“Como banco a la deriva”. La quiebra del
Banco Integrado
Departamental y
su repercusión en los bancos locales que
absorbió: el
caso del Banco de
Constitución en
la década de los ’90
Valeria Ré[1]
(ISP Nº 3; valeria-re@live.com)
Introducción
El cooperativismo de crédito ha sido una
de las experiencias cooperativas más duraderas, y que más ha sufrido
transformaciones, redimensiones, y críticas por parte de los gobiernos en
Argentina. La década de los ’90 fue un momento de gran transformación del
sistema financiero argentino, en el que abundaron fusiones y absorciones de
entidades menores por parte de otras de mayor envergadura. Éste fue el caso,
entre otros, del Banco de
En la década mencionada la ciudad de Villa
Constitución, al sur de la provincia de Santa Fe, contaba con una sucursal del
Banco de
Una primera aproximación a la respuesta
podría ser que la quiebra del BID y el arrastre de los bancos que absorbió,
especialmente el Banco de
Para aproximarnos a las respuestas se
recurrirá a fuentes que requieren un abordaje cuantitativo y/o cualitativo: se
utilizarán fuentes documentales y legales -como actas de la sindicatura que
entendió en la quiebra del BID-; resoluciones de la sindicatura y del BCRA;
estadísticas presentes en informes de la sindicatura y del Comité de acreedores
conformado con la quiebra del BID; leyes fundamentales como
Para comprender el objeto a estudiar, se
abordarán categorías de análisis indispensables para este particular caso
dentro de la historia económica argentina. Partiendo del concepto de sistema financiero, se analizarán
categorías propias del movimiento cooperativo como cooperativismo, cajas de
crédito y bancos cooperativos, categorías de análisis de la situación
bancaria de los ’90 como fusión, absorción, iliquidez, quiebra, y
nociones básicas al hablar de entidades financieras, como ahorrista, deudor, sindicatura y comité de acreedores[3].
El presente trabajo se propone aportar a
la historia general desde la historia regional y también a la historia regional
desde la historia económica, ya que la historia económica de Villa Constitución
es escasa. Quedará pendiente un abordaje desde otros actores
involucrados en el proceso como los ahorristas damnificados (aquellos a los que
se les solicitó una entrevista se negaron a realizarla) y desde nuevas fuentes
que brinden claridad sobre el origen y desarrollo del Banco de
Así nacía el BID. El Banco Integrado
Departamental Coop.
Ltdo. (BID). Breve historia de su creación
y desarrollo en las
décadas del ’70, ’80 y primeros años de los
‘90
El Banco Integrado Departamental (BID) Coop Ltdo aparece en la escena
financiera a partir de la autorización del BCRA en noviembre de 1978, por
Resolución nº 480, que lo habilita al año siguiente para operar comercialmente
como Banco Comercial Privado Nacional. El BID es un claro ejemplo del proceso
de fusiones posterior a la implementación de
El BID nace en 1978 de una fusión de once
cajas de crédito obligadas a transformarse en bancos cooperativos por la nueva
ley. Las cajas estaban radicadas en Venado Tuerto, Hughes, Labordeboy,
Villa Cañas, San Gregorio, Diego de Alvear, Chovet,
Los Quirquinchos, Berabevú, Chañar Ladeado, y
Rosario. Ya desde sus inicios se perfiló como un banco que tendría una amplia
zona de influencia abarcando no sólo a Santa Fe, sino también a Córdoba y
Buenos Aires, extendiéndose luego a todo el país (la mayoría de las nuevas entidades
cooperativas se encontraban en Santa Fe [30], Buenos Aires [11], Córdoba, Entre
Ríos…[4]).
Esta entidad financiera privada se presentaba con una política de servicio a la
comunidad en línea con los fundamentos del cooperativismo, para el desarrollo de
la región. Por lo tanto, estaba destinada a satisfacer las necesidades de los
sectores rurales de las provincias mencionadas, y de pequeños y medianos
productores y comerciantes. Desde 1985, la entidad comenzó a adquirir filiales
de otros bancos, a abrir nuevas sucursales, y a llevar adelante una serie de
fusiones por absorción en distintos puntos del país que la ubicarían como la
entidad financiera más importante del sur santafesino, la tercera entidad
cooperativa más importante y la 23 en el sistema financiero en cuanto a
magnitud de depósitos para diciembre de 1994.
La entidad fue incorporando en este
proceso más servicios: asesoramiento técnico-financiero, operatorias de
comercio interior y exterior e ingreso en la bolsa de valores a través de
Citibank. Además creó
En el transcurso de una década, desde el
inicio de su expansión hasta su suspensión, llegó a contar con 145 sucursales
distribuidas por todo el país[5],
siendo su momento de mayor expansión precisamente cuando absorbe a los bancos Aciso y De
El máximo de depósitos a ahorristas,
alcanzado por la entidad en 1994, para el posterior Comité de acreedores, se
debió a que el banco ofrecía tasas superiores a la media del mercado, algo que
sólo podía lograr gracias a una imagen de gran solidez institucional.[7]
La prensa de la región presentaba al BID de esta manera: “…El banco fue acompañando a la empresa santafesina, a los productores
agropecuarios y a los ciudadanos en general, desde el mismo momento de su
creación, procurando brindar todos sus servicios y una tarea de apoyatura que
hiciera posible el desarrollo de la región (…) la línea política del banco ha
sido siempre servir a la comunidad…”[8]
Paradójicamente, esta entidad que en
palabras de su gerente general Cataldi poseía un
total de activos de 900 millones de dólares[9],
presenta esta imagen a sólo unos meses de lo que sería un lento camino hacia la
desintegración de la entidad y con ella de los bancos absorbidos anteriormente,
entre ellos el Banco de
Cambios en el Sistema Financiero y
absorciones.
Entidades Financieras Nº 21526 y sus
consecuencias en el
sistema financiero
El Sistema Financiero puede definirse como
un “…conjunto de instituciones, medios y
mercados que permiten canalizar el ahorro de aquellas unidades de gasto con
superávit hacia aquellas unidades de gasto que precisamente necesitan de esos
fondos para cubrir su déficit.”[10]
Así, según Ricardo Dueñas, el sistema facilita la circulación de dinero en la
economía, permitiendo transacciones diarias y fomentando las inversiones.[11]
El acceso al financiamiento es clave en el
desarrollo económico como sostienen Cecilia Allami y
Alan Cibils, ya que los mercados financieros y las
instituciones que actúan en ellos son los intermediarios entre la parte real y
la financiera de la economía y los encargados de crear crédito para que los
agentes de la economía tengan un nivel de gasto superior a su ingreso y así
induzcan al desarrollo económico.[12]
Además, en los sistemas financieros latinoamericanos y en Argentina
específicamente, el crédito bancario ha tenido un peso importante en el
financiamiento de la producción.[13]
Dentro del sistema financiero argentino,
el cooperativismo ha tenido un papel destacado como intermediario en las
transacciones mencionadas. Sin embargo, su desarrollo ha estado sujeto a
múltiples cambios, ligado a las políticas adoptadas por los distintos gobiernos
argentinos.
Las cajas de crédito habían surgido en los
primeros años del siglo XX como cajas mutuales donde la colectividad judía satisfacía
sus necesidades. Éstas, como describe Griselda Verbeke,
eran entidades financieras no bancarias reguladas por la ley de cooperativas y
por
El golpe de Estado en 1966 también fue
negativo para las cooperativas de crédito: se dictó un nuevo decreto (16.898)
por el que debían registrarse como entidades financieras no bancarias, pero su
autorización o denegación y su control estarían en manos del BCRA. Luego de
esta disposición, muchas cajas de crédito dejaron de funcionar, y en 1970 disminuyeron
su participación en el sistema financiero de un 10,5% a menos del 2%[17].
El movimiento cooperativo aún con estas bajas continuó luchando por mantenerse
vigente y logró en los primeros años de la década del ’70 la sanción de
Sin embargo, el golpe cívico-militar de
1976 también tuvo entre su política de “Reorganización Nacional” el interés por
la banca extranjera frente al capital nacional, y buscó eliminar la forma cooperativa
bancaria. Para ello sancionó la nueva Ley de Entidades Financieras Nº 21.526
que obligó a las cajas de crédito a tomar una decisión sobre su futuro: se
establecía un monto mínimo de capital para las entidades cooperativas como
requisito para su continuidad como tales, pero el monto era muy elevado para
una caja de crédito (se estima un piso de u$s 10
millones para las entidades en zonas de mayor desarrollo); la ley también permitía
que se transformaran en bancos comerciales conservando su característica cooperativa.
El banco cooperativo, como aclara Verbeke, a
diferencia de la caja de crédito, es considerado un banco comercial pudiendo
realizar la misma operatoria que éste: reciben fondos de terceros no asociados,
son supervisados por el BCRA, y también están sujetos a la ley de Cooperativas[18].
En este contexto, las cajas debieron optar por seguir funcionando autónomamente
pero con restricciones a su crecimiento o fusionarse entre ellas formando
bancos cooperativos para alcanzar el monto mínimo requerido por la ley. Plotinsky señala que fueron pocas las cajas que se
transformaron individualmente y la mayoría optó por la fusión creándose 77
bancos cooperativos en los primeros años luego de sancionada la ley.[19]
Uno de ellos sería el BID.
La década del ’90. Particularidades
La política económica de la dictadura cívico-militar
iniciada en 1976 se había orientado hacia la concentración y privilegio del
capital extranjero, acompañado, como indica Hugo Nochteff,
de una distribución regresiva del ingreso, desempleo, exclusión, economía de
endeudamiento y valorización financiera.[20]
Ese patrón de acumulación entre 1976 y 1983 es la base de la crisis
hiperinflacionaria de 1989 que explica Martin Abeles:
“… dada la ausencia de medidas que
enfrentaran ‘radicalmente’ durante la década del ochenta a los sectores
favorecidos por la dictadura militar, se sientan las bases de una
contraposición de intereses – entre la banca extranjera y el capital
concentrado interno – cuya insustentabilidad
estructural se pondría de manifiesto, con toda elocuencia, en el desenlace
hiperinflacionario de
Dos aspectos del período tienen particular
relevancia para el objeto de estudio: la situación de los bancos durante los
primeros años de mandato de Menem y el efecto de la crisis mexicana de 1994 en
el sistema financiero argentino.
Respecto al sistema financiero en los ’90,
Ramón Frediani[24]
explica que la publicidad de la época hizo creer que el sistema bancario era
eficiente y funcionaba bien, apoyándose en la creciente liquidez producida por
la liberalización financiera y los financiamientos a través de la deuda
externa. Algunas de las deficiencias del sistema bancario presentadas por el
autor reflejan la situación que atravesaría el BID: tasas activas de interés
muy por encima de la tasa de rentabilidad de la actividad productiva a la que
prestaba; concentración de la mayoría de los créditos en los principales
clientes; gran porcentaje de la cartera vinculada a empresas o grupos
económicos propiedad de accionistas de los propios bancos, aumentando el riesgo
de solvencia; administraciones bancarias fraudulentas que derivaron en crisis,
sobre todo a partir de la crisis mexicana, resueltas por el BCRA otorgando
redescuentos que luego no pudieron rescatarse; ausencia de un sistema eficiente
de supervisión de los bancos; y movimientos internacionales de fondos de corto
plazo excesivamente liberalizados, provocando entrada y salida brusca de
capitales.
La crisis mexicana o el “efecto tequila” tuvo
para Javier Arnaudo y otros[25]
el llamado “efecto contagio”: situaciones similares en ambos países generaron
un clima de desconfianza acerca de si Argentina podría seguir sosteniendo el
régimen de convertibilidad. Esto llevó a un retiro de depósitos que hizo caer
las reservas y generó crisis bancarias numerosas sobre todo de bancos cooperativos
y regionales privados, porque muchos particulares trasladaban sus depósitos a
bancos más grandes donde existía el seguro de depósitos[26].
Estos retiros generaron a su vez una crisis de iliquidez.[27]
Los autores indican que la mayoría de los 34 bancos que cerraron en 1995 entre
bajas y fusiones fueron bancos cooperativos y mayoristas: de los 29 bancos
cooperativos que figuran en su investigación[28]
la mayoría corresponde al sur de Santa Fe, Córdoba y norte de Buenos Aires.
El proceso de absorción de bancos
cooperativos locales en los
’90: breve historia del Banco de
Banco Integrado Departamental
Desde inicios de 1995, la prensa escrita
dedicó un amplio espacio al efecto de la crisis mexicana en el sistema financiero
argentino y a la preocupación de la población sobre el futuro de muchos bancos,
en particular los de menor tamaño. Los especialistas solían coincidir en que esto
había redundado en un retiro masivo de fondos – especialmente en el traslado de
los fondos desde bancos cooperativos o mayoristas a otros de primera línea – y
dejó a muchos bancos en situación precaria.
Ya en enero se comunicaba la creación por
iniciativa del BCRA de un consorcio de ayuda a las entidades financieras que
habían sufrido las consecuencias del impacto de la crisis mexicana, en el que
participaban bancos como Citibank, Francés, Crédito
Argentino, Río y Galicia. La prensa menciona que esta medida intentaba eliminar
los rumores de quiebras, pero que los analistas ya vaticinaban una fuerte reconversión
del sistema bancario, con fusiones entre entidades medianas y absorciones de
las más débiles. Desde el gobierno la línea del discurso se orientaba hacia la
promoción de la concentración bancaria.
En los primeros meses de 1995, el Central
prestó una enorme ayuda financiera a las entidades con problemas, pero en marzo
ya anunciaría que dejaría esa asistencia a manos privadas, asegurando que el
fondo fiduciario creado se encargaría de la situación. La prensa destacaba los
rumores de un retraso en la solución del problema por cuestiones políticas,
esperando las próximas elecciones presidenciales en el mes de mayo.
Aquello pronosticado por los analistas
comenzó a evidenciarse rápidamente: las fusiones y absorciones no se hicieron
esperar, y la prensa hablaba de “fiebre
de fusiones en el sur santafesino”.[29]
La fusión, según explica Cristhian Northcote, implica la unión de dos o más sociedades para
mejorar la situación patrimonial de las sociedades fusionadas[30],
sin liquidarse. Ahora bien, las sociedades pueden fusionarse uniendo sus
patrimonios y dando lugar a una nueva sociedad, o una sociedad puede absorber a
otra u otras que se disuelven también sin liquidarse (la primera es la “incorporante” de los activos y pasivos de la incorporada).
Ambos tipos de fusiones se presentaron en 1995 en gran número. A manera de
ejemplo podemos mencionar como primer caso la fusión de siete bancos del sur
santafesino que formaron una nueva entidad, el Banco Bisel S.A. La fusión por
absorción fue el mecanismo utilizado por el BID para hacerse con las sucursales
del Banco de
Desde el IMFC se sostenía que la política
gubernamental de favorecer la concentración bancaria perjudicaba al sector
cooperativo, porque son entidades menores que carecen del poderoso respaldo
político y económico de la gran banca nacional y extranjera.[31]
De hecho, en un análisis de
Entre los bancos absorbidos en este
período se encuentra el Banco de
El Banco de
El testimonio de Cecilia, una empleada del
Banco de
Ahora bien, existieron créditos de mayores
dimensiones concedidos por el banco, que según la entrevistada no se dieron en
Villa Constitución, sino a nivel de la sucursal Buenos Aires, pero que en
general existió la concesión de créditos que en ocasiones no estaban bien
garantizados, y que de hecho es una de las causas de su crisis.
La entrevistada menciona que antes de ser
absorbidos por el BID, el Banco de
En ese estado de cosas, en enero de 1995
comienzan las tratativas del BID para absorber al Banco de
La operatoria de fusión fue seguida por la
prensa, que relata que las autoridades de las tres entidades crediticias
involucradas – El BID y las dos entidades absorbidas De
El BID en problemas: denuncias, estafas y
quiebra en los ’90.
La quiebra del BID y el arrastre del
absorbido Banco de la
Ribera
Para abril de 1995 la situación de varios
bancos seguía siendo delicada, y el BCRA comenzó a analizar la suspensión de aquellos
en dificultades para que pudieran sanearse y reabrir nuevamente. También
analizaba cambiar la garantía de los depósitos que se establecía
porcentualmente a un monto fijo, de 10 mil o 20 mil dólares por persona.[39]
Para sorpresa de aquellos que habían
escuchado cómo el BCRA y las autoridades del BID habían celebrado la fusión de
bancos entre ellos el De
Durante la suspensión, que estaba
estipulada por ley en treinta días, se esperaba que el banco pudiera recuperar
liquidez pero de no conseguirlo podría enfrentar la liquidación, situación que
parecía cada vez más inminente. Ni bien se efectivizó la suspensión, los
ahorristas no pudieron acceder a sus depósitos ni los jubilados cobrar sus
pensiones, y comerciantes y empresarios comenzaron a acercarse a las sucursales
a pedir respuestas ante la falta de información. Desde el comienzo las
autoridades del BID sostenían que los depósitos iban a cobrarse y que debían
tener paciencia[41],
pero algunas disposiciones adoptadas por el Central aumentaron la incertidumbre.
Mientras se acumulaban los informes de
diputados que exigían respuestas sobre las causas de la suspensión, el gerente
del BID, Cataldi, presentó un programa al Central para
su reestructuración que consistía en reducir sucursales que se superponían –
entre ellas del Banco de
A la par de estas negociaciones,
comenzaron a producirse ventas de parte de la cartera de activos del BID. Cataldi reaccionaba ante estos intentos de desguace de la
entidad, y prosiguió con sus proyectos de reestructuración intentando que el BCRA
los aprobara. En estos proyectos incluía una asistencia financiera que esperaba
conseguir por parte del Fondo Fiduciario de 40 millones. Sin embargo, el
titular del Fondo Roque Maccarone, consideraba
inviable al BID, sobre todo porque sus operaciones habían sido poco
transparentes.[44] Así
que ya se preveía que la suspensión se prolongaría más allá de la fecha límite.
Para mayo de 1995, el entonces candidato a
vicepresidente Ruckauf estuvo de visita en Villa
Constitución y no pudo obviar el tema del futuro del ex Banco de
En Julio, y a tres meses de la suspensión,
la incertidumbre sobre el destino del BID ya se empezaba a evidenciar en el
aumento de reclamos de ahorristas y de empleados del banco y de empresas
vinculadas a la entidad. En este clima, el BID ofreció una nueva alternativa
para salvar la entidad consistente en su desdoble en dos: un banco de inversión
y un banco comercial, ambos sociedades anónimas.[47]
El principal problema por el que se seguía retrasando una decisión final sobre
el banco venía de la mano de la cada vez más dudosa cartera de préstamos, ya
que los análisis orientaban el dilema hacia empresas vinculadas al banco como
las principales destinatarias de dichas prestaciones. Esta incertidumbre dejó
de ser tal cuando el Central decidió a fines de julio comenzar a vender pliegos
para la licitación de los que serían el banco inversor y el comercial
mencionados. El primero estaría radicado en la casa central de Venado Tuerto
bajo el nombre de Esmeralda S.A., y se quedaría con las empresas vinculadas al
ex BID; mientras el banco comercial pasaría a llamarse Banco de Venado Tuerto
S.A. y nuclearía a todas las sucursales del ex BID y a la cartera de depósitos.[48]
La prensa menciona que para llevar adelante esto era necesario concretar de una
vez la absorción de los bancos Aciso y De
El Banco Exprinter
y el Banco de Boston fueron los interesados en adquirir el paquete accionario
del BID, quedando luego éste último como único candidato. Pero el Boston exigió
más adelante una modificación en un artículo de
La sucursal de Villa Constitución, ex BID
y anteriormente Banco de
En cuanto a la exigencia introducida por
el Boston para concretar la operación, el propio BCRA reconoció que fuera la
única posibilidad para evitar la quiebra, porque los plazos legales de la
suspensión llegaban a su fin[56],
que sería el 15 de enero del año entrante. Ante esta situación el Banco Central
solicitó al juez de Venado Tuerto que se convocara a una nueva licitación para
mejorar la propuesta del Boston, que como único resultado tuvo la retirada de
éste de la oferta. Entre idas y venidas, la justicia terminó dictando la
quiebra de la entidad el 24 de abril de 1996, ya que para el Código de Comercio
argentino, la cesación de pagos, cualquiera sea su causa, constituye el estado
de quiebra.[57]
El dictamen establecía entonces la posibilidad de vender las 93 sucursales que
quedaban por separado, y se encargó a un síndico la fiscalización y liquidación
de la entidad.
La prensa señaló como una causa de la
sentencia de quiebra que las exigencias del Boston eran incompatibles con
Sin embargo, en el análisis de las causas
de la quiebra de la entidad empiezan a destacarse las irregularidades en la
administración y operatoria del BID, con lo cual la justicia comenzó a investigar
a las autoridades del BID y del BCRA por posibles maniobras fraudulentas: al Banco
Central por el otorgamiento de fondos sin contemplar lo previsto en su carta
orgánica, y al BID por otorgar préstamos especialmente a empresas vinculadas al
propio banco, y por operaciones de comercio exterior irregulares. Toda una
serie de informes elaborados llegan a esta misma conclusión: tanto los informes
del síndico que entendía en la causa, Arnaldo Venturini,
como resoluciones de peritos o del comité de acreedores conformado luego de la
quiebra, hasta informes de
-La sindicatura llegó a la conclusión de
que el BID terminó en cesación de pagos por cuatro motivos principales: un mal
posicionamiento en el negocio en que se desenvolvía –alta concentración
geográfica y poca diversidad de actividades económicas que concentraron los
préstamos en manos de pocos clientes que tenían pocas garantías –, préstamos
otorgados a empresas en condiciones de incobrabilidad, una política de
ocultamiento y distorsión de la información enviada al BCRA, y el efecto
tequila. Además, la cesación de pagos fue muy anterior a la suspensión del BID,
ubicando la fecha en Julio de 1994.[60]
-Un informe enviado por el síndico al Juez
de Distrito, señala que para la fecha en la que el Central comenzó las
asistencias financieras al BID, éste ya estaba en un estado de pérdida
irrecuperable del crédito, es decir, en cesación de pagos. Y el Central no
podía no conocer esta situación, ya que desde la primera asistencia en enero de
1995 había enviado una comisión de inspectores al BID. Así lo indica el
informe: “… Casi no hay día hábil en el
que no exista un adelanto de dinero del BCRA con destino a solucionar la iliquidez
diaria del BID (…) ¿Cómo podría ignorar el BCRA la situación de cesación de
pagos del BID si tenía destacados en Venado Tuerto cerca de veinte
inspectores?...”[61]
La sindicatura llega a la conclusión de que el Central actuó con dolo,
porque deliberadamente buscó causar un daño al patrimonio del BID aumentando
indebidamente su pasivo, buscando tal vez que la entidad no quebrara en los
momentos de mayor repercusión de la crisis del tequila, y provocara una corrida
bancaria mayor.
-En una pericia contable realizada en 1998
en la oficina de la sindicatura, el perito contador llega a la conclusión de
que el BID otorgaba préstamos millonarios sin ningún tipo de garantía real. Su
cartera de deudores estaba muy concentrada: había prestado el 80,46% de su
cartera a menos del 1% de sus clientes, y había falsificado la clasificación de
sus deudores informada al BCRA para evitar sanciones.[62]
-Por último, un informe de
El mismo mes que se dictó la quiebra, la
justicia ordenó allanamientos en el Banco Central y en la ex Casa Central del
BID, y en algunas oficinas de esta entidad[64],
y el juez federal Bonadío ordenó la detención de 9 autoridades del ex BID,
entre ellos su gerente Cataldi, imputados por
defraudación de más de 350 millones de pesos en préstamos a supuestas empresas
fantasma.
En este momento, el caso comienza a tomar
relevancia para la prensa nacional que le dedica amplios espacios,
exclusivamente al proceso penal. La quiebra de la entidad recién se hará firme
en 2003, momento en que el síndico designado para la liquidación del BID estuvo
en condiciones entonces de proceder a la venta de todos los inmuebles de la
entidad, generando capital para el pago a los ahorristas que todavía no habían
cobrado en su totalidad.
¿A
dónde vamos a parar? La situación de los
empleados ante la
suspensión de la entidad
La suspensión de una entidad de la
envergadura del BID fue un proceso que también afectó a los empleados de las
distintas sucursales, que debieron enfrentarse a la incertidumbre acerca de sus
puestos laborales, y la situación no fue uniforme: en algunos casos pudieron
conservar sus puestos y en otros se enfrentaron al despido.
Desde el momento en que el BID es
suspendido, las discusiones también abarcaron posibles soluciones para los
empleados. Los principales temores de éstos y de los ahorristas comenzaron
cuando el BCRA analizó la posibilidad de desgranar la entidad, ya que el
desguace hacía imprevisible el futuro de los empleados. Junto a los programas
presentados por el gerente general del BID Cataldi,
se planteaban algunas alternativas que no los convencían demasiado. El plan de
reestructuración de abril de 1995 planteaba reorganizar la entidad cerrando
sucursales que se superponían y estipulaba que para aquellos empleados que
quedaran desafectados se establecería un registro de retiros voluntarios –
tanto para empleados del BID como de los anteriores bancos De
Estas inquietudes llevaron a la acción a
los empleados de muchas sucursales que se decidieron a tomarlas hasta obtener
una respuesta favorable. Los traspasos de sucursales a los bancos adquirientes
luego de la licitación permitida por la justicia en julio de 1995 implicaron la
cesantía de 958 empleados de un total de 2.300 (es decir, que más del 41% de
los empleados serían despedidos). Además, el dinero para el pago de retiros
voluntarios en muchos casos no alcanzó a cubrirlos, aumentando los reclamos y
el malestar. Los despidos comenzaron el 31 de agosto del mismo año, luego de
que una conciliación obligatoria dictada por
Una vez enviados los telegramas de
despido, los empleados cesanteados tuvieron dificultades para acceder a las
indemnizaciones, aunque esto no se dio en la totalidad de los casos. En el caso
villense, sólo la mitad de los empleados de la
antigua sucursal del Banco de
La entrevistada también hizo referencia a
que, como empleados de la sucursal villense, no
tuvieron conocimiento del problema que derivaría en la quiebra del BID, aunque
sabían que existía una auditoría en
En cuanto al futuro de los empleados villenses que se enfrentaron al despido, las situaciones
son variadas: los empleados más jóvenes pudieron reinsertarse en el mercado
laboral, algunos de ellos inclusive en las mismas actividades, aunque el
impacto del despido fue importante, mientras que entre aquellos de edad más
avanzada se dio, por un lado el trabajo independiente, y por otro la
imposibilidad de conseguir trabajo estando cerca de la edad jubilatoria.
En la zona la situación de los empleados
también varió. En San Nicolás, las sucursales habían sido adquiridas por el
Banco de Boston, y el número de empleados era mayor – entre ellos existían una
veintena radicados en Villa Constitución –. En aquella ciudad fueron
cesanteados 128 empleados, y muchos de ellos optaron por tomar las sucursales
ante la falta de pago de las indemnizaciones – toma que se inicia en septiembre
de 1995[65]
y para mayo de 1996 son los últimos registros en la prensa acerca de ellas[66]
–. El problema derivaba también de un litigio en el que el BCRA pretendía tener
el privilegio de cobro por encima de los empleados y de los gestores de la
quiebra (quedando los ahorristas en último lugar) para recuperar los montos
otorgados en redescuentos al BID. Esto hacía recrudecer los reclamos, hasta que
el síndico de la quiebra recomienda que el último en cobrar sea el Central[67],
y la sugerencia es adoptada por la justicia. Para marzo de 1996, los empleados nicoleños aún no habían percibido la totalidad del pago de
sus indemnizaciones, por lo que la toma se sucursales continuó.
¿Dónde
están los ahorros? La situación de los
ahorristas del ex
Banco de
Los ahorristas afectados por la suspensión
del BID atravesaron un proceso muy extenso en la búsqueda por recobrar sus
depósitos, situación que hasta la actualidad no se ha concretado totalmente.
Ahorrista es aquella persona que ahorra,
es decir, que separa parte de su ingreso para consumo futuro.[68]
Ese dinero es depositado en una entidad legalmente autorizada, de diversas
formas, que pueden ser cuentas de ahorro o depósitos a plazo fijo por ejemplo
(en este último caso percibiendo interés por el depósito). El BID, para el
momento de su suspensión, contaba con 140.000 ahorristas cuya totalidad de los
depósitos comprendía unos 400 millones de dólares. De ellos, en la sucursal villense había depositados $3.960.000, y la zona que abarca
Empalme, Villa Constitución, San Nicolás y Ramallo participaba con $26.000.000
a la entidad.
Cuando se produjo la suspensión, los
ahorristas no pudieron retirar sus depósitos y no tenían respuestas claras
sobre el futuro de ellos, aunque siempre se prometió la pronta devolución. El
presidente del BID, Miguel Arduino, había asegurado
al inicio de la suspensión, que los depósitos estaban seguros porque la entidad
era solvente[69].
Sin embargo, conforme pasaba el tiempo, el panorama para los ahorristas se
presentaba como una situación que demandaría mucho tiempo.[70]
Para agosto de
En la prensa local, hay poca referencia en
los primeros meses de la suspensión de la entidad acerca de la situación de los
ahorristas villenses, aunque sí se hace mención en
septiembre de
Cuando se hizo efectiva la quiebra de la
entidad en abril de 1996, la situación para los ahorristas se tornó aún más complicada.
Enseguida se presentaron una serie de notificaciones para que verifiquen los
créditos a su favor de manera de organizar el futuro cobro. Los ahorristas villenses debieron cumplimentar este requisito en la ciudad
de San Nicolás.[71]
En medio de estas resoluciones se presenta el litigio del BCRA que pretende
tener prioridad de cobro, pero en este caso la buena noticia fue para los
ahorristas cuando el juez Ferraroti confirmó que
cobrarían antes que el Central, de acuerdo al informe del síndico.[72]
Ocho meses después de la sentencia de
quiebra, se llevó a cabo una reunión en el centro de jubilados y pensionados de
Villa Constitución con el objetivo de conformar una comisión que eligió como
representantes a dos nicoleños: Latof,
presidente nacional de los ahorristas del BID, y Torino. Otro de los ahorristas
en diálogo con el Diario El Sur de la ciudad villense,
manifestó: “…vamos a formar un comité de
acreedores que nos representará en el control de la liquidación del banco…”[73]
El comité de acreedores tiene la función de representar a todos los acreedores
durante el proceso de quiebra[74],
pudiendo estar al tanto de todo lo que transcurra durante el mismo. Éste se
integró con veinte miembros, que reúnen a profesionales, empresarios,
comerciantes y jubilados en calidad de ahorristas damnificados, y
representantes de todo el país.
Recién en 2003, cuando la sentencia de
quiebra fue firme, el síndico dispuso de todos los inmuebles del ex BID para
poder con su venta concretar los pagos a los ahorristas. Sin embargo, el
proceso llegará hasta la actualidad, donde muchos de ellos aún no han cobrado
en su totalidad. El recorrido de los ahorristas en su intento de recuperar sus
fondos fue largo y tedioso, liberándose pequeños porcentajes a través de los
años. A partir de 1999, las menciones en la prensa a la causa del BID cada vez
son menores, y se limitan a destacar alguna entrega de depósitos. En medio de
esta situación, en 2008 la causa prescribió.
Para 2010, el proceso de liquidación de
activos del ex BID llegó a cancelar las sumas adeudadas al personal y las
hipotecas, y un 70% de las acreencias a los ahorristas en cinco pagos
parciales, por lo que aún restaba por cobrar un 30% de las mismas. Y para
Repercusión y movilización en Villa
Constitución y la zona.
Reclamos, marchas y demandas de solución
Todo el proceso estuvo enmarcado en un
contexto de suma incertidumbre y tensión. Es por eso que fue acompañado de una
serie de reclamos de distinto tipo y con distintas finalidades: tanto
ahorristas, como empleados del banco, deudores, y hasta sectores de la
población vinculados indirectamente con la entidad bancaria – como empleados de
empresas sostenidas por el banco – salieron a la calle a reclamar soluciones.
Las principales movilizaciones se llevaron
a cabo en Venado Tuerto, sede de
Los empleados recurrieron tanto a
movilizaciones por las calles de sus ciudades, hasta traslados a
Los ahorristas tuvieron una intensa
movilización durante todo el proceso, y aún en fecha reciente continuaban
reclamando que se restituyan el total de los depósitos que quedan sin cobrar.
Los reclamos en las manifestaciones exigían garantías a sus depósitos, rapidez
en las resoluciones para que éstos no se devalúen, e investigaciones sobre
maniobras fraudulentas que pudieran perjudicar a sus fondos.
La prensa villense
destacó la poca participación de los ahorristas en las marchas que otros
compañeros de distintas localidades convocaban: “…Lo que resulta llamativo es la escasa participación de los ahorristas
de Villa y Empalme en las gestiones y reclamos que llevan adelante sus pares de
otras ciudades…”[75], “…sólo 9 ahorristas de Villa y Empalme formaron parte
de los 400 que el 07-02
marcharon en la ciudad de Buenos Aires en protesta por la indefinición de la
situación del BID…”.[76] Sin embargo se evidencia ya entrado 1996, una mayor
participación de los damnificados villenses en los
reclamos, motivados por algunos que participan de las manifestaciones en
Capital Federal. En distintas reuniones en las que participaron ahorristas de
otras localidades surgieron posturas a seguir y petitorios para las autoridades
del Central, en un intento de ser escuchados.
Los deudores del BID también se manifiestaron, en este caso reclamando que las tasas a las
cuales se pretendía someter sus pagos eran irreales, y que no se distinguía a
los deudores “normales” como se autodenominaban de aquellos grandes e
irregulares vinculados a las empresas fantasma.
Los cortes de ruta tampoco se hicieron
esperar, particularmente de la mano de trabajadores de empresas afectadas por
la suspensión del BID, que había generado despidos, suspensiones y amenazas de
cesantías en el sur santafesino. Un ejemplo es el corte de ruta en abril de
1996 en Venado Tuerto, a la altura del parque industrial, llevado adelante por
300 empleados de empresas afectadas por la suspensión del BID.[77]
Para 2011, continuaban las reuniones de
ahorristas para mantenerse informados y para seguir presionando por los fondos
aún no cobrados.
Conclusión. A más de una década de la
quiebra las denuncias
continúan: la vigencia del problema en la
actualidad
En 2011 se cumplieron 15 años de la
absorción de un banco cooperativo de importancia para la localidad y la zona
como era el Banco de
El Banco de
En ese contexto de situación precaria que
atravesaron muchos bancos cooperativos comenzaron a manifestarse nuevamente
concentraciones en la banca argentina, principalmente a través de fusiones de
entidades. La fusión a través de la cual el BID absorbe al Banco de
Al inicio de este trabajo se plantearon
preguntas al respecto, acerca de la repercusión en la ciudad, la situación en
que habrán quedado empleados y clientes de la sucursal, si se habrán
manifestado ante la situación, y por qué aún hoy el caso sigue vigente. La
información recogida ha permitido ir dilucidando posibles respuestas, aunque la
pérdida de gran parte de la prensa escrita en la localidad, y la inexistencia
de un archivo que contenga estos registros de prensa local en otras localidades
ha dejado algunos interrogantes sin resolver que podrían ampliarse en un
trabajo posterior. También hay que mencionar que la fuente oral proveniente de
la entrevista a una empleada de la sucursal ha sido de enorme aporte para
contrastar con la prensa escrita.
Es así que con las fuentes disponibles,
aquella primera aproximación a las respuestas a estos interrogantes es en parte
ratificada, pero también ampliada. El impacto de la pérdida de una entidad
bancaria como había sido el Banco de
Por otro lado, significó la pérdida de
puestos de trabajo que, aunque en el caso villense fueron
indemnizados en su totalidad, implicó la reubicación laboral de muchos
trabajadores y la dificultad para conseguir la reinserción de muchos otros.
Para los ahorristas de la ciudad, la suspensión del banco implicó la
imposibilidad de acceder a sus ahorros, muchos de ellos producto de su trabajo,
y la recuperación de los mismos luego de un proceso que ya lleva más de una
década, sin contar la pérdida del valor de su dinero a lo largo de este tiempo.
En el caso villense,
la ciudad como manifiesta en tantas otras situaciones, no presenció
manifestaciones más que algunos reclamos en la sucursal. Y si bien ahorristas y
empleados participaron de movilizaciones en otras ciudades o en Capital Federal,
los registros al respecto mencionan números pequeños. Cabría preguntarse el por qué de esta ausencia de manifestaciones, en este caso
ante el perjuicio de su fuente laboral o financiera.
Acerca de la vigencia del caso en la
actualidad, una aproximación al inicio de esta conclusión provee una respuesta:
aún hoy los ahorristas siguen esperando una resolución que los habilite a
cobrar el resto de los depósitos que todavía siguen sin percibir.
RESUMEN
“Como banco a la
deriva”. La quiebra del Banco Integrado Departamental y su
repercusión en los bancos locales que absorbió: el caso del Banco de
El artículo se
propone estudiar la repercusión en Villa Constitución, Santa Fe, de la
absorción del Banco de
Palabras clave: Banco cooperativo – sistema financiero – iliquidez –
fusión/absorción – quiebra
ABSTRACT
A Bank adrift. The Integrated Departamental Bank bankrupt and its impact on the local
Banks, as seen in Ribera Bank in Villa Constitucion
in Villa Constitucion in the 90’s.
The purpose of this article is
to study the impact of the De
Key words: Cooperative
Bank - financial system - illiquidity - merger / takeover - bankruptcy
Recibido: 01/03/2014
Evaluado: 19/04/2014
Versión final: 07/07/2014
Notas
[1] Estudiante avanzada del Profesorado para la
enseñanza del Tercer Ciclo EGB y Polimodal en Historia del Instituto Superior
del Profesorado Nº 3.
[2] Datos aportados
por una empleada del sector de crédito del Banco de
[3] Para una
perspectiva más amplia de este tema, ver los trabajos de Daniel Plotinsky, que es quien más ha investigado sobre el tema.
Sus trabajos sobre el movimiento cooperativo pueden consultarse en
http://www.archicoop.com.ar
[4] PLOTINSKY, Daniel,
Cooperativismo y dictadura (1976-1979).
De las Cajas de Crédito a los Bancos cooperativos, Archivo Histórico del
Cooperativismo de Crédito, 2009, en http://www.archicoop.com.ar
[5] La expansión de la
red cooperativa de la entidad se refleja también en la composición del Consejo
de Administración de la entidad que, para 1994, contaba con representantes de
distintos pueblos y ciudades de la región: Venado Tuerto, San Eduardo, Río
Cuarto, Los Quirquinchos, Laboulaye, Cafferata, San Gregorio, Chañar Ladeado, Villa Cañás, Alvear, Hughes, Buenos Aires,
[6] Extraído de
Informe General – Art 39 LCQ, 1996, disponible en http://www.sindexbid.com.ar/biblio01.htm
[7] Reseña presentada
por el Comité de acreedores sobre la situación del BID y su quiebra, disponible
en http://www.cacreedexbid.com.ar/infogral/cacreinf.htm
[8] Diario
[9] Comentario
extraído de nota periodística a Roberto Cataldi en
Diario
[10] CASTILLO CANALEJO,
A. María; MONTERO CARO, M. Dolores; MONTILLA CARMONA, María, Introducción a los sistemas financieros,
UGT, Escuela Francisco Lago, Andalucía, disponible en:
http://www.fudepa.org/FudepaWEB/Actividades/FBasica/SistFinanciero.pdf
[11] DUEÑAS Ricardo, Introducción al Sistema Financiero y
bancario, Politécnico Gran Colombiano, Bogotá, Junio 2008, disponible en:
http://crear.poligran.edu.co/publ/00008/SFB.pdf
[12] ALLAMI, Cecilia, CIBILS,
Alan, El acceso al financiamiento
bancario: las Pymes en la posconvertibilidad, en
XXII Jornadas de Historia Económica, Asociación Argentina de Historia
Económica, Río Cuarto, 21-24 septiembre 2010, p.5
[13] ALLAMI, Cecilia, CIBILS,
Alan, op. cit.; p. 6.
[14] VERBEKE, Griselda,
Las transformaciones de la estructura
del sector cooperativo de ahorro y crédito en
[15] PLOTINSKY, Daniel,
El cooperativismo de crédito en
[16] PLOTINSKY, Daniel,
Banco Central de