 ½ reales y Antonio Cárdenas, diezmero de Huanta la suma de 242 pesos con 6 reales.[24]
Los datos mostrados evidencian un predominio de las deudas y la disminución de las rentas. Dichos problemas imposibilitaron el funcionamiento de las instituciones de salud y educación.
Por un lado, el hospital dejó de percibir ingresos, los hospitalizados carecieron de alimentos y medicamentos, los profesionales por falta de las remuneraciones abandonaron y se convirtieron en centros de mortandad. Sobre el hospital San Juan de Dios los funcionarios indicaron que, a falta de ingresos, el prior solo compraba carne más barata y en lugar de gallinas solo pollitas que no podía dar sustancia al caldo. Los colchones, frazadas y almohadas se hallaban rotas. La botica desabastecida y los hospitalizados apenas mejoraban eran retirados inmediatamente. Sobre los muertos informó: “los cadáveres se sacaban con la mayor licencia y estaban tendidos hasta que alguien pagara al sepulturero sin que haya barretas o lampas con que abrir la sepultura” (Quichua, 2020, p. 21).
La mortandad que enfatiza los documentos fue producto de las enfermedades. La rabia desde su aparición en 1803 en la ciudad de Lima y su inmediata difusión por la costa y sierra, siendo ocasionada por la mordedura de los perros y gatos dejó un significativo número de decesos (Lastres, 1951, p. 112). De la misma manera, la viruela a pesar que fue una enfermedad que afectó desde el siglo XVI y de disponer la vacuna antivariólica en los primeros años del siglo XIX aún cobró vidas e incluso los militares terminaron hospitalizados (Quichua, 2020, pp. 8-24).
La misma situación atravesó el hospital de la villa de Huanta. para el 13 de febrero de 1824 las deudas sumaban 11,618 pesos y diferentes familias por la situación crítica habían dejado de aportar: las familias de Huamanga adeudaban un total de 3,534 pesos; de Huancavelica 3,000 pesos; Huanta 4,904 pesos y Tambo 182 pesos. El administrador José Ureta informó la triste situación:
Puesto en el hospital pregunté por el encargado a un soldado que encontré a la puerta y me contestó que el encargado casi siempre estaba ebrio y no había parecido en todo aquel día y en cuanto a enfermos que de hombres había muerto todos y las permanecer allí de convaleciente, y que en la sala de mujeres había seis o siete que hasta aquella hora no habían desayunado. Traté de entrar a dicha sala y el primero objeto que se me presentó a la vista en medio de ella a su entrada fue un cadáver acomodado en la escalera y que el mismo soldado me aseguró había dos días permanencia en el mismo sitio.[25]
Paradójicamente, a pesar que el obispado de Huamanga fue el epicentro de la última contienda independentista, la mayor mortandad no fue ocasionado por las fuerzas de la corona o los libertarios, sino por la efectividad de la rabia y la viruela. Según el censo de 1791, en Lucanas se registró 15,725 habitantes y después de la guerra independentista concentró 13,753 pobladores. Igualmente, en Huamanga disminuyó de 25,970 a 20,525 habitantes (Quichua, 2020, p. 16).
Por otro lado, aunque el colegio Seminario se mantuvo, pero perdió sus ingresos. Por tal razón, en junio de 1823 el virrey la Serna determinó la unión de las dos instituciones superiores más importantes de Huamanga, el colegio Seminario y la Universidad San Cristóbal. El artículo 6 señalaba lo siguiente:
… los Capistas dedicados a las facultades de que hay Cátedras en la Universidad de San Cristóbal, se deben continuar en el Seminario sus estudios, hasta que se restablezca la enseñanza de ellos en dicha Universidad. Entre tanto sería conveniente que sus rentas se apliquen al Seminario a los mismos objetos que se propusieron los fundadores (Galdo, Pérez, González y Huertas, 1977, p. 25).
El rechazo de los estudiantes fue inmediato y frente a ello, el 6 de diciembre de 1823, el virrey cambió el artículo 6 e indicó la continuidad de las rentas en beneficio de las cátedras a pesar de las dificultades y apremios económicos. Sin embargo, a pesar que se mantuvo en funcionamiento, los profesores dejaron de asistir, la cantidad de estudiantes disminuyeron y la institución se fue deteriorando.
Conclusiones
Durante los últimos años de la guerra independentista, los diezmos del obispado de Huamanga no se incrementaron. Atravesó por una situación de altibajos: un descenso en el bienio de 1816-1817, un leve incremento en 1822-1823 y una disminución en 1824-1825. Una etapa de inestabilidad ocasionada por múltiples factores: la rebelión de 1814 y 1815, las constantes sequías, las contribuciones para las fuerzas en conflicto, la disminución de animales de tiro y mano de obra para las actividades productivas en general.
A medida que el tiempo de guerra va empeorando, los diezmos no aumentaron y tampoco la actividad agropecuaria presentó una mejoría. Por el contrario, disminuyeron las tasas decimales, los diezmeros incumplieron con la entrega de las sumas asignadas y las deudas se incrementaron.
Estudiar la situación económica a través de las tasas decimales que se decretaron en las mesas capitulares no son indicadores suficientes para sostener que a mayor diezmo hubo mayor producción o la disminución de la tasa decimal expresa la caída de la actividad productiva. En una región diversa e inestable, la situación terminó siendo más compleja y durante la guerra se incrementaron las deudas.
La disminución de los diezmos y el incremento de las deudas imposibilitaron el funcionamiento de las instituciones de educación y salud. Si bien el colegio Seminario se mantuvo en funcionamiento, pero los docentes dejaron de impartir las cátedras, la cantidad de los estudiantes disminuyeron y la institución se hallaba deteriorada. El caso del hospital Real San Juan de Dios fue más duro. A falta de ingresos, los profesionales abandonaron, carecieron de medicamentos y el hospital terminó siendo un espacio de mortandad. Es decir, más que la guerra independentista, la rabia y la viruela dejó un significativo número de fenecidos.
Bibliografía
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Anexo
Imagen 1. Mapa de Huamanga, 1800 (Tomado de HGIS de las Indias).
Tabla 1. Diezmos de Huamanga de los bienios de 1814-1815, 1822-1823 y 1828-1829
Partidos |
1814-1815 |
1822-1823 |
1828-1829 |
Huamanga |
11,800 |
11,140 |
9,250 |
Huanta |
19,500 |
21,725 |
18,120 |
Andahuaylas |
10,000 |
9,000 |
9,500 |
Tambo |
7,650 |
7,000 |
4,000 |
Chilcas |
2,100 |
1,900 |
1,800 |
Parinacochas |
4,760 |
|
4,460 |
Vilcashuamán |
4,000 |
1,025 |
2,800 |
Lucanas |
2,295 |
|
2,010 |
Castrovirreyna |
4,400 |
|
2,300 |
Tayacaja |
11,100 |
|
8,250 |
Fuente: (Huertas, 1982, págs. 209-235).
Tabla 2. Diezmos del bienio 1816-1817
Partidos |
Diezmeros |
Monto en pesos |
Parinacochas |
Mariano Quiroga |
4,000 |
Huanta |
Capitán Martín José de Iguaín |
18,500 |
Chilcas (Tambo) |
Mariano López |
2,100 |
Lucanas |
Pedro Jurado |
1,800 |
Castrovirreyna |
Juan Clímaco |
3,100 |
Tambo |
Gabriel Arcarsa |
6,400 |
Andahuaylas |
Marcelo Castro |
9,800 |
Angaraes |
Coronel Domingo Arana |
7,000 |
Tayacaja |
Coronel Domingo Arana |
10,000 |
Huamanga |
Domingo Núñez y Fernando Vivanco |
12,440 |
Punas |
José de Gálvez |
2,000 |
Julcamarca |
José Ruiz de Ochoa |
1,800 |
Fuente: ARAy. Intendencia (diezmos). Remate de diezmos de Huamanga. Leg. 39, 1816-1817, s/f.
Tabla 3. Diezmos del bienio 1818-1819
Partidos |
Diezmeros |
Monto en pesos |
Luricocha |
Santiago Hernando |
9,900 |
Macachacra |
Pedro Zorraquín |
4,500 |
Parinacochas |
Ignacio Montoya |
4,000 |
Pacaycasa |
Gregorio Flores |
2,500 |
Huamanguilla |
Mariano Ruiz |
1,500 |
Chilcas |
Pedro Castro |
2,575 |
Angaraes |
Andrés de Cabrera |
7,060 |
Anco |
Marcelo Castro |
1,300 |
Tambo |
José Gabriel Azcarza |
6,400 |
Huanta (Pampachacra y otros) |
José Jorge Aguilar y Vílchez |
6,975 |
Julcamarca |
José Ruiz Ochoa |
1,800 |
Lucanas |
Paula Orosco |
1,800 |
Tambillo |
Fernando Vivanco |
8,225 |
Cochabamba |
José Flores |
3,475 |
Punas |
Pedro Gutiérrez |
1,425 |
Vilcashuamán |
Pablo Escobar |
3,535 |
Vinchos |
Pasqual Berrocal |
2,625 |
Isla de Tayacaja |
Coronel Domingo de Arana |
10,000 |
Castrovirreyna |
Juan Clímaco Rojas |
2,200 |
Andahuaylas |
Domingo Núñez |
12,625 |
Total |
|
104,520 |
Fuente. ARAy. Intendencia (diezmos), Cuaderno de remates de diezmo Huamanga para el bienio de 1818-1819, Leg. 46, 1818, s/f.
Tabla 4. Deuda de diezmos, 1821-1822
Diezmero |
Partido |
1821 |
1822 |
Monto |
José Vílchez |
Luricocha |
|
San Juan |
1,746 ps 5 rs |
Antonio Cabrera |
|
Navidad |
San Juan |
1,728 ps 5 rs |
Carlos Quintanilla |
|
|
San Juan |
80 ps |
Antonio Cárdenas |
Huanta |
|
San Juan |
12 ps |
Domingo Núñez |
|
|
San Juan |
890 ps 1 ½ rs |
Domingo Núñez |
Andahuaylas |
|
San Juan |
776 ps 7 ¾ rs |
Antonio Samanez |
|
Navidad |
San Juan |
256 ps |
José García Vázquez |
|
Navidad |
|
223 ps 5 ½ rs |
Jacinto Infanzón |
|
|
|
400 ps |
Total |
|
|
|
6.222 ps ¾ rs |
Fuente: ARAy. Intendencia (diezmos). Razón de varios deudores. Leg. 39, 1821-1822, fs. 1-11.
Tabla 5. Sumas diezmales cobradas en Parinacochas, 1823.
Pueblos |
Nombres |
Cantidad |
Lo cobrado |
Coracora |
José Cabrera |
800 ps |
200 ps |
Chumpi |
Manuel Carasas |
700 ps |
175 ps |
Pullo |
Bernardino Chávez |
800 ps |
200 ps |
Pararca |
Miguel Asurza |
350 ps |
175 |
Pausa |
José Eustaquio Acuña |
225 ps |
112 ps 4 rs |
Lampa |
Cecilia Enderica |
400 ps |
80 ps |
Pacaparca |
Dámaso Ximenes |
80 ps |
38 ps |
Colta |
Eugenio Ximenez |
200 ps |
100 ps |
Oyolo |
Anselmo San Miguel |
50 ps |
25 ps |
Curculla |
Eusebio Guardia |
600 ps |
150 ps |
Saila |
Martín Hugo |
100 ps |
25 ps |
Charcana |
José Mariano Loayza |
100 ps |
50 |
Pampamarca |
Juan de la Cruz Heredia |
35 ps |
8 ps 6 rs |
Guainacotas |
Nicolás Zúniga |
120 ps |
30 ps |
Total |
|
4,560 ps |
1,369 ps 2 rs |
Fuente: ARAy. Intendencia (diezmos), Extracto de los licitadores de diezmos de Parinacochas, Leg. 46, 1823, s/f.
Tabla 6. Remate de diezmos, 1824-1825
Partidos |
Diezmeros |
Monto |
Luricocha |
Cayetano Medina y Urquizo |
8,000 |
Huanta |
Cayetano Medina y Urquizo |
6,800 |
Cochabamba |
José Santos Flores |
3,500 |
Tayacaja |
José Santillana |
4,200 |
Parinacochas |
Ignacio Montoya |
2,200 |
Lucanas |
Ignacio Montoya |
1,600 |
Vilcashuamán |
Juan Frías |
1,502 |
Punas (Vilcashuamán) |
Gregorio Flores |
800 |
Anco |
Alejo Azpur |
1,200 |
Vinchos |
Pascual Berrocal |
2,400 |
Tambillo |
Pedro Gutiérrez |
6,300 |
Tambo |
Pedro Zorraquín |
5,000 |
Macachacra |
Pedro Zorraquín |
3,000 |
Pacaycasa |
José Santiago Carrasco |
2,200 |
Julcamarca |
Gualberto Cabrera |
1,000 |
Andahuaylas |
Juan Frías |
6,650 |
Angaraes |
Buenaventura Antezana |
5,000 |
Chilcas |
Fernando Vivanco |
1,600 |
Castrovirreyna |
Sin postor |
|
Total |
|
64,952 |
Tabla 7. Diezmos de los bienales 1814-185, 1816-1817, 1818-1819, 1822-1823 y 1824-1825
Partidos |
1814-1815 |
1816-1817 |
1818-1819 |
1822-1823 |
1824-1825 |
Parinacochas |
4,760 |
4,000 |
4,000 |
|
2,200 |
Huanta |
19,500 |
18,500 |
6,975 |
|
6,800 |
Chilcas |
2,100 |
2.100 |
2,575 |
|
1,600 |
Lucanas |
2,295 |
1,800 |
1,800 |
|
1,600 |
Castrovirreyna |
4,400 |
3,100 |
2,200 |
|
Sin postor |
Tambo |
7,650 |
6,400 |
6,400 |
7,000 |
5,000 |
Andahuaylas |
10,000 |
9,800 |
12,625 |
9,000 |
6,650 |
Angaraes |
|
7,000 |
7,060 |
|
5,000 |
Tayacaja |
11,100 |
10,000 |
10,000 |
|
4,200 |
Huamanga |
11,800 |
12,440 |
|
|
|
Punas |
|
2,000 |
1,425 |
|
800 |
Julcamarca |
|
1,800 |
1,800 |
2,120 |
1,000 |
Luricocha |
|
|
9,900 |
10,900 |
8,000 |
Macachacra |
|
|
4,500 |
4,200 |
3,000 |
Pacaycasa |
|
|
2,500 |
2,705 |
2,200 |
Huamanguilla |
|
|
1,500 |
|
|
Anco |
|
|
1,300 |
|
1,200 |
Tambillo |
|
|
8,225 |
6,775 |
6,300 |
Cochabamba |
|
|
3,475 |
3,525 |
3,500 |
Vilcashuamán |
4,000 |
|
3,535 |
|
1,502 |
Vinchos |
|
|
2,625 |
2,720 |
2,400 |
Recibido: 13/09/2023
Evaluado: 25/10/2023
Versión Final: 14/11/2023
(*) Doctor en Historia con mención en Estudios Andinos por la Pontificia Universidad Católica del Perú y profesor en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, Perú. Email: david.quichua@unsch.edu.pe ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5846-4428.
[1] Nelson Manrique considera que los pueblos del valle de Mantaro al ser cuartel general de las tropas realistas entre 1820 y 1824 se redujo el monto de los diezmos cobrados a la quinta parte de su valor (Manrique, 1987, p. 29).
[2] AAAy. Obispado de Huamanga, 1820-1825, s/f.
[4] AGN. Gobierno Superior. Causa sumaria seguida por Demetrio O´Higgins intendente de Huamanga contra Francisco Pruna Aguilar por exceso de alborotos y desacatos. Leg. 28, 1800, f. 5.
[5] Los cocaleros obtuvieron un amparo del rey Felipe VII en 1816 para seguir cultivando y comercializando la coca sin pagar el derecho de posesión y de esa manera, brindaron su apoyo a la corona hasta las últimas etapas de la independencia. A su vez, al establecerse la administración republicana, los iquichanos continuaron con la lucha pretendiendo restablecer un gobierno monárquico (Méndez, 2014).
[6] Comprendía Huanta (Luricocha, Macachacra y Huanta), Huamanga (Pacaycasa, Cochabamba, Tambillo y Vinchos), Parinacochas, Lucanas, Chilcas, Angaraes, Anco, Andahuaylas, Tambo, Julcamarca, Punas, Vilcashuamán, Tayacaja y Castrovirreyna.
[8] ARAy. Intendencia, Leg. 42, Cuaderno 58, 1814, f. 29.
[9] ARAy. Intendencia (diezmos). Razón de los sujetos que deben en el partido de Vilcashuamán, Leg. 39, 1817, f. 1.
[10] ARAy. Intendencia (diezmos), Cuaderno de remates de diezmo Huamanga para el bienio de 1818-1819, Leg. 46, 1818, s/f.
[11] ARAy. Libro de cabildo desde 1817 hasta 1822, s/f.
[12] ARAy. Intendencia (diezmos y pedimentos), Leg. 40, 1821, f. 4.
[13] ARAy. Intendencia, Leg. 42, Cuaderno 58, 1820, f. 50.
[15] ARAy. Intendencia (diezmos), Cuaderno de remates de diezmo Huamanga para el bienio de 1824-1825, Leg. 46, 1824, s/f.
[16] ARAy. Intendencia (diezmos), Cuaderno de remates de diezmo Huamanga para el bienio de 1824-1825, Leg. 46, 1824, s/f.
[17] ARAy. Intendencia (diezmos), Cuaderno de remates de diezmo Huamanga para el bienio de 1824-1825, Leg. 46, 1824, s/f.
[18] ARAy. Intendencia (diezmos), Cuaderno de remates de diezmo Huamanga para el bienio de 1824-1825, Leg. 46, 1824, s/f.
[19] ARAy. Intendencia (diezmos), Cuaderno de remates de diezmo Huamanga para el bienio de 1824-1825, Leg. 46, 1824, s/f.
[20] Se denomina cancha al maíz tostado.
[21] CIDP. Guerrillas y montoneras patriotas (1824), Tomo 5, Vol. 6, 1973, pp. 52-53.
[22] Se beneficiaban la catedral de Huamanga, las autoridades del obispado e incluso el virrey.
[23] Pasqual Berrocal diezmero de Atos y Punas debía 300 pesos; María Josefa Palomino 756 pesos con 2 reales y Eufrasio Argumedo diezmero de Tambo 266 pesos con 2 reales. Véase: ARAy. Intendencia (diezmos). Razón de cantidades que deben al hospital Real San Juan de Dios de Huamanga. Leg. 39, 1815, s/f.
[24] ARAy. Intendencia (diezmos y pedimentos), Rentas decimales para el Colegio Nacional de San Carlos de Huamanga, Leg. 40, 1822, s/f.
[25] ARAy. Cabildo: Asuntos administrativos, Cuaderno 95, Leg. 5, 1824, f. 7.