“Soldados de la palabra escrita”. Sobre política y emociones en los inicios de 1860. El Argentino de José Hernández

 

Fabián Herrero(*)

 

ARK CAICYT: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s24690732/txc96ana2

 

Resumen

 

Este trabajo tiene como principal foco de indagación al periódico El Argentino de Paraná redactado por el poeta José Hernández durante el año 1863. En el marco de los lamentos y las decepciones de las consecuencias de Pavón, interesa de modo particular, examinar el eje de su discurso vinculado a su percepción sobre los soldados que intervinieron en aquel ultimo acontecimiento, pero también la del escritor público y la vida política de los inicios de aquella década vinculada con la emergencia de una serie de emociones. Para la figura del soldado y el escritor público se emplea la noción de “operativo de transferencia”, por la cual, siguiendo la estela de Adolfo Prieto, una figura puede ser absorbida por la otra en el contexto del proceso del recorrido de ambos por la acción de una de ellas. La coyuntura y la deriva de la prensa entrerriana con relación a las autoridades provinciales y nacionales resultan clave para entender su eficacia.

 

Palabras clave: Política; Emociones; Años de 1860; Pavón.

 

 

 

“Soldiers of the written word.” On politics and emotions in the early 1860s. El Argentino by José Hernández

 

Abstract

 

This work has as its main focus of inquiry the newspaper El Argentino de Paraná written by the poet José Hernández during the year 1863. Within the framework of the regrets and disappointments of the consequences of Pavón, it is of particular interest to examine the axis of his speech linked to his perception of the soldiers who intervened in that last event, but also that of the public writer and the political life of the beginning of that decade linked to the emergence of a series of emotions. For the figure of the soldier and the public writer, the notion of “transfer operation” is used, by which, following in the wake of Adolfo Prieto, one figure can be absorbed by the other in the context of the process of both of them through the action of one of them. The situation and the drift of the Entre Ríos press in relation to the provincial and national authorities are key to understanding its effectiveness.

 

Keywords: Politics; Emotions; 1860s; Pavón.

 


 

 

“Soldados de la palabra escrita”. Sobre política y emociones en los inicios de 1860. El Argentino de José Hernández

 

1. Introducción

 

El federal Justo José de Urquiza y el liberal Bartolomé Mitre, protagonizan en setiembre de 1861, en el sur de la provincia de Santa Fe, la decisiva batalla de Pavón. Con ella termina la experiencia de la Confederación Argentina y comienza, con la incorporación de la provincia de Buenos Aires, una nueva etapa histórica. Mitre, en 1862, es elegido presidente de la Republica argentina bajo el signo de la llamada “unificación de la nación”.

Ahora bien, ¿por qué durante el año 1863, un soldado de la provincia de Entre Ríos que luchó en Pavón puede considerar con buenos ojos la idea de convertirse, en el dominio de la prensa, en un escritor público? ¿Qué papel tan significativo puede tener la misión de escritor público luego de aquella clave contienda bélica que, si bien en el imaginario de los entrerrianos (y no solo de ellos) consideran que la ganaron, sin embargo, su desenlace final es de dura derrota y lleva a la presidencia al líder porteño? ¿Qué rol cumple la prensa liberal y la entrerriana en particular en la decisión de estos soldados? ¿Por qué es posible, en la escena pos Pavón, que se haga enteramente visible el vínculo entre el dominio de la política con ciertas emociones, como, entre otras, decepción, frustración, conmoción?

Este puñado de preguntas atraviesan las páginas de varias publicaciones periódicas entrerrianas de los años 1862 y 1863, entre ellas, El Pueblo Entrerriano de Gualeguaychú, El Uruguay de Concepción del Uruguay y El Argentino de Paraná (en adelante EA). Este artículo intenta reflexionar en torno a aquellos interrogantes, particularmente a partir del análisis del último órgano de prensa mencionado, redactado por el poeta José Hernández. En efecto, en el marco de los lamentos y las decepciones de las consecuencias de la batalla de Pavón, interesa de modo especial, examinar el eje de su discurso vinculado a su percepción sobre los soldados que intervinieron en aquel ultimo acontecimiento, pero también la del escritor público y la vida política en los inicios de aquella década vinculada con la emergencia de una serie de emociones.

Hay un consenso en señalar que la escena nacional es compleja. El presidente Mitre, como se dijo ya, impulsa un plan de “unificación de la nación”, apoyado en la idea de la fusión de los partidos y anclada en la trama constitucional iniciada en 1853, la cual es apoyada por varias provincias, a veces por consenso y otras por coerción, al mismo tiempo, se presentan otras realidades provinciales que continúan gobernadas por mandatarios que reivindican la bandera federal y cuestionan cómo se pone en obra aquel plan, como es el caso del Chacho Peñaloza.[1] La situación de Entre Ríos resulta singular, en cuanto el gobernador federal Justo José de Urquiza apoya el plan de unificación de la república.[2]

El discurso de EA se inscribe entonces en un escenario complejo y dinámico, plagado de rumores de conspiración y también de acciones de lo que se denomina “reacciones federales”. Sus intervenciones giran en torno a algunos interrogantes. ¿Qué cuestiones del presente se evocan y discuten a partir de las reflexiones del pasado reciente, y qué percepción presenta al respecto del gobierno nacional y provincial? En este marco, dos figuras aparecen en el largo hilo de las argumentaciones, la prensa y el escritor público, por un lado, porque justamente es el soporte comunicacional donde circulan estas reflexiones y, por otro lado, el soldado, el actor principal del acontecimiento que es el objeto de las intervenciones. En este punto, se impone otra pregunta. ¿Qué relación existe entre el escritor público y el soldado? ¿son antagónicos, es posible encontrar caminos de encuentro?

En este artículo empleo la noción de “operativo de transferencia”, por la cual, siguiendo a Adolfo Prieto, una figura puede ser absorbida en el contexto del proceso del recorrido de ambos por la acción de una de ellas. El tema de las emociones, por cierto, resulta de significación para nuestro trabajo porque justamente es lo que aparece en los materiales periodísticos que aquí analizamos. Como se verá, es reiterado el empleo de vocablos como sufrimiento, orgullo, frustración. Los estudiosos del tema de las emociones han destacado su importancia para motivar la acción, ya que cuentan con una gran capacidad explicativa tanto en el plano individual como colectivo. Desde una perspectiva individual, las emociones motivan el activismo y permiten entender por qué los individuos deciden involucrarse, inclusive cuando los costos de la movilización puedan superar los beneficios, mientras que con respecto a lo colectivo, ellos crearían el ambiente favorable para el desarrollo de la movilización.[3] En un sentido libre, se procura advertir la presencia de determinadas nociones que vinculan política y emociones: “emociones reflejas”, “parejas de emociones”, “moral shock”, “emociones morales”.

Los objetivos de este trabajo, siempre desde la perspectiva de EA, pueden dividirse en dos partes. En una primera, interesa analizar las intervenciones de “el soldado entrerriano” y “el emigrado santafesino”, dos supuestos lectores de El Pueblo Entrerriano y EA, que reflexionan en torno a su situación como soldados en la escena pos Pavón. Examino, en segundo término, el tema del papel de los soldados de Pavón en la discusión con la prensa liberal. Si bien nuestra principal fuente es EA, utilizo material de los ya mencionados El Uruguay y de El Pueblo Entrerriano. También aprovecho los periódicos redactados por Barra en 1852, cuando Urquiza está en Buenos Aires, me refiero a El Federal y La Crónica, ambos próximos a las ideas del líder entrerriano, los cuales servirán en algunos aspectos como punto de comparación. Al mismo tiempo, resulta sumamente útiles dos documentos éditos, el Archivo Mitre y el Archivo de Entre Ríos.

Para comprender el discurso de EA, resulta sumamente útil describir aspectos de la vida de José Hernández y mencionar algunos elementos que nos permitan situarlo dentro del panorama de la prensa entrerriana en la que emerge. Los especialistas en su obra, sostienen que hacia fines de la década de 1850 se traslada a Paraná motivado por su desencanto con la situación política que se vive en Buenos Aires.[4] Consigue un empleo en la casa de comercio de Ramon Puig, suegro del General Ricardo López Jordán con quien mantiene contactos al parecer estrechos por esos días. Se sabe además que sirve como oficial en el batallón que comandaba Eusebio Palma en la campaña militar que culmina en la batalla de Cepeda. Trabaja como taquígrafo del senado durante el periodo legislativo de 1859 y, posteriormente, en 1860, como secretario del vicepresidente Juan Esteban Pedernera. En ese mismo año, es designado para desempeñar esas funciones en la Convención nacional que tiene su sede en Santa Fe. En Paraná, durante 1863, contrae matrimonio con Carolina González del Solar. En su residencia en esta última ciudad, entre los trabajos que mencionamos, también ejerce tareas periodísticas. En un comienzo es corresponsal de La Reforma Pacífica dirigida por Nicolas Calvo. No firma sus artículos con su nombre sino con el seudónimo “Vinchas”. Seudónimo que también utilizó en 1860, cuando se hizo cargo de la redacción de El Nacional Argentino, labor que desempeña hasta su desaparición hacia fines de ese año. Según el estudio de M. Ortale, Hernández escribe algunos artículos en El Litoral de Paraná, redactado por Carriego, durante el año 1862 (Ortale, 2009).[5] En síntesis, lo que importa destacar aquí es que cuando Hernández comienza la redacción de EA, ya tiene una experiencia de vida en Paraná, contactos y conocimientos, pero también antecedentes dentro del dominio periodístico, tanto en Entre Ríos como en Buenos Aires. No es, en rigor, un desconocido en Paraná, ni en el mundo de los federales, ni el panorama del periodismo.

 

2. ¿Soldados o soldados de pluma? ¿Qué hacer con los que pelearon en Pavón?

 

Recordando las vivencias de esta decisiva batalla, pero, sobre todo, sus consecuencias, en El Pueblo Entrerriano se publica una carta de un lector que firma bajo el nombre de “el soldado entrerriano”. Una respuesta a ella se publica en EA, a través de otro comunicado firmado por “el emigrado santafesino”. Está fechado en Diamante y en el mismo día del aniversario de la otra contienda bélica clave, Caseros: el 3 de febrero de 1863.[6] Resulta llamativo que, en lugar de hablar del acontecimiento que se supone debe conmemorarse, se hable de otro, que, claro está, define, como ya se dijo, la política del presente: la presidencia de Mitre y su plan de “unificación de la nación”. Si La Democracia de Gualeguaychú de orientación liberal y El Argentino discuten sobre Caseros (Herrero, 2024), el soldado entrerriano y el emigrado santafesino deciden saltar esa valla y hablar de Pavón, justamente en el día de la celebración de esta última. A modo de conjetura, bien podría pensarse que, a los ojos de los soldados mencionados, no puede hablarse de Caseros que inicia una nueva etapa histórica, sino se discuten previamente las heridas abiertas que deja Pavón, consecuencias que, en 1863, aún están muy presentes. Como se verá, los argumentos expuestos, resultan clave para comprender la relación entre los soldados que pelearon en Pavón y la figura del escritor público.

Para comprender la propuesta que encierra el intercambio entre los dos soldados que lucharon en Pavón, es del todo pertinente conocer algunos indicios sobre porqué se vinculan los dos periódicos, quién es el soldado entrerriano, qué papel tiene en esos días el ejército, qué percepción se presenta de la situación económica y social entrerriana, y porque, finalmente, se insiste en el tema de los empleos y del presupuesto.

 

El peso de la coyuntura

 

La publicación de la carta que aquí analizo y su vínculo con la que se publica en El Pueblo Entrerriano tiene que ver con la presencia de lo que denomino una red de notas y documentos de periódicos próximos al gobernador, práctica relativamente común en la prensa del período.[7] Me refiero al estrecho vínculo entre EA, El Pueblo Entrerriano y El Uruguay. En efecto, en EA, se publican notas completas extraídas de ellos. Si tomamos por ejemplo el caso de El Uruguay, se advierten artículos firmados por JH (José Hernández) o bien como JH El Argentino. Se trata de noticias de Paraná y notas de reflexión crítica sobre el gobierno nacional. El Pueblo Entrerriano es frecuentemente transcripto, especialmente las notas de El Soldado Entrerriano.[8] También, claro está, aparecen en estas trincheras de opinión transcripciones de otros periódicos. Pero estos son solo tomados en parte y luego son interpelados, como, por ejemplo, cuando se discute con los ya mencionado El Litoral de Paraná, un periódico federal critico de Urquiza, o La Democracia de Gualeguaychú, la única publicación liberal de la provincia estudiada por Mariana Pérez, o bien con algún periódico de Buenos Aires.

El Soldado Entrerriano, por cierto, no publica una sola carta en El Pueblo Entrerriano. No se trata de una carta individual o aislada en medio de un océano de correspondencia enviada a un periódico. En una mirada rápida, es posible advertir que muchos editoriales y notas figuran bajo su firma. Su lugar, entonces, es de centralidad en sus páginas. Su blanco predilecto es el gobierno y la prensa situada en Buenos Aires. No es casual que La Democracia no solo lo cuestione directamente, sino que intente descubrir quién se oculta detrás del seudónimo. De esta manera, sostiene que el redactor del periódico es El Soldado Entrerriano.[9] Aprovechando los resultados de una muy interesante investigación reciente, es posible conocer que, en rigor, El Soldado Entrerriano es Francisco Fernández (Alabart y Pérez, 2022). Se trata de un actor que tiene un recorrido público no muy diferente al señalado en José Hernández. Nacido en Paraná en 1841, cursa sus estudios en el Colegio de Concepción del Uruguay, integra la oficialidad de las milicias entrerrianas y participa en las batallas de Cepeda y Pavón. En 1862 ingresa como empleado a la secretaría privada de Urquiza en el Palacio San José. Allí permanecería un poco más de un año, para luego desempeñarse como empleado del gobierno en Concepción del Uruguay. Ese mismo año edita su primer periódico, El Soldado Entrerriano, del que no se guardan ejemplares (Vázquez, 1970). De esta primera experiencia periodística toma el apodo con el que firmaría sus notas en los años sucesivos y con el que sería conocido en el ámbito de la provincia. En 1862 se incorpora a la redacción del periódico El Pueblo Entrerriano dirigido por Olegario Andrade en la ciudad de Gualeguaychú. (Alabart y Pérez, 2022: 3-4)

El papel de los soldados y del ejército es un tema central en los periódicos. El ejército nacional es cuestionado de varias formas. La más corriente es la que subraya su ineficacia y su aspecto deficitario. No resulta extraño, entonces, solo por dar un solo ejemplo, que se la describa como una fuerza militar “enorme” que no puede solucionar los problemas ocasionados por “los indios en las provincias, que antes con pocos gauchos sí se hacían”.[10]

El Parque de Entre Ríos, al mismo tiempo, es materia de preocupación. No se tiene claro por qué el gobierno nacional solicita a la provincia que entregue sus armas. El corresponsal de El Pueblo Entrerriano en Concordia, señala que la gente está enojada. “No hay paisano, afirma en este preciso sentido, que no diga, ´la lanza y el sable y la tercerola nos cuestan nuestra plata´.” Y en tono desafiante continúa,

 

pues todos saben que el soldado entrerriano no espera, sino la voz del famoso General (alude a Urquiza) que los ha conducido siempre al campo de la gloria, para presentarse armado, equipado y bien montado a su costa, sin que el gobierno haya tenido jamás que ver con nosotros.[11]

 

El informe concluye con una pregunta, “¿Por qué pues, se quiere atacar la propiedad? ¿Porque se quiere arrebatar lo que es de cada uno?”[12]

La respuesta, aunque el lector seguramente ya ha hecho sus propias conjeturas, puede encontrarse en un editorial del mismo periódico de Gualeguaychú, en el que se sostiene que la “reclamación del Parque solo puede fundarse en dos razones. O la necesidad de emplearlo en el servicio de la nación. O el recelo de que sirva a la rebelión”.[13]

La cuestión, por otra parte, de la denominada “pobreza” domina las páginas de algunos periódicos entrerrianos. Estamos muy lejos de la Entre Ríos de fines de los años de 1840 y los inicios de 1850. El imaginario social en el que emerge Urquiza y el territorio entrerriano en estos últimos años, es la del guerrero y el estadista eficaz conduciendo los destinos de una provincia considerada faro. El Urquiza vencedor de Caseros y residente en Buenos Aires es presentado por sus periódicos más próximos como el líder que condujo a la creación de una nueva provincia de Entre Ríos, las producciones, la ilustración, la educación, las riquezas del territorio son destacadas de manera apologética. El líder y el territorio entrerriano son presentados como los modelos que las demás provincias deben imitar.[14] A comienzos de 1860, ese imaginario social en la Entre Ríos también gobernada por Urquiza no existe. Lo que surge allí es la fuerte percepción de una Entre Ríos pobre en medio de provincias empobrecidas. En dos editoriales de El Pueblo Entrerriano con relación a la situación entrerriana, se afirma abiertamente vinculándola una con la queja, “época de pobreza y de lamentos”, y la otra con los miedos, “época de tanta pobreza y de tantos temores.”[15]

Uno de los aspectos que marcan esta situación de incertidumbre y declive, es el tema de los empleos. Cuestión sustantiva, a decir verdad, que la burocracia estatal intenta poner en el dominio del control y la austeridad. En este sentido, una ley sancionada el 26 de marzo de 1862, desnuda una realidad crítica que se pretende modificar. La medida sancionada, que deroga una anterior, alude a la acumulación de sueldos: si un funcionario cobra por dos o tres empleos debe hacerlo por el de mayor valor y la tercera parte del de menor.[16] El tema continuó posteriormente en el dominio legislativo. La Comisión que se ocupa de las rentas, afirma, no es posible seguir el “régimen que se observa hasta hoy”. El principal motivo, es que todavía “reina la mayor desigualdad en el pago de sueldos de los empleados”. En esta línea, se sostiene que las “cajas Receptoras están haciendo también de pagadoras”, de este modo, “todo orden y contabilidad regular se hacen imposibles”. No es difícil imaginar, como razona al respecto el miembro informante, que “bien pronto se encontrará el Gobierno sin recursos para poder marchar”.[17] Pero ese salario de los empleados no solo debe evitar malos manejos, abusos o incompatibilidades, sino también debe pagarse de forma completa. En esta línea, en un editorial de El Uruguay se defiende el proyecto de un diputado de la provincia que impulsa una ley para que, si no hay fondos suficientes, se deje de pagar salarios de modo incompletos.[18]

Si los sueldos de los empleados tienen dificultades para cobrarse y son además controlados a quién se le paga y cómo. El problema se complica cuando surge el tema de las destituciones por parte del gobierno nacional. Entre los empleados que son reemplazados por decisión de este último, se menciona en particular a los “soldados que pelearon durante cuarenta años y ahora tienen que mendigar el pan”.[19]

El largo hilo rojo de la pobreza, los sueldos, los empleos, se vinculan directamente con algo que es considerado la madre de todos los problemas, el presupuesto. En las “Memorias” del gobierno presentadas en el recinto legislativo se muestran, entre otros, los déficits en el presupuesto para cubrir empleos o hacer obras que estaban previstas hacer. Esa especie de autocrítica y propuesta, está vinculada al lamento constante sobre el tema por parte de los periódicos próximos a Urquiza que consideran que el único responsable es el gobierno nacional que no envía los fondos que corresponden a Entre Ríos. En este marco, se afirma que el problema del no cumplimiento de las metas del PE provincial no es una cuestión de gestión de los ministros de hacienda, sino de que se vote un presupuesto acorde a las necesidades y se exija a la Nación los fondos correspondientes.[20]

En suma, en los inicios de los años de 1860 se presenta un contexto crítico particular. Estoy cada vez más convencido, de que el peso de esta coyuntura es clave para comprender la potencia de los discursos de los soldados que analizamos aquí.

 

“Vivo lleno de sufrimientos”. Intercambio de cartas entre soldados

 

Lo que se advierte en la carta, en primer lugar, es que la prensa tiene en sí misma un valor fundamental, posibilita el reencuentro entre soldados que están dispersos y abandonados y, al mismo tiempo, desnuda la situación personal de los que lucharon en el campo de batalla. Les pone un foco en el rostro, los hace visibles. Bien podría decirse que la prensa es percibida como una especie de aliado que a los soldados de Pavón les vuelve a dar fuerza y cohesión. Su intervención comienza entonces situando el momento en que redacta su respuesta. En este sentido, afirma, “compañero de armas: tengo por delante los artículos, y cartas que U. publica en el “Pueblo Entrerriano”. Inmediatamente, menciona los sentimientos que le provoca su lectura y no deja pasar por alto el aspecto generacional. Esto es, los que ahora hablan sobre las consecuencias de Pavón provienen de sectores etarios muy diferentes, hecho que permite la presencia de soldados que tienen experiencias e intereses distintos. De este modo, señala, “le escribo bajo la influencia de las impresiones y recuerdos que sus palabras, eco de una alma joven y entusiasta, han despertado en mí”. A continuación, describe cómo es su vida luego de Pavón y, una vez más, destaca la importancia de la prensa. “Aislado como estoy, tiempos hacía que no llegaba a mis manos un solo periódico, y ha sido una casualidad que el “Pueblo Entrerriano” haya penetrado hasta mi retiro”.

Es la prensa, como se insiste una y otra vez, el vehículo eficaz que pone en contacto a soldados aislados y abandonados, es la que coloca, al mismo tiempo, al soldado-lector nuevamente en una actitud activa. Lo que comparten ambos “compañeros de armas” (al que, como ya sabe el lector, habría que sumar a Hernández que también luchó en Pavón), no es solamente la emoción de los hechos vividos sino también el sufrimiento de la vida presente. Aquí se presenta lo que podemos denominar, aprovechando una expresión de Adolfo Prieto (2006, p. 90), un verdadero encadenamiento de similitudes con los artículos redactados por Hernández en El Argentino, donde también se destaca, de modo reiterado, el sufrimiento, la situación de pobreza, pero también la ingratitud del gobierno nacional. El mismo encadenamiento se repite, por cierto, en los otros órganos de prensa próximo al gobierno de Urquiza, El Uruguay o El Pueblos Entrerriano.[21]

Lo que se advierte aquí son las llamadas “emociones reflejas”. Se trata de reacciones al entorno físico y social inmediato. Surgen de modo abrupto y se acompañan de expresiones y cambios corporales. Estas emociones también denominadas básicas o universales pueden ser muy variadas: miedo, ira, alegría, sorpresa, disgusto, conmoción. La emociones reflejas o básicas que expresa el emigrado santafesino son la sorpresa (por el encuentro con el periódico y la carta) y la conmoción (por leer a alguien que siente lo mismo que él). Desde luego, también se advierte, como en las destituciones de los empleos nacionales, hecho que se reiteran en distintos departamentos de Entre Ríos, otras, como el odio y el desprecio.

Se hace notar, en segundo lugar, un poderoso sentimiento de insatisfacción, al señalar la decepción de lo ocurrido en Pavón. De modo tan contradictorio como trágico, una victoria se transformó luego en una derrota. Los que se muestran derrotados en realidad son los héroes que vencieron: “al leer sus artículos, donde evoca los recuerdos de Pavón, más de una vez se ha desprendido el llanto de mis ojos, al pensar que vencimos peleando como unos héroes”. Sin embargo, aclara con decepción, “ese triunfo ha sido estéril”, lo único que se ha “recogido” son, en definitiva, “sufrimientos” y “desengaños”. Y aquí aparece nuevamente el encadenamiento de similitudes con lo que escribe Hernández en EA, cuando el emigrado santafesino afirma, “están pesando sobre mi vida los más amargos días de desengaño y aflicción, de padecimientos y de miseria”. Aquí se advierte con entera claridad dos parejas de emociones, frustración (por su situación después de Pavón) y orgullo (por ser un héroe en esa batalla). Sobre ellas, quisiera volver más adelante para tratar de comprender por qué se subrayan y cuál podría ser su eficacia.

No hay que dejar pasar en silencio, la percepción de que tanto el gobierno como la prensa de Buenos Aires sostienen argumentos contrarios a la verdad, los soldados que pelearon saben que vencieron, pero el gobierno nacional actual “miente” cuando afirma que triunfaron. La idea de la mentira empleada por los liberales, también es señalada en el caso del redactor de El Pueblo Entrerriano cuando en sus obras de teatro usa el mismo vocablo para descalificar el relato histórico de Mitre en sus textos de historia argentina (Alabart y Pérez, 2022).

Señala, en tercer lugar, a los perjudicados y a los responsables de la situación miserable de los soldados y no solo de ellos. En tono de confesión, afirma, “vivo lleno de sufrimientos, emigrado de mi provincia, humillada y vejada por los crueles enemigos de la felicidad de la patria”. Se pone en funcionamiento la cadena de similitudes, ya que no solo, por cierto, son los soldados los humillados también lo son las provincias. La suya es gobernada ahora por los liberales. Los enemigos de la felicidad de la patria, claro está, son los que gobiernan la Argentina. El empleo de representaciones globales, en el sentido que lo emplea Baczko (1991), no es casual, le da más fuerza al mensaje que pretende dar, al presentar a los enemigos como si fueran un todo homogéneo. Este es el sentido, de este tipo de afirmación donde no admite matices, ni itinerarios no lineales. Hemos destacado más arriba que no es lo mismo la línea que pretende imponer Mitre que la que promociona Sarmiento, ni tampoco la prensa adicta a Mitre de la que impulsan los autonomistas, donde en los artículos de EA hacen una clara diferencia, llaman a unos los que pretenden la nacionalidad y a los otros “los ultras”. Pero, volviendo a mi argumento, lo que hay que resaltar aquí es la estrategia de escritura que se presenta, ya que al presentar una representación global no ofrece matices y mucho menos dudas porque su intención no es debilitar el mensaje que pretende instalar.

“Sus palabras, afirma el emigrado santafesino, empapadas en la fe de los que abrazan con calor una creencia política, envueltas en el corazón de los que llevan en el alma la conciencia del heroísmo”.[22] Como puede apreciarse, surge aquí, en cuarto término, la cuestión política que, a sus ojos, está en el corazón de la batalla de Pavón. En ella se luchó por una causa política (el federalismo) y, esa batalla victoriosa (aunque los lideres decidieron lo contrario), los convirtió en héroes.

La autopresentación de soldados héroes alude a su potencia como elemento de legitimación. Como se ha mostrado, la fuente de legitimidad puede emerger de lugares y situaciones diferentes. En algunos casos emerge del pasado colectivo, elaborado en el marco de una tradición o de una costumbre. Constituye entonces una reserva de imágenes, de símbolos, de modelos de acción; permite emplear una historia idealizada, construida y reconstruida según las necesidades y al servicio del poder actual. Se trata, en efecto, de la puesta “en escena de una herencia” (Balandier, 1992, p. 19). Sin embargo, no es esa la estrategia que utiliza, sino aquella donde la escena teatral cumple un papel importante. Y esto es así porque es justamente a partir del mito del héroe que, con mayor frecuencia, se agudiza la teatralidad política. En este preciso sentido, “el héroe es reconocido por su fuerza dramática”. (Balandier, 1992, p. 19)

Esos héroes que vencieron fueron engañados por los políticos liberales que se apropiaron de su victoria, pero, sobre todo, los abandona y los persigue por sus creencias políticas. Aludiendo al partido liberal de Mitre, señala en tono que no ahorra dramatismo: “un partido político que nos está persiguiendo de todas maneras porque somos federales, porque queremos la igualdad, porque protestamos contra el predominio exclusivo, contra la tendencia tradicional de un pueblo a privilegios repugnantes.” La lucha a favor de la causa federal, como se ve, es por valores que dividen a la sociedad, los que pelean por la igualdad frente a los que representan los privilegios. La persecución de los federales no es casual ni inocente, tiene un fin político. De esta manera se presenta una larga cadena de sentido: el partido liberal persigue por sus ideas políticas a los soldados que lucharon en Pavón, a los empleados nacionales que son destituidos por la administración nacional, a las provincias que son intervenidas por el ejército de aquel gobierno.

Aunque sin darle mucho espacio en su argumentación, en quinto lugar, reivindica la figura del gobernador Urquiza, al señalar que, como los soldados que pelearon en Pavón, padece las infamias de la prensa liberal. Esta línea de descalificación es constante. Señala dos ejemplos. Un lector de El Uruguay, J.A.M., discute sobre la imagen del gobernador con el periódico liberal de Gualeguaychú, La Democracia, afirmando, “El general Urquiza no es cuco, señor”.[23] El Pueblo Entrerriano señala, en el mismo sentido, que a la prensa liberal de Buenos Aires se “les cayó la careta”, quieren “exterminar al partido federal”, al hacer pretender unir a partir de ideas arbitrarias a Urquiza con Peñaloza.[24] Es dentro de este cuadro de impugnación donde hay que comprender por qué el emigrado santafesino extrema su elogio hacia el gobernador de Entre Ríos. A sus ojos, debe ser visto como el intocable, es aquel a quien las palabras de impugnación no lo lastiman porque “está muy arriba y nunca llegará a él el barro que le tiran”. Es de esta manera que Urquiza es igualado a sus soldados en la causa de su sufrimiento: ya que padece de la descalificación gratuita de los liberales.

El discurso del emigrado santafesino bien puede vincularse a las llamadas emociones morales. Basadas en intuiciones o principios, definen sentimientos de aprobación o rechazo. Se les vincula con “lo correcto” o “incorrecto” de nuestras acciones, actitudes o sentimientos. Con relación a hechos sociales se ha distinguido, por un lado, a las “emociones recíprocas”, definidas como los vínculos de amistad, amor, solidaridad y lealtad y, por otro, las “emociones compartidas”, que son las emociones vividas por un grupo al mismo tiempo, por ejemplo, el enojo hacia el gobierno, hacia un grupo particular. Su eficacia radica en que las “emociones recíprocas” y las “compartidas” se refuerzan unas a otras y construyen la cultura del movimiento social en que se manifiestan. En el caso del emigrado santafesino, las emociones recíprocas con los otros soldados (el entrerriano, Hernández, Urquiza) expresan un vínculo de solidaridad y lealtad y, las emociones compartidas responden al malestar, al enojo, frente a las intervenciones del gobierno nacional de Mitre. Las reflexiones del emigrado santafesino no quedan solo en emociones y conclusiones políticas, van de la mano de una propuesta concreta.

 

“En las filas de los soldados de la palabra escrita”. La propuesta

 

A los ojos del emigrado santafesino, el soldado entrerriano ha encontrado la forma de seguir siendo soldados héroes. Lo ha hecho al mostrar cuál es su nuevo papel, su nuevo rol. En este sentido, sostiene, “me gusta, camarada, el rol que ha asumido U, porque ese es el que corresponde a los que nunca inclinaron la frente ni se humillaron antes las amenazas ni la fuerza”. [25] Implícitamente, claro está, hace una distinción entre los que adhieren ciegamente a la nueva realidad política y los que no están dispuesto a hacerlo de cualquier manera. En Entre Ríos no todos están de acuerdo con la nueva situación política nacional, ni como se resolvieron las cosas después de Pavón. A partir de la lectura de la carta del soldado entrerriano señala qué es lo que lo entusiasma y porqué.

 

Así me gusta ver a mis camaradas, a los que ayer compartían heroicamente en un campo de batalla defendiendo la causa de los pueblos, hoy con la pluma en la mano, luchando contra los avances de una prensa inmunda, contra las ideas y pretensiones criminales de la antigua capital del virreinato. Así me gusta ver a mis compañeros de armas, trocar el sable, cuando es necesario, por la pluma.[26]

 

La evocación de vocablos y de reivindicaciones que tiene una larga historia se reitera: la idea de que los federales luchan por igualdad mientras que los liberales y unitarios lo hacen por privilegios, pero también aquella en la que Buenos Aires es percibida como un lugar de mandones, haciendo alusión a los tiempos de los españoles del virreinato y puesta como un sello en la frente de los gobiernos centralistas a la primera década revolucionaria.

El soldado santafesino encarna el soldado que es transformado por la prensa, de este modo, sale de su vida pasiva, de silencio y de aislamiento y opta por un papel activo, al convertirse en un soldado de la palabra escrita.

 

En cuanto a mí, hoy he resuelto abandonar esta vida inactiva y alistarme en las filas de los soldados de la palabra escrita, para cooperar también con mis débiles fuerzas a la defensa de los principios impíamente pisoteados, de la dignidad de los pueblos ajada con inaudito cinismo por los hombres civilizados y liberales. No es posible, es un sacrilegio permanecer en silencio ante la grita de esa turba de liberales de puñal y guante blanco, que han agotado todos los dicterios y recriminaciones, y están pidiendo a cada momento el exterminio de los federales.[27]

 

La relación soldado y escritor público encuentra un camino de encuentro. En tiempos de paz y dentro del marco de un proceso de unificación de la nación y, en momentos donde las tropas que lucharon en Pavón están abandonadas, aisladas, es precisamente aquí, donde encuentra un nuevo rol, al ponerse en funcionamiento un operativo de transferencia, tomando libremente la noción de Prieto (2006, pp. 87-88): el soldado, en ese proceso, deja su función guerrera, esto es, de campaña, para convertirse en soldado de la palabra. La figura del soldado escritor absorbe de este modo a la figura del soldado guerrero. Nunca, retengamos este dato, deja de ser soldado, no pasa de un perfil a otro, sino que se transforma desde su mismo perfil de soldado.

Pues bien, ¿es realmente significativo lo que puede producir la prensa en términos de lucha política? ¿Qué impacto puede tener lo que expresen los soldados de la palabra escrita? La respuesta a estos interrogantes nos irá mostrando un aspecto importante de nuestra hipótesis de trabajo, la coyuntura en la que se inserta estas intervenciones resulta clave para comprender el operativo de transferencia del soldado al soldado de pluma. Si el lector ya conoce parte de los elementos que hace a una Entre Ríos percibida con serios problemas, ligados a la pobreza, a las fuerzas militares, pero también a los empleos y el presupuesto, es sumamente útil agregar a ellos algunos indicios del contexto de la prensa y su relación con los grupos y autoridades liberales. Que las intervenciones de los soldados de la palabra tengan eficacia se debe mayormente a todos los elementos que dibujan el contorno de la coyuntura.

Distintas autoridades de las provincias lindantes con Entre Ríos y desde las esferas de la presidencia de la República, señalan las consecuencias negativas que produce la prensa entrerriana. Su accionar es calificado directamente de “subversivo”. En esta precisa línea, un comunicado, fechado en Buenos Aires el 8 de abril de 1863, por el ministro de Interior G. Rawson, le señala al gobernador Urquiza que le escribe por “encargo del Sr. presidente de la República, llamando su atención sobre un hecho que tiene lugar en la provincia de su mando, y sobre cuya gravedad no es ya posible tener duda”.[28] En efecto, sostiene que en los últimos tiempos un periódico del Paraná, “El Litoral, ha desenvuelto una proclamación ardiente en el sentido de la disolución de la República, de la anarquía y de la guerra civil, como puede verlo VE en los diversos números de dicha publicación que le acompaño”. Estos hechos, aclara el funcionario, no aluden a un grupo político en particular, sino que se vincula al periódico directamente con el gobernador entrerriano, “Estas incitaciones, verdaderos conatos a la sedición criminal, vienen siempre acompañadas con referencias al gobierno de Entre Ríos y particularmente a la persona de VE, señalándolo como el jefe natural de una rebelión contra la ley y contra la patria”. La prueba de ello, resulta a sus ojos sin discusión, ya que se menciona como principal sostén financiero al gobierno de la provincia. “Ese diario ha asegurado así mismo, que recibe de VE una subvención pecuniaria, lo que vendría a colocar a VE en la desfavorable condición de cómplice de aquellas excitaciones al crimen”. La gravedad, con la que insiste una y otra vez, es porque considera que la alta eficacia de esta trinchera periodista ya se advierte en los levantamientos que se producen. De este modo, afirma el ministro, “atribuye en mucha parte a las estimulaciones anárquicas de la prensa del Paraná, los últimos sucesos que han puesto en agitación a la provincia de la Rioja y lanzado a la invasión vandálica sobre la sierra de Córdoba”. Y esta cuestión sustantiva se torna más delicada, ya que la prensa no solo es responsable de las reacciones federales, sino que anuda una cuestión política pero también social, al hallar buena recepción en los sectores “pobres” e “ignorantes”.[29]

La respuesta de Urquiza, fechada en Concepción del Uruguay el 16 abril 1863, rechaza abiertamente las acusaciones del ministro, al sostener que “no solo El Litoral no ha recibido nunca ni recibe subvención alguna de este gobierno, sino que es considerado como un periódico de oposición abierta a su marcha política”. Y en este punto, le aclara que, “fundado ese periódico con una imprenta traída a la provincia expresamente para establecer un periódico de oposición, sus columnas sirven a todos los descontentos y a todas las pasiones hostiles del gobierno”.[30]

La idea de que Urquiza está detrás de la prensa que promueve la alteración publica en las provincias, la mención de que se trata de una “prensa asalariada”, pero, sobre todo, que su eficacia es muy alta, se advierte también en los constantes informes y cartas de las autoridades de las provincias vecinas dirigidas al presidente de la República. En este orden de ideas, José María Avalos, el militar asignado por Mitre en la frontera de Santa Fe, responsabiliza al gobernador de Entre Ríos por la “propaganda de la prensa asalariada del general Urquiza”. Y dejando deslizar una crítica implícita al responsable del Poder Ejecutivo Nacional, y destacando en esta línea el poder de la prensa, señala, “no dejan de causar una mala impresión en el ánimo de nuestros paisanos, que no alcanzan comprender la política tolerante del gobierno de V. E.”. [31]

Antonino Garzón, desde Rosario, le escribe a Mitre en términos similares, al sugerirle que lea “El Litoral (de Paraná) del día 2, donde se registra una especie de pasquín en forma de pronunciamiento, firmado por cuatro cinco jefes entrerrianos y que transcribe El Ferrocarril (de Rosario) de hoy”.[32] Subraya, además, el impacto de la prensa, al señalar que “no puede V. E. figurarse cuanta es la agitación que causan en esta sociedad tales noticias”. Al mismo tiempo, destaca que, si bien ha hecho un intento de moderar ese impacto, sin embargo, sus consecuencias negativas resultan más poderosas de lo que se puede sospechar. De este modo, señala que todo lo descripto sucede, “a pesar de las reflexiones con que algunos amigos de la causa intentamos tranquilizar los espíritus”. Y en este punto hace una suerte de guiño a Mitre, sosteniendo que sigue su consejo de no darles demasiada relevancia, pero, al mismo tiempo, afirma, “es muy difícil”. Y en esta línea, continúa, “mucho más en medio de los elementos tan contrarios que leemos en esta localidad, fecundados por la predica constante de una prensa dirigida siempre combatir al partido liberal, que se encuentra en el poder”.[33] También con relación a la situación de Entre Ríos, el gobernador de Corrientes, por su lado, le advierte a Mitre sobre el “desenfreno de su prensa y agitación de sus seguidores”. Lo realmente preocupante, a los ojos del primer mandatario provincial, es que esos periódicos, llegan a los jefes militares y se distribuyen en toda la frontera.[34]

En suma, aquellos que son soldados de la palabra escrita desempeñan una tarea que tiene un efecto importante no solo a nivel provincial sino también regional y nacional. Actores de primera importancia lo manifiestan de esta forma. Es entonces sobre este suelo de creencias sobre la prensa entrerriana bajo todo el peso de la coyuntura, donde hay que comprender la idea de convertirse en soldados de pluma.

De esta manera, si vinculamos, para terminar, las actividades de los soldados de la palabra escrita con las emociones, bien podría decirse que aquí se advierte uno de los procesos más recurrentes en la motivación de la acción, “el moral shock”. Este se da “cuando un evento inesperado o un conjunto de informaciones aumenta el sentimiento de ultraje en una persona que se inclina hacia la acción política” (Jasper, 1998, p.409). Es, justamente, la que siente el emigrado cuando lee lo que señala en su carta el soldado entrerriano, pero también es lo que, puede conjeturarse, siente, el otro soldado de Pavón, Hernández, quien la publica. La carta del emigrado al soldado entrerriano confirma que una suerte de moral shock se pone en funcionamiento con estas publicaciones, ya que es la respuesta emocional la que los lleva a reflexionar sobre lo que está pasando (su situación luego de Pavón), y a actuar en consecuencia (se transforma en un soldado de pluma).

Es justamente la empatía con aquellos que lucharon como él en Pavón y el ideal de hacerlo por lo que llama la “causa del pueblo”, lo que, en verdad, hace movilizarlo nuevamente en la escena pública (ahora como soldado de la palabra escrita). La empatía, cuando es evocada, asume un papel de significación en el marco de la acción colectiva, dado que permite experimentar, en el caso que analizamos aquí, el sentimiento de injusticia, el sufrimiento, el dolor, tanto propio como de los otros, hecho que hace posible la probabilidad de movilizar, de algún modo, a quienes los comparten. La empatía, entonces, se vincula al sentimiento de dolor y crea también un puente entre personas comunes que no vivieron los hechos. La empatía hace posible compartir el sufrimiento de los otros y expandir el círculo del nosotros. Se trata, como lo señalan los estudiosos del tema, de un proceso de identificación entre los participantes con aquellos que también están sufriendo maltratos y humillaciones.

 

3. ¿Soldados de palabras y soldados de armas? El Pueblo Entrerriano y la prensa liberal

 

Un artículo de El Pueblo Entrerriano transcripto en EA, se ocupa de reflexionar sobre el papel que le asigna la prensa liberal de Buenos Aires tanto a Urquiza como a los jefes militares de Entre Ríos.[35] Como no podía ser otro modo, en este cuadro, lo que emerge son los grandes momentos en que tanto el titular del Poder Ejecutivo provincial como sus soldados cumplieron a sus ojos un brillante papel. Me refiero tanto a Caseros como a Cepeda.

Lo que se impugna es la calificación de lo que la prensa liberal denomina “los jefes del ejército entrerriano de los dispersos”, haciendo, obviamente, una abierta descalificación que apunta a mostrar que, tanto el líder entrerriano como sus oficiales y tropa están perdidos, “dispersos”. La metáfora aquí más pertinente, muy obvia por otra parte, es la de una suerte de “patrulla perdida”, sin orientación ni objetivos. La respuesta es una reflexión que comienza con una cuestión emocional, al señalar que los militares de Entre Ríos darán “las gracias” por lo que han hecho y, sobre todo, que “vendrán cuando los llamen”. De este modo, lo primero que se hace notar es que, contrariamente a lo que se pretende instalar en la opinión, la prensa y los partidos de Buenos Aires, no son actores inactivos y abandonados, sino que tienen un papel potencialmente activo.

El otro aspecto que se hace notar, es que esos oficiales y soldados tienen una conducción, un líder: “el General Urquiza, el primer soldado del Ejército de la nación, el vencedor de Caseros y de Cepeda, revista entre los dispersos”. En suma, por un lado, están inactivos para el combate y por otro lado están alertas y activos para el momento que sean convocados.[36] En efecto, no son solo soldados de palabras. Para decirlo directamente, tienen un líder, y, sobre todo, “vendrán cuando los llamen”.

Y que los dispersos no están tan dispersos lo prueba el hecho del rumor de una posible alteración pública convocada justamente en uno de los aniversarios de los acontecimientos citados. En este sentido, la carta enviada por Garzón a Mitre, le señala en el mes de octubre que “las noticias de Entre Ríos que ha traído el vapor de hoy son alarmante”. Y aclara, “se dice que para el 23 de este mes, aniversario de Cepeda, se reúnen varios jefes de Nogoyá, convocados por el coronel Navarro, para hacer el pronunciamiento oficial contra el gobierno general de la nación”.[37] Esta carta, como se mostró más arriba, se suma a otros intercambios llamando la atención sobre el impacto de la prensa de Entre Ríos en territorios como Santa Fe o Corrientes sobre movimientos de conspiradores contra el gobierno nacional.

En síntesis, aquí se ve, cómo se pone en funcionamiento un nuevo operativo de transferencia: los soldados de las palabras escrita sino encuentran respuestas pueden transformase otra vez en soldados de armas, y esto es necesariamente así, ya que nunca dejan su perfil de soldados.

 

4. A modo de conclusión

 

1. El soldado entrerriano y el emigrado santafesino se presentan, luego de Pavón, en estado de abandono y aislamiento, pero también como héroes no reconocidos. Es, sin lugar a duda, la prensa, el camino que lleva al encuentro entre estos soldados “dispersos”. Pero no solo eso. Para poder seguir el sendero de la lucha por la “causa de los pueblos”, uno de ellos hace ver al otro que es necesario hacer un “operativo de transferencia”, dejar al soldado de armas para convertirse en soldados de las palabras. Es el rol que se asigna el soldado entrerriano y el que asume como novedad el emigrado santafesino. Es, claro está, el operativo de transferencia que hizo Hernández, que es también soldado de armas en Pavón, contra el estado de Buenos Aires y, en 1863, es soldado de las palabras, al redactar EA, trinchera periodística donde cuestiona al gobierno nacional que no cumple con sus promesas (Herrero, 2024).

Pero ese operativo de transferencia no es definitivo y mucho menos una experiencia lineal. En el caso de que el soldado de las palabras no logre su propósito de ganar el oído del gobierno nacional para que responda sus reclamos (entre otros, fusión de partidos, mejor distribución de las rentas nacionales, etc.), puede poner en obra otro operativo de transferencia que lleva a la conversión del soldado de palabra en soldado de armas. Esta última transformación, por cierto, va en línea con los rumores de alteración publica en Entre Ríos contra el gobierno nacional y los planes conspirativos de 1862 y 1863 en distintas provincias, conocidas como reacciones federales. Y es justamente aquí donde se ve que los soldados de palabras sino encuentran respuestas pueden transformase otra vez en soldados dispuestos a entrar en combate. Hecho, claro está, altamente amenazante para autoridades regionales y nacionales, en cuento en el periodo aquí analizado el clima de conspiración y potenciales rebeliones están muy latentes.

El discurso de los soldados de pluma, que vincula política y emociones, tiene su eficacia ya que emerge dentro un potente conjunto de situaciones percibidas como arbitrarias en los inicios de 1860: Entre Ríos es vista como una provincia pobre como producto de la mala distribución de la renta nacional; el partido liberal del gobierno nacional que persigue a los federales y promete “exterminarlos”; partido liberal que desplaza a los empleados nacionales por los de su signo político, una prensa liberal que miente sobre Entre Ríos y sobre Urquiza.

La coyuntura es un factor clave para entender los dos operativos de transferencia, sin ella, es imposible comprender su eficacia: esto es, existe una prensa entrerriana con soldados de pluma que demostraron tener un alto eco en las poblaciones a las que va dirigido su mensaje, se ha visto como son considerados una seria amenaza por los liberales tanto de las autoridades nacionales como también por las autoridades de las provincias próximas y, al mismo tiempo, se presenta, no temamos insistir en ello, un verdadero clima potencial de conflicto, una situación provincial percibida como humillante cuando se habla de provincias pobres, problemas con los empleos, falta de pagos, destituciones.

2. Como se ha tratado de mostrar, el lazo que une la prensa, las emociones y la política, resulta sumamente importante para entender los operativos de transferencia. Sin pretender reiterar lo dicho hasta aquí, y, para terminar, sí quisiera resaltar un aspecto que los especialistas en el estudio de las emociones han planteado con relación a cómo se presentan. En este preciso sentido, se ha hecho notar que ellas se manifiestan en parejas, en cuanto, de algún modo, funcionan en forma asociada. Una parece contestarle a la otra, al manifestar por ejemplo una expresión de queja, un drama, y la otra una situación satisfactoria, expresando entonces algo diferente que la complementa o bien de una posible respuesta. En el caso del emigrado santafesino, la pareja de emociones es la de frustración y orgullo. Frustración, expresada como un sentimiento de decepción y de tristeza (por su situación de aislamiento y abandono), y orgullo, cuando señala un sentimiento de satisfacción (de sentirse un soldado héroe). Bien podría decirse que esta pareja de emociones funciona de este modo: el primero lo hace como un diagnóstico, al marcar la situación de maltrato por culpa del gobierno nacional, el segundo como un camino, ya que puede derivar en una acción concreta, si antes pudo vencer ahora también puede hacerlo si se presenta la oportunidad.

El operativo de transferencia y la vinculación entre política y emociones, nos muestran cómo EA no funciona como un órgano de prensa que acompaña la idea de unificación de la república sin matices ni fisuras, por el contrario, plantea una discusión abierta, sin salirse del nuevo orden mitrista pero dejando la puerta abierta para poder salir de él si las cosas no cambian.

 

Fuentes

 

Periódicos

El Federal, Buenos Aires, 1852.

La Crónica, Buenos Aires, 1852.

El Argentino, Paraná, 1863.

El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 1862-1863.

El Uruguay, Concepción del Uruguay, 1862-1863.

 

Editas

Archivo del General Mitre. Presidencia de la República, años 1862-1868 (en adelante AGM), tomo XXV. Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 1913.

Recopilación de Leyes, Decretos y Acuerdos de la provincia de Entre Ríos,1821-1873. Uruguay. Imp. La voz del pueblo, T VIII. Año 1876.

 

Referencias bibliográficas

 

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Vázquez, A. (1970) Periódicos y Periodistas de Entre Ríos. Paraná: Dirección de Cultura.

 

Recibido: 23/02/2024

Evaluado: 06/06/2024

Versión Final: 09/07/2024

 

 



(*) Doctor en Historia (Universidad de Buenos Aires). Investigador (Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. E. Ravignani” Universidad de Buenos Aires - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). Docente (Universidad Autónoma de Entre Ríos). Argentina. E-mail: herrerofab@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4424-4819

[1] En los inicios de la década de 1860, desde los que apoyan al Estado de Buenos Aires, se plantean, en líneas generales, dos grandes planes de poder con respecto a la “unificación de la nación”: la impulsada por Mitre en base a acuerdos y, de no ser posible, por coerción, y la alternativa de Sarmiento, de seguir con la guerra hasta terminar con los federales, especialmente contra Urquiza. Mas allá de que el primero impone su criterio, son aún tan audibles como visibles las resistencias hacia los federales en Buenos Aires. Véase, (Miguez, 2018; De Marco, 2004). La situación del gobernador Urquiza tampoco es de tranquilidad, tiene sus voces opositoras entre los grupos que lideran López Jordán y Carriego. Véase, (Bosch, 1980)

[2] Véase por ejemplo el editorial de un periódico próximo al gobernador, “Nueva época”, El Uruguay, Concepción del Uruguay, 3-1-1863. Otra evidencia de ello, es el intercambio amistoso en ocasión de la celebración de Caseros en febrero de 1863, en el que se felicitan por lo que ocurrió ese día y reafirman su mutua colaboración en la reconstrucción de la unificación de la república (Herrero, 2024, Bosch, 1980, 589).

[3] Sobre las emociones el material es abundante, algunos trabajos que nos ayudaron a pensar el tema, (Jasper, 2012 y 2013. Corduneanu, 2019. London, 2018).

[4] Sobre los datos de su trayectoria vital hemos aprovechado el material que ofrece un conjunto de estudios que tienen entre sí distintas perspectivas. (Bosch, 1963; Chávez, 1959 y 1973; Auza, 1978; Halperin Donghi, 1985).

[5] Sobre sobre su labor periodística, hemos empleado el material que ofrece una serie de estudios que tienen entre sí distintas perspectivas. (Bosch, 1963; Chávez, 1959 y 1973; Auza, 1978; Halperin Donghi, 1985; Ortale, 2009).

[6] “Al soldado Entrerriano”, El Argentino, Paraná, 7-2-1863.

[7] Solo para citar un caso durante el mismo año, la destitución del Administrador de Rentas de Concordia es informado a partir de documentos y correspondencia que se publica en El Uruguay y El Pueblo Entrerriano. Véase los ejemplares, El Uruguay, Concepción del Uruguay, 15-1-1863, Entre Ríos y El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 16-1-1863. Sobre la coyuntura de Entre Ríos después de Pavón (Bosch, 1980; Halperin Donghi, 1985; Miguez, 2018).

[8] Sobre JH, véase “Siglo 19. Artículo dictado por mi reloj”, El Uruguay, Concepción del Uruguay, 1-1-1863. “Paraná. Qué quieren”, El Uruguay, Concepción del Uruguay, 19-2-1863. “Garantía del presupuesto”, El Uruguay, Concepción del Uruguay, 21-2-1863. “Vapor Paraná”, El Uruguay, Concepción del Uruguay, 28-4-1863. “Entre Ríos”, El Uruguay, Concepción del Uruguay, 28-4-1863. Sobre El Soldado Entrerriano, “Vamos contestando”, El Uruguay, Concepción del Uruguay, 15-1-1863. “El 3 de febrero de 1852”, El Uruguay, Concepción del Uruguay, 7-2-1863. “Convenio interprovincial”, El Uruguay, Concepción del Uruguay, 14-2-1863. “Dale que dale”, El Uruguay, Concepción del Uruguay, 19-2-1863.

[9] Sobre los temas descriptos véase, “Los pueblos escuchan”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 20-12-1862. “Verdades amargas”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 16-1-1863. “El carnaval porteño-liberal”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 18-1-1863. “La prensa de Buenos Aires”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 21-1-1863. “Correspondencia”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 25-1-1863. “El carnaval porteño-liberal”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 28-1-1863. “Los trabajos sangrientos”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 1-2-1863. “El carnaval porteño-liberal”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 6-2-1863. “Correspondencia del Soldado santafesino al soldado entrerriano”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 6-2-1863.

[10] “Preguntas curiosas”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 17-12-1862.

[11] “Corresponsal, Concordia”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 13-2-1863.

[12] “Corresponsal, Concordia”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 13-2-1863.

[13] “El Parque de Entre Ríos”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 20-12-1862. Véase además “Falsificaciones”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 11-1-1863.

[14] Véase bajo el título de “Riqueza entrerriana”, El Federal, Buenos Aires, 15-6-1852; 16-6-1852; 17-6-1852; 18-6-1852; 21-6-1852; 22-6-1852. La Crónica, Buenos Aires, 30-6-1852, 4-7-1852, 5-7-1852. El autor del folleto que se publica en forma de folletín es presentado en “Memoria del Sr. Pedro Serrano”, El Federal, Buenos Aires, 17-6-1852.

[15] “El año que concluye”, El Uruguay, Entre Ríos, 1-1-1863. “Compra de campos”, El Uruguay, Entre Ríos, 10-2-1863. También se afirma que por la acción del gobierno nacional hay pobreza en las provincias, “Que ha hecho el Gobierno Nacional”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 23-1-1863.

[16] “Ley”, en Recopilación de Leyes, Decretos y Acuerdos de la provincia de Entre Ríos,1821-1873. Uruguay. Imp. La voz del pueblo, T. VIII. Año 1876, p 89. (en adelante, RLDER).

[17] “Orden del día”, El Pueblo Entrerriano, 16-1-1863, Gualeguaychú.

[18] “Determinar que desde hoy en adelante el PE no liquidará ni librará el pago de los sueldos de los empleados de ningún departamento de la provincia, ni el de ninguna oficina, ni empleado en particular mientras no cuente con los fondos necesarios para cubrir a la vez el presupuesto mensual de gastos de la administración es invadir las atribuciones que al Ejecutivo corresponden…” “El proyecto de ley del diputado Sr Vázquez”, 10-1-1863, El Uruguay, Entre Ríos.

[19] “Así paga el diablo a quien bien le sirve”, El Pueblo Entrerriano, 17-12-1862, Gualeguaychú. Sobre el trato a los soldados por parte del gobierno provincial, “Documentos oficiales”, 14-2-1863, El Uruguay, Entre Ríos.

[20] Las “Memorias” que el ministro presenta en la Cámara legislativa provincial, con un tono autocritico en algunas cuestiones, por cierto, es publicada y comentada en forma continuada en EA, El Uruguay y El Pueblo Entrerriano, desde fines de 1862 y los primeros meses de 1863.

[21] Estas cuestiones se retiran en el periódico, véase por ejemplo “3 de febrero”, El Argentino, Paraná, 3-2-1863. “Jubilaciones”, El Argentino, Paraná, 7-2-1863. “Mala política”, El Argentino, Paraná, 5-2-1863. “Garantía del presupuesto”, El Argentino, Paraná, 7-2-1863.

[22] “Al soldado Entrerriano”, El Argentino, Paraná, 7-2-1863.

[23] “Ideas sueltas”, El Uruguay, Entre Ríos, 29-1-1863.

[24] “Reflexiones”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 9-1-1863. “Reflexiones”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 11-1-1863. “A la calle”, El Pueblo Entrerriano, Gualeguaychú, 11-1-1863.

[25] “Al soldado Entrerriano”, El Argentino, Paraná, 7-2-1863.

[26] “Al soldado Entrerriano”, El Argentino, Paraná, 7-2-1863.

[27] “Al soldado Entrerriano”, El Argentino, Paraná, 7-2-1863.

[28] “Ministerio del Interior a Gobernador de Entre Ríos”, El Uruguay, Entre Ríos, 5-5-1863.

[29] “no es inverosímil que ellas encuentren eco en medio de poblaciones incultas, trabajadas por la ignorancia, la pobreza y el ocio, en cuya atmosfera se hallan siempre algunos espíritus turbulentos e inquietos dispuestos a arrastrar al crimen a las multitudes, sobre las cuales ejercen un ascendente peligroso. “Ministerio del Interior a Gobernador de Entre Ríos”, El Uruguay, Entre Ríos, 5-5-1863.

[30] “los ministros de este (alude al gobierno provincial) son objeto de frecuentes y apasionados ataques: sus actos administrativos amargamente criticados, y de los mismos escritos a que VE alude, se colige fácilmente que su autor proclama doctrinas contrarias a la política constante y manifiesta del gobierno.” “Gobernador de Entre Ríos a Ministerio del Interior”, El Uruguay, Entre Ríos, 5-5-1863.

[31] “José M. Avalos a B. Mitre, Santa Fe, 12-10-1863”, Archivo del General Mitre. Presidencia de la República, años 1862-1868 (en adelante AGM), tomo XXV. Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 1913, pp. 105-106.

[32] “Antonino Garzón a B. Mitre, Rosario, 13-10-1863”, AGM, p. 80.

[33] “Antonino Garzón a B. Mitre, Rosario, 13-10-1863”, AGM, p. 80.

[34] Y concluye, con relación a Entre Ríos, “su prensa no respira sino vilipendio y odio a la autoridad suprema”, y reitera, aludiendo al gobernador de Entre Ríos, “su gobierno manda con profusión, por medio de propios, esos periódicos todos los jefes militares de esta provincia, los que se interceptan y recogen lo que se puede. La proclama de Waldino (hijo de Urquiza) se ha diseminado por todos los puntos de la frontera.” “Manuel I. Lagraña a B. Mitre, Corrientes, 19-10-1863”, AGM, pp. 165 y 166.

[35] “Los dispersos”, El Argentino, Paraná, 7-3-1863.

[36] La cuestión sobre el papel activo de los actores también es señalada por las historiadoras ya mencionadas con relación al redactor de El Pueblo Entrerriano, “La especificidad del discurso de Fernández es que los interpelaba como actores políticos legítimos. Lejos de considerar a los actores del mundo rural como víctimas de un proceso modernizador que acabaría tarde o temprano con ellos, Fernández apostaba a su inclusión como protagonistas plenos de los procesos políticos. Este tipo de discursos encontraba límites para expresarse en la prensa, por lo que la forma dramática parece haber sido la posible para decir y proponer en el debate público otras ideas más radicales”. (Alabart y Pérez, 2022:19)

[37] “Antonino Garzón a B. Mitre, Rosario, 13-10-1863”, en AGM, tomo XXV, 1913. P 80.